¡¡Un pirata roba y mata, un pirata apesta a rata!!
A finales de Junio, Dibbuks publicó el álbum número cinco de la serie
José Luis Munuera es un historietista nacido en Murcia en 1972. Su carrera se ha desarrollado casi en su totalidad para el mercado francés en series como Los Potamoks (Glénat) con guion de Joann Sfar, Navis (Norma), Spirou (Planeta) y Sir Pyle (Yermo) con guion de Morvan, El juego de la Luna (Astiberri) con guion de Enrique Bonet, Fraternity (Astiberri) con guion de Juan Díaz Canales o Sortilegios (Norma) con guion de Dufaux. Todavía estamos esperando a que alguien se anime a editar en nuestro país su P’tit Boule & Bill con guiones de Laurence Gillot y sobre todo su Merlín con Sfar. Su carrera da un giro cuando en 2012 comienza a publicar Walter el lobo (Dibbuks) encargándose el mismo del guion. A esta le siguieron Los Campbell y Zorglub (Dibbuks) de la esperemos disfrutar en breve del segundo álbum.
Sergio Román es un historietista nacido en Barakaldo en 1976 conocido en el mundo del cómic como Sedyas. Su carrera profesional se divide entre la animación y el cómic. En el cómic trabaja como colorista para editoriales francobelgas, en nuestro país es conocido sobre todo por colorear la obra de Munuera participando en El juego de la Luna, Sortilegios, P’tit Boule & Bill, Walter el lobo, Los Campbell y Zorglub. Pero también ha colaborado en series como Conan le Cimmérien, Les chroniques du roi vagabond y Remington que no han sido publicadas en nuestro país por el momento.
Campbell es una verdadera leyenda de la piratería. Pero hace cinco años su mujer fue asesinada y Campbell se retiró del negocio. Ahora cuida de sus dos hijas en paz, lejos de los dolorosos recuerdos del pasado. Pero Carapepino, un cabeza hueca, no piensa ponérselo fácil y, desesperado por ser favorecido por el temible Inferno, hará todo lo posible para dar con él. Este se ve obligado a huir con sus hijas y esconderse en una comunidad de leprosos. Pero el enfrentamiento parece inevitable porque los vínculos entre Campbell e Inferno son más complejos de lo que parecen.
Los Campbell son producto de un encargo del redactor jefe de la revista Spirou a Munuera, al que pidió una serie de piratas. En un principio se trataba de historias autoconclusivas que se pueden leer de manera independiente, pero que tienen una trama de fondo que se va convirtiendo en la principal con el transcurso de los álbumes. Algo muy similar a lo que se puede ver en los folletines de aventuras de hace doscientos años. Al ser publicadas en la revista Spirou son historias válidas tanto para los niños como para los adultos, respetando a cualquier lector que se enfrente a la serie. Tener protagonistas de varias edades permite que cada uno pueda verse identificado con alguno y que Munuera pueda hablar con distintas voces.
Munuera firma unos guiones que actualizan los grandes clásicos de la BD humorística de aventuras, en particular recuerdan mucho a los de Goscinny. Al igual que él, llena sus diálogos de anacronismos y expresiones actuales además de juegos de palabras, aunque no tan buenos como los de Goscinny, pero eso es una comparación injusta. En Los Campbell hay mucho más de Goscinny que en las nuevas aventuras de Astérix, algo que es uno de los grandes méritos de Munuera. Lo que no tiene nada de clásico es la estructura de la historia, ya que tenemos dos tramas que pese a desarrollarse en dos franjas temporales distintas avanzan en paralelo, aunque la que se desarrolla en el pasado no lo haga de forma lineal. La del pasado es más dramática y adulta y la actual más divertida y ligera, pero ambas tramas al final convergen para un desenlace sorprendente. Estas dos tramas están perfectamente equilibradas, con los tiempos y la alternancia entre ellas muy bien medida. Lo que no falta son los tópicos de las historias de piratas y tenemos de todo: peleas a espada, persecuciones, objetos misteriosos que llevan a tesoros míticos, romances, abordajes, batallas navales, etc… todo muy manido pero que funciona a la perfección por el buen hacer de Munuera.
Es una serie en la que se mezclan lo dramático con lo humorístico; aunque el humor prime el motor de la historia es saber como murió Fanny. Mezcla distintos tipos de comedia, desde la más inocente al humor negro con escenas del más puro slapstick, todo ello consigue que la historia se lea con una sonrisa que solo se abandona cuando estalla la risa o en los momentos dramáticos de la historia.
Por toda la serie vemos homenajes a otras series como Lucky Luke, Astérix, Príncipe Valiente o Koolau, el leproso entre otras. Carapepino y Haggins recuerdan a los mejores momentos de Iznogud y Dilat Laraht. Además de estos homenajes, la aventura y el humor, la serie encierra varios momentos en que los Munuera reflexiona por boca de sus personajes sobre distintos temas como la tolerancia, la industria del cómic, el talento o la política. Pero sobre todo estamos ante una serie que refleja las preocupaciones de Munuera por su familia y los problemas generacionales entre padres e hijas, aunque de estos conflictos se ocupa mucho más en la Zorglub.
El trabajo de construcción de personajes es admirable y estos se alejan de los arquetipos de la BD clásica, los buenos no son perfectos y los malos tienen capas de gris, incluso cuando se tratan de personajes claramente paródicos. Todos los personajes tienen un pasado y unas motivaciones que les hacen comportarse y ser fieles a sí mismos, actuando con la lógica de su personalidad. Sobre todos destacan las hijas de la familia Campbell, Íthaca y Génova, que como todas las mujeres que aparecen son fuertes, valientes, decididas e independientes. Un ejemplo del tipo de mujer que debe mostrarse en el cómic. También son brillantes los distintos personajes secundarios humorísticos que protagonizan grandes momentos.
Poco hay que se pueda decir del estilo gráfico de Munuera. Hace años que está plenamente asentado con su mezcla del cartoon con el estilo caricaturesco de la escuela de Marcinelle. Este estilo le sirve para conseguir personajes dinámicos y expresivos. Capaz de dibujar sin problemas a niños, adolescentes y adultos logrando que todos sean creíbles y únicos. Es brillante en los gags visuales y un gran narrador. La única pega es que a veces los fondos no están muy trabajados pero siempre consigue reflejar dónde se situá la acción sin necesidad de textos de apoyo. Su trayectoria hace tiempo que le convirtió en uno de los mejores dibujantes de la BD humorística actual. El color de Sedyas es fantástico y logra tanto una ambientación perfecta con un dominio de la luz que permite observar la hora del día en la que se desarrolla la acción. Pero también es narrativo y sus cambios de tono nos muestran cuando la historia se convierte en un flashback, además de potenciar los elementos dramáticos de la historia.
La edición de Dibbuks es fantástica como es habitual, con buen papel, gran tamaño y buena reproducción. Es meritorio que los cinco álbumes tenga todos el mismo precio a pesar del tiempo transcurrido y que el último tenga más páginas. Un nuevo acierto de una editorial ejemplar.
Munuera ha conseguido con Los Campbell que vuelva a sentirme como cuando descubría los primeros álbumes de Astérix, Spirou y el resto de clásicos francobelgas, últimamente solo me ha ocurrido con Aslak, y eso es algo que rara vez consigue un cómic. Lo ha logrado gracias a una perfecta mezcla entre humor y aventuras, con unos personajes para recordar, en especial Íthaca y Génova.
Guión - 8.5
Dibujo - 8.5
Interés - 9
8.7
Inmejorable
Munuera firma una serie que puede mirar de tú a tú a los grandes clásicos de la BD. Un historia de piratas que tiene todo lo que se puede esperar de una historia de género y que divierte a niños y adultos. Ítaca y Génova son las heroínas del futuro.
Totalmente de acuerdo con la reseña. Una serie entrañable
Me gustaría ver a Munuera en la serie principal de Spirou, como autor completo.
Sin libertad para hacer lo quiera seria mejor que hiciera un Spirou por…
Tampoco estaría nada mal
Bueno he votado mal….el dibujo de los Campbell, es una maravilla, en todo sentido, sin dejar atrás el color. En cuanto a la historia, tiene todos los ingredientes de la piratería, llevándose Carapepino casi todos los aplausos. Un 10