Esta serie nació de manera espontánea a mediados de los ochenta del siglo pasado, en el seno de una de las revistas más importantes de la época en Europa; en El Víbora. Su autor acababa de tener una modesta pero intensa repercusión en el mundillo marginal del cómic español, junto al guionista Juanito Mediavilla, dibujando una odisea iconoclasta y underground titulada Makoki. Entonces, el inquieto Gallardo se plantea el reto de crear su propia obra y volcar en ella todo el amor que tiene por el género negro norteamericano y en particular por la escritura de Raymond Chandler.
Así, Los casos de Perro Nick se circunscribe en la corriente europea del género – de hecho casi la anticipa – que se consagró en deconstruir sus mecanismos más tópicos y obsoletos, los más arraigados, como un paso previo a la consecución de un estilo propio y un lenguaje específico perfectamente aplicable a cualquier entorno geográfico y en cualquier momento histórico. Como en Las aventuras de Jack Palmer del gran René Pétillon, Big Sleeping del italiano Daniele Panebarco o Bob Fish de Yves Chaland, en Los casos de Perro Nick la parodia y el humor es el vehículo para desprenderse de estos clichés caducos a base de exagerarlos, de descontextualizarlos y de ridiculizarlos hasta el límite de lo posible. Según nos confiesa el propio Gallardo, en muchos casos los diálogos están sacados de diversas fuentes originales, de los libros de Chandler o de otros autores y con un ejercicio cercano al cut and paste de William Burroughs, los incluye de manera aleatoria en la acción con resultados desconcertantes e hilarantes. Lo que menos importa es la trama, todo está centrado en el ritmo narrativo y en la atmósfera.
Más adelante llegarán los auténticos iconoclastas del género, casos como los de Loustal, Mezzo & Pirus, Chantal Montellier o el hispano Keko que subvertirán definitivamente sus códigos internos y propondrán una lectura casi abstracta de sus normas y mecanismos más prescindibles y superficiales.
Gráficamente, esta obra resalta por el atrevido uso del color, por una atractiva amalgama de referencias visuales provenientes del pop o del pulp y por una narrativa sincopada, llena de elipsis radicales y giros humorísticos inesperados.
Miguel Gallardo divide cada página con varios cuadros grandes, usando a menudo un esquema de tres tiras de dos viñetas o incluso una cuadrícula de dos por dos. Esta división del espacio le permite utilizar dibujos de grandes dimensiones, cercanos a la ilustración, que acaba definiendo con trazos gruesos, manchas profundas y contornos afilados. En otras historias adopta otro estilo, más cercano a los cuadernos populares de aventuras de los años cincuenta como Historias de la FBI, El Inspector Dan o similares, y llena la plancha de innumerables recuadros de fondos minimalistas y en ocasiones con un coloreado monocromo. Sin embargo su principal influencia proviene de las brillantes portadas e ilustraciones de las revistas pulp de la época de la Gran Depresión y de la publicidad gráfica de los magazines semanales norteamericanos de los cincuenta.
Sus personajes son estereotipos cercanos a la parodia, llenos de carisma y personalidad. La ambientación oscila entre lo kitsch y lo minimalista. El coloreado deviene el principal atractivo de esta parte gráfica, con un uso muy atrevido de los colores planos; con una paleta que abarca desde el rosa chillón al azul más nocturno, del verde tropical al magenta más vivo, del rojo sanguíneo al amarillo cantón.
El integral de Los casos de Perro Nick contiene las siguientes historias (según aparecen en el libro y comprobadas una a una, puesto que en el desglose que aparece al final de este recopilatorio hay algún error de fecha o de número de publicación):
A la deriva. Publicado en El Víbora #88 (1987)
Psycho Killer. Publicado en El Víbora #59 (1984)
Destinos cruzados. Publicado en El Víbora #64 (1985)
Vidas rotas. Publicado en El Víbora #71 (1985)
Perro Nick. Publicado en El Víbora #76 (1986)
Iron Mike. Publicado en El Víbora #86 (1987)
If you are looking for troubles. Publicado en El Víbora #92 (1987)
Cráneo. Publicado en El Víbora #81 (1986)
Cocaína. Publicado en El Víbora #82 (1986)
The invaders. Publicado en El Víbora #58 (1984)
Terrytoons. Publicado en El Víbora #61 (1984)
Además incluye numerosas ilustraciones y páginas sueltas del personaje y su entorno.
Si obviamos los pequeños errores en el índice, la edición de este hermoso integral de la serie Los casos de Perro Nick a cargo de la editorial La Cúpula es magnífica. Cuenta con una gloriosa cubierta en cartoné, el tamaño es espectacular, ofrece un papel excelente y el trabajo de impresión es muy meritorio, teniendo en cuenta que solo han podido usar los fotolitos al carecer de la mayoría de los originales. En el libro encontramos un interesante prólogo de Jordi Costa y una breve biografía del autor. El precio es equivalente al producto ofrecido.
Para Miguel Gallardo esta serie supuso un enorme paso adelante en su concepción gráfica del cómic. Usando estereotipos y clichés de la cultura de masas norteamericana e hispana, concibió casi involuntariamente un atractivo serial donde unos personajes sin rumbo son zarandeados por las circunstancias, sin que aparentemente puedan hacer nada por impedirlo. Pero sobre todo, con Los casos de Perro Nick, el autor nos entregó una obra que ayudó a desprendernos definitivamente de las capas más superficiales y ridículas de un género que presentaba alarmantes síntomas de endogamia y autocomplacencia. A partir de esta gloriosa década de los ochenta nada será lo mismo en la serie negra de todo el mundo y surgirá con una fuerza descomunal una segunda edad de oro del género que todavía hoy estamos disfrutando.
Aunque sólo sea por esto, esta obra se merece nuestro eterno reconocimiento.
Salut!
Guion - 7.5
Dibujo - 8.5
Interés - 9
8.3
Axonométrica
Una gran edición de una serie llena de amor y parodia hacia el género negro. La asombrosa experimentación gráfica realizada por Gallardo sorprende y apasiona a pesar del tiempo transcurrido