Los dioses mienten

 

Edición España: Milky Way Ediciones
Guión: Kaori Ozaki
Dibujo: Kaori Ozaki
Formato: Rústica con sobrecubierta, 220 páginas. B/N
Precio: 8€

 

Tratar ciertos temas sin caer en ciertos tópicos es bastante difícil y hasta cierto punto determina el talento y la habilidad de aquel que esté contando la historia; es una tarea complicada no caer en el sentimentalismo barato y resulta un reto relatar algo aportando un punto de vista nuevo —creo que eso es, al fin y al cabo, lo que te convierte en un narrador universal—. Son muchas las obras que tratan temas de drama social o que realizan alguna crónica de un suceso trágico, temas por lo general interesantes e incluso muy relevantes y cuya trascendencia acaba muchas veces socavada por esas ganas de ir a por la lágrima fácil, por conmover más que por innovar o como resultado de no ser fiel a la historia ni a tus personajes.

Los dioses mienten trata la relación de Natsuru, un chaval de once años, futbolista, guapo y ligón pero al que las chicas de clase no hablan por rechazar a una de ellas, y Suzumura, una chica extraña, callada y muy alta, durante las vacaciones de verano. Ella vive sola con su hermano y, a sus once años, se encarga de las labores del hogar, del cuidado del pequeño, la compra, la cuentas; son, además, tremendamente pobres y viven en una pequeña casa prácticamente destartalada por la que su padre hace meses que no aparece.

Es un relato sencillo, sin demasiadas pretensiones; Kaori Ozaki quiere contar únicamente una historia tierna, profundizar en los sentimientos de los personajes, justificar sus actos y proveer al relato de un contexto creíble. Lo más destacable en este aspecto es que la construcción es perfecta: no hay rupturas en la narración y la historia salta de un punto a otro con brillantez y de manera muy fluida; es muy fácil seguir el hilo hasta el final sin perderse por el camino; por otro lado, no llegas a cuestionarte demasiado por qué los personajes actúan de una manera u otra ni llegas a hacerte ningún tipo de pregunta en toda la obra, y ahí creo que está el fallo, en ese simplismo, en el hecho de no suponer ningún reto para el lector ni de plantear, por lo general, nada nuevo: la obra se queda en lo que muestra y no da para mucho más.

Así que en cuanto a lo que decía al inicio de la reseña, sí, esta obra se deja llevar; parece a veces hecha de manera rutinaria: siempre los mismos planos, mismas expresiones y con bastante poca variedad de registros, algo que convierte a Los dioses mienten en una obra que, a pesar de contar un apartado gráfico muy vistoso y agradable, no juega demasiado con las posibilidades del medio y se complace siempre con dibujar de la misma manera: planos casi todos frontales, expresiones faciales repetidas, etc.

Sin embargo, y aunque he señalado muchos aspectos negativos de la obra, lo hago desde mi punto de vista; es decir, el de un adulto leyendo una obra que tal vez debería dirigirse a algún lector más juvenil. Creo que es una historieta bonita; muy sencilla, como digo, tierna, y que crea algo que podría encandilar a un público algo más joven, pues la obra juega con una atmósfera de idilio que sin duda podría atraerles: los niños que huyen y la lucha por esa independencia tan añorada y con la que apenas pueden soñar. Juega con esa fantasía y trata tanto los problemas que puedan tener hoy en día hasta los que podrían llegar a tener en situaciones mucho más extremas y desfavorables. Es una obra que muestra la posibilidad de enfrentarse a la adversidad, de luchar por alcanzar una meta o simplemente de luchar por el ser amado, y mezcla la aventura y la diversión con ciertos valores interesantes capaces de concienciar a los más jóvenes.