Los Exterminadores: Una vida bicha

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Edición original: mar. 2006/jun. 2008; Vertigo (DC Comics).
Edición España: abr. 2008/sep. 2009; Planeta DeAgostini.
Guión: Simon Oliver.
Dibujo: Tony Moore.
Entintado: Tony Moore.
Portadas: Philip Bond.
Color: Brian Buccelato.
Rotulista: Pat Brosseau.
Precio: 9,95 € (Rústica, 128 págs.)

 

Podría decirse que todo comenzó con 100 Balas. Más concretamente, cuando el veterano asistente de cámara (más de diez años en la profesión) y escritor a tiempo parcial Simon Oliver decidió –maravillado por la lectura de la obra de Azzarello– aconsejársela a un productor neoyorkino que tenía en su agenda; directivo que, a su vez, acabó haciéndose amigo de Karen Berger (editora de DC) durante los contactos para encargarse de la posible adaptación. Sea como fuere, un tiempo después Oliver había desarrollado como ejercicio de escritura un guión para televisión que se centraba en el negocio de la exterminación de plagas… material que acabaría, de nuevo, en la sucesivas manos del productor neoyokino, de Berger y, finalmente, del recién nombrado editor de Vertigo Jonathan Vankin quien, tras examinarlo cuidadosamente, dio luz verde al proyecto. Por el camino, éste había pasado de piloto de televisión a tebeo, pero el guionista afirmaría tiempo después que durante su concepción no paraba de repetirse la frase «esto sería un gran cómic».

Como resultado de todo el proceso, en marzo de 2006 se publicó en USA el primer número de Los Exterminadores con Tony Moore –Los muertos vivientes– a los lápices y una duración prevista de 50 números. Mientras la crítica lo acogía con más sangre que aplausos y las ventas respondían de forma tibia, por algunos foros de internet empezó a correr el rumor de que tras el misterioso y totalmente desconocido Oliver se escondía un escritor o guionista que actuaba bajo pseudónimo. Los nombres que surgieron fueron principalmente los de Chuck Austen, Bruce Jones y Micah Ian Wright, aunque poco después el propio Simon se encargaría de desmentirlo todo no sin cierto asombro.

Pero ni los correveidiles ni ninguna de las múltiples incógnitas con las que el guionista fue salpicando su creación salvaron a la serie de una quema que ya parece epidémica en todos los productos del sello Vertigo nacidos tras Fábulas. En otras palabras: la cancelación de la serie en el número #30 anunciada en la Comic Con de San Diego ’07 y que tuvo lugar en julio de 2008. Circunstancia ésta que no ha impedido, por otra parte que se ponga en marcha la producción de una serie de la mano de Showtime.


Portada original muy ilustrativa
de Philip Bond para The Exterminators #5

Y mientras al otro lado del Atlántico alcanza su final, con motivo del Salón de Barcelona ’08 aquí nos llega el primer volumen de Los Exterminadores, precedido por un recelo comprensible en el lector. La edición, como suele suceder en la mayoría de los productos de la línea es perfecta: no hay fallos de traducción, una reproducción adecuada, se han conservado las portadas originales y sus tipografías y, además, tenemos como extras un prólogo de Josh Olson (colaborador regular de David Cronenberg en tareas de guión) y las biografías de los autores. Se ha traducido no obstante el título original del TPB (Bug Brothers) como Una vida bicha, por la imposibilidad de mantener el juego de palabras del inglés que hacía referencia a la expresión ‘gun brothers’ [hermanos de armas]. Pero vamos… es algo despreciable y la edición está muy cuidada. Lamentablemente, creo que esta vez la tardanza le va a costar cara a Planeta…

Argumento

Henry James es un expresidiario con la condicional que empieza a ejercer como exterminador de plagas en la empresa que su padrastro, Nils Peterson, dirige junto a lo que parece ser un científico camboyano con antecedentes militares turbios. A nivel personal, su existencia se divide entre encontrar un nuevo lugar en la jerarquía familiar, arreglar cuentas con su oscuro pasado y satisfacer a su novia Laura, con la que vive en un modesto apartamento y que ha empezado una fulgurante carrera como ejecutiva en la multinacional Ocran.


¿A quién vas a llamar?

Pero su aburrida vida va a dar un inesperado giro cuando, junto a unos compañeros de trabajo a cual más estrambótico, descubre que el Draxx –nuevo y revolucionario producto en la industria de los insecticidas comercializado por Ocran– tiene sorprendentes efectos secundarios: inyectado por vía intravenosa es una adictiva y mortal droga para los humanos, al tiempo que aplicado sobre ciertas especies de cucarachas tiene un efecto potenciador tanto de la agresividad como de la reproducción. Todo ello sumado a arcanos artilugios y acontecimientos proféticos tiene como resultado la mezcla más marciana posible entre Los Cazafantasmas, Expediente X y Starship Troopers, con retazos de drama social y del casi siempre descerebrado cine de plagas apocalípticas.

Diseccionando el guión

Aunque al principio de este artículo se aclara el proceso editorial que condujo a la publicación de la serie, queda por esclarecer la otra cara la moneda; ese proceso creativo que llevó a Simon Oliver –que afirma tener como referentes tanto a El Asco de Morrison, como a Graham Greene, Ian McEwan o Ernest Hemingway, ahí es nada– a fijarse en un colectivo profesional tan poco agraciado para protagonizar una obra de ficción como son los exterminadores de plagas. Al parecer el guionista quería plasmar «nuestro delicado equilibrio con la madre naturaleza», por lo que no dudó en escogerlos como protagonistas lógicos en tanto en cuanto son «los que defienden la delgada línea que separa nuestra civilización del poder caótico que la madre naturaleza puede desatar sobre nosotros en forma de plagas». Para conseguir cierta verosimilitud el antiguo asistente de cámara no reparó en medios, leyendo un montón de cosas sobre insectos, entrando en contacto con el gremio e incluso suscribiéndose a revistas de la profesión.

No obstante, Oliver dice haber concebido un montón de subtramas paralelas «que implican flashbacks de los jemeres rojos, supremacistas blancos, fantasías sexuales literarias, mitología egipcia, intrigas industriales, y un plaguicida que actúa como una droga y que hace explotar a su consumidor […] aunque el punto clave era hacer una versión con bichos de ‘A dos metros bajo tierra’, cogiendo algo muy corriente, algo que está siempre delante de nuestras narices a diario, y desarrollarlo; dejarlo correr a ver a dónde nos llevaba». También en el tono demuestra tener una voluntad ecléctica: «quería poder estar haciendo humor grueso un instante y soltar filosofía Zen al siguiente».


La naturaleza ataca

Por otra parte, como incansable viajero y poseedor de una doble nacionalidad (británica y estadounidense), el autor ha intentado introducir una metáfora de nuestra sociedad en el tebeo: «Históricamente nos movemos entre gobiernos descentrados incompetentes y gobiernos criminales incompetentes […] Puede que por no haber nacido en USA me esté perdiendo algo pero, como el país más rico en la historia de la humanidad, ¿no podemos organizar un sistema de salud o un sistema escolar decente?».

En todo caso, es muy curioso analizar el método de trabajo de Oliver, un escritor no familiarizado con el mundo del cómic que ha hecho lo posible por acoplarse a él aplicando posiblemente (de forma muy sui generis) los manuales clásicos de escritura de guiones. Al parecer, al comienzo de cada arco argumental, se pasa dos o tres días en una tormenta de ideas que le permite organizar sus pensamientos mentalmente… después, empieza a trabajar cada número del mismo por escenas, escribiéndolas en fichas de biblioteca que dispone a continuación por su estudio y trata de unir de forma coherente, observándolas de forma holística desde el punto de vista del número y del arco. Así lo explica: «En este momento me suelo preguntar ‘¿Tiene esta escena dramatismo?’ o ‘¿se sienten como una serie de escenas bien engarzadas?’. Y no temo tener que tirar las páginas y empezar otra vez, porque no hay una sola reescritura en que no haya dejado la escena mejor de lo que estaba».


Formato de página característico
en Los Exterminadores

Tras este punto, comienza a escribir el guión propiamente dicho de una forma ordenada definiendo ya las viñetas en cuanto a número (5-6 por página, con espacio interviñeta conservado), formato (panorámico y rectangular vertical/cuadrado, con algunas splash-page efectistas) y acción, aunque siempre preguntándose si éstas engarzan bien unas con otras; si los ‘cerrados’ son buenos. También en este momento intenta extraer de cada escena un propósito exacto y, si puede, introducir dobles sentidos a través de las acciones de los personajes… a continuación, analiza el punto justo donde abrirlas y cerrarlas. Finalmente, lo pasa todo a limpio mediante el ordenador, usando términos cinematográficos para describir bien el guión al dibujante y haciendo –nuevamente– dos escrituras, la última para pulir al máximo los diálogos. Pese a que puede parecer eterno, el proceso le lleva unos cinco días, y aún queda una última versión incorporando las sugerencias del editor antes de acabar.

Aspectos técnicos

¿Y a quién le llega después todo este trabajo? Pues al dibujante Tony Moore quien, bromeando por supuesto, llegó a decir que iría a casa de Oliver y le patearía el culo si éste volvía a incluir en un guión la frase ‘dibuja hordas de bichos’. Otra curiosidad es que para el personaje de Henry James, se basó físicamente en su hermano, que ejerce como mecánico en Kentucky. Entrando ya en materia, el caso es que la llegada de Moore a la serie fue un auténtico golpe de suerte para él pues, desempleado en ese momento, la llamada directa de Jon Vankin para que se uniera al proyecto le salvó el pellejo.

¿Y cómo es el dibujo de Moore? El autor desarrolla aquí un dibujo parecido, pero algo distinto, al que ya realizara para los primeros números de Los Muertos Vivientes: gusto por la angulosidad en los volúmenes generales (especialmente en las mandíbulas y en esas cabezas cuadradas que tanto usa), para los que emplea una línea gruesa y a menudo repasada; y un tipo de línea quebrada pero continua –muy fina, profusa y de trazo rápido– para los detalles faciales. Respecto a su entintado, lo más característico es que Moore lo concibe solamente en grandes manchas figurativas –casi todo el sombreado se realiza en el coloreado–, por lo que cuando observamos un original, destaca su limpieza y su simplicidad en lo que respecta a las manchas de tinta. Por desgracia el coloreado, a base de tintas planas ensuciadas y una paleta fría, desmerece el trabajo de un dibujante que habría resultado mucho más efectista en blanco y negro.

Respecto a las portadas, Philip Bond juega a pervertir con la ayuda de su habitual estilo de línea depurada los anuncios y carteles comerciales estadounidenses típicos de los años ’50 y ’60 del pasado siglo XX; esos que retrataban característicamente a la familia feliz o que presentaban productos jovialmente como si su adquisición fuera definitoria de la felicidad costumbrista y burguesa de las clases medias.


Portada de Philip Bond para
Los Exterminadores #3

Valoración personal

Este cómic no me ha gustado nada. Ya lo dije el otro día en un comentario: a nivel técnico se observa un desarrollo de los personajes nulo, triangulaciones penosas, narratividad deficiente en la composición de página y las viñetas, y un uso molesto y excesivo de la voz en off en forma de recuadros explicativos que se simultanean con bocadillos de diálogo (aquí se nota el origen televisivo del proyecto, en el que la voz en off también está en desuso pero puede compaginarse relativamente bien con diálogos; en el cómic, generalmente es un suicidio hacerlo). A nivel gráfico tenemos a un Tony Moore muy lastrado por un dibujo mediatizado por la línea de grosor pequeño y por un coloreado que no le hace justicia. Y a nivel argumental, la cosa se queda en una reinvención de Los Pájaros o Cuando ruge la marabunta con dos o tres enigmas típicos y tópicos que en modo alguno invitan a seguir la trama con interés denodado, sino que suenan a refrito de referencias.

Tampoco ayuda la voluntad confesa de imitar a David Cronenberg (el tomo viene prologado por un colaborador del director), pues en un intento por crear ambientes opresivos lo único que consigue Oliver es que el tebeo nos repugne con su vacío e injustificado gusto por lo desagradable; demasiado convencional por otra parte como para resultarnos a estas alturas no ya convulsionante, sino apenas provocativo. Si a eso le sumamos que la vida de los exterminadores de bichos profesionales me importa un auténtico bledo, no veo ningún motivo para recomendarle este cómic a nadie pues, para colmo, ni siquiera este primer tomo invita a dar segundas oportunidades o deja puntos misteriosos que se deseen solventar sin demora. No obstante, no creo que sea excusa: es absolutamente cierto que no hay tema menor, y que en manos de un genio hasta el más absurdo de los géneros y la más marciana de las situaciones adquiere interés.


Original de Tony Moore
sin colorear para The Exterminators #2

Sólo me queda disculparme con aquellos que lo compraran por estar en mi lista de recomendaciones del Salón; pero era un producto del sello Vertigo y como tal es de obligada compra por mi parte, debido al compromiso que tengo con la página y los lectores de reseñar cualquier serie nueva de peso o miniserie publicada en el mes. Recuerdo que os dije que era desde luego la adquisición más arriesgada, y que podría ser una nueva joyita o un nuevo American Virgin. Pues bien, no es un nuevo American Virgin; es peor, mucho peor.

Páginas recomendadas

El perenne artículo de la Wikipedia en inglés y su siempre inseparable ficha en Comic Book Database. También valdría la pena echarle un ojo a la página oficial de Tony Moore, repleta de bocetos y originales.

Página del portadista Philip Bond, visto en Vimanarama. Además de la anterior, también tiene cuenta en Flickr, MySpace, Vox y otras cuantas, accesibles desde el los Links de su web. Por cierto, que además de esa principal, también mantiene otra en activo.

Entrevistas diversas a Simon Oliver en First Books, Comic Book Noise y Comic Book Resources a propósito de la serie. También son interesantes estas otras a Tony Moore en Newsarama (1 y 2).

Artículo de Miguel Rodríguez sobre Los Exterminadores para esta misma página, escrito a raíz de la lectura del primer número.

Más números de esta colección

Los Exterminadores vol. 2: Insurgencia. 128 págs. 9,95 €. Planeta DeAgostini.

Los Exterminadores vol. 3: Mentiras de nuestros padres. 128 págs. 11,95 €. Planeta DeAgostini.

Los Exterminadores vol. 4: Fuego cruzado y daños colaterales. 168 págs. 13,95 €. Planeta DeAgostini.

Los Exterminadores vol. 5: Hermanos de bichos para siempre. 168 págs. 13,95 €. Planeta DeAgostini. Último número.

Última actualización de este artículo: 23 de enero de 2010

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Jové
Jové
2 mayo, 2008 9:15

Pues gracias por aclarme lo de esta serie porque me hacia TILIN de comprarla, pero visto lo visto na de na, MUCHAS GRACIAS!!!!!

bongo
bongo
Lector
2 mayo, 2008 10:27

Como siempre José un esfuerzo titánico y un gran análisis. Tenía mis dudas pero me las has aclarado: NO ME LO COMPRO NI DE COÑA.
Dicho esto, tengo entendido que sólo reseñas material vértigo ya publicado. ¿Has pensado en reseñar material no publicado en España? Creo que sería interesante fomentar interés de series como Moonshadow, o Flex Mentallo o Mystery Play o Blood…Sólo por citar ejemplos (aunque sé que salen del formato actual de vértigo) son obras muy dignas de reseñarse.
Y nos leemos a las 11

brody
brody
Lector
2 mayo, 2008 16:30

Arghhhhhhhhh, yo me lo compré y si…malo de narices. En fin, que se le va a hacer, de todo se aprende. Publicar Flex Menatallo sería un puntazo por parte de Planeta (ademas, son pocos numeros, en un tomo lo tienen liquidao). Que viva Morrison!!!

Blade Runner
Blade Runner
Lector
2 mayo, 2008 16:36

Bueno, ¿me atreveré a decirlo…?
Venga, va… A MÍ SÍ ME HA GUSTADO.

Cierto que tiene un montón de fallos como dices en la reseña, y vale que no es el mejor cómic que he leído en la vida, pero yo creo que tiene su gracia… Aparte de que me encanta el dibujo de Tony Moore (y vale también que éste no es precisamente su mejor trabajo), la historia en sí me resulta bastante curiosa, eso de las cucarachas «evolucionadas», el toque medio gore medio truculento… vamos, que yo sí me compraría el segundo tomo.

En fin, aparte de eso, una reseña genial como todas las tuyas, José.

Blade Runner
Blade Runner
Lector
2 mayo, 2008 16:38

(Porfa, no me linchéis, ¿eh?) -_-

P. Roberto J.
2 mayo, 2008 18:47

José,

el método ése para escribir el guión no es tan raro. Se enseña en las escuelas de guiones estadounidenses y está recomendado en varios libros sobre escritura para cine y TV. Aquí puedo resbalar, porque tiro de mala memoria, pero creo que incluso Syd Field (un clásico en estod e teoría del guión) lo recomendaba. Juntar las tarjetitas en el suelo y quitar las escenas que sobran: a priori funcionan, salvo si lo que sobra es todo, como aquí.

Un saludo y espléndida reseña, como es habitual.

probertoj
2 mayo, 2008 21:56

Ah, Ok, que pensaba que no conocías el método. En teoría, y ya sabes cómo son las escuelas de guionistas estadounidenses, te dicen que el método sirve para todos los ámbitos en los que uses un módelo de guión de tres actos y puntos de giro. O sea, que apra el cómic puede valer.

Ahora haría falta saber si algún otro guionista de cómic lo ha utilizado con mejor suerte que Oliver, porque, si no, casi que lo vamso desechando, ¿no? XD

Saludos.

brody
brody
Lector
3 mayo, 2008 6:52

Yo creo que le resultaria mas facil acoplarse al medio del comic viniendo de la tv y el cine. Una pelicula no deja de ser viñetas en accion, ahí estan los storyboards. Y viceversa lo contrario. Parece mentira pero al leer comics interiorizas el lenguaje visual a nivel de secuencias, tipologias de planos etc. Probad a hacer un corto o algún proyecto audiovisual y vereis que el tema de la planificacion de planos y todo eso lo haceis con los ojos cerrados.

P. Roberto J.
3 mayo, 2008 10:55

Siguiendo con el tema (y no quiero hacer de esto una conversación interminable), dentro de las series Vertigo (que son serializadas, pero con un final en principio planificado) no hay problema en adoptar el paradigma de Syd Field para escribir. De hecho, en cada capítulo también puede usarse (como mini-actos). Pero ¿sabéis de algún guionista más de cómic que trabaje así?

El problema de Los extermiandores es que no ha habido ninguna reescritura y eso se nota. Da la sensación de que Oliver se ha limitado a una primera idea y que no le ha dado suficiente empaque.

Y luego está esa necesidad de muchos guionistas de llegar a una serie en línea adulta y pensar que por tener un tema raro, poner escenas escatológicas y palabras malsonantes eso ya la convierte en buena. Eso me parece tomar al lector por tonto.

Phantomas
Phantomas
Lector
4 mayo, 2008 19:53

Esto, eh… no he leido todavia en comic, tengo mucho pendiente y después de lo que comentaste y de esta reseña ha bajado posiciones en la lista de pendientes.

Por lo demás, el puente bien y la peli de Iron Man mola 😉

Phantomas
Phantomas
Lector
4 mayo, 2008 22:21

hola José…

He visto lo que va a traer Planeta, pero quitando un par de meses (¿junio? con varias novedades y algún otro como septiembre y octubre) tampoco es demasiado…

Y lo de Mr. E, ¿qué tal está?

Por cierto, prometen esos artículos sobre V de Vendetta y La cosa del pantano…

Phantomas
Phantomas
Lector
5 mayo, 2008 9:26

Ok, entonces le echare un vistazo y ya veremos si lo pillo…

Los Libros de la Magia, en mi opinión y siguiendo tu terminología «psche», lo de la Brigada de la Gabardina no lo he leido, pero es que ya sabes que a mi el subuniverso de Hellblazer no me llama mucho…

Sombra Azul
Sombra Azul
7 mayo, 2008 17:36

Criticando la crítica:

En casi todo en la vida, la síntesis es una gran virtud.

Obviamente, este texto la tiene.

Manji
Manji
Lector
9 julio, 2008 12:40

Pues otro que se sube al carro de los que «Los exterminadores» le ha gustado. Es más, me he partido el culete leyéndolo, y sólo por eso ya me ha valido la pena comprarlo.

Es un guión de peli mala en viñetas, con personajes extremados y carismáticos y con un dibujo muy bueno para mi gusto.

Vamos, me he leído (tarde) el primer tomo de Fábulas y, comparado con los exterminadores, palidece por el aprovechamiento recurrente de la realidad mágica que invaden todos los cómics «guays» desde Sandman.

Prefiero muchísimo más un producto sincero, original y sin grandes expectativas como Los Exterminadores a otra explotación de los personajes y mitos de la literatura popular.

No sabía que habían cancelado la serie en USA. Espero que al menos tenga un final decente.

Hellboy2001
Hellboy2001
Lector
23 agosto, 2008 16:05

Yo soy uno de los que tambien le ha gustado. Me comprare y leee el segundo.