Después de participar en un Festival Internacional de Cómic en Barcelona, Taniguchi se separa del grupo con el cual estaba realizando un viaje por Europa. Pero antes de volver a Japón, decide pasar cinco días en París para ir de museos. Aunque, en un principio, la salud no está de su parte; cuando esta remite un poco aprovecha para retomar sus planes iniciales: así llegará al Louvre.
El dibujo de
El Louvre es uno de los espacios culturales más parecidos a un hormiguero. Este hecho más la fiebre que va y viene, harán que el autor-protagonista viva una experiencia fantástica en el museo. Durante el desarrollo de la visita, se topará con autores como Vincent Van Gogh, Jean-Baptiste Camille Corot y Asai Chû. Pero tranquilos, si no sois unos expertos en bellas artes. Al final del tomo, encontrareis un pequeño, pero muy completo, anexo con toda la información necesaria para introduciros en este inmenso mundo.
De hecho, Los guardines del Louvre forma parte de una colección de cómics que el propio museo del Louvre empezó a realizar en el 2006. Con esta iniciativa pretendían acercar las obras del museo a los lectores de cómic y viceversa, el mundo del cómic al museo. De hecho, Taniguchi no es el único mangaka que ha colaborado con ellos.
Por tanto, aunque este manga es un encargo realizado por el propio museo del Louvre para promocionarse entre los amantes del arte de las viñetas, su calidad es destacable. El dibujo es excelente y la historia es robusta, aunque alejada de otras obras de Taniguchi como puedan ser El almanaque de mi padre o Los años dulces. Pero también es lógico que sea así. Lo único que puede alejar a posibles compradores es el precio: 26€ es una suma de dinero que desborda los márgenes habituales del manga. Pero a su favor hay que decir que es una obra en tapa dura y a todo color.
Valoración
Guión - 7
Dibujo - 9
Interés - 7
7.7
Aunque este manga es un encargo realizado por el propio museo del Louvre para promocionarse entre los amantes del arte de las viñetas, el trabajo de TANIGUCHI Jiro es destacable.
¿De verdad merece la pena la pasta que cuesta? Lo digo, más que nada, porque siendo una obra hecha por encargo no se si el autor estará con el piloto automático puesto y saldrá cualquier cosa.