Los libreros estadounidenses comentan los planes de DC Comics

El Nuevo Universo DC va cobrando cada vez más forma y la seguirá cobrando de aquí a septiembre pero, hasta ahora, nos faltaba una visión fundamental: ¿qué opinan los libreros de todo esto? Desde aquí animamos a los profesionales españoles a posicionarse respecto a todas las novedades (y a sobre cómo creen que les afectará) en nuestros comentarios, pero de momento Newsarama ya ha hablado sobre el tema con un buen número de librerías especializadas americanas. La palabra clave probablemente sea «escepticismo», seguida sin duda de «recelo»; dos impresiones que se concretan a través de toda una serie de observaciones que resumiremos aquí.

En primer lugar, la mayor parte de los libreros encuestados opinan que los planes de DC rayan la megalomanía. Según ellos, el mercado actual no está capacitado para absorber la impresionante cifra de 52 cabeceras que partan de cero, y apuestan por que a medio plazo (tras el boom coleccionista inicial, no exento de especulación en pos de la revalorización futura) los esfuerzos promocionales de la editorial se centrarán en un puñado de esas cabeceras; en concreto, las que funcionen mejor y aporten más calidad, como pasó con el último gran reseteo de la compañía (Un año después). «Es una gran apuesta, y parte de hacer una apuesta es la posibilidad de perder». Punto clave: una promoción adecuada entre los no lectores habituales. En otro orden de cosas, alguno que otro ha expresado también su preocupación a propósito de la falta de diversidad que pueda haber en la compañía actualmente. Para más de un librero todo el proyecto se teñirá monocromáticamente de la visión creativa de Geoff Johns y Jim Lee, dejando fuera una característica primordial de DC hasta ahora: una política de series limitadas basada en el «vive y deja vivir» que produjo grandes obras como El regreso del caballero oscuro, All Star Superman o Batman: Año 100. Supeditar la creatividad autoral a la imagen de marca corporativa sería un craso error.

Lápices de Jim Lee para la portada del Justice League #1

Otro punto caldeado es el cuestionamento del interés por los números #1 y de los efectos que provocan las renumeraciones. Y es que, aunque es cierto que antiguamente un nuevo comienzo atraía el interés de los aficionados, parece que hoy en día eso ya no está tan claro: a los lectores de hoy les gustan las serializaciones finitas, y el final de un volumen puede ser un punto estupendo para dejar de seguir una colección. Más aún… muchos ya ven en esto un simple ciclo en el que se lanza un número #1 hasta que las ventas decaen tanto como para lanzar otro nuevo primer número y vuelta empezar. La cuestión de fondo no sería por tanto repetir ciclos una y otra vez sino explorar las causas por las que una colección pierde lectores. A estos factores, finalmente, se añade la confusión de los que no se enteran bien de semejantes movimientos, el cabreo de los lectores tradicionales si los cambios son bruscos y la desorientación de unos libreros que no saben exactamente –por falta de histórico– qué cantidad de números pedir en cada colección (salvo las que vengan avaladas por equipos creativos de renombre).

Y, finalmente, está el tema de la distribución digital simultánea, un paso que todos veían como inevitable antes o después. En un mundo ideal la gente se aficionaría al cómic en pequeñas tiendas, supermercados, drugstores… pero lo cierto es que hoy en día el primer contacto que se tiene con superhéroes es en un multicine, y los cómics no están allí. Por ese motivo, la distribución digital la veían como la crónica de un competidor anunciado; uno que no es bienvenido pero que muchos creen que no afectará a unas ventas que ya dependen de un público muy específico sobre el que la piratería no ha tenido apenas efecto. En cualquier caso, también hay quien se fija en el aciago destino de las antiguas tiendas de discos o cds y los que temen que la simultaneidad sólo sea un primer paso que lleve a publicar digitalmente los materiales incluso antes de la salida en papel (primero después, luego al mismo tiempo, luego dos días antes, luego una semana y, al final, a la porra con las comiquerías.