Edición original: New Mutants#5-13 (Marvel, 1983-84).
Edición nacional/ España: Los Nuevos Mutantes: Nueva Roma (Panini, 2013).
Guión: Chris Claremont.
Dibujo: Sal Buscema.
Entintado: Bob McLeod, Tom Mandrake.
Color: Glynis Wein.
Formato: Tomo.
Precio: 19,95€.
No hace mucho glosábamos aquí los pormenores que desembocaron en la creación y primeras andanzas de los cariñosamente llamados bebés-X, el primer spin-off oficial de La Patrulla-X, también bajo la égida del patriarca mutante, Chris Claremont. El guionista inglés reverdecía entonces laureles que algunos temían marchitos desde la marcha de John Byrne, gracias al empuje de sus nuevos colaboradores: Paul Smith en Uncanny X-Men, Frank Miller en Wolverine, Brent Anderson en Dios ama, el hombre mata… Como es fácilmente apreciable, algunos de sus mejores trabajos datan de esta época. Es también el momento en que, muy despacio, empieza a cogerle el pulso a la nueva colección.
Claremont, es bien sabido, necesita un tiempo de rodaje para comenzar a ofrecer sus historias más inspiradas. En los cuatro primeros números todas y cada una de las situaciones planteadas venían heredadas de sus hermanos mayores, desde el Club Fuego Infernal a los Centinelas, pasando por el Nido. Incluso en los secundarios (Xavier, Moira, Stevie Hunter), la serie padecía un excesivo carácter vicario. Poco a poco, el escritor se va despojando de estas muletas, aunque, ¡ay!, no logra aún que la serie brille con luz propia. Parte puede explicarse por la pobre contribución de Sal Buscema, cuya palmaria desgana acentúa un inadecuado Tom Mandrake a las tintas. Composiciones rutinarias, molestas exageraciones faciales, acción poco dinámica… Sin duda puede achacársele que la primera aparición de Selene no tuviera el impacto que merecía. Buscema no acierta a reflejar ese hálito de maldad que, en cambio, sí le otorgó Romita Jr. cuando la bruja les devolvió la visita en Uncanny X-Men#183-184. Pero el guionista tampoco está fino en sus planteamientos. Compárese la intervención de Víbora y el Samuari de Plata en los números 5 y 6 de Los Nuevos Mutantes con la inmediatamente posterior en Uncanny X-Men#172-173. Obviando el abismo de calidad entre los artistas, si ello es posible, y centrándonos en la premisa argumental, la pretensión de los villanos de secuestrar al avatar de un equipo de motoristas mutante (como suena) no tiene nada que hacer con la secuela oficiosa de Lobezno: Honor, donde el mutante de las garras de adamantium debe defender a su prometida de las maquinaciones de su hermanastro.
Nuevos villanos, como el chusco Hacha, o el enésimo descubrimiento de una civilización perdida (llevada -para colmo- sin un ápice de misterio) dan fe de ese objetivo de diferenciarse, al mismo tiempo que evidencian la distancia entre los conceptos de una y otra serie (Nueva Roma no es la Tierra Salvaje, por ejemplo). Además, se le ven las costuras de los trucos: la desaparición de Karma, aún siendo eventual, se plantea de forma similar al revulsivo que supuso el fallecimiento de Ave de Trueno en la serie madre; los manejos del padre de Mancha Solar carecen de sutileza; la enrevesada presentación de Amara rompe la lógica narrativa, etc.
Y, sin embargo, en estos episodios, aun tan inseguros, la colección va adquiriendo su voz propia e intransferible. La llegada de Magma demuestra que el núcleo duro de los bebes-X (o sea: los fundadores) no estaba bien concebido, pues la serie va ganando en interés con las nuevas incorporaciones, axioma que demostrarán Magik y Warlock, poco después. La saga de Nueva Roma es posible que se quede a medio camino (se podría haber sacado mucho más del juego de conspiraciones y traiciones), pero también resulta, en general, refrescante y valiente, en cuanto alejada de tópicos mutantes. Casi inadvertidamente, los personajes y su mundo van adquiriendo solidez, preparando el terreno para lo que está por llegar. Con el relevo en los lápices no se ha perdido el acierto de McLeod de dotar a los protagonistas de fisonomías reconocibles, pero Amara, cuya creación gráfica corresponde al pequeño de los Buscema, ya no gozará de tal privilegio, al menos en su identidad civil, porque no se puede negar el atractivo de su fachada heroica (aunque sea una actualización -y mejora- del aspecto de Mancha Solar, solo que donde Roberto imita un agujero negro, Amara reluce con el resplandor de la lava fundida). Selene es otra villana que se integrará en el cosmos mutante, en la órbita del socorrido Club Fuego Infernal, y quedará dando guerra desde entonces.
Como curiosidad, cuando a Claremont le ofrecieron la posibilidad de cerrar su etapa con los pupilos de Xavier como él habría deseado (es decir: ajeno a imperativos editoriales), el autor eligió retomar gran parte de los personajes y situaciones de esta saga en sus francamente interesantes Nuevos Mutantes Forever.
Los números 5 a 13 de Los Nuevos Mutantes fueron publicados originariamente en España por Forum en idéntica correspondencia de su colección homónima. Este mes Panini recopila estos entretenidos tebeos en un tomo Marvel Gold titulado Los Nuevos Mutantes: Nueva Roma, con lo que pasito a pasito van completando la recuperación de esta entrañable serie, que tuvo su momento de gloria con las ilustraciones de Bill Sienkiewicz, a partir de su número 18.
El próximo volumen, por cierto, es completamente imprescindible, como ya nos encargaremos de remarcar cuando toque.
Agrajofo, pensaba que ya te habías quedado sin adjetivos para menospreciar esta obra en tu anterior reseña, pero es que aquí te superas. Menos mal que al final la calificas al menos de entrañable (aunque parece que no a tus ojos).
Cualquier rasgo encomiable de la serie lo descartas como de poco original o mejorable y ante cualquier cosa ligeramente reprobable caes a degüello.
Parece que te están obligando a reseñar un cómic que desprecias, pero lo extraño es que se diría que en el fondo estás haciendo estos artículos porque te compras los tomos y te gusta.
Tampoco es que hayas sido tan injusto y probablemente, siendo objetivos, tengas razón si sacamos a esta serie del contexto de su época. Pero es que tampoco hay por qué verlo así. Es un comic de superhéroes muy digno, con las mismas chorradas habituales de su momento y con un estilo de dibujo bastante correcto para el canon que imperaba.
De hecho, a mí la historia de los motoristas del Equipo América me parece que está muy bien, una clara muestra de que no hay malos personajes si sabes tratarlos.
Ya te digo que no es que tus razonamientos no sean válidos, pero en tus artículos de rescate de joyas del pasado como Slash Maradud, Justice Inc… etc. te noto mucho más benévolo. Parece que algún émulo de Roberto DaCosta te robó la novia cuando eras joven o algo así.
De todas maneras, buena reseña y se agradece tu franqueza, que a veces nos quejamos de que a los críticos os gusta todo.
En efecto, Khonshu, aciertas. Me gusta esta serie, nadie me ha obligado a escribir sobre ella. De hecho, lo pedí yo mismo. Y el próximo tomo es una de las reseñas que más ilusión me hace de todas las que he hecho y, probablemente, haré. Ya descubriréis la razón, en su momento. Algunos de sus números los tengo en varias ediciones, incluso.
Pero en la crítica debe uno procurar ser imparcial. Tú mismo lo admites, implícitamente. Y mencionas el contexto, al que precisamente me refiero. ¿Son mejores estos números que los coetáneos de la Patrulla? ¿Que Lobezno: Honor? ¿Que Dios ama, el hombre mata? Y eso citando sólo al Claremont, que estamos a principios de los ’80 y por estas fechas (o inmediatamente posteriores), y sólo en Marvel, teníamos a Byrne en los 4F y Alpha Flight, a Miller en Daredevil, a Simonson en Thor, etc. Y no digamos ya cuando entre Sienkiewicz, que parece que, de golpe, deja desfasados todos los números anteriores.
En esta serie pesa mucho el factor nostalgia. Pero si hablamos de valores narrativos, esas historias que citas (Slash Maraud, Justice Inc, Agujero Negro, etc.) le dan varias vueltas. Algo parecido pasa con la primera etapa Cockrum en la Patrulla: lo de Nefaria, Erik el Rojo, etc. es bastante corrientito, pero va plantando ideas, esbozando personajes, y ya lo de los Shi’ar, justo antes de la entrada de Byrne, está francamente bien. La serie va todo el rato hacia arriba y de ahí la sensación que nos embriaga cuando los leemos, casi de «anticipación». ¿Pero si tuviéramos que reseñar, por ejemplo, los primeros seis números, escribiríamos «obra maestra», «pilar fundamental del género», etc. o diríamos, más juiciosamente, que lo mejor está por llegar? En esa disyuntiva me hallo. Y, como señalas, he optado por la franqueza.
A mí me pasa al revés. La miniserie de Magik me parece uno de los mejores guiones de Claremont, pero es que, además, es uno de mis personajes favoritos de todos los tiempos. No digo de los mutantes, o de Marvel, sino del mundo mundial.
Y, ¡hombre!, compararla con la Patrulla-X no está fuera de lugar, cuando hasta se vendían los cuadernillos con aquello de «los más jóvenes compañeros de la Patrulla-X». Compartían situaciones, personajes, eventos y hasta guionista… el mismo Claremont que, con buen criterio (bajo mi punto de vista), acusó a Sal Buscema de no estar al nivel esperado.
¿Que a ti te parece una obra maestra? Estupendo. Yo les tengo mucho cariño, ya digo, y su punto más fuerte, en estos primeros episodios, es en el que todos comentamos y yo mismo he insistido en mis dos reseñas: su diseño visual es diferencial, único, alejado de lo que había alrededor. Pero si estos son una obra maestra no sé que calificativo aplicar entonces a La saga del Oso Místico, por ejemplo, que son muchísimo mejores.
Siempre, claro, EMMO.
Pues mira, a mí, salvo por el apartado gráfico, no me parece que la Patrulla X de Paul Smith sea tan excepcional.
La saga del Nido que hizo a medias con Cockrum me pareció muy estirada y Desde las Cenizas tampoco me parece una de las historias más memorables de Claremont. La de Lobezno en Japón sí que sería la más destacable.
Le tachas de ser poco original en NM, pero qué hacía él por aquellos años en la serie mayor? Fusiones con otros géneros tomando ideas de aquí y de allí (cuentos de hadas, los Aliens, Drácula, los Morlocks). No digo que eso le reste mérito como gran serie de aventuras, pero tampoco era una explosión de creatividad comparable a sus números con Byrne.
No considero que sus historias estuvieran muy por encima de la novela gráfica, los números de los Infernales en NM, o del capítulo centrado en Ylliana. Me parece que Claremont estaba en muy buena forma en ambas colecciones.
Quizás si Bob McLeod (ya sé que para ti era un mindundi, pero yo si le veía muy prometedor) hubiera aguantado más en la serie esta primera época, ahora estaríamos hablando de una etapa mucho más valorada. A mí Buscema me gusta, pero ciertamente no era precisamente uno de los mayores valores de la compañía.
Con Sienkiewickz ya estamos hablando casi que de otra serie, con objetivos diferenciados; pero a mí esta primera etapa antes de su llegada me parece que tiene mucho encanto y que trataba de recuperar la magia de unos X Men más inocentones y aventureros, mientras por otro lado llevaba a los mayores hacia un realismo más sucio junto a Romita JR.
Hubiera preferido algo de cáriz más genético o biológico, eviendetemente con ninguna fundamentación científica, pero a mí dadme fantaciencia y pasadme de magos…
Pues mira, viendo el otro día el documental de Spiderman me sorprendió que la mayoría de los científicos coincidían en que casi todas las habilidades del arácnido tenían algún tipo de base científica. Basta con cambiar radiación por manipulación genética y es aceptable como especulación muy rudimentaria.
Yo también soy de los que les parecen fabulosos estos primeros números de los nuevos mutantes. Un grupo de preadolescentes caracterizados de maravilla y todos ellos diferentes. Llegaba un momento, al igual que con el primer Spiderman, que las historias superheróicas eran lo de menos y lo que uno disfrutaba era la evolución de los personajes y cómo vivían las situaciones. Será carrocismo puro y duro, no lo discuto, pero los prefiero setecientos millones de veces a cualquier cosa que se publique ahora.
Eso sí, Magik para mí era de mis personajes favoritos.
Seguro que alguien me mata por decir esto, pero para mi estos son los «verdaderos» Nuevos mutantes.
Con Bill Sienkiewicz la cosa cambió y no necesariamente para mejor. Unas sagas buenas se alternaban con otras no lo eran tanto (la de Capa y Puñal, por ejemplo, es horrorosa).
Diosssss la imagen de este post que sale en la página principal (la de Sam atacando al Samurai de Plata) es la portada de mi primer comic!! No os imagináis el porcentaje de cerebro que se me acaba de reactivar, aunque , por desgracia, no es el porcentaje que recuerda dónde tengo este número de los Nuevos Mutantes
Pues a mi esta serie me parece muy buena, buenos dibujos, buena historia y buen precio, vamos que yo no me la compro porque ya la tengo en edición Fórum.
¿Te resulta entrañable? pues sí, a mí también y sinceramente ya me gustaría a mí que muchas series de ahora tuvieran ese valor, dentro de 20 o 25 años, ojalá sigamos por estos lares para valorarlo.
Por cierto, respecto al «momento de gloria de Bill Sienkiewicz«, decir que casi hizo que cancelaran la serie por el bajón de compras que tuvo, que ahora hay gente que lo valora mucho pero en su momento era tan rarito que sólo le gustaba a unos pocos. Vamos que la serie pasó por los Marvel Two in One, inclusiones de miniseries tipo Lobezno, Coloso y Cíclope y aún así termino renqueando, menos mal que ya le quedaba poquito para llegar a Liefeld y que cambiaran el título para recuperarse.
a mi siempre me parecieron la patrulla x light pero entiendo que el factor nostalgia le tire a la peña.
La miniserie de Magik, uno de los cómics fetiche de mi infancia en su edición Colección Extra SH. Me pilló tan de sorpresa con un guión tan «raro» que poco tenía que ver con los supers, que realmente me impactó. De lo mejor de Claremont en aquella época junto con el anual de X-Men contra Drácula dibujado por Sienkie y el número de Lobezno en solitario contra el Nido mientras el huevo le comía por dentro y todos sus compañeros parecían condenados (magnífico incluso Cockrum, que no pasaba en aquella época por su mejor momento).
Por otra parte, me encanta la época de Blevins en los Nuevos Mutantes, que en realidad, fue la única que seguí regularmente (de las etapas anteriores sólo picoteé de vez en cuando, y por supuesto, los números de Sienkie los evité a toda costa porque eran muy «raros» :P).
«Por cierto, respecto al “momento de gloria de Bill Sienkiewicz“, decir que casi hizo que cancelaran la serie por el bajón de compras que tuvo, que ahora hay gente que lo valora mucho pero en su momento era tan rarito que sólo le gustaba a unos pocos»
Yo mismo la dejé. Y eso que era una de mis series preferidas. No me volvía a enganchar a los NM hasta que se acabó y recuperé todos los números por ahí entre atrasados y segunda mano, ya en la época de X-Force.
Estoy de acuerdo en que Sienki se cargó la serie comercialmente. Pero, aunque no fuera un éxito económico, creo que sí lo fue artísticamente. La saga de Legión, por ejemplo,no sería tan buena sin su arte.
Khonshu, Claremont nunca ha sido un dechado de originalidad; tampoco en la época Byrne, donde recuperó a Sauron de los tiempos de Thomas&Adams o creó el Club Fuego Infernal copiándolo de un episodio de los Vengadores (la serie de tv); igual que haría en la etapa Smith, extrayendo a los Morlocks de la novela de Wells; ni más ni menos. La diferencia, para mí, estriba en cuando eso le sale bien y cuando le sale… no tan bien (¿alguien recuerda Sovereign 7?) De todos modos, es curioso que esgrimas, para defender las virtudes de los primeros Nuevos Mutantes, que la etapa de Paul Smith en Uncanny no fue «tan excepcional». ¿Esto no es un poco como desnudar a un santo para vestir a otro? Quiero decir: a mí la etapa Smith me gusta mucho, considero la saga del Nido (la 2ª parte, o sea, la del espacio), uno de los mejores momentos de la serie, pero, claro, al final depende de con qué lo compares. Si es con estos números de los bebés-X, está como 10 peldaños por encima; si es con el Príncipe Valiente, está como 10 peldaños por debajo. De otro lado, McLeod me cae bien, un artista honrado y todo eso, pero -¿qué quieres que te diga?- no es Jose Luis Garcia Lopez, ni Gil Kane ni… Paul Smith. Esto último se comprueba fácilmente en el tomo anterior, que incluye el cruce con el desenlace de la saga del Nido. No se trata de ser benévolo o ser malvado. Se trata de ser justo. Hay como cien (o doscientos) dibujantes mejores que McLeod (sí, ya sé que los hay peores, ¿pero desde cuando el baremo se pone en la mediocridad y no en la excelencia?) Y, en todo caso (creo haberlo dicho ya), es Sal Buscema quien hace un trabajo mediocre, como el mismo Claremont admitió. McLeod obtuvo un logro notable en la definición física de los personajes, aspecto -creo- en el que todos coincidimos.
Tiegel, qué joven eres. ¡Algunos entonces ya nos afeitábamos!
Louontherocks, la cancelación con la llegada de Sienkiewicz planeó, efectivamente, sobre la colección… en España. En USA siguió con buenos números. Para que luego vayamos de listos respecto a los norteamericanos…
Jerónimo Thompsom, suscribo casi palabra por palabra su comentario 16. Blevins es un artista notable, pero la Simonson nunca fue santo de mi devoción en esta serie (curiosamente, donde más me gustó fue en Superman). En realidad, creo que la odio por lo que hizo con Magik. 😉
Javier Agrafojo ha comentado: Tiegel, qué joven eres. ¡Algunos entonces ya nos afeitábamos!
Sí, ella empezó a afeitarse algo mas tarde.
De todos modos, es curioso que esgrimas, para defender las virtudes de los primeros Nuevos Mutantes, que la etapa de Paul Smith en Uncanny no fue “tan excepcional”. ¿Esto no es un poco como desnudar a un santo para vestir a otro?
A ver, que yo no mido la calidad de una obra en base a compararla con otra. Las comparo precisamente porque es lo que tú haces en tu artículo. Si tú puedes comparar dichas etapas para defenestrar a los NM, me parece plenamente justificado argumentar que, dibujo aparte, yo no veo la etapa que dibujó Paul Smith tan superior.
Para mí Claremont está muy bien con sus virtudes y sus defectos en ambas. Si se le critica por lo poco original de Nueva Roma, pues también hay que reconocer que el Nido es una copia descarada de los Aliens. En ambas series hay números peores y mejores. Si para ti el número del acosador de Stevie Hunter es flojo, para mí el del pulpo marino es igual o peor.
Si al final todo se reduce a ser justos, yo en justicia reconozco que X Men era mejor, que al final va a parecer que no me gusta cuando me encanta. Pero, ciñéndonos exclusivamente al apartado argumental, no veo esos 10 peldaños de distancia que dices.
Jerónimo Thompsom, suscribo casi palabra por palabra su comentario 16. Blevins es un artista notable, pero la Simonson nunca fue santo de mi devoción en esta serie
Ahí me uno a vosotros, el arte de Blevins en el par de X men que hizo, en NM y en la novela gráfica de Inhumanos era alucinante. Cómo me encantaba este tío. Pero luego perdió encanto, en Ghost Rider y Un Mutante en Megalópolis ya no lucía tan bien. Me pasa con él como con Bodganove, mer gustan más sus primeras obras.
Y L. simonson tampoco es mi etapa favorita. No estaba mal, pero esa vertiente fantasía/space opera extraña con Gosamyr y todo eso no me gustó demasiado. Buscando la originalidad, la serie se alienaba hacia algo un poco extraño.
Claremont copió a Alien en el último capítulo de Byrne, aquel de Kitty/Ripley contra la criatura N’Gari. En la saga del Nido en realidad se adelantó a Aliens: compárese las Reinas de ambas especies, por ejemplo. Fue un tema que trajo cola en los correos Forum de entonces. Pero lo que pretendía decir -a lo mejor no me expliqué bien- no se refería exclusivamente a los argumentos de Claremont, sino a los tebeos resultantes. O sea: mejores argumentos + mejores dibujantes. Resultado: mejores historias. ¡Si es que estamos de acuerdo! (incluso en lo del pulpo: ¡qué bajón respecto a lo de Mente Maestra!)
Bodganove no me desagradó en Superman (con la Simonson), pero coincidimos: si hay que quedarse con un trabajo suyo, la miniserie que hizo con los 4F y la Patrulla le quedó fetén.
Yo es que tengo la suerte (relativamente, claro, porque viendo la de años que tienen estos cómics, en fin…) de que llego a estas historias prácticamente virgen. En su momento no las leí por diversos motivos; o no me llegaba la pasta o no me parecían nada del otro mundo, o lo que fuera… Excepto cosas sueltas como La Saga del Oso Místico o algún cruce con La Patrulla no me leí nada de la serie. Aprovechando esta nueva reedición me pillé el tomo anterior y, la verdad, me ha gustado. Me he ido cogiendo los otros, pero no los he leído; ahora me leeré este y los iré siguiendo cronológicamente. Creo que esta serie cumple bien con su cometido: es un soplo de aire fresco en una franquicia que ya había tomado una senda dominada por el drama y la tragedia (elementos que, por otra parte, fueron los que convirtieron a los X-Men en el éxito que eran) y en la cual, por mucho que se empeñase Shooter o cristo bendito, los miembros de la patrulla ya no podía desempeñar el rol de alumnos necesitados de ayuda para dominar sus poderes. ¿Qué los Nuevos Mutantes no eran los X-Men o que sus historias no eran tan trepidantes como las de ellos? Coño; o muy mal he interpretado el concepto, o eso era precisamente lo que se buscaba…
Luego está, lógicamente, el periplo necesario para que toda colección obtenga su propia voz. Y ahí es dónde yo englobaría estos dos tomos. Cuando llega Sienki llega, también, el catalizador que acabará por dar una personalidad diferenciada a la serie. Pero, seguramente, sin el trabajo previo Claremont no hubiese dado con la tecla. A fin de cuentas, el oso místico(por ejemplo) ya fue presentado al mismo tiempo que la propia Danielle, entre otras cosas…
A mí también me encantaba el dibujo de Blevins. Y Bogdanove fue el mejor dibujante de todos los que participaron en Proyecto Exterminio junto con Lee (quien entonces aún se lo curraba); pero es que en Superman estuvo sublime. Y eso que le toco lidiar con el Supes de melenita grunge…
Bueno, aunque no he podido constatarlo de primera mano, al parecer Aliens copiaba al Captain Victory de Kirby (Zona Negativa Dixit), así que aquí todo el mundo inspira a todo el mundo (y el 8º pasajero tenía muchas reminiscencias a la interesantísima Terror en el Espacio, de Mario Bava).
Haya paz por ahora, que la positiva visión virgen de Retranqueiro me permite retirarme con el honor de los bebés-X bien alto.
Pero auguro que habrá una tercera guerra reseñística en cuanto salga el siguiente tomo de Marvel Gold de los Nuevos Mutantes y lo comentes. O así lo espero, que aunque no estemos de acuerdo en todo, disfruto mucho de estas reseñas y de los debates posteriores.
Hablando de Blevins, yo tuve este poster unos cuantos años colgado:
http://i.ebayimg.com/t/Bret-Blevins-Michael-Bair-Ghost-Rider-Poster-USA-/00/s/MTAyNFg3Njg=/$T2eC16J,!)QE9s3HEEghBQIMe)qDt!~~60_35.JPG
Y no lo puse precisamente por el personaje, sino por el dibujante.
Bah, no me va el enlace.
Bueno, el poster era esta imagen pero a color:
http://www.comicartfans.com/sketchbookpiece.asp?piece=245451
Ocioso ha comentado:
Javier Agrafojo ha comentado: Tiegel, qué joven eres. ¡Algunos entonces ya nos afeitábamos!
Sí, ella empezó a afeitarse algo mas tarde
De hecho tengo lianas en los sobacos
Pues a mi personalmente, el trabajo de Sal Buscema sí que me gusta, y mucho en esta serie, y gana muchos enteros cuando es entintado por Bob McLeod. Cierto es que las tintas del gran Tom Mandrake no le hacen ningún favor, y hace que sus personajes parezcan relamidos hasta la saciedad, pero el arte del pequeño de los Buscema sigue estando ahí en toda su gloria. Os pongo en conocimiento, a los mas jóvenes del lugar, que cuando el ahora encumbrado a los altares (también por mí, y desde el primer día, ojo) Bill Sienkiewicz llegó a la colección, la hundió de tal manera, que de pensar en editarla quincenalmente, cayó de tal manera en ventas que fue a parar a formato Two-in-One y bimestral.
Y para los que lo han nombrado, los Nuevos Mutantes de Louise Simonson y Bret Blevins fueron, junto con Claremont-Sienkiewicz, lo mejor, y con diferencia de la colección. El señor Blevins tiene un estilazo increible, una narrativa intachable, y sabía dibujar a los protagonistas de la colección como lo que eran, adolescentes.