Los Nuevos Mutantes de Bill Sienkiewicz

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Bienvenidos al Coffee Bean. Servíos un café latte, está recién hecho. Tomad asiento en aquella mesa libre del fondo. Poneos cómodos. Hoy nos visitan una pandilla de chavales de lo más singular. Bobby es brasileño, Illyana es rusa, Rahne de Escocia, Danielle es nativoamericana, y uno de ellos, incluso proviene del espacio exterior. Viven en Salem Center, New York, y son alumnos de la Escuela de Charles Xavier para Jóvenes Talentos. ¿Qué hacías tú en 1987? Ellos todavía estaban aprendiendo a manejar sus poderes, y vivían en constante peligro de muerte. Su historia era un relato aterrador, y su impacto, cambió la manera de concebir el cómic para siempre. Se llamaban… ¡Los Nuevos Mutantes!

Salem Center, New York. A una hora de Manhattan, es casi otro mundo. La megalópolis de paso a colinas, lagos, prados, bosques. Donde Greymalkin Lane se cruza con la carretera 126 se halla una vieja taberna… Es el local favorito de los chicos de las escuelas locales. Hace doce años, cuando Harry Morrel la compró, era un tugurio infecto. Nadie supo de dónde vino o por qué decidió quedarse, pero cuando acabó el invierno la había convertido en un lugar acogedor.


La eclosión de Bill Sienkiewicz

Antes de nada, me gustaría que os pusierais en mi lugar. Imaginad que tenéis ocho años y estáis en 1987. Ya lleváis un tiempo comprando tebeos, posiblemente sean la cosa que más os gusta en éste mundo. No solamente os proporcionan diversión y entretenimiento, sino que os ilusiona esperar que traigan más tebeos a la tienda del barrio, y supone todo un acontecimiento ir a otra ciudad con tus padres, e investigar para ver si aparecen comics nuevos, o comics atrasados. A nivel estético, estás acostumbrado a las páginas perfectamente académicas de tus dibujantes favoritos (Buscema, Byrne) que dibujan una anatomía canónica y decorados realistas. Todo lo que conoces es la ciudad de Nueva York y sus rascacielos, la mansión de los Vengadores o el edificio Baxter, pero apenas has oído hablar de la Escuela del Profesor Xavier para Jóvenes Talentos. Podría decirse que todo cuanto has oído acerca de ése lugar es más bien desconcertante, misterioso y lúgubre.

Entonces irrumpe en tu mundo Bill Sienkiewicz y lo pone todo patas arriba. Se produce una revolución. La manera que tenías de enfocar las viñetas cambia, tus límites de comprensión son puestos a prueba, se amplía el modo en que concibes el comic… y lo más increíble: por primera vez, los superhéroes te aterran.

El gran acierto de aquella colección era reunir un reparto de personajes simpáticos, juveniles, cercanos a ti -para un niño que identificaba héroes como el Capi o Thor a figuras paternas, los Nuevos Mutantes podrían ser unos «hermanos mayores» o más aún, tú mismo dentro de pocos años- en un entorno extraño, sombrío, cuando no declaradamente terrorífico. De hecho, hasta sus superpoderes son extraños, como una maldición, difíciles de controlar; trastornan tu vida entera, y se soportan como una terrible carga.

Porque veréis, éste grupo lo componen una chica-lobo atormentada por su educación presbiteriana; un joven granjero que no controla su poder de volar, y podría matarse o matar a un compañero en un accidente; una india huérfana perseguida por el animal místico que asesinó a sus padres; una niña que ha pasado media vida atrapada en el Infierno, acosada por el demonio Belasco, y marcada por una profecía macabra; un alienígena tecno-orgánico que se alimenta de seres vivos; un chaval que sólo es capaz de traducir cualquier idioma, totalmente vulnerable porque no tiene habilidades de combate; un atormentado chico brasileño cuyo padre es ruin y malvado, con poderes que lo transforman en una silueta negra que chisporrotea; una muchacha originaria de la antigua Roma que se transforma en lava viviente… y un profesor al que respetas, pero que no está allí la mayoría de las veces, y que te deja expuesto a toda suerte de peligros imprevistos.

Los Nuevos Mutantes daban mal rollo, así como suena, muy mal rollo. La idea que tienes de su entorno, es que viven en una residencia elitista, una escuela privada donde se adiestran a puerta cerrada, ajenos al mundo exterior. No se relacionan con la gente normal; cada vez que hablan con alguien de fuera, tienen que mentirles para que no sospechen lo que ocurre dentro de su casa. Aunque son jóvenes, sufren cada día un destino que les hace desgraciados; aunque son alegres, lees en sus pensamientos los más oscuros presagios, secretos, traumas y tentaciones inconfesables. Además, en el extraño y ultra-violento mundo de Chris Claremont, los héroes mueren a diario. Cada uno de ellos guarda en la memoria el recuerdo de un amigo, camarada o familiar muerto en las más aciagas circunstancias. Ni siquiera puedes confiar plenamente en tus compañeros, porque ninguno controla todavía sus poderes, y son tan impredecibles que podrían destruirte sin querer. No, ser alumno de Xavier no molaba nada… te llenaba de ansiedad, te crispaba su mera presencia… pero no podías dejar de mirarlos. Eran hipnóticos, te tenían enganchado.

El trabajo de Sienkiewicz, aunque radical y contracorriente, no hacía sino subrayar a nivel psicológico, lo que ya tenían los argumentos y diálogos de Claremont. Ser adolescente siempre ha sido un periplo dificultoso, cuando no traumático, pero ser un mutante adolescente en un universo de sombras, sólo podía describirse como horrible. Tus enemigos te doblaban la edad, eran más expertos y más taimados de lo que tú serías capaz; no se conformaban con robar y atracar bancos y joyerías, conspiraban para destruirte, para socavar tu felicidad; no contabas con el alivio de refugiarte en una identidad secreta, porque los poderes formaban parte de ti las veinticuatro horas del día; tú mismo te sentías desgraciado y maldito, Dios y el resto de la humanidad te habían dado la espalda. Y Charles Xavier… él era tu mentor, la única persona que se interponía entre tú y la extinción, pero ni siquiera él podría protegerte todo el tiempo. Más pronto o más tarde, el mal llamaría a tu puerta, y tu prueba de fuego sería a vida o muerte.

Sienkiewicz no se cohibía en dibujarlo todo ello con inmensas manchas de negro, trazos afilados y angulosos, primeros planos casi fotográficos y llenos de angustia, de vacío existencial, con una iluminación propia del cine de terror, con viñetas que se rompían, que se solapaban unas a otras generando una cierta confusión -atemperada por los textos en off del guionista, que nos explicaba con morosidad los estados de ánimo internos, las acciones y los escenarios- y recursos narrativos muy cerca de lo pictórico, del arte de vanguardia, que -dato curioso- sembraban en ti un interés añadido, el de querer profundizar en una estética que no te era del todo familiar. Como cuando mirabas a escondidas los libros de arte de tus mayores, en casa o en la biblioteca. ¿Qué significaban esas manchas? ¿Y esas líneas caprichosas? ¿Cómo era posible que un cuerpo humano se distorsionara hasta deformar su anatomía? ¿O que un estado mental alterase la plasmación de una secuencia? Todo ello cobraba una importancia capital, era un misterio más que hacía irresistible aquellos cómics fascinantes. ¿Acaso te esperaban cosas así al cumplir los quince años? ¿Acaso crecer podía ser tan duro?

Uauh, leer los Nuevos Mutantes hacía que te desvelaras por las noches, que lo leyeras a escondidas en el colegio, que temblaras esperando la siguiente entrega. Que desearas no haberlos conocido para no descubrir nunca el lado oscuro de los superhéroes. Pero podías entreverlo en esos tebeos. Quedabas marcado para siempre por su lectura. Eran lo más parecido a un libro prohibido que te ofrecía Marvel Comics.

Un relato macabro de Claremont y Sienkiewicz

A veces, un autor se adelanta a su época. Es lo que decimos cuando la obra en cuestión no es bien recibida por el público, o no es del todo entendida en el momento de su publicación original. Esto no fue totalmente así en el caso de Los Nuevos Mutantes: los fans recibieron con la boca abierta el impactante trabajo de Bill Sienkiewicz, y se dividían entre detractores e incondicionales absolutos. Sus páginas no dejaban indiferente a nadie, porque nunca se había visto algo semejante en un comic-book de entonces.

Cuando digo que a veces, un autor se adelanta a su época, me refiero a que el día de su publicación, cierta obra podía calificarse de rareza, de obra de culto, de vanguardia, y diez o veinte años después, observamos que su huella se ha extendido mucho más allá de lo que nadie hubiera imaginado. Cuando miramos un cómic experimental, sobretodo un cómic de género con ciertas pretensiones de vanguardia -no voy a mencionar el cómic de autor porque entraría en otra categoría, sino al cómic mainstream sobre superhéroes, aventuras, ciencia ficción y derivados- agradecemos que sus responsables se atrevan a incorporar recursos poco frecuentes, que exploren caminos poco transitados, que busquen innovar, o al menos ampliar los límites artísticos y narrativos típicos del medio. La obra que tal día era un fenómeno inclasificable, dos décadas después se nos revela como pionera de un estilo, la verdadera piedra Rosetta que sería la clave para entender eventos posteriores en la Industria del cómic.

¿Creéis que exagero? ¿Os parece un preámbulo grandilocuente? ¿Pura cháchara, un gancho para que sigáis leyendo? De ningún modo. Tal vez no sigáis la saga de X-Men y sus colecciones hermanas. A lo mejor no os interesa la franquicia mutante, y sólo tengáis unas pocas referencias suyas. O bien, os habéis incorporado mucho más tarde a sus aventuras, y vuestro interés por los personajes se limite a conocer más a fondo sus orígenes… ampliar vuestro conocimiento del storyline concebido por Chris Claremont y sucesores.

Está bien, los personajes son grandiosos también. Lo eran antes de Sienkiewicz y lo fueron después. En seguida tendréis los datos, los nombres, las fechas. Pero dejad que os explique por qué Los Nuevos Mutantes trascendieron su importancia dentro de la franquicia, dentro de la editorial, para el comic-book de los 80 y hasta nuestros días, ni más ni menos.

Cuando Bill Sienkiewicz llegó a la colección en NM (New Mutants) #18 en principio iba a encargarse del arco de tres números conocido como «La Saga del Oso Místico». Venía a sustituir a Bob McCleod y al todo-terreno Sal Buscema -apenas hay colección que no fuera tocada por su lápiz- con entintados de Tom Mandrake, que dibujaba la serie en una línea continuista. Hay que decir que en aquellos tempranos años 80, no era tan frecuente como ahora que héroes adolescentes protagonizaran una cabecera propia. Teen Titans en DC serían acaso el único referente. Será necesario recordar que la primera promoción de alumnos de Xavier, como también Spider-Man en sus orígenes, estaba en esa misma franja de edad, eran estudiantes jóvenes. Pero el tono de sus historias se hizo más adulto en seguida.

Casi no podías concebir que un chaval de trece o quince años se enfrentara a supervillanos: la sola idea ya era desproporcionada, ¿cómo un niño podría plantarle cara a déspotas, genocidas o sicópatas? Desde luego, las primeras aventuras de New Mutants no les llevaron a lidiar con Magneto precisamente, podían calificarse de primeros escarceos con el peligro, acaso un entrenamiento asistido por sus profesores. El concepto de la serie era que aquellos jóvenes estaban aprendiendo a manejar sus habilidades, poco a poco, y la escuela de Xavier era como un cursillo acelerado donde conocer a gente como tú, y dar tus primeros pasos en el mundo.

Sienkiewicz llegó, y como decía más arriba, lo puso todo patas arriba. Éste joven artista, con menos de treinta años, parecía conocer bien los recovecos oscuros del alma de un adolescente atormentado: dibujaba las páginas como si las viéramos a través de un filtro especial, ponía el acento en el carácter psicológico. Así, cuando un enemigo amenazaba tu vida, su visión se descomponía y se agigantaba, el color negro lo cubría casi todo, y las facciones de los personajes se exageraban hasta resultar irreconocibles. Todo ello era fascinante y angustioso, y también extrañamente bello, porque muy hábilmente, el artista sabía reflejar la inocencia, el arrojo, el candor o la simpatía de personajes como Danielle Moonstar o Sam Guthrie, el altruismo y el miedo infantil de Rhane Sinclair, o el descaro temerario de Illyana Rasputin.

Sienkiewicz se quedó en la colección, seguramente porque Claremont y los editores vieron en él todo un filón, un nuevo estilo que llevaría a los Nuevos Mutantes por senderos nunca transitados en un cómic de superhéroes, y porque sinceramente, nunca se había visto nada semejante. Conocíamos a Bill Sienkiewicz de sus cómics del Caballero Luna, donde se ejercitó dibujando páginas a estilo de su admirado Neal Adams. Desde luego, alguien que en sus primeros pinitos ya iguala a su ídolo y maestro Adams, sólo puede tratarse de un alumno aventajado, quizás la más firme promesa del medio. Pero Bill era un artista, y como tal, no podía acomodarse con los méritos obtenidos, tenía que ir más allá. Cuando aterrizó en la mansión Xavier, se decidió a experimentar con cada viñeta, con cada página, incorporando maneras de ilustrador, de autor expresionista y rompedor de viejos tabúes y clichés.

Permaneció en la serie hasta el NM #31, y volvió un poco después para entintar los lápices de algunos compañeros suyos, sólo para facilitar el tránsito de su etapa a las sucesivas épocas que posteriormente viviría la colección. Allí encontró una segunda vocación: es posible que Bill se sintiera más cómodo haciendo proyectos especiales –junto al genio Frank Millar, Elektra Assassin y Daredevil: Love and War-, ilustraciones y trabajos para otros medios, y mientras tanto seguiría colaborando para Marvel como entintador, quizá para ganar un sobresueldo, que siempre dotaría a las páginas de un trazo único y una atmósfera especial, vigorosa, sucia y cargada de adrenalina.

Pero chicos, aquellos números… aquella etapa, ¡qué época irrepetible! Chris Claremont en plenas facultades, y Bill Sienkiewicz innovando, con unos personajes carismáticos, en un universo de ficción rico y cautivador.

Cada vez que se lanza una colección de héroes adolescentes, nos preguntamos cuánto tiempo aguantará en los anaqueles, si podrá competir con otros títulos consolidados, si atrapará nuevos lectores o se diluirá al cabo de pocos meses, muriendo los personajes, retirándose de escena o siendo absorbidos por otras cabeceras. En los primeros 80, esto tampoco era de prever: New Mutants todavía podrían ser la siguiente generación de hombres-x, y sus peripecias se vislumbraban en el horizonte como una larga vida, inspirada en la de sus predecesores Scott Summers, Hank McCoy o Kurt Wagner. Después de todo, en la franquicia mutante, aunque las alineaciones cambiaran, todos los mutantes contaban para algo y nunca se alejaban de Salem Center por mucho tiempo.

Éstos New Mutants estaban aquí para quedarse, y ésta vez teníamos el privilegio de verlos crecer desde el principio, ser testigos de su evolución, de su viaje a la madurez. Además, serían los próximos X-Men, pero no sin antes probar su valía: ¿qué terribles ritos iniciáticos debían superar?, ¿cuál sería su examen final de graduación?, ¿acaso perderían el pellejo tratando de demostrar a sus tutores que eran dignos de llevar el uniforme con la X de Xavier?

El Resumen

NM (New Mutants) #18 marca el inicio de ésta segunda temporada, ahora con Sienkiewicz a los lápices. Empieza con una pesadilla de Danielle Moonstar soñando con el Oso Místico: «El oso-demonio que asesinó a mis padres está ahí fuera. Vigilando. Esperando. Por mí.» Aterrador.

Segunda escena: la mansión es destruida, Charles Xavier muere acribillado por un francotirador en una doble página donde resuena el disparo, como las trompetas del Juicio. Inimaginable un arranque más descarnado para la serie –todo ello son los vaticinios de Rachel Summers, recién llegada del futuro para poner en marcha un ambicioso plan que impida el trágico destino de los mutantes –esa trama se desarrollaría en Uncanny X-Men.

El equipo se entrena en la sala de peligro. Illyana observa desde la cabina de control, iluminada con un aire espectral e inquietante. No podemos olvidarnos que esa niña, la hermana de Piotr Nikolaievitch Rasputin, ha crecido en el Limbo de Belasco y es una hechicera.

Sam Guthrie es un patoso descomunal. Incluso en una sesión de entrenamiento, podría herir a sus compañeros de clase. Su vergüenza, su torpeza, es la que cualquiera de nosotros ha sentido alguna vez en clase de gimnasia, pero multiplicada por mil. Mientras, un engendro de otro mundo, emprende una huida a través del cosmos, perseguido por su progenitor. En su camino coincidirá con los Saqueadores Estelares y destruirá el Asteroide de Magneto.

Danielle sigue atormentada por sus visiones. No puede confiar en sus amigos, está sola y guarda un horrible secreto –los lectores tienen indicios de que en ésta pandilla, cualquier atisbo de intimidad y vida privada está sembrado de traumas y horribles pesadillas. Danielle sale a los jardines de la mansión, y se enfrenta al espíritu que le acosa desde la infancia: allí es despedazada por el Oso Místico, que deja su cuerpo ensangrentado y tendido en la nieve. ¡Caray, y todo eso en un mismo número! Queda claro que cuando eres un mutante, cada día sobre la Tierra podría ser el último día.

NM #19 nos muestra a Danielle en la sala de operaciones del hospital, luchando por permanecer con vida mientras sufre varias intervenciones de cirugía, y al resto de sus compañeros en la sala de espera, que deben justificar su presencia con excusas improvisadas sobre la marcha –queda claro también que deben guardar secreto de sus actividades, que todo cuanto acontece en la escuela Xavier permanece en un estricto secretismo. El agente de policía Tom Corsi y la enfermera Sharon Friedlander muestran su simpatía por los muchachos.

El Oso Místico aparece para rematar a Danielle. Sus amigos deben proteger a la convaleciente víctima, e Illyana invoca su espada-alma. Aparecen los primeros vestigios de su armadura mágica, que el lector percibe como una maldición heredada del Limbo, y que cada vez se hará notar más: empieza como una placa en el brazo, más adelante le cubrirá hasta los hombros, luego el torso y también las piernas. Cada vez que se tele-transporta o cada vez que invoca la espada, su legado estará más presente… tanto es así que incluso su personalidad y su carácter se verán alterados con el paso del tiempo, volviéndose más descarada y colérica, hasta que dicha subtrama llegue al desenlace en el transcurso de la saga Inferno, años después.

NM #20 supone el final de su combate contra el Oso Místico. Ésta criatura ha transformado a Corsi y Friedlander en demonios indios, pero cuando revierten los efectos, todavía permanecen sus rasgos étnicos -señal de que cruzarse en el camino de los mutantes, bien puede dejar secuelas de por vida, ¡afortunados neoyorquinos que se cruzan con Spidey o el Capi! ¡Ellos jamás tendrán que lamentar haber sido salvados por un superhéroe!- Tormenta y Curandero de los Morlocks restablecen la salud de Danielle, pero es posible que no pueda caminar –lo conseguirá después de alguna rehabilitación; mirando lo positivo, tras vencer al Oso Místico sus padres han resucitado, y ahora ya no es huérfana. Muchos dirían que Chris Claremont dejaba «abierta» la explicación de quién era ese ‘oso místico’ y por qué seguían vivos los padres de Danielle, pero cabe decir que se trataba de un embrujo, una maldición india más bien relacionada con el mundo de los espíritus que con las ‘lógicas’ maquinaciones de un supervillano corriente.




NM #21 es uno de mis favoritos desde siempre. Titulado «¡Fiesta Movida!» es un número de transición, donde supuestamente no sucede gran cosa. Error: es un número doble, donde la extraña criatura que irrumpe como un meteorito del espacio exterior, es hallada por Sam y Bobby y llevada a la mansión. Resulta ser una forma de vida tecno-orgánica, inteligente y consciente, que se alimenta de la energía vital de otros seres. Sus intenciones no son malvadas, al contrario, huye de su padre, el brutal Magus, porque en su planeta natal es costumbre que los padres aniquilen a sus vástagos en un ritual de sucesión que raramente se resuelve con la muerte del progenitor.

Increíble el personaje que crearon Claremont y Sienkiewicz. Los lectores de Spider-Man, muy probablemente estaban fascinados por el traje alienígena de las Secret Wars, por sus capacidades metamórficas y maleables, y el concepto de entidad alienígena consciente que se alimenta de otros –aquí es desarrollado hasta el máximo, en éste simpático alien llamado Warlock, de aspecto estrafalario y voluble, con la mente de un niño y las mejores intenciones, aunque cuya naturaleza nos obliga a permanecer siempre atentos por si nos convierte en el material tecno-orgánico del que se alimenta.

Éste tebeo también es una delicia, porque posiblemente sea la única ocasión que la mansión-x abrió sus puertas a los vecinos de Salem Center. Los alumnos de Xavier quisieron celebrar una fiesta estudiantil e invitaron a los otros jóvenes de la zona. Aquí observamos la mezcla de desconfianza y precaución inevitable, con que los jóvenes normales se mezclan con nuestros protagonistas. Aunque desconocen su verdadera identidad, ése aura de secretismo les hace guardar las distancias, a pesar de que todos ellos se divierten y pasan una noche oyendo música, cuchicheando o aprendiendo a maquillarse las chicas. La narración en paralelo, que nos muestra la fiesta de pijamas por una parte, y el despertar de Warlock en plena noche, me recordaba ésas películas de terror ochenteras donde los adolescentes podían morir de un momento a otro.

Los poderes de Mancha Solar se descontrolan y parecen haberle poseído en NM #22, convirtiéndolo en una amenaza para los demás y para sí mismo, una criatura oscura que devora personas -aquí se nos hace patente que los superpoderes son más una maldición que un don, y que pueden convertir tu vida en un delirio macabro. Rahne también empieza a soñar con escenas de cuentos de hadas, concretamente una versión particular y distorsionada de la disneyana Blancanieves, donde se va transformando en una bella princesa pelirroja y mujer-lobo. Por cierto, que la aparición de Rondador Nocturno, visto a través de los ojos de Rahne, lo define como un demonio que ofende su educación severa en la moral presbiteriana -recordemos que la pobre niña fue marginada y acosada en su Escocia natal, por un reverendo que la tildaba de diablesa y bruja, casi como le pasó al bueno de Kurt.

NM #24 desvela que la siniestra transformación de Rahne y Bobby es efecto de haber sustraído los poderes de Capa & Puñal, tras una aventura compartida con Spidey meses atrás. Bobby llega a dejar malherido al mismísimo Coloso en una pelea de bar, en la taberna de Harry´s. Sam y Dani deben poner remedio a la difícil situación de sus compañeros. Al final, el orden natural se restablece en NM #25.

NM #26 a 28 suponen otro arco imprescindible para la saga de los mutantes. Corsi y Friedlander residen ahora en la Isla Muir, frente a las costas de Escocia, donde tratan de adaptarse a sus nuevos cuerpos. David Haller, el peligroso mutante autista y esquizofrénico, sufre convulsiones y espasmos en su cama: parece poseído por varios espíritus, y a su alrededor, todo tiembla y gira como en un fenómeno poltergeist. Al final, estalla una brutal explosión y Charles Xavier deberá investigar de cerca qué ha ocurrido en las instalaciones de Moira MacTaggert.

Sean Cassidy, Charles Xavier, Rahne Sinclair, Danielle Moonstar, Doug Ramsey y Warlock salen del Pájaro Negro para encontrarse con Moira. Los viejos sentimientos flotan en el ambiente: Moira y Charles fueron algo más que amigos en otro tiempo, pero el corazón de Moira es ahora de Sean. Rahne, siempre en conflicto consigo misma, atenazada por su educación religiosa tradicional y sintiéndose pecadora por su poder de chica-lobo, ve en Moira una segunda madre. Doug y Warlock están haciéndose buenos amigos, dado que Doug tiene la habilidad de descifrar cualquier lenguaje, y es también hábil con las computadoras. Genial momento, cuando el simpático Warlock habla con el jet Pájaro Negro y le da la gracias por haberles transportado –en otras ocasiones ya le habíamos visto hablar con una nevera y demás artefactos. *el entrañable Warlock no tiene igual, cómo se ganaba nuestros corazones a su estrambótica manera!*

Gabrielle Haller, embajadora de Israel en Londres, la madre de David, se nos muestra como una antigua amiga y amante de Charles. Cuando Xavier penetra en el cerebro de David para estudiar su psique y reparar los daños, descubre varias entidades autónomas que libran una batalla dentro de su mente por asumir el control: Jack Wayne es una personificación de su faceta heroica; Cyndi es una chica rebelde y respondona; Jemail Karami es un árabe, víctima de un atentado terrorista en París, que acabó con su vida y la de Daniel Shomron, padrino de David. Al final, Charles descubre que David es hijo suyo, un secreto que le confiesa Gabrielle, y nuestros héroes sobreviven a una batalla campal en el interior del mutante conocido como Legión, en una saga que casi podría calificarse como la versión superheroica de El Exorcista.

NM #29 a 31 marcan el último arco dibujado por Bill Sienkiewicz para la serie. Mancha Solar y Magma son capturados y retenidos por la traidora Karma, ex-miembro del grupo, que se ha convertido en una obesa líder de los bajos fondos, y les obliga a participar en una especie de juegos gladiatorios donde se recrea al coliseo romano. Magik y Bala de Cañón acuden al rescate, con ayuda de Lila Cheney, esa estrella de rock que también es amiga íntima de nuestro tímido Sam Guthrie.

Aproximadamente por esas fechas, vimos el NM Annual #2, que nos mostraba varios hechos de singular importancia, dibujados por el maestro inglés Alan Davis. Mojo -esa especie de productor televisivo de otro mundo, depravado y manipulador- enreda las vidas de los hermanos Betsy y Brian Braddock, Mariposa Mental y Capitán Britania. Sólo el talento combinado de Doug Ramsey y Warlock podrá liberarlos, en la primera vez que asistimos a una fusión de ambos, o preludio de lo que sería Douglock. Cuando el pobre Doug fallezca más adelante, la gran amistad de nuestro amigo extraterrestre lo llevará a querer resucitar su cuerpo, en una de las tramas más macabras de dicha colección. Pero lejos de tal cosa, en aquél Annual comprobamos la valentía de Cifra y asistimos a su crucial intervención para salvar la vida de sus amigos. Betsy descubrirá que tiene nuevos ojos, un regalo de Mojo –dicha trama se desarrollará en Uncanny X-Men.

La difícil sucesión de Bill Sienkiewicz

Bien, ya hemos visto el efecto que surtieron las páginas de Sienkiewicz en New Mutants. Tras su marcha, hubo que tomar medidas que renovasen en interés de los lectores por ésta colección, que rivalizaba con Uncanny X-Men en importancia. Lo primero es que, como veníamos observando durante meses en éstos números, desde que Warlock chocara con el Asteroide-M, el amo del magnetismo estaba de vuelta en el planeta, ahora reincorporándose a las tramas como argumento secundario. La sub-trama nos mostraba a Magneto convaleciente, cuidado por Aleytys Forrester en una isla tropical del triángulo de las Bermudas. Juntos, vivieron un breve pero intenso romance, que desembocó en la reaparición de Magneto como sustituto del mismísimo Charles como director de la Escuela Xavier para Jóvenes Talentos, tutor de los Nuevos Mutantes y hombre-x reformado.

Además, como ya apuntaba, para los fans de Sienkiewicz que habíamos aprendido a venerar su estilo, era necesario un periodo de tránsito antes de acostumbrarnos a su ausencia. Así pues, Sienkiewicz entintó en meses sucesivos las páginas a lápiz de sus compañeros Mary Wilshire y Rick Leonardi. También pasaron por aquí otros artistas de estilo poco ortodoxo como Steve Leialoha, y Kyle Baker entintando a Jackson Guice. Una batalla contra los Infernales de Emma Frost que también se venía fraguando como argumento secundario durante la etapa Sienkiewicz, el liderazgo de un Magneto como jamás habíamos visto, y el baile de dibujantes, serían la tónica habitual de la serie, hasta que un jovencito Art Adams hiciese que se nos olvidaran todas las penas de un día para otro.

Arthur Adams era también un artista fuera de serie, cuyas virtudes estaban totalmente en las antípodas de Sienkiewicz. Si éste era lúgubre y experimental, Adams era alegre y desenfadado, también dinámico, fresco y juvenil, y su único defecto era su lentitud, lo poquito que se prodigaba. Es posible que su estilo atractivo le hiciera el candidato idóneo para responsabilizarse de proyectos especiales fuera de una serie regular. Entre su poco prolífico ritmo de trabajo, y el encanto de sus lápices, los editores y él preferían que hiciese Anuales y Limited-Series. Pero esto al lector no le despistaba: Art Adams era el nombre propio que vendría a escribir el siguiente capítulo, aunque breve, en la historia de los Nuevos Mutantes.

¿Cómo definir el estilo de Arthur Adams? Bien, el estilo de Arthur Adams era… guay. Exacto, era cool. Mucho antes de MacFarlane y Jim Lee, cuando todavía era impensable que una colección de superhéroes quedase marcada solamente por unas viñetas molonas, el debutante Art Adams nos regalaba algo que nunca vimos en un cómic Marvel: era como si lo dibujara un fan, alguien como nosotros. Dibujaba con total desparpajo, personajes risueños, juveniles y divertidos… y nos encantaba.

Su nombre apareció primero en la serie limitada de Longshot escrita por Ann Nocenti, y en seguida pedimos más. Muy pronto vendrían varios tebeos que de inmediato se ganarían un lugar privilegiado en nuestras estanterías.

Arthur Adams y Las Guerras Asgardianas

Éstos serían el Uncanny X-Men Annual #9 y New Mutants Special Edition #1, continuación de la grandiosa saga “Las Guerras Asgardianas”, que dieron comienzo en la miniserie de Claremont y Paul Smith X-Men & Alpha Flight. A la primera historia, co-protagonizada por los héroes canadienses, le sucedió una segunda parte, donde todos los residentes de la mansión X viajaban al reino de Asgard y permanecían una temporada en aquella dimensión fantástica donde la espada y brujería, y los elementos mitológicos contagiaban el carácter de nuestros héroes mutantes.

En su origen, habría que mencionar que justo entonces, Walter Simonson era el autor de Mighty Thor en su etapa más gloriosa hasta la fecha. Simonson hizo que los Relatos de Asgard rivalizasen con los del Dios del Trueno en importancia, y las gestas de Balder, Lady Sif y Los Tres Guerreros, unidas a las maquinaciones de Hela y Loki, fueran uno de los principales focos de atención del Universo Marvel de mediados de los 80. Claremont, siempre bien dispuesto a ampliar los horizontes de la saga mutante, vio la ocasión de situar a sus personajes en un contexto que tenía reminiscencias de los relatos artúricos, las novelas de Tolkien, las leyendas medievales y los comics de Conan el Bárbaro.

Así, pudimos ver a Tormenta convertida en Diosa del Trueno, a Karma atravesando el desierto y redimiéndose, a Danielle Moonstar convertida en Valkiria -junto a Brisa, su alado corcel-, a Magma convertida en un elfo del bosque… Unos especiales que nos mostraban cómo hubiera transcurrido la vida de nuestros mutantes en Asgard, de haberse integrado en dicho mundo –el cual, pudimos recorrer de cabo a rabo, con sus bosques, sus montañas nevadas, sus castillos, aldeas, ciudades, regiones subterráneas y palacios.

En UXM (Uncanny X-Men) Annual #10, Chris Claremont y Art Adams nos traían de regreso a Mojo y Espiral, que transformaban a los increíbles hombres-x en niños, los célebres Bebés-X. Éste especial merece la pena recordarse, porque en efecto, también estaba protagonizado por Dani, Sam, Rahne, Bobby, Illyana y Warlock. Al haberse «aniñado» Logan, Kurt, Ororo, Peter, Betsy, Pícara y Magneto, sólo cabía una posibilidad: que los Nuevos Mutantes tomaran las riendas y salvaran el día sin ayuda de sus profesores. Así, se confeccionaron nuevos trajes que dejaban atrás los uniformes amarillo y negro de la formación original, y demostraban que sí estaban preparados para ser los X-Men de reemplazo, cuando la ocasión lo requiriese –todo ello con una portada que homenajeaba el Giant-Size X-Men #1 de Dave Crockum

Por último, me gustaría añadir al listado el imperecedero Web of Spider-Man Annual #2 de Ann Nocenti y Arthur Adams otra vez, que nos mostraba una especie de Team-Up con Spidey y Warlock, que empezaba y acababa en la mansión-x, y contaba con cameo de los Nuevos Mutantes. En ésta singular aventura, Warlock se desplaza a la Gran Manzana para explorar nuestro planeta y profundizar en nuestras costumbres, encontrándose con cierto trepamuros de traje negro. *otro tebeo fascinante de mi niñez*

Entre todos éstos especiales, y algunas portadas que hizo para la serie regular, Arthur Adams dejó su huella en New Mutants e hizo que pasáramos página tras la etapa de Bill Sienkiewicz. Otra vez molaba ser un joven superhéroe, y daban ganas de irse a vivir a la escuela de Xavier, jugar al béisbol con ellos, bañarse en su piscina, ver a Ororo regar las plantas de su invernadero, ver un partido de fútbol por TV con Bobby, o acercarse a la taberna de Harry con Peter y Kurt, celebrar una fiesta de pijamas con Illyana, Kitty, Dani y Amara, enseñarle cosas de nuestro mundo al bienintencionado y voluntarioso Warlock, tomarse una lata de cerveza con Logan, contarle un cuento para dormir a Rahne, o flirtear con Pícara.

Los Nuevos Mutantes habían dejado atrás su etapa más sombría, y miraban el futuro con optimismo, interactuaban con los demás hombres-x y estaban tan unidos como una familia. Dominaban sus poderes, se habían hecho dueños y responsables de su destino, y nunca en la trayectoria de los X-Men, la mansión fue un sitio tan acogedor y brillante. Ahora que Magneto se había reformado, el sueño de Xavier de que los mutantes trabajasen por el bien de la humanidad se había cumplido al fin. El Universo Marvel era un buen lugar para ser mutante… al menos, por ahora. Pero ésa es una historia para otro día.

Anexo – No te quedes sin esos tebeos, hombre

La etapa de Bill Sienkiewitz en New Mutants se editó originalmente en nuestro país en la colección de Los Nuevos Mutantes Nº 18 a 34, aunque todavía frecuentaría los títulos de crédito como entintador hasta el Nº 39. Los anuales de Art Adams se publicaron dentro de los Especiales de La Patrulla-X y Los Nuevos Mutantes de 1987, y el Especial Verano de Spiderman 1988 de forum.

Más adelante, forum reeditó La Saga del Oso Místico en un volumen de Archivos X-Men que recopilaba NM #18 a 21, y el integral de Las Guerras Asgardianas en un volumen de la colección antológica Obras Maestras.

Si no tienes ninguno de aquellos tebeos, ¡no te preocupes! Su estatus de obra redonda indiscutible, y momento cumbre en la historia de nuestros mutantes, hace inevitable que se sigan reeditando cíclicamente cada pocos años. Precisamente ahora, Panini ha reeditado una vez más Las Guerras Asgardianas en un libro de la colección Marvel Gold que no puede faltar en tu biblioteca, y lo mismo con New Mutants, en otro volumen anunciado donde podrás encontrar los NM #18 a 25 incluido el Annual #1 que se titulará Marvel Gold Los Nuevos Mutantes: Hijos de las Sombras.

Además, ya sabéis que los Nuevos Mutantes están de plena actualidad, ahora que Marvel ha retomado sus aventuras y les ha otorgado un nuevo título con la misma cabecera que tuvieron en los 80. Han crecido, sí, pero apenas han cambiado en lo esencial, ¡incluso reivindican sus orígenes, vistiendo los mismos uniformes con que les vimos dar los primeros pasos! A lo que cabría añadir, de postre, el proyecto especial de Chris Claremont New Mutants Forever, o lo que es lo mismo: qué habría sido de nuestros héroes si su creador se hubiera mantenido al timón de la serie original. ¡Está claro que los Nuevos Mutantes son un clásico moderno que jamás morirá!

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Fletcher
Lector
16 julio, 2010 8:07

Ya está el tomo de los nuevos mutantes a la venta!?
 
Fletcher!!

Fletcher
Lector
16 julio, 2010 8:11

por cierto…, menudo artículo!!! Me va a llevar un tiempo leer todo esto!!! Muy currado!!
 
Fletcher!!

Raúl López
Admin
En respuesta a  Fletcher
16 julio, 2010 8:18

El tomo creo que aparecerá en Octubre si no estoy equivocado, eso si, tranquilo que estaremos al tanto para daros la tabarra porque la historia lo merece :p

Y si, Hector ha hecho un trabajo excelente con este segundo artículo, por cierto, os confirmo que mientras Hector quiera y pueda le publicaremos un artículo de forma quincenal los viernes, los dos siguientes ya los tengo, ¿os dice algo el nombre de Stan Carter?

Gaeta
Gaeta
16 julio, 2010 8:25

Decir que Adams fue el continuador de Sienkiewicz es quedarse en nada… El continuador de verdad fue  Blevins, que supo dotar de una nueva personalidad a los personajes: visualmente tenían un toque más infantiloide, pero realmente tenían que enfrentarse a grandes problemas. Para mí, la etapa Simonson-Blevins es muy superior a la de CLaremont-Sienkiwicz (esta sería la segunda en la historia de los NM).

Yuga Kali
16 julio, 2010 9:11

¿Participar en la primera saga de el Nido es un ligero escarceo?

José Torralba
16 julio, 2010 9:28

Gran artículo, Héctor, sobre un tema que se ve que te apasiona y que dominas (no como Vertigo o The Sandman :p). Anda, anda… fumemos la pipa de la paz que después de semejante y glorioso tocho no puedes seguir cabreado. Como muestra de buena voluntad hoy viernes, que no iba a publicar nada, te he cedido mi horario… y los viernes en los que yo publique cosas y coincidan con tus colaboraciones seremos vecinos (yo a las 8:00 y tú a las 12:00). ¡Así que pelillos a la mar!

PD. Ya te pillaré cuando vuelvas por mi sección porque tras repasar los comentarios encontré cosas como que a Alan Moore no le pidieron permiso para usar a Constantine o que la muerte de Element Girl en el número #20 coincide con el debut de Muerte. Porque me pillaste medio dormido que si no :p

PD. No sé si lo llegaste a leer, pero lo de Caius Pupus iba por el personaje de Las doce pruebas que comentó Javie y lo de los nazis es una frase hecha que no implica que seas uno… de hecho todo lo contrario.

jorgenexo
jorgenexo
16 julio, 2010 9:48

Sin llegar a supeditar la etapa Claramont-Sienkiewicz a la de Simonson-Blevins, como hace Gaeta, hay que reconocer que ésta última está muy muy bien. Lástima que aquí se publicara en aquel formato Marvel Two in one junto con… ¿el Dr. Extraño?
A mí Blevins siempre me gustó: quizás se adelantó a su tiempo precisamente por el toque infantiloide o semicaricaturesco también citado por Gaeta, tono que luego fue perdiendo (en mi opinión para mal, creo recordar dibujos suyos en Batman, Action o en Superman en los que había perdido bastante), pero actualmente no desentonaría en una serie como Runaways, por ejemplo.
Eso sí, para mí, su mejor obra es Bozz Chronicles, un tebeo, como sus New Mutants, a reivindicar. Y cerca su MGN de Los Inhumanos: su Medusa era increible.

Olga
Olga
Lector
16 julio, 2010 10:07

Y yo que en lo primero que pienso cuando oigo/veo a los Nuevos Mutantes es en el numero 12 publicado por Forum, con los chicos corriendo atraves del bosque y Sam gritando a un Kitty en primer plano «no eres una de nosotros» (y el suplemento del Doctor Extraño con la marcha de Clea)
Con Bill (todavía con el tiempo que ha pasado soy incapaz de escrbir su apellido sin comerme ninguna letra) lo q me aparece es Karma, en el Circo del dolor y a tormenta, con Dani poco después de que el oso demonio la apaleara con curandero el sanador de los morlocks examinandola y el comentario » duele? Si? Bien, si duele es que cura»

Lo que me pregunto, con un estilo como el de Sienkie, sus imagináis los números del crossover de inferno? Jarl!!!

guolberin
guolberin
Lector
16 julio, 2010 10:22

Enhorabuena, Héctor, gran artículo y grandísima etapa, en mi opinión, ade Simonson y Blevins también buenísma, pero no tanto, mejor la de Sienki.
 
Ah, sí, me suena Stan Carter, y mucho, muy buena saga, con secuela incluida. Ponte a escribir, Héctor, jejejeje

José Torralba
16 julio, 2010 10:24

Jajajaja, vale, vale, que nos enzarzamos y no es plan. Lo dicho: ¡bienvenido a los viernes de forma definitiva! Y oye, mola eso de ser Denzel Washington :p

PD. Estoy preparando un «golpe mortal de la muerte», pero es probable que no fructifique.

Iván B.
16 julio, 2010 10:42

Impresionante el artículo. Gracias.

Kubik
Kubik
16 julio, 2010 11:06

A ver, en serio… ¿Alguien se ha leído DE VERDAD la saga del oso místico? A Danielle se le aparece un, er, oso místico que la despedaza, pero al final, sorpresaaa, no era un oso, eran sus difuntos padres transformados en oso. Vale… ¿POR QUIÉN? ¿PARA QUÉ? Ah, eso da igual, esos pequeños detalles al señor Claremont, de toda la vida, se la sudan. Los padres de Danielle eran normales y modernos. De hecho, lo siguiente que vemos de ellos es que han montado una supergranja (¿Con qué pasta? Estaban legalmente muertos… Bueno, vale). Y en NINGÚN MOMENTO se sientan con su hija a tener «la conversación». Tipo… «Er, papis… ¿No estábais muertos? ¿qué cojones tenéis vosotros que ver con rollos místicos, por qué os convirtieron en oso, precisamente a vosotros, y os mandaron a matarme precisamente a mi? 

Sergio Robla
Autor
16 julio, 2010 11:29

¿Te has leido de verdad la saga? 😉 Sí era un oso, un demonio oso que había poseído a sus padres.

guolberin
guolberin
Lector
16 julio, 2010 11:36

Parece que no se la ha leido, pero es más, parece que no ha leido ningún comic de superhéroes. Si buscas explicaciones lógicas y cientificamente demostradas, te has equivocado de comics.

Phantomas
Phantomas
Lector
16 julio, 2010 11:40

Joder, que grande los Nuevos Mutantes de Claremont y Sienkiewicz… Yo siempre fui más seguidro de la Patrulla que de los Nuevos Mutantes, pero es que el dibujo era tan, tan… extraño, que joder, no podias dejar de comprarlo…
 
Y luego eras tú, Héctor,  el que decía que DC experimentaba en los ’80, que mamón, no querias desviar la atención a Marvel para que no reventaramos tu artículo 😛
 
PD: Sobra decirlo, gran artículo!!!

Kubik
Kubik
16 julio, 2010 11:55

Chicos, que el cómic sea de super héroes no es una excusa para no explicar nada. Los comics buenos explican las cosas (dentro de la lógica de un universo super heróico). Un oso místico no puede poseer a los padres de la mutante Danielle Moonstar porque sí, sin explicar por qué los elige a ellos, por qué quiere perseguir a Danielle también, qué efecto tiene semejante experiencia en esos padres… Ahí había una buena historia y Claremont la dejó escapar, como casi siempre. Como el famoso caso Masacre mutante. Llegan los merodeadores y matan a todos los Morlocks. Pum, puuum, que chulooo. Er… ¿Por qué, señor Claremont? Puees… porque los contrata mister Siniestro. Ya, pero ¿POr qué? ¿para qué? Pueees… ¿Has visto qué chulo Cazador de cabelleras disparando? Puuum…

I´m with a Skrull!
Lector
16 julio, 2010 12:14

«Llegan los merodeadores y matan a todos los Morlocks. Pum, puuum, que chulooo. Er… ¿Por qué, señor Claremont? Puees… porque los contrata mister Siniestro. Ya, pero ¿POr qué? ¿para qué?»
Limpieza genetica, para Siniestro, los morlocks son basura genetica.

Sergio Robla
Autor
16 julio, 2010 12:16

Pues depende: cientos de razas de invasiones alienígenas nos invaden porque sí, Belasco se lleva a Illyana entre los millones de seres humanos porque sí, Dracula se enamora de Tormenta porque… bueno, porque está buena… Pero la idea de siempre es que si hacen cómics sobre un personaje es porque le pasan cosas quiera o no quiera. Que somos gafes, vaya.

¿Conoces el personaje de Siniestro? La Masacre Mutante fue eugenesia.

billyboy
billyboy
Lector
16 julio, 2010 12:17

En mi pueblo llego una de esas crisis de los comics (donde todos los sitios se ponian de acuerdo para no traer nada en varios meses) y me quede sin ver el final de la historia de la Karma obesa ¿alguien me podia decir como acabo ese arco?,yo como que no me creia que esa fuese en realidad Karma,aun mas cuando la vi bastantes años despues con una figura estupenda.

jorgenexo
jorgenexo
16 julio, 2010 12:20

¿Realmente se está metiendo con el Claremont de los 80? ¿Los comics buenos explican las cosas? ¿Tú has leído a Daniel Clowes, Kubik? Ah, que estamos hablando de la lógica de un universo superheróico… ¿Tu has leido a Grant Morrison? Curioso. Por cierto, ¿explican el El Exorcista por qué el demonio eligió a Regan? ¿No será tanto que no te explican como que no entiendes? Porque lo de preguntar por qué Siniestro manda a los Marauders a matar Morlocks es como preguntar por qué Hitler mandó a las SS a matar judíos…

guolberin
guolberin
Lector
16 julio, 2010 12:43

Billyboy, así resumiendo mucho, Karma estaba poseida por el Rey Sombra, al final de esa saga consiguieron rescatarla, pero se quedó obesa. Entonces, en las Guerras Asgardianas ella se pierde en el desierto un tiempo y adelgaza (por el calor y todo eso 😉 ). Al final, Loki, cuando les deja marchar de Asgard dice que todos volverán sin los cambios que habían experimentado en Asgard, salvo Karma, que conservará su figura a modo de regalo de Loki.
 

Tiegel
Tiegel
16 julio, 2010 12:49

Aquellos que tuvieron que dibujar a Warlock después de Sienkiewicz nunca olvidaron a su señora madre

John Space
John Space
16 julio, 2010 12:52

Apláudesele de nuevo, Héctor.

Kubik
Kubik
16 julio, 2010 12:56

Sergio, precisamente has sacado dos temas en los que se han preocupado expresamente en dar una explicación. Las razas que más recurrentemente nos invadían (los kree y los skrull) lo hacían por razones variopintas (según el guionista de turno), pero justificables: que si la tierra estaba justo a media distancia entre ambos imperios, que si ambas razas tenían envidia de nuestro potencial genético… Respecto a Illyana, deberías volver a leer el comic en el que ocurre: Belasco no la elige entre todos los humanos. Es que, ups, los X men se habían instalado en una isla que contenía (también es mala pata) un portal al limbo de Belasco, e Illyana estaba con ellos de visita. Es decir, era la niña virginal que tenía más a mano. No la eligió, estaba allí. En cuanto a mr Siniestro, esas explicaciones sobre sus motivaciones las fueron creando los guionistas posteriores a lo largo de los años. Claremont lo creó como un mc Guffin pseudoomnipotente, sin comerse mucho el tarro. Según el libro de Clemente, en aquella época iba improvisando. Metió lo de mr Siniestro y luego ya vería qué hacer con él. No tuvo ocasión…

Kubik
Kubik
16 julio, 2010 12:58

Pero Claremont siempre ha sido muy de gratuidades molonas. Le gustaban los personajes de Ann Nocenti y quería usarlos, así que haala, Longshot aparece, con lo grande que es la tierra, en el salón de los X men. Vale, pero es que luego le gustaban los personajes de Capitán Britania, así que ¡Mojo y Espiral deciden utilizar a la hermana de aquél y ponerle cámaras en los ojos, aunque no la conocen de NADA ni pertenecía a la Patrulla en ese momento. ¿Por qué a ella? Porque era molón…

Olga
Olga
Lector
16 julio, 2010 13:04

Pues digo yo que pardease decisiones tan «salomónicas» de claremont, más de una vez ha ducho que a él le gusta tessa, que no entiende por que a más gente no (a ni si me gusta) pero casa vez que intenta usarla se la modem viva (el personaje o la colección en la que este el personaje

guolberin
guolberin
Lector
16 julio, 2010 13:05

Creo que te equivocas, lo de la limpieza genética lo explicó Claremont, no guionistas posteriores. Mr Siniestro aparecía muy a menudo a partir de la masacre, hasta Inferno y hasta entonces iba dando pistas de todo. No sé si Claremont improvisaba o no, pero a pesar de ser famoso por sus cabos sueltos, ese tema lo dejó más o menos resuelto. Ahora, que no te guste o no te convenza es otro tema.

I´m with a Skrull!
Lector
16 julio, 2010 13:07

Prefieres una asociación tipo Apocalipsis-Mr Siniestro: Survival of the fittest? porque apocalipsis ya habia aparecido en x-factor.
Y que coño, que queria matarlos porque eran feos, quien necesita mas explicaciones?

guolberin
guolberin
Lector
16 julio, 2010 13:09

SObre lod e Longshot y Mariposa y las casualidades, pues sí, es casualidad, pero eso ocurre de toda la vida en los comics, en no sé qué número de los 4F de Stan Lee y Kirby no recuerdo a qué se enfrentaban los 4F y sale Mr Fantástico con un comentario tal que así «Hombre, casualmente tengo aquí un arma que llevo días investigando que nos viene que ni pintado para acabar con esta amenaza» y hala, ganan los buenos. Como te ha dicho Sergio «Pero la idea de siempre es que si hacen cómics sobre un personaje es porque le pasan cosas quiera o no quiera.»

Olga
Olga
Lector
16 julio, 2010 13:19

Taba pensando, cómics densiperheroes que can al trabajo se casa, tienen miedo de la crisi económica de la subida de las hipotecas, de perder puntos del carnet de conducir, riñen a los hijos por suspender y/o terror curso, no saben si llegaran a fin de mes onsi el banco les embargara el piso…..
Uy, no si eso nos
Pasa a nosotros, si leemos cómics de supereheroes y esperamos todos los meses sus problemas es por que una cosa esta clara, seguro qu salen bien y además son diferentes a los nuestros

guolberin
guolberin
Lector
16 julio, 2010 13:31

Otro ejemplo, qué casualidad que de todas las mujeres de NY, Octopus se fijara en tia May para incluso casi casarse. Definitivamente, esas casualidades o gratuidades molonas no son cosa de Claremont, son cosa de los comics

Alfonso García
Alfonso García
Lector
16 julio, 2010 13:54

Excelente artículo, me ha encantado. La etapa de Sienkiewicz me da cierta pena porque compraba Los Nuevos Mutantes y cuando entró en la serie, al poco tiempo, cambió de periodicidad de quincenal a mensual porque muchos lectores se iban espantados. La verdad es que su dibujo hizo mucho daño a la serie en España, que incluso llegó a bimestral, parece ser, por su culpa, según se comentaba en los correos.Yo seguí fiel a la colección hasta el final pero no fuimos muchos. ¡Qué cosas! Ahora resulta que es imprescindible (cosa con la que estoy de acuerdo). Su etapa es la mejor de toda la colección sin desmerecer la de Claremont-McLeod o la de Simonson-Blevins. De vez en cuando, releo los números de la Saga del Oso Místico o Legión (estos tres últimos de lo mejor que ha escrito Claremont, al que se le nota cómo está de inspirado cuando da con un artista con el que congenia) y veo que siguen siendo geniales. Me gustaría que si hicieran esa película proyectada de Los Nuevos Mutantes estuviera basada en las historias que dibujó Sienkiewicz (LEGIÓN, LEGIÓN, LEGIÓN)

Alfonso García
Alfonso García
Lector
16 julio, 2010 13:56

Por cierto, Rahne no era católica sino presbiteriana si no recuerdo mal. En el número 12 de los Nuevos Mutantes, se mete en una iglesia católica en Brasil y piensa que el reverendo Craig haría algunas de las suyas con ella

Olga
Olga
Lector
16 julio, 2010 14:06

Alfonso, tu también estuvise ahí hasta el ultimo? No fui la ubica supongo que entonces q se rabo al chico pájaro y la muerte de dough de un disparo de ano-hombre aunque comencé la colección tarde y me hice con los que me faltan en un mercadillo y de retapados es una colección emblemática

Ocioso
Ocioso
Lector
16 julio, 2010 15:26

Por fín he podido sacar un ratito para leer tranquilamente el artículo y solo puedo dar gracias a Hector por su apasionada labor de recuperación y exhaltación de los clásicos de nuestra…bueno, de cuando éramos 25 años mas jóvenes. Una gozada.
Me ha encantado que el texto esté adornado con páginas originales para poder apreciar todas las guarrerías que hacía Sienky para conseguir los efectos que buscaba.
No estoy de acuerdo (creo) con la supuesta alegría con que fué recibido por parte de los lectores de la época. La crítica y algunos fans con el gusto mas formado fueron capaces de apreciar la labor de Sienky, pero tengo entendido que el lector medio se espantó ante aquellas páginas y le reclamaba que volviera a dibujar «bien», como Adams. El dibujante solo estuvo poco mas de un año en la colección y fué sustituido por otros de grafismos mas clásicos, por lo que me temo que el experimento fué un relativo fracaso de ventas.
Respecto a las Guerras Asgardianas de Arthur Adams hay un aspecto de la obra que no se puede escribir en un texto medianamente serio pero que fué clave en la época: el factor calentón. Hoy en día se dibujan chicas rebuenísimas y puede que las mutantitas de Adams no resulten tan explosivas, pero en su momento fueron toda una revolución. Aun recuerdo la impresión que me produjo la primera viñeta de Karma en el desierto justo después de su adelgazamiento. Cuando escribo «la impresión que me produjo» estoy tirando de eufemismo.

frankie frank
frankie frank
16 julio, 2010 15:36

Estupendo artículo Héctor!
Definitivamente, Los Nuevos Mutantes era la serie de mi infancia. Con once o doce años, Sienkiewicz me dejaba flipado y no podía parar de releer sus comics. Por otra parte, a no ser que me haya liado, creo que no has mencionado el crossover con el Todopoderoso (de los pocos decentes de Secret Wars): me dejó flipado el comic en que se los cargaba a todos.

I´m with a Skrull!
Lector
16 julio, 2010 16:01

«Habría que esperar muchos años hasta que la relación de parentesco de Logan y su hermano quedara explicada en Wolverine: Origin de Paul Jenkins»
Espero que por referirte a su hermano no te refieras a dientes de sable.

Kubik
Kubik
16 julio, 2010 16:15

Guolberin, las casualidades no son cosa de los comics. Son cosa de los comics MALOS. En los buenos, las cosas no ocurren por casualidad, se explican y argumentan las causas y los efectos. Los ejemplos que pones son de los primeros años sesenta, cuando todo era más ingenuo, y el nivel de exigencia del lector (y los creadores) era más bajo. Aún así, Octopus no se fijaba en May, de todas las mujeres de Nueva York, para casarse. La conocía ya de haberla tenido de rehén, junto a Betty Brant, en el número original de los seis siniestros de Lee/Ditko. Después, Stan Lee rizó un simpático rizo, y cuando May ponía un anuncio para alquilar una habitación, lo contestaba Octopus, que necesitaba un sitio para pasar desapercibido. Años después, Gerry Conway introdujo una variante muy canalla: May quería sentirse útil e independiente, después de una bronca que le echaba Gwen Stacy por sobreproteger a Peter, así que se buscaba un trabajo… como ama de llaves de Octopus. No era una casualidad gratuíta, el contacto y la amistad de años existía (en todas estas aventuras, ella no era consciente de que él es un super villano). Después de meses en ese puesto, finalmente Octopus pedía su mano… pero no por amor, sino con una justificación algo chusca: May había heredado algo valioso (una mina de uranio, creo recordar) y Octopus quería trincar la pasta…

Kubik
Kubik
16 julio, 2010 16:20

Respecto a «lo de la limpieza genética lo explicó Claremont, no guionistas posteriores. Mr Siniestro aparecía muy a menudo a partir de la masacre, hasta Inferno y hasta entonces iba dando pistas de todo»… La memoria te engaña. Tengo TODOS esos cómics, todos, encuadernaditos y todo. Y sí, mr Siniestro salía mucho, pero no daba pistas de NADA que tuviese que ver con sus razones (ideológicas, genéticas o de cualquier índole) para ordenar la matanza de los Morlocks, excepto una aparición con sus merodeadores poco antes de La caída de los mutantes, en la que Siniestro se trasladaba con ellos a su nuevo laboratorio… en los túneles Morlock, que toma para él.  Por lo demás, nasti. El uso más interesante de mr Siniestro por aquellas fechas fue de Louise Simonson (supongo que tras hablarlo con Claremont) en X Factor, cuando nos contó que Siniestro era el dueño del orfanato en el que había crecido Scott Summers, una revelación inquietante. Su interés por la descendencia de Scott (Cable, personaje que ni existía en tiempos de Claremont) o su relación con los abuelos de Scott ya fueron cosa de Nicieza. Su relación con Apokalipsis es cosa de Lobdell, y el papel de éste en la creación de Siniestro lo escribió Milligan.

Kubik
Kubik
16 julio, 2010 17:26

De hecho, Hector, Conway se subió al carro… de Len Wein. En la historia original de Conway sobre la boda con May, Octopues era un bastardo sin escrúpulos que, simplemente, utilizaba a May. Len Wein, su sucesor al timón de la cole, fue el primero que plantó lo de que la dulce May sí que había llegado al corazoncito del buen doctor.  

Hachas
Hachas
Lector
16 julio, 2010 18:21

Lo que hacía CLaremont que llevaba década en los mutantes era plantar semillas de historias, en un cómic aparecían dos alienígenas pegándose y al cabo de 50 números te explica a qué venía eso. Hasta que lo echaron, claro. Pero tarde o temprano lo explicaba, no como la serie Perdidos.
Los Nuevos Mutantes fue la mejor serie juvenil de todos los tiempos hasta que llegó ROB! y la corrompió…

I´m with a Skrull!
Lector
16 julio, 2010 19:28

Yo me referia mas bien, Hector, a que en la mini de lobezno origen, en ningun momento sale Dientes de sable, de hecho, en Lobezno: El Fin(que podria ser un epilogo de la misma), si aparece un hermano, el cual se habia mantenido en la sombra, y parece del cual se sacó la inspiración para Romulus, teniendo en cuenta ademas que la primera aparicion de dientes de sable es en la cabecera de Iron Fist, yo diria mas bien que el origen de dientes de sable es algo que se ha dejado por «desvelar» mas por su poco interes que otra cosa.

Sergio
Sergio
16 julio, 2010 22:23

Gran artículo Héctor, justamente estoy repasando las clásicas histórias de aquel entonces, cuando yo también tenía 8 años…estoy disfrutando mucho de nuevo con la vuelta de la colección y los personajes, y espero impaciente el New Mutants Forever de Claremont!
Larga vida a los antaño Bebés X!  

DaniSpite
DaniSpite
Lector
17 julio, 2010 4:46

Genial el artículo.  Si ya tenía ganas de ese Marvel Gold con la saga del Oso Místico, las has multiplicado.  A mi siempre me ha parecido que el arte de Sienkiewicz, tan siniestro a veces, le daba un toque a novela de misterio adolescente, del tipo de Los Cinco.
 
IWaS, Héctor, decir que desde Marvel confirmaron en su momento que dejaron sin resolver el tema de si Perro era Dientes de Sable para que el lector sacara sus propias conclusiones sobre ello.  Yo añado que probablemente con la intención de sacar una secuela.  Y la verdad es que, de haberse mantenido con esa calidad, hubiese sido interesante tener un par de mini-series más.

Hachas
Hachas
Lector
17 julio, 2010 13:12

Ke mal rollo la saga esa de The Fall of New Mutants, ya verás como me hacen un estropicio para sacar una nueva colección de adolescentes mutantes como ya hicieron con Generación-X…

Hachas
Hachas
Lector
17 julio, 2010 13:17

Y qué fuerte que en Second Coming los X-Men, es más, toda la raza mutante se ha salvado gracias a 2 Nuevos Mutantes, Warlock se carga a Cameron Hodge, un tipo que ni siquiera todos los mutantes juntos pudieron contra él en Proyecto Genosha. Y qué decir de Cifra, el chaval que sólo sabía insultar en varios idiomas se ha cargado él solito a Molde Maestro, un centinela que ningún grupo desde los primeros X-Men hasta los mutantes del futuro de Días del Futuro Pasado ha podido destruir!!!

luis r
luis r
18 julio, 2010 0:33

grandisimo artículo, felicidades al autor
por otra parte, atendiendo a un comentario anterior quiero decir que a mi tambien me gusta mucho el personaje de tessa, esperemos que pronto algún autor se acuerde de ella y haga algo interesante con ese personaje

gusgus
gusgus
Lector
19 julio, 2010 4:23

¡Impresionante el articulo!  ME recordo viejas èpocas forunianas leyendo la saga del oso miostico o auqel impresionante archivos xmen  con la lucha contra legion. gracias

guolberin
guolberin
Lector
19 julio, 2010 10:02

Kubik ha dicho :»Guolberin, las casualidades no son cosa de los comics. Son cosa de los comics MALOS»
Las casualidades son cosas que ocurren en la vida real, así que también en los comics, sean buenos o malos

Mazikeen
Mazikeen
Lector
19 julio, 2010 19:26

No había podido leerlo hasta ahora, gracias y gracias otra vez! Me ha encantado! Ahora estoy picada con esto, a ver de dónde lo saco..:)