Entrando a la madurez
«Estos titanes adolescentes, estos autoproclamados héroes»
Admito que mi entusiasmo con los Titanes se ha ido apagando al principio de este tercer tomo. Cuesta acercarse a esta trepidante aventura para adolescentes cuando los años se cargan sobre tus espaldas de cuarentón. Sin embargo, por las razones que también desgranaré a continuación, el volumen remonta, y de qué manera.
Lo dicho, el cómic en realidad no hacía más que ganar enteros si la época y la edad te acompañaban para ello. Comienza muy fuerte con la llegada de un enemigo que dará para mucho, el Hermano Sangre, poniendo sobre el tablero el tema de las sectas religiosas y la manipulación de los medios (atención a la sibilina Bethany Snow).
Sin embargo, visto desde la distancia las costuras son difíciles de evitar. El sectarismo es tratado de forma torpe (hay una discusión entre Wally y Dick bastante inocentona al respecto de lo que es una «verdadera» religión y una monja sin crucifijo), además de que, no sé si por culpa de Wolfman o de Pérez, el escenario huele a cartón piedra (la suntuosa iglesia del culto ¡o la araña gigante! no ayudan).
Al segundo número ya se van desplegando los futuros enemigos que no harán si no llevar a los Titanes al espacio. Igualmente, algo que seguro se viviría con ojos fascinados en aquel momento, visto ahora resulta confuso y simplista. Wolfman recoge a sus nuevos niños mimados creados en Green Lantern y mantenidos en Action Comics, los Omega Men, y va desplegando sus ideas del sistema Vega… pero los conceptos se agolpan demasiado (hasta para cometer las famosas ¡incongruencias de continuidad!,chanchanchan, pues hace referencia a una Liga de la Justicia que estaba con un Supes a tope, pero muestra al Superman de Action Comics, que en ese momento andaba echo polvo).
Por cierto, que finalmente conseguiría darle serie propia los Omega al año siguiente. Al principio con el argumento del propio Wolfman, aunque guionizada por el famoso rotulista Todd Klein. Ésta se situaría temporalmente antes de los acontecimientos que nos ocupan, aunque todo lo referente al origen de la diosa X’Hal terminaría siendo refutado por el nuevo guionista. Y hablando de series que lanza el imparable Wolfman, en el New Teen Titans #21 se ofrecía un preview de Night Force, con el gran Gene Colan a los lápices (vamos, el equipo de la Tumba de Drácula de Marvel).
Pese a todo lo dicho, hay dos factores clave que no sólo salvan estas dos sagas de los Titanes, si no que las encumbran. Primero, son ciertamente innovadoras y espectaculares, principalmente gracias a un George Pérez, ahora sí, en puro estado de gracia. Y segundo, se van introduciendo semillas y se las deja germinar con un cariño velado que dará unos frutos ciertamente jugosos y sorprendentes.
Lo de Pérez ya lo desgrané en su momento, pero no por eso me quitaré el placer de reiterarlo ahora. Es un despliegue extraordinario de rostros expresivos, de trucos narrativos que multiplican las elipsis, de diseños y de detallismo elevado a la máxima potencia. Este último (fruto también de una perfecta coordinación con Romeo Tanghal) se desata en el primer anual de la colección, que culmina la saga espacial, y ya no abandona la serie.
Respecto a esas semillas, tenemos muchas; la presentación del fiscal Adrian Chase (NTT #23), el futuro Vigilante que Wolfman se preocupa de ir definiendo y dar un milimetrado origen. La caída en los infiernos de Raven, que en algunos momentos llega a resultar realmente amenazante. La madurez de Dick, no sólo en cuestión de sus sentimientos hacia Kory, si no respecto a sus compromisos como sidekick y líder del grupo. Y las propias redes que va tendiendo Hermano Sangre en contra de los Titanes.
En todo caso, como si el guionista hubiera escuchado las quejas del lector del futuro ya no adolescente, nada más cerrar la saga galáctica, vuelve el Wolfman más realista y comprometido. En dos números, en los que para colmo Pérez hace malabarismos para aguantar las conversaciones, los sentimientos y las escenas más duras, Wolfman demuestra la diferencia entre simple y comprensible, entre naif y delicado.
Nota para entomólogos de la continuidad (sí que nos ha calado este mote…), Robin le dice a Starfire que acaba de salir de una relación que ha salido mal. Se refiere a Dala Vadim, una vampira que le sedujo para traicionarle en Batman #349. No os sonará de nada, pero la portadaca de Ross Andru merece la pena buscarla.
En estos números vuelve el ex-titán Speedy, haciéndonos sentir mal con su ignorancia del “no means no”. También tenemos de vuelta a Frances Kane, ya más segura de sus poderes, aunque claramente no una superheroína. Y ya que antes hablábamos de semillas bien regadas, aquí se nos presenta un nuevo personaje, una pequeña villana que pronto formará parte de los Titanes, una tal Terra. A ella se dedican los siguientes números, en los que se mete de nuevo la Hermandad del Mal.
Ellos siguen recordando que el culto de Hermano Sangre está vivo y buscan reconquistar Zandia. Los engaños son la clave del culto para seguir escalando poder mientras Raven sigue sufriendo crisis nerviosas. Pero para subargumentos, los de Vic con Sarah, que reiteran los malentendidos, y Donna con Terry, que por fin se lanza a pedirle matrimonio.
El tomo, sin embargo, cierra con un pequeño bajón. Una historia más simple de número unitario, en todo caso necesaria en el conjunto para respirar ante tanta emoción contenida y lo que está por venir. Es la presentación de los hermanos Trueno y Rayo, por cierto.
Estos tres volúmenes de Titanes que llevamos ya, salvo por un par de números, fueron publicados por Planeta en una edición muy correcta en tapa dura. Hablar de Zinco por aquella época sigue siendo doloroso pues, hasta la llegada de Saavedra, faltan portadas, viñetas, números, la traducción es nefasta (handicapped traducido como subnormales no se perdona ni en los 80), los bocadillos están cambiados un día sí, otro también, y las páginas con el color invertido eran tan habituales que ya casi era difícil confirmar si Gar era naranja o efectivamente verde.
A partir de ahora tantearemos lo que, en su mayoría, nunca se ha reeditado correctamente en nuestro país, salvo por la afamada saga que dará nombre al próximo volumen. Los minitomos de Planeta estaban muy reducidos y no siempre bien impresos (aunque su precio correspondía a lo que ofrecía, qué duda cabe).
Nos perdáis el siguiente, llega la saga por excelencia y os contaremos porqué.
De más a MÁS
Guión - 8.5
Dibujo - 9
Interés - 8
8.5
Comienza la verdadera fiesta
Enrique,muy buena reseña como siempre.
Efectivamente, la Zinco de esos años no era la que conocimos después, ésta es la Zinco PreCrisis, afortunadamente el cambio que hizo la editorial con las Crisis y lo que vino después sirvió para que nos dieran los mejores años de DC en España, muchos nos aficionamos a DC en aquel momento.
El tomo lo tengo, pero todavía no lo he releído, no tengo fresco el tebeo como para aportar nada,sí que recuerdo todo lo que pasa,me falta mi mirada actual sobre esos tebeos que tendré cuando pueda releer.
De ecc prefiero no hablar.
Un abrazo fuerte.
Muchas gracias Jaime! Ya estaba empezando a dudar que alguien se leyera estas reseñejas (reseñas añejas). Seguro que para la próxima del contrato se animan más… abrazaco!
Sí se leén.
Como Jaime, a veces no están frescas y no se comenta, pero el material ochentero, sea Marvel o DC siempre cae como agua de mayo para algunos aqui.
Efectivamente, yo las estoy leyendo religiosamente. De hecho he comentado porque vi que en la del segundo tomo no comentó nadie y me sabía mal con la currada que te pegas Enrique, pero es eso,hay veces que al no tener fresca la lectura uno siente que no tiene nada que aportar.
Y al igual que Justiciero, yo todas las reseñas de material Marvel y DC de los 80 me las leo sí o sí.
Enrique,tienes lectores silenciosos,pero fieles.
Y que estamos más guapos callados.
Jajaja graciaaaas. El q me preocupa ahora es Dr Kadok, q hace tiempo q no se le ve el pelo
Jejeje acá ando Enrique siempre siguiendo tus notas. No comenté nada porqué tengo leido muy salteado todo Titanes, de los números sueltos que me venían en las bolsitas de saldo 3×1$ (igual que ahora, si señor). Algunos me parecìan muy buenos, pero la mayoría me parecían medio anticuados, para el resto de lo que leía en ese momento de Zinco o Perfil (todo postCrisis) o incluso comparado con Crisis de los mismos autores. Recién ahora más grande lo revalorizo sabiendo que eran comics de la primer parte de los 80, y revolucionarios en su entorno. Y Perez siempre es Perez.
Bueeeno, me alegra leerte, es q ni en las novedades!
Efectivamente, xD.
Yo las leo siempre! Sigue al pie del cañón!
Gracias Malone!
Eso ha sido un comentario ejemplar. Creo que nunca había distinguido tan buen criterio con tan poco, enhorabuena.
No tengo yo muy claro a qué volumen de los Nuevos titanes dieron peor trato los chicos de Zinco si al primero con sus numerosas pifias o al segundo con Saavedra y Pradera a pleno rendimiento. Idea nefasta aquella de saltarse 40 números para empalmar con la segunda etapa de Pérez, lo cual es aún peor si tenemos en cuenta que fue muy corta, cosa que por supuesto sabían.
Creo que, nostalgias a un lado, Zinco pifiaba más (ojo, contando solo desde la llegada de Saavedra y Pradera) que otras editoriales que han llevado DC como la actual. Si bien es posible que puedan ser más numerosas las de ecc, las de Zinco me parecen más gruesas.
No estoy de acuerdo con lo del precio de los tomitos de Planeta ya que simultáneamente salía JLA/JLE que por 1’50 o 2’50 más, según el caso ofrecía entre 50 y 100 páginas más. No salían las cuentas.
Entiendo que la nostalgia a veces me nubla (aunque aún así he intentado un ejercicio de crítica con una editorial que adoro) pero no criticaría a Saavedra y Pradera. Una editorial es lo que es y todas tienen que ganar dinero, Zinco no sólo se saltó 40 números sino que nos dejó sin muchas series clave (Flash, por ejemplo). Pero la calidad de estos freelancers fue precisamente, en el ejemplo que comentas, incluir, en el 50 del vol 1 de Zinco, una lista comentando lo que pasaba en todos y cada uno de esos números que se saltaron. Ese tipo de detalles es el que nos hace tenerles en tanta estima. Y no creo que les importara que la vuelta de Pérez fuera corta, pero más ponerse al día con una edición USA que estaba al rojo vivo y por lo que además conseguirían incluso publicar el crossover con Batman, algo inédito en nuestro país.
Bueno, la nostalgia, pese a cimentarse claramente en la subjetividad emocional, también tiene su parte empírica: la primera vez que experimentas algo siempre es la que mejor recuerdas. Así que la primera vez que leímos los Titanes, o Año Uno o Legends, aunque la edición no fuera ni se acercase a la mejor, la huella que deja te hace volver a ese recuerdo, pero ya no desde un punto de vista sentimental del recuerdo, sino por su permanencia indeleble.
A mí eso me pasa con las traducciones, y también con el color (aunque un recoloreado posterior sea visualmente más agradable, mi mente siempre se va al anterior) y creo que es lo que le pasa a muchísima gente con los doblajes de los Clásicos Disney actuales, que prefieren los antiguos pero no (o al menos, no solo) por nostalgia, sino porque desde el punto de vista funcional, algo chirría.
Quien golpea primero golpea dos veces.