La soap opera más divertida
«Hoy era el día que íbamos a casarnos»
Bienvenidos fans de los Titanes a la segunda entrega de este prometedor viaje por la serie de la pareja de oro de la DC ochentera.
Nos encontramos aún en un disfrutable y tranquilo despegue al que le quedan todavía muchas entregas para alcanzar su cénit. Pero desde luego eso no quiere decir que éstas sean menospreciables y, desde luego, tediosas. Abróchense los cinturones que si por algo se caracteriza un cómic triunfador en aquella década de nuevos lectores adolescentes es por la sabia combinación entre acción y emoción.
Y si de lo segundo vamos a tener a paladas, empecemos por la saga que abre el segundo tomo de los Titanes para disfrutar de acción a raudales. Wolfman, gran conocedor de la historia ficticia de la editorial (como demostraría en unos añitos), se marca un homenaje a la Patrulla Condenada aprovechando la conexión con Changeling. Y lo hace a lo grande, no sólo porque rescata a los asesinos del desgraciado grupo, Madame Rouge y Capitán Zahl (que no habían aparecido desde aquello), y revive a la Hermandad del Mal, con los clásicos Cerebro y Monsieur Mallah junto con nuevos miembros creados para la ocasión: Warp, Phobia, Houngan y Plasmus. Si no porque se marca un Nick Fury con bases subterráneas, ciudades volantes, ejércitos acorazados y un nuevo país para el universo DC; la africana Zandia, hogar artificial de mercenarios y delincuentes.
Vale que estas histrionidades (no voy a hablar del tanque des-evolutivo de Zahl) o la poca profundidad de los nuevos enemigos siguen desentonando cuando se leen con ojos actuales, pero dejándose llevar por el tono aún fantástico e irreal de la época, son disfrutables al 100%. De hecho, la presentación de nuevos enemigos que forman equipos de mercenarios profesionales se convertirá casi en una marca de fábrica de la colección de los Titanes.
Pero si todo esto es apabullante, no escatima emociones con en el famoso reencuentro que da título al tomo, pues desde aquel enfrentamiento con Terminator los Titanes andaban heridos y desperdigados. Wolfman no olvida las cicatrices que ha dejado en Donna su manipulación por parte de un dios, la recuperación de Gar y su cada vez más aprovechada química con Victor, además de su debate moral con Rouge, las ganas de guerra de Koriand’r… esto sin nunca olvidar la continua evolución de Dick como líder, las dudas de Wally como héroe y los miedos de Raven a mostrar sentimiento alguno.
A continuación, precisamente, tenemos un número más introspectivo en donde se exploran estas subtramas de desarrollo personal. Prestando, eso sí, especial atención a la facilidad para Koriand’r de entregar su corazón y dejar llevar su violencia. Una trama algo inocentona pero que muestra sentimientos a flor de piel. Como curiosidad mencionar que la grapa USA de los Titanes incluía un complemento del Captain Carrot y su Amazing Zoo Crew con la intención de presentar su nueva serie, ahí queda.
Tras un intermedio algo ligero, pero que sirve para presentar el personaje de Francis Kane (exnovieta de Wally que en el futuro tendría bastante provecho), volvemos a un número que también tira de emociones. No lo parece porque con la excusa de traer a un antiguo Titán honorífico, Starfire (que posteriormente sería conocido como Estrella Roja), los Titanes batallan durante casi todo el número. Pero éste tiene un final que tienes que ser de piedra para que no te humedezca los ojos (cuando tuvimos la oportunidad de entrevistar a Wolfman muy brevemente, no pude aguantar mencionárselo).
Por cierto que en ese número Wally se define como conservador en contra de sus compañeros “liberales”, algo inusitado en un cómic para jovenzuelos. Y el joven Flash será precisamente el protagonista del último número de la serie mensual que incluye el tomo, si nos saltamos otro número bastante chorra (en el que destaca solamente el invitado especial, Hawkman). En éste, Wally escribe a sus padres contando la última aventura del grupo, con lo que de nuevo, pese a la acción, lo que tenemos es una historia bastante sentimental, que refleja, aunque algo más pobremente, el mítico “un día en sus vidas”.
Este número incluye además la curiosa historia corta en la que un enemigo de los Titanes rapta a Wolfman y Pérez de Tierra Prima (como se llamaba nuestro mundo en el multiverso previo a Crisis) para sonsacarle los secretos de nuestro equipo, antes de que ellos mismos los rescaten.
Lo que me he saltado hasta hora, como os comenzaréis a preguntar, es el arte de Pérez. No os preocupéis que siempre tengo palabras para el artista puertorriqueño, pues hasta me duele ver algunas de sus composiciones y saber que ya dejó de darnos nuevas alegrías. Cierto que en ocasiones se nota su falta de base anatómica (él mismo admitía haber aprendido copiando) pero, aparte de ese y algún otro detalle de novato (los animales no terminan de convencer), si los Titanes alcanzó el estrellato es responsabilidad suya en un 60% (como mínimo).
Salvo por el baile de entintadores, el dibujante cada vez se afianza más con rostros propios y expresivos para cada personaje, composiciones de página totalmente cinematográficas e innovaciones visuales rompedoras. Pérez desajusta de manera instintiva la orientación de la página en pos de una narrativa tan sugerente como fácil de seguir, como en el combate de Starfire con las amazonas en el que las viñetas horizontales y verticales se enfrentan por el espacio de la página. O comienza a usar tímidamente el sombreado para enfatizar momentos graves, llegando a siluetas para no explicitar situaciones más violentas.
Y qué decir de las batallas. El maestro de la masificación de personajes no lo es por su detallismo, sino por su capacidad innata de planificación de viñeta que nunca satura y en la que cada uno sigue una coreografía distinguible e integrada en el diseño completo de la página. Por no saltarnos uno de sus efectos favoritos que son sus composiciones de rostros en primer plano y figuras embebidas en el mismo espacio, siempre tan delicado como efectivo.
Este volumen, al contrario que el anterior, sí que esconde algunas rarezas, incluso una realmente inédita en nuestro país. Ésta es el The Best of DC (volumen 3, número 18) dedicado a los Titanes. Algo extraño, ya que el empeño era editar la primera etapa de Wolfman y Pérez en exclusiva, pero se incluye una historia con los lápices de Carmine Infantino. La respuesta es que estaba incluida en el ómnibus de dónde se extrae esta edición española, me imagino, porque si fuera por completismo ya podían haber incluido el Wonder Woman #287 (también de Wolfman junto con Don Heck y con los Titanes de estrellas invitadas). En todo caso, The Best of DC era una cabecera para la reedición de clásicos y, aprovechando que en ese número ofrecían la etapa de Neals Adams en la colección original, incluyeron esta historia bastante simplona a la par que entretenida, para presentar a los despistados la nueva colección que estaban desarrollando Wolfman y Pérez.
La otra curiosidad (aunque ya la incluyera Planeta en su edición de bolsillo) es Tales of the New Teen Titans núms. 1-4 USA, un spin-off provocado por el éxito de la cabecera principal, con el objetivo de hacernos conocer mejor a los nuevos personajes. Se sitúa cronológicamente después del 20, así que perfecta su inclusión (siendo quisquillosos, otro que podrían haber incluido ya que iba cronológicamente en medio era el Action Comics #532, de nuevo de Wolfman, junto a Curt Swan, en el que Superman y nuestros titanes se enfrentan a H.I.V.E.).
Estos cuatro números dedicados a Cyborg, Raven, Changeling y Starfire son una delicia para los amantes de Pérez. Cierto que Wolfman no aporta nada excesivamente nuevo sobre los personajes, hay que entender que son números de complemento y en aquella época no se usaban trucos baratos para hacerte comprarlo todo. Pero sí que dan profundidad a los protagonistas y aparecen muchos secundarios que adquirirían importancia para los Titanes con el tiempo, especialmente en el caso de Starfire. Por cierto que la edición incluye un texto de Wolfman sobre esta miniserie.
En resumen, seguimos disfrutando de una serie que demuestra porqué era la más vendida de DC y casi del mercado, con permiso de los imbatibles X-Men. Es en parte necesario entender la época y el público objetivo, pero aún sin entrar en el juego es difícil no disfrutar de un tebeo que combina con tanto arte ligereza con soap opera. Brindemos pues con champán, como ellos en el último número de Tales, excepto Gar, que es menor todavía, y Raven, que no prueba el alcohol (aguafiestas hasta el final).
Lo mejor
• Como Wolfman va cocinando los personajes a fuego lento.
• Seguimos con un Pérez en mejora paulatina.
Lo peor
• Sigue siento algo bidimensional en algunos aspectos.
Despegamos
Guión - 8
Dibujo - 8.5
Interés - 9
8.5
El balance perfecto de acción y emoción
Efectivamente esta edición está basada en la de los más recientes ómnibus americanos. Por eso se incluye lo mismo en mismo orden aunque ecc hace los cortes donde mejor le conviene. Aún así la historia del DC Digest sí que fue publicada tanto por Zinco como por Planeta. Zinco la pudo sacar gracias al 59 de la primera serie que reeditaba tanto esa historia como la procedente del DC Presentsi 26. Y Planeta se basaba, solo hasta cierto punto, en los Archive edition que también la incluyeron.
Estaria muy bien eso de que en los omnibus USA se hubieran incluido otras apariciones del grupo. Además de las que mencionas está otro número de Wonder woman dibujado por Gene Colan que sacó Planeta en un tomaco y también el primer Action comics de la etapa Byrne.
Lamentablemente no creo que ecc tome iniciativas de este tipo. El único caso que recuerdo es cuando incluyeron un número de Hawkman en uno de los jibaros del Superman de Byrne que en USA nunca se ha incluido.
Hola Mick, gracias por los apuntes. No sé de que 59 hablas porque el vol 1 de Zinco sólo llegó hasta el 50. Y en éste efectivamente incluían el DC presents, pero no el The Best of DC (que es el supongo que te refieres con DC Digest).
Perdón, me refería al 59 USA que reeditaba dos historias cortas. Ya a partir del 60 empezaron con la reedicion de la serie baxter con papel normal. No sé por qué he dicho DC Digest, probablemente me haya confundido con otra serie similar llamada DC Blue ribbon digest.
Zinco la publicó en el número previo a la boda de Donna Troy porque les venía bien para publicar la boda sin trocearla, aunque luego el resto de números les daba igual trocearlos.
Pues tiene usted toda la razón, en el 40 exactamente. Lo de trocear era práctica habitual en la época por culpa del heredado formato Vértice, al igual que hacía Fórum. Pero hay que admitir que Zinco fue el primero también en publicar en formato americano de una vez y dejarse de extras…