Edición original: Les incidents de la nuit, Integrale tome 1, 1999 / 2012, L´Association.
Edición nacional / España: Los Sucesos de la Noche 1. Colección Novela Gráfica. Abril 2015, Norma Editorial.
Guión, dibujo y tinta: David B.
Formato: 96 páginas en blanco y negro editadas en cartoné.
Precio: 20 €.
No me imagino mi vida sin las esporádicas explosiones de asombro que me provoca el tebeo. Meses de lecturas que llevan a dar con esa joya que refuerza la afición y el tiempo invertido. En otras ocasiones he hablado de esto en esta casa. Me refiero a esa necesidad ya no del fan, ya no del seguidor, sino humana y tan visceral, tan cercana a la sed, de encontrar historias con las que conectar. Asistimos, en mi caso la mayor parte de mis horas de vigilia, entre mi trabajo y mi tiempo de ocio, a la narración de relatos, como manera, primero, de entretenernos, segundo, de alejarnos de las miserias de la vida de cada uno y tercero, como manera de comprender lo que nos rodea. Todos los puntos son importantes y reclaman su atención según el momento, incluso a veces resulta que confluyen a la vez. Pero este tercer punto supone un paso más allá del mero entretenimiento. La articulación de la realidad a través de las historias supone la catarsis ante el paso por una existencia que no tiene sentido alguno, que deriva a la entropía de manera tan arrogante como pícara y que resulta en un caos al que tratamos siempre de poner orden. Y solemos perder. Solo por eso, solo por su capacidad para hacernos comparar, para hacernos entender y para darnos consuelo, la literatura debería recibir el mayor de los respetos por parte de los altos poderes políticos. Un respeto similar al que recibe la religión, pues su uso, básicamente, es el mismo para las personas versadas que han tenido la inteligencia de alejarse de sacerdotes y demás cantamañanas. Pero hay que recordar que vivimos al final en una mezcla payasa de 1984 y Un Mundo Feliz, donde el pensamiento crítico se condena y se aplaude la mente universal globalizada, cordera y obediente, de modo que leer resulta, de nuevo, un acto rebelde, pues existen placeres quizá más rápidos, más eficaces para crear opinión pública de baratillo y dinámicas de consumo más efectivas.
La parrafada anterior viene a cuento, y tanto, ya que esta obra de David B rescatada del olvido, habla de la importancia no solo de las historias, sino de cómo las percibimos y cómo influyen en nuestra vida. Y no solo los relatos, sino la palabra, connotando su auténtico poder invocador y definitorio. Así, David B, con mimbres lejanos a Grant Morrison, pero poniendo un pie en su obsesión por la metaficción y la influencia de la fantasía en nuestra percepción del universo, construye una historia que protagoniza él mismo, aún siendo esto imposible. Como punto de partida, unos sueños particulares, donde descubre una revista del siglo XIX, dedicada a la fantasmagoría, a las leyendas y a lo imposible. Su fundador, Travers, un coronel napoleonista desfigurado en Waterloo, cual cabalista perverso, logra la inmortalidad, o cuanto menos, burlar a la muerte a través de la transfiguración de la tinta y la letra, zambulléndose en los libros y usando estos como vehículo y canal de comunicación. Como no, David B, nuestro protagonista imposible, se ve envuelto en una trama centenaria, deambulando por las calles de un París fantasmagórico, donde librerías sobrenaturales se convierten en una suerte de cuevas del conocimiento, pero también en desierto de perdición y a partir de las cuales, David descubre poderes de transmutación con solo pensarlo. De nuevo, la palabra y la tinta como conjuros invocadores de la realidad, conectando con esa filosofía tan de moda que constata que nuestra realidad muta en función de la sugestión sobre la misma. Lo que pensamos y sentimos es lo que viene a convertirse en real, mientras las palabras y las emociones se convierten en los filtros que maquean lo que nos rodea. ¿Os recuerda a Morrison? Pues así es.
El juego del gato y el ratón entre Travers, el Ángel de la Muerte y el propio David supone la base de partida para jugar con los límites de la realidad y el sueño, la vigilia y la leyenda, confirmando en definitiva que la letra, la palabra y la percepción influyen en el ser humano como las dimensiones sobre nuestro cuerpo.
Pero David B tiene una personalidad propia y aparte de encontrar premisas poderosas que arranquen el interés del lector y permitan hacerle pensar sobre su realidad, el francés sabe que esto debe entretener. De ahí quizá que cargue las tintas en los componentes fantásticos del relato, léase las batallas contra el Ángel de la Muerte que persigue a Travers, el fundador de la revista, o Lohm, el inquietante dueño de la librería donde transcurre gran parte de la trama. David B llena de chucherías visuales una trama que las acoge con ánimo, aplaudiendo la fiesta de la fantasía a veces porque sí. Si puede imaginarse, debe plasmarse, parecen decir algunas páginas, aunque esta sensación no deja de ser resultado de la premisa básica de la literatura como generadora/explicadora de la realidad.
Y con un guión tan denso y efectivo, el dibujo, como siempre con David B, acompaña y está a la altura. Algunos lectores pensarán que enloquezco, que la plasmación en viñetas de semejante guión no debería llevarse a cabo a través del trazo simple del autor francés. Nada más lejos de la realidad. Un buen dibujante debe poseer dos virtudes, o dominar dos artesanías. Estas son, saber narrar y ser expresivo. Es por esto que David B es un dibujante con mayúsculas. Aun alejándose de cánones clásicos o realistas, aun simplificando el trazo hasta límites que recuerdan la ilustración infantil, la capacidad del francés para narrar es evidente en la composición de la página, la agilidad de sus viñetas y las perspectivas usadas. Quizá peque de cierto estatismo, que ya se ha convertido en marca de la casa, pero suple esta leve carencia con toneladas de capacidad expresiva, ya sea por el uso de los negros, su ojo para la emoción en el rostro humano o su gusto para el diseño de personajes y entornos. David B está ya por encima del bien y del mal. Posee un estilo propio, un lenguaje personal que permite reconocer una viñeta suya al instante, al tiempo que destaca por la personalidad de sus relatos, unas historias, reitero, ejemplo perfecto de la capacidad articulante de la literatura sobre la realidad.
Sin lugar a dudas, unos de los tebeos del año.
Guión - 9
Apartado Gráfico - 9
Interés - 9
9
David B en estado de gracia protagonizando un relato imposible en un París de fantasmagoría. De lo mejor del año sin duda.
David B. es un seguro de calidad.
Me parece que tengo todo lo que han publicado de él en castellano y no hay cosa que no me haya gustado. Excepto La Ascensión del Gran Mal, que me impactó tanto el principio que no he podido leerlo.
Al escribir nos introduce en sueños tan reales que parece que uno mismo esté soñando.