Bienvenidos al reino del mono
«Mecagüen el copón… como no abras la puerta… la voy a echar abajo… seguro questá otra vez endrogao… ¡¡¡Sinvergüenza!!!”»
Es curioso como las fórmulas más simples siempre funcionan, son universales y resisten imperturbables el paso del tiempo. Es lo que pasa con Los sueños del Niñato de Miguel Gallardo, una serie con una vocación de relleno, pero que gracias al talento y la inspiración de su autor ahora podemos leerla con el mismo placer que hace 40 años.
Esta serie narra de forma paródica, expresionista y humorística las complicadas y ajetreadas noches que padece un adolescente del extrarradio barcelonés a causa de su permanente síndrome de abstinencia. Para ello Gallardo usa varios esquemas narrativos que nos remiten tanto a Los cuentos de las mil y una noches y la estrategia suspensiva de su narradora Scheherazade como a Little Nemo in Slumberland de Winsor McCay y su repentino despertar al final de cada capítulo…
Sin embargo, la palabra que mejor define esta serie es parodia. La encontramos en el argumento de cada pesadilla del joven Pepín López Cebolledo y también en la descripción de su entorno. En sus sueños convulsos encontramos la visión del autor de numerosos fenómenos culturales y sociales como los cómics de superhéroes, las películas de terror de Hollywood, el expresionismo alemán, el arte contemporáneo, los cuentos infantiles o los cómics de Bruguera, por poner algunos ejemplos. Del entorno percibimos un ligero tono de crítica social que transita entre el costumbrismo más barriobajero y el esperpento.
La serie está dividida en una veintena de cuentos breves con una extensión variable, de entre 3 y 7 páginas, casi siempre incluyendo el título inicial y un final abrupto con traumático despertar.
Todo este delirio humorístico, de tono paródico y con carga social incluida, se sustenta sobre un despliegue asombroso de las mejores capacidades artísticas y narrativas del gran Miguel Gallardo. Cada historia está realizada con un estilo gráfico distinto, acorde con la temática a parodiar. La división estructural de cada página también es distinta en cada capítulo, aunque predomina un esquema de cuatro tiras con tres viñetas cada una, con splash page inicial y algún recurso narrativo como la fragmentación de viñetas o el cuadro a toda página. El color es otro recurso narrativo más. Abundan las historias en bitono; sepia, azul, rojo… pero también encontramos algunas en blanco y negro y otras con un despliegue de colorido propios del pop art o de los comic books norteamericanos más alocados. En el álbum se incluyen también ilustraciones y portadillas dedicadas a la serie.
Y luego está la famosa lámina del sumario de la revista El Víbora. Aquella donde el pobre protagonista sufre en silencio, con los ojos inyectados en sangre, debajo de un cartel publicitario de Anís el Mono. Se trata de una de las muestras más impactantes e importantes de la ilustración española de los ochenta. Una imagen rabiosa, directa y con una pizca de humor que refleja de una manera asombrosa todo el dolor personal y social que representa la drogadicción, con el síndrome de abstinencia incluido. Se publicó en el número 72 de 1985 de la revista de bandera de la editorial La Cúpula, el mismo donde salió la historia I’m waiting for my Man de esta serie.
Miguel Ángel Gallardo Paredes nació en Lleida en 1955. Ya en Barcelona, estudia en la Escuela Massana de Artes y Oficios.
En 1977 realiza, junto a Juanito Mediavilla, la historia Revuelta en el frenopático, para la revista Disco-Exprés. En la historia, una adaptación libre del relato de Felipe Borallo, aparece por primera vez Makoki, un personaje que protagonizará una serie que llegará a contar con revista propia. Las historias las escribió Mediavilla y se encargó del arte Miguel Gallardo. Dos años más tarde nace la revista mensual de cómics El Víbora donde Gallardo empieza a colaborar, al principio junto a Mediavilla, con series como La Basca o El niñato (más tarde Los sueños del Niñato) e incluso con una historia de Makoki titulada Fuga en la Modelo.
Gallardo crea para la revista Cairo el personaje de Pepito Magefesa donde empieza a utilizar la técnica del collage y el pastiche tanto en la parte gráfica como argumental.
En los años ochenta colaborara con varias editoriales y publicaciones. Para la revista Complot dibuja Perico Carambola con guiones de Ignacio Vidal-Folch, para el periódico ABC realiza la tira Buitre Buitaker y para El Víbora crea el personaje de Perro Nick, un detective que le servirá para parodiar/homenajear a sus héroes de la serie negra. Esta es una serie que le supuso un gran salto estilístico, con los colores realizados con la técnica del guasch y con una concepción literaria cercana al cut and paste de William Burroughs.
En la década de los noventa Gallardo empieza a decantarse por la ilustración sin dejar del todo el mundo de los cómics. Colabora con Max y Pere Joan en la revista Nosotros somos los muertos y realiza la novela gráfica Un largo silencio (1998) que explica las experiencias de su padre en la guerra civil española.
En este siglo se ha decantado por publicar libros autobiográficos en los que relata con asombrosa agilidad y frescura sucesos relevantes de su vida cotidiana. María y yo (2007), María cumple 20 años (2015) y Algo extraño me pasó camino de casa (2020) o El gran libro de los perros (2022), el cómic sobre su experiencia con su perrita Cala, realizada con Karin du Croo su pareja de estos últimos años, son algunas de las más destacadas.
Como ilustrador ha colaborado con La Vanguardia, El País, el periódico Ara y varias revistas o publicaciones nacionales e internacionales entre las que destacan el Herald Tribune, The New York Times y The New Yorker.
En 2014 le concedieron el Gran Premio del Salón del Cómic de Barcelona por el conjunto de su trayectoria.
Gallardo nos dejó en febrero de 2022 sin que nos hayamos acostumbrado a su ausencia.
En el apartado técnico y material, el libro elaborado por La Cúpula presenta un aspecto inmejorable. Es en tapa dura, de un tamaño muy generoso, con un papel excelente y está muy bien impreso. Cuenta con un prólogo de Rubén Lardín, bien complementado por ejemplos gráficos y con un índice de historietas e ilustraciones. El precio es bastante razonable si tenemos en cuenta la calidad del producto ofrecido.
Los sueños del Niñato de Miguel Gallardo es una de las obras contraculturales de la década de los ochenta que mejor resiste el paso del tiempo. Su excelencia gráfica y su respeto por la tradición narrativa universal la convierten en un placer para los lectores que vivieron aquella época y, también, para aquellos que quieran conocer de primera mano una pequeña dosis de aquel fenómeno que se llamó el boom del cómic español.
Salut!
Lo mejor
• El asombroso despliegue gráfico de Gallardo.
• Que son relatos por los que no pasa el tiempo.
• La hermosa edición de La Cúpula.
Lo peor
• La vigencia de algunos de sus mensajes.
Gracias por tu reseña. ¡Qué bueno que se reedite este tipo de material! Creo que hoy podemos apreciarlo mucho más que en el momento de su publicación.