Los Vengadores: Guerra Secreta

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Edición original: Marvel Comics
Edición España: Panini Comics – junio 2012
Guión: Roger Stern, John Byrne
Dibujo: John Buscema, John Byrne
Entintado: Tom Palmer, Kyle Baker
Color: Christie Scheele, Max Scheele, Glynis Oliver
Portada: John Buscema, Tom Palmer
Precio: 23,95 euros (tomo de 264 páginas de la línea Marvel Gold)

 

El presente tomo recopilatorio de la etapa de Roger Stern al frente de los Vengadores entra ya de lleno en los números donde el trío Stern-Buscema-Palmer brilla con más fuerza, introduciendo conceptos que serán utilizados constantemente durante los años venideros.

Para empezar se pone fin a la aventura espacial en la que los Vengadores establecen una reluctante alianza con el general skrull Zedrao para hacer frente al ataque de la pirata espacial Nébula. Lo que empezó siendo una misión de exploración para despistar orquestada por la Visión con el fin de dejar fuera de juego a la Capitana Marvel ha acabado siendo un fandango espacial al estilo clásico con tiros, explosiones y naves a mansalva. En el momento culminante se produce una revelación que servirá para que Starfox deje el grupo (cerrando con ello su participación más estable en el mismo hasta la actualidad) y don Roger pueda meter a otro personaje en danza. La afirmación de Nébula sobre el parentesco que la une a Eros servirá para que ambos personajes crucen sus caminos durante buena parte de los noventa en sagas cósmicas de diverso pelaje y sobre todo en la larga etapa en la que Ron Marz escribió las desventuras de Estela Plateada. Antes de que el zorro estelar abandone la casa común vengadora habrá tiempo para un epílogo en la forma de una aventura compartida con los Cuatro Fantásticos de John Byrne, el cual -¡cómo no!- se encargará de los lápices del especial anual de los Vengadores (primorosamente entintado por Kyle Baker). Como ya sucediera con la aventura que compartieron ambos grupos luchando contra Annihilus y donde la historia transcurría en cada colección según la perspectiva de unos y otros, aquí también se juega un poco con las publicaciones y descubrimos que las páginas finales de ambos tebeos son iguales, pues ambos equipos convergen en el clímax del relato siguiendo caminos distintos. La aventura, que introduce otra buena materia prima para futuros relatos como es la pérdida por parte de los skrulls de la capacidad metamórfica, se ceba en la desgracia de estos pobres alienígenas que han visto el derrumbamiento de su imperio estelar por obra y gracia de ataque de Galactus a su mundo-trono. Habrá que esperar a Aniquilación e Invasión secreta para ver a los seres verdes en un momento tan bajo como éste. Fuera de los momentos épicos queda para la posteridad el singular planeta-casino donde los skrulls han realizado una ambientación acorde con los cánones del género negro de los años treinta y cuarenta del siglo pasado.

De vuelta a la Tierra los Vengadores siguen lidiando con las consecuencias del intento del golpe de estado orquestado por la Visión y tienen que hacer frente a la amenaza del Todopoderoso. Son los tiempos de Secret Wars II donde el ser que convocara a héroes y villanos a un mundo de combate visita el planeta del que extrajo a gran parte de los convocados, experimentando el conocimiento de una realidad distinta en la mejor tradición de personajes cinematográficos clásicos como Tang Lung (El furor del dragón) o Agustín Valverde (La ciudad no es para mí). Sus sucesivos encuentros con los Vengadores irán marcando las pautas de una progresiva pérdida de papeles que desembocará en un gran enfrentamiento entre el Todopoderoso y los principales héroes terrestres. El presente tomo contiene un detallado resumen de la historia principal y algunas páginas de la miniserie, lo que provoca que el lector sea testigo del brutal contraste entre el trabajo de Buscema y Palmer y lo que hicieron Milgrom y Leialoha en Secret Wars II. Veinte años después el modelo de publicación de este evento (miniserie independiente y cruces con las principales colecciones de la casa) será recuperado para ofrecernos historias anuales que sirven para prometer y ejecutar cambios aquí y allá.

Entre encuentros y desencuentros con el Todopoderoso Stern tendrá tiempo de incorporar al equipo a uno de sus primeros enemigos, el Hombre Submarino. Namor, que en su retorno durante la edad de plata se convirtió en uno de esos personajes que a ratos se aliaba con los héroes y a ratos se unía a los villanos, pasa en esos momentos por malos momentos. Su romance con la miembro de Alpha Flight Marrina se ha truncado en la colección de los héroes canadienses (por obra y gracia de otro de esos malosos grandilocuentes que pasean sus planes maestros aquí y allá, el Amo). Su reinado en Atlantis ha terminado en abdicación, en parte porque la población veía con muy malos ojos la posibilidad de que un ser alienígena ocupara el lugar de la difunta Dorma. Namor es una vez más un paria que acepta escépticamente la oferta del Capitán América (su más antiguo camarada de armas vivo y quizá uno de sus pocos amigos) para unirse a los Vengadores. El hecho de que este nuevo fichaje sea un antiguo enemigo que declaró la guerra a la superficie dará pie a un par de historias que enlazarán con el gran fin de fiesta que habrá de ser el asalto a la mansión.

Por último, pero no por ello menos importante hay que mencionar otro encuentro entre los Vengadores y los Cuatro Fantásticos en el que ambos grupos, que comparten alojamiento en la mansión de los primeros desde la destrucción del edificio Baxter, serán la excusa perfecta para llevar a cabo una de las decisiones editoriales más polémicas que se recuerdan: la resurrección de Jean Grey. Mucho se ha escrito sobre el ejercicio de retrocontinuidad que supuso traer de vuelta a la pelirroja, cuya muerte como Fénix había sido una de las aventuras más memorables de aquellos buenos tiempos en los que Claremont y Byrne contaban las historias de la Patrulla-X. El concepto de Factor-X, los enfrentamientos entre el patriarca mutante y el estamento editorial, la paternidad sobre la idea original… a día de hoy todavía hay debates en torno al asunto, pero lo único cierto es que este regreso –en el que también se escribió un capítulo más en los desencuentros entre don Chris y don John, habida cuenta de que parte del número de los Cuatro Fantásticos fue revisado por el primero y retocado por un primerizo Jackson Guice- marcó el inicio del proceso de conversión de la muerte marveliana en un inmenso choteo donde los personajes viajan al otro barrio como quien va a comprar tabaco.

Guerra Secreta recopila un conjunto de historias que se pueden definir como “Vengadores en estado puro”. Stern maneja a la perfección la interacción entre los personajes y trabaja para mantener la consistencia de éstos en cuanto a su evolución y caracteres. La Avispa es presentada como una líder capaz, madura y alejada por completo de la imagen de muchachita frívola que Shooter había empezado a desterrar. La Capitana Marvel se transforma en una pieza casi imprescindible en el grupo y su relación con los pesos pesados es lo suficientemente fuerte como para revelarles su identidad. Difícilmente se verá en el futuro un mejor tratamiento para ambos personajes. Para Hércules y el Caballero Negro, que representan el factor músculo y el elemento científico, habrá que esperar a la etapa de Bob Harras para que tengan un nivel de protagonismo semejante y un desarrollo como personajes que los alejará un poco bastante de la imagen que dan en este momento. El dibujo de John Buscema es simplemente magistral y la contribución del Tom Palmer en las tintas y Christie Scheele en el color constituye una de las mayores reuniones de talentos en la colección en sus cincuenta años de historia.

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Lemmytico
Lemmytico
Lector
24 septiembre, 2012 9:52

 Monica Rambeau, grandísimo personaje. De decisión editorial de Shooter («hay que crear un nuevo Capitán Marvel, así que matad al antiguo y cread uno nuevo, si puede ser mujer y negra, mejor») a personaje de culto e icono feminista por obra y gracia de un talento descomunal como era Roger Stern. Qué pena lo irrelevante que se ha vuelto. No he leído lo que hizo Ellis con ella en Nextwave, pero lo de Marvel Divas hizo llorar al niño Jesús.

Quizá el problema que tenía es que era demasiado poderosa. Con eso de que podía volverse cualquier energía… Invisible, intangible, se movía a la velocidad de la luz (chúpate esa Mercurio), podía emitir radiación de luz para deslumbrar (sonido creo que no, ¿no?), proyectar rayos de todos los colores y sabores, viajar por el espacio, destruir cualquier tipo de tecnología (con meterse dentro de los circuitos de cualquier maquinaria va que chutaba), penetrar los campos de fuerza… Y encima, lideresa, segura de sí misma y echá p’lante. Es que así no hay quién la tosa. 

Creo que durante un tiempo intentaron limitarle los poderes, pero no me acuerdo en qué quedo aquello… 

Ocioso
Ocioso
Lector
24 septiembre, 2012 10:17

Nunca dejarán de impresionarme las hombreras del Todopoderoso. ¿Es posible ser mas hortera?

Alejandro Ugartondo
Autor
24 septiembre, 2012 16:37

Lo que Ellis hizo en Nextwave con todos los personajes fué memorable pero no creo que ayudara a recuperar a ninguno de ellos para las series principales de Marvel.

Tendremos que esperar a que aparezca algún escritor nostálgico de los Vengadores de los 80 y recupere un personaje tan bueno como la capitana Marvel

ZordoN
ZordoN
Lector
25 septiembre, 2012 20:02

 Que frejjquito debía de ir el todopoderoso con el aire acondicionado en las hombreras…

marcus
marcus
Lector
26 septiembre, 2012 19:35

«marcó el inicio del proceso de conversión de la muerte marveliana en un inmenso choteo donde los personajes viajan al otro barrio como quien va a comprar tabaco». !Cuán cierto! Estar muerto ha pasado de ser un estado inamovible a ser un argumento más de la trama en la historia de un personaje. Choteo es la palabra exacta.