Una de las preguntas más complicadas de la filosofía es “¿Qué es el arte?”, cientos de páginas sobre ello se han escrito, algunas desde perspectivas muy radicales y otras desde visiones tan abiertas que imposibilitan dar una definición que vaya más allá de “es algo que hacen los seres humanos para los seres humanos” o “es una forma abstracta de comunicarnos”. Dicho esto, permitidme que os cuente una experiencia personal de estos días. Hace poco escuché a un autor decir que para ser crítico de cómics hay que saber de dibujo a un nivel profesional, mi respuesta mental era un claro y rotundo no, porque el cómic no está hecho para dibujantes, ni el arte está hecho para artistas, sino que está hecho para todo el mundo. Entonces me enfrento a Loud!, un cómic con poca palabra escrita donde el peso absoluto está en el dibujo. Me flipa, pero ¿cómo transmito eso a la gente?. Entonces dudo de mi respuesta anterior, ¿debería ser dibujante para juzgar esto?, bueno, aunque lo fuera jamás lo sería como Maria Llovet, así que la realidad me devuelve a mi punto original, “no, tengo que ser yo como parte del público quien valore esta experiencia, lo contrario sería un error”, y eso es lo que me encanta de el arte, la capacidad para ofrecerme algo diferente que me haga dudar de mi mismo. Entonces me pongo a leer Loud! por tercera vez y me doy cuenta de que los diálogos los estoy poniendo yo, con mis experiencias y la de los que me rodean. Lo que Maria Llovet nos ofrece aquí es una expresión artística alejada de las visiones unilaterales donde mucho lo pones tú, una cosa que siempre ha hecho en cierta medida, sus obras buscan de nuestra interpretación, ahora más.
Porque es verdad que Maria Llovet ha evolucionado mucho. Como lector, y sin haber hablado jamás con ella, me da la impresión de que Heartbeat supuso un punto de inflexión en su expresión, una obra con un dibujo perfecto donde (creo que…) se empezó a alejar de sus influencias para acabar buscando un estilo propio para su siguiente obra, Insecto, que se acabó de fraguar en There’s Nothing There, donde se aleja de esa perfección, en un sentido de “belleza” más estricto, para acercarse a las líneas mucho más irregulares con las que consigue mejorar, encontrar su sitio y convertirse en una dibujante única y distinguible, de esas que solo con ver una página ya sabes quién es. Maria Llovet ya era buena antes, pero ahora tiene una fuerza expresiva que arrasa como un huracán. No deja de ser paradójico que alejarse de un dibujo más perfecto sea justo lo que hace que un artista mejore, ya, pero es que esto es arte, no es ciencia. Y no solo las líneas del dibujo, los colores y su aplicación son diferentes, haciendo la obra más personal. Es todo.
Una cosa que me fascina de Loud! es que no es solo la expresión de un artista, sobretodo teniendo en cuenta que está hecho por una persona con muchísima personalidad que siempre ha reflejado en sus obras. Por ejemplo, si leemos sus obras anteriores, Eros/Psique, Porcelain o Heartbeat, vemos muchas cosas en común, sexo, violencia, sangre, la importancia de la estética de los personajes, un regustillo a terror (mayor o menor en función de la obra)… y si volvemos a There’s Nothing There encontramos eso mismo, siendo conscientes de que ese cómic está guionizado por Patrick Kindlon, sigue siendo un cómic que encaja perfectamente en la carrera de Maria Llovet. Y sin embargo pocas veces he visto un cómic que implique tanto al lector, que nos haga poner tanto de nosotros y que nos consiga sumergir tanto en la obra. Algunos os dirán que Loud! Apenas tiene diálogos, no es cierto, lo que pasa que no están escritos, están en nuestras cabezas, y eso es gracias a la inmensa capacidad expresiva que tiene la autora, es gracias a un lenguaje corporal que se encuentra en todas sus obras, pero aquí más. Cuando escribí sobre There’s Nothing There dije que me fascinaba la capacidad de comunicación de las manos de los personajes, en Loud! Eso se traslada a todo el cuerpo, haciendo que nuestra interpretación de los personajes sea más fuerte que nunca, pero gracias precisamente a la potencia visual. Sabemos cuándo un personaje lo está pasando bien o mal, cuando algo va por el buen camino o descarrila, pero las palabras las ponemos nosotros, dejando de ser huecos vacíos para ser trabajo del lector.
Este juego no es porque sí, digamos que Loud! nos lleva a una fiesta donde la música está muy alta, de ahí que haya partes que no (leemos) escuchamos, pero observamos. Como la vida real. Es una obra completa que nos cuenta una historia completa, pero compuesta de pequeñas vivencias de muchos personajes muy diversos, desde strippers, camareros o clientes, hasta vampiros, sicarios o pedófilos, juntando todos esos temas que a la autora le gustan. Es una obra que empieza de manera muy cotidiana y según va avanzando se mueve hacia la acción, el misterio, la brutalidad y deriva a la fantasía, para acabar con un golpe de realidad. Me voy a quedar solo con esta sinopsis muy abierta porque realmente creo que es una obra que se debe descubrir y disfrutar, muy recomendable, como todo lo que hace esta autora… pero más.
El arte es expresión, es libertad, es entrar en el mundo de otra persona desde tu perspectiva, con tus vivencias, e interpretar como observador lo que te quiere decir, y lo que hace Maria Llovet es eso en estado puro, en todas sus obras, pero en Loud! más, aquí no nos habla, nos grita fuerte, nos indica el camino, nos dice lo que pasa, pero las palabras las ponemos nosotros… si queremos.
Guión - 8.5
Dibujo - 9.5
Interés - 9.5
9.2
Ruidoso
Loud! es más, más fuerte, más alto, más Maria Llovet. Una fiesta por todo lo alto. Inolvidable.