INTRODUCCIÓN
Llegamos una semana tarde, pero por ciertas circunstancias de la vida real, nos hemos visto obligados a retrasar el Magazine de abril una semana. Os pedimos disculpas por ello.
Y como si llegar tarde no fuera suficiente, hoy nos hemos levantado con la triste noticia del fallecimiento de Trina Robbins, a los 85 años, de la primera mujer en dibujar a Wonder Woman (en una miniserie escrita por Kurt Busiek, publicada antes de la llegada de Crisis). Robbins fue toda una pionera pues formó parte del movimiento del comic underground, destacando por su activismo feminista dentro de la industria. Descanse en paz, maestra.
Abril llega con la primavera bajo el brazo y lo hace marcando ya temperaturas que asustan. Y mientras tanto en las tiendas llegan las novedades de DC y asustan también porque llega el evento denominado Terrores Nocturnos. Con esto en mente nos marcamos un Magazine diferente, alejado de las novedades y las reediciones, con una excepción, para hacer hueco a otro tipo de infamias DC. Eventos fallidos, autores demenciales, sagas terribles, con el objetivo de visibilizar obras de corte más bien cuestionable.
Os invitamos a proponer vuestro listado de obras en los comentarios para debatir sobre todo aquello que se os ocurra.
Abril es un mes importante, como ante sala del Salón de Barcelona y por celebrarse el Día del Libro. Así que os dejamos ya con este recorrido por el pasado más recalcitrante de DC.
TITULARES
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Un 3 de octubre de 1964 llegó al mundo uno de los artistas más conocidos de la industria, no por su talento, sino por otras dotes más comerciales y que logró convencer a toda una generación de lectores durante la década de los noventa. Este dibujante y guionista, que este año cumple 60 años, ha amenazado al mundo con publicar su biografía… algo que sin duda todos deseamos poder leer. Y es que el nombre de Rob Liefeld, por mucho que sea asociado a un chiste recurrente, del que ya nadie se ríe, no deja de estar presente en muchas conversaciones, que es más de lo que otros profesionales del medio pueden decir.
Su formación fue totalmente autodidacta y su primer trabajo hay que ir a buscarlo a DC, donde gracias a un proyecto interno de búsqueda de talentos, pudo hacerse cargo del dibujo de la miniserie de Halcón y Paloma, en la que Karl y Barbara Kesel, revitalizaron el concepto ideado inicialmente por Steve Ditko. Si, es uno de sus pocos trabajos (ya que regresaría a DC más adelante) en la editorial de Burbank, pero vaya trabajo.
La primera aparición de Halcón y Paloma se produjo en el Showcase #75, de junio de 1968, para dar el salto de forma efímera a su propia serie regular. En la serie se dieron cita, además del propio Ditko, el guionista Steve Skeates, como coargumentista y escritor de los diálogos y a partir de la tercera entrega, Ditko cedió los lápices al Gil Kane.
Fue en esta serie en la que se estableció que los dos hermanos, Hawk y Don Hall, adquirieron sus poderes gracias a la Voz, de la que nunca se especificó más información o procedencia, centrándose en las aventuras de ambos cuando gritaban sus nombres de guerra, Halcón y Paloma, respectivamente, transformándose de manera mágica en dos luchadores de agilidad y fuerza aumentada, para enfrentarse a las injusticias del mundo. Y así permanecían hasta que dicha injusticia desaparecía, revirtiendo a su estado normal de forma automática.
Cuando la serie cerró, los personajes no quedaron perdidos en el limbo editorial, sino que su presencia se hizo periódica en la serie de los Teen Titans originales, llegando a ser miembros del grupo. Fue en Crisis cuando llegó el primer cambio en el estatus de los dos hermanos, con la muerte de Don al desplomarse un edificio sobre su persona mientras salvaba a unos civiles. Aquello cambió a Hawk de manera radical e hizo que su forma de ser se tornara aún más extrema y violenta. Motivados por el cambio de actitud acabó siendo expulsado de los Titanes. El equipo formado por Halcón y Paloma se había roto, pero aún hubo tiempo para dos historias en solitario dentro de la colección Teen Titanes Spotlight, escritos por Mike Baron y dibujos de Jackson Guice, y su intervención en el especial Patrulla Condenada / Escuadrón Suicida.
En 1988 era el momento ideal para relanzar a los personajes (pues celebraban su 20 aniversario) y se planificó una miniserie de cinco entregas, con guiones de Karl y Bárbara Kesel (Barbara Randall cuando estaba soltera, editora de DC). En USA la miniserie fue un rotundo éxito de ventas, tanto que en DC no tardaron en darles de nuevo serie regular, con los Kesel de nuevo escribiendo las aventuras de Halcón y Paloma, con dibujos de Greg Guler.
Es de justicia dedicarle unas líneas a una de las leyendas que circulan alrededor de esta obra y que tienen a Rob Liefeld en el punto de mira. El dibujante debutó realizando varios trabajos en compañías independientes de escasa relevancia. Fue durante esos trabajos que recaló en el ya citado programa de DC, Bonus Books, lo que hizo que se encargara de dibujar la historia de la hechicera Jennifer Morgan que se publicó en Warlord #131. Después llegaría el relato del origen secreto de Nightshade (que Zinco publicó en la colección del Escuadro Suicida) y de ahí a la miniserie de Halcón y Paloma.
En su trabajo en Halcón y Paloma se podía ver y sentir al Liefeld conocido por todos, pero mucho más contenido, más trabajado, sin tantos problemas anatómicos. Estaba empezando su carrera y era algo asumible, pues todos los dibujantes mejoran con el rodaje… salvo Liefeld, que llegó para cambiar esa norma. Lo que se dice al respecto de este trabajo es que Karl Kesel, que se encargaba también del entintado de la serie, como gran profesional de las tintas que era, se encargó de arreglar muchas de las poses, manos y pies dibujados por Liefeld, así como de añadir algunos de los fondos que el dibujante se dejaba por el camino. No hay que olvidar que Kesel era uno de los mejores entintadores del momento en USA, con trabajos en las series de Superman, Historia del Universo DC y Legends, entre otros, lo que lo capacitaba no solo para hacer lo expuesto, sino mucho más. Queda todo esto enmarcado dentro del plano de leyenda del cómic,
Llegó a Marvel, aterrizó en algunos números de Factor X y deslumbró en la serie de Los Nuevos Mutantes (donde creó a Cable), hasta su reconversión a X-Force, con guiones de Louise Simonson. El éxito de aquel trabajo es inexplicable hoy en día, pero lo encumbró lo suficiente como para poder abandonar la editorial y formar Image con otros dibujantes super estrellas del momento, como Jim Lee, Todd McFarlane, Marc Silvestri… donde lanzó al mercado la serie regular Youngblood y múltiples clones derivados de esta, donde su trabajo no dejo de involucionar.
Lo fascinante de la su historia es que acabaría regresando a Marvel, llamado por la editorial en sus horas más bajas, para encargarse de la iniciativa Heroes Reborn, haciéndose cargo de los vengadores y del Capitán América.
Llegó a ser expulsado de Image por sus socios por sus controvertidas decisiones empresariales y fundó su propia editorial, Awesome, en 1997.
Ya en los años 2000 su trabajo pasó a ser el de portadista en Marvel, algo que sigue siendo inexplicable, con colaboraciones en una miniserie de X-Force junto a Fabian Nicieza. Llegó a realizar una historia con Gail Simone para DC de los Titanes y ya en 2010 regresó para dibujar a Masacre, otro de los personajes que creó en Marvel en los años noventa. En la actualidad continúa realizando portadas y durante los Nuevos 52 se llegó a encargar de la serie de Halcón y Paloma, Hawkman y Deathstroke, con resultados realmente desastrosos a todos los niveles. Pero de alguna forma, Liefeld es un autor que siempre ha estado trabajando, que siempre se habla de su persona, que parece tener espacio para regresar una y otra vez a las grandes, porque tal vez ya su mejor creación sea el mismo.
Si hay un dibujante milagro, ese es Rob Liefeld.
Stephanie Brown es un personaje que se creó en los principios de los noventa por Chuck Dixon( Detective Comics #647), en plena ola de creación de nuevos superhéroes jóvenes para rellenar el vacío que habían dejado los antiguos titanes de Marv Wolfman al crecer. Dixon la presentaría en Detective Comics pero sería en la serie de Robin, protagonizada por Tim Drake, donde la desarrollaría. Aquí, la hija del vilano Cluemaster, tras ayudar al dúo dinámico a detenerle, seguiría su camino como vigilante ayudando a limpiar las calles de Gotham poco a poco mientras forjaba una amistad con Tim.
Su nombre de superheroína viene de «to spoil», estropear, un nombre que casa con su actitud, siendo una chica que no se calla, tozuda y que no pretende ser complaciente con quien no le interesa. Algo que en los noventa sorprendía y que no dejaba indiferente. Esto hizo de Spoiler un personaje que caló muy bien entre el público femenino, mucho mejor que en el masculino y sobre todo en el más tradicional.
Los años fueron pasando y Chuck Dixon tenía claro que quería mostrar a una chica con pasado problemático y con dificultades, situaciones complicadas y duras, a la vez que casuísticas realistas que podían encontrarse los adolescentes. Durante cataclismo ocurrieron dos cosas importantes: se crearía a quien luego sería su mejor amiga, Cassandra Caín; también su novio de por entonces la dejaría embarazada y abandonaría la ciudad. Tim, que no podía decirle su identidad por las normas del señor de la noche, la ayudaría con una identidad oculta y ayudaría a dar a su hija en adopción.
Con el nacimiento de Aves de Presa y el comienzo de los Jóvenes Titanes de Geoff Johns, Stephanie sería entrenada por Barbara y Dinah mientras hacía cameos por las distintas cabeceras teniendo un muy buen momento el personaje. Pero, pronto volverían los problemas, Tim Drake sería un capullo con ella, justo después dejaría el manto de Robin y Steph, cuando fue a visitarlo, lo pilló con otra chica y enfadada se presentó en la cueva para ser la siguiente Robin.
Aquí llegamos al meollo del asunto. Batman nunca llega a confiar en Steph, de esta manera, a pesar de portar el manto de la chica maravilla, nunca supo del resto de alter egos de Bruce ni sus verdaderos pensamientos. Cuando tuvo oportunidad, tras esta desobedecer una orden, la despidió ipso facto. Esto da pie al evento Juegos de Guerra entre las distintas cabeceras del universo murciélago.
Todo lo anterior es un contexto necesario para explicar la infamia que supuso para muchos este evento. Chuck Dixon había maltratado al personaje, pero con una construcción y motivación detrás. Había logrando, con o sin intención, un personaje único y complejo con un público muy fiel. El ya no estaba detrás de las nuevas historias y muchos autores coetáneos no comprendían o compartían la visión de superación, de ser un personaje imperfecto que siempre se quisiera superar.
Ya hacía un tiempo que el término de Women in Refrigerators existía, lo que sorprende aún más lo que ocurrió ¿Pero que es exactamente lo acaecido? El evento se centra en una guerra de bandas masiva en Gotham City tras que Steph active uno de los planes secretos que tiene en la cueva Batman para controlar el crimen. El problema es que Bruce nunca le dijo a su nueva Robin cosas tan básicas como quien es Cerillas Malone. El plan activado sale mal, pero gracias a Catwoman, quien había hablado con Spoiler, hace que Batman se percate de que era su plan original robado por su antigua pupila. Cuando intenta frenarlo, es demasiado tarde, el presuntamente muerte Máscara Negra había asesinado a una de las piezas principales del plan. Tras hacerlo, había secuestrado a nuestra protagonista y la había torturado hasta la muerte, la única persona que la había estado buscando tras enterarse de su culpabilidad había sido su mejor amiga, Batgirl.
Esta tortura es el primer punto infame, una escena sexualizada y gore. Adornado en un cómic que no para de castigar al personaje y que resulta desagradable, tanto por el dibujo de Paul Gulacy en el número 35 de la Catwoman de Ed Brubaker, como por el desgaste e indiferencia que le dan al personaje. Pero este final de evento fue a peor, tanto dentro como fuera de las páginas.
Batman, Al contrario que a Jason, no le puso un Memorial, su sacrificio y la crispación del público estalló tras que Dan Didio, el editor en jefe de DC Comics en mayo de 2007, en un encuentro de una convención, dijo que Stephanie no era considerada una Robin. Tras 15 años de historia, era un insulto esta indiferencia a sus logros, que se sentían ataques a las jóvenes lectoras que disfrutaron de sus aventuras. El malestar creció hasta el punto de crearse un movimiento social por Internet autodenominado Girl Wonder.
El sitio web Girl Wonder recogió a muchas chicas que, enlazadas por el Mujer en el refrigerador de Gail Simone, consiguieron mucha fuerza denunciando este terrible trato. No querían la resurrección del personaje como tal, querían el reconocimiento de este en las series de Batman, como ocurrió con Jason Todd, esto de forma explícita y mantener su papel como Robin en la historia tal y como había ocurrido en los cómics.
Todo este movimiento llevó a muchos lugares a hacerse eco y se vieron muchas cartas abiertas en blogs y webs, hasta el punto de que la propia DC respondió a la web anunciando su vuelta y realizando justamente las propuestas solicitadas. La web acabó borrando el post y poniendo una actualización. Antes de que esta desapareciese, creó herramientas para encontrar tiendas seguras para chicas o redes de seguridad de chicas jóvenes para eventos.
Tras la vuelta de Spoiler. Tim se separaría de ella y esta tomaría su camino sola, convirtiéndose en Batgirl tras Cassandra Cain dejarlo, cediéndole la capa por orden de Bruce de forma póstuma, aunque estuviese perdido en el tiempo y no muerto, ya sabéis. Esto llevó a su serie en solitario, esta etapa como batgirl fue guionizada por Brian Q. Miller, un cómic muy divertido que estuvo muy adelantado a su tiempo en cuanto a las formas. Teniendo elementos que podemos reconocer entre los mejores cómics juveniles actuales y ha servido de base a otros tan modernos como la serie de Batgirls.
Todo acabaría con Flashpoint, una buena etapa, pero corta, ya que los Nuevos 52 borraron del mapa a Stephanie Brown y Batgirl volvería a ser Bárbara Gordon. Pasarían unos años antes de que el personaje retornara en Batman Eterno, donde sería reintroducida y volvería a tener su amistad con Casandra Cain en Batman y Robin Eternos. Su legado como Robin y Batgirl tardó en encontrar su regreso al canon. En Renacimiento tuvo mucho protagonismo, sobre todo en Detective Comics de la mano de James Tyinion IV. Donde descubrió su pasado y todos recuperaron esa memoria perdida. Con el tiempo, Cassandra y Steph quisieron hablar con Bárbara de este hecho y acordaron que las tres son actualmente Batgirl. Esta tuvo también mucho protagonismo en la cabecera ya mencionada antes, e inéditas en España, Batgirls y actualmente se sabe que Jeremy Adams está trabajando con Travis Mercer en un nuevo proyecto con el personaje. Ha costado mucho que se reconozca la importancia de una pieza tan clave para los lectores jóvenes de los noventa y los 2000, pero los que crecieron con este personaje y ahora la escriben, comprenden mucho mejor su trayectoria y relevancia. Desde Renacimiento, el personaje pasa por un muy buen momento y tiene un futuro esperanzador. Todo gracias, en gran parte, a la historia perdida de Girl Wonder y el terrible caso de Women in Refrigerator de Juegos de Guerra.
ENCUESTA BATFAMILIA
Y ha llegado la hora de la verdad…
FIRE FROM HEAVEN
Nubes negras anuncian tormenta. Eventazo de DC a la vista. Algo deben tener los crossovers que tanto criticamos cuando una empresa cuyo objetivo es ganar dinero y que lo ha conseguido publicando Batman Año Uno, Watchmen, Sandman o All Star Superman, se lía (una vez más la manta a la cabeza) para cruzar sus series tras otros eventos como Planeta Lazaro, o la “magnifica” Dark Crisis (es tan buena que le tuvieron que cambiar el título a la mitad) …
La consigna de este mes es hablar de cruces que nos den tirria. Debo confesar que en el pasado solía evitarlos o simplemente aguantar el chaparrón en las series mensuales que estuviera siguiendo, pero Fire From Heaven fue algo diferente, algo especial.
Y no lo digo como algo positivo.
El eventazo de Wildstorm me pilló de pleno.
Fire from heaven es lo más parecido al mobbing en formato cómic que yo recuerde. Algo hecho para expulsarte de esta (casi siempre) grata afición.
Debo confesar que antes de la llegada de Image yo no era lector de la Patrulla X por lo que no pillé nada de WildCats etc… pero sí leía Spiderman por lo que piqué con Spawn y Savage Dragon (todos tenemos un pasado, y cuando digo todos, digo todos).
Probé alguna cosita para ver que tal, pero nada. No me enganché a nada. Spawn lo compraba por inercia (el fan de toda la vida de cómics sabe lo que es). Savage Dragon me gustaba. Me lo pasaba bien, sin más.
Pero aix… sí era (y soy) un gran admirador de Alan Moore. Me lo compraba todo. Lo tenía todo. Todo lo que se publicaba en castellano.
El Barbas aterrizó en WildCats. Esto fue justo después de las miniseries de Violator (la primera estaba bien).
Los números de WildCats de Moore me gustaron mucho y me continúan gustando. ¡Qué pasa! Pero desembocaban en un crossover que hacía quea los correeros y a los articulistas de World Comics (Planeta) se les cayera la babita: Fire From Heaven.
Eufórico por la etapa de Moore en WildCats y por ver que el guionista de Northampton iba a participar en el evento me lancé en una maxiserie semanal que cruzaba la flor y la nata del universo WildStorm: Deathblow, Blacklash, Gen13, Sigma, Stormwatch, Sword of Damocles, Wetworks y el cebo WildCats.
Os podría explicar la maxiserie pero… ¿para qué castigarme? ¿para qué este dolor? ¿No habéis tenido suficiente con la ristra de títulos que la componían? (Blacklash, dios santo)
En realidad, no os lo explico por qué… no la recuerdo. Podría decir que es como cuando sufres estrés post-traumático, que olvidas los momentos antes y durante el accidente o el golpe… peor quiero ser sincero…no os quiero engañar… no la recuerdo… por qué no entendí nada.
Aquello parecía la tortura de un profesor de narrativa. Era incomprensible, inenarrable. Las posturas, los dientes apretados, era un aquelarre de maldad… pero maldad comiquera de malo que era todo. Pura maldad. Puro dolor. Era un castigo, una pesadilla, un auténtico Night Terror en papel para mojar la cama durante décadas…
– ¿Qué me pasa, Doctor?
-Que leíste Fire from heaven, hijo.
Mirad si es malo que no tiene entrada en la Wikipedia en castellano. El mejor curriculum para Jim Lee y acabar como presidente de DC.
El dibujo era espeluznante, el argumento incomprensible y los diálogos daban ganas de atravesarse las córneas con un lápiz. Deberían recomendar no tener objetos punzantes cerca mientras se lee “el evento”.
La idea era que todas las colecciones de WildStorm desembocaran (como si fuera un desagüe) en esta inefable miniserie para finiquitar las tramas y el propio univeso WildStorm y hacer un reinicio un poco a la DC. Algunas series desaparecían, otros continuaban igual y aparecían de nuevas.
Moore participaba, pero su estilo era indistinguible en medio de la poza séptica que era la historia de Fire From Heaven. También participaba Warren Ellis (otro que tal). No aportaban nada, ni un rasgo, ni un guiño, ni un detalle, ni un huevo de pascua para fans fieles, nada. N-A-D-A. Nothing. Rien. Res.Niente.
Que luego podemos decir que si trabajos-camarero porque te pone un plato en la mesa, que si tal o que si cual, pero eso… ESO… poner o dejar que pongan tu nombre a ESO, a esa OBRA (así en mayúsculas) te incapacita para criticar muchas de las prácticas sacacuartos de la industria.
Que me compré esos cómics por ti, Alan.
Y si algún día lo reeditan, recordad: nada de objetos punzantes cerca.
ANIVERSARIOS
32 DE ARMAGEDDON 2001 INFERNO
Hay algo en los años noventa que los hacen especialmente nostálgica. Tal vez sea esa época donde el ciudadano de a pie comenzaba a tener contacto con el mundo virtual. Tal vez fuera una tecnología e informática en sus primeros años con una evolución exponencial que prometía el cielo a sus consumidores. Tal vez era ese carácter rebelde que trascendía del punk y que realmente era reivindicativo al contrario al contrario de los movimientos estatalizados actuales. O tal vez era esa época posterior al derrumbamiento del muro de Berlín y la siguiente caída del telón de acero que prometía un mundo lleno de oportunidades.
Llevábamos años leyendo historias sobre regímenes autoritarios, sobre poderosos que ejercían su superioridad jerárquica con mano dura y al estilo de Big Brother. Los emperadores, reyes, dictadores… mundiales o galácticos no eran una rara avis en la ficción del momento.
Lo que hoy nos concierne Armageddon 2001: Infierno la continuación de un evento cuyo primer número se publicaría en mayo de 1991 y cuyo último número relacionado se daría en 1993. El evento serio revolucionario ya que fue el primero en diseminar su historia por medio de las diferentes cabeceras dentro de la casa, siendo así necesario recurrir a los diferentes anuales de Batman, Superman y compañía para poder entender el transcurrir de la obra. Este sería el modelo que luego replicaría con mayor repercusión la casa vecina con los mutantes Age of Apocalipse. A su vez cabe destacar que la historia no se enmarcaría en la continuidad Superheroica, sino que sería un elseworld dentro de DC.
Para entender un poco que cuenta este apéndice antes habrá que entender un poco la obra madre de la que surge. Nos situamos en el año 2031, el Monarca (así se hace llamar el villano de la historia), gobierna con mano de hierro sobre la Tierra dejando poco recorrido a los disidentes y erradicándolos al más ligero despunte, al más puro estilo de 1984. Este consiguió aplacar en el pasado al resto de superhéroes y declararse dictador del mundo. Matthew Ryder, un científico contemporáneo y disidente, es mandado en un experimento al pasado, 1991, por el propio villano. En el pasado este se convertirá en una especie de Firestorm (en el aspecto) capaz de viajar por el tiempo. El nuevo personaje viajará de época en época con el fin de descifrar que superhéroe se convertirá en Judas y traicionará al resto de sus compañeros.
Por el evento pasarían diferentes equipos creativos, los cuales como es de esperarse tendrian una mayor o menor fortuna en crear una historia memorable. Los dos números principales estarían dibujados por el reconocidisimo Dan Jurgens y guionizados por Archie Goodwin, dejando una historia que ha sufrido el paso del tiempo, sobre todo, en su apartado artístico. Un color que resulta, hoy en día, chillón y una estética demasiado noventera hacen de la serie principal algo digno de su época. Todo y eso el evento principal se deja leer y es hasta recomendable su lectura.
Cabe destacar que el crossover no pasaría de largo sin controversia, pues los más ávidos lectores descubrirían antes del final quien era el traído (tampoco era muy difícil de anticipar) lo que motivaría a la casa, DC, a hacer un cambio in extremis cambiando el personaje del traidor. Esta cierta rigidez mental por parte de la casa se vería reflejada en las siguientes continuaciones del evento.
¿Y qué tal la continuación de la que venimos a hablar? Inferno, bueno pues podríamos decir que no siguió la fortuna de su serie madre antecesora. A la serie principal le siguieron dos miniseries a modo de seguir aprovechando el personaje creado, Waveride, siendo cada una de estas más olvidable que la anterior. Mientras que el evento principal es más o menos recordado, para el público general, la continuación es tal vez el peor trabajo de John Ostrander.
Aquí el de Connecticut usaría todos y cada uno de los tropos típicos del cómic de superhéroes. En apenas 4 números traen una ristra demasiado larga de personajes que forman equipo para derrotar a Abraxas, el villano de la serie. Estos equipos intentaran acabar con el susodicho en diferentes eras. En fin, una historia con demasiados personajes, demasiados saltos temporales, demasiada verborrea innecesaria para acabar con el villano final de la forma más simple y aburrida. Por salvar algo podríamos hablar de el paso de algunos grandes artistas por la serie, como: Walt Simonson o Art Adams, pero su aportación es corta y esporádica.
Aprovecharían el momento para intentar darle tirón al personaje de Waverider con diferentes apariciones, siendo la más destacable su aportación en Hora Cero. Pero con el tiempo perdería relevancia y quedaría en el ostracismo.
En definitiva, Armageddon 2001 tiene sus más y sus menos, siendo el evento principal medianamente recomendable a todo el que quiera empaparse en historologia deceita, pero en cambio la continuación que da la que hoy hablamos es la clara representación de la expresión estirar el chicle más de la cuenta, y este chicle ya no tenia mucho sabor desde un inicio. No os la leáis por el amor de dios.
UNDERWORLD – MUNDO CRIMINAL
Quede claro, por favor, que el tratamiento de clásico de esta saga, Underworld unleashed, se debe al motivo de este magazine (dedicado a la ignominia) y a la antigüedad de la misma (ocurrió entre noviembre del 95 y enero del 96) y no a su calidad. Dicho esto, me siento algo mejor a la hora de escribir estas palabras.
Porque vaya tela…
Y conste que al leerla esta segunda vez en mi vida (los que insinúan que no nos leemos las obras que criticamos me deben como un barril de cerveza, mínimo, por este dolor) le he encontrado algunas bondades. Estamos hablando, al fin y al cabo, de un trabajo firmado por Mark Waid.
Como es costumbre, el de Alabama no escatima heroísmo y buen pulso pijamero en mitad de un género que se había vuelto absolutamente demencial. En contraposición a la violencia exacerbada y la mala entendida oscuridad, nos presenta un relato luminoso en mitad de un evento diabólico.
Resumiendo, un demonio sacado de la manga, Nerón (aparentemente, el diablo en persona, aunque en la saga no dejan claro a propósito si es simplemente un engaño más del propio demonio), tienta a héroes y villanos con engañosos regalos a cambio de sus almas. Los premios que reciben son poderes y puestas al día que sí que tendrían su juego posteriormente.
Sí, cae en lugares comunes. Sí, al relato le hubiera venido bien cierto lirismo en lugar de sencillez (nadie como un Moore o un Gaiman para retratar el infierno, no nos vamos a engañar). Sí, a partir del tercer acto es un sindiós…
Peero, no puedo negar que está narrado (al menos al principio) generando interés, se crean situaciones realmente comprometidas para alguno de los personajes (Trickster, que tiene un papel clave en la obra, o Demonio Azul, que realmente sufre un mal-trato) y lo de hacer un update de poderes a los villanos era una idea ¿original?
¿Cómo que ya se había hecho en ¡Invasión! con la bomba metagénica? (¿y qué me decís de las nieblas terrígenas? Jejeje) ¿Cómo que otra vez lo ha vuelto a hacer con Planeta Lázaro? Em, bueno, corramos un (es)túpido velo…
En fin, que yo diría que Waid sale medianamente airoso y que el concepto no estaba mal.
PERO, hay dos factores que lo alzan como clásico ignominioso por encima de todos los eventos (bueno, ahí estaría el aún peor Bloodlines, pero ya lo de considerar a ESO un clásico es que me genera sudores fríos… y lo de tener que (re?)leerlo ya me da un fallo respiratorio directamente). Perdón, me pierdo:
Primero: el dibujo.
Segundo: los cruces.
Howard Porter es puro ejemplo del arte noventero, para bien(?) y para mal. Para quienes gusten de detallismo innecesario, posturas molonísimas fuera de contexto y abuso de viñetas cruzadas (creo que lo hace en una de cada dos páginas) sin intención narrativa, este es su cómic.
Puedo ser exagerado porque el muchacho apuntaba maneras y posteriormente ha evolucionado muy bien y ha sabido aprovechar sus virtudes. También es cierto que el cómic en ocasiones se te mete por los ojos, digamos que es visualmente atractivo, si es que se puede llamar así.
Pero es que haciendo un difícil ejercicio de extra-contextualización e imaginando el guion narrado de otra manera, la historia gana muchos enteros. O hablando en plata, la narrativa de Porter se carga la historia. Siento ser así de claro, pero fijaros por ejemplo en las minúsculas viñetas para momentos clave del guion (tanto por importancia argumental como emocional) o por el contrario los innecesarios primeros planos de rostros (planos) sin venir a cuento.
El dibujante se queda corto, en todo caso, si nos vamos a los crossovers… madre que representación más ignominiosa.
Paso de colaros la lista completa para rellenar espacio (aunque válgame que Nerón me ha tentado) pero al menos tener en cuenta algunos para haceros a la idea del panteón del momento (me recuerda a otro experimento nuestro…):
Warrior (que era el Guy Gadner vitaminado ¡¿pero qué falta le hacía noventizarse al chulapo por excelencia de la editorial?!), Fate (aka Jared Stevens, esa horrible versión creada por John Francis Moore en los noventa), Aquaman (el de David, no hace falta decir más), Catwoman (la dibujada por Balent, idem, por favor mirad la portada), Extreme Justice (o la Liga que nunca debió existir), Hawkman (Messner-Loebs liando la, ejem, perdiz), Lobo (of course), Primal Force (la quiero-pero-no-puedo Liga que nunca debió existir), etc.
Algún cruce supo salir airoso, principalmente los que, en general, salvaban las castañas del UDC por aquel entonces. Como Flash del propio Waid, claro, el Espectro de Ostrander o el Starman de James Robinson.
Aunque quedan eclipsados por los más que innecesarios one-shots: Abyss – Hell’s Sentinel, Batman – Devil’s Asylum, Apokolips – Dark Uprising y Patterns of Fear (dedicado a Oráculo). A cuál más infumable, a pesar de ciertas figuras en los equipos técnicos. De verdad que es para poner el meme de “WHY??” Que sepáis que por esta entrada he vuelto a leerme dos de ellos… y dad gracias que sólo les he dedicado este párrafo después de ello.
En fin, para los interesados en esta maravilla del noveno arte, Underworld unleashed ya fue ofrecido en un tomito de Zinco y recientemente incluido en la completísima (aunque escasísima) edición de ECC del Flash de Mark Waid. Por la época de Zinco se saltaron crossovers más importantes para ofrecernos el deleznable especial con Batman (¡y eso que es de Alan Grant y Brian Stelfreeze! Pero ni por esas). Aún así, pudimos disfrutar del cruce con Flash, obviously, en la mentada edición de ECC, y el del Espectro en la cotizada edición de Planeta de la etapa Ostrander, que incluía otro olvidable especial (el de Hell’s Sentinel, que no se lo recomiendo ni a mis peores enemigos).
Para que veáis que lo de “el infierno está lleno de buenas intenciones” viene de algo. Y no me refiero a Underworld, si no a la idea de Román de hacer un Magazine de ignominias… ¡así te toque reseñar Bloodlines la próxima vez!
(D):
En nuestro Magazine de febrero calentamos ya el ambiente hablando de la publicación de Relatos de los Titanes, como puerta de entrada al tomo que se publica este mes de abril. Un tomo que llega con los primeros cinco números de la serie y que trae un aperitivo rancio entre sus páginas, los dos números que meten de lleno al grupo en ese evento DC denominado, Terrores Nocturnos. Pero centremos nuestra atención en lo positivo de esta obra.
Desde los tiempos de Taylor escribiendo obras que discurrían en paralelo a la continuidad del Universo DC, como Injustice o DCSOS, a esta que nos atañe. Han pasado algunas cosas. Y esas cosas son la serie regular de Nightwing y la de Jon Kent como Superman. Ambas obras, de Taylor, si están incrustadas en la continuidad, por lo que el guionista no puede optar por el camino del medio a la hora de resolver ciertas tramas o jugar con la imprevisibilidad. Con este corsé puesto uno puede pensar que Taylor no logrará la misma cuota de impacto que con sus otros trabajos, pero en realidad es que, aunque no estamos ante trabajos donde la grandilocuencia sea la tónica, la realidad es que lo que hace Taylor es jugar con las emociones, apostando todo a otro tipo de efectos, más emocionales, relacionados plenamente con los personajes.
Durante años la editorial ha perseguido recuperar el éxito alcanzado por los Titanes de Wolfman y Perez, sin lograrlo del todo. Hay múltiples intentos, con resultados desiguales. Los hay plenamente funcionales y atractivos, pero que no lograron afianzarse, como la etapa de Johns, David (aunque aquí hay debate sobre si pueden ser considerados los Titanes) o la de Devin Grayson, que atesoran el fondo y la forma necesarios para ello, pero que por aspectos del mercado quedan como etapas asiladas de corto recorrido (relativo). Mientras que hay otros intentos como el de Jurgens, con un grupo totalmente nuevo (un material inédito en España) que no logró encontrar su público, sin que por ello se pueda hablar de un trabajo fallido. Y otras directamente olvidables como la de los Nuevos 52, de la que no merece la pena hablar.
¿Pero que hizo grande a los Titanes de Wolfman y Perez?
La idea de Wolfman se centraba en recuperar al grupo de 1964 añadiendo al equipo clásico nuevos miembros, personajes de nuevo cuño, como Cyborg, Raven y Starfire, al tiempo que rescataba a Beast Boy (exmiembro de la Patrulla Condenada y ex titan del Este) al que le cambió el nombre por Changeling. El grupo original, formado por Robin, Wonder Girl y Kid Flash (Aqualad se quedó fuera en un primer momento) iba a tener una nueva oportunidad editorial y en DC nadie esperaba que el éxito de esta nueva encarnación fuera a ser tan arrollador. El trabajo de Wolfman y Perez destilaba calidad, no tanto por las aventuras que vivían sus protagonistas (con enfrentamientos con H.I.V.E, Trigón o Deathstroke), sino por la gran caracterización de cada uno de sus miembros y sus las relaciones personales entre ellos y más allá del propio grupo, dónde se podía leer un cómic con un nivel de sofisticación inédito en otras series de DC. La serie se convirtió en uno de los títulos con mejores y más altas ventas de la editorial (otro era el de la Legión de Superhéroes) lo que favoreció que el primer volumen de estos Nuevos Titanes llegara hasta los 99 números, con una segunda etapa que se extendió 130 números más.
Taylor mira a este trabajo de frente, así como al desarrollado en 1964, año que nació el grupo como tal. En aquella historia inaugural, los Jóvenes Titanes, que no recibieron dicho apelativo en esta primera aventura, escrita por Bob Haney y dibujada por Bruno Premiani, Robin, Kid Flash y Aqualad, forman una especie de Liga de la Justicia adolescente motivada por ese espíritu rebelde, ese salto generacional entre ellos y los adultos incapaces de entenderles. Un claro ejemplo de cómo los comics reflejan la realidad cultural y social de la época. La historia no era sino la forma de poner de manifiesto que esos jóvenes eran capaces de buscar su propio camino y hacerlo sin seguir, necesariamente, los pasos de sus predecesores.
Con esto en mente queda claro el camino a seguir, y es el que Taylor toma al tener a su disposición a los miembros clásicos, pero adecuadamente caracterizados a su nueva edad y realidad argumental. No estamos frente a adolescentes, son héroes y heroínas jóvenes, pero plenamente conscientes de su realidad, alejados de la niñez y de esa etapa tan confusa que es la adolescencia. Eso es algo que no puede ser ignorado. Conjugar esto es el acierto de Taylor
La única duda surge cuando uno ve que en el horizonte asoma un evento relacionado con Beast Boy y que puede generar las primeras turbulencias argumentales. Solo queda esperar y ver que tiene en mente Taylor para el grupo y si logrará, no tanto emular, sino tener voz propia dentro del entramado de alineaciones que ha tenido el grupo. Y es que no es sano esperar lo mismo de antaño hoy, sino usar lo de antaño para construir algo nuevo. Y nadie mejor que Taylor para ello.
Nos vemos en 30 días en un nuevo Magazine DC y disfrutar del mes de mayo.
Buenisimo Magazine DC de la ignominia eventera. Yo, por buena o mala suerte, no me comi en tiempo real mucho evento pedorro porqué extremaba el uso de mis escasas moneditas y si algo veia que no me gustaba (Millenium!) huia de inmediato y no volvía. Y para cuando llegaron esos horrores de mediados de 90 ya habia tirado la toalla y estaba en otra.
Si, llegada la fácil accesibilidad de TODO online, pispee rápidamente por curiosidad cosas como el Bloodlines o UU referidos…y si, no tener objetos punzantes cerca. De lo moderno, Crisis Oscura y Death Metal no me parece muy lejanos, por más que la PC suavice lo peor de los dibujos. Un pelin más abajo en ignominia me parecen 1000000, Dia del Juicio y Noche Final, que solo zafan por tener buenas ideas iniciales, pero desarrollos muy fallidos. El primer número de Armaggedon 2001 es MUY bueno. El resto…ya dicho.
En fin, el único evento que me parece 1000 sobre 10 es CETI. Despues zafan, con sus cositas, Leyendas, Invasión!, Hora Cero, Odisea Cósmica. De los mil eventos de Johns destaco Flashpoint (olvidando los pros y cons de N52, es una buena serie aislada). 52 no se si cuenta, está muy bien. Crisis Final de Morrison…no se. Y el resto creo que esta más por debajo de la linea de flotación que arriba.
Y para la imayineiyion: que tal hubiera estado Crepúsculo de los Dioses de Moore? Apa…
Muchas gracias por tus palabras, Dr. Kadok. C lo que me gusta Millenium aparece la primera en tu lista, jajaja. En realidad, es que fue con la que yo empecé a leer de forma regular y claro con 13 años aquello me parecía el cielo. Hoy le tengo un apreció irracional a ese evento.
Lo mejor es que hayas disfrutado de la lectura. 🙂
Sabés que pasa? Entre lo que publicaba Perfil (Superman de Byrne-Wolfman-Ordway, LJI, lo mejor de Batman de esos años, etc) y lo primero que llegó de Zinco acá (Swamp Thing, Crisis, Legión de Levitz-Giffen, Titanes, Animal Man, Doom Patrol uaaaa!!) por suerte la vara estaba muy, pero muy alta para cualquier cosa!! Tendría que volver a leerla, porqué solo leí un número y muchos cross-over.
Gran entrada, felicidades por la sección!
No se que tendría Liefeld, pero te mentiría si no te dijera que X-Force era de los primeros cómics que leía cada mes. Supongo que sobretodo en esa época concreta hay que contextualizar. Las colecciones clásicas estaban cayendo una detrás de otra y X-Force estaba por encima de la media en el tipo de cómics que salían cada mes. No lo he vuelto a leer, tal vez para no perder el buen sabor de boca que me dejó entonces. Cierto que a partir de allí todo lo que he leído/visto de él es cuesta abajo y sin frenos.
Muchas gracias, Bats. UN mes duro el de abril en lo que novedades se refiere. La verdad es que hablar de estas obras es un ejercicio catártico que sienta muy bien.
Liefeld fascinó a muchos, pero a muchos lectores, de aquellos días. Me incluyo en eso que dices de pillar X-Force. Fue cuando me subí a los mutantes, puesto que hasta entonces solo compraba Factor X. Pecados de juventud, dicen, pero en realidad es que la labor de Nicieza controlando las locuras de Liefeld, era digno de leer. 🙂
Yo todavia estoy esperando el momento en que Rob Liefeld colabore en un comic guionizado por Brian Michael Bendis. Ese comic debe existir, solo para prevenir desgracias mayores.
Que venga con botón de autodestrucción!