INTRODUCCIÓN
Arranca el mes de febrero y lo hace con novedades listadas para enero y de lo más jugoso en lo que ha clásicos se refiere, con ese tomo de La Legión de Superhéroes y la enrome Saga de la Oscuridad. Eso, unido a que este mes de febrero llegan a las tiendas nuevas miniseries y se lanzan algunos de los cómics más esperados por los lectores, convierten al segundo mes del año en un trasunto de enero y su famosa cuesta.
Para poder valorar acertadamente dónde poner el euro, filtrar entre las novedades entre las que pueden esperar y las que merecen toda nuestra atención, llega una nueva entrega del Magazine DC. Una entrega que retorna a su esquema habitual.
Este mes nos han dejado dos de las mejores series del 2021, Rorschach y Strange Adventures, pero para que la ración mensual de Tom King no decaiga, aterriza en las tiendas su nuevo trabajo, centrado en la figura de Supergirl. Otra de las más esperadas es Sector Lejano, escrita por la novelista de ciencia ficción N.K. Jemisin (1972), que hace foco en el concepto de los Green Lantern y en una novata recién llegada. Pero para seguir añadiendo extras al mes, tenemos el que se anunció como el último trabajo de Morrison para DC, Superman y Authority, con el talento de Mikel Janin al dibujo. Lo nuevo de Bendis, más Frontera Infinita, el regreso de Wonder Woman, con la llegada de las series ya en curso que continúan sus andanzas.
Febrero viene cargado, intenso, lleno de series nuevas de enorme calidad, que hacen que la apuesta por DC no decaiga en nuestro país. Pero vamos a dejarnos de tanta palabrería y damos paso al Magazine DC recordando que al final tenéis la clásica encuesta y una nueva ración de ventas.
Que la fiesta no decaiga.
TITULARES
• Opinión
• Juicio a…
• Novedades destacadas
• Curiosidad del mes
• Lanzamiento del mes
• No te puedes perder
• Hablamos de Clásicos
• Ración de ventas
• Es la hora de la encuesta…
LIBROS TEÓRICOS DE CÓMICS
El cómic se puede y debe vivir fuera de a viñetas. Pues entender el medio, este arte narrativo que une palabras e imágenes, para contar una historia, esconde en su interior un sofisticado lenguaje propio de comunicación con el lector que no ha dejado de evolucionar desde sus primeros pasos como industria. Entender ese lenguaje es un proceso complejo, natural, pero intrincado que se va logrando en una sucesión infinita de lecturas que van llevando al lector a una comprensión más detallada del arte que le apasiona.
Sin embargo, es posible saber más, entender más al medio como industria, como arte, como institución, a través de obras de ensayo que pueden hacer foco en los autores, las editoriales, el arte en sí mismo, tanto a nivel creativo como a nivel estructural, a fin de esquematizar el proceso de creación de un cómic. Guion, dibujo, tinta, rotulación, diseño de página, estilos, narrativa visual… atesorando en su interior el potencial ilimitado de comunicarse con el lector de un modo íntimo y único.
Adentrarse en ese mundo que hay detrás de las viñetas, de sus creadores, implica poder disponer de material que se ingrese de lleno en esos parajes y acerque esos secretos a los lectores que buscan profundizar más en su afición a fin de poder entender mejor todo aquello que leen a nivel técnico y estructural.
Recientemente se ha publicado un nuevo libro que hace foco en el sello editorial de DC, Vertigo, para acercar al lector la intrahistoria que hubo en su creación, expansión y caída, de algo que en su momento revolucionó la forma de entender el cómic. Sueños y Fabulas es la historia de Vertigo y sus series, así como de sus autores y máximos responsables. Es el último en llegar, pero antes le han precedido otros muchos de otra índole.
Uno de los más famosos es el que escribió Will Eisner, El arte secuencial, donde el maestro disecciona al arte para poner sobre la mesa muchos de sus secretos y técnicas. También se puede encontrar la trilogía de obras escritas por el guionista, dibujante y estudioso del cómic, Scott McCloud, La Revolución de los cómics, Cómo se hace un cómic y Hacer cómics, que persiguen un acercamiento estructurado del noveno arte que además sirva de radiografía de un medio en plena evolución. Dos autores, cuatro obras, indispensables para todo amante de las viñetas.
Hay también otros libros como el escrito por Dave Gibbons, Como crear cómics, en le que el dibujante de Watchmen recopila todas sus técnicas a la hora de hacer realidad un cómic desde la idea al acabado final.
En esa misma línea, pero expandiendo más el alcance, esta Cómics: Manual de instrucciones, que no es sino una guía que aborda todo el proceso de realización de un cómic, desde su concepción, hasta la puesta a la venta, sin desdeñar puntos tan relevantes como el papel, la distribución, el formato, la encuadernación, etc. Escrito por Roberto Bergado, Pepe Gálvez, Antoni Guiral y Jesús Redondo, llega a profundizar en las nuevas técnicas de realización de los cómics, el arte digital y aporta información determinante sobre los aspectos que rodean al arte y a propia industria del cómic.
Pero la producción de obras no se queda solo aquí, sino que se amplía con más obras de producción propia, con escritores patrios, centradas en la figura de algunos personajes y sus autores, como son los libros escritos por David Hernando dedicados a Batman y Superman, donde se analiza a la propia industria alrededor de la figura de estos dos iconos del cómic, así como se profundiza en las vidas de los autores que les dieron vida en sus inicios. La producción de Hernando no se ha limitado a lo comentado, sino que también está detrás de los dos títulos dedicados uno a la figura de Frank Miller y el otro a la de George Pérez, en la malograda línea editorial de Dolmen, En primera persona. Dos obras que hacen foco en la carrera de estos dos grandes artistas a través de sus propios testimonios.
En otra dirección, pero sin dejar de lado a los autores, hay publicado en nuestro país un libro, Shop Talk, que recoge entrevistas de Will Esiner a otros grandes autores del medio, como Gil Kane, Neal Adams, C.C. Beck, Jack Kirby, Joe Simon, entre otros. Conversaciones entre grandes profesionales que ayudan a los lectores a entender mejor el mercado americano.
Muchos son los libros que hay alrededor de la figura de Batman. Desde el escrito por Trajano Bermúdez, La noche del murciélago, hasta el que le dedicó hace unos años Antonio Runa, A propósito de Batman. Y sobre la figura de Superman también se puede encontrar el escrito por Mariano Bayona y Diego Matos donde recorren toda la vida editorial del personaje.
Pero hay más libros centrados en autores publicados en nuestro país, como el de Jack Kirby de José Joaquín Rodríguez o el de Manuel Barrero dedicado a la figura de Barry Windsor Smith. Sin embargo, hay un autor en particular que tiene no solo libros dedicados a su persona, sino a su obra más conocida con títulos como Alan Moore: La autopsia del héroe de J.J. Vargas, Storyteller de Gary Spencer, W de Watchmen de Rafael Marín.
Sin embargo, pocos son los libros que han llegado a nuestro país que hagan foco en la figura de Wonder Woman. Una escasez que se vio mermada con la llegada en 2017 del libro Wonder Woman, El feminismo como superpoder, de Elisa McCausland, que no solo es un estudio detallado de la figura de la amazona a lo largo de su vida editorial, sino un manual de las razones de su imagen como icono cultural y político.
También recientemente ha llegado a las tiendas, de la mano de Dolmen Editorial, una de las editoriales más prolíficas en este tipo de obras, un magnífico libro dedicado a Los 4 Fantásticos, escrito por varios componentes de la web Sala de Peligro. Y sin dejar Marvel, Julián M. Clemente escribió un enorme tomo dedicado a Spiderman, con todos los secretos del arácnido personaje tanto en los cómics, el cine y la televisión.
Pero las editoriales tampoco se libran de sus publicaciones y hay disponibles innumerables libros que narran la Historia de Marvel Comics, como el escrito por Sean Howe, Marvel Crónica de una época, de Rafael Marín o la Explosión Marvel de los años 70 escrito por José Joaquín Rodríguez. Todos ellos profundizando en la historia de la Casa de las Ideas y su particular intrahistoria.
Recientemente se ha publicado en nuestro país un libro que hace foco en la rivalidad empresarial entre Marvel y DC, escrito por Reed Tucker, bajo el sugerente título de Marvel vs. DC, de lectura ágil y lleno de información trascendente de como ambas empresas han mantenido y mantienen una guerra abierta por la hegemonía editorial en USA.
También hay libros que exploran el recorrido editorial patrio, como Forum, que tuvo una serie de especiales en la Revista Dolmen muy interesantes, o el publicado el año pasado en el que Antonio Martín hablaba de la experiencia de publicar los cómics de Eclipse en España, bajo le sugerente título Desde la penumbra.
Hay publicaciones que intentan hacer un recorrido histórico por todo el medio, como los nueve tomos Del Tebeo al Manga, donde se realiza un paseo pormenorizado por las distintas épocas del cómic, no solo en USA, sino en España, Argentina, Francia, Bélgica, Italia, Japón… que permite tener una visión global de un arte que no tiene fronteras. Hay otro tipo de incursiones como la de Geraldo Viches y su libro Breve historia del cómic que, en un solo volumen de bolsillo, aglutina en un vistazo un recorrido con la historia de este noble arte.
Otros, como La plaga de los cómics de David Hadju, se adentra en uno de los periodos más oscuros de la historia del cómic en los Estados Unidos, para narrar aquellos años en los que fueron considerados una lacra para los niños y los jóvenes, llevando a emprender acciones sociales absolutamente demenciales.
Otra obra que sigue un esquema similar, por su visión global, es Supergods, escrita por Grant Morrison, que se adentra en el mito que representan los superhéroes y busca razones para ello dentro de la cultura popular actual. Un libro que es una autobiografía del escritor que además se mueve a través de la historia del noveno arte, sin dejar de lado aspectos de la intrahistoria vividos por el propio Morrison a lo largo de su carera como guionista.
También hay libros que no son estrictamente manuales de uso y disfrute del cómic, ni hablan de autores, ni editoriales, sino que usan a los personajes de DC y Marvel para adentrarse en otros terrenos divulgativos. Dos ejemplos de ello son Los superhéroes y la filosofía de Tom Morris y Matt Morris, y La física de los superhéroes de Jamen Kakalios. El primero hace uso de 16 filósofos americanos y de algunos de los más influyentes escritores y críticos del género superheroico, para examinar a través de su figura muchas de las cuestiones filosóficas que han azotado a la humanidad desde tiempos inmemorables. El segundo, como su propio título deja muy claro, analiza a los personajes con poderes desde un punto de vista científico, para usarlos como punto de partida para hacer divulgación de las leyes físicas elementales.
Y para poner la guinda final están las guías visuales, los libros que buscan entrar por ojos del lector, para adentrarlo en el cómic USA de superhéroes tanto de DC como de Marvel. Obras que vienen acompañadas de otras que son enciclopedias de personajes que nutren de información a la curiosidad innata de los aficionados a este género. Y para los que quieran saber más, hace unos meses se puso en circulación un libro, escrito por Paco Hernández, titulado ¿Quién es más fuerte?, cuya intención es dar salida a esas cuestiones directas o indirectas que muchos aficionados al cine de superhéroes se han planteado alguna vez mientras disfrutaban de sus personajes favoritos en la gran pantalla. Un ejercicio que busca llamar la atención para que migren también del medio audiovisual al impreso.
Pido disculpas por si este breve acercamiento deja fuera a algún libro y desde aquí animo a los lectores a dejar sus sugerencias al respecto, sus libros básicos y fundamentales o aquel que crean que merece la pena leer.
Y, sin embargo, siguen quedando muchos libros por publicarse en nuestro país que se adentran en aspectos muy interesantes de la industria y que por desgracia no llegan a traducirse. Obras que ayudan a expandir una afición con conocimientos que van desde los industrial a lo artesanal, a lo empresarial, lo artístico, lo divulgativo y lo meramente informativo, pero que acompaña a los lectores en su viaje eterno entre las viñetas.
JUICIO A… BLACK LABEL
En contra…Iris West
El sello Black Label supone para DC Comics todo aquello que se esperaba de la iniciativa. Entre su producción hay cómics de gran calidad que atraen público ajeno a la editorial gracias a su carácter de historia cerrada y fuera de continuidad. Por supuesto, estas historias también son seguidas por sus propios aficionados, no en vano es aquí donde se encuentra lo mejor de DC y el DCeíta lo sabe. El objetivo está cumplido, las obras de la línea adulta venden, atraen nuevos lectores y cosechan nominaciones y premios. ¿Todo un éxito verdad?
Pues parece ser que sí. Algunas como The Nice House on the Lake o las obras de Tom King se alejan del cómic superheroico más convencional. Sin embargo, el Black Label, en muchos casos, es innecesario. Es decir, ya tenías Elseworlds para obras como Wonder Woman: Tierra Muerta, por ejemplo, pero hay otras que adaptándolas mínimamente podrían estar incluidas en continuidad, como podría ser Harleen. Y es que Black Label supone (una más) la confirmación de que a DC la continuidad cada vez le importa menos. Seguramente más de uno celebre la circunstancia, pero muchos otros la lamentan. La trama río del universo, por muy golpeada que resulte por los reinicios editoriales, es un aliciente para muchos, para algunos indispensable, todos conocemos lectores que no leen fuera del canon oficial simplemente porque son historias que no están incluidas en el cosmos cohesionado. Tras Crisis en Tierras Infinitas se hizo un gran esfuerzo por ella y durante mucho tiempo las historias, las buenas historias, estaban en continuidad. Y las que no podían estarlo, no eran de superhéroes o eran más adultas eran de Vertigo. Porque Vertigo si es un sello adulto real, y no lo digo por los exabruptos de Predicador, lo es porque exprime al máximo las posibilidades que le da estar alejado de la continuidad o por el tratamiento de sus personajes e historias, amparado en la más absoluta libertad creativa. Animal Man y La Cosa del Pantano no pertenecían al sello de Karen Berger en un principio. ¿Es posible que alguna serie de DC comenzara sin serlo y se volviera Black Label? Sería un indicio de que se hacen bien las cosas en la editorial.
Black Label acude a las mejores fiestas junto aquellas que se consideran grandes obras, se viste de gala, come cigala, bebe champán, se codea con la élite, pero cuando se da la vuelta todos los grandes cómics se ríen de él. Es, por encima de todo, un producto, no una línea dispuesta a revolucionar el medio, a enseñarnos que aquello que leemos no es todo lo que podemos leer. Definitivamente no es Vertigo. La innovación creativa que desprende está a años luz de la propuesta de Black Label y no es eso lo que nos prometieron. El sello negro se disfraza de modernidad y glamour solo para crearse una imagen positiva, atrayente e inteligente, con el fin de captar un lector adulto y experimentado cuando tan solo son Elseworlds (de calidad, claro) en la gran mayoría de casos. Un lavado de cara en pos del postureo del lector, “yo solo leo Black Label” que es engañado igual que aquel que toma copas con cardamomo y golosinas. La vanidad es uno de los siete pecados capitales más extendidos y todos caemos en ella de una forma u otra. DC se cree su propia mentira y la alimenta, no se si mejor, pero sí más abundantemente, con un mayor número de títulos incluidos en la iniciativa. ¿Era el Black Label necesario? ¿Hubieran tenido el mismo reconocimiento las obras del sello bajo el paraguas de los Elseworlds? Como maniobra de marketing es un golpe maestro por parte de DC, la línea está plenamente asentada y cuenta con cierto reconocimiento. Gracias a ello, es posible ver a grandes autores trabajando con nuestros personajes favoritos. Al final resulta que no va a ser tan malo.
A favor…Linda Park
Black Label nos ha traído, nos trae y nos traerá grandes cómics. Puede que los mejores que DC está publicando ahora. Puede que algunos de los mejores que se publican en el mercado americano. Puede.
No es culpa de Black Label la alargadísima sobra de Vertigo.
Vertigo no es que nos trajera grandes cómics, no. Vertigo cambió la industria. La influencia de la línea “indie” de DC fue enorme y lanzó al estrellato a Gaiman, Morrison y Ennis. Sin Vertigo no tendríamos posiblemente obras como Saga, Lazarus o Alias.
No todo lo que publicó Vertigo era miel. También sacó algún rollo (100 balas). No pasa nada.
Pero Vertigo se terminó. Su época pasó. Aceptémoslo.
DC lo ha hecho. Ha pasado página. Black Label no es exactamente, digan lo que digan las notas de prensa, los artículos y las entrevistas, la continuadora de Vertigo.
Black Label es una línea de cómics que coge algunos de los elementos más distintivos de Vertigo y los mezcla con elementos más populares, más ligados a los personajes más importantes de la editorial.
Black Label es una fórmula. Autores potentes + libertad creativa + personajes icónicos.
¿Y por qué esta mezcla?
Pues muy fácil Para vender más. Vertigo dio buenas y sostenibles ventas. Pero todavía venden más los grandes personajes de la editorial. Bueno, en realidad Batman vende más, mucho más.
Black Label es el punto intermedio entre la comercialidad de la series de la continuindad del DCU y los cómics de autor de Vertigo.
¿El resultado?
Cómics más adultos, más serios, más maduros
Black Label es mejor que Vertigo en otra cosa. En general, son cómics mejor dibujados. La estrella no es siempre le guionista. A veces, también lo es el dibujante.
No nos engañemos, casi ningún dibujante de Sandman estaría al nivel de los que podemos leer actualmente en Black Label, como Cliff Chiang, Mitch Gerads, Doc Shaner, Smallwood, etc.
Otra ventaja de Black Label es que incrementará el catálogo de obras intemporales y por tanto reeditables de formato corto que tan bien se venden. Estamos hartos de ver las reediciones de La Broma Asesina y El Largo Halloween, como si DC no tuviera más obras en el fondo del catálogo. Gracias a Black Label “los clásicos” de los principales personajes de DC se multiplicaran.
Al final, DC ha querido crear una etiqueta reconocible y de calidad, que permita visiones nuevas, diferentes y personales de los personajes que tanto amamos.
SUPERMAN Y AUTHORITY #01
Todo parecía indicarnos que El Green Lantern sería su último trabajo para DC Comics de Grant Morrison, al menos por un tiempo. Se le notaba hastiado, algo particularmente evidente en el tramo final de la colección anterior, con críticas tanto explícitas como veladas a la cúpula directiva de la editorial. Parecía que era el fin de una era muy productiva para ambas partes, con un puñado de obras maestras en el camino. Pero no. Quedaba un proyecto final, uno que Morrison había ambicionado desde hacía demasiado tiempo.
Authority es uno de los cómics favoritos de todo lector educado entre finales de noventa y principios de dos mil. Una genialidad que llega en el momento oportuno y para la generación correcta, siendo enormemente influyente en autores posteriores que, con más o menos éxito, intentaron replicar a Warren Ellis y Bryan Hitch. En 2021, con el concepto aparentemente enterrado, Morrison decidió que todavía quedaba mucho que decir sobre la colección.
El apartado artístico consta de dos excelentes profesionales del medio. Mikel Janín, al que recordaremos siempre por su trabajo en Batman y que, a través de su trabajo, ha dejado suficientes composiciones como para poder entrar en la conversación de ser uno de los mejores dibujantes de Superman. Y, en segundo lugar, la mejor colorista de la editorial, Jordie Bellaire. Capaz de comprender las necesidades de todo género por separado, desde el drama al terror, así como las posibilidades de trabajar con varios a la vez.
Ambos ofrecen un trabajo a la altura, definiendo a cada personaje y asociándolo a un ambiente y unos tonos concretos, tarea ardua si tenemos en cuenta el amplio listado que desfila a lo largo de apenas una grapa.
Morrison, por su parte, rebaja el tono de su trabajo anterior y se le nota menos desgastado, confiado en su historia desde las primeras preguntas que observamos a través de los protagonistas y la ambientación buscada para la historia. Cuando quiere ser tramposo, nadie puede compararse.
Una primera aportación, en definitiva, que colma las esperanzas del aficionado y que mantiene con pulso el interés en una colección revivida para la ocasión.
ESCUADRÓN SUICIDA: ¡A POR EL JOKER! #01
Una de las peores cosas de estar en la cárcel es la cantidad de tiempo que tienes para pensar. Remordimientos. Culpa. Impotencia.
En esa tesitura nos encontramos a Jason Todd que además de reflexionar en sus actos lo hace también sobre su muerte a manos del Joker.
Amanda Waller, especialista en aprovechar cualquier circunstancia a su favor, le hace una oferta irrechazable. Liderar Task Force X para cazar al Joker.
El planteamiento del Escuadron Suicida es muy jugoso. Un grupo variable de villanos fichados por el gobierno para participar en operaciones encubiertas, nada claras y llenas de dobleces.
Una estructura de la historia clara, aceptada y esperable como la del Escuadrón reduce el trabajo del guionista. Amanda Waller hace una oferta a un villano/antihéroe. Misión llamativa. Nada es lo que parece. Dilema. Giro final. Como un diagrama de flujo. Los autores tienen una buena parte del trabajo hecho. Pueden centrar sus esfuerzos en dinamizar la trama, poner trampas, atajos y pulir los diálogos. ”Llenar cajitas”.
Azzarelo aquí tira de oficio y nos ofrece un cómic bien escrito, bien estructurado, rápido con giros y un final de los que te dan ganas de inyectarte la próxima dosis.
Alex Maleev es un buen dibujante pero como narrador es excelente. Tiene aquello que todo dibujante debe hacer por el cómic. Mejorar el guion, darla velocidad, reflexión y detalle cuando sea necesario, en su justa medida.
Hay dibujantes con páginas más espectaculares, trazo más bello, mejor composición de la figura… pero pocos hay tan eficaces como Alex Maleev.
Este cómic tiene dos pegas. Por una parte la lentitud con la que están saliendo las siguientes entregas en Estados Unidos. El primer número salió en agosto pero el tercero aún está inédito.
Y por otra parte el precio. Un precio de distopía. 48 páginas, 12 euros.
WONDER WOMAN #01
Víctima de la falta de éxito a nivel de ventas en nuestro país, la colección principal de Wonder Woman fue trasladada a la iniciativa de Temporadas. Esto confrontaba, sin duda, la realidad actual del personaje en el mainstream cultural, con el peso que tenido el papel de Gal Gadot en las películas y cómo este se ha ido asentando como símbolo en un público no tan acostumbrado a comprar tebeos.
En las viñetas, hemos tenido unas últimas etapas muy irregulares, en las que sobre todo faltaba renovación y frescura, algo que siempre ha de ir ligado a la Amazona. Ha habido dejadez en la planificación y muchos errores que no han sabido trasladar la novedad que venía de fuera del medio o acometer una auténtica renovación para una heroína que ya ha cumplido ochenta años de vida.
Por fin, con los acontecimientos vividos en los últimos meses, hemos tenido factores relevantes y un papel adecuado en el conjunto del Universo para el personaje. Esto no hacía sino crecer el interés por la nueva colección, a cargo de Becky Cloonan y Michal W. Conrad y el dibujante Travis Moore. Además, como complemento, tenemos historia de Jordie Bellaire y Paul Ganucheau, para confrontar errores y misterios del pasado.
En primer lugar, tenemos una premisa que se sale de la norma general. Hay intención en la construcción de los nuevos escenarios y peligros a los que el personaje ha de hacer frente, así como originalidad manifiesta a la hora de disponer de ellos. En segundo, vemos cómo se saca a WW de lo que es habitual, pero sin olvidar que, ante todo, es un cómic de aventuras y acción.
Con ello, en definitiva, se presenta como una gran oportunidad para reengancharse al personaje o para seguir disfrutando de las desventuras y hazañas de un personaje que, por nombre e historia, demanda su sitio en el lector actual.
FRONTERA INFINITA #01
Frontera Infinita es el nuevo marco editorial bajo el que se nombran las series de DC Comics. Ya pudimos leer el número 0, un catálogo de todo lo que está por venir para la Trinidad y el resto del universo omniverso DC. Es en este cómic donde se referencia Death Metal, con sus consecuencias exploradas, dando cierta enjundia al evento de Snyder que aspira a esta relevancia.
El Batman de Flashpoint aterriza en la Tierra-23 donde se encuentra con Calvin Ellis, el Superman presidente, y su particular Liga de la Justicia multiversal. Comienza un viaje por el omniverso con interesantes misterios, numerosos y distintos personajes, con algún regreso conmovedor que gustará al aficionado.
Joshua Williamson conocido por los seguidores de la editorial principalmente por su larga etapa en Flash, cuya valoración general no es muy satisfactoria, es el encargado del guion de este cómic. Lo escribe sorprendiendo por su frescura y lo bien que le toma el pulso a la historia, consiguiendo intrigar por los próximos capítulos, caracterizando bien a los personajes, mostrándose muy solvente en todos los aspectos.
Xermanico se encarga del dibujo, como es habitual el español es todo un seguro a la hora de encarar distintos mundos y personajes menos prototípicos, como bien demostró en el interludio entre temporadas de El Green Lantern, en el que trabajara junto a Grant Morrison. En este cómic el compatriota realiza uno de los mejores trabajos de su carrera, soberbio en el trazo, con alguna viñeta que mitifica Death Metal o alguna página donde otorga diferentes estilos de forma verdaderamente sublime.
Frontera Infinita es el nuevo evento de DC, pero se percibe más pequeño, comedido en su parcela, su propia serie donde contar todo aquello que necesite sin afectar el resto de colecciones. Un cómic muy interesante. El tomo incluye el cómic digital Infinite Frontier: Secret Files de lectura anterior al número 1 de la colección y posterior al 0. Dibujantes como Iñaki Miranda, Phil Hester, Stephen Byrne, Valentine De Landro y guionistas como Brandon Thomas, Dan Watters, Joshua Williamson, Stephanie Phillips se encargan de ella, aportando un contexto más amplio a la historia, donde ver desarrollarse al extraño equipo formado durante el epílogo de Death Metal, con el Detective Marciano ejerciendo de líder o al meritorio y recto Calvin Ellis en su Tierra natal, entre otros.
EL PRÓXIMO BATMAN #01
DC Comics insiste en el próximo Batman. El personaje protagonizó una mini serie que prometía mucho pero que no acabó de concretar. Se quedó en un par de insinuaciones y poco más. Nos dejó un poco fríos.
En esta segunda miniserie, John Ridley nos muestra un Tim (Jace) Fox enfadado con buena parte de su familia. Desarraigado, el segundo hijo de Lucius, hombre más rico del mundo, no encuentra su lugar. Poco a poco vemos como los enfrentamientos entre los Fox tensan la situación hasta que Tamara acaba en coma en una cama del hospital.
En el momento de máxima tensión, la serie nos retrotrae al pasado de Tim. Conocemos el peso de la culpa que arrastra. Su pecado, la deuda moral, la verdadera cara de su padre. Un hombre de negocios resolutivo, eficaz, de una ética voluble y particular.
John Ridley hace gala de su sensibilidad social. La lectura tiene subtexto potente, crítico y mordaz. No moraliza. No muestra piedad. En esta ocasión, hay apenas mención a la cuestión racial. Riddley va más hacia la idea de que el dinero da poder. El poder corrompe, es malo por definición.
Una historia seria, dramática, profunda, mucho más interesante de lo que parece a priori y de lo que se intuye en los primeros números de la serie.
El cómic está dibujado (y escrito) para edición digital. Eso se nota y afecta al resultado. Se trata de una trama dramática sobre desarraigo, problemas familiares, dilemas morales, remordimiento, introspección, corrupción, poder, crimen. Pero el estilo de dibujo de Travis Foreman y Tony Akins (“lápiz”) con Mark Morales (“tinta”) es sintético, sencillo, casi cartoon. Idóneo para un cómic más desenfadado con tendencia al humor. En cualquier momento parece que los personajes vayan a arrancar con un chiste.
Pero yendo más allá de la adecuación con la trama, es un dibujo eficaz, que responde bien a las escenas de acción. Muestra una buena caracterización de los personajes y goza de una narrativa dinámica. El problema lo tenemos con las escenas estáticas, más “realistas”. Allí el trabajo de Foreman y Akins es más hierático, rígido y muestra algunos errores de principiante en las proporciones físicas.
El cómic puede dejar con mal sabor de boca a quien busque una historia épica y emocionante del hombre murciélago, que tengan determinadas expectativas respecto al próximo Batman y no tengan paciencia para hacer una lectura reposada. Ridley nos deja pistas de una trama soterrada con una punzante crítica mucho menos meliflua (cuando la hay) que en los cómics en los que Bruce Wayne lleva el disfraz del murciélago.
JAQUE MATE #01
Jaque Mate fue creado por Paul Kupperberg y Steve Erwin en 1988, naciendo de “La Agencia” organización de inteligencia referente a la serie del Vigilante. La cabecera cuenta sus mejores cómics en manos de Greg Rucka, ocupándose del segundo volumen, junto a Jesús Saiz entre otros. Aquel cómic noir de espías caló entre un buen numero de aficionados.
Bendis demuestra interés por las agencias de inteligencia del mundo DC desde prácticamente su desembarco en la editorial. El evento Leviatán destruye todas las instituciones dedicadas al espionaje. Argus, Spyral, Kobra o el Deo quedan devastadas por la organización del antiguo Manhunter. El de Cleveland recupera el interés por este tipo de tramas con Jaque Mate trayendo de vuelta un compendio de los grupos de investigación formados en El evento Leviatán. Manhunter (Kate Spencer), Green Arrow, Question (Vic Sage), Huesos, Steve Trevor, Lois Lane, Talia Al Ghul o su hijo Robin, componen Jaque Mate, cuya identidad del Rey se desconoce. Por aspecto podría ser Savant, aunque resultaría raro que un enemigo menor como él haya accedido a semejante puesto, también que alguno de sus integrantes no lo reconociera. Antiguos miembros de la organización secreta como la agente Nakamura también se dejan ver en este cómic.
Bendis retoma un hecho acontecido en su serie con Leviatan, la muerte del general Lane, esta miniserie se entiende como una continuación directa de aquella. La pena de Lois no ha sido tratada por el autor de Ultimate Spiderman, es de suponer que si se realiza un movimiento como la muerte de un personaje sea para utilizar el impacto en los protagonistas del cómic, de lo contrario tan solo resulta un mero recurso destinado únicamente a impactar. Y eso nunca pasa con Bendis, ¿verdad? Si se quedaba sin espacio en la propia miniserie, ha tenido páginas de sobra en Action Comics o Supermam. Por suerte, Rucka ya trató el tema en su imprescindible serie dedicada a la periodista, aun cuando rompía totalmente el hilo de lo que estaba contando. Por cierto, en Lois Lane también aparece un personaje de Checkmate, recuperado por su creador. Bendis parece querer enmendar su error, y tarde y a destiempo, da los primeros pasos encaminados a representar una hija que lidia con la muerte de su progenitor, aunque no es algo que necesariamente vaya a explorar en próximas entregas.
La grapa resulta interesante, sabe crear expectación y los diálogos made in Bendis están bien ejecutados. El variopinto equipo es una fortaleza más del cómic, un extraño grupo con muchos personajes queridos y poco explorados en la actualidad, reclamo para sus seguidores. La guerra entre Leviatán y Jaque Mate ha comenzado.
GREEN ARROW 80 ANIVERSARIO
Durante los últimos cuatro años son muchos los personajes de DC que han cumplido 80 años. Empezando por Superman, seguido de Batman, han ido llegando especiales dedicados a Green Lantern, Wonder Woman, Flash, Robin, Catwoman, Joker, Aquaman y del arquero esmeralda, Green Arrow. Obviamente son muchos más los que han soplado 80 velas, pero estos son los afortunados que recibieron, por parte de la editorial, un número especial con historias cortas realizadas por un nutrido grupo de autores con el que conmemorar tan insigne fecha.
No todos han llegado a nuestro país, (de momento el de Aquaman será el único que permanece inédito) pero los que lo han hecho han llegado con la misma fanfarria que sus homónimos USA, aunque distanciados en lo que se refiere a la edición. En España se ha apostado por una edición en tapa dura, con algunas portadas exclusivas, mientras que en USA se apostaba por el formato de tapa de cartón y diversas portadas que recordaban cada una de las décadas del personaje, realizadas por ilustres dibujantes.
Con algo de retraso le llega el turno a Green Arrow, que aterriza con un tomo que no se limita a traer el especial USA, sino que añade unos interesantes extras como son los números USA, Adventures Comics #250-256 y World´s Finest Comics #96-99, lo que eleva el número de páginas hasta las 192. Dos cabeceras que tuvieron a Green Arrow compartiendo espacio con Superboy y Aquaman, y cuyas andanzas callejeras fueron dibujadas por Jack Kirby en ambas series escritas por Ed Herron.
De esta forma este especial recopila material del año 1958, de una época lejana, en la que los personajes distaban mucho de ser lo que son hoy en día, pero que permiten que sean revisitados de forma más seminal, en plena efervescencia evolutiva desde que Oliver Queen viera la luz en 1941.
Un especial vitaminado con material de antaño, jugoso e inédito, que además trae en su interior una emotiva historia corta escrita por el hijo de O´Neil, uno de los guionistas más representativos del personaje (con permiso de Mike Grell, que también se deja ver en el tomo) gracias al trabajo desarrollado con Neal Adams en la serie que unió el destino de Green Arrow y Green Lantern, para hacer historia del cómic.
SECTOR LEJANO
N.K. Jemisin ha declarado en numerosas ocasiones ser muy aficionada a los videojuegos, el cómic, el manga y anime, por lo que no era de extrañar que esta novelista de ciencia ficción, licenciada en psicología, acabara dedicando tiempo y esfuerzo a dar forma a un guion con el que poder dar vida a un cómic.
Comenzó a escribir relatos de ciencia ficción especulativa en 2004, pero no fue hasta 2009 que fue finalista de los prestigiosos Hugo y Nébula. Aquello propicio que en 2010 publicara su primera novela, Los cien mil reinos, que logró alzarse con el Locus a la mejor primera novela. Fue el inicio de su carrera en firme y del nacimiento de la que se conoce como la Trilogía de la Sucesión.
En 2012 comenzó la publicación de una nueva trilogía, esta vez centrada en la fantasía, que la hizo aspirar a ser ganadora del Nébula, Locus de novela fantástica, alzándose con el premio Mundial de Fantasía. En 2015 arrancó la publicación de una nueva trilogía, conocida como La Tierra Fragmentada, cuyo primer volumen se alzó con el Premio Hugo a mejor novela, que no fue sino el primer paso a ganar dicho premio de forma consecutiva los años 2017 y 2018.
Suya también es la participación en la novelización de los exitosos videojuegos Mass Effect, en concreto del segundo volumen titulado, Mass Effect: Andromeda.
En 2018 publicó su primera recopilación de relatos, bajo el título de La ciudad que nació grandiosa y otros relatos. En 2019 DC Comics anunció su participación en la obra que hoy se publica en nuestro país, al tiempo que en 2020 empezaba a publicarse una nueva trilogía bajo el título de Las Grandes Ciudades.
Jemisin es, sin duda, una de las grandes escritoras de ciencia ficción y fantasía del siglo XXI. Su voz, estilo y enfoque de su prosa la desligan de los viejos cánones de este género, lo que es una bocanada de aire fresco para los aficionados y la ciencia ficción en particular.
Su primera incursión en el noveno arte se ha hecho esperar en nuestro país. Como ya se ha adelantado fue en 2019 cuando su trabajo se materializó en una miniserie dedicada a la Green Lantern novata, Sojourner Mullein, que debe hacer frente a un asesinato en su sector, el primero en 500 años, en el que debe lidiar con 20.000 millones de sospechosos.
La miniserie nace bajo el auspicio del sello editorial de DC, Young Animal, el mismo que nos ha traído series tan relevantes como la nueva encarnación de la Patrulla Condenada, dos miniseries dedicadas a Cave Carson, una nueva encarnación de Shade, la chica cambiante, así como otras colecciones donde se dio a conocer a nuevos personajes como Madre Pánico. Todas ellas dentro del sello, gestionado por el cantante y guionista, Gerard Way, con la intención de dar salida a proyectos muy alejados de los convencionalismos, donde poder experimentar, romper las reglas y retar al lector con propuestas dispares llenas de riesgo editorial.
Unificar a Jemisin con la filosofía de Young Animal, es sinónimo de estar frente a un trabajo lúcido y distinto, con capacidad para ser una lectura muy transversal a todo tipo de lector, de otros géneros y estilos.
La obra, compuesta por doce entregas, llega recopilada en un solo tomo por parte de ECC, que añade bocetos y diseños llevados a cabo por el dibujante, Jamal Campbell, así como una introducción del propio Gerard Way, lo que añade extras adicionales una de las novedades indispensables de este mes de febrero.
SUPERGIRL: LA MUJER DEL MAÑANA #01
Una de las sorpresas del año pasado en USA fue esta actualización a tebeo de Valor de ley. Tom King ha manifestado en multitud de ocasiones su amor por el género western, algo perfectamente apreciable cuando uno lee sus obras. Desde el código moral de los personajes, el modo en el que estos interactúan y se relacionan, a la solemnidad frente a la naturaleza. Con esta miniserie, da un paso más allá en su carrera y en la traslación de lo que ha aprendido de las viejas películas del oeste, actualizando su mensaje y combinándolo con las posibilidades infinitas de la ciencia ficción.
Esta ocasión le permite rebajar el tono de sus últimos trabajos y divertirse con una historia que puede engañar con este primer número. La narradora utiliza un discurso solemne al presentar la aventura, algo que no se mantiene una vez tenemos por primera vez en viñeta a Supergirl. En este sentido, puede despistar el monologo que acompaña el brillante arte, pues ante todo nos encontramos ante una propuesta desenfadada, con gusto por la comedia, algo que a pesar de que no ha desarrollado comúnmente en su carrera, sí que sabe explotar cuando la ocasión es propicia para ello.
Hablando del arte, la elección de Bilquis Evely es perfecta, en sintonía con otros trabajos como los de Universo Sandman. Es un artista que se caracteriza por su imaginación a la hora de construir escenarios, con gusto particular por aquellos que exceden los límites de lo terrestre. Si en la anterior, daba acomodo a las circunstancias que rodean los sueños, aquí lo hace con la inmensidad de lo extraterrestre y espacio exterior.
Al color, tenemos a Matheus Lopes . Es uno de las grandes profesionales del medio, con sello de personalidad reconocible por el lector habitual. Ambos son el principal reclamo de la colección y garantes de que la misma responde a decisiones adecuadas en lo artístico.
Un aspecto sorprendente se encuentra en la caracterización de Supergirl. Más cercana a Rooster Cogburn que al personaje que hemos visto y amado en los últimos años, da un nuevo enfoque, radical, a la visión que se tiene de Kara. Esto puede alejar de primeras al lector que busque reconocer a la superheroina de siempre, pero la caracterización se irá matizando y transformando a lo largo de los próximos capítulos.
Con todo, resulta un primer acercamiento adecuado, a pesar de un comienzo renqueante y la multiplicidad de textos muy extensos que agotan por momentos la narración. El arte es fantástico y la historia ofrece interés suficiente como para continuar el viaje de las protagonistas.
LEGIÓN SE SUPERHÉROES: LA SAGA DE LA GRAN OSCURIDAD
Id a vuestra tienda especializada ya, o a internet, o a una librería, pues ha llegado el cómic del mes que no os podéis perder. Pedazo de edición, merecida, para un clásico indiscutible. Si bien los 4 números de La Legión de Superhéroes (290-294) que realmente componen la Saga de la Gran Oscuridad que da nombre al tomo ya habían sido republicados recientemente dentro de las Novelas Gráficas DC Cómics de Salvat y ECC (y a su vez habían gozado de su edición en los añorados Clásicos DC de Zinco), el contenido completo del tomo (284-296 más el primer anual) no lo hemos catado más que en los dos primeros volúmenes de otros Clásicos DC, los de Planeta. No os tengo que recordar que aquellos tomitos, aunque los tengamos en alta estima por lo que supusieron, son de una calidad que hace que las jibarizaciones de ECC parezcan una edición TASCHEN. Pero datos aparte, dejadme que os recuerde lo que contiene este volumen… ¡La llegada de Paul Levitz a la Legión!
Comienzan los 80 y la Legión seguía siendo un cómic de la Edad de Plata. Bueno, salvo contadas excepciones, DC en general seguía anclada en aquella manera de hacer historias. Pero en el ambiente del cómic americano se notaba la efervescencia creativa y un gran cambio se estaba preparando en la editorial. El editor de La Legión, Mike W. Barr le propone renovarla a un guionista experimentado y fan de la misma, Levitz. Un sueño hecho realidad para él, que se lanza a la brava en el número 284 (con fecha de febrero de 1982 pero en realidad publicado en noviembre de 1981). Acompañado en un principio por Pat Broderick al dibujo, se va haciendo dueño de las tramas existentes hasta que acomoda las propias. Haceros por tanto a la idea que los primeros números son algo rígidos, con mucho villano de opereta y extremadamente fantasiosos, pero se va viendo el talento del maestro en dotar de personalidad propia a todos y cada uno de los componentes. Tantos, que el nuevo lector podrá sentirse abrumado y necesitado de consultar una y otra vez la Wikipedia. Hacedme caso, dejaros llevar, haceros a la idea de que sois adolescentes y habéis cogido un tebeo al azar en el quiosco. No pretendáis conocer lo que no sabéis y dejaros embeber en la idiosincrasia de la Legión por el maestro. Y si os cuesta tragar con el barroco y algo infantil estilo de Broderick, tranquilos que en 287, tras algunos tanteos, Keith Giffen se convierte en el dibujante titular y comienza a demostrar un despliegue espectacular. Vale que al principio los personajes son algo estáticos y aún le faltaba algo de personalidad propia, pero se le nota el esfuerzo y el detallismo desbordante es bienvenido. Amén de su profusa imaginación para naves y razas, un gran sentido de la narrativa y unas portadas espectaculares. Y por fin, en el 290, Levitz comienza con la idea que le rondaba la cabeza desde el principio.
Aunque ahora todos sepamos el villano en la sombra, ese temible y poderoso Darkseid, La Saga de la Oscuridad fue un auténtico bombazo en su momento. Pero además de la crucial revelación para sorpresa de los seguidores, la saga sigue un ritmo in crescendo envidiable. Levitz maneja las diferentes sub-tramas con la delicadeza de un artesano, dando a todas las piezas su merecida importancia y hasta su momento de gloria. Para colmo, para contrarrestar la meticulosidad del guionista, va cediendo la realización de los argumentos a Giffen, que ya empezaba a despuntar como creador de historias y aportaba algo más de caos al conjunto. Además de irse ganando el título de dibujante favorito de los fans de la Legión, lo cual era todo un premio. Entre esto y las apariciones estelares de principales y secundarios, la utilización de miembros retirados, reservistas y hasta otros superhéroes de aquel maravilloso futuro deceíta, la constante tensión y la sensación de peligro, hicieron que se convirtiera en la comidilla de los fans y las ventas subieran como la espuma. Después de la saga, La Legión de Super-Héroes se convirtió en el segundo título más vendido de DC, sólo por detrás de Los Nuevos Titanes de Wolfman y Pérez. Y hablando de éstos últimos, fijaros si ciertos detalles que aparecen en la historia, incluyendo un niño de crecimiento desmedido y un detalle posterior sobre los guardianes, no os hacen pensar en otra gran obra de dichos artistas que estaba por venir…
Pero he aquí lo que más me levanta la ilusión. El tomo comienza con números muy anteriores a la mentada saga. Cierto que en alguno de ellos se empiezan a entrever los inicios y sale algún siervo oscuro aquí y allí, pero no son necesarios en absoluto para entender la Gran Oscuridad. Y, después de ésta, se añaden un par de números que ni siquiera sirven de epílogo. En realidad, pese a mantener las tramas secundarias arrastradas desde el principio, son más tranquilos y auto-conclusivos. Es más, al final del volumen aparece la frase “Ni mucho menos el Fin” en grandes letras, que no aparecía en su versión original. En resumen, ¡el tomo parece el primero de una recopilación de la etapa de Levitz! (por favor, por favor, por favor…) Por si eso no fuera suficiente para que vayáis en masa a comprarlo, además trae una nueva introducción del guionista, muchas páginas de los argumentos que éste pasaba a Giffen (si, método Marvel) y algunos de los diseños que el dibujante realizó cuando empezó a encargarse de los personajes. Hala, ¡a la tienda ya!
UNA MUERTE EN LA FAMILIA #01
Interesantísimo tomo de Batman el que nos trae ECC este mes, con la excusa de la saga que da título a la recopilación (en dos tomos). Porque ofrece material que creía inédito en nuestro país, hasta que un amigo (¡gracias Carlos!) me hizo percatarme de mi error, pues salió prácticamente todo en los 2 tomos titulados Segundas Oportunidades pertenecientes a la colección Novelas Gráficas DC Cómics (que nos ha ofrecido otras joyas que pasaron desapercibidas. Por ejemplo, el mismo colega señaló que reprodujeron la primera saga de la serie Green Arrow de Grell que afirmé inédita desde Zinco en un reciente artículo). Fe de erratas aparte, es una curiosidad digna de la biblioteca de cualquier batmaníaco. Tras la gran etapa de Doug Moench compartiendo cabeceras en Batman y Detective Comics, llegan las Crisis en Tierras Infinitas y el autor cierra las tramas, abandonando las series en el magnífico especial Batman 400. Entra como editor Dennis O’Neil y mientras que del Detective Comics se encarga el maravilloso tándem de Mike W. Barr y Alan Davis, para Batman la editorial tiene reservado comenzar con el legendario Batman, Año Uno de Frank Miller y David Mazzucchelli, que impondrá las bases para el renacimiento del personaje.
Pues bien, ¡este tomo tiene todo menos eso! Me explico. Por una parte, el Año Uno se retrasó hasta el 404 por lo que hubo que meter algunos números de relleno. Con estos comienza el tomo, desde el número 401 (¡este si que no se había publicado nunca en español! Espero no volverme a equivocar…) de Barbara Randall y Trevor Von Eeden, y un par más de Max Allan Collins, acompañado por Jim Starlin uno y Denys Cowan el otro. El primero, aparte de una magnífica portada de John Byrne, tiene un sorprendente dibujo de Von Eeden, con un delicioso sabor al maestro Toth. Cierto que la historia, por el contrario, es pura edad de plata en cuanto a las maquinaciones de la villana y las pueriles soluciones del dúo dinámico. En los dos siguientes si que brilla el guion de Allan Collins, que plantea una historia en dos partes (aunque cada una independiente, no sé si aún dudando de cuando entraría Miller) sobre un imitador de Batman. Jugando con la opinión pública y de su propio pupilo, el autor propone un juego de espejos deformados al presentar un doppelgänger sin la limitación del juramento del héroe de no matar. Ambos episodios están magníficamente dibujados por sus correspondientes artistas. Si a Starlin no le puede toser nadie en dicho aspecto, un joven Cowan no se queda corto y ofrece un espectáculo a la par.
Por otra parte, tenemos el comienzo de la etapa en Batman después de la saga de Miller y Mazzucchelli. El encargado es precisamente Allan Collins, un afamado escritor de literatura de misterio atraído por DC para relanzar la serie con un autor estrella… pero que abandonó al poco de empezar. Y es una pena porque muchas buenas ideas quedan lanzadas en estos primeros números del 408 al 412, como una madura Vicky Vale tirándole los tejos a Bruce, el cuidado de la parte filantrópica del mismo, o intentar poblar el Callejón del Crimen de personajes propios. Pero sobre todo, la que da la razón de incluirlas en este volumen, la reinvención del segundo Robin, Jason Todd, como un joven delincuente. En el primer número pasa casi desapercibida la expulsión del Robin original, Dick Grayson, que se produce en un segundo plano tras ser herido por el Joker. A partir de ahí el famoso encontronazo con Jason, que estaba robándole las ruedas al Batmóvil, su adopción tras demostrar su valía y el enfrentamiento victorioso con Dos Caras. Si bien, la única artista permanente es la estupenda colorista Adrienne Roy, los dibujantes, vuelan. Empezamos con Chris Warner y Mike DeCarlo, pasamos por Ross Andru y Dick Giordano, y ya por fin se queda Dave Cockrum con DeCarlo y Don Heck. También se incluye el anual que realizó Allan Collins con el genial Norm Breyfogle, una entretenida historia sobre el Pingüino.
Tras otro número de relleno (en todos los sentidos) a cargo de Jo Duffy y Kieron Dwyer mientras buscaban nuevo equipo, llega un tándem para hacer historia, Starlin, ahora a los guiones, y el inigualable Jim Aparo. Estos números iniciales si que los habíamos catado en su mayoría gracias a la serie de Zinco de finales de los 80. Que incluyen maravillas como “¡Víctimas!”, el escalofriante relato con el que se estrenó la pareja, el explosivo crossover del evento Millenium y, como no, esa saga épica donde las haya para los seguidores del murciélago que es Las Diez Noches de la Bestia. Para quien no la conozca, sólo esos cuatro números valdrían la venta del tomo, y para los que la conozcáis, sólo hay que recordar la frenética caída de Batman intentando un rescate imposible, o cuando la KGBestia hace algo impredecible a sangre fría para escapar, o… Vale la pena comentar un episodio desconocido para mi, el cual me ha emocionado y devuelto al pasado. En él, Starlin nos desvela lo que Allan Collins escondió cuando el Robin original desapareció tras haber sufrido un disparo del Joker. Un relato profundo y necesario que va directo al corazón.
DEADMAN: AMOR DESPUÉS DE LA MUERTE
Deadman es un personaje de DC creado por Arnold Drake y Carmine Infantino en Strange Adventures #205 (1967), el dibujante pronto es sustituido por un joven Neal Adams. El artista volvió a sus inicios recientemente, con una serie propia de Deadman, no especialmente inspirada (como la mayoría de la producción del mito del cómic en los últimos tiempos). El personaje ha sido visto durante el Green Lantern de Johns, en La noche más oscura o El día más brillante y exhibió buen humor y corazón en la Liga de la Justicia oscura del New 52, una caracterización que no siempre ha sido tal en Boston Brand, habitualmente atormentado, como podemos observar en este tebeo, de reciente salida al mercado.
Dentro de la línea Universo Oscuro, bajo la que ya se publicara La Cosa del Pantano: Cuentos de la ciénaga, ECC lanza un tomo con historias clásicas del personaje, Deadman: Love after Death, Deadman: Exorcism y las páginas dedicadas en la revista Action Comics Weekly. Cómics con la firma de Mike Baron y el dibujante Kelley Jones.
Deadman es un fantasma capaz de poseer a los vivos. La soledad que siente el antiguo trapecista es abrumadora, sin posibilidad de sentirse unido a nadie, no tiene idea alguna de como vivir su no vida. Así se entrega a la misión para la que fue resucitado por la diosa Rama Kushna, pero sus actos obtienen como respuesta el dilema moral que le provoca controlar los cuerpos y las mentes de las personas que posee, los posibles desequilibrios que puede ocasionar en la cordura de sus recipientes humanos, por no hablar de los peligros físicos a los que les expone con frecuencia. Todo esto es lo que podemos encontrar en este tomo, por supuesto, rodeado de elementos atribuibles al lore del protagonista, maestros del vudú, dioses de distintas culturas, brujas, zombies, fantasmas o el circo.
Las historietas incluidas en Action Comics Weekly tratan a un Deadman menos oscuro que el que veremos en el resto del libro. El cómic, aún con todos los atributos enumerados anteriormente, muestra un héroe algo más optimista. Podemos encontrar una guerra entre mediums mafiosos, que resucitan muertos para engordar su ejército, cuyo devenir de los aconteciminetos desembocarán en una antigua maldición del pueblo donde todo acontece, situado en Nueva Orleans. El color de Daniel Vozzo es demasiado luminoso, más si se compara con el resto del tomo, no termina de sentar bien a Jones ni tampoco a Deadman. Las tintas de Tony Dezuñiga, igualmente, no son las más apropiadas.
La historia que da título a este tomo es una significativa del personaje, consecuencia de ella es la próxima en el orden de lectura, Exorcismo. En Amor después de la muerte, Deadman conoce un circo muerto, pero vivo, mucho más de lo que lo esta él mismo. Allí, el bueno de Boston conoce una trapecista, también fantasma, pero diferente. Todo se descontrola a partir de aquí con el hombre poseyendo a un cuerpo en coma para ayudar al tétrico circo. Aparentemente un comatoso es la opción ideal para no interferir en el trascurrir de los vivos, pero no es en absoluto el caso, e inocentes sin culpa alguna se ven incluidos en la sobrenatural pelea. Una historia cruda que cambia la personalidad del héroe.
En Deadman: Exorcismo el protagonista se ha abandonado en una antigua iglesia. Sus actos dictan mucho de ser bondadosos y aunque siempre ha utilizado personas, el fin con el que lo hacía era loable. Era. Ahora Deadman es un ente malvado consumido por la rabia y el odio que vive prácticamente en un estado esquizofrénico. Madame Waxahachie, bruja aliada que ya hemos visto en las historias de Action Comics Weekly, tratará de ayudarle.
Kelley Jones es un dibujante distinto. Su “variable” anatomía, trazo desgarbado, gusto por lo grotesco o exagerado diseño de las criaturas que dibuja, hacen de él un artista que no gusta a todos, lo amas u odias, pero aquel que disfrute con el arte del veterano lo hará con su trabajo en este libro donde se mimetiza a la perfección con el guion de Baron, exhibiendo y destacando todas sus virtudes en las páginas de terror más acusado. Sus propio entintado y el color de Les Dorscheid compaginan muchísimo mejor que en las primeras historias.
Un tomo con historias clásicas de Deadman, del que, ciertamente extraña su publicación, pero de la que por supuesto no nos vamos a quejar. La línea Universo oscuro se expande con este Deadman: Amor después de la muerte, muy disfrutable por los amantes del personaje o sus autores y una gran opción, para aquel que no lo conozca, de adentrarse en el oscuro mundo del fantasma, del antiguo circense Boston Brand, el simpático, entrañable y también inestable, Deadman.
HELLBLAZER #01
Hay algo único en el personaje de John Constantine. No es solo su imagen, tan legendaria como sencilla en atributos, sino su carácter y personalidad indefinible. No es un villano, pero actúa como uno. No es un héroe, aunque por algún motivo DC lleve diez años intentando que así lo creamos. De todas las etapas de Hellblazer, nadie supo captar la complejidad de su protagonista como el primer escritor a cargo de la colección: Jamie Delano.
Alumno aventajado de Alan Moore, al que conoció mientras trabajaba como taxista, comprendió desde las primeras páginas del hoy legendario número 1 lo que debía contar, cómo hacerlo y de qué manera. Llevó la historia a su terreno particular de exploración del horror, que el lector de su posterior etapa a cargo de Animal Man recordará a la perfección, con una serie de matices que, como el personaje, son difíciles de definir.
Casi ningún otro gran escritor de su generación entendía tan bien el terror urbano, las cicatrices de la gente común viviendo en ciudades demoniacas, plagadas de dolor y suciedad tanto física como moral.
La lectura de estos números es una experiencia turbadora, plena, compleja. No es una cabecera que siga ningún tipo de elementos convencionales o asociados generalmente con su época, que, por otra parte, se ocupo de retratar como ningún otro gran autor británico. A Constantine no solo no le gustan los tories, los aborrece. Odia hasta la última parte del Tatcherismo y la deriva ideológica y moral de un país roto y con profundas complicaciones.
Primero a través de detalles en el brillante dibujo de John Ridgway, después involucrando directamente al personaje con los monstruos más conservadores al servicio de su Majestad. Siempre contestatario. Siempre obrero. Siempre obsceno.
El arte, como decimos, se erige como uno de los principales reclamos. Presenta páginas que han pasado a la historia del cómic americano, como la primera visión de Gary o las apariciones posteriores. Que el argumento no se concentre en torno a un elemento específico del género permite a su dibujante incidir en las complejidades del mismo y dar un estudio completo de lo que más duele, se siente y escandaliza.
Una obra maestra que tenemos en una nueva edición y que permite a su vez apreciar con mayor detenimiento el paso del tiempo en Hellblazer y cómo este fue cambiando la personalidad del bastardo de Liverpool, el más inefable de los magos y el peor amigo que uno podría desear tener.
Viajamos en el tiempo y nos desplazamos hasta febrero de 2005, para describir el top 10 de recopilatorios DC de aquel mes. Recordar, haciendo clic sobre la imagen se puede ver en grande.
ES LA HORA DE LA ENCUESTA…
Y como hemos estado de aniversarios durante os últimos años, os preguntamos abiertamente por ello.
Buenisima la crítica doble de Black Label