INTRODUCCIÓN
Bienvenidos a una nueva entrega del Magazine DC para el mes de febrero. Para la ocasión tenemos un acontecimiento primordial y es el 30 aniversario de la creación del sello Vertigo. Mucho ha llovido desde 1993, pero desde aquí queremos aportar un pequeño grano de arena que se verá potenciado con un futuro podcast que esperamos os guste.
También os traemos información extra de algunas de las novedades del mes, aportando esos textos que ayudan la contextualización de las novedades DC de febrero. Hablamos de Crisis, hablamos de villanos y celebramos el cumpleaños de varios autores DC (y alguna efeméride de dos autores importantísimos), entre los que está la propia editora jefa de Vertigo, Karen Berger que, como no podía ser de otra forma, es la personalidad del mes. Y no nos olvidamos tampoco de hablar de uno de los últimos ensayos aparecidos sobre el sello en nuestro país, Una Historia de Vertigo en el que, Elisa McCausland y Diego Salgado, nos llevan de la mano a través de un viaje lleno de humo, espejos y sueño.
Esperamos que los disfrutéis.
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ANÁLISIS VERTIGO/BLACK LABEL
De todos los años de DC Comics los años de Vertigo fueron el mayor hito de talento desbocado de la editorial. Los años de Vertigo en realidad son algo más que los años de Vertigo. Empezó antes de que naciera el propio sello. La onda expansiva fue tal que como en una explosión, la reverberación se desplazó en círculo. Se proyectó en el futuro pero también conectó con el pasado.
Vertigo fue mucho más que lo que se publicó bajo la bella etiqueta negra y blanca.
No hace falta caer en el recurso baratero (pero deliciosamente tentador) de hacerun ranquing pero las mejores obras de DC de su historia se publicaron (en un porcentaje muy alto) en Vertigo y sus predecesores. La Cosa del Pantano, Watchmen y Sandman son tres indudables top ranking de la editorial junto con obras de la misma época como Año Uno y DK, pero luego le siguen Animal Man, la Patrulla Condenada, Hellbalzer, Predicador, Scalped, Y, etcétera, etcétera.
Ya se que la mayoría no están en la continuidad y eso “resta”. Pero si valoramos las obras en su justa medida, en su pureza artística, no hay duda de que la calidad de Vertigo supuso el pico de la Vecchia Signora.
Por favor, no os enfadéis. Olvidaros de la continuidad, de los culebrones inacabables de los legados. Valoremos los cómics por si mismos.
¿Tengo razón, verdad?
Vertigo mutó, cambió, se adaptó y perdió su sentido.
Su influencia fue como la de un desastre nuclear, con partículas de radiación-Vertigo a cientos de kilometros del punto cero. Hay obras de la Vertigo tardía que me hacen dudar de si son de Image o de otra editorial.
Vertigo fue el sello de estilo «indie» dentro del mainstream.
La mutación permitió que la influencia del sello de Karen Berger fuera mucho más polivalente. Fue el viento para las partículas de radioactividad.
Si Vertigo se hubiera quedado tan solo en lo que hiceron esos ingleses porreros, melenudos e iconoclastas ya hubiera sido la p… la pera. Pero fue mucho, mucho más allá. El legado fue enorme y si bien las ventas fueron normalitas en un inicio, la sostenibilidad económica de esos cómics es rentable aún hoy en día.
Pero Vertigo se desvirtuó que llego un momento en el que DC decidió rentabilizar y hacer más eficiente su vena más experimental.
BLACK LABEL
Este mes no ese trata de “enfrentar” dos opciones porque el duelo es muy desigual. ¿En serio? ¿o solo se trata de que los redactores somos unos dinosaurios aderezados con un par de viejovenes?
Vertigo fue lo que fue, duró lo que duró. Gracias Vertigo por todo. Gracias por esos comicazos que se reeditan bajo el sello Black Label. Gracias por las ideas y las pruebas.
Black Label es el Vertigo 2.0. ¿Por qué? Pues porque es lo mismo y no. Es la idea de Vertigo evolucionada. Es su hijo. Su desarrollo.
¿Compararlas y enfrentarlas tiene sentido?
Pues no. Y no lo digo porque defienda la opción de Black Label. En primer lugar Vertigo tiene una ventaja. Se inició en los noventa. Han pasado años y juega con el factor nostalgia a favor. Gasolina pura para ganar este enfrentamiento. Sabemos que Sandman ha envejecido dignamente, por ejemplo. Black Label, lleva poco y valorarla es una tarea entomólogos pero aun así tiene alguna ventaja.
A nadie se le escapa un hecho de BL. aprenden de los errores… de Vertigo. El dibujo de las obras del sello de la etiqueta negra es de auténticos autores TOP, con mayúsculas. Son obras para leer, y para ver, para mirar, para tener en la estantería. Es un producto de lujo. A nadie le duele más que a un auténtico fan de Vertigo caer en el Elseworld en el que Sandman o La Cosa del Pantano disfrutaban no ya de dibujantes menos repelentes, si no de artistas maravillosos como Cliff Chiang, Sorrentino, Ward, Warren Johnson o Jimenez.
No nos damos cuenta pero Black Label nos está colando obras que van a perdurar, obras modernas des de todos los puntos de vista y que no van a caer en algunos de los momentos de ranciedad de los noventa. Son obras que ahora generan polémica (que si agenda, guerra cultural bla bla bla) pero que se proyectan en el futuro y serán referentes, hitos.
BL además no quiere desaprovechar una oportunidad, la de poder explicar grandes historias, con grandes autores sobre… grandes personajes. Black Label ha metido en el barro de este proyecto a Batman, Superman, Wonder Woman, Aquaman… los grandes iconos. Quiere arrastrar a los rezagados, a esos freaks aferrados a las mallas que tanto adoran a leer cosas un poquito diferentes. Es un regalazo para los lectores de toda la vida.
Os lo digo yo, en el futuro muchas de estas obras estarán en el pantéon de DC y me obligaréis a hacer aquello que tanto odio: recordaros que “os lo dije”.
Este mes no homenajeamos a una autora, este mes le toca a una editora, la legendaria Karen Berger. No se trata solo de dibujantes y guionistas, en la industria del cómic hay muchos trabajadores sin los cuales no tendríamos esas coloridas páginas (las más de las veces) que tanto nos gustan. El comic es una industria que a pesar del culto al individuo que sufre algunas veces, es un claro ejemplo de trabajo en equipo. Por eso, este mes rendimos pleitesía y amor eterno a una de las figuras determinantes de los tebeos de final del siglo pasado.
Karen Bergen nació un 26 de febrero de 1958, suponemos que fue un día frío porque el lugar fue la ciudad de Nueva York y allí los inviernos son como los de antes, fresquitos.
Berger estudió literatura inglesa e historia del arte en el college de Brooklyn de la universidad de la ciudad de Nueva York. A los 21 años, tras graduarse entró a formar parte de la plantilla de DC cómics. Empezó como asistente de Paul Levitz. Posteriormente fue la editora de la mítica etapa de la Legión de los Superhéroes donde Levitz era el guionista.
Con el tiempo fue mostrando interés en los cómics de terror pasando a ser la editora de House of Mystery, donde ya se encontró con algunos de los personajes que adornarían las colecciones que la convirtieron en una leyenda.
Posteriormente dio un salto cualitativo vertiginoso reemplazando a Len Wein como editor de La Cosa del Pantano. El guionista de esa serie era un tipo con un curioso acento británico y una barba prominente. No hace falta decir su nombre, pero si has llegado aquí de casualidad y estás leyendo estas líneas fascinado solamente por la prosa, lo diré. Se trataba de Alan Moore, ese loco inglés que estaba poniendo todo lo que tocaba patas arriba. Si tampoco sabes quién es Alan Moore, deja de leer y vete a una librería o una biblioteca y pregunta por alguna de las obras de este escritor.
Berger no pudo controlar, quizás porque no solo no quiso si no que probablemente potenció, el torrente hipercreativo del barbas. ¿Os imagináis lo que debía ser para esa joven editora de veintipico años encontrarse con uno de los guionistas de más talento de todos los tiempos (venga, vale, el mejor) en su mejor momento? La respuesta es una etapa legendaria para la que no hay palabras más que adjetivos manidos y repetidos hasta la nausea.
En una estación de tren otro joven inglés, de nariz alargada, se pilló un cómic de esa etapa. La cabeza le hizo clic. Se dio cuenta que el cómic era un arte con muchas posibilidades, que le permitía poder explicar cosas de otra manera. Ese joven decidió escribir un guion y enviárselo a Karen Berger, por consejo de Alan Moore. El joven se llamaba Neil Gaiman y ese fue el inicio de la colaboración con la editora que nos ocupa. El resultado fue The Sandman (si has llegado hasta aquí y no la conoces, pues lo mismo que hemos dicho antes, no es difícil de encontrar)
En DC enarcaron las cejas. Esa joven neoyorquina estaba editando unos cómics que no solo molaba en las cifras de ventas, también molaban (y mucho) al leerlos. La respuesta fue poner bajo su responsabilidad un nuevo sello con la idea de publicar cómics más adultos, con menos frenos y más libertad.
La buena de Karen se lió la manta a la cabeza y pensó (bueno, en realidad ya lo sabía) que de donde habían salido ese par de melenudos igual habría más buenos escritores y se trajo a… (ojo a la lista) Morrison, Millingan, Ennis, Delano, Ellis… Algunos con menos te hacen unos omnigolds muy bonitos y les llaman obras maestras.
El chorreo de comicazos fue imparable Enigma, Doom Patrol, Muerte, Lucifer, Hellblazer, Shade, Sebastian O, Transmetopolitan, Predicador…
Por lo que sea, Berger ganó tres premios Eisner como mejor editora. Hay casualidades inexplicables, la verdad.
Vertigo fue dejando de lado su estilo punk inglés para sofisticarse y abarcar una mayor variedad de obras yendo al thriller apache de Scalped o el apocalipsis post 11S de DMZ. El sello no apartaba la mirada de los temas del momento, de la vanguardia artística y de los gustos del público.
En 2007 Berger creó una línea dentro de Vertigo dirigido a un público femenino adolescente llamado Minx. Cerró al cabo de un año- ¿Se adelantó a su tiempo?
En 2012 Karen anunció que iría delegando sus responsabilidades hasta dejar la compañía que dignificó con su presencia y su trabajo en 2013.
En 2017 fichó por Dark Horse, una de las editoriales más influidas por la onda expansiva de Vertigo para dirigir su propia línea llamada Berger Books, donde aún continua mientras se escriben estas líneas.
En esta nueva etapa ha sacado como Hungrey Ghosts, Inconegro, Mata Hari, Semillas, Olivia Twist o LaGuardia. Si queréis saber más detalle al respecto, preguntad en indie, la siguiente ventanill al final del pasillo.
A modo de cierre comentar que Berger además de cambiar el panorama del cómic americano y mundial como editora, puntualmente escribió guiones, dibujó y rotuló cómics, aunque se trataba de especiales.
Gracias por tanto, Karen, continúa dando caña.
The Riddler, Enigma, el Acertijo, Edward Nashton, Edward Nigma o Nygma es uno de tantos enemigos de Batman. Destacar en una galería tan extensa, variada y con personajes tan característicos no debe ser nada fácil. Sin embargo, el hombrecillo delgado de uniforme verde lo logra establecido en los mismos rasgos definitorios que sus compañeros, un diseño, atributos y modus operandi teatral y extravagante. El juego de la adivinanza, el misterio de la pregunta sin resolver, resulta muy atractivo para los creativos que se acercan a una historia de Batman y piensan en el enemigo a batir. El Joker, Dos Caras, el Pingüino y el Acertijo, posiblemente sea el póker de villanos más famosos de Gotham. Sacando al payaso de la ecuación todos han tenido dos encarnaciones en el cine, termómetro ¿ideal?, dejémoslo en indicador arbitrario de la popularidad. Como personaje del mes elegido por este prestigioso magazine toca repasar el origen, los cómics y alguna de las apariciones destacables del príncipe de los acertijos.
En Detective Comics #140 (1948) por Bill Finger y Dick Sprang nace el villano, además protagoniza la portada. El Acertijo tiene una primera aparición que lo define, a pesar de todos los años de publicaciones, tal y como lo conocemos. Un personaje al que le gusta diseñar su propio juego de ingenio destinado a reforzar su vanidad, creerse más listo que nadie es uno sus rasgos fundamentales, teniendo como propósito principal vencer a Batman y a la policía en el juego de inteligencia que él mismo plantea bajo sus propias reglas. Edward Nigma era un niño sagaz, que ya desde el colegio hacía trampas en los rompecabezas para ganar el juego y parecer más inteligente. Trilero timador en el circo es el paso previo a convertirse en Riddler, convencido de su perspicacia, se veía muy capaz de engañar a la policía y a Batman mediante sus acertijos. En su debut, un crucigrama eléctrico enorme o puzles gigantes son algunos de los trucos que utiliza para descolocar a Batman y Robin. Al final del capítulo cae aparentemente muerto, pero regresa dos números después, para esta vez, acabar entre rejas.
El personaje gana popularidad a lo largo de los años, incluso un cómic con él como antagonista, Batman #171, fue adaptado para el episodio piloto de la serie de televisión, Batman del 66 protagonizada por Adam West. En Batman #179 (1966) tras un par de fracasos a sus espaldas, el personaje se plantea luchar contra su propio proceder compulsivo, dejar pistas de sus crímenes no es favorable a sus intereses, pero su obsesión es tan grande que las deja inconscientemente. Es en el mismo 1966 cuando el personaje se une por primera vez con otros enemistados del murciélago, el Joker y el Pingüino, en The Brave and the Bold #68 por Bob Haney y Mike Sekowsky. El infame trío convierte al murciélago en un BatHulk y precisará de la ayuda de Metamorpho para solucionar la situación. En Batman #292, corre el rumor de que Batman ha sido asesinado. En una vista demente y absurda dirigida por Ra´s Al Ghul con Dos Caras como fiscal o miembros del jurado como Poison Ivy o Mr. Frío, se toma declaración a cada villano que se atribuye el mérito para averiguar quién es el verdadero responsable y agasajarle con honor y riqueza por semejante proeza. El Acertijo se encuentra entre los que afirma haberlo hecho, junto con toda la pléyade de enemigos del murciélago que no forman parte del juicio. Atestigua haberlo eliminado y declara que a partir de ahora mandará los acertijos a su tumba, pero el pobre Edward quedará en ridículo y no solo no ha asesinado a Batman sino que tendrá que pagar una cuantiosa multa. Por cierto, la verdad sobre la muerte del murciélago se revela un par de números después, evidenciando a la víctima como un fan disfrazado y al propio Batman como Dos Caras en el juicio.
Nigma, cansado del fracaso, trata de mudarse a Texas pero Batman, con la ayuda del héroe local, Swashbuckler (desaparecido desde entonces, lo veremos en Crisis Oscura) termina por atraparle. En The Brave and the Bold #183 (1982) cambia la dinámica imperante entre los adversarios al colaborar juntos para resolver la desaparición de un escritor de misterio. El propio novelista es el villano celoso del murciélago, desde que él apareció, Gordon ya no le pide consejo para resolver crímenes difíciles. Resulta curioso como acercándose el momento del reinicio editorial, el Acertijo colabora de alguna forma con la ley o con Batman. ¿Marca la conversión del adversario el momento para comenzar de nuevo? Todo un enigma.
En el nuevo universo DC nacido tras las Crisis, Riddler tiene su primera aparición en Batman #415 (1988) de la mano de los Jim, Starlin y Aparo, pero tan solo es un cameo del personaje encerrado en Arkham. El nuevo origen es narrado en el Detective Comics Annual #8 (1995) por Chuck Dixon y Kieron Dwyer, muy similar al original, presta mayor atención a una madre ausente y a un padre abusivo, celoso de la inteligencia del niño. Todo ello otorga una explicación a su obsesión por los acertijos y sirve de ejemplo e inspiración a la reciente obra de Tom King. En esta nueva génesis se revela que su nombre real es Nashton (primera vez mencionado en el Question de O´Neil) más tarde lo cambia por Nigma.
En Batman #452-454 (1990) el personaje sufre una trasformación sobrenatural poseído por el demonio Barbatos. Una historia que sin duda gustó a Scott Snyder, no solo por el concepto del poderoso ente, también por el propio Enigma, que a tenor de sus obras podría postularse como el villano favorito del guionista de no ser por el omnipresente Joker. Nunca está de más gustar a autores hot. En aquel cómic, Caballero Oscuro, Ciudad Oscura, por Milligan y Dwyer, Riddler consigue que, sin saberlo, Batman realice los rituales necesarios para la invocación demoníaca. Un clásico del cruzado de la capa que mezcla lo sobrenatural en su origen y que tiene a nuestro villano protagonista de hoy en un importante papel.
Otra aparición destacada sucede en el que probablemente sea el ejemplo de cómic moderno de Batman, o al menos el que la propia editorial define como tal, Batman: Silencio. Riddler, bañado en las fosas de Lázaro para revertir su cáncer, resurge más lúcido que nunca y adivinando la verdad sobre Bruce Wayne pone en marcha una serie de acontecimientos que involucran a gran parte del elenco del murciélago y la editorial. Loeb y Lee lo petaron con este cómic, y lo siguen haciendo, ampliamente vendido y reeditado. El lector veterano no suele tener una consideración favorable hacia el tebeo, pero lejos de valorar su opinión o al cómic en sí mismo, resulta una historia importante para el Acertijo.
El plan de Enigma en Batman: Hush le acarrea graves problemas, especialmente con Poison Ivy o el propio Silencio, no les gustó que el hombrecillo de traje verde los manipulara. El Acertijo es torturado física y psicológicamente, y a pesar de haber puesto en jaque al protector de Gotham recientemente, su confianza es destruida por Hiedra Venenosa que le hace admitir que él no es nada en comparación con los verdaderos villanos de Batman. Nigma queda en estado catatónico para más tarde, con la NASA implicada, (no es así) resurgir más sanguinario que nunca, perdiendo gran parte de su esencia (y también de su “elegante aspecto”). En esta fase de su vida editorial se deja caer por Star City, causando problemas a cierto arquero esmeralda y su sidekick.
Época de cambios para el personaje, poco después en Crisis Infinita es golpeado en la cabeza por el Caballero Brillante. Un año más tarde despierta curado de su obsesión por los acertijos y se convierte en un investigador privado del lado de la ley. Colabora con Batman, Nightwing o con una reformada Harley Quinn (Detective Comics #837) o incluso con Mary Marvel (Countdown #42). ¡Ah! Pero por ese indescifrable enigma de la vida, ya sabemos que ocurre cuando el Acertijo colabora con la justicia, el reinicio se acerca.
En los New 52 vuelve a cambiar su origen. Ni rastro de Nashton ni de Nigma, ahora es Edward Nygma (la primera vez que se cambió la latina por la griega fue en Batman: The Animated Series), un trabajador importante de Wayne Enterprises de prácticas cuestionables. Con el regreso de Bruce Wayne a la vida pública, Nygma ve afectada su posición y comienza su vida como Riddler.
Ya hemos comentado que es un personaje que gusta a Snyder, arquitecto principal del Batman New 52. Así, no es de extrañar que el Acertijo sea el adversario de Batman: Año cero. Controlando la electricidad de la ciudad, coloca a los ciudadanos de la urbe en una complicada situación, o se vuelven más inteligentes o morirán. Una nueva encarnación, más peligrosa, con el mismo gusto por los acertijos y la inteligencia pero más demente, dañino, rencoroso y asesino que en la mayoría de representaciones, tanto que lo desdibuja hasta cierto punto. Sin embargo, el tratamiento de hombre patético al que ha sido sometido muchas veces a lo largo de su vida editorial, no será tal con Snyder escribiéndolo, es habitual verlo reforzar al villano a través de declaraciones o acciones, casi siempre por medio del Joker, como en La Muerte de la Familia.
En 2015 adquiere la identidad de Mockingbird, personaje creado por E. Nelson Bridwell y Frank Springer en 1968 para Secret Six. August Durant fue el primer Mockinbird, Carlo di Rienzo, único superviviente del equipo original se convirtió en el segundo. Como es habitual en Mockingbird se trata del líder encubierto de los Seis Secretos, concepto recuperado para una nueva serie del New 52. En esta ocasión el grupo estará formado por Catman, Ralph Dibny, Black Alice, Strix, Porcelaine y Shauna Belzer, Ventrílocuo, elegidos por el Acertijo para esta miniserie de seis números por Gail Simone y Dale Eaglesham. Una diversificación que continúa, si anteriormente le dio por Green Arrow, Enigma se fija en esta ocasión en Flash. Manipulador, líder de los Rouges y con Ola de Calor bajo su yugo, pondrá en jaque al velocista y a Central City.
El Acertijo nunca ha tenido un gran impacto en los grandes eventos de la editorial, durante este periplo no es distinto. En Death Metal es el encargado de construir un peligroso laberinto. La participación en el run de King con el murciélago se reduce a una mínima ayuda para Bane en su conquista de Gotham o coprotagonizando la infame Guerra de Acertijos y Bromas. En Doomsday Clock recibe un disparo del Comediante.
Sin embargo, corren buenos tiempos editoriales para el personaje. El cómic dedicado de Batman: Un mal día por Tom King y Mitchs Gerards resulta una gran aproximación al villano, del que ya has podido leer dos reseñas (USA y Nacional) en esta web y este mismo mes se publica El Acertijo: Año uno con Paul Dano como guionista, actor que da vida al personaje en la cinematográfica The Batman y el personal arte de Stevan Subic. Dos publicaciones de calidad que motivan este breve repaso al Acertijo. Pero no podemos terminar sin recordar otros cómics dedicados al personaje, como pueden ser: Batman: Corre, Acertijo, corre por Gerard Jones y Mark Badger (1992), donde, a pesar del título no focaliza lo que aparenta en el villano. No ocurre lo mismo con el acercamiento de Matt Wagner y Matt Taylor en Batman: El Acertijo (1995), trabajo motivado por el estreno de Batman Forever y la interpretación del villano por el histriónico Jim Carrey. En Joker’s Asylum: The Riddler #1 (2010) Peter Calloway y Andrés Guinaldo discurren sobre como Edward Nigma, incluso cuando cree estar enamorado de alguien, tan solo lo está del enigma que representa. Algún número del Batman de Snyder también le ha sido dedicado, así como el correspondiente dentro de la iniciativa El año del villano, por Mark Russell y Scott Godlewski, con una importante carga emocional y de resurrección para el personaje.
El Acertijo siempre será un villano recurrente de Batman por historia. Y lo será aún más por todas las posibilidades que presenta el personaje como se puede comprobar en los distintos matices de las diferentes versiones y en la nueva visión de los creativos hacia el personaje, con ejemplos tan claros como las dos últimas publicaciones en nuestro país.
ENCUESTA ACERTIJO
Toca ver que versión, fijándonos más en su aspecto físico y comportamiento principal, te convence más de Nigma.
BATMAN UN MAL DÍA – DOS CARAS
Tiene su gracia que el segundo número de Batman: One Bad Day, el número dos, sea para Harvey Dent.
Dos caras es un villano clásico. Y no solo clásico, si no prototípico. Es una tendencia muy significativa que tantos villanos de Batman representen un cuadro psicopatológico de tipo obsesivo-compulsivo. Dice mucho de autores, lectores o del sector. O de los tres a la vez.
Harvey Dent tiene además sus propias características diferenciadoras dela mayoría de villanos no solo de Batman o DC, si no del cómic.
Dent fue un héroe (no un superhéroe) un aliado de Batman, un compañero en su lucha contra el crimen. Harvey, James Gordon y Batman formaron un tridente justiciero eficaz y comprometido.
De los tres el único cayó víctima del hampa fue Dent. Y no solo eso, se convirtió en un villano. Fue un ángel caído. Pero además comparte un pasado con Batman y eso afecta a murciélago, a la relación entre ambos.
Cuando ha estado bien escrito, Harvey ha provocado que conozcamos más y mejor a Bruce. Enfrentándose a un antiguo aliado, Batman nos ha demostrado la nostalgia por el compañero caído.
Dent fue absorbido por una personalidad criminal, por un psicópata obsesivo, vampirizado por la adrenalina del crimen. Como si la pulsión química de la emoción fuera inyectada de manera draculina.
Todos recordamos el momentazo en DK donde Miller nos dijo, eh, que Dent ya era un criminal, el lado malo es el auténtico , el que se mantenía latente, el que emergió monstruoso y asesino.
La simplificación y el cliché-carcelero de la dualidad de Harvey son un mero complemento. Su génesis evidencia una psique torturada, una profundidad casi freudiana. Nada más propio del tito Sigmund que ver que en los más simple subyace lo más complejo y peligroso.
Mariko Tamaki es la escritora de este especial donde se embarra en el subconsciente de Harvey Dent. Busca el origen de, no lo que le convirtió en un villano, si no de lo que creó esa bomba latente y oculta en la personalidad del fiscal. Harvey Dent no se convirtió en un villano al ser rociado de ácido. Ya lo era. Simplemente salió a la luz. Y la guionista nos explica que le pasó, que es lo que ocultaba y que le pasó. Dramas familiares, represión, violencia. Todo el pack.
Javier Fernández hace un trabajo oscuro, oscurantista y tenebroso. Dotando a la historia de un tono enfermizo, psicopatológico y terrorífico. Lleno de textura y dolor.
Continua avanzando la iniciativa One Bad Day y no nos da respiro.
Aunque sea un poco fallo que para tan ilustre invitado no se haya la excepción de retitular el especial como Batman: Two Bad Days.
LAS CRISIS EN DC
¡Una gran Crisis amenaza al Universo DC! Pasión, intriga, dolor de barriga, redoble de tambores… Aunque tampoco nos lo creemos mucho, ¿verdad? ¿Por qué nos pilla esta crisis un poco de vuelta?
Existen tres factores principales para nuestro escepticismo, empezando por los autores. Bueno, el guionista, porque es innegable la extraordinaria capacidad de Daniel Sampere para dibujar lo que le echen. Sin embargo, Joshua Williamson no goza del cariño de la mayoría de los deceítas. Cierto que tiene capacidad de brillar, como la demostrada en sus escapadas indie o, sin ir tan lejos, en esos Villanos que tanto se están disfrutado. Pero su tan larga como sosa etapa en Flash, además de sus intervenciones en el murciélago o las recientes series de Robin y Deathstroke no terminan de demostrar el genio que se necesita para un evento de estas características. Ojalá me equivoque.
Pero el principal motivo de hastío es la propia palabra: Crisis ¿Cuántas llevamos ya? Pues aquí estoy yo para responderos.
Las crisis en DC surgieron originalmente para designar los enfrentamientos entre las distintas tierras del Universo DC, tal como concienzudamente explicó Víctor José Rodriguez en un artículo para el recuerdo.
Las primeras de esta repetitiva lista serán, por tanto, las Crisis on Earth-One! y Crisis on Earth-Two! Correspondientes a Justice League of America #21-22, publicados en agosto y septiembre de 1963 gracias al talento de Gardner Fox y Mike Sekowsky bajo mandato de Julius Schwartz. Al verano siguiente, JLoA #29, tendríamos las Crisis on Earth-Three! (como veis, por ahora, es fácil numerarlas) con exactamente el mismo equipo. Y si, por ahora tenemos en lid a la Liga de la Justicia, a la Sociedad de la Justicia y al Sindicato del Crimen de América. Para estropearnos las cuentas, la 4ª crisis es Crisis on Earth-A! (JLoA #38, 1965), que además es una rareza creada por Johnny Thunder. Eso si, siguen Fox, Sekowsky y Schwartz. Luego vendrían dos veranos seguidos en los que se vuelve a las clásicas tierras 1 y 2, aprovechando para actualizar elementos de la 2ª…. y para sumar títulos estrafalarios: Crisis Between Earth-One and Earth-Two! (JLoA #46), The Super-Crisis That Struck Earth-Two! (JLoA #55) y The Negative-Crisis On Earths One-Two! (JLoA #56) ¿Hace falta que nombre a los equipos artísticos? Pues eso.
La tradición estival de juntar a la LJA y la SJA continuaría durante años, pero la palabrita de marras caería en el olvido. Hasta 1973 (JLoA #107), con la Crisis on Earth-X! (que es la octava, no os engañe el título, jeje), donde se presenta a los Luchadores por la Libertad de dicho universo. Y, aunque Schwartz sigue mandando, atención que cambian los autores: Len Wein y Dick Dillin. Pasamos a octubre de 1976, y como se han saltado tres veranos, castigo triple: Crisis in Eternity!, Crisis on Earth-S! y Crisis in Tomorrow! (JLoA #135-137), todas ambientadas en el universo de Shazam. Idea y texto de E. Nelson Bridwell y Martin Pasko, el resto igual. De hecho, todos menos Bridwell repiten al año siguiente por partida doble con Crisis in the 30th Century! y Crisis in Triplicate! (JLoA #147-148), mezclando a la Legión de Super-Héroes. Ya van 13, por cierto.
A partir de ahí, cada octubre tenemos Crisis: Crisis from Yesterday y Crisis from Tomorrow (JLoA #159-160, 1978) con Gerry Conway a los guiones de esta aventura temporal; Crisis above Earth-One, (JLoA #171, 1979) ¡primera vez que cambia el editor! Primero a Ross Andru; Crisis on New Genesis, Crisis Between Two Earths y Crisis on Apokolips (JLoA #183-185, 1980). Después a Len Wein; Countdown to Crisis y Crisis in Limbo (JLoA #196-197, 1981), ahora el que se va por fin es Dillin, substituido nada menos que por George Pérez; En el 82 llega el primer crossover (entre JLoA #207-209 y All-Star Squadron #14-15) con la Crisis on Earth-Prime, todo coordinado por Wein pero con Conway y Don Heck en la Liga y Roy Thomas y Adrian Gonzales en el Escuadrón; Y por último Crisis in the Thunderbolt Dimension (JLoA #219, 1983) en la que los dos artífices del cruce anterior se unen a Chuck Patton al dibujo. Vamos por 23 crisis.
Este tipo de especiales tendrían su homenaje mucho después en la JLA de Grant Morrison y Howard Porter en «Crisis Times Five» (JLA #28-31, 1999), saga en la que juntaría a la JLA, la JSA y la quinta dimensión, además de un buen montón de invitados especiales. Como es saga, la contamos, 24.
Pero por mucho previo que hubiera, entre 1985 y 1986 llega la madre de todas las Crisis: Crisis en las Tierras Infinitas (Crisis on Infinite Earths #1-12), por Marv Wolfman y George Pérez (además de Len Wein en un principio y Rob Greenberger en el resto ayudando en labores de argumento y monumental edición). El gran macro-evento a partir del cual el Universo DC ya no volvería a ser el mismo. El nombre sería precisamente un guiño a estos anuales de la JLA descritos, pero el resultado sería el fin del multiverso para generar una sola línea coherente y de paso reiniciar a la mayoría de los personajes de la editorial. Todo dándole la frescura y novedad que tanto necesitaba DC por entonces. Por primera vez se generaban múltiples crossovers, muchos de ellos con la palabra “Crisis” en sus títulos del momento (como varias veces en All Star Squadron o en Infinity Inc., pero también en JLoA, LoS-H y New Teen Titans), además de algunos absolutamente significativos para la historia principal como los de Swamp Thing 49-50 (que de hecho se les conoce como «Crisis en el Cielo»). Qué mejor Crisis para el 25.
De hecho, y aunque posteriores a otros eventos que comentaremos a continuación, sus reverberaciones se dejarían sentir en series como Animal Man 23 (también titulado “Crisis”), 24 y 25 (1990), Legends of the DCU: Crisis on Infinite Earths (1999), Deadman: Dead Again #1 (2001), JLA Incarnations #5 (otro «Crisis» en 2001), DC Universe: Legacies 5 y 6 (2010) y Convergence: Crisis (2015), una recolección de las minis del evento que tenían que ver con CoIE. Dada su importancia y calidad, y que las otras son más homenajes o complementos, contemos la de la serie de Morrison y Chaz Truog como la número 26. Y además así, entre swampy y Buddy, hacemos minimención al tema del mes.
Ahora lo que perduraría en DC serían los macro-eventos anuales, visto el éxito conseguido, aunque no tendrían ni la importancia ni la palabrita de marras. No hasta 1994 cuando llega Zero Hour, con el subtítulo Crisis Temporal. Consecuencia en parte de la Muerte de Superman que homenajeamos hace nada, esta saga ideada y realizada por Dan Jurgens sí que reinició algunas continuidades, como la de La Legión de Super-Héroes en especial. Numerada al sentido inverso (Zero Hour: Crisis in Time #4-0), su último ejemplar llegó en el llamado “mes cero”, en el que todas las series del UDC publicaron un número 0. Vamos por 27.
Entre agosto de 2004 y febrero de 2005 sí que se usaría el término para un evento no necesariamente relacionado con retrocontinuidad (aunque algo había) pero desde luego trascendental; Crisis de Identidad. Identity Crisis #1-7 de Brad Meltzer y Rags Morales es tanto un canto a Edad de Plata como el último clavo en su ataúd. Rescata las viejas historias más fantasiosas para retorcerlas bajo un manto de realidad. Las consecuencias del evento se dejarían sentir hasta llevarnos al siguiente, también con la rescatada palabrita. Palabra que se repite en uno de sus muchos de los crossovers, la Crisis of Conscience dentro de JLA #115-119. Pero en todo caso, todo dentro de la misma crisis, la 28.
La siguiente saga, orquestada principalmente por Jeoff Johns y titulada Crisis Infinita, sí que se ganaría la palabra por todo lo alto entre la importancia, el renacimiento para muchos personajes, y la inmensidad de series asociadas. Empezando por el especial previo que nos dejó con el corazón en un puño, Countdown to infinite Crisis (mayo de 2005) y los coetáneos Infinite Crisis Special: Day of Vengeance (marzo 2006), Rann-Thanagar War (abril 2006), OMAC Project (mayo 2006) y Villains United (junio 2006). El evento principal, Infinite Crisis #1-7 (diciembre 2005-junio 2006) aprovecharía de hecho a personajes y argumentos de CoIE de una manera inteligente, al estilo artesano mayor de Johns. Tendríamos además infinidad de cruces con hasta 15 series distintas, contaría de dos miniseries a modo de epílogo; Infinite Crisis Aftermath: The Spectre (julio-septiembre 2006) y The Battle for Blüdhaven (junio-septiembre 2006). E incluso con una serie digital entre 2014-2015, Infinite Crisis: Fight For the Multiverse, pero más para justificar el videojuego que salió después. Hemos llegado a 29.
Es difícil clasificar el siguiente acontecimiento, Cuenta atrás a Crisis Final, ya que la serie quincenal empezó solamente como Countdown #52-27 y no se le añadió la coletilla to Final Crisis hasta el #26-1 (mayo 2007-abril 2008). Además, el autor principal, entre otros guionistas, es Paul Dini. Todo esto porque sí que hay una Crisis Final de otro autor, como veremos a continuación, pero parece que dicha crisis recoge elementos de la cuenta atrás (Darkseid, Monitores…), más que ser el resultado de ésta. En todo caso, ya que contiene otros de los motivos repetidos del Universo DC, el número 52, le concedemos la trigésima crisis.
Ahora sí, la Crisis Final (que por cierto era el título del último capítulo de CoIE) de Grant Morrison se publicó desde julio de 2008 hasta marzo de 2009. Durante Final Crisis #1-7 no hay reinicios ni retrocontinuidad, pero tuvo muchas consecuencias jugosas en el Universo DC. Estuvo bien acompañada de varios one shots, miniseries y crossovers, de los que el propio guionista destacó el Superman Beyond, Submit y Batman #682-683 para entender la historia. Pero también hubo Final Crisis: Requiem, Submit, Resist, Rage of the Red Lanterns, Secret Files y Sketchbook, Final Crisis: Revelations #1-5, Rogues’ Revenge #1-3, Legion of 3 Worlds #1-5 y Superman Beyond #1-2, y Final Crisis Aftermath: Run! #1-6, Escape #1-6, Dance #1-6 e Ink #1-6… ahí llevas. Además de un ¿previo? ¿post? ¿algo? en el Seven Soldier of Victory: Mr Miracle. Pese a todo el bombo, le damos un 31 y va que chuta.
Vamos a contar por último la decepcionante Heroes in Crisis #1-9 (noviembre 2018 a julio 2019) de Tom King y Clay Mann. A ver, el dibujante está que se sale y King cuela momentos de carne de gallina, pero se le dio demasiada expectación y la trama no resultó bien resuelta, como poco. Total, 32.
Por supuesto me dejo cosas, eso sin contar KFC: Crisis of Infinite Colonels regalado en la San Diego Comic Con de 2016, como los títulos de capítulos sueltos con la palabra crisis (y sin relación con las anteriores) en Doomsday Clock, The adventures of Superman, Birds of Pray, Scooby-Doo, Stars and S.T.R.I.P.E., DC Super Hero Girls, Action Comics, Young Justice… o el Stan Lee´s Crisis en Just Imagine… #4. Pero creo que no se acercan al concepto de saga, especialmente multiversal, y con consecuencias palpables.
Desde luego tanta “CRISIS” ha hecho devaluarse mucho al término. Aunque, volviendo al principio, yo dije que había tres razones ¿verdad? Para mí la última es la planificación. La primera crisis que entendemos como tal y que sacudió los cimientos del Universo DC, tal como pretende hacer esta última, empezó a cocerse cuatro años antes (al menos, con pruebas fehacientes, porque Wolfman ya le llevaba dándole vueltas en la cabeza mucho antes). También es indiscutible que Crisis Infinita fue coordinada con mimo entre los equipos de las principales series implicadas, tal como han comentado autores ajenos a la serie central como Greg Rucka.
Sin embargo, en un momento editorial donde autores de la talla de Jeoff Johns y Brian Michael Bendis estuvieron descoordinados a la hora de cruzar elementos básicos del mismo universo, y donde hemos visto evento tras evento anunciados exageradamente como definitivos y supuestamente planeados tiempo ha (¿verdad, Scott Snyder?), da que pensar.
Yo confío que el cambio de editorial jefa ha sido esperanzador y se empiezan a ver los frutos. Pero me temo que esta Crisis Oscura es uno de los últimos coletazos del régimen anterior.
En todo caso, seguro que no será la última crisis que veamos por aquí… sino la 33 ;P
ESTE MES CUMPLEN AÑOS…
BILL FINGER (8 de febrero de 1914 . Hubiera cumplido 109 años)
Hacemos una excepción y no vamos a poder felicitar, por desgracia, a este gran guionista, que vivió a la sombra de Bob Kane, maestro de las artes oscuras, trilero y Maquiavelo de las oficinas de DC, que se aseguró de eclipsar durante años al hombre que hizo grande a Batman desde sus inicios. Sea este un nuevo punto donde hacer foco sobre su figura y persona.
Bill Finger tuvo una infancia y adolescencia dura viéndose obligado a tener que trabajar en varios empleos para poder ayudar a sostener la economía de la familia durante la Gran Depresión de 1929. Pero fue en 1938 cuando las cosas iban a cambiar pues entró a trabajar en el estudio de Bob Kane para ejercer de escritor fantasma en las series de Rusty y Clip Carson. Unos inicios que marcarían la tónica de su trabajo como guionista de cómics.
Cuando National Comics (la antigua DC) vio el tremendo éxito de Superman, buscó la forma de replicar la fórmula y encargó a Bob Kane la creación de un nuevo personaje. El dibujante realizó un diseño previo que Bill Finger pulió hasta ser el Batman que todos conocemos. Finger añadió la capucha, la capa, sugirió los colores, los guantes y hasta el nombre de Bruce Wayne. Fue todo muy rápido aquel fin de semana pues el lunes, cuando Kane presentó al personaje, lo hizo en solitario y por tanto se atribuyó todo el merito de su creación.
Finger estuvo detrás de muchas de las primeras historias del personaje y de la creación de algunos de sus villanos más importantes como el Joker, Catwoman, el Acertijo y el Pingüino. Hay estudiosos del cómic que hablan incluso de que estuvo involucrado en la creación del Batmovil y de poner nombre a la ciudad de Gotham. Finger fue un guionista brillante, imaginativo, directo y lleno de recursos que convirtió a Batman en algo más que un superhéroe, haciendo que fuera también un detective astuto y calculador.
Kane se aseguró de firmar un contrato con National que lo acreditaba como único creador y que la marca de Batman fuera asociada siempre a su propio nombre. Eso hizo que en vida jamás le fuera reconocido a Finger la autoría de su trabajo con el personaje. Fue en 2015 el año en que empezó a dar crédito de su trabajo y fue en 2016, con el estreno de la película Batman v Superman, al primera en la que su nombre apareció en los créditos. Desde aquí, si no lo habéis hecho ya, os recomendamos la lectura del libro, Batman: Serenata nocturna de David Hernando, donde se rinde un impresionante homenaje a su figura con un recorrido pormenorizado de toda su carrera.
BRUCE TIMM (8 de febrero de 1961. Este mes cumple 62 años)
La figura de Bruce Timm es todo un mito dentro de los cómics y la animación. Su infancia estuvo marcada por los constantes cambios de residencia por el trabajo de su padre, lo que le llevó a vivir en tres estados cuando aún contaba con seis años. Creció siendo un fan de los comics Marvel y un espectador de ciencia ficción voraz.
En 1980 intentó trabajar en la producción de Dino De Laurentis, Flash Gordon, pero lo rechazaron y eso lo llevó a trabajar en la NBC. Poco más tarde llegó a Filmation y a la serie de animación del Llanero Solitario y Blackstar, hasta que su carrera despegó en 1981 de la mano del director Don Bluth, en la película Nimh: El mundo secreto de la señora Brisby, que le permitió fichar por Hanna Barbera en 1982 y ser director de animación de los Pitufos. Trabajo de nuevo para Bluth en la animación del videojuego Dragon´s Lair, pero fichó de forma independiente de nuevo por Filmation para involucrarse con la serie de TV de He-Man como dibujante de fondos y más tarde en She-Ra y los G.I Joe. Su fama no dejaba de crecer gracias a su profesionalidad y año a año su nombre aprecia en más producciones. Para DIC estuvo involucrado en la serie de The Real Ghostbuster, donde conoció a Ralph Bakshi lo que llamó la atención de DC Comics en 1989.
Timm quería ser dibujante de comics en Marvel, pero el destino le tenía guardado un camino muy distinto. Ese 1989 lo fichó Warner para que trabajara en la serie Tiny Toons y dados los buenos resultados y a la enorme demanda de Batman que se desató en 1989 por el estreno de la película de Burton, el estudio encargó a Timm y a Paul Dini la creación de una serie de animación del personaje que se estrenó en 1992 y se mantuvo en antena hasta 1995. Su éxito fue arrollador. En paralelo Timm trabajó también en series animadas como Pinky y Cerebro y Animaniacs.
En 1994 tanto Timm como Dini ganaron el premio Eisner a mejor historia unitaria por Amor Loco, donde el personaje de Harley Quinn, creado para la serie de animación, se erigía como protagonista absoluta.
En 1996 arrancó la serie de animación de Las Aventuras de Superman, que duró hasta el año 2000, al tiempo que en 1997 se lanzaban Las Nuevas Aventuras de Batman. Y en 1999 la nueva serie de Batman del Futuro con la que empezaría el siglo XXI.
El trabajo de Timm creaba tendencia y su influencia fue tremenda en la animación del estudio que no dejaba de sacar nuevas producciones, como la Liga de la Justica y su continuación Liga de la Justicia Ilimitada entre los años 2001 a 2006.
Ha sido productor de la serie de los Teen Titans y en 2012 impulsó la creación de una nueva serie de animación para Gren Lantern.
Una figura clave en la animación, cuyo nombre puede se puede rubricar entre los más grandes del género. Sus trabajos hablan por si mismos, y la imagen visual de Batman en televisión ha quedado grabada a fuego en millones de telespectadores.
WILLIAM MESSNER-LOEB (19 de febrero de 1949. Este mes cumple 74 años)
Nació en Ferndale, Michigan y desde pequeño su vida no fue facil. Por causa de un tumor le tuvieron que amputar un brazo, lo que no fue un problema para dar salida a su pasión por la escritura. Su trabajo puede encontrarse en muchas editoriales, Marvel, DC, Disney, First Comics, Dark Horse, Image… donde destaca por el uso de tramas donde el factor humano es determinante como se puede ver en su larga etapa en Flash, cuando se encargó de sustituir a Mike Baron en el número 15. Su estanca en la serie llegó hasta el número 61, siempre acompañado del dibujante, Greg LaRocque. Una etapa que permanece prácticamente inédita en nuestro país, pues solo Zinco publicó algunos números suelto en una miniserie con motivo del 50 aniversario del personaje. Fue el responsable de humanización de Wally, permitiendo que los lectores pudieran Identificarse con él tras el desarrollo de Baron, en el que el protagonista era un mujeriego onanista, millonario, sin apenas apego a nada ni nadie. También trabajó de forma intensiva a los secundarios y los villanos, como el Flautista, al que sacó del armario.
En DC tiene otros dos grandes trabajos. El primero lo desarrolló para el sello Piranha Press, junto al dibujante Sam Kieth, titulado Epicuro el Sabio (fuera de DC también trabajaría con este dibujante en The Maxx) en la que desarrolló una historia donde grandes filósofos clásicos debaten sobre los aspectos de sus propias enseñanzas. Una obra particularmente locuaz, inteligente y necesaria.
Y su tercer gran trabajo en DC fue Wonder Woman. Se encargó de la amazona durante un largo periodo de tiempo que comprende desde el número 63, cuando George Perez dejó la serie tras su relanzamiento postcrisis. Para su trabajo contó con el talento de Brian Bolland como portadista y la dibujante Jill Thompson en los interiores, entre otros y su etapa concluyó en el número 100, con la saga denominada El Torneo y sus consecuencias, donde Diana fue despojada de su título de Wonder Woman. Aquellos números contaron en el dibujo de un primerizo y desfasado, Mike Deodato. Su legado fue recogido por John Byrne que lo ignoró por completo.
También se pueden ver trabajos suyos en las series de Hawkman, Impulso, Liga de la Justicia, Jaguar (de la Línea Impact de DC), Artemisa, Wasteland, etc.
A principios de los 2000 el autor fue noticia por estar viviendo en casi en la indigencia, sin que ninguna editorial solicitara sus servicios, hasta que una campaña promovida pro Geoff Johns y Brad Meltzer en 2005 logró cambiar su situación personal.
Un escritor humano, culto y detallista, de minucioso desarrollo, que hay que revindicar más, pues mucho de su trabajo en DC continúa inédito en nuestro país.
NORM BREYFOGLE (27 de febrero de 1960 . Este mes hubiera cumplido 63 años)
Vamos a recordar a un autor que este mes hubiera cumplido años de estar todavía con nosotros. Una figura clave en la imagen de Batman durante los años 80 y 90 junto a Alan Grant y John Wagner.
Llego al mundo en Iowa City y pronto mostró interés por el dibujo. A los doce años ganó su primer premio en un concurso local, lo que lo impulso a seguir haciendo dibujos y cómics durante toda su formación académica. En 1977 mandó un dibujo de un rediseño del uniforme de Robin a DC y fue publicado en Batman Family #13. Tras su paso por la universidad, donde estudió pintura e ilustración dedicó su tiempo a ser dibujante e ilustrador técnico, siendo el encargado de ilustrar el manual de entrenamiento del transbordador espacial de United Space Booster.
Fue n 1984 cuando se encargó de dibujar una historia de seis páginas en New Talent Showcase en el 1985 y cuando ya contaba con un representante, comenzó a dibujar números de American Flagg de First Comics, para saltar a Eclipse Comics encargándose de una serie de terror que acabo llevándolo a Marvel, donde se encargó de dibujar una historia del Capitán América para Marvel Fanfare. Pero fue ese año cuando recaló en la serie de Batman donde el destino le tenía deparado el hacer historia. Estuvo dibujando al Hombre Murciélago durante seis años y durante ese tiempo cocreó a personajes como el Ventrílocuo y Ratcatcher, Anarkia, Victor Zsasz, Jeremiah Arkham y Amígdala, saltando entre las series de Batman y Detective Comics, así como The Shadow of Bat. Su talento también está detrás del especial Otros Mundos, Terror Sagrado. Su dibujo de carácter eléctrico, con un juego de luces y sombras magistral, marcó a toda una generación de lectores de Batman.
Tras su paso por DC fichó por Malibu donde dibujo Prime y trabajo en Marvel de nuevo con proyectos esporádicos para pasar a dedicarse a la ilustración publicitaria. Falleció el 24 de septiembre de 2018 de un fallo cardiaco, aunque tuvo que retirarse del dibujo en 2015 tras sufrir un derrame cerebral. Una enorme perdida.
ESTE MES ES EL ANIVERSARIO DE… VERTIGO
VERTIGO – 30 ANIVERSARIO
Nunca hay que subestimar la fuerza de cambio que puede ejercer una sola persona sobre todo un sistema establecido. Eso fue lo que ocurrió hace más de 30 años, cuando Karen Berger empezó a destacar como editora de varias series en DC, antes de que entre los pasillos se empezara a hablar de la idea de Berger para llevar los comics más allá de los superhéroes con el objeto de explorar otros temas y géneros que enriquecieran la propuesta editorial de DC.
Con Berger ejerciendo tareas de edición en la serie de La Cosa del Pantano, con Alan Moore ya a bordo, la figura de Berger se convirtió en el enlace británico de DC. De esta forma fue la responsable del fichaje de algunos de los mejores talentos de la revista 2000AD para que dieran el salto al otro lado del Atlántico. Si hubiera que fijar un punto de inicio, post Moore (puesto que el trabajo de Moore es el kilómetro cero de esta aventura), es necesario hacer foco en la figura de dos debutantes, Neil Gaiman y Dave McKean, que colaboraron en la creación de una miniserie dedicada al personaje de Orquídea Negra. Un trabajo donde hacen una oscura interpretación de la protagonista para sacarla del anonimato en el que se encontraba desde hace tiempo. Aquella miniserie era mucho más que una miniserie, era un experimento, un centro de pruebas para lo que Berger tenía en mente y que le urgía poner en marcha en un momento en el que la industria mostraba síntomas preocupantes sistémicos.
Con la prueba hecha y el resultado de la misma demostrando que era factible, el propio Gaiman puso en marcha, tras varias conversaciones con Berger al respecto, la serie titulada, The Sandman, tomando todo un universo mitológico alrededor de los Eternos, como fuerzas fundamentales, y entre las que destacaba la presencia de Morfeo, Sueño, Dream, que se inspiraba en un personaje previo de la editorial para asentar las bases de algo totalmente nuevo y distinto no visto hasta entonces en el seno de DC. Aquella serie fue todo un éxito, no por tener una ventas estratosféricas, pues eso lo lograban otro tipo de trabajos mucho más afines a al tendencias del momento haciendo con uso de herramientas de marketing poco imaginativas. No, Sandman logró algo fundamental para la industria, captar nuevos lectores, algo primordial para la supervivencia de la empresa. Y, sin embargo, Vertigo seguía sin existir, pues corría el año 1989.
Fue tras la Muerte de Superman, cuando empezó de verdad el ruido de fondo entre las salas de reuniones de crear un Bergerverso, un espacio creativo cultivado por la propia Berger, con el apoyo de esos autores británicos que ella misma se había encargado de traer a los Estados Unidos. Meter todos esos títulos que ya estaban funcionando dentro del sello Vertigo significó dar un pequeño paso decisivo para hacer las cosas de otra forma bajo el paraguas de una de las grandes. Así Morrison, Delano, Gaiman, Milligan… fueron el punto de partida de algo que estaba destinado a ser especial.
Pero lo que distinguía a Vertigo no era solo el tipo de series que albergaba, sino también el tipo de relaciones profesionales que ofrecía a los autores, muy distintas a las de la propia DC, con el objetivo de que la obra fuera un trabajo más de autor. Algo que se consiguió sin duda alguna, pero que acarreaba algunas consecuencias que no se habían planteado antes en las publicaciones de DC. La primera de aquellas consecuencias fue que Gaiman decidió cuando acabar Sandman, lo que hizo que fuera la primera vez que se cerraba un título rentable porque el autor de la obra así lo deseaba.
El contenido, el lenguaje visual de la línea Vertigo, se fue haciendo cada vez más duro y desafiante, con series que buscaban perturbar la visión del mundo que pudieran tener los lectores. Aquellas series, de las que hablamos en este mismo Magazine DC, demostraron que Vertigo era un modelo de desarrollo adecuado par ese tipo de obras, logrando que esos primeros nuevos lectores se fueran ampliando con el paso el tiempo. Tanto, que hubo un momento que Vertigo, si se analizaban sus ventas de manera independiente de las de DC, se colocó en la tercera o cuarta posición en los Estados Unidos, al superar a Dark Horse muchos meses y de forma esporádica a la propia Image.
La existencia de Vertigo también le dio a DC un arma especialmente poderosa en esos días aciagos, la posibilidad de editar un nutrido y denso grupo de recopilatorios, en formatos más lujosos, acordes a la obra que albergaban, lo que consolidó el formato en USA.
DC Comics, la editorial más conservadora, más vieja, más corporativista del país había dado a luz y con éxito a una descendencia oscura, radical, nueva, salvaje, capaz de romper los esquemas de una industria anquilosada por las tácticas de portadas múltiples y en relieve, sin preocuparse de tener buenas historias. Sus dos predecesoras, Piranha Press y Paradox Press, aún con obras más que importantes en su catálogo no logran consolidarse como lo hizo Vertigo, movido por la fuerza imparable de Karen Berger. No serian estos sellos los último en aparecer, pues la serie de Transmetropolitan fue editada en sus inicios, en un sello denominado Helix, al que acabaría fagocitando Vertigo para salvar a la serie y darle estabilidad.
Berger logró mil y un imposibles durante su estancia en DC y sobre todo en Vertigo, como el que los cómics editados bajo el sello eliminaran el logo de DC de la portada y solo apareciera el de Vertigo. La idea era saber localizar a esos nuevos lectores que hasta esos días no se habían sentido atraídos por el noveno arte, no porque no les gustara, sino porque no había una obra que de verdad captara su atención.
La sensibilidad de Berger en todo este proceso editorial y creativo fue determinante para el éxito del sello. Su idea de mutar el cómic hacia algo más se hace patente cuando le llegó la hora de asumir el riesgo de editar la serie de La Cosa del Pantano, fichando a Alan Moore para ello. Ya hemos dicho que aquello fue el principio de algo que se hizo real en 1993, que hoy cumple 30 años y que tuvo a Berger al frente hasta 2013, momento en el que dejó su puesto tras severas reestructuraciones internas. Y es que no hace falta más que el ímpetu, la visión de alguien, para superar todo eso que los demás ven como imposible. Berger supo domar a lo imposible, hacerlo posible y cambiar la industria.
SUEÑO Y HUMO – UNA HISTORIA DE VERTIGO
Cierto que ya le dedicamos una extensa e interesante entrevista a los autores, además de una reseña a estos sueños y fábulas, pero contando que este mes hacemos especial Vertigo y éste es de los poquísimos libros que hablan del sello en particular, merece una segunda vuelta.
Y es que la obra de Diego Salgado y Elisa McCausland está hecha con mimo, dedicación y mucha contextualización. Me gusta señalar esto último porque precisamente la fortaleza del libro es la gran cantidad de referencias y corrientes externas al mundo del cómic que se traen a colación muy apropiadamente. Y si bien esto puede repercutir en la profundidad del análisis meramente del mundillo (no negaremos que cierto compañero considera que algunas series son tocadas muy superficialmente), todas las obras son referenciadas y muy bien ubicadas en la corriente del momento.
Ambos autores, aunque amantes del medio como demuestran en charlas y entrevistas, son especialistas en otras áreas (algunas de ellas transversales), lo que de hecho aporta un extra maravilloso a su análisis del famoso sello de DC. Salgado es conocido por su labor como crítico de cine mientras que McCausland es analista de cultura popular y feminismo. Pero precisamente, insisto, el bagaje cultural de ambos no hace sino aportar una brisa de aire fresco en este tipo de revisiones.
Pero antes de seguir hablando de su trabajo también es justo destacar el de ECC, con Luis Domínguez al diseño y David Fernández como editor. Ya que Diego y Elisa reconocen que la calidad artística y de diseño de la obra se debe a la editorial española.
Cierto que en el toma y daca entre contenido y estilo se perdieron algunas batallas (los autores lucharon hasta conseguir incluir el índice onomástico pero perdieron, y se echa mucho de menos, la bibliografía), pero es innegable que el libro luce y llama la atención. Desde detalles como la inconmensurable selección de imágenes y ese elegante borde de página negro, hasta la apabullante portada exclusiva de Lee Bermejo, pasando por el prólogo (algo desencantado pero muy honesto, todo sea dicho) de Dave McKean.
Volviendo al trabajo escrito, otro acierto es la clasificación de los capítulos, precisamente porque parece obvia. Todo el que haya trabajado en un estudio estructurado sabe la dificultad que entraña eso precisamente, que al lector le resulte el más lógico. Este orden en la obra que nos ocupa es básicamente temporal, pero la escisión de cada ápoca y el tono elegido para cada una, hacen de la lectura algo muy fluido y ameno.
Y hablando de factores que se dan por hechos, es curioso redescubrir gracias al libro que las grandes obras que consideramos ahora pilares del sello se editaron mucho antes de la creación de este. La Cosa del Pantano entró mucho después de la marcha de Alan Moore, el Sandman de Neil Gaiman a 3 números de su final y tanto la Patrulla Condenada como Hellblazer (a la postre, la más duradera de Vertigo) tras la marcha de Grant Morrison y Jamie Delano, respectivamente.
Lo que precisamente pudo suponer el primer bache de esta aventura editorial de Karen Berger, pese a los incombustibles Morrison o Peter Milligan. Hasta que dejó de autoperpetuarse y se lanzó a nuevas ideas. Y nuevos autores, como Garth Ennis y Warren Ellis, auténticos revitalizadores, seguidos por otros talentos como Mike Carey y, por fin del propio continente, Brian Azzarello, Bill Willingham o Brian K. Vaughan.
En los últimos compases, el libro sirve también para rescatar una miríada de obras que nunca se han editado en nuestro país, o que pasaron desapercibidas entre los últimos coletazos de talento. Con estos últimos nos referimos principalmente al Scalped de Jason Aaron y R. M. Guéra a la cabeza, el más comercial Scott Snyder con su American Vampire o el intimismo del Sweet Tooth de Jeff Lemire.
Como remate, cada capítulo se complementa con una selección de los protagonistas de cada periodo (que ya me imagino que la selección sería difícil porque es bastante afortunada). Es bienvenido que, en lugar de una biografía al uso, lo que nos ofrecen son fragmentos de entrevistas de dichos autores y editores.
El libro cierra, además, con un recorrido de los artistas que han marcado las portadas (casi tan significativas para el sello como las propias historias que contenían) y los interiores de Vertigo, como el propio McKean, Brian Bolland, Eduardo Risso, Mark Buckingham…
En conclusión, una obra indispensable para todos los que hemos disfrutado de las incontables maravillas del sello de DC, muy recomendable para los amantes del cómic en general y especialmente interesante para los que buscan un análisis más universal, que sabe captar el contexto social y cultural que dio lugar al nacimiento, vida y final de Vertigo.
PRIMERAS OBRAS VERTIGO
Por varios motivos, se considera la etapa de Alan Moore en Swamp Thing como el origen del sello Vertigo. Moore no solo presentó en las páginas de la colección algunos de los más perdurables iconos del sello; con su particular mezcla de superhéroes, fantasía y terror creó escuela, como también lo hizo al ser pionero a la hora de revitalizar personajes del fondo de armario de DC. Una tendencia que sigue vigente hoy en día (véase Danger Street, de Tom King y Jorge Fornés).
En realidad, Swamp Thing no es la única “serie Vertigo” avant la lettre. Cuando en 1992 la cúpula directiva de DC decidió lanzar Vertigo, el sello se aplicó de forma retroactiva a obras cerradas (V de Vendetta de Alan Moore y David Lloyd, Kid Eternity de Grant Morrison y Duncan Fregedo, Orquídea Negra de Neil Gaiman y Dave McKean, Los Libros de la Magia de Gaiman y cuatro colaboradores estrella) y a etapas ya concluidas de series abiertas (la era Moore y la era Delano en Swamp Thing; la era Delano en Hellblazer; la era Morrison y la era Milligan en Animal Man; la era Morrison en Doom Patrol).
Así, las series abiertas (Swamp Thing, Hellblazer, Animal Man, Doom Patrol, Shade, The Sandman) compartieron espacio en el recién nacido sello con miniseries creadas para la ocasión. Otras series de temática urbana y/o sobrenatural como The Question, El Espectro o Blackhawk se quedaron fuera del sello. ¿Por qué? ¿Qué tenían Swamp Thing, Animal Man o Doom Patrol que no tenían, por ejemplo, las historias de John Ostrander?
En primer lugar, Animal Man, Doom Patrol, Shade y The Sandman participan de la tendencia “revival” iniciada por Swamp Thing. Sin embargo, The Question, El Espectro o Hawkworld también podrían considerarse revivals. ¿Entonces?
Podemos hablar aquí de una cuestión de marca y de una diferencia de esencia (que no necesariamente de calidad, y me explico).
Los ejercicios formales de Moore en Swamp Thing, Morrison en Doom Patrol, Milligan en Shade y Gaiman en The Sandman suponían para sus personajes una ruptura total con su pasado y condición. De este modo, Swampy pasaba de ser un hombre-planta a una planta que creía ser un hombre, la Doom Patrol transitaba de remedo de La Patrulla-X a psicotrópico grupo de ayuda para marginados, Shade se convertía en símbolo de la paranoia estadounidense y Sandman en guardián/símbolo/emblema de la imaginación humana. Animal Man, por su parte, dejaba atrás su papel de superhéroe arquetípico para convertirse en animalista, viajero meta-ficcional, amnésico y bestia.
Estos tránsitos llevan incorporados una reflexión sobre el estado anterior de estos personajes; es decir, un componente de autoconsciencia muy ligada a la personalidad como autor de los cinco guionistas. Además, el hecho de que los cinco guionistas (y Garth Ennis, norirlandés encargado de Hellblazer y Demon, otra serie que curiosamente no entró en la selección Vertigo, a pesar de tratarse de un revival, de una colección surgida de Swamp Thing y de tratar temas adultos) fueran británicos contribuyó a forjar una idea de marca.
Por lo que se refiere a las series abiertas, Swamp Thing no vivía su mejor momento a principios de 1993. Tras la marcha de Moore en el #64, Rick Veitch (uno de sus dibujantes de cabecera) se encargó del título y embarco a Swampy en una (nueva) odisea de autodescubrimiento a través del tiempo.
Unos veinte números después, Rick Veitch planteó una historia en la que Swampy se encontraba con Jesucristo, y en la que se establecía un paralelismo entre ambos, al ser el primero crucificado. DC se negó rotundamente a publicar el cómic (seguían muy calientes las protestas por el estreno de La Última Tentación de Cristo, de Scorsese) y Rick Veitch se marchó sin pensárselo dos veces.
Neil Gaiman (que había escrito un par de recordadas historias con el personaje) y Jamie Delano se negaron, por solidaridad con Veitch, a escribir nuevas aventuras de Swampy. Este pequeño cisma pudo provocar que Vertigo nunca naciera, pero su única consecuencia fue el lento languidecer de la colección que lo empezó todo. Doug Wheeler se encargó de la colección hasta la llegada de Nancy A.Collins en el #110. Collins permanecía en el título cuando este empezó a publicarse en y con el sello Vertigo, y se mantuvo en su puesto hasta la llega de Grant Morrison y Mark Millar en el #140.
Hellblazer, por el contrario, se encontraba en su mejor momento en el advenimiento de Vertigo. Jamie Delano había dejado la colección en el #40, y justo a continuación Garth Ennis publicaría la mejor historia jamás contada de John Constantine: Hábitos Peligrosos.
Muy apropiadamente, la primera historia de Constantine (a partir de entonces el icono de Vertigo, en detrimento de Swampy) publicada en el sello fue una celebración. En 40, Ennis y su inseparable Steve Dillon narraban el cumpleaños del mago de Liverpool. A partir de entonces, la cosa no haría más que mejorar…o empeorar, si de la vida del protagonista de Hellblazer estamos hablando.
El #57 de Animal Man fue el primero en llegar a las tiendas con el sello de Vertigo en la portada. Jamie Delano y Steve Pugh acababan de cerrar en el número anterior la que sería su historia más recordada con Buddy: Carne y Sangre.
Grant Morrison dejó a la Doom Patrol en el #63, y en el #64 sería sustituido por Rachel Pollack, ya bajo el emblema por todos conocido.
Aunque se nos haga raro pensarlo, más de la mitad de los setenta números de The Sandman no se publicaron con un “Vertigo” en la portada. El #47 es uno de los capítulos finales de Vidas Breves, el último arco importante antes del gran clímax final.
Como curiosidad, el #50 de The Sandman contiene el archifamoso Ramadán, relato que proyectó al Gaiman escritor hasta la estratosfera. Miedo a caer (siete páginas escritas por Gaiman e ilustradas por Kent Williams) se distribuyó en las tiendas especializadas como Vertigo Preview, una suerte de folleto publicitario para dar a conocer la editorial.
Y, como en casi todo lo demás, Peter Milligan-Shade iba un poco a su bola, siendo el más raro de una banda de guionistas ya de por si bastante rara.
El #33 (una cifra con indudables ramificaciones esotéricas) fue el número con el que Shade entró en Vertigo siendo la serie más Vertigo de toda Vertigo. También fue la única de la batería inicial de series en ser cancelada, aunque con la elevada numeración de setenta entregas.
Lo cual no deja de ser curioso, puesto que, con la perspectiva del tiempo, cuando pensamos en Vertigo pensamos en algo con un espíritu muy parecido a Shade: experimentación formal, cómics con un gran carga conceptual y una importante influencia literaria.
Más arriba he mencionado varias miniseries creadas ex profeso para acompañar al sello recién nacido. La primera de ellas fue Muerte: El Alto Coste de la Vida, dibujada por Chris Bachalo, ilustrador de Shade.
Aunque lo oculte bastante bien, Neil Gaiman es un hombre de negocios bastante astuto, y comparte con Karen Berger un fino olfato para oler el éxito. Así pues, no es de extrañar que la primera miniserie Vertigo estuviera protagonizada por Muerte, el personaje con más tirón (entre ellos y ellas) de todo el plantel Vertigo.
En un juego de manos bastante extraño (porque contradecía el espíritu “alternativo-pero comercial” de El Alto Coste de la Vida), Vertigo se desmarcó publicando Enigma, una marcianada lisérgica y genial escrita por Milligan y dibujada por Duncan Fregedo.
J.M.DeMattis (escritor que, aunque hoy día se encuentre un tanto olvidado, a principios de los noventa era considerado toda una estrella, gracias a La Última Cacería de Kraven y JLI) incursionó en Vertigo con el especial de sesenta páginas ilustrado por Paul Johson Mercy.
Con el paso de los meses, nuevas series derivadas de títulos emblemáticos saldrían a la luz, como Kid Eternity de Ann Nocenti y Sean Philips o Sandman: Mystery Theatre, de Matt Wagner, Steven T.Seagle y Guy Davis.
También se incorporarían al catálogo proyectos que adelantaban todo lo que estaba por venir, como Sebastian O, de Grant Morrison y Steve Yeowell, todo un ensayo del primer gran bombazo de ciencia ficción nacido ya en la era Vertigo: Los Invisibles.
A partir de aquí llegarían Predicador, Transmetropolitan, 100 Balas, La Escena del Crimen, Fábulas, Y, el último hombre, Blanco Humano, Lucifer, Scalped…una biblioteca de obras a la que, por la cantidad y calidad de las mismas, da Vertigo asomarse, si me permitís que use un recurso fácil para cerrar esta sección.
(D):
Como todo personaje sobreexplotado hasta la saciedad, Harley Quinn despierta recelo entre un sector de los aficionados (en cualquier caso minoritario, de ser mayor no abundarían las obras dedicadas) pero esta serie es capaz de convencer al detractor más arraigado y se sitúa como una de las mejores opciones para disfrutar del personaje. Eso sí, entrar al absurdo, a la deliberada sencillez argumental y resolución de distintas situaciones es fundamental para el disfrute. Satírica e irreverente, la serie animada es todo un recorrido por las distintas etapas que ha vivido la cándida psiquiatra enloquecida por el Joker. Su relación abusiva con el payaso, la posterior separación y los trastornos que origina tales abusos, su desarrollo como villana en solitario o la relación de amistad (y algo más) con Hiedra Venenosa son elementos inherentes a la rubia loca, expuestos con brillantez y mucho más poso del aparente, a pesar del tono desvergonzado y macarra que inunda toda la producción.
La serie podría definirse como una comedia de situación violenta y desenfadada. Común a las producciones adheridas a la definición, al episodio de trama conclusiva se le une una historia a desarrollar a fuego lento, con detalles que calan en el espectador armoniosa y sutilmente a lo largo del visionado. También, y es algo que hace especialmente bien la serie, se presta atención al crecimiento de cada uno de los personajes a lo largo de las tres temporadas de la serie, todos tienen sus motivaciones perfectamente definidas y el rol que desempeñan en la trama nunca es adaptado, siempre resulta coherente con la evolución del personaje. Y cuando no es así (pocas veces) se vale del descarado humor del que hace gala, y al que nunca renuncia, para solventarlo con gracia, sin provocar desasosiego alguno en el espectador. Una cuarta temporada ya está confirmada y el próximo 9 de febrero se estrena en HBO Max el capítulo especial de San Valentín.
En Harley Quinn: The Animated Series todo el universo DC se adhiere al carácter paródico y excesivo de su protagonista. Cada personaje pasa por el filtro del que dota la payasa a la producción. Así Gordon, Batman, Robin, Nightwing, Bane o el Joker decepcionarán a los más puristas, pero incluso dentro de tan especial cosmos, parte de sus cualidades originales relucen tal y como deben, logrando un equilibrio entre la parodia y la esencia del personaje excepcional en más de un caso.
Como toda serie de tres temporadas hay capítulos mejores y peores, pero el nivel global es muy considerable y en conjunto resulta muy divertida, en no pocas ocasiones, entrañable. Hay grandes momentos para destacar, pero quizás mi favorito sea el capítulo número seis de la tercera temporada protagonizado enteramente por el Joker, en plena lucha de poder con la malvada Debby, donde se abraza por completo el concepto de serie de situación.
Tremendamente descarada, nada escapa de la posible crítica o burla de los personajes de Harley Quinn, una serie que si no has visto ya y eres capaz de disfrutar de otra forma de tus venerados personajes, te sacará más de una carcajada y lo que probablemente sea más importante, muchas sonrisas cómplices.
(D):
Alan Moore. David Gibbons. Septiembre de 1986. Quizás, la fecha más importante dentro del cómic USA. El momento en el que los dos autores mencionados comenzaron la publicación de la obra que definiría el cómic superheroico a partir de ese momento y cambiaría al noveno arte para siempre.
Hablar de Watchmen es hablar de un hito, de un clásico, de una obra de obligada lectura por casi cualquier lector de cómic. Pero también es hablar de una vaca sagrada, una de esas obras tan reverenciada con el paso del tiempo, que cualquier acercamiento nuevo a la misma es considerado como anatema y herejía por buena parte de sus legiones de adeptos.
Sin embargo, con la llegada de Rorschach, Tom King (Visión, El Sheriff de Babilonia) y Jorge Fornés (Daredevil, Hot Lunch Special) se atrevieron a tocar las sagradas escrituras y ¡qué demonios! demos gracias por ello. Al contrario que otras obras como el infame Antes de Watchmen, o ese Doomsday Clock que hacía las veces más de Crisis de DC Comics con personajes de Watchmen que de obra conectada a dicho universo, el Rorschach de King y Fornés consigue a la perfección mezclar el amor que sus autores sienten por la obra original y por el mundo del cómic; con la necesaria innovación que toda historia basada en otra obra requiere.
De este modo, un detective sin nombre, en medio de un complicado clima de elecciones presidenciales, investiga el intento de asesinato contra uno de los candidatos a máximo mandatario de los EEUU, el cual ha sido perpetrado por dos misteriosos individuos disfrazados de vaquera del Salvaje Oeste y… de Rorschach.
¿Significa esto que ha vuelto el vigilante de la máscara cambiante? ¿O se trata a caso de un imitador? ¿Y que tiene que ver todo esto con el impactante final de la obra en el que Nueva York quedó rendida ante el ataque de un alienígena con aspecto de calamar gigante?
La respuesta a todas estas preguntas podéis encontrarla en esta maravillosa obra, que tras ser recopilada íntegramente en grapa por ECC Ediciones llega este mes de Febrero a nuestras librerías en un tomo que demuestra que hay vida más allá del Watchmen original, y que las vacas sagradas no lo son tanto, si quien las toca tiene la mejor de las manos.
Y LA ENCUESTA FINAL…
Y vamos con la encuesta final. Cuando Vertigo nació oficialmente algunas obras fueron las que lo acompañaron. Las hubo nueva creación y las hubo que se trasladaron al sello. Fue la primera hornada de lo que mucho que llegaría más tarde.
Nos vemos en 30 días.
Chau…bienvenidos a los informes monstruo 2023. De semejante texto, resalto la mención a Messner Loebs, para todo argentino cuarenton ese es NUESTRO Flash…Flushman!! Tenía secundarios geniales, como El Grueso, y tramas geniales como la del «Puercoespin», cuando Wally por fin puede correr casi como Barry, y destroza medio EEUU en el camino.
De todo lo de Vertigo…que decir? No leí todo, pero mucho de lo mencionado de las primeras obras (Hellblazer y Animal Mam de Delano y Ennis, Enigma y Shade de Milligan, obvio Sandman y la Patrulla) es de lo mejor que haya visto. Aunque coincido en lo que dicen de Black Label respecto de los dibujantes: no siempre Vertigo tenía los mejores, y ahora se nota el esfuerzo.
¡Gracias por el comentario, Dr Kadok!
Grande Bill Finger. Los aficionados de Batman le debemos mucho. Los herederos de Bob Kane le deben mucho más.
Me has hecho reír XDXD
Hahaha pues y yo que me alegro!
Encontrarme por aquí a Finger ha sido un poco profético, y te diré: llevo varios días (aproximadamente un año, en realidad) tras leer Ditko Shrugged, el Rorschach de King, revisar la biografía de Ditko y muchas más cosas así, pensando en lo ingrata que ha sido la industria del comic-book con autores como Bill Finger. Pienso en cuando falleció Stan Lee, en todas esas portadas homenaje. Pienso en que Ditko fue hallado muerto en su apartamento tras dos o tres días. Y sobre todo pienso en toda la verborrea pretenciosa que Bob Kane desplegaba sin cortarse un pelo, “el padre de la criatura” y toda esa mierda. Solo reconoció la gran aportación de Bill Finger, casualmente, cuando este falleció.
Hace poco se me ocurrió que molaría mucho hacer una historia en Detective Comics en la que Batman investigue la muerte natural de un escritor (Bill Fable, por ejemplo). Que al final resulte que ha sido envenenado con ricino por los herederos del co-autor de una de sus obras (que tal…Bob Fake?) para evitar compartir los derechos de la creación. Encima podría homenajear a El Caso del Sindicato Químico.
Habría que hacer algo así. Los lectores deben/tienen/se merecen saber que ha habido grandes autores, dibujantes, escritores, gente que no tenían un minuto que perder en rentabilizar económicamente sus creaciones porque su forma de vida consistía literalmente en parir ideas, en establecer un legado cultural.
Y si lo piensas, quizá vivieron más modestamente, pero la riqueza que dejan al irse es infinita.
Hay un aprendizaje muy valioso en eso. Ojalá a alguno de los herederos de Bob Kane se le haya pasado por la cabeza hahahah.
Gente que no tenía.
Sobre el Acertijo una puntualizacion. Si no me falla la memoria el nombre de Edward Nashton como el de nacimiento aparece por primera vez en Question #26 (marzo 1989).
El tema del apso del Acertijo de peligroso e impredecible enemigo a estupida molestia es fascinante. O’Neil, en su vision de volver a las raices del personaje veia al Acertijo como la encarnacion de los males del Batman de Adam West. Pre-Crisis O’Neil lo escribia bordeando una imbecilidad maniaca mas molesta que peligrosa. En Question de despacha a gusto. Gordon llama a Eddie y le comunica con el fiscal (publico entregado al.acto de humillacion) que lo excarcela porque las carceles estan llenas y eso hace que deban soltar a los delincuentes menores. Eddie protesta diciendo lo enigmatico y peligroso que es, un genio criminal capaz de poner en jaque a Batman. Gordon le responde que es poco mas que un chiste, que Batman rechaza implicarse en sus estupideces y que no es un ningun misterio, sabe que su nombre real es edward Nashton y sabe todo su pasado. El humillado Eddie caera victima de las manipulaciones de una mujer en una situacion criminal que le sobrepasa. El canon de O’Neil (editor de Batman) sobre el personaje esta claro.
Sobre Snyder, si no recuerdo mal, en su «Año Cero» en una conversacion de Philip Kane con su asesor Eddie le dice que sabe que su verdadero nombre no es Edward Nashton y que sabe lo que hizo para tener que huir y ocultar su rastro. Hasta donde yo se eso nunca mas se abordo y los N52 se han ido deshaciendo, pero es curioso como Tom King en su «Batman Un mal dia: Acertijo» hace una obra tan de aluvion, cuando suele pasar bastante de caracterizaciones.
Saludos!
No se si la nombraron, pero hay un especial genial de Secrets Origins de villanos (acá salió en Grandes Historias) donde al Acertijo lo escribe Gaiman, y obvio no es un «origen». Edward da vueltas y vueltas con unos periodistas y resalta que no le gusta, por ejemplo, que El Guasón esté matando gente («Me perdí algo? Me perdí cuando cambiaron las reglas?»). Me parece bien el punto de vista «O’Neil», el mismo fue complejizando y extremando al Guasón, pero no todos tienen que ser iguales. Me gustó mucho lo de King en Un DIa de Mierda, pero porqué el escribe a todos genial. Si es la norma, es otro loco homicida más, y para eso hay suficientes.
Si, esa historia es una pequeña joya y Matt Wagner hace de nexo de union que es su secuela espiritual:el programa de television del Acertijo en su one shot por Batman Forever.
La historia de Tom King (y Mitch Gerads), obviamente fuera de continuidad y con sus peqieñas trampas, es apabullante porque no solo es redonda, es que funciona con la precision de un reloj. Como homenaje a una obra de Moore Geoff Johns podia aprender un par d cosas. O no.
Saludos!
Muchas gracias por el apunte, Drury Walker, ya lo he añadido.
Ah, y una última y pequeña reflexión. Creo que a Enrique Doblas le gustará:
Se dice mucho (y es verdad) que Kirby era peor escritor que Stan Lee. Que sin él, los diálogos, tramas, cliffhangers o lo que sea de las historias de Kirby como autor completo se resentían.
Jack Kirby sin Stan Lee creó el Cuarto Mundo. Qué creéis que habría hecho Stan Lee sin Kirby?
El cuarto truño? XDXD
No, perdonad, la verdad es que yo uso mucho el «Kirby te oiga» y cosas así más por ateo que por Kirbyano, pero podría decir «Tekuza bendito» y me quedaría igual.
Ahora, yo soy de los que piensan que la creación del universo Marvel se la debemos a ambos, y que es imposible separar la labor del uno de la del otro.
Y en cuanto al trato editorial, creo que Lee hizo más daño por egocéntrico que por tirano… pero todo contribuyó a crear lo que conocemos hoy en día.
HAHAHAHAHAH bueno, hay que admitir que la lectura de El Cuarto Truño (me ha gustado mucho esa haha) es ardua, y más aún a día de hoy. Pero nos dejó escenarios y personajes como mínimo a la altura de los ideados por Stan Lee.
Yo a Lee siempre lo veré como un gran escritor de diálogos. Un entusiasta y charlatán, en el buen sentido de la palabra. Pero los conceptos e ideas que manejaban otros autores como Ditko o Kirby parecen más hondos, con el importante añadido de que ellos sabían dibujar. Si lo piensas, el Método Marvel de hacer cómics no es si no una forma de simplificar al máximo la labor del escritor, evadiendo la laboriosa tarea de escribir un guion completo. Eso inevitablemente deja gran parte de la historia en manos del artista.
Pero también pasó al revés, con dibujantes apuntándose el tanto por haber trazado el boceto sobre el que luego un gran escritor desarrolló las raíces de un personaje.
Y a lo que iba desde un principio con todo esto es que a muchos de esos artistas y escritores jamás se les reconoció ese mérito en vida, y hoy en día tampoco es que se les de la repercusión que merecen. Y del rédito económico ya ni hablamos.