INTRODUCCIÓN
Junio, el mes en el que nos deja la primavera para dar paso al verano. El sol se acaba de convertir en un surtidor de fuego y la recta final del curso escolar llega para muchos estudiantes. Mientras, los que ya trabajan miran con ansias las vacaciones que parecen no llegar nunca. Un mes para el color y la diversidad, un mes lleno de cómics DC que, fieles a la cita mensual, os traemos en esta nueva entrega del Magazine DC de junio.
Para ellos hacemos foco en las obras más relevantes que nos llegan y como tales no podemos ignorar la de Orgullo que, por primera vez, se publica en nuestro país esta iniciativa que empezó el año pasado en USA y que este año ha tenía de nuevo continuidad.
Y sin dejar el lado más reivindicativo, tenemos otro de los imprescindibles del mes, La Otra Historia del Universo DC, que se une a un clásico de lujo con la conclusión de la saga de Exilio de Superman.
Pero también hay nuevas series, como la que arranca con Deathstroke como protagonista y la llegada en un tomo de la miniserie dedicada al Superman de 1978, el de la película que cambió la forma de ver a los superhéroes en el cine. Una mirada al pasado cargada de recuerdos para una buena parte de los que nos estáis leyendo.
Y desde que la serie de HBO Max del Pacificador sacara del baúl del semiolvido a este personaje (tras su paso en la película del Escuadrón Suicida), la editorial de Burbank parece dispuesta a sacar buen rédito del bueno del Pacificador. Es por ello que este mes llega una nueva novedad de la mano de Garth Ennis. Si hay un guionista capaz de sacar partido a este personaje, ese es Ennis.
Y vampiros, hay vampiros en Universo DC. Si ya tuvimos a los zombis en DCSOS, ahora toca luchar contra las fuerzas oscuras del señor de la noche y el Universo DC no volvera a ser el mismo.
Pero os dejamos ya con el Magazine de junio y esperamos poder leernos en el de julio, con ya el verano sobre nuestras cabezas.
TITULARES
• Juicio a…
• Novedades destacadas
• Curiosidad del mes
• Lanzamiento del mes
• No te puedes perder
• Hablamos de Clásicos
• Es la hora de la encuesta…
JUICIO A… El Reloj del Juicio Final
En contra…Iris West
“Es como si te desahuciaran y luego te dijeran mira que bonita tiene la casa el nuevo inquilino”. Esta era la respuesta que daba Leah, hija de Alan Moore, cuando alguien le decía que la serie de Watchmen (HBO) sería de gusto del guionista.
Esto se puede aplicar a todo lo que DC ha hecho con Watchmen. Incluido Doomsday Clock.
Éste es el primer problema del cómic. No debería existir. Es un deber moral estar en contra de Doomsday Clock, independientemente de su calidad.
Todos sabemos (y sobra redundar en ello) el comportamiento pirata que tuvo DC con Alan Moore respecto a Watchmen. Tampoco hace falta decir mucho sobre las estratagemas, manipulaciones y otros subterfugios de la editorial para repescar al barbas.
Y no vale decir que no es el único caso, que hay casos peores. Ese tipo de justificaciones no valen. Los abusos de las grandes corporaciones, de las editoriales (las que sean) no pueden minimizarse ni blanquearse solo porque hay (y siempre las hay) actuaciones peores.
DC ha ganado muchísimo dinero con Watchmen y muchísimo más con productos alrededor de Watchmen (Before Wathcmen, la peli, la serie). El comportamiento de DC con Alan Moore se basa en un pecado capital, la codicia.
Doomsday Clock no debería existir porque el control de los personajes de Watchmen debían estar en las manos de los creadores, tal y como DC les prometió en su momento.
Otro aspecto por el que no debería existir este cómic es por algo que sabíamos que algún día pasaría, por romper la pared que separaba a Watchmen de la continuidad DC. Es un error, es cutre, ensucia la obra original, pervierte (otra vez) los personajes y no aporta nada.
¿Hacía falta? No
¿Sabíamos que pasaría? Sí. Eso no lo hace mejor.
No será porque DC no tenga material, personajes, universos, mundos, versiones… olvidados en un cajón y que podría reutilizar, renovar, reciclar, integrar o reinsertar. Podían haber hecho como Morrison en Pax Americana, usar los personajes de la Charlton.
No. Tenía que llegar lo inevitable.
A Moore y Gibbons no les dejaron utilizar los personajes de la Charlton porque luego serían inutilizables… por eso se crearon nuevos personajes, para cargárselos… para dejarlos intocables en su obra original.
Pero hablemos de la obra. También hay cosas que decir.
DC se puso en serio. Después del ridículo (¿autosabotaje?) de Before Watchmen y la penosa peli de Snyder, decidió dejar la secuela integradora en manos de Geoff Johns, uno de los mejores guionistas de superhéroes de este siglo, y Gary Frank, un dibujante inglés con un estilo frió, sintético, seco y preciso, en la línea de Gibbons.
¿Resultado?
No hay más que remitirse al mito de Ícaro. Si te acercas al sol, te quemas.
Johns y Frank hacen un buen trabajo, sobrio, maduro, oscuro, medido, con ganas, imitando lo bueno de Watchmen. Hacen un cómic de mucho nivel.
Y sin embargo…
… se queda a años luz de la obra original. Demostrando que ni uno de los mejores guionistas se acerca a esa explosión de luz que fue (sí, sí, fue) Alan Moore en su mejor momento. No es que pudiera mejorar, ni igualar la obra original… es que no tenía ni un ápice de su magia y por comparación queda una obra sosa, fría y antipática.
Luego están esos personajes aportados por Johns, esos payasos o mimos o yo que sé, que no son si no, otro homenaje a la grandeza primigenia de Watchmen. Los payasos se ven torpes, simples, vulgares y totalmente inanes en un universo riquísimo, llenos de matices.
Lo dicho, no hacía falta.
A favor…Linda Park
Doomsday Clock tiene un gran inconveniente para ser considerada una obra de altura. Utilizar los personajes de Watchmen y mancillar así la obra de Moore y Gibbons. Por si fuera poco, la jugarreta (conocida por todos) de la editorial al de Northampton llena de argumentos a sus detractores. Está claro que es una mala práctica por parte de la empresa, vilezas habituales en las grandes corporaciones que cometen agravios a diario mucho más graves atentando incluso contra los derechos fundamentales del ser humano. Sin duda todos debemos combatir estas deleznables prácticas, pero, spoiler, no lo hacemos. No es una excusa para validar la fechoría de DC, pero todos los que ponen el grito en el cielo ante la circunstancia deberían ser tan consecuentes como se espera de su vehemencia y no consumir ropa deportiva, beber bebidas gaseosas o, simplemente, tener un móvil en la mano. Pero no estamos aquí para hablar del triste mundo en el que vivimos sino de las bondades del Reloj del Juicio Final.
El cómic de Johns y Frank no pretende en ningún momento igualarse a la obra maestra de Moore y Gibbons. No, la vanidad con la que seguro cuentan sus autores no es tan grande. Doomsday Clock mima y adula Watchmen como ninguna de las obras posteriores inspiradas por el desalentador universo. Lo reverencia constantemente, hasta acabar con dolor de espalda, y por el camino cuenta una gran historia sobre el universo DC y Superman.
La obra cúspide del periplo iniciado en el Renacimiento es una carta de amor a Watchmen, DC y Superman. El kriptoniano no es protagonista durante gran parte del cómic, pero la continua referencia al de Kansas lo convierte en el mayor héroe de todos los tiempos. All Star Superman, Superman: Identidad Secreta, Es un pájaro…y también Doomsday Clock, que se une a la lista de cómics imprescindibles para entender a Superman. De forma menos evidente que en los cómics citados, Johns y Frank, enaltecen los valores del primer superhéroe de la historia y lo sitúan como centro del cosmos DCíta, contraponiéndose siempre al Doctor Manhattan, su “réplica” del universo Watchmen, más poderoso que el de la capa roja, el dios azul es conmovido e inspirado por la persona que es Superman. Una excelente forma de representar al apático ser, sin dejar de dotarlo de una voz tremendamente similar a la de la obra original. Una preciosa manera de finalizar un crossover que tenía todas las papeletas para salir muy mal, que además es capaz de repasar de forma sublime los vaivenes sufridos por los reinicios y crisis editoriales.
No todo es bueno. Apariciones forzadas que solo se pueden entender por puro fanservice o el escaso papel de Wonder Woman, integrante de la santa Trinidad, deslucen el conjunto. La intención de ordenar la continuidad DCíta con un cruce tan controvertido es una piedra más en el camino de la obra, acrecentado por la escasa influencia real en el devenir de la editorial.
DC da un volantazo en mitad del Renacimiento, sin Doomsday Clock terminado, en favor de las barrabasadas de Snyder con Metal. El de American Vampire, hoy por hoy, vende más y eso es lo que le importa a la compañía. Maltrataron a Moore y de alguna forma, maltratan a Johns.
DC recurrió a su guionista más experto, a un dibujante excelso y a su obra más famosa para salir del profundo pozo en el que estaban inmerso tras cinco años del New 52. Un as en la manga usado para reclamar la atención necesaria (y perdida) siendo lo suficientemente sensatos para colocar a Johns detrás del proyecto, probablemente la elección idónea. Pensar en lo que podría haber derivado el cruce con algún otro provoca picores por todo el cuerpo.
La profesionalidad de los autores, con Johns demostrando que es un guionista superdotado, el apabullante y excelente dibujo de Frank, sublime en la adaptación de los héroes, y el acertadísimo color de Brad Anderson prueban la atención dedicada a todos los detalles. El buen hacer y el innegable morbo que despierta el cruce hacen del cómic una lectura que muy pocos se han perdido y que muchos han disfrutado.
DEATHSTROKE INC.
Llega a nuestras librerías y quioscos la nueva colección de nuestro mercenario tuerto favorito. Deathstroke protagonizó una de las mejores series regulares de DC de los últimos años. Con guiones de Christopher Priest , acompañamos a Slade Wilson por una serie de rocambolescas aventuras a lo largo del universo DC.
En Deathstroke Inc tenemos al guionista que va a capitanear Dark Crisis, Joshua Williamson y al veterano Howard Porter al dibujo. Ambos autores nos muestran un Slade Wilson enfermo de un cáncer terminal (fea casualidad entre el personaje y su creador, George Perez) que, como no puede ser de otra manera, utiliza el impacto que supone su situación de salud para cimentar su alianza (una vez más) con Canario Negro y conseguir su objetivo.
Veremos a la “extraña pareja” viajar al espacio, usar una armadura de Batman, visitar mundos alternativos, etcétera. Se trata de una serie entretenida y solvente que mezcla un poco de drama con aventuras desinhibidas y algo frívolas.
PACIFICADOR – PERTURBAR LA PAZ
Peacemaker está de moda. Tras peli (el Escuadrón) y serie en HBO MAX (con bailecito), DC ha querido aprovechar el tirón del personaje que inspiró al Comediante. ECC sigue la estela de la editorial de Burbank y nos trae este One Shot a precio de oro (10 pavazos).
A los guiones tenemos a la estrella irreverente, Garth Ennis. Lo que no sugiere que la combinación con Christopher Smith será explosiva. Sin embargo, el de Belfast tira más de humor soterrado y sutil, una parodia del personaje mucho más elegante de lo que nos podíamos temer.
Ennis hace un repaso de la vida del Pacificador. Una vida orientada a buscar la paz y por ello rodeada de muerte y violencia. Christopher Smith tiene un lema, ama la paz y está dispuesto a matar a quien sea para conseguirla.
El dibujante Garry Brown es el compañero ideal para el guionista y para este cómic. Su estilo claro y sencillo permite exponer la violencia y la ironía de la historia sin tapujos. Tiene la capacidad de representar cualquier cosa incluso el humor de este cómic.
En definitiva, se trata de un tebeo entretenido, sin conexión con la continuidad (por lo que parece), para pasar el rato. Recomendado a fans del guionista y/o del personaje.
DC CONTRA VAMPIROS
La literatura estadounidense siempre ha demostrado una fascinación apabullante por los vampiros. Como cultura que absorbe las demás y las adapta a sus cánones, la de los EEUU es la historia de un pueblo cautivado por el misterio de lo que no conoce, por la amenaza a las sombras, al acecho. Por otra parte, nada más americano que los superhéroes. Los grandes símbolos que protegen al mundo y sirven de ejemplo para una sociedad que se alimenta de esperanza.
Por ello, ambas ideas casan a la perfección, en un medio que se nutre de la espectacularidad, bien o mal entendido, y que sabe transportar a sus lectores a terrenos plagados de entretenimiento. Lo vacío o no que resulte este depende mucho de lo que pretendan los autores y la editorial con el emparejamiento. ¿Estará este a la altura?
Al guion tenemos a James Tynion IV y Matthew Rosemberg. El primero es considerado como uno de los autores del año, fundamentalmente por su trabajo en Image así como Black Label, y no tanto por la etapa en Batman, descafeinada y con cierta falta de cuidado a la hora de trabajar con el personaje y crear toda una nueva mitología a su alrededor.
El segundo ha sido muy discutido, pero en tiempos recientes ha presentado trabajos cada más interesantes, lo cual da muestra de una evolución y trabajo en los detalles por parte del guionista.
Al dibujo tenemos a Otto Schmidt, un dibujante con una trayectoria consolidada en tiempos recientes. Que siempre aporta nuevas ideas y consigue convencer con su personal tratamiento de la acción superheroica.
A pesar de las reticencias iniciales, resulta un sorprendente ejercicio de puro divertimento. Con lo mejor de muchas de las últimas historias de la editorial situadas en contextos similares, plagado de sorpresas y recomendable, al menos por su planteamiento. Veremos como evoluciona una serie que promete bastante.
BATMAN – LEYENDAS DEL CABALLERO OSCURO
DC Comics recupera Legends of the Dark Knight, serie que naciera para engordar la producción del murciélago ante el éxito de la película Batman, protagonizada por Michael Keaton y dirigida por Tim Burton, todo un hito de la Batmanía. De continuidad difusa, la cabecera alterna distintos equipos creativos que se ocupan de su propia trama corta pudiendo contar con más de un capítulo en su desarrollo. En contadas ocasiones el título ha cambiado esta dinámica, casi siempre por incluirse en grandes eventos del murciélago como el crossover cúspide del Batman de finales de los 90, el extenso (y recomendable) Tierra de nadie. Este volumen 1 de la colección cuenta con 214 números, 7 anuales y 3 especiales llegando su publicación hasta el año 2007. En el título trabajaron nombres importantes de la batfamilia y de la industria como Chuck Dixon, Alan Grant, Archie Goodwin, Dennis O’Neil, Doug Moench, Grant Morrison, Mike Mignola, Matt Wagner o Marshall Rogers. La editorial retoma en 2012 la colección en formato digital contando con 88 entregas semanales.
Este tomo de casi 200 páginas reúne distintas historias del protector de Gotham con diversos equipos creativos implicados, manteniendo características similares con la idea de la serie original, centrado en contar historias de corte clásico. Resultan historias típicas de Batman con sus enemigos más reconocibles Joker, Pinguino, Acertijo, Mr. Frío o el Espantapájaros.
Como en toda antología el resultado es desigual, pero se incluyen buenos pasajes con autores como Darick Robertson, Stephanie Phillips, Becky Cloonan, Max Dumbar o Belén Ortega. El cómic de Robertson es el que más capítulos ocupa, siendo la historia inicial (centrada en la venta de un gas al mejor postor de Gotham) encargándose de guion y dibujo, con las tintas de P. Clark y el color de Diego Rodríguez.
Una historia de un fantasma del pasado de Gotham, Azrael o el Detective Marciano también se dejan ver en este Leyendas del Caballero Oscuro, un cómic para disfrutar de Batman con un tono algo más clásico del que se puede leer en su serie regular.
SUPERMAN 1978
Superman, de Richard Donner, es por derecho propio una de las grandes cumbres del cine de superhéroes. Una epopeya increíble, tratada con extremo cuidado y delicadeza formal, con lo mejor que puede tener una película americana: sabor a John Ford. Redefinió la visión del más grande personaje creado en cómic USA, con una serie de aportaciones que no tardaron en ser también implementadas en las viñetas, marcando el camino y el modo de entender al Hombre de Acero.
Es una película que además rezuma nostalgia. Es un refugio para una generación de aficionados que creyeron, convencidos como por la más verdadera de las religiones conocidas, que un hombre podía volar. Es fácil perderse en sus virtudes, en el potencial de sus imágenes, lo icónica que resulta cada vez que vemos el traje en pantalla y lo perfecta que es la dinámica de las viejas comedias de Howard Hawks (siempre Hawks) para Lois y Clark.
Una vez presentado esto, es imposible no recomendar esta continuación/homenaje, no solo a un personaje sino a una época y visión del entretenimiento. Nadie mejor que Robert Venditti para construir la historia.
Un guionista de un conocimiento excelso y profundo de las ramificaciones del Universo DC, con un sentido de lo superheroico que mira al pasado para confundirlo con el sentir de la actualidad y la nueva legión de lectores. Incluso en sus mal llamadas obras menores siempre consigue robarse momentos, situaciones y personajes.
Al dibujo, Wilfredo Torres. Un autor consolidado, de estilo plenamente ligado a este sentir que hemos mencionado. Espectacular como su protagonista y fantástico a la hora de narrarnos las grandes batallas de Superman, con la fuerza de antaño. Esa que jamás ha abandonado al personaje.
En definitiva, una exploración a la altura, que convencerá a los de siempre y sabrá cautivar a los que no estén todavía convencidos.
LA OTRA HISTORIA DEL UNIVERSO DC
John Ridley puede que sea un nombre que no nos diga mucho, pero está detrás del libreto de la película 12 años de esclavitud, Red Tails, Tres Reyes, entre otras y además ha escrito siete novelas (entre finales de los años noventa y principios de siglo), así como una obra de teatro en 2005 y varios cómics a principios de siglo, entre los que se puede listar Authority: Human on the inside. Un auténtico hombre orquesta, de pluma mordaz y reivindicativa que ahora se pone al servicio de una de las obras claves de este mes de junio.
Y es que muchos aficionados al género de superhéroes recuerdan la reciente reedición de La Historia del Universo DC, de la mano de ECC, con guion de Marv Wolfman y dibujos de un estupendo George Pérez. Ridley retoma el concepto de aquel trabajo de mediados de los años ochenta, y hace foco en rescatar la historia del Universo DC pero desde la perspectiva de los héroes pertenecientes a grupos históricamente discriminados. Su análisis cruza la barrera de los trajes de licra y se convierte en un relato sociopolítico y cultural que recorre la historia del Universo DC de una forma totalmente nueva, descubriendo nuevas complejidades que hasta ahora no se habían desarrollado antes.
La obra, a caballo entre un comic y un libro ilustrado, abre un debate interesante tras su lectura obligada. No se puede ser un héroe si no sabes antes quién eres y lo más importante, tener el valor de ser quien realmente eres. Explorar es Universo DC desde esta perspectiva sirve para abrir mentes.
Ridley controla en todo momento el tempo de la obra y somete al dibujo, en manos Andrea Cucchi y Giuseppe Camuncoli, con color del excelente, José Villarrubia, para contar una historia que se publicó dentro del sello Black Label entre 2020 y 2021, compuesta por cinco números. Cada entrega se centra en un personaje del que se explica su biografía insertándola dentro de los grandes eventos de Universo DC y con la propia cronología real de nuestro mundo. La historia es un elemento más para la narración, la caracterización, para ver como todo esto afecta a la realidad del Universo DC. La idea con la que trabaja Ridley no es nueva, porque se ha hecho antes en obras como la famosa Marvels, en la que se hace foco en lo mundanal, en lo terrenal, de un universo poblado por seres ultra poderosos. Ridley pone en foco en lo cercano, en la persona de la calle y lo hace a través de unos personajes secundarios que observan a los grandes mitos en sus torres de marfil. Para ello hace uso de Katana, El Guardian, Relámpago Negro, Bumblebee, Renne Montoya y Anissa Pierce, la hija de Relámpago Negro
Con Ridley, que es un maestro narrador, no hay espacio para las medias tintas. Su trabajo afronta el tema del racismo y lo hace sin miramientos, de forma clara y dura, para reflejar una diversidad que no se queda en cuotas y se ve proyectada a como son percibidos en el Universo DC.
Estamos ante un trabajo de lenta lectura, que exige reposo y meditación, pues es un trabajo para meditar seriamente y reflexionar profundamente. Un trabajo que da visibilidad a personajes por su orientación sexual, identidad de género y color de piel, para darles un espacio propio, bien construido y con un potente mensaje. Un imprescindible.
ORGULLO
El 28 de junio de 1969 se produjo una redada policial en el pub Stonewall Inn, en Nueva York, lo que generó manifestaciones violentas por la persecución sistemática de los homosexuales. Tres noches que hicieron historia. Aquellos disturbios, junto con otros hechos acontecidos más tarde, son considerados como el germen de las actuales marchas del orgullo. Desde aquel día el colectivo a luchado de forma reivindicativa por la visibilización, la normalización y el respeto a la diversidad sexual con el objetivo de reivindicar que las personas puedan vivir con libertad su orientación sexual e identidad de género, sin temor a discriminaciones ni represalias. Se han logrado avances, pero queda mucho por hacer y por eso cualquier iniciativa suma y aporta a un día tan importante para todes.
Y es en junio cuando llega a España el cómic que DC publicó el año pasado por motivo del Día del Orgullo y del que en Zona Negativa hicimos la reseña del mismo.
Orgullo es una antología de historias escritas por Andrew Wheeler, Danny Lore, James Tynion IV, Mariko Tamaki, Nicole Maines, Sam Johns, Sina Grace, Steve Orlando y Vita Ayala, con dibujo de Amy Reeder, Klaus Janson, Lisa Sterle, Luciano Veccchio, Bachael Stott, Ro Stein, Skylar Patridge, Sthephen Byrne, Ted Brandt y Trung Le Nguyen, que dan forma a nueve historias con las que dejar patente, a través de los personajes del Universo DC pertenecientes al colectivo, que la diversidad y el orgullo de ser quienes son es su mejor arma contra un mundo que parece empeñado en seguir amenazando la libertad de las personas del colectivo.
DC Comics, como empresa, tiene sus claro oscuros al respecto, pero realiza esfuerzos por tener personajes y autores del colectivo, como demuestra la lista de nombres de enorme talento que han dado forma a este especial. No debemos perder de vista que se hace un uso mercantilista de la marca desde muchas empresas, mostrando un apoyo que en realidad no es tal, pues solo se trata de marketing y postureo para tras dejar atrás junio, pasar a otras cosas…
La iniciativa suma, porque todo suma, porque todo aporta, en un camino que no es fácil y cuyo objetivo solo podrá alcanzarse con el trabajo de todes. Un especial que es una de las mejores noticias que podría darnos ECC, por traerlo a España. Ojalá se hubiera añadido el que se publica este año en USA, para tener una mejor imagen de como la iniciativa a evolucionado tras un año.
Orgullo es mucho más que un cómic. Es todo un símbolo y desde ECC han puesto en marcha una serie de iniciativas que acompañan a la publicación del especial, como las láminas reivindicativas para lo ocasión de:
• Harley Quinn y Hiedra Venenosa, de Jen Bartel.
• Nightwing, de Travis Moore y Alejandro Sánchez.
• Wonder Woman, de Paulina Ganucheau.
• Superman (Jon Kent) de Jay Nakamura, de Inhyuk Lee.
La bandera de la justicia ondea en todo lo alto y su simbología debe rodearnos a todes, porque lo que nos une es siempre mucho más de lo que nos separa. Entender eso es fundamental para lograr ese futuro de concordia, respeto, empatía e igualdad al que todes debemos aspirar.
SUPERMAN – EXILIO VOL. II
Este mes podemos disfrutar del segundo tomo de la saga que ya anunciamos en el magazine de Marzo y del que Ángel dio estupenda cuenta hace poquito. El exilio termina pero la vuelta, que no es moco de pavo, hay que narrarla.
Como ya comenté entonces, a las cabeceras de Superman y Adventures of Superman se les une, ahora si acompañando en los argumentos, Action Comics; guionizada y dibujada por (aún se hace bola en la garganta) George Pérez, suponemos como premio a su labor en Wonder Woman. Sin embargo, Pérez mordió más de lo que podía tragar y con el tiempo iría dejando paulatinamente dibujo (Breeding hace desde el entintado hasta el “acabado”), guion… y finalmente hasta el argumento. Pero aterriza como la estrella que era y suyo es el episodio de vuelta del famoso exilio. En Superman, Ordway cede los lápices a Gammill (aunque el segundo pronto dejaría la colección y el primero volvería a hacer de intachable autor completo) con Janke a las tintas, y en Adventures, Stern le deja meter mano en el argumento al recién llegado (y, a cambio, hace lo propio en Action) mientras dibuja Jurgens (entintado por Templeton).
Curiosamente, es ahora Ordway el que mete capítulos más auto-conclusivos, aunque algunos tan maravillosos y a la vez experimentales como el del Corredor Negro. Mientras los otros dos guionistas del equipo continúan las tramas de Intergang (¡atención a quien estaba detrás!), la del pobre Gangbuster y de la Supergirl multiforme (cada vez más confundida). Pero aún nos entretendrán con la enfermedad de Olsen, tan Edad de Plata como bien aprovechada para alejar a la eterna “mascota” y darle un merecido paso hacia la madurez. En general, todos los equipos siguen en un maravilloso toma y daca que nos regala personajes como Máxima, el Bromista, y hasta, en contraposición a Byrne, una futura Fortaleza de la Soledad.
También nos daría para estrellas invitadas como Keith Giffen en un curioso y monstruoso número. Pero como bien sabemos, es Jurgens quien va metiendo cada vez más la cabeza. Además de regalarnos interesantes episodios sueltos, es él el que comienza en cierta manera durante estos números la futura saga del Erradicador. Superman sigue enfrentado al aparato que reclama su herencia kriptionana pero no hay nada que no solucione un buen lavado de cerebro. Entre medias, Stern aprovecha para desarrollar su interesante trilogía de Brainiac (episodio sentimental mediante), en la que el villano por fin adopta el temible rol que le correspondía. Hay que admitir que la versión post-crisis, entre villano de opereta y loco de manicomio, no fue precisamente un acierto. Y aún más entre bambalinas, Ordway va haciendo cada vez más loquísima la vida del pobre Jimmy mezclando al proyecto Cadmus y olvidados villanos Kyrbianos.
Es difícil resumir esta magnífica etapa en la que Superman no tiene necesariamente que enfrentarse a un enemigo poderoso tras otro. Todo lo contrario, las subtramas son mucho más interesantes que cualquier combate de musculitos y el equipo se empeña una y otra vez en hacer pensar a nuestra estrella. Es cierto que el hombre de acero se limita a ir a salto de mata en muchos casos, aunque parece ir poniendo en orden otros. Y atención porque esto es sólo un preámbulo para tramas más largas y mucho mejor entretejidas. Todo aderezado por artistas de primer nivel que se complementan con soltura. Quizá Ordway se queda algo desplazado en estilo frente a Pérez y Jurgens, que hacen muy buen tándem, pero sigue ofreciendo pasión y detalle en su trabajo.
Se podría decir que estos números sirvieron como un caldo de cultivo sabroso y cocinado a fuego muy lento que, si ahora ya promete, terminará por deleitar incluso a los paladares más exigentes ¡Que siga pues el banquete!
ES LA HORA DE LA ENCUESTA…
Los precios de los vienes más relevantes no dejan de subir. la cesta de la copra, los combustibles, el gas, la luz… Los cómics. Por eso os planteamos, solo en lo que a DC se refiere, que planes e futuro hay en vuestros presupuestos de cara a seguir alimentando esta pasión por le noveno arte pijamero de DC.