INTRODUCCIÓN
Tal y como ya se adelantó en el Magazine de septiembre ha llegado el nuevo y renovado Magazine DC. Un cambio no solo afecta al diseño, sino también al contenido, esperando que se convierta en un lugar abierto para el diálogo, la opinión y el aprendizaje por parte de todes.
Desde aquí queremos alejarnos de la figura del dossier de novedades y adentrarnos más en textos que permitan conocer un poco más a muchos personajes del Universo DC, autores y obras, siempre inspirados por la novedades publicadas cada mes por parte de ECC.
Hemos trabajado cada uno de los aspectos para lograr que el contenido resulte atractivo, aportando un valor adicional a los propios cómics en los que se inspira. Textos que complementen a las obras y permitan adentrarse con garantías en ciertas lecturas.
Y dicho esto solo queda dejar paso al nuevo Magazine DC. En esta primera entrega hablamos de un autor clave en el devenir de la editorial durante los años 90 y principios de los 2000 y hablamos del personaje del mes, Black Adam, porque el día 21 se llenaran las salas para ir a ver su primera cinta de acción real en la que además, podremos ver a parte de la JSA en acción. Y no os podéis perder las nuevas secciones que esperamos estén a la altura de vuestros selectos paladares.
DCitas, empieza una nueva era, un nuevo Magazine. Una nueva forma de ver y leer los comics.
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JUICIO AL TRABAJO DE KIRBY EN DC
En contra… Iris West
Jack Kirby es apodado el Rey por derecho propio. Una ingente producción en Marvel, desbordante de imaginación, calidad y profesionalidad, lo avala como uno de los creadores más importantes e influyentes del medio. Para algunos el apelativo se queda corto y hay en ZN (y fuera de ella) quien le reza y adapta expresiones reservadas a deidades “¡por Kirby!”, que incluso han trascendido fuera del círculo social del noveno arte.
De sobra es conocida la influencia en Marvel (con sus Cuatro Fantásticos a la cabeza) pero ¿qué podemos decir de su trabajo en DC? La creatividad de la que siempre hizo gala sigue presente, el lector DCita le debe los conceptos del Cuarto Mundo: Highfather, Mr. Miracle, Big Barda, Darkseid o las Cajas Madre, tan recurrentes en la editorial. Ideas que reciclaría en cierto modo de vuelta a la que fue su casa, recuperándolas en buena parte para los Eternos. Cadmus, Kamandi u Omac son otras de sus aportaciones, siendo esta última nombrada una de las series que mejor ha lidiado con el paso del tiempo, disfrutable para su lectura actual incluso por bisoños aficionados. Con Darkseid y Orion siembra la semilla de la saga intergaláctica más famosa de nuestro tiempo, con permiso de Star Trek. No se puede decir que la aportación a DC sea escasa, pero sí limitada para alguien como Kirby, que además contaba con total libertad, al menos al principio de su llegada.
Ya que se llevó conceptos del Cuarto Mundo a la casa de las ideas y aprovechando un posible deseo de venganza contra la Marvel de Lee, que asignaba todos los méritos al locuaz editor/guionista/relaciones públicas, podría haberse traído alguna de sus creaciones a DC. Ya lo hizo con el Guardián Dorado. No nos hubiera venido mal un Hulk, seguimos sin tenerlo, un gigante cerúleo de inestable psique tendría cabida en la editorial. No contamos con unos Fantastic Four, para nosotros pudo imaginar unos The Sensational Three, que tampoco queremos ser más que nadie (o si). O incluso un Spiderman, aunque este sea uno de los pocos personajes importantes de Marvel de los que no se les atribuye mérito en su creación. Hubieran resultado burdos y una descarada copia, pero los habría hecho el Rey, legitimándolos de por vida, la estocada definitiva a la competencia. Todo ello daría más aplomo al rezo de sus cómics en DC “Kirby is here!” ¡Qué gran oportunidad perdida!
Ni caso. Tocaba tirar de atrevidos y banales argumentos, contra Kirby no hay otros. Ni siquiera la redundancia de sus textos, tan deudores de doradas y plateadas edades pasadas, pues estaríamos condenando todo un ciclo fundamental del noveno arte. Cierto es que es fácil encontrar diálogos absurdos, un gusto desmedido por fusionar palabras científicas y tecnológicas o delirantes situaciones en la trama, pero no era el guion la base de su sólida carrera. Kirby era un creador de mundos, un artista que los plasmaba de manera deslumbrante. Kirby en Marvel, DC, y en nuestra memoria. ¡Larga vida al Rey!
A favor… Linda Park
Algunos artistas están más allá de cualquier límite. Para gente como Jack Kirby los guiones convencionales, el dibujo tradicional y la narrativa de siempre (el trabajo académico, en suma) no significaban nada.
Nada podía detener el ímpetu de su poderosa imaginación, que le impulsaba a crear historias épicas y grandilocuentes protagonizadas por dioses prometeicos más grandes que la propia realidad. Cuarto Mundo. Kamandi. Omac. Sandman. Kamandi. Demon. Klarion. Darkseid. Hacer una lista de sus obras y creaciones en DC sería inútil sin listar las obras influidas por sus palabras, sus dibujos o su espíritu. Mr. Milagro, de Tom King y Mitch Gerads. Los siete soldados de la victoria, de Grant Morrison. The Sandman, de Neil Gaiman. Demon de Matt Wagner, así como la etapa de Garth Ennis con el personaje. Omac, de John Byrne. Odisea Cósmica, de Jim Starlin y Mike Mignola. La saga de Thanos, de Jim Starlin (en Marvel Comics).
Y eso solo mencionando su última época en DC. En definitiva, nosotros no seríamos los mismos sin Jack El Rey Kirby.
ES LA HORA DE LA ENCUESTA
Mark Waid ha regresado a DC tras mucho tiempo si trabajar para esta editorial. Este mes llega a nuestro país su primer trabajo regular con Batman y Superman al frente, dibujados por un excelente Dan Mora. Motivados por ello, os acercamos una breve biografía de este autor que tan buenos ratos no ha hecho pasar. Podeís leer más sobre esta serie en la sección de Novedades.
Un 21 de marzo de 1962, en Hueytown, Alabama, llegaba al mundo el escritor y guionista, Mark Waid. Un escritor que ha declarado en numerosas ocasiones que su trabajo y enfoque a la hora de escribir está fuertemente influenciado por una historia que pudo leer cuando era niño, Adventure Comics #369, donde la Legión de Superhéroes, escrito por Jim Shooter y Mort Weisinger, conocía al villano Mordru. Según Waid es una historia que tiene todo cuanto debe tener una historia de superhéroes y es un modelo a seguir cada vez que se sienta delante del teclado.
Su método de trabajo no es lineal, puesto que tiene claro que está en un medio visual y por tanto parte siempre de una imagen abstracta de lo que que busca cuando escribe. Una imagen global de la idea que desea contar. Se trata de construir una historia a partir de un rompecabezas que se forma de manera progresiva cuando vas girando las piezas y encajando, una a una, para que las ideas se vayan correlacionando. Una imagen global de lo que luego acaban siendo palabras que estructuran la base de la historia. Una historia que acaba cada mes un una escena impactante, una situación límite para el protagonista, en la que ni el propio Waid tiene claro cómo solucionarla. Llegar a ese punto es lo que permite que exista la sorpresa, porque sin sorpresa no hay una buena historia de superhéroes. Y para lograrlo de manera mucho más orgánica, siempre trabaja en sintonía con el dibujante, creando una relación de confianza en la que deja claro que los canales de comunicación están abiertos siempre, de manera que pueda aportar todo tipo de comentarios a la historia.
Esta es su filosofía de trabajo y al forma en la que afronta sus obras. Obras que han marcado a la industria a los largo de varias décadas.
Su carrera dentro del mundo del cómic comenzó en 1980, con 18 años, como escritor de la revista Amazing Heroes, desde donde pudo dar le salto a DC escribiendo, en 1985, una historia para Action Comics #572. No entraría en nómina en DC hasta el año 1987, que engrosó su plantilla como editor de Action Comics, Doom Patrol, Infinity Inc, Legión de Superhéroes y Wonder Woman. Hay un acontecimiento muy relevante en estos años y es que fue, junto con el escritor Brian Augustyn, creador del sello conocido como Otros Mundos, que se inauguró con la publicación de Batman: Luz de Gas.
En 1989 Waid se tomó un paréntesis editorial y marchó en busca de las mieles del éxito en editoriales independientes, sin saber que ese éxito le estaba esperando en la propia DC Comics. Cuando en 1992 regresó al ser contratado por Brian Augustyn para que se encargara de escribir la serie regular de Flash a partir de número 62, tomando el testigo del guionista William Messner-Loebs que la había estado escribiéndola desde el número 15. En aquel momento se sentaron las bases de una colección que se iba a construir mes a mes, paso a paso, alejándose de las modas que golpeaban a la industria a principios de la década de los noventa, quedando como una de las etapas claves para comprender al personaje a lo largo de toda su historia. 8 años de trabajo con el Velocista Escarlata, evolucionado muchos de los conceptos que sus predecesores ya habían definido, al tiempo que añadía muchos de su propia cosecha, como la Fuerza de la Velocidad o la creación del personaje Impulso (que obtendría serie regular propia, escrita por Waid, con dibujo de Humberto Ramos, en el año 1995, tras aparecer en Flash #92 en 1994).
Pero la pluma de Waid no se quedaría atrapada en la Fuerza de la Velocidad, sino que también tuvo tiempo para escribir una miniserie dedicada a Metamorpho (1993) y escribir la serie central del nuevo evento de DC, Underworld (1995), con el dibujante Howard Porter, donde Nerón regalaba, a cambio del alma, nuevos poderes a diversos personajes del Universo DC.
En 1996 unió fuerzas con el dibujante Alex Ross, para dar forma a Kingdom Come, una historia que narra los acontecimientos de un futuro Universo DC. Era su manera de expresar su rechazo a la corriente imperante en la industria en la que la violencia, las armas, los músculos imposibles y los dientes apretados habían desplazado a la luz y la glamurosidad intrínseca de los superhéroes. La obra fue todo un éxito y fue el propio Waid el que se encargó de escribir una continuación en la que insertaba en el Universo DC y en continuidad, conceptos vistos en Kingdom Come, como el Hipertiempo, idea desarrollada en sintonía con Grant Morrison (en su colaboración en la serie de la JLA), como una herramienta para explicar los problemas de continuidad que pudieran irse detectando con el paso del tiempo. No fue su único trabajo con la Liga, porque se encargó, también, de escribir la miniserie JLA: Año Uno.
De forma paralela también firmó trabajo en Marvel, fichando para escribir al Capitán América, junto al dibujante Ron Garney. Este trabajo recibió elogios por parte de la crítica hasta 1996, cuando llegó a Marvel la iniciativa Heroes Reborn, que desmanteló todo lo realizado y significaba el regreso de algunos antiguos dibujantes de Marvel, miembros fundadores de Image, como Jim Lee o Rob Liefeld. Waid se negó a colaborar con ellos y a su partida, tras un año en el que controlaron los designios editoriales de algunas de sus principales franquicias, como Iron Man, Los Vengadores, Los 4 Fantásticos y el Capitán América, Waid regresó a la colección del supersoldado para firmar 23 entregas más y realizar una segunda serie titulada, El Centinela de la Libertad, entre los años 1998 y 1999.
Con el cambio de siglo Waid regresó a DC para firmar el especial JLA: Escalera hacía el cielo, con Bryan Hitch. Sin embargo, guionizó fuera de DC la miniserie Empire, en el sello creado por Kurt Busiek y el propio Waid, además de otros autores, Gorilla Comics, en la que el villano vencía a todos los héroes y dominaba el mundo con mano de hierro. La miniserie se concluyó en el seno de DC entre los años 2003 y 2004, tras los pobres resultados registrados por el sello. Fue, de forma paralela, cuando Waid fichó por la editorial Crossgen, donde se encargó de escribir el primer año de la serie Ruse.
Entre los años 2002 y 2005, recaló en los 4 Fantásticos, con su viejo amigo Mike Wieringo, en la que firmaron una etapa llena de problemas editoriales, por las injerencias de Marvel y su forma de forzar cambios en el tono de la serie.
Estas injerencias hicieron que Waid no dejara de trabajar para DC, pues fue en 2003 cuando llegaba la mercado la miniserie de Superman: Legado, de 12 entregas, en la que se revisaba el origen del último hijo de Krypton. Y en 2004 regresó para escribir la serie regular de la Legión de Superhéroes, junto a Barry Kitson, en una encarnación que no supo captar la atención de los aficionados y se canceló tras 30 entregas en 2007. Fue en 2005, tras su abrupta salida de Marvel, que firmó un contrato en exclusiva con DC y colaboró activamente en los grandes proyectos de esta editorial tras Crisis Infinita. La serie fue 52, además de un breve regreso a Flash y la serie The Brave and the Bold con George Pérez.
Fue aquí donde Waid pasa a trabajar en editorial independientes, convirtiéndose en editor en jefe de Boom!, para dejar, poco después, DC. Dicen que la salida tan radical pudo venir motivada por los constantes roces con Didio (no hay que olvidar que cuando Didio accede a su puesto, Waid era uno de los grandes favoritos para convertirse en Editor en Jefe de DC, algo que no ocurrió).
La cuestión es que el bueno de Waid recala en Marvel, tras haber escrito la serie Irremeemable en Boom! En 2010 su llegada a la Casa de las Ideas lo llevó a escribir Daredevil, con Pablo Rivera los lápices. Fue una etapa gloriosa, llena de luminosidad, que le reporto prestigio a Waid y varios premios como guionista. En 2012, junto el dibujante Leinil Francis Yu, se puso al frente de la serie El Indestructible Hulk. Dos series a la que no tardaría el regresar unos años más tarde, en 2014, esta vez uniendo fuerza con el dibujante Chris Samnee en Daredevil y con Mark Bagley en Hulk.
Waid no dejó de trabajar para Boom! Studios en todo ese tiempo y fruto de ello , en 2015, lanzó, junto J.G. Jones, la serie Strange Fruit.
Ya en 2016 volvió a encontrarse con uno de sus anteriores colaboradores en DC, Humberto Ramos, para poner en marcha la serie de Los Campeones, revisitando el concepto de los Vengadores, pero desde una perspectiva más juvenil. Waid no descansa y parece siempre quiere volver a algunos de los personajes con los que mejor se ha sentido en Marvel. Por ello, en 2017, regresa al Capitán América con Chris Samnee y el 2018 se une al dibujante patrio, Jesús Saiz, para lanzar la nueva serie del Dr. Extraño.
El año 2019 se lo dedicó a escribir dos series protagonizadas por mujeres. La primera fue la Avispa, con el Hombre Hormiga, de cara a acompañar el estreno de la película y la segunda fue a la Mujer Invisible, que recibía así su primera serie limita en solitario desde que fuera creada en 1961.
Y es en la actualidad que, tras escribir los guiones de algunas historias cortas, ha regresado a DC por la puerta grande, para dedicar su tiempo y talento a la nueva serie de Batman y Superman, los Mejores del Mundo, que este mismo mes llega a España de la mano de ECC Comics. Es un lujo volver a disponer de Waid en DC y por parte de muchos aficionados se esperan muchas cosas de este regreso tan anhelado. Veremos que le depara el futuro a este guionista de profundo carácter clásico, pero de momento, nos deleitaremos con su más reciente trabajo.
Black Adam tuvo un origen humilde, desde el punto de vista editorial. Fue creado por Otto Binder y C.C. Beck en Fawcett con la intención de protagonizar una historia en solitario en The Marvel Family #1. Era 1945 y después de su debut el personaje se quedó en un cajón durante años.
Pasaron casi tres décadas, en 1973, cuando DC se hizo con los personajes de la Fawcett el personaje abandonó las sombras para redebutar en Shazam #8. Se trataba de una reimpresión de su primer cómics de 1945.
No fue hasta 1977, en Shazam #28 cuando se estrenó en DC con una historia nueva. En ella buscaba destruir al Mago y la Roca de la eternidad.
El resurgir del personaje se ha dado sobre todo en el siglo XXI. La evolución de los tiempos en los cómics y la sociedad le han permitido pasar de villano a antihéroe, que según los cánones del género se convierte en un personaje flip-flop. Dependiendo la colección y los autores Black Adam es un villano implacable o un controvertido antihéroe.
Esta ambigüedad ha disparado su popularidad hasta convertirlo en uno de los villanos más importantes del género.
Durante la etapa de Geoff Johns y David S. Goyer en la JSA, se redefinieron la personalidad y los antecedentes de Adam. Al tratarse de un personaje tan antiguo (en cronología DC) su carácter viene definido por un sentido de la justicia anticuado y castrense. Se manifiesta muchas veces como una persona terca e implacable, respetuoso con el poder y la fuerza. Su relación con la JSA es intensa pero colaborativa. Podríamos decir que, a su manera, siente aprecio por personajes como Jay Garrick. Algunos miembros no acaban de fiarse de villano reconvertido, ya que sus idas y venidas responden a una lógica y una moral con miles de años de antigüedad.
Es también en esta etapa cuando se encuentra con un Capitán Marvel que desconfía de Black Adam. Como mandan los cánones ambos personajes deberán colaborar en una aventura (JSA # 39-#44 USA) que les llevará al antiguo Egipto donde se encuentran con un antepasado de Adam que ese mostrará orgulloso de que su legado prospere.
Más adelante BA abandonará la JSA para tomarse la justicia por su mano (JSA #45) y enfrentarse a algunos personajes de DC (héroes y villanos).
En la serie Hawkman guionizada en solitario por Johns, vemos como Adam toma Kahndaq con su ejército. Estalla la guerra entre, por un lado Adam y sus aliados, y por el otro la JSA. Al final del arco, la JSA deja a Adam al mando de Kahndaq, siempre que no abandone sus fronteras, convenciéndolo de que no puede imponer su dominio en el mundo o que no es mejor que el dictador anterior.
Como gobernante de Kahndaq, vemos a un Adam feroz, arrogante y sobreprotector con su pueblo, generando numeroso roces con otros personajes.
Un Black Adam ya perfectamente integrado en el universo DC, participa en Crisis infinita (2005), sobre todo en la miniserie Villains United como miembro de la Sociedad Secreta de Supervillanos (a la que solo se une para proteger a Kahndaq). Los matices y la riqueza de Adam permiten mostrar detalles geopolíticos imposibles en otros héroes mucho más planos.
Quizás el mejor momento de BA en la DC moderna es su participación en 52. En el cómic semanal de DC podemos leer cómo ha evolucionado en un violento protector de la nación de Kahndaq, Adam mata a varios supervillanos en público y en televisión para demostrar sus puntos de vista. Como resultado, la comunidad sobrehumana desconfía de él.
Posteriormente a los eventos de 52 Adam ataca a Bialya en busca de la Muerte. Enfermo de dolor por la muerte de su familia, Adam procede a exterminar a toda la población de 2.000.000 de ciudadanos de Bialya en la búsqueda de su objetivo.
Adam es sometido por los científicos, que proyectan un campo dimensional en su mente. Luego usan una electro-corona para redirigir los impulsos de su cuerpo y mantenerlo prisionero. El Dr. Sivana tortura a Adam durante semanas usando la corona eléctrica, que solo sirve para enfurecerle aún más.
El «Escuadrón Ciencia» hace un anuncio mundial ofreciendo a Black Adam al mejor postor. La JSA asalta la isla-cuartel general de los villanos para liberarle.
Enfurecido hasta el punto de la locura, Adam lanzó un ataque de una semana contra los héroes del mundo, este ataque iniciará un evento con el nada pretencioso nombre de la «Tercera Guerra Mundial.
La apuesta de DC por huir hacia delante buscando el evento más grande todavía entra en todo su esplendor.
La búsqueda de Black Adam para recuperar sus poderes entre los eventos de 52 y Countdown se describió en una miniserie de seis números titulada Black Adam: The Dark Age, publicada desde finales de 2007 hasta principios de 2008. En algún momento después de su derrota en la Tercera Guerra Mundial, Adam se reúne un pequeño grupo de hombres Kahndaq que aún permanecen leales a Adam, y se cuela disfrazado en un Kahndaq fuertemente custodiado y devastado por la guerra. Adam consigue rescatar los huesos de Isis y sumergirla en la fuente de Lázaro.
Black Adam aparece en Crisis final # 5, ayudando a un pequeño grupo de héroes contra las fuerzas de Darkseid. Lucha contra Mary MArvel poseída por un «anciano lascivo». Intenta matarla, pero Tawky Tawny y Shazam (Freddy Freeman) lo detienen. Adam es sometido por las fuerzas enemigas.
En Justice Society of America # 16 (2008), lo encontramos escondido en la tumba de Isis y Osiris y matando a posibles saqueadores, además de dormir en los ataúdes.
En The New 52 (2011-2016) se rebootea el origen del personaje (y de todo el universo que había quedado hecho una m… un desastre). Aman, un niño kahndaqi que fue sometido al abuso y la esclavitud hace mucho tiempo. Billy Batson cree que puede haber una conexión entre ambos debido a su pasado similar, o al menos tal y como lo ve Billy.
Black Adam se enfrenta a la familia Shazam provocando que compartan los poderes y se unan frente a un enemigo común (él). La mentalidad antidiluviana del antihéroe choca con la modernidad.
Billy plantea un desafío a Black Adam, que se transforme en humano para luchar cuerpo a cuerpo en una pelea justa. Teth Adama accede y muere ya que ha estado vivo durante siglos debido solo a su «forma de Black Adam», como un humano normal. Rápidamente envejece y se convierte en polvo.
En Maldad Eterna, los revolucionarios de Kahndaq usan un antiguo pergamino para intentar revivir a Black Adam y sea su campeón para salvarlos de su gobernante. Un hombre llamado Amon comienza a leer el antiguo hechizo, pero antes de que pueda completarlo, los militares los atacan. Amon, herido, hace que su hermana Adrianna complete el hechizo, que revive a Black Adam. Procede a derrotar a las fuerzas militares y mata al gobernante Kahndaqi. Actuando como protector de Kahndaq de nuevo, Black Adam ve el mensaje de Sindicato del Crimen, «El mundo es nuestro» y se enoja diciendo «¡este mundo no le pertenece a nadie!”. BA sufre una dura derrota contra Ultraman que le rompe la mandíbula en un duelo que hace temblar las páginas.
Llegados a este punto, ya está consolidada la imagen de Black Adam como héroe controvertido y un sentido “peculiar” de la justicia. Un personaje polémico con matices y una personalidad propia.
Entonces…
Llega Rebirth (2016) y un BA sin colección propia está a la merced de aparecer como invitado en otras series o en eventos. En este Caso aparece en Dark Nights: Metal, donde vemos que es miembro del consejo de los Inmortales, un grupo con los seres más antiguos de la Tierra.
En «Doomsday Clock», Black Adam aprovecha «la teoría de Superman» y la carrera armamentista metahumana donde «salva» al Creeper del culto de Kobra y permite que cualquier refugiado metahumano busque asilo en Khandaq.
Llegamos a la actualidad. Black Adam es un personaje capital en la saga Dark Crisis. Es uno de los pocos supervivientes de la muerte de la liga de la justicia (Justice Leage #75) por lo que pasa a ser el líder de la nueva Liga .A causa de su carácter grave y paramilitar desecha la posibilidad de que Jon Kent lidere el grupo. El mundo se va a enfrentar a unos hechos muy graves y preocupantes y se necesita un liderazgo más firme.
En paralelo está protagonizando una miniserie de doce números con guion de Christopher Priest y dibujo de Rafa Sandoval. Allí podemos ver a un BA que se está muriendo, su cuerpo sufre un tipo de gangrena y debe buscar (como ha pasado con muchos héroes clásicos recientemente) un sucesor.
Como podemos ver en este repaso, nuestro personaje del mes tiene un origen clásico pero ha sido el devenir de los tiempos y el buen trabajo de algunos autores como Geoff Johns, lo que le ha permitido adquirir un protagonismo impensable hace años. Su carácter firme y despiadado, su moralidad ambigua debido origen en el antiguo Egipto, lo han convertido en uno de los antihéroes mejor definidos y con una personalidad más fuerte del cómic actual. Ahora recibe la atención necesaria y global al protagonizar su propia película.
ENCUESTA BLACK ADAM
LOS CABALLEROS OSCUROS DE ACERO Núm. 1 de 6
En la tradición de DCsos, Tom Taylor y Yasmine Putri presentan una versión medieval nunca vista del Universo DC. Esta versión de fantasía del mundo de Batman, Superman y compañía está a punto de cambiar para siempre cuando una nave espacial se estrella contra la superficie. Caerán reyes, se levantarán reinos. ¡Nada es lo que parece!
Somos muchos los aficionados de DC que echamos de menos la línea Otros Mundos, aquella iniciativa en la que se presentaban a los personajes de siempre en mundos extraños e inesperados.
Otros Mundos nos permitió conocer a un Batman de la época victoriana (en Luz de Gas, el cómic de Brian Augustyn y Mike Mignola que inauguró la línea), a un Superman soviético (en Hijo Rojo, de Mark Millar y Dave Johnson), a un Batman del futuro (Año 100, de Paul Pope) o a un mundo sin Superman (El clavo, de Alan Davis).
Si revisamos la bibliografía de Tom Taylor (o incluso si ojeamos este primer número de Los caballeros oscuros del acero) podemos especular con fundamento acerca del amor de Taylor por los títulos de Otros Mundos.
El nombre de Taylor empezó a sonar en la época de los Nuevos 52, cuando tomó el relevo de James Robinson en la colección de Tierra 2. Pero Taylor alcanzó el estrellato al encargarse de escribir Injustice, cómic nacido a partir del videojuego homónimo que exploraba la aterradora posibilidad de que Superman se convierta en un tirano planetario.
Los guiones de Taylor alternaban con habilidad la agudeza psicológica, la emotividad y el efectismo, lo que convirtió al escriba en un fan favorite. En DCeased, el australiano exploró la aterradora posibilidad de que Superman y el resto de héroes se conviertan en zombis superpoderosos.
DCeased fue un éxito todavía mayor que Injustice. En cierto sentido, resucitó los “otros mundos” tan queridos por Taylor. A los spin-offs y secuelas de DCeased, se sumó la franquicia de DC vs. Vampires, donde James Tynion IV y Matthew Rosenberg exploran la aterradora posibilidad de que Superman y el resto de héroes se conviertan en vampiros superpoderosos, así como las series Jurassic League y DC Mech.
El último “otros mundos” que ha llegado hasta nuestro país es el magnífico cómic Los caballeros oscuros del acero, una visión medieval a lo Juego de Tronos de los héroes de siempre.
Tom Taylor explora la aterradora posibilidad de que Superman…bueno, ya me entendéis.
BATMAN Y SUPERMAN – LOS MEJORES DEL MUNDO
La vuelta de un rey. Del maestro Mark Waid, autor de memorables etapas a uno y otro lado de las dos grandes y de Kingdom Come, la obra maestra de los años noventa. Un escritor imprescindible, notable en prácticamente todas sus aportaciones a cabeceras grandes, capaz tanto de recoger lo mejor de la Edad de Plata como de captar el papel para el siglo XXI de los grandes protagonistas de tebeo de superhéroes.
Nada mejor que una colección compartida por Superman y Batman para volver a empezar. Desligada de lo que se nos está contando en la actualidad para ambos y su galería de secundarios, es recomendable para aquellos que quieran regresar a esas esencias, a esa nostalgia y dulzura casi adolescente a la hora de trabajar historias de supertipos.
El concepto de World´s finest descansa directamente sobre el propio de la Edad de Oro y Plata, recopilada esta última en tapa blanda por DC en EEUU. Unos cómics a ratos tontorrones, a ratos políticos. Casi siempre involucrando a ambos protagonistas llegando a un lugar de batalla por separado, para así responder de manera conjunta a una amenaza.
Con un formato episódico que ha quedado enterrado por el tiempo y la adaptación a un nuevo modo de escribir cómics, presentan todavía en muchos de sus números un interés brutal, dando cuenta de la química poderosa y evidente entre los héroes de Metropolis y Gotham. Son el mejor el uno para el otro, el perfecto acompañante para cada uno y ese amigo que falta en la cruzada contra el crimen.
Aspectos muy interesantes que se mantienen en nuestros días, como es la relación entre Supes y Robin y que notamos muy presente en la serie de Nightwing, de Bruno Redondo y Tom Taylor. O el papel de alivio cómico de este último, que se va a mantener en esta de Waid y Mora.
Aunque en su cabecera original se explotaran otras ideas en los años setenta, mezclando al Hombre de Acero con otros héroes distintos a Batman, aquí solo vamos a tenerles a ambos acompañados del joven sidekick… ¿Seguro?
Los lectores también recordaran otras aproximaciones a estas siglas, como fue la miniserie de 1990 de Karl Kesel, Dave Gibbons y Steve Rude. Una de tantas aventuras de reunión para enfrentar un grave peligro.
World´s finest no pretende renovar nada, ni siquiera alimentar la mitología de sus protagonistas, sino replicar aquellas obras con las que Waid se crió y que influirían notablemente en su modo de ver el medio y su propio estilo como guionista. Se trata de dar al público un rato agradable con tres personajes que aman, y de dar homenaje a una época y su contexto a tiempo que se mira al futuro.
El dibujo de Dan Mora es espectacular, demostrando su gran talento para dibujar peleas grandiosas y, al mismo tiempo, nutrir de un contexto rico en detalles cada enfrentamiento. Su Superman es muy deudor a la época que se homenajea, como también lo es la trasposición de la acción y la violencia.
Lo que podía parecer simplemente viejuno no lo es tanto, y enseguida se demostrara que hay mucho más que ver en una colección que dará que hablar a los aficionados. Una vuelta a casa a la altura del mito, y que nos permite tener en primera línea deceíta a Dan Mora, al que esperamos ver por mucho tiempo en la editorial y con estos personajes.
BATMAN – TIEMPO MUERTO Núm. 1 de 6
La relación de Tom King con Batman se forjó a golpe de martillo, metal, fuego y yunque. No fueron unos pasos fáciles, pero ahí estaba el guionista de Omega Men y El Sheriff de babilonia, dando el salto a una serie regular en la que debía afrontar hacerse cargo de uno de los personajes más relevantes de la editorial DC, cuando esta puso en marcha Renacimiento.
Sus dos trabajos anteriores, de 2015, le habían puesto en el punto de mira de los lectores. Su narrativa y sus afilados diálogos impactaron pronto entre los aficionados que no dejaban de repetir su nombre en cualquier conversación. Este exasistente de Claremont, exagente de la CIA, reconvertido a escritor de novelas y cómics, firmó para realizar una larga etapa con el Caballero Oscuro. Una etapa que en diversas entrevistas dejaba claro que estaría compuesta por un total de 100 entregas. En ellas, King desarrolló algunos de los mejores cómics de Batman de los últimos años, mientras que construía arcos argumentales que se balanceaban entre lo irregular y la perfección.
Aquellas 100 entregas acabaron siendo 85 y 3 anuales, por lo que al escritor se le quedó clavada una espina por haber dejado inconcluso lo que tenía pensando para el personaje y todo su entorno cercano. Quedaban cosas que contar y para poder llevar a cabo su plan se puso manos a la obra y desde DC lanzaron una maxi serie de 12 entregas en las que el protagonismo se centraba tanto en Batman como en Catwoman.
Y es que, si Batman ha sido importante para King de su carrera, la intrigante Catwoman lo ha sido al mismo nivel, pues no en vano construyó toda su historia alrededor de la intensa relación entre Selina Kyle y Bruce Wayne. Era el espacio necesario para poder concluir su plan inicial.
Pero no acaba aquí su relación con Batman, porque en 2020 pasaría formar parte de los autores implicados en la antología de Batman Black and White. Y dicen que no hay tres sin cuatro…
Y es que King parece estar siempre haciéndole ojitos al Cruzado de la Capa, para volver a Gotham en cuanto sus otros compromisos se lo permiten. Fruto de ello es la llegada de una nueva miniserie en la que King se adentra en las calles de la ciudad de Batman con el objetivo de hacer foco en los inicios de Bruce Wayne en su cruzada como Batman. Y es que pocos guionistas pueden evitar sentirse seducidos por esos primeros pasos del enmascarado y más si ponemos en contexto que la miniserie se lanzó en marzo de 2022, justo para inundar el mercado de todo tipo de productos relacionados con Batman a raíz del estreno de su nueva película en las grandes salas.
En esta miniserie el guionista de Blanco Humano vuelve a poner su atención sobre la figura de Selina, por la que tiene especial predilección a la que añade al coctel, casualidad, la figura de Enigma y de Killer Croc, tal vez para que no se note tanto que es un trabajo enfocado a acompañar a la película de Reeve. Un cómic del que podéis leer la reseña que se hizo en su momento aquí mismo.
King es un valor seguro dentro del entramado de obras que lanza DC cada mes y su presencia, casi continuada, bien sea a través de obras como Supergirl, Blanco Humano o esta miniserie de Batman, garantizan ventas para la editorial. Su calidad puede fluctuar, pero su funcionalidad y eficacia es la que es.
Por cierto, importante, para este trabajo el guionista se rodea del dibujo de David Márquez, cuyo lápiz resulta mucho más funcional y menos experimental que otros artistas con los que ha trabajado, como su habitual Mitch Gerard, con lo que el apartado gráfico queda algo más deslucido y sigue ese tono funcional ya comentado que destila la obra.
MUNDO KRYPTON
El Mundo de Krypton que publica este mes ECC nos hace pensar en los otros muchos cómics, no sólo dedicados al famoso planeta, sí no incluso con el exacto mismo título, que han hecho historia en DC. Hagamos un repaso a esa leyenda que esconde muchas maravillas y otras tantas curiosidades.
Como las posibilidades son ciertamente cuantiosas, nos limitaremos a series estrictamente basadas en este prodigioso mundo, tratando de evitar capítulos o sagas dentro de las distintas colecciones de Superman que han tocado su planeta de origen. De estas últimas, se nos ocurren ejemplos cercanos como los de Nuevo Krypton, ideada principalmente por Jeoff Johns, en la que se exploraban las consecuencias del choque de culturas provocada por la recuperación de los Kandorianos (aunque es verdad que dio lugar a su propia miniserie, Superman: World of New Krypton 2009-2010, ésta trataba sobre el nuevo asentamiento de Kandor), o Regreso a Krypton, en la época de John Byrne, basada en los recuerdos y vestigios que exploraba un Kal-el desesperado por recuperar sus orígenes.
Pero desde luego, las que más molan son todas aquellas de la Edad de Plata principalmente en las que se visitaba una y otra vez el planeta maldito con cualquier excusa. Aventuras “imaginarias”, memorabilia o viajes al pasado, con títulos (todos con símbolo de exclamación, por supuesto) tan sugerentes como; El monstruo de Krypton (Action Comics #303), Superman vuelve a Krypton (Superman #141), El hombre de las cavernas de Krypton (World’s Finest Comics #102), El hombre que destruyó Krypton (título repe en Superboy #67 y Superman #205) o, mi favorito sin duda, La super-profesora de Krypton (Adventure Comics #240). Por poner unos mínimos ejemplos, porque la lista es tan larga como bizarra. Y por supuesto, aunque mucho más moderna, no podría faltar en esta lista aquella “Para el hombre que lo tiene todo» de Alan Moore, donde homenajea todas estas curiosidades de los 60 haciéndolas más palpables de lo que ningún aficionado pudo jamás imaginar.
Por eso mismo, centrémonos. La primera serie como tal dedicada al planeta condenado son los complementos titulados El Fabuloso Mundo de Krypton: historias no contadas del planeta nativo de Superman, idea del editor de Superman, Julie Schwartz. Aunque ciertamente dentro de la cabecera de Superman, The Fabulous World of Krypton se puede considerar una entidad propia, la cual estuvo comprendida mayoritariamente durante los años 70 y principios de los 80. Pretendíamos de nuevo tomar algunos ejemplos sobre estas historias dedicadas a los padres de Supes, la historia del planeta, sus costumbres o sus mitos, pero para que no se diga, he aquí la lista completa de los 27 títulos, números (salvo el que se indica, son de la serie Superman), fechas y autores (guionista y dibujante & entintador):
Jor-El’s Golden Folly #233 (Enero 1971) E. Nelson Bridwell y Murphy Anderson; Prisoner in the Sky #234 (Febrero 1971) Bridwell y Curt Swan; The Doomsayer #236 (Abril 1971) Denny O’Neil y Dick Giordano; A Name is Born #238 (Junio 1971) Cary Bates y Gray Morrow; The Man Who Cheated Time #240 (Julio 1971) Bates y Michael W. Kaluta; The Death-Trails of Krypton #243 (Octubre 1971) Bates y Bob Brown & Anderson; Marriage, Kryptonian Style #246 (Diciembre 1971) Bates y Rich Buckler & Anderson; All In the Mind #248 (Febrero 1972) Marv Wolfman y Dave Cockrum; The Day Krypton Didn’t Die #251 (Mayo 1972) Elliot S Maggin y Buckler; Moon-Crossed Love #255 (Agosto 1972) Mike Friedrich y Giordano; The Greatest Green Lantern of All #257 (Octubre 1972) Maggin (de una idea de Neal Adams) y Dick Dillin & Giordano; Let My People Live #260 (Enero 1973) Maggin y Bob Brown & Cockrum; Unhappy Birthday to You #263 (Abril 1973) Bates y Dillin & Frank McLaughlin; The Headband Warriors of Krypton #264 (Mayo 1973) Maggin y Cockrum; The Face on the Falling Star! #266 (Agosto 1973) Maggin y Dillin & Joe Giella; A Tale of Time and Tide #268 (Octubre 1973) Maggin y Dillin & Anderson; The Warriors of Lightning Valley #271 (Enero 1974) Maggin y Giordano; The Princess and the Glass Treeman #275 (Mayo 1974) Maggin y Swan & Giordano; The Magic Master of Krypton # 279 (Septiembre 1974) Bates y Swan & Tex Blaisdell; The Loneliest Man in the Universe #282 (Diciembre 1974) Martin Pasko y Ernie Chua; The Demon in Superboy’s Body #286 (Abril 1975) Pasko y Swan & Blaisdell; The Stranger (Superman Family #182) (Marzo/Abril 1977) Paul Kupperberg y Marshall Rogers & Frank Springer; The Mark of a Citizen #352 (Octubre 1980) Paul S Newman y Buckler & Giella; The Exile from Krypton #356 (Febrero 1981) Newman y Jose Delbo & Kim DeMulder; Day Into Night – Night into Day #360 (Junio 1981) Bob Rozakis y Alex Saviuk & Vince Colletta; …And Not a Drop to Drink #367 (Enero 1982) Pasko y Gil Kane; Last ‘Scoop’ On Krypton #375 (Septiembre 1982) Rozakis y Kane.
Se ve que Krypton se convirtió en una vía de escape para el género fantástico. Hay las típicas historias con moraleja (en muchos casos medioambiental) y una gran inventiva de escenarios, fauna, flora e inverosímiles costumbres. Algunos son grandes aciertos como ese interesantísimo “El hombre que engañó al tiempo” de un inspirado Cates y un apabullante (para variar) Kaluta, que recuerda a los mejores tiempos de la EC. Al igual que el último de ellos, “La última primicia de Krypton”, en el que Rozakis juega con lo que sabe el lector y Kane nos regala sus elegantes diseños e intachables anatomías. De hecho, tanto buenas como malas, muchas tienen un dibujo sublime como “Nace un nombre”, dibujada por un sorprendente Morrow que nos deja con la boca abierta. Otros son muy normalitos, como “La cara en la estrella fugaz” (de un desganado Maggin y un justito Dillin) o “El extraño”, el moralista tributo de unos novatos por aquel entonces, Kupperberg y Rogers.
¿Por qué acabo con esta última? Porque precisamente sería Kupperberg el encargado de la primera miniserie llamada Mundo de Krypton (Julio–Septiembre, 1979). De hecho, sería la primera miniserie lanzada en la historia de DC… ¡y del cómic americano! ahí llevas. Y lo curioso es que surge por una de cal y otra de arena. La parte mala es que la historia estaba escrita para ser publicada en Showcase, revivida por el propio Kupperberg con su renovada Doom Patrol, pero la cabecera fue cancelada al poco de (re-)empezar, dejándola colgada. La oportunidad vino de la mano de la película Superman, un exitazo a nivel mundial que condujo a la editorial a probar cualquier manera de aprovecharlo. Como la mini sobre el mundo del ahora famoso personaje estaba ya lista (aunque no coincidiera en nada con la cinematográfica) se decidió darle salida en ese novedoso formato.
Acompañado por un irreconocible Howard Chaykin, el guionista demuestra una de sus virtudes más características; el enciclopédico amor al universo DC. Claramente influenciado por su editor, al que admiraba en ese sentido, Bridwel (mano derecha del sempiterno Schwarth). Y es que ahora viene a cuento el ejercicio de recopilación de los complementos del Fabuloso Mundo de Krypton, pues Kupperberg los usa en una artesanal mezcla para contar la historia del padre de Superman, Jor-El. Por ejemplo, el primer episodio entreteje las tramas de “La locura del oro de Jor-El”, “Prisionero en el cielo” y “Matrimonio al estilo kryptoniano”. Amén de que lo sazona con vocabulario, métrica, biología e historia kryptionana escrupulosamente extraídos de la historia editorial de Superman. Pero es que en el segundo ya se suelta la melena y cose hechos contados en Adventure Comics o Superboy de toda la década de los 60 y hasta ese clasicazo viejuno en el que Superman viajaba al pasado y compartía algunos momentos de la vida de sus padres (el Superman 141 nombrado en el tercer párrafo, porque aquí no damos puntada sin hilo). Y ya en el tercero, apabullante festival friki en toda regla, rebuscando historias, personajes y sucesos de Action, Adventure, Superman, Superboy y hasta el último Fabulous World… Pese al abrumador intento de atar tanta continuidad, no resulta una lectura aburrida pues Kupperberg le imprime la necesaria tensión ante el inminente fatal destino del planeta.
Siento no comentar mucho más del dibujo, pero de verdad que es asombroso que el mismo autor que estaba rompiendo moldes en la misma época con Cody Starbuck dibuje con el mismo patrón del Boring o Swan más rancios. Suponemos que sale a relucir la apisonadora Schwartz, que imponía férreamente el estilo que él consideraba canon a toda la línea de Superman. Bajo su mandato, es probable que el entintado de Anderson y Frank Chiaramonte se encargara de aplastar el arte de Chaykin. O, haciendo alarde de pedantería, aunque Cody… es del 78 y World… del 79, recordemos que la serie se creó para el nuevo Showcase, del 77. Y quizá, sólo quizá, Chaykin aún estaba a un paso de su explosión creativa.
Pero para pedantería la de Bridwell, que, gracias al estreno en los cines de Superman II, recibe luz verde para darle una lección a su mejor alumno. Krypton Chronicles (Septiembre–Noviembre, 1981) fue la nueva serie limitada de tres números, la cual exploraba la genealogía de la familia biológica de Superman, la Casa de El. Aquí Schwartz no se anda con chiquitas y además de poner a su segundo al mando a los vetustos guiones, no cabe duda quien debe ser el encargado de los dibujos; un añejo Swan, acompañado de Chiaramonte y Carl Gafford a las tintas. Lo único con aspecto más modernito son las portadas de Ross Andru y Giordano, con eso creo que lo digo todo.
En fin, ni Bridwell tiene la capacidad de Kupperberg para hilvanar historias, ni la calidad de Swan estaba en su apogeo como para superar a un Chaykin incluso retocado. Por mucho que las historia tenga ese encanto de la Edad de Plata en cuanto a ofrecernos un viaje por la ciencia fición, las aventuras históricas y los conceptos más estrafalarios (la manera en la que Superman recupera las imágenes de la historia más antigua de Krypton en el tercer número es simplemente alucinante), las maneras para narrarla son tediosas incluso para el amante de los clásicos. Al menos, cabe destacar que la bibliotecaria capacidad de Bridwell queda demostrada por ofrecer un completo vocabulario Kryptoniano al final de cada número, el mapamundi del planeta en el segundo, y la completa genealogía de la familia El en el tercero. Delicatessen para fanáticos irredentos del hombre de acero.
Y por fin llegamos a la serie que conocen la mayoría de los lectores españoles, al ser la única editada en nuestro país, y en más de una ocasión; El Mundo de Krypton de John Byrne y Mike Mignola (Diciembre, 1987–Marzo, 1988). World of Krypton (Volumen 2) fue una serie limitada de cuatro números en la que el genio canadiense reinventa la historia del planeta tras el reinicio editorial de las Crisis. Aupado por el éxito de su nueva versión de Superman, a Byrne no le tiembla el pulso a la hora de reescribir el origen de la barbarie que ocasionó la destrucción del planeta condenado. No se puede negar que lo más meritorio de aquella etapa fue la creación de un mundo y un pasado sólidos para el hombre de acero, y el autor sigue en racha entregando una historia trufada de ideas (guerra civil, clones, sectas…) que posteriormente desarrollarían otros autores, dando aún más profundidad al personaje.
Rompemos con las series descritas hasta ahora, recopilando datos y anécdotas con más o menos fortuna, para inventar nuevos escenarios y personajes en un relato bien trabado. Y si Byrne puede pecar de una acusada linealidad en sus cómics, que en todo caso narra magistralmente con un sentido del ritmo envidiable, aquí encima se arriesga con saltos en el tiempo muy bien cosidos que dotan al conjunto de una carga extra de bienvenida complejidad. También ayuda un dibujo menos superheroico de haber sido el propio autor el encargado, pues Mignola, aún en sus inicios, resulta ser perfecto para retratar la magnificencia y trasnochada pomposidad de los paisajes Kryptonianos. Ayudado por Rick Bryant haciendo los acabados en los tres primeros números y Carlos Garzón entintando en el último, el dibujante ya demuestra que, si sus figuras son ciertamente particulares, lo que le definirá para siempre como maestro del medio son sus composiciones de página con apabullantes manchas de negro. Una gozada de serie.
Habrá que ver si la recién llegada, World of Krypton volumen 3 (Febrero–Julio, 2022) de Robert Venditti y Michael Avon Oeming, está a la altura de tremendo bagaje. Lo comentaremos en el próximo viaje al… ¡Mundo de Krypton!
ESTE MES CUMPLEN AÑOS…
Ramona Fradon – 2 de octubre de 1926 (cumple 95 años) Dibujante de Aquaman y co creadora de Metamorfo. Una de las pioneras del lápiz en una industria de hombres, supo hacerse con un sitio por méritos propios en los duros años 50. Desde 1908 y hasta su retiro , en 1995, se hizo cargo de las tiras de Brenda Starr. Sin embargo, no han sido pocos los trabajos realizados, más como ilustradora, que ha realizado ya entrado el siglo XXI.
Mike Carlin – 6 de octubre de 1958 (cumple 63 años) Fue el editor detrás del relanzamiento de Superman en los años 80 y coordinó la historia de La Muerte de Superman, aunque su carrera dentro dela industria empezó en 1974. No fue hasta 1986 que fichó por DC Comics, donde llegó a ejercer como editor ejecutivo entre los años 1996 y 2002 y desde 2011 es director creativo de la división de animación de Dc Entertainment.
Jim Starlin – 9 de octubre de 1949 (cumple 72 años) Guionistas de algunas sagas inolvidables de Batman, como Una Muerte en la Familia, la saga Las Diez Noches de la Bestia (historia en la que aparece el villano KGBestia) y la miniserie Batman The Cult, así como otra miniserie en la que presentó al personaje, Extraño y la miniserie Odisea Cósmica (que tan funestas consecuencias tuvo para John Stewart). También tiene en su curriculo en DC el haber sido co creador del villano Mongul (junto a Len Wein en 1980 en DC Comics Present #27) y firmar otra miniserie de índole cósmico, Gilgamesh II, que fue su último trabajo para DC en 1989.
Dan Abnett – 12 de octubre de 1965 (cumple 56 años) Uno de los escritores más prolíficos de la revista 2000 AD y que ha firmado diversos trabajos para DC. Uno de los primeros fue su trabajo con al Legión de Superhéroes, en al colección bajo el título Legión Lost, que daría paso a una serie regular de título, The Legion. En su trabajo en el noveno arte (Dan Abnett, es un prolífico novelista de las saga Warhammer 40.000) colabora de forma habitual con Andy Lanning, siendo conocidos en al industria como el duo DnA. En 2008 se encargó del relanzamiento dela serie The Authority. Su trabajo más extenso y regular en DC ha sido con el personaje de Aquaman, sustituyendo a Geoff Johns durante los Nuevos 52 y siendo el encargado de llevar la serie cuando llegó Renacimiento durante 40 entregas.
Jan Duursema – 27 de octubre 1954 (cumple 67 años) En 1980 comenzó a colaborar en Dc en la serie del Sargento Rock, para en el Warlord #55, co crear, junto a Paul Kupperberg, al mago Arion en 1982. A raíz de esto, en 1983, se lanzó al mercado una serie regular del personaje, con dibujos de Duursema, titulada, Arion: Señor de Atlantis, editada en España por Zinco en sus primera etapa como valedora de los derechos de DC en nuestro país. En febrero de 1982 colabora en el especial del 50 aniversario de Wonder Woman y fue en 1992 años que también dibujo historias de la serie licenciada de TSR, Dragones y Mazmorras, así como colaboraciones esporádicas en series como Hawkworld y en la miniserie Dc Challenge de 1986. A partir de ese año, su grueso de producción ha estado ligada a Marvel y la franquicia de Star Wars.
ESTE MES ES EL ANIVERSARIO DE… DEMON
DEMON – EL INFIERNO ES LA TIERRA
50 años cumple Etrigan, el “simpático” demonio de ojos rojos y siniestros. Como tantos personajes con autoría de Jack Kirby, un ser de difícil clasificación, ambiguo, excesivo, ridículo, esperpéntico, salvaje, cómico, trágico y, sobre todo, interesante. Inspirado en una viñeta de Príncipe valiente, tiene cierta enjundia su creación.
Sin haber ni mucho menos cultivado el terror en su excelsa carrera, se vio forzado por la editorial a crear un personaje de las características propias del género. Por supuesto, a su manera, a través de sus diálogos e intervenciones, con resonancias a Shakespeare y el teatro británico clásico. Curiosamente y a diferencia de muchas otras propuestas de la época, como las que dio al Cuarto Mundo, esta tuvo mejor acogida.
Suficiente como para que se mantuviera en el titulo dieciséis números, recopilados por ECC bajo el sello DC Icons. Hay de todo en esta etapa, como suele ser visto en un tebeo del maestro. Acción desenfadada, rostros deformados y rotos por la locura, actos deleznables y héroes que no parecen serlo.
Todo intento posterior de renovar o relanzar al personaje ha sido estéril. Ya desde los años ochenta y pasando por los Nuevos 52, nadie ha parecido encontrar el camino con Etrigan, sino a través de un papel secundario que, no obstante, sí que sirve y bien al personaje. Debido a sus condiciones particulares, este espacio más reducido ha hecho que podamos disfrutarlo de algunos de los más grandes tebeos de la editorial.
Sandman de Neil Gaiman y La Cosa del Pantano de Alan Moore marcan el camino de una colección de apariciones que hacen que el personaje vaya atrayendo una categoría de culto. No lo suficiente famoso como para estar siempre en el centro de la editorial, ni siquiera como para tener colección propia, pero sí como para colarse en el listado de personajes fetiche de los aficionados más acérrimos.
Si tenemos un par de tebeos entre notable y sobresaliente con el personaje. La propia de Matt Wagner y la guionizada por Garth Ennis. Como toda obra de este último, habla más de sí mismo que del propio personaje (siendo esto algo bueno cuando hablamos del bueno de Garth).
Este mes de celebración, se edita El infierno es la tierra, una miniserie de 2018, obra de Andrew Constant y Brad Walker. Apenas seis capítulos que sirven para dar un impulso al personaje y devolverle un papel protagónico.
Si bien le falta garra y violencia, y se eche en falta un poco más de interés en la construcción de secundarios y situaciones, es una obra aceptable para el seguidor deceíta, ávido de historias protagonizadas por los personajes que quedan siempre fuera de los límites del sistema construido alrededor de murciélagos y familiares.
Pueril en cuanto a los misterios y las amenazas, que parecen de otro tiempo, pero un tebeo funcional, que ofrece un trato amable al lector y le regala un rato agradable en compañía de los demonios. Un dibujo sucio y desagradable, que remarca el conflicto de personalidad que define al protagonista, bajo una existencia dolorosa, de engaños y empapada en excesos para conciliar el sueño.
Feliz cumpleaños, Etrigan. Feliz sea la celebración, que acompaña tu canción.
LA MUERTE DE SUPERMAN – ROGER STERN
Los superhéroes son un fenómeno originalmente comiquero. Están y han estado presentes en otros medios. Actualmente se da el fenómeno de fans de los superhéroes como género audiovisual. Pero este medio no olvida la herencia de los tebeos. A fin de cuentas se trata de versiones de personajes que tienen miles de páginas de bagaje, su imagen, sus características, su personalidad vienen dadas por las posibilidades que ofrecen los cómics.
Una de las gracias de las series y películas es ver una versión diferente de los personajes, cómo son en carne y hueso, cómo se mueven y qué voz tienen.
Algo parecido ocurre con las novelas. Leer ficción superheroica en un libro es una experiencia diferente, una aproximación a los personajes peculiar. Es mucho más subjetivo y personal. El lector disfruta de su propia versión de los héroes, villanos y escenarios. La novela permite al fan proyectar, llenar los huecos y poner de su parte al imaginar e interpretar lo que está leyendo. Es todo lo contrario que la versión audiovisual.
Se trata de una experiencia única, recomendable, íntima e intransferible.
En el caso que nos ocupa se trata de la novelización casi exacta a unos cómics que ya hemos leído. No es que esté basada en La Muerte de Superman., es que se trata de la misma historia, las mismas acciones, los mismos personajes, los mismos enfoques y casi casi los mismos diálogos.
La experiencia es curiosa y agradable pero puede hacerse repetitiva. No hay sorpresas, solo la curiosidad de releerlo de una manera diferente.
Este libro es un hito ya que en España nos han llegado muy pocas novelas protagonizadas por superhéroes. En este caso además, el autor es uno de los guionistas que formó equipo para desarrollar una de las mejores etapas de Superman, la etapa post-Byrne, y que en definitiva desembocó en la muerte del héroe.
La novela se estructura en tres partes: el duelo contra Doomsday, el funeral de Superman y el Reinado de los superhéroes que nos lleva en el regreso del hijo de Kryptón.
Si bien se trata de una lectura ágil en la que predomina la narración de la acción y los diálogos, en detrimento de las descripciones, sufre el lastre de saber lo que ocurrirá, lo que le quita emoción y da una sensación de ser demasiado larga, no en vano tiene una longitud que supera las quinientas páginas.
La Muerte de Superman es un cómic capital en la trayectoria del personaje y de gran importancia en el género de los superhéroes, por ello supone una curiosidad y una delicia leer a alguno de los secundarios. Superman es más o menos inamovible, pero tenemos al hijo de Lex como villano, una Supergirl dubitativa, la presencia de Guardian, Wally West en su versión JLE o la versión más bocazas de Guy Gardner por poner unos ejemplos. A pesar de su carácter icónico y referencial, esta novela también es hija desu época y está llena de detalles que harán las delicias del fan deceíta.
Uno de los aspectos más temibles cuando nuestros personajes pasan a otro medio es la traducción, se traducirán bien los nombres, se respetaran las referencias… en este caso estamos de suerte, la traductora Gemma Moral o se trata de una gran aficionada al género o realiza una labor profesional exquisita, ya que da la sensación de que el traslado de la novela al castellano lo ha realizado una persona que conoce perfectamente a Superman.
Se trata en definitiva de una joya curiosa, que se puede leer como curiosidad o por puro placer. Aguanta bien el paso de los años y permite ver a los personajes que tan bien conocemos en una versión diferente y más personal.
NIGHTWING: AÑO UNO DE CHUCK DIXON Y SCOTT McDANIEL
Dick Grayson dio un paso de gigante en su carrera editorial con Marv Wolfman y George Pérez en la mítica serie que aunaba los sidekicks de la editorial, de vital importancia para el legado, tan determinante en DC Comics. Robin dejaba el manto de compañero para adquirir identidad propia en 1984, de las páginas de Tales of the Teen Titans #44 nacía Nightwing. No será hasta 1995 cuando el personaje obtenga su primera miniserie, convertida en el primer volumen del héroe, escrita por Dennis O’Neil y dibujada por Greg Land, con nuevo uniforme incluido, a medio camino entre el original y el actual, con grandes y destacados detalles dorados. El éxito obtenido condujo hacia la primera serie regular del personaje, la etapa que todos los seguidores del primer chico maravilla recuerdan, a cargo de Chuck Dixon y Scott McDaniel.
Cabría esperar que este Año Uno se tratara de un inicio de colección o un especial, pero está integrado como el arco argumental que va desde el Nightwing #101 al #106 del volumen 2. Una decisión entendible que venía a entregar un poco de la luz y el optimismo natural del personaje a la serie, Nightwing pasaba por uno de los momentos más oscuros de toda su historia.
El número 100, titulado The Ride´s Over, muestra a Dick angustiado por su inacción en la muerte de Blockbuster (Nightwing #93) entregándose a la policía con la intención de ingresar en prisión, pero Amy Rohrbach no se lo permite. No corre la misma suerte Tarántula, artífice del asesinato, que correrá con toda la culpa, a la que Dick ha obligado a entregarse junto a él, rompiendo todos sus lazos. Tarántula es Catalina Flores (personaje recurrente de la etapa) enmascarada inspirada por John Law, el escritor convertido en el superhéroe llamado Tarántula, miembro del All-Star Squadron. Law es otro habitual de la colección (vive en el mismo edificio que Grayson) que sufre una trágica muerte en el Nightwing #89. Como curiosidad, en sus primeras páginas (nace en Star-Splanged Comics #1 de 1941) fue llamado en alguna ocasión Spider Man, más de dos décadas antes del personaje de Marvel. Esta Tarántula es una mujer de métodos expeditivos, ex del FBI, capaz de manipular a nuestro héroe hasta provocar una ruptura con Babs. Es la protagonista del suceso más controvertido en la historia editorial de Nightwing, obviado por DC, en el último cajón de los sucesos que no convienen recordar.
Ante tal sucesión de acontecimientos, que además suponen un relativo final, se presenta la oportunidad en la colección de contar el año uno del personaje, con el regreso de los autores definitorios de su etapa como Ave Nocturna.
Dixon es un autor imprescindible en la batfamilia de los años 90, escribiendo en Knightfall, Robin, Birds of Prey o, por supuesto, Nightwing. El guionista ya ha trabajado en este tipo de cómics, el año uno de Robin y Batgirl llevan su firma, en compañía de Scott Beatty, autor ligado a enciclopedias sobre el mundo del cómic (Enciclopedia de DC Comics, The DC Comics Action Figure Archive). Ambos repiten colaboración en esta ocasión, incidiendo en la difícil relación del joven con su mentor.
McDaniel ya había destacado en Marvel dibujando Daredevil, pero es esta serie la que le consagra como un autor hot (como se denominaban en la época) llevándole a dibujar Batman o Green Arrow y a contar con una extensa carrera en la editorial y en el mundo del cómic. La perspectiva y la fluidez de la que hace gala con el acróbata dotan a la serie de un dinamismo particular, rasgo identificativo de la colección, repitiendo esfuerzos para este arco argumental tan especial.
Sin duda, estamos frente a los autores más indicados para la realización de este cómic. Tan solo es discutible tal afirmación si sus creadores, Wolfman y Pérez, hubieran competido por la realización del tebeo.
En Año Uno se pone de manifiesto la difícil relación entre Dick y Bruce, al igual que en el run de sus autores, hábiles en la tarea de otorgar veracidad a la difícil separación. El monólogo interior de Nightwing va dirigido enteramente a su padre adoptivo, con reproches y lamentos, pero de una actitud más conciliadora que en otras ocasiones y con un cariño palpable.
Superman no podía faltar, la relación con el discípulo de Batman siempre ha sido especial. Aparecerá ejerciendo de sí mismo e inspirando al joven.
“Muchos siglos antes de que yo naciera, en mi planeta natal, había un héroe. A él también lo expulsaron de su familia…le llamaban Nightwing”.
Dick vuelve a su casa, el circo, allí encuentra a Deadman, otro circense DCíta. El protouniforme que utiliza (una malla de acróbata) está basado en el del hombre muerto, a su vez inspirado por el de Johnny Grayson, el ángel sin alas. Como no podía ser de otra forma, Batgirl se deja ver como eterno apoyo del protagonista, presente para guiarle en sus deliberaciones.
Momentáneamente a cargo de Robin, Grayson ocupa la posición de su mentor, entendiendo mejor su comportamiento al vivirlo en sus propias carnes, al tiempo que se ve reflejado en el joven aprendiz. De haber contado con una mayor atención, Jason Todd podría compartir el año uno. Con el hermano mayor robándole todo el protagonismo, podríamos hablar de un “día uno” para el engreído ladrón de ruedas. Alfred, los Titanes, o enemigos habituales de Gotham, también están presentes en el nuevo principio de uno de los personajes más queridos de la editorial.
Nightwing: Año Uno resulta un buen origen para la nueva identidad de Dick Grayson. La transición de petirrojo a ave nocturna cuenta con importantísimos autores del personaje, que imprimen la misma acertada voz y el mismo dinamismo que en su alabada serie regular. Esta publicación supone una buena oportunidad para el aficionado español de acceder a su trabajo, ante la dificultad de adquirir la etapa completa.
(D y C):
Ram V (Swamp Thing, Catwoman: Vuelve a casa gata callejera) y Christian Ward (Invisible Kingdom, ODY-C) aportan una aproximación original a los mitos de Aquaman. A falta de que en USA se publique el tercer tomo, podemos aventurar que nos encontramos ante un nuevo clásico y una nueva obra de referencia del personaje.
La amenaza de Andrómeda (Robert Wise, 1971) es la principal influencia de Ram V a la hora de escribir el guion. De la película (y de la novela original de Michael Crichton), el guionista estrella de la actualidad sintetiza con eficacia una sensación de extrañeza casi onírica. Una sensación plasmada de forma magistral con el dibujo fuera de serie de Ward y con su uso diríase psicodélico del color.
Ram V es el guionista con más proyección de la actualidad. Hasta el momento no se le conoce cómic malo. Aquí firma un cómic divertido, intrigante, misterioso, muy bien dibujado. Fácilmente, una de las mejores obras de la amplia bibliografía del personaje.
Si solo puedes permitirte un tebeo DC este mes, que sea este. Una obra para el recuerdo.
(D):
Si no sois habituales lectores del universo Marvel os va a parecer increíble lo que vais a leer en esta serie, y es que Chip Zdarsky, guionista de esta miniserie de diez números viene haciendo un trabajo soberbio en Marvel Comics desde hace varios años con un buen número de registros diferentes; la comedia basada en un guión sólido y sorprendente en Peter Parker Spider-Man, el sentimiento de familia y añoranza en Marvel Two in one La cosa y la antorcha humana, o el regreso del mejor género noir en Daredevil desde Brian Michael Bendis y anteriormente Frank Miller.
Para este segundo proyecto en DC Comics, recordad que Chip Zdarsky viene de escribir una interesante miniserie con la Liga de la Justicia como protagonista, ha escogido nada más y nada menos que a Batman y ha anclado su historia y la complicada adolescencia de Bruce Wayne tras la muerte de sus padres. Llevando a cabo una interesantísima inmersión en estos tumultuosos años en los que Bruce tuvo que aprender que la ira sólo le iba a llevar al camino oscuro, que sus actos no buscaban justicia sino venganza y que o comenzaba a construir su yo del mañana o no quedaría nada de él por lo que valiese la pena luchar.
Podríamos decir sin rubor que si Batman Año uno sirve de génesis del héroe, esta miniserie, o al menos lo que promete con la primera entrega sienta las bases de lo que se debería considerar el Año uno del Bruce Wayne que pasa de conflictivo adolescente a maduro justiciero. Y esto lo consigue a base de escenas bien hilvanadas en las que personajes secundarios como Alfred o un interés romántico poco a poco van enderezando ese camino que corría un riesgo innecesario de quebrarse.
Acompañando a Chip Zdarsky tenemos al dibujante Carmine Di Giandomenico, una debilidad personal desde que le descubrí en El testamento de Magneto, desde entonces no ha parado de crecer. Su trazo tan peculiar, su signo de identidad se mantiene pero en este proyecto se le nota especialmente maduro o ofrece algunas escenas en las que es imposible que el lector no caiga rendido ante su belleza o todo lo que transmite con ellas. El color de Ivan Pláscencia, habitual colorista de Greg Capullo consigue darle la atmósfera adecuada a cada momento enalteciendo aun más si cabe el trabajo de Di Giandomenico y por ende la historia de Zdarsky.
A poco que cumpla en las nueve entregas restantes lo que promete en este número debut estaremos ante un proyecto histórico y que a buen seguro marcará futuros acercamientos al tratamiento de esta etapa de la vida del joven Bruce Wayne. Por todo ello, estamos sin duda ante una de las miniseries más interesantes del presente año.
Y LA ENCUESTA FINAL…
Y hasta aquí el nuevo Magazine DC. Pero antes de despedirnos hasta el mes que viene, os dejamos una breve encuesta donde dejar constancia de vuestro parecer respecto a la renovación de la sección. Por supuesto, en los comentarios hay vía libre para realizar cualquier apunte. Nos vemos en 30 días.
Mucho más atractivo visualmente.
Gracias!
Gracias a ti por leernos!
Currada de la nueva sección, lo estoy leyendo poco apoco
Gracias hammanu! vuestros comentarios nos dan mucho ánimo. Y si son críticas (constructivas) tb serán bien recibidas! Animaros!
El nuevo formato es mas placentero a la vista e invita a leer Enrique, yo veo una gran mejoría en esta sección. Aparte de la currada con los datos de las historias ambientadas en Krypton que da una visión muy completa de estas tanto pre-Crisis como posteriores
Oleee!
Pedazo currada os habeis pegado!
Quitando una obra maestra («Kingdom Come»), y un pequeño grupo de obras, Waid en general se me hace aburrido y soso.
Venga, alguien tenia que decirlo!
Y el primer numero de «Tiempo muerto» de King me ha convencido. Eso si, le falta garra alndibujo. Algo mas setentero, mas sucio, mas aspero, le habria sentado mejor. Este Acertijo si que si. El de «La guerra de…» no, por favor.
Os sigo leyendo, eh? Voy por World of Krypton! xD
Avisa si descifras el mensaje en clave de la CIA que escribió Tom King ahí.
Gracias Drury! Q tal la lectura? 😉
Sobre la anotación de que no se le conoce cómic malo a Ram V, me duele informar que sí lo tiene: Brigands. Honestamente hasta sorprende que el mismo V que escribió Blue in Green, Laila Starr o su Cosa del Pantano haya escrito ese cómic. Y el dibujo era peor que el guión.