INTRODUCCIÓN
Los meses pasan casi sin darnos cuenta de ello, tan rápido que parece que fue ayer cuando publicamos el Magazine DC de junio. Pero julio ya lo tenemos encima y hoy, 4 de julio, lanzamos un Magazine DC muy centrado en la figura del conocido como el Gran Queso Rojo, el gran rival de Superman en los años 40 y que gozó de un éxito sin precedentes, superando en muchas ocasiones al propio Hombre de Acero.
Y es que no es para menos, porque llega a nuestro país la miniserie de Black Adam, escrita por Priest, haciéndose cargo de este personaje tan ambivalente, al tiempo que también se publica la miniserie dedicada a Mary Marvel, miembro de la Familia Marvel, de la que hablaremos en este mismo Magazine. Pero eso no todo, porque dentro del coleccionable de Universo DC se ha publicado recientemente material inédito del bueno de Shazam, con parte del trabajo de Don Newton y por tanto le hacemos hueco en la sección de clásicos y aniversarios, por cumplir ya 45 años dicha publicación en USA.
Y hay más novedades, aniversarios y un interesante enfrentamiento alrededor de una fórmula editorial controvertida pero también añorada. Rescatamos todo esto y mucho más en un Magazine DC que ya viene cargado de calor, aroma a crema y que nos recuerda que las vacaciones están cada vez más cerca.
TITULARES
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Series contendor: ¿A favor o en contra?
A favor
DC es la casa de las series contenedor. No podemos evitar pensar en el comienzo de la editorial gracias a Detective Comics, pero también la otra marca de la casa Action Comics. Además de otras series que fueron clásicas como Adventure Comics o la vetusta Comics Cavalcade.
Cierto que todas se fueron concentrando en un personaje específico, como le terminaría pasando a muchas colecciones de la vecina Marvel. Sin embargo, en la DC de la Edad de Plata se siguió explotando este apartado de diversas maneras. Como olvidar la legendaria Showcase (le dimos un mini-homenaje hace poco) o la no menos mítica The Brave and the Bold (os la recordamos hace nada).
Posteriormente tenemos la setentera DC Comics Presents, el experimento 1st Issue Special (recordada ahora gracias a Danger Street, tal como os contamos aquí), o cuando Action Comics se hizo semanal añadiéndole la obvia coletilla de Weekly (algo os dijimos por aquí).
A esta larga tradición se unió una de las más queridas editoriales con los derechos de DC en España, Ediciones Zinco. Imposible no recordar sus tres cabeceras contenedor Clásicos DC, Universo DC y DC Premiere.
Pero no se trata aquí de hacer un recordatorio, si no de contrastar opiniones sobre su validez o la falta de ella. Pero creo que con la introducción queda claro mi total apoyo a dicho formato.
Las series contenedor son el mejor escenario para presentar antiguos, reformados o totalmente nuevos personajes, el perfecto trampolín para autores nóveles o más veteranos pero en momentos más creativos, o el más equipado laboratorio para probar ideas realmente innovadoras.
Actualmente nos encontramos en una época de esclavitud creativa provocada tanto por las editoriales, dispuestas a explotar hasta el último centavo de contadas gallinas (tengan orejas de murciélago o capas rojas), como por los propios lectores ¡ojo!
Efectivamente somos nosotros mismos los que desdeñamos una serie de personajes o, Infantino nos guarde, autores variados, que tanto desentonaría en nuestra librería o tanto daño podría hacer en nuestros perfectamente definidos gustos.
Sigamos así pues, con nuestros magníficos tomos de personajes, sagas, o autores establecidos, hasta que matemos la propia industria que los vio nacer.
En contra
¿Ha terminado ya el viejuno de turno? Bla bla bla como molan los clásicos, bla bla bla ¡el apocalipsis va a llegaaaarrrr!
Seamos sinceros, ¿Quién compra grapas hoy en día? Aún más y tal como van los precios y el mercado ¿Quién no comprará digital en el futuro? Ante tal escenario, ¿Qué sentido tiene una serie que concentre diversas y distintas aventuras y/o autores por número?
Vivimos en un momento en el que los autores noveles se pueden hacer oír ante una audiencia enorme gracias a internet. Existen incontables ejemplos de webcómics que han triunfado gracias al talento, constancia y en muchos casos el humor de sus creadores.
Estos experimentos sí que son un perfecto CV para una editorial como DC, en constante búsqueda de nuevos dibujantes o guionistas de éxito.
Y en cuanto a los nuevos personajes, los mismos autores mencionan en sus entrevistas como utilizan la plataforma de los protagonistas estrella para hacer sus nuevos héroes perdurables. Algo que sería imposible de presentarlos en una serie sin seguidores ni tirón.
Por supuesto que le debemos mucho a las series contenedor del PASADO. Era el momento para ello debido a la popularidad del formato grapa, las increíbles cifras de ventas y el contacto con el aficionado, cuyas reacciones en ventas y correos guiaban el potencial éxito de una prueba.
Pero los tiempos han cambiado, las grapas caen en picado, las cifras de ventas son paupérrimas y las voces de los fans se han centuplicado… pero principalmente para criticar.
Así que dejémonos de collages y apoyemos nuevas tecnologías y verdaderas innovaciones editoriales, más que los cantos de sirenas ajadas, que ya tuvieron su momento de gloria.
Christopher Priest, cuyo nombre real es James Owsley, nació el 30 de junio de 1961 en Queens, Nueva York
Priest comenzó su carrera en la industria del cómic a principios de los ochenta. Empezó en Marvel Comics, donde fue contratado como editor asistente y luego como editor de la serie de cómics Power Man and Iron Fist. Compaginó esta labor escribiendo guiones para títulos como Falcon y The Amazing Spider-Man.
Su primer éxito fue la serie The Falcon and the Winter Soldier ya que le dio cierto reconocimiento. El cómic (1983) exploraba temas raciales y políticos algo que ha caracterizado el trabajo posterior del guionista.
En 1988, Priest escribió una de las mejores etapas de Pantera Negra. Estuvo cuatro años como guionista del personaje. Su enfoque en el personaje de T’Challa, el rey de Wakanda, fue revolucionario, ya que profundizó en temas políticos y sociales, enfoque con el que se adelantó a su tiempo..
En DC estuvo una primera etapa en Deathstroke (1991-1996) donde revolucionó al personaje, desarrollando tramas complejas y profundizando en la psicología del mercenario y asesino Posteriormente, en 2016, regresó para escribir una nueva serie de Deathstroke donde escribió la mejor etapa del personaje en cincuenta números que definieron al enemigo de los Titanes. Además en esa etapa cristalizó su estilo contundente y sincopado con técnicas narrativas novedosas con saltos en el tiempo.
En los noventa también escribió una miniserie de cuatro números The Ray, donde explicó las aventuras de Ray Terrill y trató temas relacionados con la identidad y el legado.
No podía faltar su relación con Shaquill… con . Steel entre 1994 y 1998, donde ubicó al gigantón de acero como un pilar del universo DC.
Fuera de DC, también fue guionista de Quantum and Woody (Valiant Comics, 1997-1998): una historia de superhéroes cómica que trata las aventuras de dos hermanos adoptivos que obtienen superpoderes. La etapa de Priest en esta colección se caracterizó por su humor irreverente y su estilo narrativo original.
Volvió a Marvel para una breve etapa en Deadpool (1997) donde escribió un arco argumental de la serie principal.
En 1998, Priest dejó temporalmente la industria del cómic para trabajar en otros medios, como la televisión y la novela. Sin embargo, regresó al mundo de los cómics en 2014 y continuó escribiendo para diversas editoriales.
De regreso a DC escribió la Liga de la Justicia (2016-2018). El guionista asumió el reto y superó con creces la exigencia de una etapa en una franquicia histórica. Volvió a tratar temas políticos y la complejidad de un equipo de seres superpoderosos.
En la actualidad está escribiendo la miniserie de Black Adam. Una colección con su propia personalidad ya que el personaje acababa de estrenar película y no se le escapa a nadie su intención de ser un producto adyacente.
Además es el guionista de Superman Lost, una epopeya del primer superhéroe en la que se pasa veinte años vagando por el espacio mientras que para la Tierra apenas han pasado horas. Una historia de ciencia ficción sobre la soledad y el desarraigo.
Priest destaca como guionista por su capacidad para sintetizar conceptos, por su estilo narrativo propio, sus diálogos afilados y la facilidad para dibujar personajes en con una gran economía de medios.
Se trata de uno de los mejores guionistas de DC en la actualidad, aunque su nombre no sea tan reconocible como otros, sus obras son garantía de calidad.
Los poderes de generación de hielo, bien desde algún artefacto mecánico o bien directamente mediante crioquinesis es algo bastante extendido en el Universo DC. No hace falta pensar mucho para en seguida acudan a la cabeza el nombre de Icicle, Killer Frost, Mr. Freeze, el Capitán Frio, Polar… y por supuesto nuestra protagonista de este mes, Hielo, anteriormente conocida como Ice Maiden.
La razón para incluirla este mes no es otro que el protagonismo que está teniendo dentro de la maxiserie de Tom King, Blanco Humano, y que hacen necesario hacer foco en un personaje que se ha ganado el afecto de los aficionados con los años.
Tora Olafsdotter, nombre real de Hielo, operó durante un tiempo dentro de la organización conocida como los Guardianes Globales, un grupo de heroínas y héroes de distintas nacionalidades entre los que se podían encontrar a Sol Naciente, Tuatara, Jack O´Lantern, el Demonio de Tasmania, Impala, Godiva, … y Tora, que operaba con el nombre de Ice Maiden, siendo la representante de noruega, muy amiga de su compañera de Brasil, Fuego.
Los Guardianes Globales aparecieron en la serie de Super Friends #7-9, pero no aparecieron como grupo y fueron presentados como tal, hasta 1982, en DC Comics Present #46, lo que se considera como su primera aparición canónica dentro el Universo DC. Fue tras Crisis cuando el Dr. Mist informó que el grupo operaba dentro de la organización internacional denominada La Cúpula, con actividad planetaria, con sede en Paris, y financiación de la ONU. Un estatus que perdió con la incursión de la nueva Liga de la Justicia, que llevó a la disolución del grupo, lo que motivó a que sus miembros se dispersaran regresando a sus países, mientras que otros pasaron a engrosar las filas de la nueva Liga de la Justicia.
Dos de los miembros que pasaron a operar con la Liga fueron precisamente Tora y Beatriz, Hielo y Fuego, que formaron parte de un variopinto grupo, mítico a nivel editorial y dentro del Universo DC, con compañeros como Big Barda, Mr. Milagro, Shazam, Canario Negro (aunque fue a su dimisión cuando Hielo pudo entrar), Blue Bettle, Booster Gold, Batman, Guy Gardner, Dra. Luz, Dr. Fate, Rocket Red 7 y el Detective Marciano, en primera instancia. Un equipo peculiar, una alineación carente de los grandes pesos pesados de DC, pero cuya particularidad era la irreverente y caótica que podían resultar sus interacciones.
La serie, escita por J.M DeMatteis y Keith Giffen, con dibujos de Kevin Maguire, no se limitó a centrar su atención en el humor y la acción, sino que hizo foco en las relaciones personales entre sus miembros y su caracterización, logrando que algunos de sus protagonistas crecieron de manera exponencial en profundidad y valor. Dos de esos personajes fueron Fuego y sobre todo Tora, que fue perfilándose como un personaje de extraordinaria sensibilidad, poderes considerables, capaz de mostrar compasión por todos sus semejantes, incluido el propio Guy Gardner, en una de sus épocas más odiosas. Tal fue su caracterización que se llegó a jugar con una posible relación entre ambos, compleja y difícil, pero real de alguna forma. <
Tora, es una metahumana con poderes heredados por ser romanifolket y cuyo abuelo fundó una secta conocida bajo el nombre de Is Bygd. Sus padres la mantuvieron siempre escondida, para que su abuelo no lograra encontrarla, controlando sus poderes y sus emociones, algo que funcionó a medias, pues su abuelo logró localizarla y durante el enfrentamiento Tora contratacó matando a varios miembros de la secta y a su propio padre. Esto llevó a Tora a desarrollar un trastorno disociativo que, unido a su educación emocional, podría ser la causa de la personalidad tímida de Tora con los que la rodean.
Tora murió. Si, ocurrió cuando Overmaster la controló al regreso a su reino y acabó falleciendo, manifestando antes poderes aumentados, dejando un enorme vacío en la vida de Guy. Morir no significa que no se pueda seguir usando a un personaje y en varias historias se aparecía como fantasma, siendo la más emotiva de todas, la que se narra en No puedo creer que sean la Liga de la Justicia, en la que la Liga acaba en el infierno y descubre que Tora está condenada y que solo podrá acompañarlos si nadie la mira durante la ascensión…
El personaje entró en un bucle de apariciones esporádicas, dentro de eventos como La Noche Más Oscura y en el Día Más Brillante que acabó en con vuelta oficial y se embarcó en la búsqueda de Maxwell Lord en la serie Generación Perdida.
Fue en los Nuevos 52 donde formó parte de nuevo de la Liga de la Justicia Internacional de la ONU, donde se le perdió la pista y no se la había vuelto a ver hasta su aparición en la maxiserie de Blanco Humano escrita por King en la que es coprotagonista de la historia.
Tora es un personaje entrañable, poderoso, interesante, que funciona a la perfección en conjunción con Beatriz, Fuego, como se va a poder ver en breve en su nueva serie. Su relación con Fuego es similar, pero la vez totalmente distinta a la que tienen Booster y Beetle, pero si algo la caracteriza es el enorme valor que tiene su amistad a prueba del tiempo e incluso la propia muerte.
ENCUESTA HIELO
Y ha llegado la hora de la verdad…
NORTHLANDERS
¿Te fascinan Vikings y Juego de Tronos? Entonces tienes que hacerte con este cómic.
Aunque ahora se encuentre enfangado en las procelosas aguas de la cancelación, Brian Wood (DMZ, Demo, Conan, Local) fue en su momento reconocido como uno de los mejores guionistas de comienzos de siglo. Northlanders es su mejor obra.
La cultura vikinga ha fascinado la imaginación de cualquier gran creador de mundos que se precie de serlo, desde Tolkien hasta Martin, pasando por Gaiman, Kirby, Simonson o el propio Wood. Pero se da la circunstancia de que los vikingos son más interesantes en la realidad histórica que en el mito.
Los vikingos (un término genérico que agrupa a pueblos nórdicos procedentes del norte de Europa: daneses, islandeses, finlandeses, rus y normandos, entre otros) no fueron en realidad más que una pieza en el gigantesco puzle feudal de la edad de hierro del medievo (el período más oscuro de la Edad Media, comprendido entre los siglos IX y X d.C). Junto con los magiares, eslavos y árabes, los vikingos protagonizaron la segunda migración masiva de la época medieval, pero no fueron más (o menos) sangrientos, salvajes o bárbaros que estos. De hecho, el pueblo llano nórdico no se diferenciaba sustancialmente del campesino europeo promedio.
Parte (aunque no toda) de su ferocidad es materia de leyenda. Dicho de otro modo, el casco con cuernos es propaganda cristiana. Los vikingos eran guerreros, sí, pero también excelentes agricultores y marinos.
Entonces, ¿de dónde viene la leyenda? ¿Por qué nos fascinan tanto?
Sin duda, podría citarse aquí a Wagner o a Kirk Douglas como responsables en la construcción del mito. Pero creo que entran en juego otro tipo de circunstancias. Es cierto que el campesino vikingo y el campesino europeo se diferenciaban poco, pero las diferencias eran muy importantes.
La religión, por ejemplo, aunque estoy convencido de que la fascinación por ese elemento concreto de su cultura dice más sobre los occidentales contemporáneos que sobre los vikingos.
La mentalidad vikinga glorificaba el arrojo y el valor, la muerte y la tragedia. Sus leyendas, con el Ragnarök como ejemplo paradigmático, aunque no único, insistían en la importancia del sacrificio frente al poder de las fuerzas naturales, frente al inmisericorde eterno retorno.
La referencia a Nietzsche no es gratuita. La mentalidad cristina valoraba la humildad, el trabajo y la sumisión frente al poder. Aspectos de la vida contra los que Nietzsche (y Wagner antes que él) se rebeló hasta las últimas consecuencias, influenciando a generaciones de imaginautas que buscarían escribir sus propias leyendas nórdicas, siendo, posiblemente, El Señor de los Anillos el ejemplo más logrado.
Si tuviéramos que buscar un símil, no encontraríamos nada parecido a la cultura nórdica antigua, excepto quizás las sociedades aqueas de la Grecia arcaica. Pero, por su propia idiosincrasia, un tipo de sociedad construida sobre unos cimientos tan volátiles estaba condenada a desaparecer frente al empuje de una civilización más organizada. Y los vikingos no serían los únicos (ni siquiera los primeros) en ser borrados del mapa. El cristianismo, aunque en principio ajeno a lo material, llevaba dentro de si las semillas del capitalismo moderno.
Un aspecto de la historia que Brian Wood relata con maestría en esta especie de western crepuscular protagonizado por vikingos, un pueblo consciente, como los personajes de Tolkien, de que todo está condenado a desaparecer.
Solo queda, entonces, afrontar con bravura el final.
Eso, y no otra cosa, significaba entrar en el Valhalla, y creo que por eso nos fascinan tanto esos nórdicos salvajes.
La idea inicial de los jefes de DC/Vertigo para esta serie consistía en relanzar The Viking Prince (uno más de los grandes personajes del tándem Kanigher/Kubert), pero Brian Wood quiso ir más allá. Su deseo consistía en componer un fresco de toda la era vikinga a través de cinco arcos argumentales independientes. En su ayuda llegarían dibujantes de la talla de Riccardo Burchielli, Dean Ormston, Leandro Fernández, Fiona Staples o Massimo Carnevale.
Pero por Odín que ya he dicho demasiado.
En el 980 d.C, Sven decide regresar a su hogar en las islas Orcadas. Es entonces cuando…
LA NUEVA CAMPEONA DE SHAZAM
Mary Marvel es un personaje con una larga historia editorial a sus espaldas. Su creación se remonta a 1942, en Captain Marvel Adventures #18, por Otto Binder y Marc Swayze, y no es sino la hermana gemela de Billy Batson, que al pronunciar la palabra Shazam se transforma en la poderosa Mary Marvel. Es una de las primeras escisiones de un personaje masculino a uno femenino, anterior a Supergirl, que también sería creada por Otto Binder, por lo que añade otro hito a la larga lista que acarrea a sus espaldas el personaje de Shazam tal y como podréis leer más adelante.
Su presencia fue constante mientras los cómics del Capitán que fueron editados por Fawcett, pero tras la demanda impuesta por DC, no se la volvería a poder ver de nuevo hasta ser coprotagonista de la serie regular, ya en DC, entre los años 1973 y 1978, así como en la serie El Poder de Shazam (1993-1999) y dos miniseries en 2007 y 2009, con importancia argumental en Crisis Final (donde se presentó su versión malvada) y en la Sociedad de la Justicia hasta que con los Nuevos 52 dejó de ser hermana de Billy para ser una de las jóvenes de acogida de los Vázquez.
Tras su aparición en las dos películas de acción real y tras una serie regular escrita por Geoff Johns donde desarrollaba los conceptos ya planteados por el mismo en los Nuevos 52, el personaje regresa con una miniserie en la que asume el protagonista, escrita por Josie Campbell y dibujos de varios autores entre los que están Evan Shaner, Scott Kolins, Dale Eaglesham…
La idea es dar espacio a Mary Bromfield, cuando sus hermanos han perdido sus poderes y Billy está encerrado en la Roca de la Eternidad, siendo ella la nueva campeona de Shazam. La obra sigue patrones en los que tenemos a la joven en la universidad, lidiando con su entorno académico y sus obligaciones superheroicas, lo que siempre genera tensiones y drama, que en este caso se ve sazonado con dosis de humor acertadas e interesantes.
Shazam! (o el Capitán antes conocido como Marvel) vuelve a estar de moda. Es más, no sólo él si no toda su familia, que no es poca. Adéntrate con nosotros para saber de dónde viene toda esta troupe nacida en plena Edad de Oro de los cómics.
Y ya aviso a los que esperen un sesudo artículo relacionado con Miracleman (o la copia antes conocida como Marvelman) y allegados, o de cómo la Edad de Plata destrozó la oscuridad y realismo de la Edad de Oro, que aparten esta entrada con un palo.
Porque amigos, vaya locurón lo de esta legión de super-heroicos mancebos (y señora (y conejo)) nacida por completo a principios los años cuarenta y verdadero origen de las versiones de un mismo arquetipo para disfrute de coleccionistas acérrimos.
Antes de Tierra 5 de Morrison, antes de los Nuevos 52 de Didio, antes de la Nueva Tierra de las Crisis, antes de la Tierra S de DC… estaba el universo ficticio de Fawcett Publications. Pero hoy no hablaremos de aquel Captain Thunder Marvel nacido en Thrill Comics #1 Whiz Comics #2 a comienzos de 1940 (ya hablaremos de los tachones otro día), ni de que llegó a vender más copias que Superman (y nos referimos a millones de ellas), ni del eterno juicio que finalmente terminó con esta editorial a favor de DC (y que por eso nos permite hablar de ello hoy en este Magazine) o aún menos del mini-juicio que impide seguir llamando al héroe por su nombre original.
Aunque de todo un poco habrá, hoy venimos a contaros como se creó una exitosa franquicia que embelesó a cientos de millones de niños e inspiró a no pocos artistas del medio en los propios EEUU y allende los mares.
Pero es obvio que para explicar los sucedáneos hay que hablar, al menos un poco, del producto original. El Gran Queso Rojo es una creación de Bill Parker y el carismático C. C. Beck que aprovecha el eterno deseo de cualquier infante de convertirse en héroe de la noche a la mañana. Esta transformación se produce al pronunciar la palabra “Shazam!” que evoca las habilidades de Salomón, Hércules, Atlas, Zeus, Aquiles y Mercurio. Un batiburrillo de leyendas y poderes concedido por un anciano mago de mismo nombre a un honesto muchacho, el reportero huérfano Billy Batson.
Pese al poco parecido con el origen de Superman, su éxito incontestable sí que llamo la atención a la editorial con los derechos del Hombre de Acero que iniciaría un alargadísimo litigio desde casi los orígenes del personaje y terminaría obligando a Fawcett a claudicar del mismo en poco más de una década.
Pero en aquellos mágicos años daría tiempo a probar unas cuantas fórmulas para estirar el chicle del éxito que son las que nos llevan a esta entrada. Y, curiosamente, la inicial es la más inesperada, pues los primeros miembros de la Familia Marvel son un curioso trío bautizado con los Tenientes Marvel (Lieutenants Marvels en el original).
Creados por Beck (aunque el guionista no es acreditado) en Whiz Comics #21
(Septiembre, 1941) se trata de tres chavales que… ¡también se llamaban Billy Batson! Esa simple casualidad (vale, y enfrentarse al Dr. Sivana) es la que les abre las puertas del secreto del Billy original y que éste les conceda sus propios poderes by the face.
Pero es que ahí no acaban las simplezas pues para diferenciarse se autodenominan «Tall» Billy (al que viene del oeste porque… si, es el más alto), «Hill» Billy (al que viene del sur, con el políticamente incorrecto apelativo de paleto) y «Fat» Billy (al orondo, por decir algo menos ofensivo, oriundo de Brooklyn).
Por muy ridículos que nos parezcan, fueron apareciendo no sólo en la década que los vio nacer, sino también cuando DC adquirió los derechos en los 70 (por cierto que la editorial se inventó que toda la Familia estuvo en animación suspendida para justificar el parón de aventuras durante veinte años). Sobrevivieron a las Crisis y reaparecieron en 2006 (Trials of Shazam! #2), y están aparentemente incluidos en la nueva Tierra-5.
Pero volvamos a los 40, concretamente a diciembre de 1941, cuando se publica Whiz Comics #25. En este tebeo aparece por primera vez Capitán Marvel Jr., gracias a la insistencia del editor Ed Herron de agrandar la franquicia con un héroe más juvenil (como si el alter ego de su estrella no fuera lo suficientemente joven).
Herron será el que de hecho guionice esa primera historia, ayudado por el infatigable Beck, pero además por un delicado artista llamado Mac Raboy. Éste se adueñaría finalmente del personaje y le daría un tono mucho más realista, y curiosamente adulto, que lanzaría a la fama al nuevo miembro de la Familia.
El alter ego de Jr. es Freddy Freeman, un vendedor de periódicos discapacitado al que la versión senior salva del (atentos) Capitán Nazi (efectivamente, los creativos de Fawcett no es que fueran unas lumbreras, pero todo y así el éxito les sonreía). De nuevo los poderes son concedidos a la brava para salvarlo, pero con la egocéntrica variante de que el muchacho ha de pronunciar “Captain Marvel!” para transformarse.
Sin embargo, sus poderes dependen de la versión Sr. (en el caso de los Tenientes también provienen del mago Shazam), se queda adolescente después de la transformación y su traje es de un elegante tono azul, al contrario que el colorado resto. Pero, lo dicho, su principal diferencia es ese tono más oscuro proporcionado por Raboy.
Este le granjearía un público fiel que lo vio ganar su propia cabecera (tras disfrutar de protagonismo en Master Comics) y enfrentarse a todo tipo de peligros en solitario, pero siempre más relacionados con lo macabro, el espionaje, la guerra y un elenco más realista de secundarios. Son este aspecto y dibujante los que harían especialmente atractivo para el gran Steranko (el cual disecciona su adoración en su propia Historia de los Comics) y para nada menos que Alan Moore (que lo retorcería hasta transformarlo en uno de los villanos más terroríficos de todos los tiempos en Miracleman).
Captain Marvel Jr. también volvería ya con DC en los 70 (¡como hermano de Kid Eternity!), pero estaría más temprano tras las Crisis gracias a Jerry Ordway, que lo introduciría en The Power of Shazam! #7 (1995). Es más, gracias a Judd Winick y su maxiserie The Trials of Shazam! sería convertido en un miembro habitual del panteón DC y participaría en importantes eventos de la editorial. Tras los Nuevos52 pertenece a la tierra 0 original como uno de los miembros de la nueva Familia Marvel (aunque rubio y descarado) y ha ascendido al olimpo de Warner (de nuevo discapacitado y algo más inocentón).
Volvamos una vez más en el tiempo, que en esta familia sobra testosterona. Esto se soluciona con la llegada de Mary Marvel en Captain Marvel Adventures #18 (diciembre, 1942). Para su introducción, Otto Binder y Marc Swayze ya tiraron de la famosa retrocontinuidad; Mary Batson es ¡la hermana gemela perdida de Billy!
Sarah Primm era la enfermera de los Batson cuando estos murieron, quedando a cargo de los infantes. Como también atendía a la rica familia Bromfield, cuyo bebé murió al nacer, substituyó a Mary y a Billy lo entregó al orfanato. Todo esto se lo contó a Billy poco antes de morir, el cual salvó raudo a su reencontrada hermana de un secuestro. Y por supuesto, ella adquirió poderes nada más pronunciar “Shazam!”, because yes, faltaría más.
El personaje, inspirado según Swayze en Judy Garland, también llegó a adquirir serie propia (después de pasar por Wow Comics) e incluso generar secundarios que ampliarían la familia, como el Tío Marvel y Pequitas Marvel (ninguno con poderes, pero válgame que esto va de mal en peor). Obviamente el tono de su cómic era mucho más liviano que el de Jr.
Mary también volvería en los 70 y tendría la suerte de reaparecer en el cuarto número de la serie de Ordway, Power of Shazam!, donde con el tiempo cambiaría su uniforme del rojo al blanco. Sin embargo, en posteriores apariciones la gracia estaría en irla atrayendo por el lado oscuro hasta aparecer como una de las Furias Femeninas en la Crisis Infinita de Morrison. Por suerte, los Nuevos52 le han sentado de fábula y ahora vuelve a disfrutar de serie propia después de 80 años.
¿Creíais que os libraríais del tito Marvel? Dudley H. Dudley, que así se llama el susodicho, nace en Wow Comics #18 (octubre de 1943) gracias(?) a los mismos Binder y Swayze. Se hace pasar por el verdadero tío de los Battson y no contento con la trola también afirma poseer poderes. A la Familia les resulta graciosa la broma y lo adoptan como tal. No tanto a su sobrina Mary Dudley (Wow Comics #35, abril 1945, por Binder in fire) que también vestiría el traje de los Marvel.
Pero el tiete sobreviviría a la compra de DC y volvería en los setenta, ¡e incluso en la versión apócrifa de Thomas y Mandrake! En esta versión post Crisis, de la que no hemos hablado hasta ahora porque arrasó con todo y sólo dejó al Capitán, sí que sería el verdadero tío de Billy. Igualmente, también volvería en Power of Shazam!, aunque como portero del instituto de Billy pero con algún breve retorno a la grandeza. Pero desde los Nuevos52, sólo se le ha visto en Tierra 5.
Vale, si, también hay que nombrar al conejo. Hoppy the Marvel Bunny es una creación de Chad Grothkopf (suponemos, pues no se acredita guionista) para Fawcett’s Funny Animals #1 (diciembre, 1942). Estos tebeos eran algo típico de la época. Lo que no es normal es que adquiriera, no sólo el protagonismo de la cabecera, ¡sino serie propia!
En la vida post cancelación tuvo peor suerte, pues la serie fue comprada por la Charlton, que reeditó sus aventuras quitándole el rayo del pechete. Tras algún cameo intrascendente, ha vuelto con la Familia Marvel actual como mascota de Mary e incluso adquiere algún poder cuando ella se transforma.
Por cierto que la familia al completo disfruto de su propia cabecera, The Marvel Family, que duró nueve añazos (1945-1954) durante 89 números. Y en su primer número aún tendrían el morro de presentar al Bebé Marvel, cuya inocente (por ser educado) historia no daría para más apariciones, gracias a Beck.
Espero que la próxima vez que oigáis hablar de la Familia Marvel demostréis vuestros conocimientos frikis y os cubráis de gloria, o de Oro para ser exactos.
EFÉMERIDES Y CUMPLEAÑOS…
MIKE PAROBECK (7 de julio de 1965 – 2 de julio de 1996 – Hubiera cumplido 58 años)
Nació en Ohio y fue el pequeño de seis hermanos, formándose artísticamente en la Academia Central de arte de Cincinnati. Su primer trabajo vino de la mano del editor de DC, Brian Augustyn, para el Secret Origins #37, donde realizó la historia del Dr. Light. Aquello le llevó a realizar su primera serie regular, El Diablo, el primer héroe latino de DC, con el guionista Gerard Jones. Su vida editorial fue efímera, tan solo 16 entregas, de las que se publicaron en España, de la mano de Zinco, sus cuatro primeros entregas.
Sus lápices pasaron entonces a estar centrados en la también efímera línea de DC, Impact, para la serie The Fly y en la serie de la Liga de la Justica de América de 1992, así como una miniserie de Elongated Man.
La historia personal de Parobeck cambio por completo cuando su talento se centró en la serie de Batman Adventures, centrada en la traslación de la serie de animación que estaba triunfando en televisión, al noveno arte. Su estilo casaba a la perfección con el tono de la colección lo que pronto hizo que su nombre comenzara a ser comidilla de los aficionados. Se hizo cargo de la serie a partir de la entrega 7.
Fue entonces cuando se le diagnostico diabetes de tipo I, que puede ser controlada mediante el uso de insulina, pero al parecer no hizo uso de esta, lo que derivó en complicaciones de salud que acabaron con su vida de forma prematura en 1996, cuando contaba con 30 años.
KELLY SUE DeCONNICK (15 de julio de 1970 – Cumple 53 años)
Hija de militares, se crio a caballo de numerosas bases de las Fuerzas Aéreas Estadounidenses, donde se forjó también su interés por el movimiento feminista y los cómics gracias a su madre. Antes emprender su trabajo como escritora desarrollo una intensa actividad profesional traduciendo manga al inglés. En 2004 publicó su primer trabajo dentro de la serie CSI, una historia corta de cinco páginas y en 2011 la serie Osborn con Emma Ríos para Marvel, editorial donde ha desarrollado el grueso de su carrera, destacando su más que notable trabajo en la serie de la Capitana Marvel. Sin embargo, en DC ha firmado obras muy interesantes, como una etapa en Aquaman, varios números de Supergirl y la que puede ser una de sus mejores obras para la editorial de Burbank, Wonder Woman Historia.
En la actualidad dedica sus esfuerzos en series de creación propia como Bella Muerte.
DEVIN GRAYSON (19 de julio de 1970 – Cumple 53 años)
Nació en Connecticut, pero se crio en California, donde mostró interés por la interpretación y las artes escénicas. Mientras cursaba estudios en la Escuela de Artes de San Francisco, decidió que quería ser escritora, lo que hizo que se trasladara a Nueva York, donde la llamada del noveno arte llegó a través de la serie de animación de Batman de los años noventa.
Su primer trabajo publicado fue en serie de Batman Chronicles, una historia corta de 10 páginas, en 1997. Su carrera como escritora se ha desarrollado principalmente en DC, donde podemos encontrar múltiples trabajos suyos entre los que están obras tan remarcables como una etapa de los Titanes, JLA/Titanes, la miniserie de Arsenal, Catwoman, Nightwing…
GAIL SIMONE (29 de julio de 1974 – Cumple 49 años)
Nació en Oregón y trabajó inicialmente en una peluquería, hasta que cursó estudios de teatro y su nombre comenzó a hacerse un hueco en la industria a raíz de su blog, bajo el título de Mujeres en la Nevera, donde alzaba la voz contra las practicas, muy habituales, de usar a las mujeres como recursos argumentales en las historias de los superhéroes, donde sufren todo tipo de humillaciones traumáticas con el único fin de hacer avanzar la historia de los personajes masculinos. El título del blog lo extrajo a raíz de la muerte de la novia de Kyle Rayner, Alexandra DeWitt, a manos del Mayor Fuerza que dejaba su cadáver en la nevera para que fuera descubierto por Kyle.
Lo que empezó en 1999 en un blog acabó con Simone escribiendo en 2011 para Bongo Comics, editorial que publicaba cómics de los Simpson. En 2003 trabajó brevemente en Marvel en la serie de Masacre que abandonó por desavenencias con el editor y se mudó a DC para escribir la serie de Aves de Presa a partir de su número 56. Aquello fue el inicio de varios trabajos en esta editorial, desde el proyecto Villanos Unidos, pasando por All New Atom y Los Seis Secretos, que la llevaron a ser la escritora de Wonder Woman desde su entrega 14 hasta la 44 lo que marcó un récord en lo que se refiere a ser la primera mujer en escribir tanto tiempo a la amazona.
Con la llegada de los Nuevos 52 escribió la serie de Batgirl, donde debutó el primer personaje transgénero en un cómic convencional de una gran editorial, Alysia Yeoh. Cuando acabó su contrato de exclusividad con DC estalló la polémica, pues ella manifestó que había sido despedida por el editor Brian Cunningham, lo que motivo a los lectores a reivindicar su regreso, algo que ocurrió casi de inmediato.
A partir de este momento su carrera se diversificó en otras editoriales como Dynamite con Red Sonja, y Dark Horse, con Lara Croft y Oni Press, donde ha escrito la novela gráfica Seven Days.
Grayson también ha trabajado en animación escribiendo episodios en las series de la Liga de la Justicia Unlimited y en The Breve and the Bold entre 2005 y 2010.
LA FILOSOFÍA Y LOS SUPERHÉROES
Este libro sirve como vehículo divulgativo para poder adentrarse de forma eficaz en algunos de los múltiples aspectos que la filosofía trata. Un libro que une a los superhéroes (al género como tal) con los pensamientos de múltiples filósofos pasados y actuales, a fin de intentar dar respuestas a muchas de las preguntas que inquietan a la humanidad.
Hay que hacer hincapié en lo de libro divulgativo para no llevar a equivoco a un posible lector, versado y curtido en mil batallas filosóficas, que se acerque a estas páginas buscando un texto de alta intensidad que se adentre plenamente en los conceptos que se anuncian en su contraportada. Sim embargo, para todos aquellos, entre los que me incluyo no sin cierta vergüenza, que no se hayan acercado nunca a la filosofía, ni durante sus estudios, van a poder encontrar en sus páginas un enriquecedor libro con el que dar unos primeros pasos en el infinito aprendizaje que implica la filosofía.
La obra se vuelca en tomar los conceptos básicos y más definitorios del género superheroico y enfrentarlos de forma directa al pensamiento filosófico. Un proceso que quiere reflexionar e intentar responder a grandes cuestiones como si Superman siempre antepone la necesidad ajena a la propia, si el altruismo es una forma velada de egoísmo, reflexionar sobre el poder y la gloria, la familia, la identidad y la moral, entre otros muchos puntos.
En sus páginas dieciséis filósofos de diversas universidades norteamericanas, con la ayuda de varios profesionales del mundo del cómic, como Mark Waid, Dennis O´Neil y Jeph Loeb, examinan el significado del bien y el mal, los límites de la violencia… a través de lo sobrehumano, de lo insólito y de la figura que encarnan esos seres poderosos que velan, o no, por el bienestar de la humanidad.
Textos agudos, redactados de forma muy accesible, permiten sembrar en la mente de todo aficionado al noveno arte, y en concreto al género superheroico, cuestiones con las que poder exprimir mejor sus lecturas al tiempo que reflexiona sobre lo que se oculta bajo esa primera capa de acción a raudales, trajes de colores chillones y frases grandilocuentes.
Los superhéroes son un caldo de cultivo ideal para poder definir lo mundano, lo humano, con sus miserias y sus grandezas, que merecen de una más que sana e intensa atención intelectual al presentar de un modo fascinante, ideas y temas de profundo calado filosófico. Poder descubrir esto en un libro accesible, cercano (aunque hay algún capítulo final especialmente intenso y duro a la hora de transitarlo con ciertas garantías), con un discurso que busca explicarse mediante el ejemplo a través de algunas de las múltiples figuras heroicas de los comics USA, como los 4 Fantásticos, Batman, Superman, Batgirl, Daredevil, Spiderman… Un camino estimulante, retador en algunos momentos, plagado de descubrimientos reveladores, que no se centran en querer dar una respuesta definitiva a nada de lo que se expone, sino dar una posible respuesta que pueda estimular al lector a buscar nuevas respuestas y lo que es más importante, encontrar nuevas preguntas con las que continuar cuestionándoselo todo.
Una lectura interesante y amena, vivificante, retadora y divulgativa que acerca la filosofía al lector de una forma directa pero accesible y que se convierte, de forma instantánea, en una obra de consulta para todo aficionado a los héroes y heroínas de trajes brillantes.
SHAZAM DE DON NEWTON
El Capitán Marvel vio la luz por primera vez en Whiz Comics #02 (1939) de la mano del guionista Bill Parker y el dibujante C.C. Beck , que buscaban emular el éxito de Superman, creado un año antes, y cuyas ventas no dejaban de subir mes a mes. Había, por tanto, que subirse a esa estela cuanto antes y sobre una base similar desarrollar nuevos conceptos que se acercarán a esa revolución venida del planeta Kripton. Y es que, aunque las similitudes eran muchas, las diferencias eran más que notales, siendo los poderes del Capitán Marvel fruto de la magia y no de la fisiología alienígena del propio protagonista. Pero el punto donde hay más divergencia es en el alter ego del héroe, que no se esconde tras una identidad, que también, sino que en realidad es un muchacho, Billy Batson, un preadolescente destinado a albergar el peso y la responsabilidad de ser el receptáculo humano de los enormes poderes que el mago Shazam le otorga para proteger a la humanidad.
La fama del Capitán Marvel fue sobrecogedora. En solo un año desde su creación superó Superman en ventas, con unos increíbles catorce millones de ejemplares vendidos cada mes, que encandilaban a miles de lectores gracias a la calidad de sus historias. Su serie destacaba por el dinamismo que Beck era capaz de imprimir a sus dibujos, con una clara influencia de Alex Raymond (Flash Gordon), donde el movimiento y el color era la seña de identidad de una serie que fascinaba por su energía.
La franquicia no tardó mucho en expandirse con la llegada de la Marvel Family, donde destacaban Capitán Marvel Jr. y Mary Marvel, algo que sin duda apartó más de la sombra y estela de Superman al protagonista y sus sidewicks. Sin embargo, también había un rasgo mucho más característico en sus aventuras y eran sus villanos, que se presentaban realmente como malignos, con intenciones funestas, dando pie a ser la primera serie del momento en presentar mundos paralelos y versiones oscuras de su héroe protagonista.
Un éxito que se empañó con una serie de litigios legales dignos de un serial y que ha quedado perfectamente reflejado gracias al artículo de dos enormes compañeros.
El Mago Shazam y su guarida, la Roca de la Eternidad, pueden ser considerados, respectivamente, como el maestro-mentor y la primera guarida de un superhéroe, una especie de refugio al que poder acudir a buscar consuelo y sobre todo consejo en momentos de extrema necesidad. Pero las diferencias también estaban en el tratamiento de las mujeres que aparecían en la serie de los años cuarenta, que se alejaban del típico prototipo estándar de ser un mero recurso romántico para el héroe. Aquí no hay mujeres adorno a las que rescatar, siendo un reflejo del trabajo realizado por Burroughs en la serie de novelas dedicadas a Marte y John Carter.
Hay viajes en el tiempo y el espacio y fue el primero en formar equipo con otros héroes para poder vencer a las amenazas de mayor calibre, como la que resulta de la alianza entre Drácula, la Momia, Frankenstein y el Hombre Lobo. Casi nada.
El Capitán es pionero en muchos aspectos y su contribución a la Golden Age es algo innegable. Fue el primer héroe en ser adaptado a la gran pantalla a través de un serial de 12 entregas titulado, Las Aventuras del Capitán Marvel (1941).
Billy Batson es un huérfano que se ve obligado a vivir en las calles. Sus padres fueron asesinados y fue adoptado por un hombre que no tardó en abandonarlo. Ante esta situación Billy, que quiere seguir acudiendo a la escuela, se ve arrastrado a una vida de pequeños hurtos. Una noche es guiado, místicamente, hasta la entrada de una cueva (en posteriores revisiones del origen se convertiría en una estación de metro por la que se accedía a la cueva) donde vive un anciano mago cuyo nombre es Shazam. El mago informa a Billy de su intención de legarle un enorme poder y responsabilidad dado el coraje y el buen corazón que demuestra. Transfiere una porción de su poder a Billy y le otorga la habilidad de transformarse en el Capitán Marvel.
Con este cambio en su vida, Billy rehace su vida y termina por convertirse en un joven locutor de radio en la emisora Whiz que le permite ganar el dinero suficiente para terminar sus estudios. Mientras tanto sigue transformándose en el poderoso Capitán para enfrentarse a la injusticia y al que iba a ser su mayor enemigo, el Dr. Sivana, un megamaníaco con sueños de grandeza y afán de conquistador mundial.
Aunque el oponente físico por excelencia del Capitán sería Black Adam, con el que compartía origen y poderes, aunque en su caso fueran todos relacionados con grandes campeones egipcios. Su nivel de poder equiparaba al de Capitán, pero su habilidad para usarlos era mucho mayor, por lo que los combates siempre ponían contra las cuerdas a nuestro héroe que era capaz de vencer in extremis.
Otro de los villanos más relevantes es Mr. Mente y su Sociedad Monstruosa, que reclutó a los anteriormente citados en una saga que abarcó 25 números de la serie del Capitán Marvel (22-46 de 1943-1945). Finalmente sería derrotado y se descubriría que el origen de Mr. Mente era extraterrestre y que su forma física era similar a la de un repugnante gusano. Toda una variopinta galería de villanos que no hacían sino engrandecer al héroe, como el Capitán Nazi y el propio Satanas, por citar otros dos de los recurrentes, pero no se pueden obviar otros como Oggar y Mr. Átomo, así como el Tahur, Superior y Dreamdancer, capaces todos ellos de poner en un aprieto al bueno del Capitán cuando así lo requiere el momento. Todos ellos vilanos de opereta, de objetivos simples de dominación mundial, de venganza, de acumulación de poder, pero suficientes como para poder contar una nueva historia con la que saciar las ansias de los aficionados. Tierra S estaba bien surtida de villanos, pudiéndose ver a muchos de ellos en el tomo que comentaremos más adelante.
Su éxito estaba basado en la enorme calidad de sus historias y en el punto de vista que el personaje de Billy aportaba al conjunto. Su visión de niño acercaba mucho más el héroe al lector, que en este caso no se trataba de adolescentes, sino de niños que soñaban con poder emular a su admirado Capitán.
El personaje gozaba de enorme popularidad, tanto que a su alrededor aparecieron imitadores y crecieron las demandas por parte de National (posteriormente DC) por vulnerar el copyright alegando el parecido del personaje con Superman. Mientras Fawcett lidiaba con este problema en Inglaterra se seguían publicando sus aventuras hasta que en 1953 la editorial dueña del personaje se rindió ante la presión de DC y dejó de publicar la serie. En Inglaterra se quedaron sin material y fue entonces cuando aparece Marvelman de la mano del guionista Mick Anglo. El personaje estaba claramente influenciado por el Capitán que al igual que el original se trataba de un mero mortal que al gritar la palabra Kimota se transformaba en un ser de enorme poder consagrado al bien. El personaje estuvo publicándose hasta 1963 y sería recuperado por Alan Moore para la revista Warrior en 1982, que al ser reimpresos por Eclipse Comics en Estados Unidos cambiaría su nombre por el de Miracleman.
En 1972 DC compra los derechos del personaje a una Fawcett incapaz de poder devolverle la gloria que disfrutó antaño. El hombre detrás de esta maniobra es Carmine Infantino que se vio envuelto en un tira y afloja con Marvel por el nombre del Capitán que acabo con la obligación de DC de sacar la serie bajo el título de Shazam.
En resumen, es un personaje admirado por muchos autores actuales que siempre buscan adaptarlo a los cambios que ha sufrido la industria y los propios lectores, para que pueda intentar gozar de nuevo del esplendor de antaño. Un esplendor que le resulta esquivo, pero que no le resta la capacidad de seguir siendo uno de los grandes. Y es que el Gran Queso Rojo, tal y como se le conocía en los lejanos años 40, fascina a muchos, incluso a Elvis Presley, que no tenía pudor alguno en vestir con una capa exactamente igual a la del propio Capitán Marvel Jr.
Pero tras realizar un breve, brevísima, introducción de los primeros años del personaje, estamos aquí para hablar de otro momento, el que gozó a principios de los años 70, de un personaje que vivió el éxito, el escarnio y cuya vida editorial nunca ha sido fácil, con escándalos legales mediante, pero que se resiste a morir como bien demuestran sus múltiples incursiones editoriales y sus dos películas de acción real recientes.
En 1973 sale a la venta el primer número de Shazam que contenía dos historias nuevas y reimpresiones de los años 40 y 50. Los autores de los primeros diez números fueron Dennis O´Neil y C.C. Beck. Posteriormente serían sustituidos por los escritores Elliot S. Maggin y Nelson Bridwell y los dibujantes Bob Oskner y Kurt Schaffenberger. Todo su particular universo fue trasladado a Tierra S y era allí donde se desarrollaban el grueso de las aventuras, tanto del Capitán, como del resto de la Familia Marvel. Hay que comentar que la serie original del Capitán, publicada por Fawcett Comics se dejó de editar a raíz del pleito con DC. La última historia publicada ponía a todos los personajes en una especie de éxtasis eterno en órbita alrededor del Sol por obra y gracia del Dr. Sivana y que sirvió para que los editores de DC rescataran al personaje de nuevo de ese limbo justificando que habían pasado esos 20 años reales también en los cómics en suspensión. Un impase creativo que duro desde 1952 hasta 1972 y del que se hace mención en estos números del coleccionable.
La serie salió al mercado con mucha fuerza, pero la respuesta del público fue más que tibia a un producto que había visto mejores épocas, lastrado por unos autores que no supieron encontrar el tono adecuado para las historias del personaje, pero que daría un vuelco con la llegada de Don Newton al dibujo.
Don Newton (1934-1984) comenzó su carrera artística en Charlton en 1974, Ghost Manor #08, a lo que le seguirían otros trabajos menores dentro de la línea de terror de la editorial, No sería hasta 1975 cuando Newton se hizo cargo del dibujo de un número completo, tanto del lápiz como de las tintas, The Phantom #67. EN 1977 comenzó su carrera en DC Comics, con DC Special #28, dibujando a Aquaman, para dar el salto a The New Gods #12, pero no fue hasta que en 1978 fichó por la colección del Capitán Marvel (Shazam) donde de verdad su talento hizo historia, dibujado también World´s Finest Comics y Adventure Comics hasta 1982, compaginando algunos cómics de forma esporádica en Marvel en 1979.
Newton, que era un fan acérrimo el noveno arte y de Shazam en particular, recibió la noticia con júbilo y emoción por la oportunidad que se le brindaba al poder redefinir al personaje que necesitaba con urgencia una severa actualización visual, no de uniforme, sino más global, modernizando todo su aspecto y entorno. Y sin duda fue lo que hizo.
En reenfoque no solo vino de la mano de Newton, sino también del guionista E. Nelson Bridwell, que ya venía de estar escribiendo la serie de entregas anteriores la Shazam #35 (que fue el último de la serie, continuando sus andanzas en las series World´s FInest Comics y Adventure Comics), que fue también la primera entrega con el trabajo de Newton. Tras la cancelación, el personaje dio el salto a la citada World´s Finest Comics debutando en la entrega 253, lo que nos lleva de lleno al contenido del tomo publicado dentro del coleccionable de Salvat, Universos DC, dedicado a Shazam, con la primera parte del trabajo de Newton con el personaje. Un material inédito que llega a nuestro país de manera algo extraña, pero a un precio y edición imbatibles.
En esta primera entrega nos vamos a poder encontrar los números 34 y 35 de la serie de Shazam, que son la entrada a Newton, así como los números 253 al 265 de World´s Finest Comics, donde la historia continua directamente del Shazam #35, publicado hace 45 años por lo que nos sirve de doble opción tanto para clásicos DC, como para la sección aniversarios del Magazine. Y tras todas estas explicaciones hablemos de esta obra.
La dinámica de la serie, recordemos que estamos a finales de los años 70, continúa inmersa en un estilo de historias muy arraigadas en los años 50. Estamos ante historias auto conclusivas, que desarrollan una trama que gira alrededor de un villano, bien de la galería clásica del personaje o de nuevo cuño, contra el que deben enfrentarse el Capitán, Mary y el Capitán Marvel Jr. con resultaos más que esperados para el lector. Un estilo que en los años 70 ya resultaba caduco frente a la nueva forma de narrar historias dentro del género de superhéroes, con una Marvel ya muy centrada en dotar a sus personajes de dramas internos con los que lidiar además de tener que gestionar su faceta heroica. Aquí poco drama interno se va a poder encontrar, porque el bueno de Billy gestiona sus problemas con entereza, sin dudas, sin cuestionarse su propia realidad y existencia como el campeón de Shazam el mago, demostrando un nivel de poder descomunal capaz de solventar cualquier situación por inverosímil que pueda parecer. Y es que hay que recordar que todo seguia discurriendo en Tierra S, porque la integración del Capitán no llegaría hasta la Crisis en 1985. Pero en Tierra S no solo existía la Familia Marvel como héroes oficiales, sino que también contaba con otros de menos renombre, pero cuyas apariciones estaban a disposición de las necesidades de las tramas. Algunos de estos personajes son el Hombre Bala y la Mujer Bala, Mr. Scarlet (creación de Ed Herron y Jack Kirby), Minute Man, Pinky, Ibis el Invencible y Spy Smasher, todos ellos miembros del Escuadrón de la Justicia, grupo que en una ocasión cruzó su camino con la Sociedad de la Justicia de Tierra 2 y la Liga de la Justicia de Tierra 1, en una historia denominada Crisis en Tierras Múltiples.
Pero todo esto no es una crítica directa, es una observación a lo que uno se encuentra al leer este trabajo que pone de manifiesto el estado de DC en aquellos días en los que gestionaba las consecuencias de la implosión de series y debía empezar a replantearse seriamente su futuro y forma de trabajar. Que DC estaba estancada es algo evidente, sin embargo, este trabajo destila inocencia por sus cuatro costados, con tramas sencillas, divertidas, locas incluso, donde todo puede pasar y no hay límites impuestos de ningún tipo. Incluso se pueden ver atisbos de historias con ciertos rasgos críticos antes situaciones raciales, y control de los medios, sin que por ello se pierda esa chispa de lo increíble. Unos cómics de antaño manufacturados a finales de los 70 y principios de los 80, donde el principal y más importante cambio vino dado por el trabajo de Don Newton.
Y es que Newton supo dar un giro a la serie desprendiéndola de ese estilo de dibujo animado que tuvo en sus inicios y cuya evolución comenzó con Alan Weiss y materializó de forma clara Newton con su trabajo. Su estilo mucho más refinado, depurado, detallista, fluido y dinámico, se adapta a la perfección al trabajo que desarrolla Bridwell, que configura las trama como ya hemos comentado y a las que Newton moderniza lo suficiente para que la serie tenga un aspecto visual fresco y renovado.
Ya hemos dicho que las historias se gestionan número a número, pero todas ellas están, de alguna forma, enlazadas de manera sutil. Lo que pasa en una puede tener sus consecuencias do meses después, con la liberación de algún criminal encarcelado o rescatando alguna subtrama breve como los problemas financieros de la emisora donde trabaja Billy. Así que en realidad es como leer una sola historia en la que discurren tantas como números hay encartados en este tomo.
En definitiva, estamos ante un trabajo que merece ser descubierto, que se disfruta gracias a ese tono clásico que desprende, sin llegar a castigar a la fluidez de la lectura que acaba convirtiéndose en un ejercicio de simpatía arqueológica en unos tiempos en los que apenas se puede disponer de material de DC de estas características. Y no hay que olvidar que es el primero tomo de los dos que van a recopilar el trabajo de este excelente dibujante que fue Don Newton.
(D):
Estamos de enhorabuena. DC encasquetó un proyecto de encargo, un producto satélite vinculado a la película al que hemos considerado nuestro autor del mes, Christopher Priest. Un guionista que ha escrito una de las mejores colecciones de DC vinculadas a un villano como Deatshtroke y cuyo recuerdo resuena en los corazoncitos de los fans. Le acompaña un Rafa Sandoval espectacular que plasma con una naturalidad y soltura el guion de Priest que solo nos hacen pensar en como de infravalorado está el autor y qué nivel tan alto de dibujantes tenemos actualmente en el mercado… y en nuestro país, España.
La presencia de la película no nos hace olvidar que la importancia de Black Adam en Dark Crisis forma parte también del plan. Casualmente el único (anti)héroe que sobrevive a la muerte de la liga, pero esto ya lo habréis leído ¿no?
Esta nueva miniserie nos plantea una situación curiosa para el aguerrido e implacable personaje, Black Adam se está muriendo y debe buscar un heredero. La consciencia de la propia mortalidad y la angustia de pensar si su continuador será capaz de llevar su manto obsesionan al personaje.
Pero Priest es mucho Priest, y eso significa que la colección no será sencilla. Al revés. El guionista nos va a complicar la existencia y a exigirnos un nivel de lectura mucho menos superficial del que nos pide el cuerpo con estos calores.
Tenemos trama de política internacional, problemática social, crítica al sistema y un toque noir inequívoco en el escritor que hizo madurar a Pantera Negra.
Priest respeta a los lectores y los trata como adultos, no da tregua. La lectura es densa, con saltos en el tiempo, nos obliga a inferir, a pensar, a analizar. Se da mucha información en las elipsis y silencios. La cadencia es rítmica y nos deja a la claras la profesionalidad y su dominio del medio. Se le ve sobrado de recursos para despachar a un personaje con un par de frases y dotarles de una voz propia y un lenguaje distintivo.
Visto el desarrollo de Deathstroke a manos de Priest, parece que DC quiere poner a Black Adam en las mejores manos posibles y no perder oportunidad de la popularidad que le ha dado la película. Es obvio que Black Adam no es Batman (ni Deathstroke) y necesita aprovechar cualquier tren para conseguir la relevancia que el kahndaqiano merece. Somos conscientes de que se trata de un personaje con un carácter antipático pero con potencial.
No nos olvidemos de Rafa Sandoval a los “lápices”. Un autor que aquí destaca por el equilibrio entre el espectáculo y la mejor narrativa. Es bueno en las apabullantes páginas de acción y detallista cuando lo requiere la trama. La soltura del dibujante es envidiable, es como subir a un tren que va a toda máquina, trepidante pero que no descarrila.
Los planos se mueven para generar intensidad, las perspectivas se retuercen, los escorzos dan una sensación vertiginosa… se pone al servicio de la narrativa, multiplica el efecto y la calidad del guion.
Los autores dan muestra de una profesionalidad contrastada y nos regalan una lectura densa y que exigirá de repeticiones para entenderlo todo o al menos bastante.
No hay nada como las relecturas para pensar que el precio del cómic ha sido dinero bien gastado.
Un cómic espeso, rico en detalles y niveles de lectura, gustoso y profundo.
(D):
Resulta un honor y un reto ser invitado a participar en la fiesta que nuestros compañeros de la sección de DC preparan con mimo mes a mes. Cuando contactó conmigo Gustavo Higuero le pedí un día de margen para pensar la elección y, en realidad, tardé dos en responderle. Como amante de El Caballero Oscuro que soy, irremediablemente, empecé barajando alguna de las mejores historias de Batman. Sin embargo, algo hizo click en mi cabeza. Siempre hay lugar para hablar de Bruce Wayne y compañía. Yo mismo, en la sección de cine, he tenido la oportunidad de hablar sobre la icónica serie animada de los noventa o la última cinta protagonizada por Robert Pattinson. Así pues, tratando de ser consecuente, descarté de un plumazo a todos los grandes nombres de la Distinguida Competencia. El siguiente paso era decidirme por una obra clásica que resultara actual. Lo tenía casi claro. Busqué, entre las candidatas, si había alguna que no hubiese sido tratada en profundidad a lo largo de los 24 años de Zona Negativa. Pinché en hueso. Todos los compañeros que han pasado por la sección de DC se caracterizan por su pasión hacia este universo. Así pues, el bisturí en la sala de operaciones es una constante a la hora de diseccionar obras, autores y personajes que han hecho historia en el medio. Siguiendo la estela dejada por el gran José Torralba, avergonzado por la osadía, escojo Animal Man de Grant Morrison para realizar este viaje.
“Las palabras que tú necesites. No hay normas en eso. A tu aire, libre, anarquía en DC.” Estas pudieron ser las frases utilizadas por Karen Berger para que el genio escocés llevara a buen puerto las aventuras de un superhéroe de segunda fila como Animal Man. Pero no, esos vocablos con los que arranca este párrafo me los trasladó el bueno de Gustavo cuando le planteé mis dudas iniciales. Tal vez fuera esa palabra, anarquía, la que funcionó a modo de llave para que fuese Morrison quien se convirtiera en el eje principal de este artículo. Porque, como si de un sueño se tratara, el guionista de Los invisibles rompe por completo la cuarta pared para mostrarnos los entresijos de su trabajo.
Como explica el propio Morrison en su último número, Animal Man ya existía mucho antes de que el comenzara a guionizarlo y es más que probable que sobreviva a todo aquel que esté leyendo estas líneas. Sin embargo, Buddy Baker nunca había sido un cabeza de cartel como Clark Kent o Barry Allen. Precisamente por eso, Morrison encontró un mar de tranquilidad para poder experimentar a diestro y siniestro con un personaje que había pasado más tiempo en el baúl de los recuerdos que deambulando con otros superhéroes de la compañía.
Tras una primera miniserie compuesta por cuatro números bastante convencionales, Morrison comienza a retorcer la historia para hacerla suya o, mejor dicho, para fusionarse con ella. El evangelio del coyote fue una bendita locura nominada al Eisner que metía en la coctelera a los Looney Toones, mitología griega y metaficción marca de la casa Morrison. Este número marcó un antes y un después en la cabecera puesto que el autor nacido en Glasgow demostró que cualquier cosa era posible.
Podemos afirmar que el Animal Man de Grant Morrison va de menos a más con momentos de absoluta genialidad y que tiene un tercer acto que hizo historia en el mundo de las viñetas. A diferencia de otras obras más sesudas de Morrison, Animal Man resulta accesible para (casi) todo tipo de público. Si bien aborda elementos complejos y cuestiona la realidad en todas sus vertientes, Morrison ejerce de chamán para guiarnos por este viaje tan particular. Como no podía ser de otra forma, llegará un momento en el que, incluso, el propio Buddy consumirá peyote para alcanzar la iluminación. Este acercamiento al saber resultará confuso en un principio, pero todas las piezas irán encajando para asimilar los mensajes que el guionista ha ido camuflando a lo largo de la obra.
En este Animal Man no falta el humor, porque Morrison recoge a un personaje ya creado y nos muestra sus costuras sin caer en la parodia. ¿Cómo un superhéroe que adquiere poderes de los animales no va a sentir empatía hacia ellos? ¿Cómo un superhéroe que siente tal empatía no se va a hacer vegetariano? Buddy acaba convirtiéndose en activista por convicción y sus acciones le hacen dudar de su heroísmo. Morrison aprovecha para señalar en varias direcciones, pero teniendo al ser humano como fatal denominador común. La caza de ballenas y delfines en el Atlántico Norte o la experimentación animal como método científico ponen en cuestión nuestra comunión con el planeta. La Cosa del Pantano y Animal Man representan el verde y el rojo, lo vegetal y lo animal. Un ecosistema que nos empeñamos en destruir a pesar de conocer cuáles serán las consecuencias. Treinta años después de Animal Man, tenemos menús veganos por doquier, pero sigue existiendo el maltrato animal.
Aunque la gloria de esta etapa se la lleve Grant Morrison, es injusto que a esta altura del partido aún no haya citado a sus compañeros de equipo. Con un dibujo deudor de su tiempo, Chaz Truog, Tom Grummett y Doug Hazlewood se combinaron para dar forma a un puñado de ideas nada sencillas de ilustrar. Llama la atención que cuando se aborda el origen del personaje, el trazo retroceda en el tiempo para diferenciar bien ambas épocas. Además, en el citado número El evangelio del coyote el estilo cartoon se apodera de tres páginas demostrando, una vez más, que la ficción puede ser modificada al antojo de sus autores. En pleno viaje lisérgico Truog y Hazlewood dieron el do de pecho para hacernos alucinar sin necesidad de consumir sustancias psicotrópicas. No podemos dejar este apartado sin recordar las gloriosas portadas de Brian Bolland, ejerciendo de fantástico telonero antes de que la narrativa continuará su cauce.
En definitiva, si no lo habéis hecho ya, Animal Man de Grant Morrison es una lectura obligada para todo aficionado al noveno arte que se precie. Acompañamos a Buddy Baker en un periplo de autoconocimiento que incluye viajes en el tiempo, ruptura de la realidad y defensa de los animales. Como El Arquitecto revelando a Neo la verdad, Morrison conversa con su criatura haciéndola ver que el libre albedrío no existe. Todo acto surge de la mente del guionista que a su vez será plasmado por dibujante y entintador. La continuidad, el olvido, la muerte y el renacer. Elementos habituales en las viñetas que Morrison supo deconstruir y reventar para, finalmente, dejar al personaje en la casilla de salida. Un genio que trasteó hasta el paroxismo dando como resultado un cómic legendario.
Y LA ENCUESTA FINAL…
Nos vemos en 30 días.
Cómo odio esa nueva versión del origen de Tora, prefiero mil veces su origen inicial, considerada una diosa del hielo, perteneciente a un pueblo perdido de gente del hielo, que retomaron genialmente en JLA 3000 y 3001, dotándola de la inmortalidad propia de una diosa. Ella es de mis personajes favoritos de la Liga, y la caracterización que hicieron de ella en JLI fue lo que lo logro, todavía recuerdo cuando leí la muerte de Superman, y ella sola va a enfrentarse a Doomsday, sabiendo que no podría hacer nada, y pensé «eso es valor». Desde entonces, mucho ha pasado, murió, revivió, fue representante de los dioses nórdicos, le cambiaron el origen, por uno horrible. Creo que es uno de esos personajes menospreciados. Siempre mostrada como «débil», poseída por Darkseid, convertida en zombie, herida y dejada abandonada en un hospital. Pero así y todo, siempre consigue brillar, de hecho, lo poco que puedo rescatar de Heroes en Crisis es, precisamente esas dos viñetas con Bea diciendo: mientras tenga a Hielo…, y Tora diciendo, a su vez, «mientras tenga a Fuego…». Sin duda, la hija de Olaff es el personaje que siempre deseé que fuera real, porque siempre se sintió real.
Cambiando de tema, me niego a llamar a Shazam al Capitán Marvel. Es ilógico que su nombre de batalla sea justamente la palabra mágica que le da o quita sus poderes. He dicho.
Pues creo que soy la nota discordante en este aspecto, pero a mi el personaje de Hielo en Blanco Humano me enamoró. También es cierto que solo lo conocía de la JLI.
¡Gracias por comentar, Gusgus!
Que gran magazine. Tremendos todos los informes desde Tierra-S. Que loco que C.C.Beck después de todo el juicio de los ’40 todavía hacía chistes y laburos con DC. Otro que seguro NO murió millonario.
Hielo es mi 2a favorita…pero Fuego (sobre todo en manos de Adam Hughes) era combustible…Canario estuvo poco, lo mejor su reacción con LA piña.
¿Que decir de Animal Man? Un placer absoluto buscar cada uno de los 26 números de Zinco, que encima desde las otras contraportadas te quemaba el bocho: «si solo podes comprar un comic esta semana que sea este!» «Una nueva Crisis en Tierras Infinitas!» y asi. El No 6 es un favorito, pero la cascada desde el 19 al final es insuperable, creo que no se vio ni se verá algo así.
Y series contenedor SI por supuesto. Tanto original como local. Acá, a la manera de los de Zinco, teníamos Grandes Historias que (ok, con un 90% de Batman) te colaba Titanes o Lobo para conocerlos. Supongo que el expositor oponente solo está siendo irónico, porqué si es por esas razones, hoy NADIE compra comics. Ni grapa ni garompa. Asi que si fuera por eso…yo re compraría una serie contenedora donde le dieran a grandes autores top top (un King, Morrison, Taylor, etc) un número cada uno de un Metamorfo, Hombre Halcón, Firestorm, Capitan Atom, Zatanna, Hombre Elástico, Espectro, que se yo.
Ahhhh grandes historias, sólo me faltaba uno, el siempre editado La broma asesina, y ya conseguí esa versión también. Cierto es que su recorrido estuvo muy batmaníaco, pero en general la selección me parece que estuvo muy buena. así que sí a las series contenedor.
Yo tenía 2 Broma Asesina de Perfil! Porqué el primer comic que prestaba (PRESTAR ESCUCHASTE? OJITO Y QUE VUELVA IGUAL) y que presto al que quería hojear algo, siempre fue este. Corto, cerrado, perfecto en lo gráfico y poético, todos conocen a los personajes: ideal para el novel. No es el mejor, pero si el indicado para fascinarte creo yo.
Gracias Kadok, grande! Si saliera esa serie que comentas pagaba hasta un crowdfunding, fíjate 😉
Ni confirmo ni desmiento que en el versus el «A favor» y el «En contra» a veces los escriba una misma personalidad esquizoide.
Pero q diceeee, colgaoooo
¿Veis? Lo que yo decía 🙂
Gollum! Gollum!
Grandísima noticia que se vaya a editar este Shazam de Don Newton(a ver si se animan también con su Batman).
Felicidades por la sección como siempre. Muy interesante recorrido tanto por las novedades que van a aparecer como por el pasado glorioso de la editorial.
Con respecto al Capitán Marvel Jr habéis olvidado mencionar su paso por los Outsiders en la época en la que Judd Winnick escribía la serie.
Un saludo.
Gracias Jaime! Hombre, más q olvidar, era resumir con lo de «miembro habitual del panteón DC», pero es cierto q es su etapa moderna más destacada, gracias x recordarlo!
Pues entonces bien resumido está, un abrazo.