Noviembre suele ser sinónimo de pre-Navidad. El mes donde las grandes editoriales despliegan sus mejores armas, en aras de captar el mayor pastel navideño. Cuesta extender un mensaje de gozo y positividad con todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. No hay día que no veamos drama, a veces desde la lejanía, otras veces más cerca de lo que desearíamos, para tratar de hacer un invoco al espíritu naíf y consumista de la Navidad. Pero aquí estamos, apelando a ese niño interior que llevamos en nuestro ser y cubriendo, como es nuestro deber, las novedades de Marvel, dispuestas en las tiendas por Panini Cómics.
Dentro del interesante abanico de posibilidades, vamos a destacar el lanzamiento de los primeros ejemplares de Marvel Premiere, un formato económico, en tapa blanda, con contenido de actualidad, que promete dar muchas alegrías a los aficionados. A él le dedicamos nuestra columna de opinión y sobre uno de sus títulos montamos un juicio sumarísimo. También queremos destacar una extensa e interesante entrevista al artista Javier Garrón. Desde Zona Negativa no podemos más que agradecerle de corazón el buen trato dispensado y que, sabiendo de las apreturas de los plazos de entrega americanos, nos haya regalado parte de su tiempo para contestar nuestras preguntas.
Por lo demás, tenemos el análisis de la ración de grapas y tomos Marvel de rigor, ponemos el foco de atención en los tan necesarios clásicos, destacando el inicio de la Biblioteca Drácula, vemos que ha dado de sí la Capitana Marvel de Kelly Thompson, celebramos la salida de Factor-X #1, con dibujo del genial David Baldeón, os hacemos una disección de un grupo mutante tan peculiar como los Infernales y, por último, que no menos importante, nos damos una vuelta por las novedades del pasado.
Llegados a este punto, solo nos queda emplazaros, lectores y lectoras, a que os sumerjáis en la sección y que la podáis disfrutar, con tanta algarabía como nosotros nos lo pasamos montándola.
TITULARES
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• Columna de opinión
• Juicio a…
• Análisis de novedades
• El cómic destacado del mes
• No te puedes perder…
• Quién es quién
• Hablemos de clásicos
• Otras reediciones
• Al habla con Javier Garrón
• Aquellas maravillosas novedades
Columna de opinión
El año 2020 ha sido uno muy complicado debido a la pandemia del COVID-19. Los efectos y consecuencias de esto han sido enormes. Ningún aspecto de nuestra sociedad ha escapado a ello y eso incluye, obviamente, el mundo de los tebeos. Centrándonos en Marvel y Panini (como es lógico si tenemos en cuanto la sección en la que estamos), hablamos de un parón de varios meses en los que no se publicaron grapas ni tomos. Del mismo modo, y teniendo en cuenta la errática publicación en Estados Unidos, eso ha afectado a nuestro mercado. No obstante, estos movimientos de calendario forman parte de lo menos inquietante del asunto.
Porque lo importante es la cuestión de reactivar el mercado. De incentivar la compra. De conseguir que los lectores encuentren motivos suficientes para acercarse a su librería de confianza y hacerse con nuevos productos. Teniendo en cuenta el riesgo implícito en cada viaje, cada uno ha de valer la pena. No basta con presentar el juguete de siempre con sombrero nuevo. Tienes que dar una razón de peso para ir, para asegurarte de que 2021 se convierta en un año de reactivar el mercado. Es aquí que entra en juego el nuevo formato Marvel Premiere.
Marvel Premiere es, a todos los efectos, el típico TPB americano. En términos españoles, es el tomito de Spiderman aplicado a colecciones actuales punteras y a clásicos que adquieren especial relevancia en el momento actual. La primera hornada nos da dos ejemplos muy claros: El Inmortal Hulk y La guerra Kree-Skrull. Estos nuevos tomos se enmarcarían dentro de una iniciativa general de bueno-bonito-barato en la que se verían acompañados de Marvel Must Have y Marvel Young Adult.
Uno podría pensar que son todos productos muy parejos, pero el verdadero quiebro se encuentra en Marvel Premiere. Must-Have y Young Adult acaban respondiendo, en cierto modo, al mismo espíritu que la línea Marvel Deluxe. Son reediciones a tiempo pasado y bajo cálculos y tiempos similares a los que estamos acostumbrados (baste mirar el nuevo tomo de Civil War o el primero de Campeones, que se inició en 2016). Premiere responde a reeditar la actualidad más inmediata y a rellenar un hueco de mercado reclamado por muchos lectores.
¿Es necesario esperar cinco años para reeditar una serie que sale en grapa? ¿Se come un tomo el mercado potencial de una grapa? ¿Cómo te aseguras de que todos tus productos tengan su espacio y su tiempo? Yo creo que la respuesta a todo esto es la tapa blanda. La respuesta a todo esto es Marvel Premiere. Estos tomitos son perfectos para los consumidores que reniegan de la grapa, que existen. Pero la distancia temporal con la publicación de la misma (si tomamos de ejemplo Hulk o Cuatro Fantásticos, el periodo mínimo parece ser de dos años) evita que nadie que ya la comprara la vaya a abandonar. No usar la tapa dura reduce los costes de producción y el precio de venta. Parece que también los plazos de reedición.
Con esto, todos los lectores tienen una opción para estar al día de la actualidad Marvel, con distintos formatos que se adaptan a distintos consumidores. A largo plazo, nada anula la reedición en tapa dura para quienes la quieren, así que no se pierden consumidores por ese lado. Pero, para que esto funcione, hacen falta dos condiciones más: respuesta de los lectores y confianza de la editorial. Aquellos que han reclamado este formato tienen ahora la posibilidad de responder con su dinero. Y Panini tiene ante sí una oportunidad de oro, pero debe apostar por ella a largo plazo y no solo de forma breve o intermitente.
Imaginemos un futuro a medio plazo en el que salgan más tomos de Premiere con más series actuales. Tomos del Spiderman de Nick Spencer y Ryan Ottley o el Veneno de Donny Cates y Ryan Stegman. De La Magnífica Ms. Marvel de Saladin Ahmed o, por qué no soñar, de las series mutantes de la era Hickman. Productos buenos, bonitos y baratos con los que enganchar a cualquier persona a lo más pujante del Universo Marvel, a lo más actual, en un formato estupendo para coleccionar y leer cuanto se desee. Y es entonces que no cuesta ver cómo, en un mercado post-COVID, algo como Marvel Premiere (junto a Must-Have y Young Adult) puede suponer uno de los grandes motivos para acercarse a una librería e incentivar la compra. Uno de los grandes motivos para reactivar el mercado español.
Juicio a… La Guerra Kree-Skrull
Marvel Premiere es un nuevo formato que apunta a dar muchas alegrías a los aficionados. Dentro de su scope, podríamos decir que la plena actualidad, puede entrar algún producto de otro tiempo que refleje eventos en curso. Es el caso de la Guerra Kree-Skrull, cuya sombra se puede percibir en los acontecimientos de Imperio. Estos cómics, realizados por Roy Thomas, Neal Adams, John y Sal Buscema, están datados de inicios de los años setenta. Por tanto pueden haber potenciales lectores que piensen que a lo mejor es un tebeo ya desfasado, impropio para los tiempos actuales. Otras voces, en cambio, gritarán de la vigencia de muchos de sus preceptos.
Como siempre, allí cuando vemos disputa aprovechamos para llamar a nuestros expertos en estas lides. Están dispuestos a dejar sus pareceres para que los lectores y lectoras tomen sus propias decisiones. Sin más dilación, damos comienzo al juicio.
A favor …. Robbie R.
La franquicia vengadora va camino de cumplir sesenta años de vida y, cuando se aproxima un aniversario tan redondo, es fácil caer en la tentación de embarcarse en la discusión en torno a las cinco o diez aventuras más emblemáticas de la historia del grupo súper-heroico más poderoso de la historia de la Tierra marveliana. Cada persona tiene su selección y, en ella, es inevitable que se deslicen criterios subjetivos: la primera lectura de la serie, la historia que más impactó… pero, más allá de esas querencias y debilidades, hay aventuras que no pueden faltar y La Guerra Kree-Skrull es una de ellas. Las razones de tal afirmación casi resultan ociosas, pero no está de más repasar los motivos por los cuales una historia contada hace medio siglo sigue siendo reeditada constantemente.
En una industria caracterizada por la lectura de consumo rápido, las historias no están pensadas para perdurar. Algunas envejecen más rápido, otras lo hacen más lentamente y las que menos se convierten en referentes del género, hasta el punto de convertirse en perfectos puntos de entrada para iniciarse en la lectura y el disfrute del tebeo de corte súper-heroico. La Guerra Kree-Skrull encaja a la perfección en este segundo apartado. Una epopeya cósmica que lleva a quien la lee desde el interior de un ser sintético hasta los confines del universo conocido en ese momento, de la mano de un puñado de héroes, decididos a rescatar a sus camaradas del destino de ser daños colaterales en un milenario conflicto cósmico. Una aventura espacial contada en cinco capítulos llenos de acción, intriga, pasión y toques de ciencia-ficción, a los que hay que sumar otros cuatro, que actúan como prólogo.
El guion lleva la firma de Roy Thomas, uno de los escritores más importantes de la historia de la franquicia vengadora, de la Casa de las Ideas y de la industria del cómic estadounidense en general. La parte gráfica corre a cargo de otros tres artistas ilustres: los hermanos Sal y John Buscema y un Neal Adams que, en su breve paso por la Marvel de finales de los sesenta y principios de los setenta, dejará su impronta en esta aventura y en la agonizante colección de la Patrulla-X. Cada uno hará su aportación para llenar la memoria de la parroquia lectora de imágenes tan impactantes como inolvidables. El viaje del Hombre Hormiga por el interior de la Visión; el combate entre unos menguados Vengadores y los skrulls que suplantaron a los Cuatro Fantásticos; la lealtad de un exiliado Capitán Marvel hacia su planeta de origen; la misericordia de la princesa Anelle; el conflicto secundario en el seno de la comunidad inhumana; el descubrimiento de la verdadera naturaleza de Rick Jones; los sentimientos existentes entre la Bruja Escarlata y su sintético colega; el épico final, que anuncia el futuro declive de dos imperios estelares y el ascenso de la humanidad. En cinco tebeos, los autores introducen una serie de argumentos que nutrirán la franquicia vengadora y alimentarán la sección cósmica de Marvel hasta la actualidad.
Medio siglo después de su primera edición, La Guerra Kree-Skrull sigue siendo un ejemplo de cómo se debe contar una historia de corte súper-heroico. Veinte años después, cuando la franquicia se había desarrollado hasta convertirse en una de las principales escuderías de la editorial, se planteó otra aventura, a guisa de heredera del clásico. Dos imperios galácticos se enfrentaban y la Tierra estaba, una vez más, en peligro; los Vengadores intentarían poner fin al conflicto. Lo que en 1972 se narró en una única cabecera con nueve entregas, en 1992 se contaría en siete series y una veintena de partes. Su impacto fue menor y su influencia posterior estaba completamente diluida menos de diez años después de su aparición.
Cada mes, cada año, las principales editoriales del sector publican tebeos en los que se anuncian como únicos, irrepetibles, definitorios y definitivos. Pocos son los que superan la prueba del tiempo y demuestran la veracidad de esa publicidad. La Guerra Kree-Skrull es uno de ellos.
La verdad, nada más que la verdad.
En contra …. J.J.J.
Existen historias que, independientemente de su calidad, se convierten en pilares indiscutibles de una mitología. Una persona cualquiera no se sabrá al dedillo la Biblia, pero sí recordará grandes brochazos como Abraham casi matando a su primogénito, el arca de Noé, el mar abierto por Moisés o la muerte y resurrección de Jesucristo. Todos esos momentos se convierten en piezas claves sobre las que asentar las futuras historias, momentos a los que referirse en el futuro para crear relatos más grandes y más extraordinarios.
Dentro de la historia Marvel, uno de los momentos más tempranos en los que se intentó crear una pieza de tal magnitud fue en 1971, cuando Roy Thomas, John Buscema, Sal Buscema y Neal Adams crearon una historia en nueve partes: La Guerra Kree-Skrull. Con el objetivo de canalizar varios elementos de la mitología Marvel y, sobre todo, poner en choque directo a las dos principales razas cósmicas marvelitas, la serie de Los Vengadores se lanzó con todo a intentar crear una de las historias más grandes jamás contadas.
Negarle su efecto y posición a La Guerra Kree-Skrull sería un esfuerzo tan fútil como insincero. Sin embargo, esto no quita que, como historia, tenga algunos elementos que pueden dificultar su disfrute. Empezando, sí, por la narración. Siendo una historia al clásico estilo Marvel, ¿os atrevéis a contar cuánto verbaliza cada personaje sus acciones? ¿Cuántas veces explica sus poderes en voz alta? ¿Cuántas veces señala cómo se siente respecto a sí mismo y aquellos que le rodean? No se confundan: yo disfruto el romance entre la Visión y la Bruja Escarlata como cualquier otro, pero las idas y venidas se ven afectadas, para mal, por la narración tan añeja. Un recurso estilístico hijo de su tiempo o un obstáculo de gran escala: eso dependerá de cada lector, pero es una realidad indiscutible.
No es el único defecto a nivel narrativo-estructural. Otro conteo: ¿cuántas veces empieza la historia in media res, con una pequeña escena que busca enganchar al lector, para luego proceder a narrar un flashback que ocupa varias páginas? Muchas. Una y otra vez sucede esto, una y otra vez se utiliza este recurso. Algunas veces funciona. Pero otras se sienten como una fórmula aplicada sin más, sin pensarlo mucho. “Así se hace y no hay otra forma”.
Formulaico, puede ser. Una forma de definir a esta Guerra con poca guerra. Indudablemente impresionante en su día (gracias a la labor de los dibujantes), no menos cierto es que su escala se ha visto ampliamente superada por el maremágnum de historias que se han publicado en la Casa de las Ideas desde aquel entonces. Si miramos, especialmente, a los grandes eventos del siglo XXI, no es difícil encontrar conflictos más impresionantes, incluso si quizá son menos interesantes. O, al menos, conflictos en los que no se haga de menos a la mujer como lo hace Mar-Vell con la Bruja Escarlata, negándose a entrar en batalla con ella.
Pudiera parecer, con todo lo hablado, que quien estas líneas escribe opina que esta es una mala historia. Y nada más lejos de la realidad. Pero el paso del tiempo permite observar con calma aspectos que otrora se pudieran escapar. Y es ese mismo paso del tiempo el que ha colocado a esta historia en una posición tan especial – no por nada la actual serie Imperio es una secuela lejana de ella. Sin embargo, observar y analizar las grietas, los fallos y las arrugas se convierte en un ejercicio interesante. Uno que permite apreciar la historia en su imperfección. Y es así como logramos valorar por completo lo que ella ofrece.
He dicho.
Análisis de novedades (grapas y tomos)
Este mes tenemos unas novedades muy interesantes en todos y cada uno de los apartados de nuestro querido Magazine. Y es que, tanto en grapas como en tomos, en lo que se refiere a debuts, la oferta es muy variada. Pero si además acudimos a reediciones de clásicos y de no clásicos, nuestra cartera sufrirá una merma importante. Iremos desgranando cada una de ellas y ayudándoos a confeccionar vuestra lista de la compra marvelita particular.
Debuts del mes
LANZAMIENTOS GRAPA
Conan: La Batalla por la Corona Serpiente 1 de 3
En el apartado de grapas tenemos una aventura Cimmeria muy interesante. Se trata del primer número de Conan: La Batalla por la Corona Serpiente, en el que el dibujante Luke Ross y el guionista Saladin Ahmed llevan al Cimmerio por una epopeya en la que está implicada uno de los objetos más poderosos de su mitología: la Corona Serpiente.
Esta miniserie servirá además para ir tendiendo puentes y rellenando huecos vía continuidad retroactiva entre el pasado y presente del Universo Marvel, en los albores de cuya historia hemos de entender ahora que estuvo siempre presente el famoso bárbaro.
LANZAMIENTOS TOMO
100% Marvel HC. Aniquilación: Plaga
El regreso que nadie esperaba de la mejor saga cósmica marvelita del siglo XXI. Aniquilación ha vuelto aunque esta vez Dan Abnett apenas si participa en el evento, sin rastro de Andy Lanning. Las líneas maestras de esta nueva epopeya cósmica las traza el controvertido Mathew Rosemberg, capaz de hacer un gran trabajo en el Castigador, pero cuyo paso por la Patrulla-X fue muy sufrido por los lectores.
En este caso, el Cancerverso vuelve a atacar, invadiendo de nuevo nuestro Universo con Estela Plateada, Nova, Bill Rayos Beta y otros héroes en primera línea de batalla, buscando enfrentarse a este nuevo mal, al que también se opondrá un pragmático Annihilus.
Si sois fans de lo cósmico, podéis intentar acercaros a esta obra. Si no es así… tampoco os perderéis nada.
La Gran Novela de los 4 Fantásticos 1
En los últimos tiempos, Ed Piskor sorprendió a propios y extraños recopilando la historia de la Patrulla-X, desde su creación hasta casi la llegada a la colección de Grant Morrison en unos cómics muy curiosos bautizados como la Gran Novela de la Patrulla X.
Ahora, ocurre lo mismo con los 4 Fantásticos, cuya intrincada historia comienza a resumirse, gracias al guión y arte de Tom Scioli.
Si os gustó lo que hizo Piskor, no dudéis en adquirir el experimento de Scioli. Una obra muy personal que nos sirve como resumen y como gran cómic en sí mismo.
100% Marvel HC. Peter Porker, El Espectacular Spiderham: Apuercolipsis Now
Está claro que Spiderman: Un Nuevo Universo fue una magnífica película sobre el personaje, eso es innegable. Pero aún más claro está que Marvel no iba a dejar pasar la oportunidad, trayendo de vuelta a las viñetas a todas las versiones arácnidas que pudiera, sobre todo si éstas aparecían en la mencionada cinta.
En el caso de Peter Porker, el espectacular Spider-Ham, éste es un personaje muy curioso que nos aporta una versión cartoon del Peter Parker que todos conocemos, y que evoca a los cortos de los Looney Toones con los que Warner Bros ha hecho reír a generaciones enteras.
En esta ocasión, Spider-Ham regresa con serie propia, de la mano de Zeb Wells y Will Robson, quienes como mínimo nos ofrecen una propuesta Marvel diferente entre tanto evento y cómic superheroico más convencional.
Iron Man 2020. Revolución Robot
El nuevo estatus del Vengador Dorado da lugar a un ámbito distinto e innovador en el que los autores pueden realizar experimentos curiosos que, de otro modo, jamás habrían podido ver la luz.
Ese es el caso de Revolución Robot, el tomo con el que Panini recopila las distintas propuestas y miniseries llevadas a cabo bajo el paraguas de Iron Man 2020. Un tomo dirigido sin duda a completistas de la etapa actual del Hombre de Hojalata marvelita.
El cómic destacado del mes
Desde el inicio de Amanecer de X la caja de Pandora está abierta. El camino de la resurrección, con las consecuencias que trae, ha supuesto un cambio sustancial en la manera de entender esta nueva etapa mutante orquestada por Hickman.
La resurrección implica además de cuestiones que puedan ser más o menos de índole moral, una cantidad gigantesca de solicitudes para regenerar o resucitar a mutantes. Sin embargo, hay reglas a seguir en este proceso, como se establece en Dinastía de X y Potencias de X, en las que un mutante no puede volver a la vida a menos que haya sido confirmado como muerto.
Este aspecto afectará directamente a uno de los integrantes de Factor-X, lo cual será el motor de inicio de la serie. Lógicamente entrará en acción Polaris, la ex jefa de Investigaciones de Factor-X, la cual decide volver a reunir al equipo. Sin destripar el argumento, decir que es un planteamiento muy interesante y que puede dar de sí para una buena serie dentro de Amanecer de X. Factor-X tiene una misión dentro de esta situación. Cuando fallece algún mutante está ahí para interrogar e investigar cómo y las causas del fallecimiento. Estrella del Norte, Polaris, Prodigio, Chico Ojo, Daken y Prestigio se desenvuelven en una versión de Factor-X en la que los asesinatos, el misterio, la intriga y las personas desaparecidas son el caldo de cultivo de una prometedora serie.
Leah Williams, con arte de David Baldeón, colores de Israel Silva, son el equipo detrás de esta nueva versión de Factor-X, más próxima al trabajo de Peter David que a los orígenes de este grupo de mutantes.
Han sido varias las versiones que hasta la fecha hemos tenido de este equipo mutante. De todas ellas podemos guardar muy buenos recuerdos. La primera alineación de Factor-X consistió en los cinco X-Men originales (Cíclope, Jean Grey, Ángel, Bestia y el Hombre de Hielo).
Tras la «Saga de la Isla Muir» ocurre una realineación del grupo. A partir del número 71 del primer volumen, los cinco originales regresaron a la formación de la Patrulla-X (Uncanny X-Men vol.1 #281, X-Men vol.1 #1) y apareció un nuevo equipo de superhéroes mutantes, que trabajarían para el gobierno de los Estados Unidos. Esta etapa de la serie fue cancelada en 1998. La primera alineación hasta “La búsqueda de Legión” la componen Kaos, Polaris, Fortachón, Hombre Múltiple, Mercurio, Loba Venenosa.
Posteriormente y hasta «Operación Tolerancia Cero» los miembros fueron Forja, Polaris, Mística, Dientes de Sable, Chico Salvaje y Shard Bishop. Tras los eventos relacionados con esta célebre saga, el grupo es disuelto.
En el año 2006, esta serie fue relanzada. Tras los acontecimientos narrados durante la saga «Diezmados«, en la que el 90% de los mutantes pierden sus poderes, consecuencia de Dinastía de M, Jamie Madrox crea la Agencia de investigadores X-Factor. Peter David a los guiones nos regaló una de las mejores etapas de este grupo.
Ahora, y tras Amanecer de X, es el momento de que Factor-X se alce, y de momento este primer número es un buen comienzo.
Williams consigue algo que hace que este número iniciático no deba quedarse en la tienda. De una mezcla bastante ecléctica de personajes consigue que cada uno de ellos tenga identidad propia. Encontramos una mezcla interesante de personalidades: Estrella del Norte es frío y estirado, Daken es un idiota, Polaris cuestiona sus habilidades, Rachel se siente un poco infravalorada, Prodigio es un sabelotodo, Chico Ojo es digamos un poquito especial. Cada personalidad peculiar brilla, y como equipo cada miembro tiene su momento, consiguiendo un resultado magnífico.
El arte de Baldeón sienta como anillo al dedo a una serie que congenia a las mil maravillas con el mensaje alegre que transmite el guion de Williams. El dibujante desarrolla un trabajo en el que abundan las expresiones faciales diversas, para cada uno de los integrantes del equipo, secundarios y villanos. Las viñetas están llenas de personajes y abundan los detalles, siendo algo de agradecer. Estamos ante un grandísimo trabajo.
Los colores de Silva sirven para resaltar las páginas, haciendo que case la paleta de colores a las mil maravillas con el sentido que el guion da al dibujo que traza Baldeón.
En definitiva, un número uno que no debemos perdernos. Continuaremos mes a mes, pero hasta la fecha se puede asegurar que ha sido un comienzo que denota calidad, interés y pasión por este grupo. No dejemos que se quede en la tienda y demos una oportunidad a una gran versión de Factor-X.
No te puedes perder… Capitana Marvel de Kelly Thompson
En Marvel hay dos tipos de historias con respecto a la vida imaginaria de los personajes ficticios que se tratan, las que los cambian y las que siguen la rueda. Los que caen en las primeras están condenados a volver a su estatus original, bien por cambio de autores o de directiva, y los segundos tarde o temprano acaban en el aburrimiento. De esta manera podemos decir que todos los personajes siguen ese movimiento perpetuo de cambio y vuelta al original, pero hay ocasiones en las que un cambio marca tanto que nos trastoca la percepción del personaje, haciendo que la rueda cambie su recorrido y se tome como perspectiva base esa gran transformación. Que esto pase a un personaje de primera línea es casi imposible, Spiderman, Hulk, Los Cuatro Fantásticos o los Vengadores han sufrido cambios pero su canon siempre los ha arrastrado cual pozo gravitatorio. Con personajes de segunda línea la cosa varía un poco, ahí están La Patrulla-X o Daredevil por poner dos grandes ejemplos, con un punto de inflexión posterior a su creación, ¿será este el caso de Carol Danvers?, nunca se sabe, pero todo parece indicar que sí, porque la apuesta ha sido fuerte y el resultado más que rentable, con una película que resultó todo un éxito de taquilla y una colección, previa a ella, que vendió como nunca lo había hecho el personaje. El resultado de todo esto fue la creación de un icono fuerte, de esos que dan ilusión a muchas personas y miedo a otras, pero a nivel interno también resultó de ello una preocupación editorial que acabó con idas y venidas de autores que cuidaban o violaban al personaje a su antojo, centrando la historia de Carol Danvers.
Danvers aparecía por primera vez como jefa de seguridad, creada por Roy Thomas y Gene Colan, en el Marvel Super Heroes nº13, protagonizada por el Capitán Marvel. A partir de ahí sería una secundaría habitual las aventuras de este gran personaje, hasta conseguir sus poderes y su propia cabecera, pasando a ser Ms Marvel. Apenas tres números escritos por Gerry Conway daban paso a un guionista que hizo historia, Chris Claremont, y acogió al personaje como si fuera suyo, hasta el punto de reinventarla después de que, en la serie de Los Vengadores, se aceptase utilizarla como un objeto, violándola con total impunidad. De ahí que pasara de ser una vengadora a aliada de los X-Men, con un nombre nuevo, Binaria.
Con sus idas y venidas en diversas colecciones, Carol Danvers pasó ya no a un segundo sino a un tercer plano, pero diversos autores hicieron que fuera poco a poco dando un paso adelante. El primero Kurt Busiek en su maravillosa etapa junto a George Perez para Los Vengadores, los cuales le dieron un nuevo nombre, Pájaro de Guerra, que le duraría poco. Brian Michael Bendis no solo le dio un papel en sus Vengadores sino que la hizo líder de uno de los equipos, algo sumamente lógico teniendo en cuenta los estudios militares de Ms Marvel. Pero quien la alzó a un nivel argumental fueron Brian Reed y Roberto de la Torre, con el segundo volumen de Ms Marvel. Veintisiete años hicieron falta para que la editorial confiase otra vez en el personaje y fue un acierto, pues esta etapa hizo centrar la carrera y la personalidad de Carol Danvers, teniendo en cuenta todo su pasado y generándole una vida propia e independiente. Aún así le faltaba algo, un punto para brillar, por suerte le llegó poco después de la mano de Kelly Sue DeConnick y con una Marvel dispuesta a recuperar el legado del Capitán Marvel para dárselo a una mujer.
Es verdad que Carol no es la primera Capitana Marvel, ahí quedarán para la historia dos interesantes personajes como Monica Rambeau y Phyla Vell, que nunca llegaron a ser iconos tan fuertes como Carol en la actualidad, pero aún están rondando por el universo Marvel, por suerte. Desde 2012 ella se ha convertido en la nueva Capitana Marvel, heredando el estatus del original como defensora de la Tierra y del universo, formando parte de diversos grupos como sus Vengadores, Guardianes de la Galaxia o A-Force entre otros, sus apariciones se multiplicaron y su colección disfrutó de una gran calidad gracias a los guiones de DeConnick y dibujantes como Emma Rios, David López o Filippe Andrade. A esto le siguieron diversas etapas de calidades más variables, especiales y series limitadas que hasta se atrevieron a cambiar su origen, pero hubo puntos en los que parecía que se dejaba de lado el estilo marcado por DeConnick, le faltaba ese toque superheroico pero humano que ampliase su mundo; estaba muy metida en el universo Marvel, demasiado evento de por medio, y le faltaba su propio entorno. Ahí es donde entra la nueva etapa, que se centra más en ella y deja de depender tanto de aventuras ajenas, aunque por desgracia los eventos siguen presentes.
Para tal hazaña Marvel ha apostado por una guionista interesante y solvente, a la que deberían dar una colección importante por encima de estrellitas del medio que imponen sus temas a lo que debería ser una colección puntera, relegando las historias que se han tejido durante décadas a sus propios gustos. Kelly Thompson es una muy buena guionista de superhéroes, sabe tratar a los personajes, tiene en cuenta su historia y trabaja sobre ella, además sabe darle el punto de entretenimiento y fondo que equilibra este tipo de productos, aunque siempre la dejan en un plano secundario, como suelen hacer con Tom Taylor, dos escritores bastante parecidos en su forma de actuar, con una potencia en los diálogos que muchos quisieran. Por si fuera poco desde la Casa de las Ideas también han tenido un gusto estupendo para elegir dibujante: Carmen Carnero realiza una labor encomiable durante los primeros once números, su dibujo es precioso y tiene una narrativa magnífica. Cuando Carnero se va de la serie, en la etapa que estamos viendo aquí en estos momentos, entra Lee Garbett, autor que ha demostrado su valía en dos series impresionantes, X-O Manowar y Skyward, series que demuestran que su dibujo encaja muy bien con la Capitana Marvel.
La primera página es muy definitoria de lo que las autoras pretenden hacer con el personaje, un recorrido visual de su historia, sus roles y la actualidad, el icono. Hablando mal y pronto, se acabó de fijarse en Wonder Woman, ahora miramos hacia Superman; la Capitana Marvel es el centro de atención de todo el planeta, ahora hay que tratarla como tal. Esto es una idea magnífica porque pone el foco de atención sobre ella como otros autores no habían hecho y la eleva a una posición más real, en el sentido en que un personaje de ese calado haría que todos los ojos fueran a ella. Pero no lo hacen como un ser casi omnipotente, sino que la exploran como la gran heroína en la que depositar la esperanza, pero siempre mostrando esa posibilidad de ser falible, dando una perspectiva más humana.
Empiezan a tope, sin irse por las ramas, estableciendo las relaciones de Carol con personajes importantes en su pasado, como Spiderwoman o Iron Man, e incluso le dan una especie de pupila/persona a la que ayudar, Tóxica, la que fuera parte de la Academia Vengadores. Mediante un viaje a una especie de distopía, donde una resistencia de mujeres luchan contra el Hombre Nuclear, se marca un fuerte carácter de lucha contra las injusticias generadas por la misoginia, con lo que hay una clara continuación temática de la etapa de DeConnick, lo que se agradece frente al tradicionalismo y la monotonía de otras series actuales. En realidad este primer arco, más que de lucha, trata de asentar las relaciones con otros personajes, en parte a nivel personal, con viejas conocidas como Hulka, nuevas como Eco, el regreso de Spiderwoman o se vuelve a uno de los grandes traumas de su pasado, Pícara, solo que las autoras lo manejan de manera magistral, alejándose de tópicos y teniendo en cuenta todo lo que ambas pasaron juntas en los últimos años, aunque jugando con el lector. Pero también modificando la perspectiva desde la que el resto de mujeres del universo Marvel ven a la propia Capitana. Así, Re-entrada es una palabra que dice mucho sobre este arco, a nivel argumental, a nivel de inicio de etapa, pero también en un sentido simbólico.
Hasta el tie-in con la fallida Guerra de los Reinos resulta gracioso, totalmente prescindible si lo comparamos con el resto de la colección, más aún por el cambio de dibujante ya que Annapaola Martello no está a la altura de Carmen Carnero, y obligado solo para completistas, pero los diálogos que caracterizan a Kelly Thompson siguen sabiendo hacernos pasar un buen rato aún en partes anodinas. Por suerte dura poco y las autores siguen con su etapa a lo grande, con la introducción de un nuevo personaje, Estrella, que llegará a tener serie propia también con Kelly Thompson al mando, e incluyendo las tramas de su gran poder y, por ello, su gran responsabilidad hacia la humanidad, una humanidad con un sector que la odia (¿alguien dijo realidad?), y de una debilidad interior, haciéndose más patente una profundidad en el personaje que pocas personas habían conseguido.
Cada arco que pasa va a mejor, hasta Carmen Carnero va a mejor, y eso que empieza muy fuerte. Es una auténtica pena que se haya ido de la serie. Lee Garbett hace un trabajo magnífico, pero tampoco es Carnero. La primera aventura que vemos de él es una historia que lleva a Carol a luchar contra sus compañeros de los Vengadores, un trabajo mucho más sencillo que los anteriores, que se sitúa por encima de la actual colección del grupo. Incluso tenemos un aire a Claremont, con interludio de noche de juegos incluida, que da la ocasión de seguir redefiniendo su entorno antes de entrar en el evento del momento.
En definitiva Kelly Thompson, y los buenos dibujantes que se están encargando de la serie, puede marcar otro pequeño hito en el personaje, solo esperemos que le dejen tiempo y espacio para ello. Se habla poco de la actual colección de la Capitana Marvel, pero es una de las que no se deberían perder.
Quién es quién: Infernales
La Casa de las Ideas cuenta con un amplísimo surtido de personajes. Algunos de ellos son universalmente conocidos, otros son secundarios más o menos célebres y otros son auténticos semidesconocidos a los que es difícil seguir la pista sin pasar antes por una wiki. Para esa última categoría existe esta sección, en la que aprovechamos el lanzamiento de una nueva colección para darle un repaso a su reparto de personajes. En esta ocasión nos toca hablar sobre la nueva encarnación de los Infernales, la última incorporación a las filas de los mutantes de Jonathan Hickman. De vez en cuando nos encontramos con series que cuentan con un reparto extraño, variopinto e inusual, pero sin duda la que hoy nos ocupa ha rebañado a conciencia el fondo del barril de los mutantes para elegir a sus protagonistas.
Pero antes de conocer a estos personajes, repasemos el origen de su nombre. Al igual que sucede con la actual encarnación de los Merodeadores, este nuevo equipo recurre a un nombre con gran tradición en la historia mutante aunque tenga poco que ver con su referente original. Hace años, mientras el Profesor Xavier entrenaba a la tercera generación de Hombres-X, los Nuevos Mutantes, Emma Frost entrenaba a la siguiente generación de esbirros del Club Fuego Infernal, los Infernales. De esta forma, la Escuela de Xavier tuvo su reflejo oscuro en la Academia de Massachusetts, donde personajes como Tarot, Ruleta, Ojo de Gata y Tobera eran entrenados por la Reina Blanca para convertirse en futuros villanos. No obstante, la mayoría de ellos no eran malvados y de entre sus filas surgieron futuros héroes como Sendero de Guerra y Estrella de Fuego. Por desgracia, los Infernales originales fueron masacrados por un viajero del tiempo llamado Trevor Fitzroy, miembro de una organización conocida como los Arribistas que había lanzado una campaña para destruir al Club Fuego Infernal.
Producto de aquel ataque, Emma Frost quedó en coma durante una larga temporada. Desde entonces fue perseguida por la culpa de haber perdido a sus primeros alumnos, aunque no por ello renunció a seguir enseñando: primero como tutora de Generación-X junto al Hombre-X retirado Banshee y después como profesora del Instituto Xavier durante la época de Grant Morrison como guionista. Fue precisamente en esta etapa en la que los nuevos estudiantes se organizaron por equipos, cada uno tutelado por un Hombre-X adulto. Los alumnos de Emma (Alud, Ruina, Arena, Tag, Mercurio e Infernal) tomaron el nombre de Infernales y se convirtieron en rivales del equipo tutorizado por Dani Moonstar, que había tomado el nombre de Nuevos Mutantes. Esto cambió después del Día M, en el que la mayor parte de los mutantes perdieron sus poderes, ya que los miembros supervivientes de ambos grupos acabaron integrándose en un único equipo.
Ningún grupo había reclamado el nombre hasta la época actual de Krakoa, cuando Mr. Siniestro ha decidido reunir bajo sus órdenes a un peculiar equipo de mutantes de conducta problemática, tendencias violentas y difícil encaje en cualquier otro equipo “civilizado” de Hombres-X. Puesto que la alternativa a servir en estos nuevos Infernales era acompañar a Dientes de Sable en su destino por incumplir las leyes de Krakoa (véase Dinastía de X/Potencias de X), este estrafalario grupo ha decidido aceptar los órdenes del caprichoso genetista. Ahora estos personajes son peones voluntarios en su misterioso juego.
Repasados los antecedentes, conozcamos a los personajes en cuestión:
Nathaniel Essex (Mr. Siniestro): Investigador y genetista humano que fue mutado por Apocalipsis en la época victoriana. Desde entonces ha experimentado con su código genético y se ha clonado a sí mismo una y otra vez, obteniendo nuevos poderes y alterando su personalidad en el proceso. Durante largo tiempo estuvo interesado en crear al “mutante definitivo” usando los genes de Scott Summers y Jean Grey, lo que le llevó a clonar a Jean en la forma de Madelyne Pryor, quien a su vez se convirtió en esposa de Cíclope y dio a luz al niño que acabaría convirtiéndose en el hombre llamado Cable. Hoy en día forma parte del Concilio Silencioso de Krakoa, después de haber llegado a un acuerdo con Xavier y Magneto que le convirtió en responsable de salvaguardar el genoma mutante en los difíciles tiempos que se avecinaban. Obviamente, eso no quiere decir que Siniestro no tenga planes propios.
John Cuervo Gris (Cazador de Cabelleras): Este nativo americano formó parte de los Merodeadores originales, los mercenarios que, bajo las órdenes de Mr. Siniestro, masacraron a los Morlocks en los túneles bajo Manhattan (véase la clásica Masacre Mutante) y persiguieron de forma incansable a Madelyne Pryor y a su hijo. Su poder mutante le permite manipular cualquier componente electrónico para convertirlo en un arma, por lo que todas las piezas de su traje son potencialmente letales. No obstante, es un hombre que debería estar muerto. Se sospecha que John Cuervo Gris murió hace mucho tiempo y que desde entonces Siniestro ha estado clonándole una y otra vez para mantenerlo como uno de sus activos. El actual proceso de resurrección de los Cinco de Krakoa puede haber traído de vuelta al original, por lo que no está claro qué recuerda de su pasado y qué lealtad le debe aún a su antiguo amo.
Nanny: El nombre real de esta científica atrapada en una armadura con forma de huevo es desconocido. En el pasado trabajó para la organización antimutante conocida como la Verdad, aunque bajo su retorcida percepción de la realidad su verdadera misión consistía en rescatar a los niños mutantes de sus “perversos” padres. Acompañada por el Creahuérfanos, durante años ha tratado de secuestrar a niños mutantes como Nathan Christopher Summers (el hijo de Madelyne Pryor antes de viajar al futuro del que regresaría convertido en Cable) o Franklin Richards. En el pasado llegó a secuestrar a Tormenta y a revertirla a su edad infantil, aunque la Mujer-X consiguió escapar de sus garras y recuperar su forma adulta poco después. Puede que Nanny sea un genio, pero también detesta a los adultos y está obsesionada con proteger a “sus niños”.
Creahuérfanos: Un niño llamado Peter que fue rescatado por Nanny y encerrado en una armadura de combate. Se sabe que el niño es mutante, aunque se sospecha que Nanny detuvo su crecimiento de alguna forma para evitar que se manifestasen sus poderes. Pese a su amenazadora apariencia y a su violento comportamiento, en el fondo no deja de ser un niño pequeño… un niño pequeño equipado con una armadura asesina, claro.
Kyle Gibney (Chico Salvaje): Este mutante canadiense de aspecto animal fue reclutado años atrás por el Departamento H para formar parte de Gamma Flight (el grupo de futuros candidatos para entrar en las filas de Alpha Flight). Sus violentos ataques de ira le hacían difícil de controlar y, por tanto, le convertían en un recluta problemático. También formó parte de la encarnación de Factor-X que servía al gobierno norteamericano, coincidiendo con Dientes de Sable y estableciendo una gran enemistad hacia él. A medida que su mutación continuaba avanzando y su naturaleza animal se iba imponiendo, Chico Salvaje se convirtió en villano y trató de acabar con la vida de Lobezno junto a Rojo Omega. Sus planes fallaron y Chico Salvaje murió, pero ahora ha resucitado en Krakoa y su parte animal sigue fuera de control.
Manuel de la Rocha (Émpata): El único vínculo de este nuevo grupo con los Infernales originales. Émpata fue uno de los alumnos de Emma Frost en la Academia de Massachusetts. Este atractivo joven, en apariencia amable y atento, usó sus poderes empáticos para influir en la mente de otra alumna, Amara Aquila (Magma de los Nuevos Mutantes), haciendo que se enamorara de él. Pero claro, su amor no era real sino una vil manipulación y Amara le desprecia desde entonces… aunque en su interior algo queda aún de aquel retorcido sentimiento. Émpata se ha asociado en algunas ocasiones con los seguidores de Xavier, pero la mayor parte del tiempo ha sido su enemigo. Durante una temporada fue aliado de la Hermandad de Mutantes formada por Madelyne Pryor y llegó a estar preso en las celdas de la anterior isla-nación mutante, Utopía. Años de abusar de su poder le han llevado a ver a humanos y mutantes como simples marionetas a las que manipular a voluntad, lo que le ha convertido en un auténtico sociópata.
Kwannon (Mariposa Mental): Originalmente una asesina al servicio de la Mano y amante de uno de sus miembros más destacados, Matsu’o Tsurayaba. Cuando su maestro y Matsu’o entraron en conflicto, Kwannon se vio obligada a luchar contra su amado, sufriendo graves lesiones cerebrales y quedando en estado comatoso. Para salvarla, Matsu’o hizo un pacto con la hechicera interdimensional conocida como Espiral, ignorando que ella y su amo Mojo planeaban intercambiar el cuerpo y la mente de Kwannon con los de la Mujer-X Elizabeth Braddock, alias Mariposa Mental. De esta forma, Betsy adquirió el cuerpo de la ninja asesina, quedando su vieja forma habitada por la mente herida de Kwannon. Con el tiempo, Kwannon despertó y se enfrentó a Mariposa usando el nombre de Revancha. Llegó a hacer las paces con Betsy, pero acabó muriendo a causa del Virus del Legado. Años después resucitó a manos de la Hermandad de Mutantes como instrumento controlado por Madelyne Pryor, pero sólo para volver a morir. Antes de la llegada de Jonathan Hickman a la franquicia mutante, una misión de la Patrulla-X en Madripur llevó a Mariposa Mental a un enfrentamiento contra una vampiresa psíquica que estuvo a punto de consumir su alma. Como consecuencia de aquel trance, Betsy recuperó su cuerpo original, dejando que la voluntad de Kwannon volviese a habitar su propio cuerpo (véase La búsqueda de Lobezno: Misterio en Madripur). Con Betsy convertida en la nueva Capitana Britania, ahora Kwannon ha hecho suyo el nombre de Mariposa Mental. Hemos podido verla en acción en la reciente miniserie Ángeles Caídos.
Alex Summers (Kaos): Alguien tenía que aportar algo de razón a este grupo compuesto por violentos asesinos y el elegido es Alex Summers. El hermano de Cíclope es uno de los Hombres-X más veteranos, con una trayectoria que pasa por la Patrulla-X, Factor-X e Imposibles Vengadores, aunque en alguna que otra ocasión ha actuado en el bando de los villanos (por ejemplo, cuando se dejó seducir por Madelyne Pryor y se convirtió en su Rey Duende durante Inferno). Kaos murió poco antes del establecimiento de la nación de Krakoa (en la infame etapa de Matthew Rosenberg), pero fue uno de los primeros resucitados por los Cinco. No obstante, desde entonces sufre unos extraños episodios de pérdida de consciencia y tiene dificultades para controlar sus poderes. Un enfrentamiento contra los secuaces de la Secta Fuego Infernal (grupo antimutante creado por la entonces Reina Roja, Madelyne Pryor) le llevó a ser juzgado por el Concilio Silencioso y a caer en las garras de Siniestro.
Madelyne Pryor (Reina Duende): El lector avispado se habrá percatado de que el nombre de Madelyne Pryor se ha mencionado muchas veces en los párrafos anteriores. Esto no es casualidad, desde luego. Madelyne Pryor será uno de los primeros antagonistas de esta nueva encarnación de los Infernales. Nacida como un clon de Jean Grey creado por Mr. Siniestro, Madelyne acabó casándose con Cíclope y dando a luz a su hijo. Abandonada por su marido tras el regreso de la auténtica Jean Grey y perseguida por los Merodeadores, Madelyne se unió a la Patrulla-X y se hizo amante de Kaos. Tiempo después hizo un pacto con un demonio del limbo y se convirtió en la Reina Duende. Aunque aparentemente murió tras convertir Nueva York en un infierno sobre la Tierra, la psique de Madelyne sobrevivió y, a lo largo de los años, atormentó a los Hombres-X bajo diferentes encarnaciones. Dirigió a una Hermandad de mutantes formada sólo por mujeres, se proclamó Reina Roja del Club Fuego Infernal y fundó la Secta Fuego infernal antes de desaparecer. Ahora Madelyne ha vuelto para saldar sus cuentas pendientes con estos nuevos Infernales… y con toda la isla de Krakoa. ¿Qué opinará Siniestro del regreso de su creación? ¿Y qué pensará Kaos al reencontrarse con su antigua amante?
Y aún queda una cuestión sobre el futuro de esta nueva serie. Hace tiempo, cuando el proyecto mutante de Jonathan Hickman estaba aún en pañales, lo primero que vimos al respecto fue esta imagen promocional. En ella se podía ver a un niño vestido con el uniforme de Kaos. Cuando analizamos dicha imagen en Zona Negativa, esto nos llamó mucho la atención. Se habló de que podía tratarse de uno de los Bebés-X de Mojo, pero ahora la inclusión de Kaos y Nanny en los Infernales nos ofrece una nueva explicación. ¿Es posible que Nanny someta a Alex Summers a una transformación similar a la que experimentó Tormenta hace años? ¿Será devuelto Kaos a su edad infantil? La respuesta a esta cuestión y a todas nuestras preguntas anteriores la encontraremos en las páginas de la nueva colección mutante: Infernales, disponible gracias a Panini desde el pasado mes de septiembre.
Hablemos de clásicos
Los 4 Fantásticos fueron el santo y seña para la editorial Marvel, en muchos aspectos. Representaron un caudal inagotable de ideas, desde que fueron creados en 1961, y durante la totalidad de la década de los sesenta, con Stan y Jack a los mandos, era una cabecera de referencia. Los vientos comenzaron a virar en años venideros, afianzando a Spiderman como la cara de la compañía, pero, aun así, los 4F tenían ese halo de importancia, de responsabilidad, cuando un equipo creativo se hacía cargo de la misma. Autores como Roy Thomas, John Buscema, Gerry Conway, Rich Buckler, George Pérez o Len Wein resultaron fundamentales en el devenir de la empresa de mantener a los Fantásticos en la primera plana editorial. Ninguna colección se preciaba de llevar en la cabecera aquello de “el mejor cómic del mundo”, nada más que ellos. Tocando sus temas claves, a saber, relaciones entre sus miembros, problemática a veces, como cualquier familia, villanos tradicionales (Muerte, Namor, Annihilus, Galactus, etc.), muchos viajes a lo desconocido y un toque de sentido de la maravilla. Los Imaginautas están pensados para ello, para arribar a lugares que nunca hubiéramos soñado en visitar.
Uno de los afortunados que pudo dejar su firma en los 4F fue Marv Wolfman, uno de los escritores y editores clave que paseaban por el Bullpen en los años setenta. Su peso fue trascendental, a nivel creativo, durante estos años. Protegido de Roy Thomas desde que fue fichado de DC Comics en 1972, Wolfman entra de la terna de los elegidos de la época, llegando a ser editor en jefe, durante un breve periodo entre 1975 y 1976, fogueado como estaba, al ser años máximo responsable de la línea de revistas en blanco y negro. De todas maneras, a Marv lo que le tiraba era escribir y se dedicó a asentarlo en su preponderancia editorial. Se hizo con un puesto de autor-editor, una figura muy exclusiva, no permitida a todos los creativos y con ella en la cartera afrontó varios proyectos, entre ellos los 4 Fantásticos, sustituyendo a su gran amigo Len Wein.
La etapa formal de Wolfman, junto a los lápices de Keith Pollard, comienza en el #195, pese a que a muy poco antes tuvimos un número con su rúbrica, el #190, pero hay que recordar que se trataba de un fill-in. El guionista rápidamente se pone en modo cósmico y nos organiza una ruta espacial, con los Fantásticos pisando los terrenos skrull. Aunque vamos a ser sinceros, Wolfman tenía un interés oculto y utilizó la colección para cerrar un asunto inconcluso. El proyecto que más ilusión puso el guionista en su etapa en Marvel fue un título llamado Nova, que tuvo que cerrar por bajas ventas. Allí se quedaron su buen puñado de cabos sueltos y el creador del concepto decidió que el cierre efectivo de las mismas sería en Fantastic Four. Por tanto esperen una saga épica, con un villano de la magnitud de Esfinge, con la presencia estelar de Galactus y la presentación de un nuevo heraldo, nada menos que Terrax. Un choque cósmico dibujado por un plantel de artistas estelar, el ya mentado Pollard, Sal Buscema y John Byrne, anticipando su exitosa estancia en la serie.
El Omnigold número diez de los 4F, que nos trae Panini este mes de noviembre, incluye todo este ciclo, ya que es en el anterior tomo cuando se ubicó el comienzo de la era Wolfman. Pero el mayor atractivo del mismo es una de las etapas más desconocidas de los Fantásticos, con un equipo artístico de primer nivel, que había deslumbrado de manera conjunta en Caballero Luna, y que se ofrece de manera íntegra en esta recopilación. Hablamos de Doug Moench y de Bill Sienkiewicz.
Doug Moench es uno de los guionistas con más talento del cómic americano y a la vez de los menos reconocidos. Su especialidad fue mantenerse en series de perfil bajo, donde podía hacer uso de una mayor libertad creativa, por lo que si miran la línea Curtis podrán observar un escritor prolífico y tremendamente imaginativo. Suyas son algunas de las joyas que surgieron en el terreno del blanco y negro, y suya es la responsabilidad de una obra maestra incontestable, totalmente adelantada a su tiempo, Shang-Chi Master of kung-fu. Su reciente reunión con un joven artista, que dibujaba de manera primorosa, eso sí, siguiendo los designios de Neal Adams, llamado Bill Sienkiewicz, había dado resultado un sleeper. Nos referimos al ya citado Moon Knight, un secundario que se había ideado para Werewolf by Night y que llegó a conseguir una aclamada serie propia. La apuesta para los 4 Fantásticos parecía segura.
Los primeros pasos comienzan de manera pausada; un número autoconclusivo, el #218, donde recuperan a Namor y a caracteres de su entorno atlante, para proseguir con un parón. Dos ejemplares con Byrne como autor completo y podemos decir que ya iniciamos la etapa en sí. Desde luego, Moench y Sienki tenían muy claro que querían hacer las cosas de manera distinta; el ciclo que cubre el #222 y el #223 nos presenta una posesión demoníaca en la familia Richards, recuperando a Gabriel para los cómics a color, un personaje surgido en los magazines de terror. Todo un golpe de efecto para los lectores habituados a no salir de la zona de confort.
A partir de aquí, el gusto ecléctico del autor le va a llevar a jugar con la mitología nórdica, recordarnos a los mechas propios de la editorial, los Shogun Warriors, observar los movimientos de aliens parasitarios o irnos de paseo a la Zona Negativa, donde conocemos a un nuevo señor de la guerra, Stygorr. La característica fundamental de estas historias es que se tratan de aventuras autoconclusivas. Doug Moench sabe introducir diversos temas, dentro de la idiosincrasia de la Primera Familia. Pero parece que el público no sabe apreciar su toque, fijándose más en la terna de villanos, muchos de ellos difíciles de apreciar (ese Ego-Spawn), que se asemejan al concepto de malvado del día y a olvidar, pese que a Doug le trataba de meter cargas de profundidad a sus tramas. Un recepción tibia, una injusta desidia, ya que hablamos un periodo que merece una mayor consideración. Gran parte del aficionado suele omitirla, ya que su inmediato continuador, John Byrne, tiró del tarro de las esencias clásicas, generando una respuesta más agradecida en el público lector.
En el aspecto gráfico contamos con el talento de un grande como Bill Sienkiewicz. Este autor había comenzado su carrera intentando ser un émulo de Neal Adams, pero poco a poco estaba logrando su propia personalidad artística, como bien pudimos apreciar en algunas de sus planchas en Moon Knight. La cuestión es que Fantastic Four era una serie muy mainstream y el bueno de Bill no podía salirse mucho de lo establecido. Además, se mantenía a Joe Sinnott como entintador, responsable último de los acabados desde los años sesenta. Ese toque homogeneizador representa una pequeña barrera artística para un creador cuyo estilo estaba destinado a revolucionar la industria. Pese a todo, el trabajo del dibujante en esta obra es muy meritorio.
Entonces, tras lo narrado líneas arriba, ¿estamos ante una buena etapa de los 4F? Indudablemente, sí. No se encuentra entre el top de las mismas y aun así contiene gran cantidad de bondades. La calidad intrínseca de un guionista que sabe delinear personajes, que tiene un master en articular tramas y un trato exquisito de la palabra escrita, junto al talento de un artista que revolucionaría la industria, años después, debería despejar cualquier tipo de duda.
Este mes también tenemos la suerte de ver el inicio de la Biblioteca Drácula en nuestras tiendas. Comienza a recopilar la maravillosa serie de los setenta, Tomb of Drácula, cuyo cuerpo fundamental se lo debemos a Marv Wolfman y a Gene Colan. Aunque si miramos la creación de la misma con un microscopio, veremos que su salida no fue tan sencilla como aparenta. Para empezar, las criaturas del terror tenían vetada su aparición en el comic-book a color, considerado material para jóvenes, gracias al célebre Comic Code. A primeros de los años setenta, esas barreras censoras comienzan a debilitarse. Sobre esa misma época, Roy Thomas había plantado las semillas para publicar algo en la Casa de las Ideas con protagonismo del conde transilvano. Roy era un entusiasta de la obra de Bram Stoker, pero también sabía que el relato original sería imposible de trasladar al Universo Marvel, tal como estaba establecido. Así que pensó en ubicar el mito en los tiempos presentes, rescatando al viejo conde y a herederos de sus antiguos antagonistas. Las bases estaban puestas, el proyecto aprobado por Stan Lee y Martin Goodman…. no se sabía que su puesta en marcha se retrasaría por motivos externos.
Terremoto editorial en 1972. Martin Goodman es expulsado de su propia empresa por los nuevos socios mayoritarios, ascendiendo estos a Lee al puesto de Publisher. Esto afecto mucho a Roy Thomas ya que tuvo que asumir importantes responsabilidades, al recibir la silla que tanto tiempo había ocupado Stan. Menos tiempo para escribir para el bueno de Roy, lo que derivó en que gran parte de esos proyectos que tenían en mente tuvieran que ser desarrollados por otros guionistas, entre ellos Tomb of Dracula, Killraven o Werewolf by Night. Thomas siempre supo quién quería que se hiciese cargo de ellos y ese no era otro que Gerry Conway. Este escritor era un joven valor y había dejado muy buenas sensaciones en distintos títulos de la editorial. Pero también demostró que cuando algo no le apañaba, no le temblaba el pulso en abandonar, de manera tajante. Le pasó con muchas y la Tumba de Drácula no fue una excepción. Apenas dos ejemplares duró en la colección, poniendo en orden las notas de Thomas y poco más.
Marejada inicial en una serie en la que el editor en jefe, nuestro querido Roy, tenía mucho interés. Y lo que vino en meses posteriores no mejoraron las sensaciones. Escritores de talento como Archie Goodwin y Gardner Fox pasaron de forma interina, sin visos de establecerse. Lo peor es que el título podía zozobrar en aguas peligrosas y perderse la oportunidad de tener a Drácula dentro de la línea editorial. Algo que se evitó debido al impecable compromiso de nuestro siguiente protagonista, Marv Wolfman.
Guionista y editor con una carrera a sus espaldas, hizo suya la colección desde el minuto uno, otorgándole un tono novelesco, de gran novela de misterio, a una cabecera que había comenzado con el típico modelo de aventura unitaria del mes. Trató de darles personalidades muy marcadas a los personajes, ya fueran protagonistas o secundarios. Recordamos que el mayor reclamo es el vampiro de vampiros; tener a un villano como eje principal de una serie en comic-book era todo un atrevimiento en aquellos días. El resultado es un producto serio, bastante profundo para los estándares que se manejaban en el cómic americano, que consiguió una importante legión de seguidores, convirtiéndola en la cabecera de mayor éxito y reconocimiento de la totalidad del terror Marvel.
Es evidente que esto no lo consiguió Wolfman en solitario. Nos falta el apartado gráfico y ese fue asignado desde el #1 al Decano Gene Colan. El dibujante era otro entusiasta del conde transilvano y en cuanto supo que en las oficinas se cocía un proyecto con su protagonismo, no dudó en postularse como artista titular para el mismo. El problema es que Stan Lee le había prometido la serie a Bill Everett, por lo que Colan sufrió un pequeño revés. Sin embargo, no se desanimó y continuó reclamando una oportunidad, hasta que al final, por pura pesadez, consiguió su objetivo, ser el dibujante de la próxima Tumba de Drácula ¿Qué podemos decir al respecto? El Drácula marvelita, su gravitas, su presencia es obra y gracia de Colan. Sin él es imposible concebirlo. El talento de este artista era descomunal, pero es que además sabía cómo nadie trabajar las luces y las sombras, la ambientación, el lenguaje corporal, algo que se torna imprescindible cuando tratamos de acercarnos al género del terror. Hay que resaltar que es en estos días cuando comienza su asociación con Tom Palmer, uno de esos tándems creativos que resuena con luces de neón, en cuanto a calidad.
Panini pone en disposición del respetable los dos primeros volúmenes de esta Biblioteca Drácula, cubriendo del #1 al #17 de la colección, en una ocasión única e inmejorable para disfrutar de uno de los clásicos con más solera de la editorial Marvel.
Y no dejamos al rey de la noche porque tenemos doble ración de colmillos este mes de noviembre. En Marvel Limited Edition (que ya publicó todo Tomb of Dracula, en comic-book, junto a Dracula Lives! y Vampire Tales en magazine) tenemos un curioso tomo, titulado La Tumba de Drácula. Principio y Fin, que quizás debiéramos explicar un poco mejor. Se trata de un volumen con cierto toque a Frankenstein, si permiten el símil, debido a estar conformado por dos partes muy distintas entre sí, que se conecta de manera muy tangencial con la serie de los setenta.
Como hemos advertido, el volumen está integrado por dos historias que no se complementan, ni se relacionan de ninguna manera, excepto, claro, por el protagonismo total del vampiro. La primera de ellas es la adaptación al cómic de la novela de Bram Stoker, a cargo de Roy Thomas y Dick Giordano. Estamos ante una traslación fidedigna, que costó a los autores lustros en acabar. Thomas, que como sabemos es un fan del Drácula de Stoker, le propuso, en los setenta, al dibujante Dick Giordano trasladar la obra original por capítulos en el magazine Dracula Lives!, una revista en blanco y negro que funcionaba como contenedor de relatos varios sobre el viejo conde. Este magacín fue cancelado, por lo que los autores probaron en otra publicación de Curtis, recién aprobada, Legion of Monsters, que fue retirada tras su #1. Mala suerte para la adaptación.
Muchos años después, ya metidos en el S.XXI, Thomas y Giordano decidieron acabar lo ya empezado, con la complacencia de Marvel. Se cogieron los números publicados en blanco y negro y se les aplicó el color, para lanzar la adaptación en comic-book mensual. El equipo creativo siguió a partir de ahí, para finalizar la traslación de la obra. Es eso lo que nos ofrece este MLE, los episodios a color (olviden las versiones en blanco y negro) que se publicaron en este siglo, con la completa adaptación del Drácula de Stoker, interpretada por Thomas y Giordano.
La otra parte es la que mejor conecta con la Tumba de Drácula original de los setenta. Ésta fue finalizada de manera abrupta por Jim Shooter, editor en jefe, saltándose lo acordado con Wolfman. Otra muesca más en los continuos enfrentamientos entre escritor y editor, que posibilitó la salida de Marv hacia DC Comics. Drácula siguió publicándose en Marvel, de las formas más peregrinas, muy alejada de la manera clásica que habían dejado Wolfman y Colan. En los años noventa, gracias al amparo que daba la línea Epic, Marv Wolfman volvió a asociarse con Gene Colan, entintado por Al Williamson, para retornar al punto exacto donde lo habían dejado. Day of Blood, Night of Redemption se concibe como mini serie de cuatro números, enfocada para un público nostálgico de su etapa conjunta. Es importante consignar que los autores deciden saltarse cualquier lógica editorial, dado que Drácula estaba vivito y coleando de manera renovada en colecciones del terror Marvel noventero. Su único objetivo es cerrar los cabos sueltos que dejaron en su momento e intentar recordar al personal que su conde es el canónico, para un par de generaciones de lectores.
Como ven, un material dispar el que forma parte de este tomo. De manera individual, cada uno con sus aciertos y errores, son obras muy estimables. Juntos, son un reclamo importante para cualquier adepto al terror Marvel y al temible Conde Drácula, en particular.
Otras reediciones
Marvel Omnibus. Soldado de Invierno de Ed Brubaker: Integral
Ed Brubaker, Butch Guice y Michael Lark. Tres nombres que por sí solos deberían hacer que corriéramos a nuestra librería más cercana y vaciáramos la cartera delante del mostrador, ante la para nada atónita mirada de nuestro librero habitual, que ya lleva años acostumbrado a nuestras excentricidades y a vernos hiperventilar desaforadamente.
Si además estos tres grandes se unen para una serie protagonizada por Bucky Barnes en su papel de Soldado de Invierno, al que debe de volver una vez más para enfrentarse a los fantasmas de su tortuoso y atormentado pasado, para que queréis más.
Un imprescindible de esos que no podéis dejaros pasar, sobre todo si la etapa del Capitán América de Ed Brubaker os parece, como a nosotros, un melocotonazo comiquero.
Marvel Omnibus. Spiderman Noir: La colección completa
A principios del presente siglo, Marvel decidió dar un paso más en su búsqueda de la innovación, aportando diferentes y muy originales versiones pulp de sus héroes más populares, ambientadas en la América de los años treinta, la de la gran depresión y la Ley Seca. Spider-Man Noir fue el buque insignia de aquellas, y quizás la mejor de todas, ofreciéndonos un arácnido revolucionario, luchador contra la injusticias del capitalismo y feroz enemigo de los gángster que buscan el beneficio propio a toda costa, aprovechándose de una prohibición que les da alas para ello.
Todo ello construído por David Hine, Fabrice Sapolsky y Carmine Di Giandomenico en una serie cuya relectura es muy pero que muy aconsejable.
Por primera vez, todas las miniseries del personaje, dotado de una renovada popularidad gracias a la película de animación que antes hemos mencionado y en la que tuvo un papel estelar, se reúnen en un solo tomo, que además incluye la ultimísima intervención de este «Spiderpulp» en el reciente evento Spidergeddon.
Si os la dejáis pasar, os estáis equivocando. Ni más, ni menos.
Marvel Premiere. El Inmortal Hulk 1: O es Ambos
A estas alturas del partido, en la redacción Marvel de Zona Negativa nos hemos desgañitado pregonando las bondades y virtudes del Inmortal Hulk, la flamante serie de Al Ewing y Joe Bennett que todavía hoy se está publicando en grapa, estando llamada a ser una de las más longevas de la Marvel de C.B. Cebulski.
Por primera vez, esta serie es recopilada en tomo, a un precio muy pero que muy barato en el formato Marvel Premiere que aunará cómics clásicos y recientes, ofreciendo al lector un amplio espectro con el que subirse al pasado y presente del Universo Marvel sin exigirle mucho esfuerzo económico.
No voy a decir nada de la serie. Es quizás la mejor serie Marvel actual. Y ahora, no tenéis excusa para haceros con ella.
Marvel Now! Deluxe. Iron Man Superior. Integral
Leer a Tom Taylor siempre resulta una experiencia enriquecedora. Por eso, que en esta ocasión se recopile en un solo tomo el Iron Man Superior de dicho escritor, dibujado magistralmente con el particular estilo de Yildirai Çinar, supone todo un motivo de celebración para los lectores, que pueden hacerse con la etapa completa de esta obra tan propia dentro de la longeva epopeya del Vengador Dorado, de una sola vez.
Iron Man, como resultado de cierto evento (que no queremos recordar) llamado Axis, ha alcanzado la perfección, pero con ella, puede que se avecine un apocalipsis. Si queréis saber más… comprad esta serie.
Marvel Collection. Investigaciones Factor-X 3: Los rápidos y los muertos
El formato Marvel Collection sigue ahí. No nos hemos olvidado de él, y Panini tampoco. Una vez al año, las series que continúan en este formato se siguen publicando, y si el mes pasado tuvimos una cita con el Pantera Negra de Reginald Hudlin, este mes toca lo propio con el X-Factor de Peter David.
Poco podemos decir que no se sepa ya de esta serie. Supone todo un hito en los cómics Marvel y en las historias de mutantes en general, aportando una historia noir más urbana y cercana a las calles de aquellas a los que los alumnos de Xavier nos tienen acostumbrados.
Una de esas colecciones que da gusto leer, sobre todo cuando en este caso se compone de más de cien números que poco a poco van rellenando nuestra estantería.
100% Marvel HC. La Cosa: Ídolo de Millones
Puede que la etapa de Dan Slott al frente de la Primera Familia no nos esté resultando todo lo genial que prometía, pero Slott es un buen escritor, de esos que sabe exprimir muy bien a los personajes con los que trabaja y arrancarnos más de una sonrisa.
Por eso, este tomo, en el que se recopila la etapa Slott que realizó en 2006, con la Cosa en solitario, es una de esas compras recomendables. Aquí se le puede ver mucho más suelto, más desenfadado, con un tomo repleto de tramas rápidas y ágiles que harán disfrutar al más pintado.
Una buena aproximación al entorno de los Fantásticos, con un gran dibujo de Andrea Di Vitto.
Heroes Return. El Invencible Iron Man 1: Mirando adelante
Panini Cómics sigue con su genial recopilación de la Marvel noventera, llevando a cabo desde hace unos meses la reedición de Heroes Return, tras el fiasco de Heroes Reborn. En esta ocasión, se recopila la llegada a Heroes Return de Iron Man, con el equipo creativo formado por Mark Waid, Kurt Busiek y Sean Chen entre otros.
Una compra imprescindible si os estáis haciendo con toda la etapa editorial.
Hablamos con Javier Garrón
¿Recuerdas cómo fue tu entrada en el mundo del cómic? ¿qué tebeos leías y que te atraía más del medio?
No recuerdo exactamente el momento porque en casa siempre hubo cómics. Mortadelos por aquí, Super Humor por allá, Don Miki por todos lados. Mis padres se preocuparon de que leyera mucho de pequeño. Y vaya si lo hice. Entre todos esos cómics y la colección de libros de -¡atención, referencia viejuna!- «El Barco de Vapor» estaba todo el día leyendo. Me acuerdo que en verano había una Feria del Libro y cuando llegaba era un evento para mí. Casetas y casetas de libros baratísimos, y me sentía casi como Indiana Jones buscando las cajas con cómics para poder pescar lo que pudiera. Los superhéroes no llegaron hasta que tuve igual doce o trece años pero antes leía lo que cayera en mi regazo. Con especial debilidad por Patoaventuras y compañía.
En cuanto a qué me atraía del medio, bueno, era una lanzadera espacial a otros mundos. Aventuras, misterio, emoción y magia con personajes llenos de vida. Sitios y gente tan distintos a aquellos que tenía cerca que no podía apartar la mirada. Era una ventana, una máquina de empatía. De pequeño pensaba si al leer cómics «visitaba» esos mundos, al hacerlos y tener control sobre la narrativa el viaje era aún más intenso. Y no iba desencaminado. Cuando fui creciendo y me fui conociendo más a mí mismo, también ocasionalmente un lugar donde ver gente como yo. Me sucedía algo parecido con el cine pero ver la tele estaba más restringido. Con la lectura no había límite. Si ya me había leído cinco veces lo que tenía en casa y no podía comprar nada nuevo, me iba a la biblioteca. Nunca he tenido muchos amigos y supongo que me refugiaba en la ficción, donde me sentía cómodo y acompañado.
Sabemos que te dirigiste a estudios en arquitectura, ¿qué te hizo intentar una carrera en el cómic?
La verdad es que el plan A siempre fue dedicarse al mundo del cómic. Pero crecí en una familia super pragmática y no sabía si se podía vivir de dibujar tebeos. A ojos de mis padres ya solo el leer tebeos era cosa de niños, y viví esa situación que muchos y muchas hemos pasado de evitar, que te tiren los cómics llegados a una edad. Ya solo con eso ni se me pasaba por la cabeza proponer en mi familia el que quería hacerlos. Así que siendo joven y muy ingenuo en mi cabeza pensaba que de día tendría un trabajo normal y de noche, casi como mi alter ego superheróico, ¡dibujaría comics!
Aún no sabía cual sería mi «trabajo de día». Pero en una visita a Cádiz capital (yo soy de un pueblo llamado Puerto de Santa María) convencí, tras mucho insistir, a mi padre para que me comprara un cómic de Batman, un «prestige» de Ediciones Zinco llamado «Balas Ardientes«. Un «Otros Mundos» de Batman guionizado por J.M. Dematteis y dibujado por Eduardo Barreto. Y leyendo el cómic alucinaba con lo bien dibujada que estaba la ciudad. ¡Yo era absolutamente incapaz de dibujar eso! Dominaba los patos Donalds pero era incapaz de dibujar humanos. ¡Ni te digo los fondos! Así que, en un ejercicio de lógica absurda e ingenuidad propia de la edad (recordad que era muy pequeño), pensé que estudiaría arquitectura para saber dibujar edificios y ciudades. Ya ves. Animalito.
No llegué a terminar la carrera. La gente se suele quedar sorprendida cuando lo digo, pero hice 8 años de arquitectura y me quedaban unas 10 asignaturas para acabar. Suena a poco pero eran bastante potentes, casi todas numéricas -mi talón de Aquiles- y por trabas del plan de estudios sólo podía coger 2 o 3 por año, así que me quedaba mucho tiempo por delante para acabarla. ¿Me estoy justificando? Puede. Pero ahí estaba yo con 25 o 26 años, en una situación personal muy complicada, mal con la familia y viviendo en un piso que era una batalla campal día sí /día también, y completamente desencantado con los estudios. Lo sentía todo en contra.
Por aquel entonces yo estaba haciendo un webcómic llamado «La Mierda Ocurre«. Al principio lo enviaba por correo, en una especie de mailing list -sin llegar a serlo del todo-, y en cuanto supe de la existencia de plataformas como Blogger lo empecé a colgar ahí. Los cómics y las pocas amistades de por aquel entonces era lo que me sacaba a flote. Y sin buscarlo me surgió la oportunidad de empezar a trabajar en el Fnac que iban a abrir en Sevilla (curiosamente no en la sección de cómics sino en la de cine). Y lo vi claro. Trabajar a media jornada para independizarme, cortar lazos con todo lo malo que me ahogaba, y la otra mitad del día perseguir aquello que sí me hacía feliz: hacer cómics. Pero esta vez profesionalmente.
De aquellas primeras influencias, ¿qué queda todavía en el Garrón actual? ¿Cuáles son esos autores que te han marcado?
Supongo que algo tiene que quedar aunque creo también que soy la peor persona para juzgarlo. Desde dentro mi perspectiva es casi nula (si no del todo). Pensando en otros autores sí que me gusta recuperar los primeros trabajos de la gente que más me gusta y descubrir las semillas de lo que vendrá. Así que supongo -seguro- que más o menos me ocurrirá lo mismo. No sólo llevo en la mochila las influencias que tengo a lo largo del camino sino que mis «tics» y «tocs» no se van sino evolucionan.
Esas influencias vienen principalmente del mundo de los superhéroes. La plasticidad y expresividad en los encuadres y anatomías de Carlos Pacheco; la épica hiperdetallista y dramática de George Perez; la emoción y espectáculo en la versatilidad de Stuart Immonen; el clasicismo atemporal y fresco de Alan Davis y Jose Luis García-López; la fuerza y energía de los Kubert (tanto Joe como Adam y Andy); el genio del trío Cliffhanger (Humberto Ramos, J. Scott Campbell y Joe Madureira)… Y montones más, por todos lados: Pasqual Ferry, Arthur Adams, Ed McGuiness, Jim Lee, Frank Cho, Coipel, Germán García, Steve Skroce, Chris Bachalo.
Tus primeros pasos en el noveno arte fueron webcómics, qué si no nos falla la memoria, has tratado de mantener activos, siempre que te ha sido posible, ¿qué recuerdas y que enseñanzas extraes de aquellos momentos en los que intentabas hacerte un hueco en el medio?
Lo primero que salió del ámbito privado (y que no creo que vean nunca la luz), o que no fueran cómics que hice para concursos, fue un webcómic, sí. «La Mierda Ocurre» (LMO). En ese ámbito privado, y todavía andan por casa en carpetas escondidas con siete sellos, hay montones y montones de cómics que hice de pequeño. Con LMO empecé un poco a asomar la cabeza fuera de mi entorno y que gente de otros puntos del mundo conocieran un poco mi nombre. Siempre he tenido un grato recuerdo de LMO y en general de la gente que la leía. Al ser una tira semi-autobiográfica hubo gente que no le gustó verse reflejada en ese espejo y me trajo unos cuantos problemas. Pero las personas se van de tu vida, los problemas se pasan con mejor o peor fortuna y la tira sigue ahí. Fue sin duda una manera de curtirse y aprender, tanto en lenguaje visual como narrativo. Pude probar muchas cosas que no podría haber hecho en otro formato u otras circunstancias. El timing cómico es una cuestión de precisión y entrenarlo te ayuda a controlar muchísimo mejor el ritmo dramático o el de acción.
Ya con LMO empecé a buscar la manera de publicarlo profesionalmente (spoiler: no lo conseguí), lo cual enlazó directamente con empezar a hacer páginas de muestra de superhéroes e intentar el salto a EEUU. Hubo un tiempo en que LMO convivió con las páginas de muestras pero hacer cómics es un trabajo que demanda todo el tiempo posible. Así que la tira salía cada vez menos hasta que dejé de hacerla casi sin proponermelo. De la época de intentar hacerme hueco profesionalmente aprendí a desenvolverme en las entrevistas con editores, que hice ya no sé cuantas. A intentar manejar el constante rechazo y e intentar sacar algo positivo de la experiencia si era posible, que no es nada fácil y tampoco se podía hacer siempre (hubo experiencias absolutamente insalvables en ese sentido). Y sobretodo me quedó clarísimo que siempre debes ser super educado, humilde y sincero ya que a lo largo del camino te encuentras con demasiada gente que no lo es. Y hay que intentar ser mejor que eso.
El gran salto cualitativo fue la llegada a DC Comics, ¿cómo surgió la oportunidad? ¿cómo cambió tu manera de trabajar en una major americana? Hablamos de colaborar en franquicias como la de Batman, que llevaría su dificultad, a nivel editorial.
Por aquel entonces ya llevaba casi ocho años años haciendo páginas de muestra y moviéndolas por los salones del cómic a los que podía ir y que sabía programaban entrevistas con editores.
Había movido proyectos de creación propia por España y tampoco había tenido suerte. Un representante entró en contacto conmigo a través de Facebook y aunque era reticente a la idea… quería gastar todos los cartuchos. Así que me representó durante un año y pico en el que me consiguió dos comics, una miseria en lo económico, y toneladas de problemas. Estuve al borde del colapso con ese proyecto. Todo lo que podía salir mal salió cien mil veces peor. En medio de ese época, tras mucho tiempo ahorrando y que el agente me consiguiera el primer cómic (y antes de descubrir el pastel en el que me había metido), decidí dejar el Fnac y lanzarme a jornada completa. Tras ese año, bastante malo, dejé al representante y un grupo de dibujantes, que por aquel entonces conocía, me alentaron a coger un segundo representante que frecuentaba ese grupo. No lo veía claro precisamente después de donde venía yo, pero teóricamente tenía buena relación con editoriales pequeñas (Dynamite y Zenescope en -recalquemos- teoría) y seguro que me conseguía algo pequeño con lo que empezar a rodar. Y dije venga va, yo que sé ya. En un año no me consiguió ni un trabajo, sólo una depresión clínica. Me aseguró, en lo que sería nuestro último encuentro, que sencillamente yo no valía para esto (spoiler: en 3 meses me metí en DC yo solo, sin ayuda). Le despedí y ya en casa me senté a evaluar la situación. Los ahorros se me acababan y llevaba ya mucho, mucho tiempo intentado meter la cabeza. La situación era grave. Todo el mundo que lo intentaba me adelantaba por la derecha a toda pastilla. Estaba agotado tras casi 10 años de ésto y me quedaba sin pasta, así que en enero de 2014 me di 6 meses más de plazo para intentarlo por última vez. Básicamente lo que me quedaba de dinero gastando lo mínimo. A través de los poquísimos contactos que tenía (y con bastante picardía e imaginación) fui recabando direcciones de correo electrónico de editores. De todas las editoriales, no sólo las dos grandes, todas. Y cada semana empecé a mandar 3, 4 o 5 páginas de muestra, dependiendo de lo que hubiera dado tiempo de dibujar esa semana. Llegué a mandar unos 70 o 80 correos semanales. Y la mejor semana igual recibía 6 o 7 respuestas, el resto igual 2 o 3. Siempre cordiales, siempre de rechazo.
Hasta que la última semana de marzo, por sorpresa, una editora de DC me dio mi gran oportunidad: tenía que hacer 11 páginas en 9 días. Mira, los vellos como escarpias. Era demasiado bueno para ser cierto. ¿A la primera… en DC? Brutal. La lotería, sentía que me había tocado el premio gordo de la lotería. Para quien no lo sepa la teoría es que se hace una página por día, aunque es casi una quimera eso. Pero dije que sí y las hice a tiempo. Los años de arquitectura y la disciplina férrea de trabajos y entregas finalmente sirvió de algo. Después de eso me ofreció unas páginas de Nightwing, un especial de Batgirl… y de repente los editores me empezaron, no sólo a contestar, sino a escribir directamente.
En cuanto a la manera de trabajar, bueno, en mi caso fue una cuestión de disciplina. Si ya estaba al 100 tuve que subirla al 200. Al principio fue una sensación super extraña. Hasta que no me llegó mi primer cómic de Batgirl impreso con el nombre en los créditos de portada no me lo creía. Y luego está la dificultad propia de los cómics. Yo no había dibujado la bat-cueva en mi vida, ¡ni una cueva normal! Ni idea de cómo afrontarlo. O una pelea entre muchos personajes en un vagón de metro, super complicado. O un edificio en obras. Era enfrentarse constantemente a desafíos con el tiempo en contra. En resumen, no es más que encontrarte con problemas y desarrollar soluciones para cada uno de ellos a nivel logístico. De algunos salí más airoso que de otros, evidentemente (mira, en Zona Negativa un crítico del staff que no firmó su reseña llegó a decir que mis viñetas estaban iluminadas como anos). Y los editores eran geniales, pedían los cambios justos, con una amabilidad y profesionalidad extraordinarios, y me animaban mucho. En todo momento. Era un ambiente en el que poder crecer.
Después de un paso por varios editoriales, la propia DC o IDW, recalas en Marvel, para hacer frente a la segunda mitad de la serie regular de Cíclope, ¿lo sentiste como una gran oportunidad o como un simple proceso de crecimiento en la industria?
Bueno, lo de IDW fue una sorpresa incluso para mí. Esos fueron los dos cómics que consiguió mi primer agente. En su día me dijo que era una miniserie para Image, lo cual evidentemente era mentira. Lo diría para que el proyecto me pareciese más apetecible y picara el anzuelo. En verdad era un editor independiente, un señor sin editorial detrás, y un tipo bastante maleducado que venía de ser jefazo en animación y quería hacer cómics sin tener mucha idea de cómo se hacen (lo cual trajo muchos problemas). Para que tengáis solo un atisbo de cómo de terrible fue todo lo relacionado con ese proyecto, durante todo el tiempo pensé que el editor era el guionista y viceversa. Sólo supe al final quién era quién, porque nunca se molestaron en decírmelo. Tengo anécdotas para llenar un libro (de terror). El ejemplo perfecto de todo lo que no debe pasar en el proceso de hacer un cómic. Fue una experiencia muy tóxica. Un año después de abandonar el proyecto me enteré de rebote que lo habían colado en IDW, una gran editorial con la que no tuve trato ni conocimiento en ese cómic. No puedo decir que haya trabajado con ellos porque literalmente no lo hice.
En DC estuve unos seis meses. Es que todo fue muy rápido. De estar a punto de dejar el mundo del cómic a estar en las ligas grandes. Me costaba creérmelo. Cuando la editora que me descubrió dio el salto a Marvel me ofreció Cíclope casi de inmediato. A mi me pareció un bombazo. Seis meses profesionalizado y ya con serie regular, brutal. En mi cabeza, en el mejor de lo casos, suponía que me iba a pasar unos años haciendo números y páginas sueltas de suplencia. Pero eso no era lo más fuerte. En DC, dos meses antes, me habían ofrecido el relanzamiento de Gen13. Cuando leí ese correo se me saltaban las lágrimas. Pero luego nunca concretaron nada más allá de la oferta inicial. Y la oferta de Marvel fue en firme, de ya para ya. Y encima de la editora que me salvó. Así que me con ella al infinito y más allá. Como dato curioso, justo el día después de aceptar Cíclope me ofrecieron Green Arrow en DC. Así que hay un universo alternativo en el que igual sigo en DC porque parece que estaban contentos conmigo (y yo adoro DC).
Y por supuesto me pareció una gran oportunidad. Todos y cada uno de los proyectos que he tenido la suerte de hacer me parecen una oportunidad entre un millón. Hasta el día de hoy me parece un milagro seguir haciendo cómics. Y trato cada uno de ellos como un clavo ardiendo al que agarrarse como si fuese mi última oportunidad y mi carrera dependiese de ello.
Durante los siguientes años vas logrando asignaciones en Marvel, desde series regulares como los Secret Warriors hasta eventos relevantes para el entorno compartido, tal que Inhumans Vs. X-Men o Death of X. En este tiempo, ¿sentiste que la exigencia era mayor? ¿tenías la sensación de ser un fijo para los editores?
Siempre he sentido, y a día de hoy sigue siendo así, que la exigencia es máxima. Soy consciente que no soy imprescindible ni soy una estrella para nada y en cualquier momento la situación puede dar un giro de 180º. No porque me lo hayan dicho, al contrario, ni porque haya indicaciones de ello, ni muchísimo menos. En verdad siempre me han tratado genial y solo tienen palabras buenas y de apoyo. Pero creo saber más o menos cómo funcionan las cosas, son muchos años como fan leyendo historias de ascenso y caída, y sé que no soy especial. Trabajo duro, durísimo, todos los días. Hay veces que me sale mejor y otras peor, pero intento ser ante todo lo más profesional posible. Eso no me hace un ‘fan favorite‘ pero intento hacer buenos cómics y que a los editores les guste trabajar conmigo en una base diaria.
Yo siempre me he visto a mi mismo como un tipo apañao y el hecho de no decir que no a nada creo que me vuelve un tío muy versátil que puede sacar, con un poco de suerte, carros adelante. Si es mínimamente posible digo que sí, y en el trato normal de trabajo intento ser un cascabel, siempre positivo, proactivo y predispuesto. No sé si me hace fijo para los editores, ojalá, pero creo -espero- que los que han trabajado conmigo han acabado contentos. Con muchos he repetido, de hecho. Y yo estoy encantado con todos ellos. Sé que después del salseo de las respuestas de antes esto queda un poco como publirreportaje pero es que soy muy malo mintiendo. De verdad que es así, en mi caso al menos.
En 2018 fuiste nombrado como uno de los Young Guns de la editorial, promesas con mayor proyección por parte de la propia Marvel, una gran satisfacción, suponemos, a nivel personal; a partir de aquí, ¿sentiste que tu posición se volvía más segura? Medios, editores, guionistas, ¿piensan en ti de manera distinta por ser un «Young Gun»?
Oh, por supuesto, fue y es un honor extraordinario. No puedo estar más orgulloso de eso. Ser nombrado Young Gun significa que la editorial, en un mercado tan competitivo, apuesta por ti. Y que encima te pongan al lado de los cinco estrellones que me pusieron. Y con la lista de auténticos iconos que lo han sido. No me considero ni una estrella ni muchísimo menos un icono. Me veo más como un currante. De hecho en una convención nos sentaron juntos a los Young Guns en una sesión de firmas y por poco -no exagero- me da un ataque de ansiedad de tener que garabatear torpemente al lado de esos titanes. Pero en todo caso un honor fuera de escala por el que me sentiré extremadamente agradecido toda mi vida.
En cuanto a mi «posición» realmente siempre pienso que no está segura. Tengo que demostrar que la merezco en cada página de cada cómic. Pero aunque suene como una espada de Damocles muy chunga con la que vivir no es ni mucho menos esa la situación. Cuando me pongo a trabajar me olvido de todo lo demás y me concentro en el puzzle que tengo delante. Hago lo que puedo lo mejor que puedo, intentando siempre intentar superarme a mi mismo. Veo lo que hacen mis compañeros/as de gremio, mi mandíbula se cae el suelo e intento no quedarme atrás. Comprendo que estoy en una situación privilegiada y envidiable en términos de trabajo e industria, pero en lo artístico me veo más en un vagón de cola que en los de delante.
No creo que cambiase la actitud de nadie con respecto a mí con la llegada de los Young Guns a mi carrera. Con el título vino más trabajo aún si cabe relacionado con las acciones que la editorial planificó al respecto (dibujos promocionales de Young Guns, portadas variantes con la etiqueta de Young Guns…). El título en sí lo he visto siempre como un foco (y también como una medalla). Para la gente que ya sabía de mí no descubre nada, y para algunos que no me conocían con suerte les acercó a mi trabajo. Pero claro, que Marvel te ponga un foco es una pasada. Siempre humildemente agradecido por todo ello.
Las series de relumbrón comienzan a llegar; nada menos que Miles Morales. Spider-Man, con Saladin Ahmed. ¿Qué tal sienta abrir una cabecera de esa envergadura? ¿Cómo funcionó la entente con Ahmed?
Recibí el correo proponiéndome el proyecto cuando me quedaba por hacer la última página de la miniserie de «El Hombre Hormiga y la Avispa» con Mark Waid. Y de nuevo se me saltaron las lágrimas. Me hizo una ilusión brutal. Por Miles, por Ahmed y por los editores. Era un combo.
Fui muy consciente que era un momento especial. Era el primer guionista después de Bendis en escribir la cabecera principal del personaje. No solo eso, Ahmed acababa de ganar el Eisner por la miniserie de Rayo Negro. Y su aproximación a los supers, siempre desde el personaje y con un enfoque social increíble, le hacían sencillamente perfecto. Y encima el lanzamiento del título coincidía con el de la película de animación. Por no hablar de lo importante que es Miles para tantísima gente, el valor de la representación que supone.
Trabajar con Ahmed es una gozada. Sus guiones son ricos en textos de apoyo super detallados que te ayudan muchísimo a entender sus ideas, pero es extraordinariamente colaborativo y abierto a proposiciones. De hecho, bastante pronto en la serie, montábamos la secuencias de acción entre los dos. Me daba la extensión en páginas y los puntos de acción básicos que había que tratar, como un resumen, y a partir de ahí yo montaba las páginas, añadiendo lo que considerara oportuno, y para acabar él lo dialogaba. De hecho en Miles ha sido la primera vez que en los créditos hemos constado Ahmed y yo como «narradores» («storytellers«) en un único crédito, no él como guionista y yo como dibujante. Algo que, por cierto, propuso él y por lo no puedo estar más agradecido.
Fue una colaboración muy edificante, aprendí muchísimo con él. Por no hablar de los editores, que siempre apoyaron todos los conceptos visuales y diseños que proponía. Un gustazo.
Has diseñado un nuevo traje original para el juego de Miles Morales. ¿Cómo te escogieron? ¿Cómo fue el proceso? Miles no tiene tantos trajes como Peter, ¿sentías el peso de crear algo icónico?
Cuando hay que diseñar un personaje, o un traje, que vaya a aparecer bastante en la historia siempre intento hacer una ficha de diseño. No me lo piden y sé que hacen o cómo se hacen gracias a la magia de Internet. Esos dibujos donde se ve el diseño de frente, de lado y por detrás acompañados de detalles. Es mucho curro y nunca sobra el tiempo, al contrario, así que decidir hacer una ficha de estas debe merecer la pena por peso específico en la historia. Pero si va a salir más de cierta cantidad de páginas es algo que a la larga resulta super útil. Por no mencionar si viene después otro dibujante. Es bueno para esa persona y bueno para tu diseño. Todos ganan.
A lo largo del tiempo que llevo trabajando para las dos grandes he hecho bastantes de esas fichas, así que supongo que dentro de la editorial más o menos se sabe que soy no sé si decir detallista o concienzudo en ese sentido. También siempre he sido muy abierto al decir que una de mis influencias a la hora de diseñar viene del mundo de los videojuegos. Soy más backseat gamer que otra cosa. Pero sin duda soy un grandísimo admirador de todo el trabajo de diseño detrás de ellos. Y por último aunque estoy trabajando en otra serie, vengo del cómic de Miles. Todo esto viene a decir que aunque no sé el motivo real por el que se me propuso el proyecto quiero pensar que es una mezcla de todo esto. En un momento dado me pidieron desde la editorial si podía reunir algunas de estas fichas de diseño de personaje que ya venía haciendo, y les mandé un pequeño dossier rápido. No me indicaron para qué. Y pasado ya un tiempo me propusieron el proyecto en firme.
Me pasaron un pequeño dossier con los puntos básicos a tener en cuenta a la hora de diseñar para un videojuego, que no es lo mismo que para un cómic o cine, y un resumen de los trajes que ya tenían pensados incluir en el juego, para evitar repeticiones. El concepto básico que tenían para el traje y el que yo tenía eran el mismo, así que fue un intercambio y refinamiento de ideas muy rápido. Querían algo con toque sport, marcadamente adolescente y moderno, sin partes sueltas que tuvieran sus propias físicas dentro del juego (una capa, una chaqueta) ni demasiados accesorios. Un diseño claro y directo. Nunca pensé que fuese a crear algo icónico, nunca lo hago, sólo intento hacer el mejor trabajo posible y cruzar los dedos para no meter la pata.
Ahora mismo te tenemos en una colección capital del Universo Marvel, los Vengadores de Jason Aaron, ¿qué nos puedes contar de lo que es estar en primera fila editorial? ¿Qué te emociona más de lo que está por venir? Sin spoilers, por supuesto.
Yo la verdad es que estaba muy bien en Miles y pensaba que iba a estar en la cabecera mucho tiempo. Mis apuestas eran hasta que Ahmed lo dejase y quisieran cambiar también de dibujante o hasta que cancelasen el título, si llegaba a pasar. Pero de repente recibo un correo ofreciéndome entrar en el equipo de los Vengadores de Aaron. Jason Aaron ni más ni menos. ¿Cómo dices que no a eso? Pensé que si lo rechazaba jamás me ofrecerían nada por el estilo. Son cosas a las que no puedes decir que no, creo. Tenía el corazón partido, mitad para Miles, mitad para Aaron. Pero hay que crecer y seguir adelante, y seguro que en algún momento Miles y yo nos encontraremos de nuevo.
Tampoco siento estar en primera fila editorial. Aunque lo sea, no se me malinterprete. Me explico, no me citéis sin contexto que me matáis. Verás, hacer cómics es algo super privado. Aunque luego lo publica Marvel y los leen decenas de miles de personas en todo el mundo. Pero algo tan sumamente público como eso nace un acto super íntimo.
Estoy yo, solo, en mi mesa de trabajo. En mi casa. Con mi música. Solos yo y el papel con el que me peleo. Contestas correos, o te pasas dos semanas contestando una super mega entrevista para Zona Negativa (¡y super agradecido!), pero al final dibujas solo, en la intimidad de tu casa, con tus pensamientos y dudas. Siempre me cuesta reconciliar ese acto tan privado con el marco de realidad en el que se engloba. Dibujar «Los Vengadores» es muy fuerte, muy importante, sip.
Es curiosa la disociación mental. Algunos de los guionistas favoritos son precisamente Mark Waid o Jason Aaron. Pero cuando he trabajado/trabajo con ellos no los veo de esa manera. Son Mark, o Jason, (y que me perdonen que los tutee pero no lo hago como si fuesen amigos íntimos, sino para mostrar una cercanía muy cotidiana en el trato) y están ahí en los correos y contestan cuando pueden y perfilamos cosas junto a los editores como una parte más del equipo. Pero luego los veo en redes sociales o medios y a un nivel puramente subconsciente me cuesta asimilar que son la misma persona. El Jason de los correos y el Aaron gigante del cómic en los medios. Lo que sí veo es que es un grandísimo escritor, y mis editores son los mejores en lo suyo, y no quiero defraudarlos a ninguno. Ni a mí, en primer lugar. Y ahí de nuevo entra ese momento que te comentaba antes donde al final del día es una cuestión de enfrentarte a cada página como un set de desafíos y requerimientos únicos que solventar.
En términos de historia la verdad que voy sabiendo que pasa con poca antelación. Cuando voy acabando un cómic me mandan el guion del siguiente y es ahí cuando, a nivel fan, disfruto el descubrir qué pasa. Los Vengadores de Aaron son un espectáculo palomitero de primer nivel. Una celebración de rica, diversa y loca mitología de conceptos Marvel con una trama diagonal de fondo que abarca toda la superficie del planeta y océanos de tiempo. Ya era fan de la serie antes de entrar a trabajar en ella y sigo siendo un incondicional.
‘Enter the Phoenix‘, el arco argumental en el que estoy trabajando ahora, es un salvaje Battle Royale dopado por la fuerza Fénix. Como un super torneo de Bola de Dragón con todos los personajes subidos de nivel cinco veces. Una locura. Vamos a ver, ¿cómo no te puede apetecer coger las palomitas, tumbarte bien cómodo y disfrutar el espectáculo?
Dibujar Vengadores se puede considerar todo un hito en la carrera de un artista, ¿qué personaje o franquicia sería tu sueño dorado dentro de la editorial?.
Por supuesto Vengadores es una cabecera histórica y el hecho de poder aportar un granito de arena es un lujazo tremendo. Soy super fan de eventos, cruces de series y reuniones de montones de héroes, así que estoy como un chaval en un charco chapoteando feliz. Sólo espero poder aprovechar el poco tiempo que hay para estar a la altura. Uno de mis mayores héroes en el mundo del cómic es George Pérez y siempre aspiro a esa épica masiva que él tenía. Obviamente jamás le llegaré a la suela de los zapatos pero me hace mucha ilusión poder ejercitar esos músculos, llegar a donde pueda.
En cuanto a proyecto soñado la verdad es que ya no lo enfoco por personaje. Creo que el profesionalizarme me ha cambiado la perspectiva. Todo depende del equipo que hay detrás del proyecto. Si el guionista es bueno, el color es el apropiado y me gusta trabajar con el editor entonces voy de cabeza. Eso es un proyecto soñado. Los personajes tienen todos el sustrato necesario para la grandeza. Pero hace falta un buen escritor que pique buscando el oro que está ahí.
Me encantaría tanto repetir con los guionistas con los que he trabajado, que han sido un lujazo (John Layman, Jeff Lemire, Mark Waid, Sam Humphries, Saladin Ahmed, Matt Rosenberg, Aaron…) como hacer algo con guionistas que me encantan: Zdarsky, Remender, Hickman, Mark Russell, Kurt Busiek, Vaughan… por mencionarte sólo unos cuantos.
Y coloristas, nunca suficientemente reivindicados. Un colega decía que el color en cómics es como la banda sonora en las pelis. Volvería a trabajar sin dudarlo con grandes como David Curiel, Israel Silva o Jay David Ramos, por ejemplo. Y sería un sueño trabajar con Matthew Wilson, Marte Gracia, Tomeu Morey, Laura Martin, Romulo Fajardo Jr, Dave Stewart, Dean White… que maravilla. Lo ideal, lo suyo y lo que me encantaría sería formar equipo con un colorista con el que mi estilo funcione y formar tándem. Como Russell Dauterman con Matthew Wilson, o Guillem March con Tomeu Morey. Complicado en mi caso siendo realista, pero un sueño al fin y al cabo.
Para rematar, si vamos por un proyecto idílico, el 10/10, me gustaría estar bastante tiempo desarrollando un proyecto. Poder hacer una historia larga, con principio y fin, en el que poder desarrollar apropiadamente tramas, emociones, personajes y el mundo alrededor de ellos.
En relación al arco Enter the Phoenix, que están promocionando ahora ¿has participado en el diseño de los Vengadores como huéspedes del Fénix?. En concreto ¿el diseño de Lobezno/Fénix es tuyo verdad?
Sí, los diseños de todos los personajes son míos. Empezamos a trabajar en ellos cuando todavía estaba empezando el número anterior, con bastante margen. En principio eran veinte personajes pero por falta de tiempo hice dieciséis para empezar. Si veo adelante que es necesario alguno más siempre puedo intentar sacarlo en un hueco. Y sí, claro, el Lobezno Fénix también lo hice.
Cuando estaba empezando el número 37 me mandaron el guión del 40 y me pidieron empezar a trabajar en los diseños. Como comenté antes, no suelen mandarme los guiones con tanta anticipación. En el número se habla en concreto de dos personajes y se limita a enumerar el resto (perdonad que sea vago en este sentido, ¡cuando escribo esto aún faltan dos meses para que salga el cómic y no quiero fastidiarlo a nadie!). De esos dos personajes uno simplemente tiene fuego saliendo del traje, quizás algún elemento ya existente en el traje pasa a ser de fuego, pero poco más. Del otro ya sí mencionaba que le aparecía el logo del Fénix en el pecho. Y ahí fue cuando me vino a la cabeza «Vengadores vs X-Men«, de la que el propio Aaron era miembro del equipo de guionistas. En ese evento, breve resumen con leve spoiler, la fuerza Fénix vuelve a la Tierra buscando un huésped y termina usando no sólo uno sino cinco de ellos. Los «Phoenix Five«. Estos diseños los hizo Olivier Coipel y son lo que llamaría un «clásico instantáneo». Era verlos y tenerlo claro. Se puede ver en la cantidad de cosplays, fan arts y cariño que la comunidad de lectores ha demostrado.
Entonces pensé que si la Fuerza Fénix estaba involucrada aquí también (y no, esto no es «Vengadores vs X-Men 2» como algún avispado tuitero se ha adelantado a asegurar de un cómic que tardará meses en poder leer, ¡críticos precog!) sería interesante continuar los diseños de Coipel también, ¿no? Es un guiño y un elemento de continuidad dentro del Universo Marvel, de una manera muy orgánica y apoyado puramente en lo visual que es mi terreno de juego. Así que me puse a analizar los diseños de Coipel, y realmente se mueve siempre dentro de unos parámetros muy reducidos y concretos: el emblema del Fénix integrado en el traje, hombreras o elementos en los hombros, correas y poco más. Quizás algo de tela a modo de falda de soldado aquí, o la capa de Emma Frost puntualmente allá. Y con esos «parámetros Coipel» me dispuse a darle un enfoque personalizado a cada contendiente en la historia. Cuando fue posible los nuevos trajes contienen referencias al historial de vestuario del personaje en cuestión, y cuando es necesario me salto puntualmente algún punto en concreto. Pero al final creo que queda un grupo compacto, con una definida temática común, y fuertes características individuales. Son herederos de los diseños originales pero se sostienen en sus propios pies.
Dejando de lado series concretas, ¿cómo llevas el ritmo del cómic americano?
Es un trabajo muy duro y sacrificado pero por suerte soy una persona muy casera, con poca vida social y muy currante. Desde que empecé con DC -y luego Marvel– hasta que chocamos de frente con la pandemia de 2020 y la cuarentena de final de invierno/primavera mi ritmo había sido básicamente el mismo. Fueron cerca de seis años con bloques de trabajo de meses en los que no había días libres. Todo el bloque Miles, año y pico largo, fue especialmente intenso, casi sin descansos. Me levantaba temprano y me quedaba después de cenar. Soy super disciplinado con mis horarios, porque mi equilibrio y concentración se van por la ventana con una facilidad alucinante. Durante mucho años me levantaba a las 7 pero ahora lo hago a las 6. Trabajo hasta la misma hora de la cena (muchas veces es soltar el lápiz y directamente a la mesa), con un parón para comer de una hora (que puede o no incluir una minisiesta de 15 minutos si estoy para el arrastre, un «power nap» lo llaman) y antes me quedaba hasta la una o así. Llegó un punto hace dos años, que hice un esfuerzo por meter rutinas de ejercicio y gimnasio en el calendario, que hago a primerísima hora de la mañana, lo antes posible (es duro pero mi peso se descontroló muy rápidamente). Pero a pesar de meter ejercicio regular seguía sin descansos de ningún tipo. Igual una semana y media de vacaciones al año, con suerte, pero por ejemplo en 2019 -el año de Miles- no tuve nada. Y no sé el anterior ahora mismo como fue (lo que tiene ser como el pez Dory).
Con la cuarentena y la pandemia, y sobretodo con el parón de Diamond distribuyendo comics en EEUU, mis fechas de entrega desaparecieron durante un tiempo. Fue ahí cuando realmente he frenado y me estoy tomando las cosas con otra actitud. Más que nada por salud, porque puedes tirar y tirar leña al fuego pero evidentemente al final te quemas. Y también por el lado artístico, porque cuando voy con la lengua fuera puedo ver claramente que las páginas no quedan como yo quiero que queden, o sé que pueden quedar. Es una sensación amarga ésa. Mi lucha ahora es compatibilizar ejercicio y un mínimo de descanso con intentar darle una subida de nivel fuerte a mis páginas y las duras fechas de entrega, que no perdonan. Me está siendo complicado currarme más las páginas y no tardar más, que es lo que está pasando, claro.
Pero como te comentaba antes creo que ahora mismo estoy en una situación laboral muy buena y soy consciente que no hay dar nada por sentado. Dicen que «cría fama y échate a dormir», y normalmente se dice para algo malo. Pero también sirve para algo bueno. Estoy en la época de hacerme un nombre y una fama de ser un buen profesional. Eso quiere decir que a pesar de los sacrificios y lo duro del ritmo de todos estos años creo que no he terminado de construir la base profesional sobre la que se asienta una buena y duradera carrera. Me hace ilusión, es un proyecto vital emocionante. Y no me asusta el trabajo duro, nunca lo ha hecho (frase perfecta para mi lápida).
Has declarado alguna vez que te gusta trabajar de manera mixta, tanto a la manera tradicional como en digital, por lo que sueles entregar el dibujo completo…¿has pensado alguna vez en realizar también la cuestión del color? Es un tema del que no se suele hablar y es de importancia vital, ¿estás contento con el trabajo de los coloristas con los que has trabajado, en general?
En un plano puramente teórico, claro, me encantaría colorear mi trabajo y así tener las riendas completas del aspecto visual. Debido a lo compartimentado de la cadena de montaje de un cómic americano, hay pocas conversaciones durante el proceso. Recibo el guion, lo dibujo, se le pasa al colorista y cuando acaba pasa al rotulista. Por el camino se pueden retocar cosas, y tanto al guionista deja notas y textos de apoyo para ayudarme a entender lo que plantea en una página, como yo dejo notas en los archivos que paso con detalles o sugerencias para que el colorista entienda mejor lo que pretendo representar. Pero al final son sensibilidades muy personales puestas a jugar juntas por designios editoriales, que son inescrutables, y no siempre tienen porqué estar en la misma línea. Un colorista clásico, más sutil, con páginas que reclaman mucho detalle, efectos especiales y una orquesta a toda pastilla no van a casar bien. Y no es problema de nadie, es que sencillamente no están hechos el uno para el otro. Al final del día cada uno tiene que sacar lo mejor del otro en términos artísticos. Un buen feeling artístico os eleva a todos, pero uno malo os hunde.
Me encantaría colorear mis páginas pero mis escasos conocimientos en la materia están super super oxidados. Tendría que, no sólo desempolvarlos, sino aprender todo un mundo de técnicas nuevas. Y ahora mismo no dispongo de un minuto libre, me temo. Si no he terminado de dar el salto a hacer páginas en digital es porque no domino por completo las pocas herramientas que sé usar con la tableta gráfica y los programas. Y toda la curva de aprendizaje requiere tiempo, ¡un bien preciado y escaso! Es por eso que la técnica de mis páginas es mixta. Aprovecho, mientras corro por acabar las páginas, lo mejor de cada mundo. Sé las cosas que me van a quedar bien a mano y sé lo que puedo hacer en digital que luzca espectacular. Así que combino esas herramientas lo mejor que puedo. Quiero y definitivamente necesito ampliar mi repertorio de trucos y técnicas para avanzar. Quiero hacerlo y debo hacerlo pero mientras tanto tengo muchísima suerte de que me ofrezcan los maravillosos proyectos que me están ofreciendo y creo que sería pegarme un tiro en el pie declinarlos ahora. ¿Y si el tren pasa y no vuelve? Sé que es motivo de una discusión larga, con muchos pros y contras, pero si me disculpas me quedan aún tres preguntas por contestar y tengo que hacerlo rápido que voy super tarde con las páginas.
¿Que tipo de recursos narrativos te gusta más utilizar en tus páginas? ¿Cuales crees que funcionan mejor con tu estilo?
Creo que funciono bastante bien en escenas de acción y humor. Con las primeras siempre intento subir el nivel de dinamismo un grado adicional. Que sean frenéticas y se puedan casi sentir los movimientos en el combate. También me preocupa mucho que las posturas sean correctas siempre que el personaje tenga un estilo de lucha concreto (algo que en «Enter the Phoenix» puedo explorar, la personalidad de un personaje a través del tipo de lucha que practica). Eso depende mucho de cuanto salga el personaje o cuanto dure la escena. No tienes las mismas posibilidades de desarrollar elementos en un combate de una página que en uno de tres. En general me preocupo mucho de que postura y gestualidad sea muy expresivas, que realmente ya estén diciendo algo del personaje. Que no sean genéricas y tengas al final todos los personajes luciendo igual. Son pequeñas partes de un todo, al igual que sucede con el vestuario, la iluminación o la dirección artística del cómic (que soy consciente es un término cinematográfico pero resume muchas cosas que son igualmente aplicables en el cómic). Como un personaje viste, su postura o sus tics expresivos marcan profundamente quién es. Evidentemente el guion es la base de todo pero visualmente no es una cuestión de poner el piloto automático y unir por la línea de puntos. Y antes de que me lo deje, la composición de página es vital, por supuesto. Una página de diálogo tendrá una composición más clásica mientras que en las de acción tiendo a romper más el límite de viñeta y deformar los bordes. El ritmo en la lectura tiene que ser tan dinámico como la acción dentro de las viñetas. Son pequeñas partes de un todo y hay que prestar atención a cada una de ellas. Es por eso que montar páginas a veces es un ejercicio de equilibrismo muy delicado.
Con las escenas de acción sucede algo parecido. Todos esos años haciendo LMO y otro tipo de tiras de humor me enseñó que el timing del cómic es complicadísimo. No estás con el público en directo para poder leer la habitación y saber qué funciona y qué no. Es más una cuestión de instinto y una apuesta al leer el guion y decidir que recurso cómico funciona mejor. Gestualidad o falta de ella, trucar el ritmo de la escena para acelerar algo o darle pausas para que respire el chiste, apoyar el gag con elementos de fondo… Hay toda una batería de trucos pero también dado el ritmo de trabajo no es posible sentarse a discutir entre todos los miembros del equipo cada matiz de cada escena. Sacas el trabajo y después se pueden ajustar cosas aquí y allá si no diste del todo en la diana la primera vez. Aunque el dibujo final es a tinta nada es definitivo hasta que se manda a imprenta ( e incluso ahí se pueden cambiar cosas frente a una hipotética segunda edición o la versión digital).
Si tuvieses que quedarte con una única página de toda tu producción para el mercado americano, ya sea por su complejidad o por lo satisfecho que quedaste al darla por concluida ¿cuál sería y por qué? ¿Qué detalles nos puedes contar de ella?
Pues mira, me quedaría quizás con una portada. Quizás porque les puedo dedicar más tiempo que a las páginas normales. Quizás porque permiten recursos gráficos muy espectaculares. Quizás porque después de muchas páginas interiores el cambiar el chip y hacer una portada es refrescante.
La ventaja de dibujar en formato físico es que luego puedes vender los originales. Son piezas únicas de coleccionista. Y lo tengo casi todo a la venta. Hay una serie de portadas que sí que me quedo, por el valor sentimental. Y si de ellas tuviera que elegir una tendría muy difícil elegir entre las dos finalistas. Así que me salto un poco las reglas y me quedo con las dos.
Por un lado está la portada de «Secret Wars: Inferno #1» que es mi primera portada profesional. No había hecho una portada nunca antes. Y además del valor por eso creo que es una de mis mejores portadas. No hay mucha historia detrás. La editora me pidió que le mandara un dossier de ilustración o portadas que hubiera hecho. Así que recopilé los pin-ups e ilustraciones que más me gustaban y supongo que pasé el corte, porque me ofreció las portadas de la miniserie. Además me consiguieron a Romulo Fajardo Jr. para colorearlas y madre mía qué lujazo. Estaba nervioso y quería impresionar con los bocetos que hay que enviar para que te apruebe la portada, así que hice como cinco distintos. Pero como suele pasar la mayoría de las veces, la primera idea es la mejor. Y esa es la que finalmente se convirtió en portada.
Mi otro dibujo favorito es del Dr. Extraño que usaron en el anuncio de los Young Guns. Luego lo usaron como portada variante de «Dr. Strange: Damnation #1«. Nos propusieron una serie de personajes de los cuales debíamos elegir los que más nos gustaban y me terminaron asignando entro los míos a Extraño, que adoro. Hice una breve ronda de sketches, no más de dos, y me dijeron que estaría genial que hiciera una de esos dibujos super detallados que hago. Cebulski incluso propuso darle un toque español y añadir elementos surrealistas tipo Dalí para complementar el imaginario Ditkoniano. Y realmente fue un gustazo hacer la ilustración. Sabiendo que iba a acompañar al anuncio de los Young Guns y que iba a estar al lado de los dibujazos que iban a hacer el resto de artistas sentí una presión especial. Este dibujo, por comparación directa, tenía que estar a la altura de la situación. Se que mucha gente no me hubiera puesto en esa alineación y era el momento de demostrar, a mi primero, que me merecía el puesto. Y quedé muy contento con el resultado. Está feo decirlo (¿lo está?) pero lo digo muy poco y en este caso creo que lo merece. Le tengo mucho cariño.
¿Cómo se ve Javier Garrón en unos años? ¿Su futuro continuará ligado al mercado americano? ¿Un retorno a Europa? ¿Algo de creación propia?
Sinceramente no lo sé (otra gran frase para mi lápida, super original, ¿eh?). No creo que Europa sea una opción. El mercado francobelga es tan distinto que no sabría ni cómo empezar. No lo tengo por una industria en la que sea fácil meter cabeza tampoco. Y en España, bueno, no creo que pudiese vivir del cómic como lo hago con el mercado americano. El cómic USA no sólo permite un sueldo digno, es que además me gusta mucho. Creo que es mi elemento. Si Marvel sigue queriéndome en sus filas yo estaré encantado de seguir siendo parte de la familia.
A lo largo de los años han surgido oportunidades de hacer cosas para otras editoriales pero mi exclusividad con Marvel siempre ha hecho que ni las considerase, no era posible. Pero lo que saco de ello es que hay un interés por mí en el mercado y si sigo trabajando duro creo (¡espero!) que mi carrera sea larga y deje detrás una bibliografía bien nutrida.
El ritmo, del que hablábamos antes, no permite pensarse mucho las cosas. Por el momento me cargo la mochila en la espalda y sigo caminando adelante (a veces esprintando). Hasta el momento en mi vida los cambios ha surgido orgánicamente. Aquellas cosas que he forzado no suelen acabar bien. Si mi cabeza me pide un cambio nos sentaremos (yo y mis ansiedades) a considerar la ruta de acción. Por ahora estoy jugando con los mejores juguetes del mundo. Sólo puedo esperar que a ti, lector, te diviertan tanto como a mí.
Aquellas maravillosas novedades
Somos conscientes de que los lectores acuden a nuestro magazine para informarse sobre la actualidad y repasar las novedades de Panini cada mes, pero 2020 está siendo un año difícil y tenemos unas ganas tremendas de escaparnos en nuestra máquina del tiempo hacia un pasado mejor. Como tenemos terminantemente prohibido volver a jugar con cualquier dispositivo de desplazamiento temporal, no nos queda más remedio que visitar el pasado usando nuestra imaginación. Precisamente para eso existe este pequeño rincón del magazine. ¿Recuerdas lo que pasó…?
¿… hace un año? En noviembre de 2019 llegó el inicio de la etapa mutante de Jonathan Hickman a nuestras estanterías con la edición de Dinastía de X y Potencias de X, un auténtico fenómeno que puso patas arriba el microcosmos de la Patrulla-X. Cada número nos llegó en dos ediciones diferentes: una edición estándar y otra edición de lujo. El concepto de una grapa “de lujo” es algo que nos voló la cabeza a muchos en ese momento, aunque por supuesto acabamos picando pese a que su precio era considerablemente más alto. Por aquel entonces lo de las grapas a 6 euros nos parecía una cosa tremendamente excepcional. Qué ingenuos éramos en 2019, ¿verdad?
¿… hace cinco años? En noviembre de 2015 estábamos inmersos en las Secret Wars, con su Mundo de Batalla compuesto por los restos que habían sobrevivido al fin del universo y su Doctor Muerte convertido en Dios Emperador y Padre de Todos. En efecto, todo era muy serio en la colección principal del evento orquestado por Jonathan Hickman, así como en la mayoría de cruces y miniseries derivadas. Pero aquí nos gusta demasiado el cachondeo, así que por eso nos resultó muy refrescante la publicación de Las Secret Wars secretas de Masacre. Este cómic no estaba ligado a Secret Wars… bueno, sí que lo estaba, pero no a estas Secret Wars, sino a las Secret Wars originales de 1984. ¿Acaso habías olvidado que el Mercenario Bocazas jugó un papel fundamental durante el primer gran crossover marvelita? Seguro que estás a punto de decirnos que la primera aparición de Masacre se produjo en 1991 y que es imposible que apareciese en una serie publicada siete años antes. Pues estás equivocado y esta divertida miniserie es la prueba.
¿… hace diez años? En noviembre de 2010 se publicó el número 49 de X-Factor, que aunque parezca un número cualquiera en realidad contenía un especial en el que los miembros de Investigaciones X-Factor visitaban la isla-nación mutante de Utopía. En ese número Peter David demostró saber bien lo que nos interesa de verdad a los lectores mutantes: sí, había un villano con un plan maligno y un conflicto ideológico entre Cíclope y el Hombre Múltiple, pero lo más interesante de aquel cómic era el rollito telenovelesco. ¿Quién se iba a liar con quién? Esa era la cuestión. En ese número teníamos a Estrella Rota tirándole los trastos a todo bicho viviente de Utopía, para gran desesperación de su pareja de entonces, Ríctor. Entre los objetivos de sus “atenciones” estaba el Hombre de Hielo, que entonces estaba tan metido en el armario que podría haber aparecido en Narnia en cualquier momento. También teníamos a Longshot reencontrándose con su antigua amante, Dazzler, para echar un polvo de campeonato mientras Cíclope y el Hombre Múltiple debatían sobre no sé qué cosa de las libertades individuales y el destino de la especie mutante. Así son los cómics mutantes que nos gustan.
¿…hace veinte años? En noviembre de 2000 nos llegó el primer número de Patrulla-X: Los Años Perdidos, aquella serie en la que John Byrne pretendía contarnos los años oscuros de la Patrulla-X original previos a la llegada de la Segunda Génesis. Hay que reconocer que aquel era un John Byrne en baja forma y que carecía del brillo de antaño, pero aún así seguía siendo John Byrne y eso no era poca cosa. Por desgracia, la serie tuvo una corta vida plagada de problemas… muchos de los cuales sospechamos que se debieron al interés del autor por socavar de alguna manera la sacrosanta continuidad mutante que había establecido su antiguo socio Chris Claremont, a quién seguía teniéndole ojeriza después de tantos años. ¿Quién dijo que los dramitas mutantes se limitaban a sus personajes? También hay abundante material de telenovela entre sus autores.
¿… hace la tira de años, en un mes de noviembre como este? Allá por noviembre de 1996 concluyó Shock Temporal, una saga de los Vengadores que suponía el final de la historia iniciada en La Encrucijada. Si no la conoces considérate afortunado, pues posiblemente sea el peor arco argumental de toda la historia de los Héroes Más Poderosos de la Tierra. No sólo había convertido a Iron Man en un asesino y lo había sustituido por una versión juvenil de Tony Stark procedente de otra línea temporal, sino que contenía tantas afrentas a la continuidad que resultaba ofensivo para cualquier lector veterano de los Vengadores. Tan vergonzosa resultó aquella historia que, cuando años después Kurt Busiek y Carlos Pacheco realizaron su repaso a la historia vengativa en Siempre Vengadores, los eventos de La Encrucijada y Shock Temporal se explicaron como un obra de teatro organizada por Immortus en la que todos los personajes eran en realidad Fantasmas del Espacio haciéndose pasar por los implicados. ¡Una obra de teatro! Pocas veces hemos visto deslegitimar una historia de semejante manera, pero volviendo a leer el final de Shock Temporal… pues mira, es que ninguna historia se lo merecía más.
Otra colección más de Amanecer de X. No tengo estanterías para tanto título mutante. Definitivamente después de X de espadas haré una criba y descartaré las menos interesantes.
La Guerra Kree-Skrull es un clásico cuya forma de narrar ha envejecido tirando a mal.
Como pasa con tantas obras es un texto que hay que comprender en su contexto. A mi me encanta pero no se lo recomendaría o regalaría a un lector jovencito hoy porque creo que lo encontraría cuanto menos farragoso tanto cuadro explicando lo que pasa en las viñetas. También resaltaría entre sus contras que el final es deux ex machina total.
“Lo que en 1972 se narró en una única cabecera con nueve entregas, en 1992 se contaría en siete series y una veintena de partes. Su impacto fue menor y su influencia posterior estaba completamente diluida menos de diez años después de su aparición”
Cierto lo del impacto menor pero Operación Tormenta Galáctica es precisamente el ejemplo de cómo sí coger conceptos usados, actualizarlos y hacerlo de nuevo y hacerlo bien. Ya para la época la saga es contenida (atañe solo a vengadores y sus satélites), lo que se narra en otras cabeceras si afecta y tiene consecuencias a medio plazo para los héroes.
Acerca del “no te puedes perder C.M de Kelly Tompson” de verdad que flipo…cualquiera que os lea sin haberlo visto antes se va a pensar que se está perdiendo los Nuevos Titanes de Wolman y Perez de está época.
Empiezo a sopechar que Marvel os regala bolsas de caramelos por hablar asi de bien de un personaje sin etapas buenas propias y poco digno de mención en sus escarceos grupales ahora que es jefa de todos los grupos Marvel a la vez por decreto ley (por cierto os dejateis sin mencionar Alpha Fight y demos tiempo a los 4F) cuando no cosas directamente horribles como A-Force, que podría ser candidata a peor serie grupal en su momento. Y es que no se comprende que con un nivel que tirando a medianito tanto bombo y recomendación. Y al final vais a hacer daño porque si esto es lo mejor que ponéis para estimular el “girl-power” pues hacéis ver que el listón esta bajito. Eso o en esta página se aplica dos baremos a los comics como si la narración ahora fueran las pruebas de bomberos donde las marcas son inferiores para ellas. Mal favor a nadie se hace con estas condescendencias salvo que se pretenda impulsar el «puede ser malo si lo protagoniza una mujer que diremos que es bueno».
Y no, un personaje al que hay que relanzar antes de llegar a los treinta números para que un número uno reimpulse ventas a la baja no es ningún acierto.
Sí, desde luego que hay que impulsar las superheroinas y llamar más potenciales lectoras para el género que siempre han predominado el enfoque al lector masculino (y encima peligrosamente a la baja), pero la apuesta de Marvel con la Capitana no ha funcionado, a menos que consideremos que un ludopata jugando al mismo número de la ruleta hasta que acierta una estrategia de marketing buena.
“una humanidad con un sector que la odia (¿alguien dijo realidad?)”
No compañeros, no os confundáis, nos aburre y cansa meter en el centro de todo a un personaje con carisma tan bajo. Pero que prueben con otras que personajes Marvel tiene y con potencial.
Pero igual me equivoco, ¿cual es entonces la saga o etapa que hace imprescindible a este personaje?
A mi lo mejor del personaje es cuando es Pájaro de Guerra y supera su alcoholismo. Me parece que refleja una mujer fuerte y madura pero con debilidades (como todos). Los dos juicios que le hacen, el segundo a petición suya, me parecen muy buenas tramas.
También el papel que hace con Johns, en plan más militar pero sin dejar de ser lo que es me gustó bastante. Igual eran otros tiempos. Tiempos sin tanta basura mediática. Tiempos más libres.
Lo último interesante de Carol es lo escrito por Busiek. La etapa de Brian Reed fue un quiero y no puedo. Y Mónica Rambeau molaba mucho más en los 80 que la Carol de ahora.
Totalmente de acuerdo, pasa lo mismo con las entrevistas, que dijeran desde Panini que Premiere es un trampolín para grapas agotadas y hacerse con un tono y luego seguir en grapa y si vende bien, se seguirá con el formato, si no nada, me parece vergonzoso y de cutre decirte que tengas una colección en plan tomo, tomo, grapas, grapas, tomo… Aparte de la cara dura de que si un tomo son el 1 al 6, te faltan, 2 grapas, pasar por caja y seguir… Un ECC 2.0.
Leí la primera grapa de Capitana Marvel de Thompson y me pareció un tebeo lamentable. Empezando por un villano al que le falta un neón en la cabeza diciendo que «el machismo es malo, niños», siguiendo por dejar en ridículo dos veces a los Vengadores en apenas 20 páginas ante tan lamentable adversario y acabando por la incomprensible reacción de Rhodes, que pasa de alarmarse en extremo y poco menos que llamar a todo el universo Marvel ante el grave peligro que corre Carol a decir que está chupado y que ella solita se basta. Por no hablar del hecho de que todos los personajes de Thompson de repente son muy graciosos en plan sitcom de risas enlatadas.
A mi Carol Danvers como personaje me gusta y que sea la Capitana Marvel tambien, el problema es lo mal que la escriben.
Me parece muy forzado que la metan hasta en la sopa y te impongan al personaje porque Marvel necesita una superheroina de referencia. Ahi tienes a Kamala Khan como ejemplo de personaje bien escrito y nada forzado.
Tampoco le veo sentido a que solo la escriban mujeres. Dale este personaje a Greg Rucka que seguro se marca una etapa cojonuda y a Kelly Thompson que la pongan a escribir Spiderman por ejemplo.
Greg Rucka además de ser un guionista top, ha demostrado sobradamente saber escribir a personajes femeninos, ahí están Wonder Woman, Lazarus o La Vieja Guardia para dar fe de ello
Ha sido el primero que me ha venido a la mente por eso jajajaja.
A mi la etapa de Kelly Sue DeConnick me gusta, creo que es bastante entretenida, pero no me parece la «gran etapa» del personaje, como por ejemplo el Daredevil de Frank Miller o la WW de George Pérez.
La de Kelly Thompson me parece mala, me leí los 2 primeros números y me baje del carro. Me decepciono un poco porque sus números en Jessica Jones me gustaron mucho. A ver que tal con Viuda Negra
Pues sí, quizá con un guionista como Rucka le llegaria su etapa al personaje tras redefinirlo, pero temo que en lo que respecta a la capitana, Marvel quiere un win-win doble combo de personaje + guionista femeninos por cuestiones de marketing.
Bueno, huelga decir que no creo que sea necesario dar explicaciones de la inclusión o no de tal título, porque es de cajón, pero ante la maledicencia y las ganas de ver conspiraciones en la sombra, que no existen, se pasa a la explicación de rigor.
Cuando nos juntamos para dar forma al Magazine, hay varias secciones que son rotativas y se elige para ese mes el contenido. Uno es el «No te puedes perder». Planteamos posibilidades, se ponen objeciones y vemos que serie nos llama más la atención a la mayoría de participantes. Queda claro que no hacemos una recomendación general de cómics, sino que nos centramos en la actualidad Marvel, ya que es una sección muy de actualidad. Bien, ahí tenemos nuestro pequeño coto, ver que series Marvel en curso nos parecen a destacar. Después de las series más punteras, que casi todos tenemos en mente, pues nos queda un reducto con series de media cartelera, podríamos denominar, a la que vemos con posibles de ser degustadas por aficionados y aficionadas que sigan la actualidad Marvel. Series que sin ser obras maestras, sí pueden entrar en la órbita del tipo de lector de superhéroes. Y ahí entra la serie de la Capitana. Sería cansino recomendar todos los meses el Inmortal Hulk o el Daredevil de Zdarsky, lo más top a nivel editorial. Y de nuevo volvemos a la Capitana, cuya serie, spoiler alert, nos ha gustado a muchos en la redacción Marvel. Nada de intenciones soterradas, conspiraciones editoriales, ni sobornos, como se ha llegado a insinuar de manera capciosa por aquí arriba. Simplemente, nos ha gustado y por eso la recomendamos. Y el encargado de escribir el texto traslada esas mismas sensaciones, porque así nos lo parece. Punto y final.
Ahora bien, existe el derecho a discrepancia, por supuesto. Eso ocurre con todas las series que se publican actualmente. Habrá gente que le guste y a otros que no les entre, sin problemas. La cuestión es que hay una tendencia a negar el gusto de los demás. Es imposible que si a mí me ha parecido una basura, haya alguien que la haya podido disfrutar. Vamos a negar de serie esa posibilidad. Es inviable. Como si no existiera una miríada de gustos variados y diferentes. Como si las editoriales no lo supieran y para ello pongan en disposición de los usuarios productos variados. No, eso no existe. Si a mí no me ha gustado, es que tiene que ser bazofia, porquería, algo que debe ser suprimido. Hasta ese punto se puede llegar.
Pero es que claro, hablamos de Carol Danvers, uno de los personajes que más hate recibe de serie, por los motivos más peregrinos. La prueba es que estamos hablando de la cabecera de Kelly Thompson y como siempre se deriva a los mismos temas de siempre. Aunque se puede debatir su trayectoria editorial y ver que no es tan chusca como algunos pretenden. Hablando en concreto, yo soy un gran admirador de la etapa de Claremont, aborrezco lo que hicieron Shooter y Michelinie con ella y adoro lo que hizo Kelly Sue en su etapa moderna. Me parece que es una excelente revitalización del personaje. Lo he defendido y lo seguiré haciendo en cualquier tribuna, pública o privada. Sin ningún complejo. Entiendo que haya gente que no comparta esa opinión y como tal se puede debatir. Pero no entiendo que se niegue esa posibilidad….. «una serie interesante de la Capitana…. eso es anatema, a la hoguera con él» .
A lo que voy, porque no es este un post para responder a nadie, ni entrar en polémicas, es que en el Magazine recomendamos lo que nos gusta. Sin agendas ocultas, ni intereses oscuros. Vemos las series Marvel que estamos leyendo, compartimos impresiones y se elige título en cuestión. Como siempre, habrá gente que no se lo crea, y da cierta sensación cansina predicar en el desierto debido a ello, pero también debo decir que eso no nos va a cambiar. Intentamos hacer un sección variada, con contenido de calidad y que sea del gusto de la mayoría de los lectores. Si lo conseguimos o no ya queda en la percepción de cada uno. Lo que sí es una realidad, es que la hacemos como queremos, de la manera que queremos y con las series que queremos. Sin más.
Fin del alegato señorías.
Buenas Arturo,
Como he sido yo el de los comentarios maledicientes aclaro que son exageraciones dichas desde el sarcasmo, como si digo “defiendes CM como si Kelly Thompon fuera tu madre”. Por lo tanto no había en ningún momento, pero para nada, intención de sugerir conspiraciones editoriales, ni sobornos, ni por asomo nada parecido.
Y por lo tanto, como dices justo al principio de tu comentario, no eran necesarias explicaciones al respecto. Pero bueno, como lo has hecho agradecerte el tiempo que te has tomado en contestar y de por otra parte agradecer el tiempo que tu y tus compañeros os habéis tomado en hacer este Magazine. Que no pienses que por lo dicho, o como se ha dicho no se os reconoce el trabajo.
Fdo: A Proud hater of Captain Marvel.
Por aquí otro hater de la Capitana Marvel. Lo argumento y luego hago un corolario al respecto de tu mensaje.
Principalmente me cabrea porque Marvel no necesita un Superman, es más, le sienta como un tiro. Personajes pluscuamperfectos, ultrapoderosos, guionistas que se dedican a ensalzar a sus protagonistas… eso no es mi Marvel.
Y si para que los lectores, tratados a veces como lelos, capten bien la grandeza que se ha decidido dar a Carol hay que hacer que le de cera a Thor o al resto de vengadores pues ya toca el corazoncito de los fans del resto de personajes (falibles, a ratos débiles o frágiles) de la editorial.
Y tb pienso que, en general, hay una tendencia en medios a hablar bien de las etapas protagonizadas por superheroinas como un contrapunto frente a gente que pudiera no gustarle solo por ese hecho. Y, lo que es muchísimo peor, considerar a todo el que no le guste como potencial machista.
Viva la Pájaro de Guerra de Busiek. Esa es Carol Danvers, la insegura, orgullosa, necesitada de ser útil, capaz de cruzar barreras para demostrarlo, mientras por dentro se viene abajo y toca fondo.
Y ahora, tu mensaje.
Arturo, ¿qué haces justificando tus argumentaciones dentro de tu blog? A ti te gusta, le gusta a otros compañeros, pues ya está. Quien no esté de acuerdo puede exponer su punto de vista pero no puede deciros lo que tenéis que pensar ni escribir.
Como dije antes, magnifica entrada por cierto.
Ojalá los Marvel Premiere lleguen para quedarse, la mayoría (por no decir todas) las series actuales se escriben en arcos argumentales de 4,6,8 números pensando en el futuro tpb. Si te lees una grapa te sabe a nada. Y claro que si me sacan un tpb (tal cual en USA, sin hojas gruesas que se despeguen como los 100% con solapas, con tapa blanda flexible) a buen precio, pues yo seguiría casi todas las series de esa forma. Los tpb son bonitos, cómodos de leer, fáciles de ordenar y guardar. Sé que la grapa es el formato «definitivo», pero actualmente hay que jubilarla, o sino, recopilar en tpb lo más pronto posible.
También me ha gustado mucho el formato de Marvel Collection, ese gramaje de hojas está ideal para no abultar y no forzar el encuadernado. Ojalá los Marvel Saga fueran así. Para el que sepa: ¿los actuales 100% HC tienen el mismo tipo de hoja que los Collection?
Muy currada la sección, mi enhorabuena a la redacción.
Una pregunta, algún alma piadosa me podría decir qué día sale el Marvel Limited de La tumba de Drácula? En la página de SD pone disponible pero no lo veo para comprar en ningún sitio.
Me interesa mucho la adaptación de Thomas y Giordano.
Gracias!
Gracias Xlin, de parte de todo el equipo 😉
En cuanto a la salida del MLE, la fecha que nos consta es el 12 de noviembre, mismo día que la otra publicación del mes para SD, La Espada Salvaje. Toca doble ración para rascarse el bolsillo 😀
Un Saludo
Muchas gracias Arturo, tomo nota para reservarlo!
Un saludo
Genial sección. Maravillosa entrevista en la que habéis tenido la «suerte» de que el dibujante tuviera unas ganas tremendas de abrirse y hablar de sus sentimientos y sensaciones a corazón abierto. Como se le atisba una carrera de éxitos puede que sea la entrevista definitiva de Garrón.
Del resto me quedo con la reseña de shock temporal, buenísima
Sí, pero es que hasta dando por hecho que la critica pueda hacerse desde la subjetividad (que siempre hay puesto que somos personas con gustos particulares) y filia hacia el feminismo (cosa hasta recomendable como valor puramente humanista sin entrar en políticas) en esta ya “tradicional” discordancia entre reseña y comentarios la cosa se agudiza hasta el delirio.
Se echa de menos que las reseñas del personaje sean un poco más “críticas” y dejen de confundir el deseo personal de dar cancha a superheroinas con la verdad de que el actual rol protagónico de Capitana en Marvel es un marketing de empresa que en lo que a calidad de historias se refiere no se ha materializado en comics que siquiera se acerquen a ser considerados memorables o tan siquiera regularmente den el nivel de buenos.
Para el neófito que busque un nuevo comic que leer si se fía de las reseñas poco más o menos que se va a pensar que esto es lo mejor de la Marvel actual y estará al nivel del Daredevil de Chip Zdarsky, del Immortal Hulk, o quizá el Veneno de Donny Cates.
¿La realidad que encontrará el lector? Que todo el rollo del “icono fuerte” y demás zarandajas de las reseñas son más aspiraciones no logradas que una certeza, y deja a la reseña como pura retórica para enmascarar un comic que en general es un “ni fu ni fa” (no es que sea malo pero tampoco suele ser bueno), solo recomendable para fans del personaje y nadie ajeno a eso se pierde nada por no leerlo.
En fin, que como todo medio ZN puede tener cierta línea editorial y esto no son matemáticas sino opiniones sobre un arte o artesanía. Pero es que ni el departamento de promoción de Marvel haría reseñas tan entusiastas para vender esta moto.
Precisamente Willow Wilson y su Kamala es el ejemplo de que se pueden contar buenas historias sin caer en clichés o ridiculizar a otros héroes. Lo de que Capitana Marvel por decreto debe ser escrita por una mujer me parece tremendamente rancio y una política errónea por parte de editorial. No es solamente que priven a un Cates de tocar el personaje y hacerlo interesante, es que parece también que nos están diciendo que las mujeres no pueden escribir un Capitán América, por ejemplo, y se tienen que quedar en su corralito
Es que no solamente las que citas, quitando a Cates o Zdarsky la mayoría de guionistas que recluta Marvel son mediocres: Rosenberg, Bunn y compañía dan ganas de salir corriendo
Lejanos quedaron esos tiempos de Ann Nocenti, Louise Simonson y… estoy pensando en más y no me salen
Muy buenas las dos.
A mi Cates me parece muy mediocre