Major X #1, de Rob Liefeld

Reseñamos la primera entrega de Major X, la nueva serie limitada de Rob Liefeld para Marvel Comics.

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Aviso de Spoilers: El artículo que sigue a continuación trata información de actualidad en Estados Unidos, por lo que puede desvelar detalles argumentales que todavía no han sido abordados en la edición española.
 

Edición original: Mayor X #1 USA.
Guión: Rob Liefeld.
Dibujo: Rob Liefeld.
Entintado: Rob Liefeld, Adelso Corona y Dan Fraga.
Color: Romulo Fajardo Jr.
Formato: comic-book de 32 páginas.
Precio: 4,49€.

 

De vez en cuando me pregunto por qué los editores de Marvel y DC siguen contando con los servicios de Rob Liefeld, aunque en realidad imaginarse la respuesta a esa cuestión es bastante sencillo: porque Rob Liefeld tiene cierto renombre en la industria del cómic americano, porque Rob Liefeld es el co-autor de un personaje muy popular desde su llegada al cine, porque Rob Liefeld vende cómics, porque Rob Liefeld gusta al público al fin y al cabo. La pregunta verdaderamente interesante no es por qué los editores recurren a este autor, sino por qué Rob Liefeld sigue gustando a los lectores.

La preferencia hacia un estilo como el suyo tenía mucho sentido durante los excesivos años de la década de los noventa, pero se supone que ya superamos aquella época hace tiempo. Puedo entender que cada cierto número de años se produzca un retroceso nostálgico que lleve a revalorizar las ideas y la estética de dicho periodo, pero ninguna de ellas se sostiene cuando se examina desde la perspectiva actual. También puedo entender que haya un sector del público que espere el siguiente trabajo de Liefeld para convertirlo en objeto de mofas y burlas. Todos sabemos que existe cierta corriente que consiste en admirar su trabajo desde una óptica caracterizada por grandes dosis de cinismo e ironía. No obstante, incluso aquellos que disfrutan ironizando sobre el arte de este autor tienen que cansarse en algún momento de comprar malos cómics, ¿no? Todo lo anterior me lleva a la única conclusión posible: debe existir un grupo de lectores que disfrute genuinamente con cada nueva obra de Rob Liefeld, sin nostalgia, sin dobleces, sin morbo y sin ironía; un grupo que disfrute con toda sinceridad con los cómics que les ofrece este artista por esperpénticos que nos puedan resultar a los demás y que está más que dispuesto a acudir a las librerías en busca de cada nuevo trabajo suyo.

El último proyecto de este inclasificable dibujante es Major X, una miniserie de seis números que se publica dentro de la línea mutante de Marvel Comics. Basta un mínimo vistazo a su primer número para concluir que no es un buen cómic, pero no cabe duda de que hará disfrutar a los incondicionales de Liefeld. De hecho, este cómic no es para el lector habitual de Marvel ni para el lector habitual de las series mutantes: este cómic es para aquellos que disfrutan de forma sincera del trabajo de Liefeld. Hablamos de un cómic cuyo planteamiento carece de toda originalidad, puesto que recicla de forma descarada argumentos que ya estaban obsoletos en los noventa. Hablamos de un cómic cuyo aspecto gráfico es terrible, con una dolorosa ausencia de fondos y una continua afrenta a la anatomía más básica. Hablamos de un cómic sin complejos al que le da igual lo que pueda pensar el crítico sabelotodo de turno o el ácido comentarista de las redes sociales. Hablamos, en definitiva, de un cómic que es puro Liefeld, con todo lo que eso conlleva.

Aparta, Cable. Ha llegado al barrio un personaje mucho más molón que tú.

Este primer número nos presenta al personaje que da nombre a la serie: Major X, una nueva creación del autor que aglutina las características principales del resto de sus personajes fetiche. Major X es un tío duro que viene del futuro, un soldado que lucha en una interminable guerra de un solo hombre. El protagonista de la miniserie bien podría desayunarse a Lobezno y merendarse a Nick Furia… y aún le quedaría espacio para zamparse al Castigador y a Cable como aperitivos. Por encima de todo, Major X es un hombre con una misión y la única forma de cumplirla es liarse a tortas con todos los que se interpongan en su camino. Todo el primer número es, de hecho, una gigantesca pelea entre Major X y los mutantes favoritos de Liefeld, entre los que encontramos a Cable, a los integrantes originales de X-Force, a Lobezno y, por supuesto, a Masacre.

La pobre excusa argumental para esta pelea es la siguiente: Major X prodece de X-istence, un reino extradimensional en el que los mutantes viven en paz y armonía gracias al X-ential. La X-istence es un refugio supuestamente paradisíaco al que se retiraron los mutantes después de las guerras libradas entre ellos y hemos de suponer que el X-ential es una especie de líder, quizá incluso el responsable de la creación de la X-istence. Cuando el X-ential desaparece en misteriosas circunstancias toda la dimensión comienza a derrumbarse y Major X se teletransporta al pasado con la esperanza de encontrar al único que puede salvar su mundo: Cable. El salto de Major X le conduce directamente a los primeros días de la encarnación original de X-Force… y es ahí donde empiezan las tortas, claro. Primero entre Major X y X-Force. Luego entre Major X y Cable. Después entre Major X y Lobezno, que casualmente andaba por allí. A continuación, entre Major X y una encarnación futura de Masacre que procede de la X-istence y que trabaja para los que desean su destrucción. Finalmente, por si todo lo anterior no hubiese sido suficiente, aparece el Masacre de ese periodo temporal, que casualmente también pasaba por allí, para pelear contra su futuro alter ego.

El cómic no tiene gran cosa que ofrecer más allá de una interminable sucesión de peleas mal coreografiadas y aún peor dibujadas. Cada momento es un cliché tan descarado que ridiculiza al anterior. Los propios personajes son clichés con patas, cada cual más hiperbólico. Major X tiene una espada fabricada con lo que quedó del adamantium de los huesos de Lobezno en el futuro. El Masacre cibernético venido de otra dimensión lleva unas gigantescas hombreras y usa armas de fantasía. El compañero de Major X, M’Koy, es una especie de versión futura de la Bestia (o quizá un descendiente suyo, pues no se acaba de explicar) con el pelaje gris y viene a satisfacer el gusto del autor por los personajes peludos. Masacre hasta se permite hacer un chascarrillo comparando a su versión futura con el Deathstroke de DC. Mientras tanto, los aspectos que podrían tener algún interés para aquellos que no sean incondicionales del estilo de Liefeld se dejan de lado. Se nos dice que la X-istente es una suerte de paraíso, pero sólo atisbamos a ver un par de páginas con un desierto cualquiera que podría ser otra dimensión… o el solar que hay detrás de mi casa. Se nos dice que ese lugar está en grave peligro, pero sólo llegamos a ver una colección de rostros tan anónimos como anodinos gritando mientras su mundo muere. En realidad todo ese contexto no parece importarle demasiado al autor. No hemos venido aquí para eso, nos dice entre líneas justo antes de continuar la irracional pelea con una nueva vuelta de tuerca. Es un niño jugando con sus muñecos preferidos.

Liefeld se copia a sí mismo (sale mal).

En cuanto al apartado gráfico, el primer número de Major X es justo lo que se podía esperar de Liefeld. Los casi inexistentes fondos muestran a unos personajes dotados de una anatomía atrozmente deformada peleando en una especie de vacío existencial en el que sólo existen ellos. Los movimientos que realizan durante la pelea no tienen apenas solución de continuidad y el autor cambia constantemente la perspectiva de la acción. La narrativa del número es mediocre en el mejor de los casos y nefasta en el peor. La propia composición de página sigue un criterio que no soy capaz de identificar. No hay dos páginas iguales en todo el cómic y algunas dejan una insultante cantidad de espacio en blanco desaprovechado. El esforzado colorista, Romulo Fajardo Jr., hace lo posible por salvar la situación, aunque no hay mucho que salvar. Leer el primer número de Major X es como volver a lo peor de los noventa… porque es el mismo cómic que viene haciendo Liefeld una y otra vez desde entonces. Exactamente el mismo. Si no eres uno de los incondicionales del autor… si no disfrutas con sus mareantes excesos… entonces Major X no tiene gran cosa que ofrecerte.

Lo único que puede llamar la atención al lector profano es el misterio sobre la identidad del propio Major X, que se reserva para la revelación de la última página de esta entrega inicial. Si se valora con frialdad no es una revelación especialmente impactante… ni especialmente original… ni tampoco tiene mucho sentido, dada la trayectoria pasada de los personajes. Es más, incluso diría que se trata de una revelación bastante esperable y convencional, pero es lo que hay. Pulsa el botón de Spoiler que hay a continuación si quieres conocer la identidad secreta de Mayor X.

Aviso de Spoiler

¿No vas a darle un abrazo a tu hijo?

Major X es en realidad Alexander Nathaniel Summers, el hijo de Cable procedente del futuro. La confirmación de la identidad de su madre queda pendiente para futuras entregas, pero el color de su piel y su pelo sugieren que podría ser el hijo de Cable y Tormenta (eso también explicaría la presencia de Ororo en la portada, ya que no aparece en el interior del cómic). Es bastante posible, por tanto, que el propio Cable del futuro (es decir, el padre de Mayor X) sea el X-ential al que nuestro protagonista pretende salvar. Lo sabremos en el segundo número… si es que nos atrevemos a leerlo después de lo visto en el primero, claro.

Teniendo todo lo anterior en cuenta, ¿por qué querría alguien leer este cómic? Eso nos lleva de nuevo a la pregunta que planteamos al principio: ¿por qué Rob Liefeld sigue gustando a los lectores? ¿Cómo es posible que exista un grupo de fans incondicionales que quieran leer algo así? En realidad siempre he conocido la respuesta, puesto que yo fui uno de esos incondicionales tiempo atrás. Cuando era adolescente y leí por primera vez los números de X-Force que perpetró el inefable autor ni siquiera me planteé la posibilidad de que pudiese existir alguien que no disfrutase con aquel derroche de testosterona, dientes apretados y pistolas imposiblemente grandes. Por aquel entonces yo mismo era un crisol ardiente de hormonas y resentimiento hacia un mundo que no me comprendía, por lo que aquellos cómics me ofrecieron justo lo que quería – quizá incluso hasta lo que necesitaba – leer en ese momento. Hay momentos en los que uno sólo quiere una ración de acción descerebrada, torsos hipertrofiados, armas descomunales y dentaduras tan prietas que amenazan con reventar en cualquier momento… y eso está bien. No pasa nada por quererlo. No pasa nada por disfrutarlo.

Aquellos cómics de X-Force eran totalmente honestos. Esa es la clave. Esa es la respuesta. Liefeld hacía exactamente el tipo de cómic que él mismo quería leer sin que le importasen cosas tan nimias como la continuidad, las proporciones, la perspectiva o la lógica más básica. En esencia eran fanfics elaborados por un fan apasionado con una visión muy particular, pero una visión en la que creía con total convicción. Quiero pensar que Liefeld no es un timador ni un caradura, sino que se limita a hacer lo que a él mismo le gusta. Eso es lo que hacía en los noventa y eso es lo que sigue haciendo hoy en día. Es así de sencillo. Evidentemente, décadas después de haber superado la adolescencia, Mayor X ya no es el tipo de cómic que quiero – o necesito – leer. Más bien al contrario, ya que está en las antípodas de lo que busco actualmente en un cómic Marvel. Sin embargo, puedo ver que se trata de un cómic honesto. Major X entrega exactamente lo que promete, sin pretensiones ni preocupaciones. No hay trampa ni cartón. Major X tiene la pureza y la inocencia de un fanfic elaborado con pasión. Y eso… bueno, aunque no me haya gustado el cómic eso es algo que se merece todo mi respeto.

Aviso de Spoilers: El artículo que sigue a continuación trata información de actualidad en Estados Unidos, por lo que puede desvelar detalles argumentales que todavía no han sido abordados en la edición española.   Edición original: Mayor X #1 USA. Guión: Rob Liefeld. Dibujo: Rob Liefeld. Entintado: Rob Liefeld, Adelso…
Guión - 3
Dibujo - 2
Interés - 3

2.7

El primer número de Major X es un mal cómic que carece de interés para aquellos que no disfruten de la estética y de las excentricidades de otros cómics de su autor. El apartado gráfico es tan pobre como cabría esperar y el argumento es una colección de clichés, testosterona y peleas sin mucho sentido. Sin embargo, es un cómic honesto. No se basa en una premisa tramposa ni en un misterio pretencioso, sino que ofrece exactamente lo que prometía: a Liefeld jugando con sus personajes fetiche y haciendo el tipo de cómic que lleva haciendo desde los años noventa, que no es otro que el tipo de cómic que a él mismo le gusta leer.

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Luisru
Lector
4 abril, 2019 16:03

Madre mía, el spoiler. Siempre piensas que Liefeld no puede sacarse de la manga nada más grotesco, absurdo y ridículo de lo que ha hecho ya. Pero lo consigue. Marvel, por qué nos haces esto.

Los dibujos me han dado cáncer.

billyboy
billyboy
Lector
4 abril, 2019 17:09

pero ¿esta en continuidad o no?

billyboy
billyboy
Lector
En respuesta a  Miguel Ángel Crespo
4 abril, 2019 22:57

osea la conclusión es «si el personaje tiene éxito en esta mini estará en continuidad, de no ser así sera un otros mundos»

Vansalth
Vansalth
Lector
4 abril, 2019 21:31

Osea, que la conclusión final de porque Liefeld tiene éxito… Son las hormonas y la adolescencia? En serio? En los 90 solo compraban comics los adolescentes? En serio crees que Liefeld tiene algún tipo de preponderancia entre los adolescentes actuales (lean o no cómics???) Es más, le conocerán siquiera??? No. En los 90 todo el mundo (o la mayoría, como atestiguan las ventas) se pimplaron estos cómics como si fueran ambrosía y lo hicieron porque les gustaban. No porque fueran adolescentes. Es un pensamiento típico de un adulto, culpando a sus fallos del pasado a la edad. Hay chavales que con 16 años están de botellón y hay otros (bastantes, aunque no lo parezca) que no beben y se están sacando sus estudios. Así que la culpa no es de la edad. Y me parece que estos planteamientos generacionales son un error.

seth
seth
Lector
4 abril, 2019 21:47

Con Karl Kessel estuvo contenido y hasta disfrutable: Hawk and Dove mi «placer culpable».

Justiciero Desmesurado
Justiciero Desmesurado
Lector
4 abril, 2019 22:30

Se los zampaban por que el dibujo y el coloreado eran “guays” aunque no contuvieran un mínimo decente de literatura y cero sensibilidad con los personajes. Y por eso también muchos en esa época nos bajamos del carro. En parte por la edad, sí, con sus botellones y sus chicas. Pero también porque uno cogía un comic del puto Spawn y todo muy chulo y con colorines muy brillantitos y lo que quieras pero es que no tenían sentido ninguno y después de nosecuantos números te hartabas del tío poniendo poses en un puto callejón. Podíamos ser adolescentes pero veníamos de leer recientemente cosas con enjundia como “Born Again”, “La cacería de Kraven”, etc y no… optabas por retirarte y dedicarte a los libros.

PD: Lo que vale para Mcfarlane vale para “pistolones” Liefeld, con esos ridículos Cable, Bishop …que en mitad de una conversación entre personajes sobre maquetas por fascículos sacaban la pistola para marcar pose porque sí, ufff, aggg

Igverni
Lector
5 abril, 2019 0:26

Liefeld me cae genial en redes sociales, su entusiasmo por todo es super contagioso. Eso ni quita que ni loco compraré un comic suyo, y sus guiones y dibujos desafíen cualquier calificativo. Dicho esto, me parece genial que si hay un grupo más o menos numerosos de lectores que SI le compran sus obras, Marvel publique cómics para ese segmento, aunque no sea el mío. (Off-topic Marvel también publica cómics de Salvador Larroca y nadie se rasga las vestiduras.) En todo caso, Marvel ya anunció una segunda edición de este cómic, así que podemos hablar que es un éxito de ventas y a Marvel le sale a cuenta publicar a Liefeld de vez en cuando.

Duma
Duma
Lector
En respuesta a  Igverni
5 abril, 2019 20:20

Larroca cada día dibuja peor. Sus últimos cómics son horrorosos comparados con su Iron Man y aún más si se compara con Xtreme que a mi me gustaba mucho.

Pero ni la peor viñeta se puede comparar con la mierda que ha perpretado liefeld en este comic. Lo he leído pirata porque no se merece otra cosa y es absoluto fanfic de calidad dudosa.

Tanto que he vuelto a mi X Force 1 (que compré como tantos millones de tipos) y me he alegrado al comprobar que por malo que ahora me pueda parecer al menos entonces parecía un dibujante de cómics profesional. No entiendo cómo hemos llegado a esto.

manolin
manolin
Lector
5 abril, 2019 9:41

¿ les digo una cosa ? A mí en un principio Liefeld me gustó porque me parecía un discipulo algo torpón e infinitamente menos detallista de Arthur Adams . En fondos detalles , etc…
. no , pero en sus personajes mucho : manos y pies pequeños, cinturas estrechas , dientes abundantes y apretados , ojos achinados pero de grandes pupilas, etc…
Por ahi he de tener el What If ¿ Y si Lobezno hubiera sido agente de Shield? , y les juro que aún se daba un aire . Pero mientras que Adams mejoró -aún más- Liefeld , que ya era bastante peor que este, se estancó e incluso empeoró.
Por otra parte dibujantes peores que Liefeld hubieron en los 90 muchísimos , lo que pasa es que es imposible rememorar sus nombres porque son mediocridades qur no alcanzaron la fama y la polémica de Rob, que se ha quedado como exponente maximo del «mal dibujar» de los 90 porque fué el que mas triunfó siendo un mal dibujante, pero no el peor ni mucho menos. Empezando por la pléyade de imitadores suyos en X-Force ( Mark Pacella) o en Xtreme Studios ( de los nombres de estos solo recuerdo uno: Dan Fraga, pero hubieron muchos mas) , pero también otros que no eran ni siquiera malos imitadores de los imagineros, sino simplemente dibujantes flojos , que poblaron miniseries y fill-ins de series mutantes , de Spiderman, o de algunos Vengadores ( alguién recuerda las miniseries que tuvieron entonces la Bruja Escarlata, SpiderEoman o Hank Pym o a sus dibujantes?) , e incluso series propias de personajes otrora importantes que quedaron relegados a un segundo plano y condenados a soportar dibujantes que ni siquiera llegaban a «Hot Artist» , como el Capitán America con Rick Levins. Como digo, imposible y poco apetecible es rememorar sus nombres , pero ahi estuvieron : Mike Gustovich, MC Wyman ( que en pleno boom le dió por imitar el estilo de John Buscema , pero un Buscema con los ojos vendados, una mano amarrada a la espalda y bajo el efecto de drogas diversas) etc….¿ alguno recuerda mas ?

manolin
manolin
Lector
En respuesta a  manolin
5 abril, 2019 9:44

«Que en pleno boom IMAGINERO le dió por imitar a John Buscema

piscolabi
piscolabi
Lector
En respuesta a  manolin
14 abril, 2019 12:02

Dan Panosian
Marat Michaels
Brett Booth
Bart Sears…uff, y no quedan ni na!

digodiego
digodiego
Lector
8 abril, 2019 1:51

Pues a mi me ha parecido una conclusión muy bonita

Adelheid Negreira
Adelheid Negreira
Lector
16 abril, 2019 20:08

Pues a mí no me atraía pero tras leer esta reseña me han entrado unas ganas tremendas. Tal majaronada tengo que leerla.