Mangari Michi, de Naoki Urasawa

En 2009, unos años después del final de 21st Century Boys y en pleno proceso creativo de Billy Bat, Naoki Urasawa realizó una curiosa creación que a día de hoy sigue siendo una de las piezas más extrañas de su producción como autor. Mangari Michi es una compilación de relatos cortos creados "a medias" entre Urasawa y el ficticio personaje de Ujiko Ujio, que sirve de spin-off a 20th Century Boys. Un ejercicio fascinante de metamanga para los más fanáticos del autor y el medio.

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Con motivo de la llegada este pasado mes de octubre de la edición kanzenban de 20th Century Boys a España, en Zona Negativa estamos realizando una serie de artículos enmarcados en la semana temática de Naoki Urasawa, uno de los grandes autores de manga de finales del pasado siglo y comienzos de este. Gracias a la fantástica guía de lectura que ha realizado Jordi T. Pardo podéis haceros una idea bastante completa de la enorme producción del mangaka desde sus inicios en los años 80 con una serie de historias cortas que más tarde se recopilarían en tomo, sus primeros éxitos con Yawara o Pineapple Army, su asentamiento en el mundo editorial con Master Keaton y Happy! y su consagración como maestro a partir de mediados de los 90 con su “santísima trinidad” de obras, conformada por Monster, la propia 20th Century Boys y Pluto. Sin embargo, en este artículo no voy a hablar de ninguna de estas archiconocidas producciones. Mejor dicho, no voy a hablar directamente de ninguna, si bien la obra que trataré hoy tiene muchísimo que ver con una de ellas, ya que su existencia se debe por completo a la de la otra obra y a su concepción. Y es que Urasawa no es solo misterio, suspense, guiones intrincados y laberintos argumentales, sino que también es capaz a veces de aparcar todas esas señas que le caracterizan a un lado y crear historias más sencillas, irrisorias y paródicas, haciendo además un uso genial del concepto del metamanga. Y gracias a este concepto y a la aparición de ciertos personajes en 20th Century Boys que ya son en sí mismos un reflejo del mismo nace este Mangari Michi o Nijū Seiki Shōnen no wakiyaku: Ujiko Ujio Sakuhin-shū (20th Century Boys Spin Off: Recopilación de historias de Ujiko Ujio), un tomo único de historias cortas en el que Urasawa juega con el metalenguaje y la parodia para hacer un recorrido por diversos géneros.

En 20th Century Boys, el manga es uno de los elementos fundamentales para guiar la trama. Sin destripar demasiado, el cómic japonés es fundamental a la hora de concebir algunos de los momentos y elementos clave de la obra, tanto en la etapa de niñez como en la madurez de los protagonistas las lecturas son parte capital de sus vidas, hay diversos homenajes a autores y publicaciones míticas, encontramos incluso la casa-museo de Amigo que es una reverencia al manga… Y lo más destacable, encontramos la figura de varios mangakas (Ujiki, Kaneko y Kakuta) que, dentro de la propia obra trabajan en la creación de sus propios trabajos. El metalenguaje comienza a trabajar con fruición en 20th Century Boys con la aparición de estos artistas, especialmente con Ujiki y Kaneko, los vecinos de Kanna, la sobrina de Kenji. Y es que estos dos historietistas trabajan conjuntamente en lograr la obra que les dé el paso a la fama, firmando bajo el sobrenombre de Ujiko Ujio. La elección de este pseudónimo por parte de Urasawa no es casualidad, y es una de las muchas referencias al manga que mencionaba presentes en 20th Century Boys. En este caso, Ujiko Ujio representan todo un homenaje al manga clásico, ya que su nombre hace referencia evidente a Fujiko Fujio y Fujiko F. Fujio, míticos creadores de clásicos como Doraemon o Ninja Hattori. Pero los homenajes no quedan ahí, sino que la misma residencia donde residen tanto ellos, como Kanna, recibe el nombre de “Residencia Tokiwa”, como los famosos apartamentos del manga Tokiwa-sô, en los que algunos de los más reconocidos mangakas de la historia convivieron y crearon algunas de sus más reconocidas creaciones. Autores del calado y la relevancia de Osamu Tezuka, los propios Fujiko Fujio, Hiroo Terada, Shin’ichi Suzuki o Shôtarô Ishinomori, entre otros, fueron ilustres residentes de Tokiwa-sô, localización legendaria de la que podéis saber un poco más en este magnífico artículo de Oriol Estrada o en alguna de las reseñas de Mangaland, el blog de Marc Bernabé.

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Pues bien, partiendo de ese homenaje con patas que son los Ujiko Ujio, que tienen un papel bastante secundario en la historia global de 20th Century Boys, Urasawa concibió en el año 2009 una obra que supone la creación de un manga dentro del manga, sirviendo de spin-off a la historia principal y que continúa las “peripecias” de los dos artistas para lograr crear una historia de éxito. El spin-off de siete capítulos se llamó en un primer momento Mangari Michi, de nuevo una referencia a Fujiko Fujio y una de sus obras más originales, Manga Michi. En Manga Michi, Fujiko Fujio inauguraban un género dentro del cómic nipón que luego se ha seguido en obras de renombre, como Bakuman, y que se basa en crear un argumento en el que unos artistas crean un manga dentro del manga que estás leyendo. Manga Michi fue el pistoletazo de salida al concepto de metamanga, y además una obra compleja, larga (comenzó en la década de los 70 y se alargó por más de 40 años) y muy bien construida. Urasawa juega con el nombre de Manga Michi (literalmente “El camino del manga”) y la expresión nipona magari michi (“camino tortuoso”) para alumbrar este Mangari Michi, que vendría a ser “El tortuoso camino del manga” que se ven obligados a seguir los Ujiko Ujio para lograr su éxito.

Como podéis observar, pese a la mayor ligereza formal de este tomo, a Urasawa no se le escapa ningún detalle y planifica y estructura al milímetro cada elemento de su producción. Sin embargo, el mangaka se toma en este volumen un descanso en cuanto a la seriedad y la complejidad que le es habitual y nos presenta un recopilatorio de 7 historias cortas autoconclusivas que se hilan entre sí, y con la propia 20th Century Boys de la que nacen, gracias a una serie de apariciones y conversaciones entre los artistas y Yukiji Setoguchi, una de las mejores amigas de Kenji y parte fundamental de la historia de este y su lucha con Amigo. Ya en la obra original aparecía la figura de Yukiji leyendo algunos de los trabajos de Ujiko Ujio y criticando sus puntos débiles, acusándoles de falta de sentimiento, o de la necesidad de mostrar los personajes de tal o cual manera. En este Nijū Seiki Shōnen no wakiyaku: Ujiko Ujio Sakuhin-shū podemos leer recopiladas en un único tomo estos breves intentos de Kaneko y Ujiki de triunfar.

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Sin embargo, pese a la evidente conexión con la enormidad argumental que conforma 20th Century Boys, no esperéis encontrar aquí nada complejo, sino más bien una excusa de Urasawa para crear parodias y argumentos cómicos o ligeros, a cuál más irreverente, sin complicarse de más la vida. Los argumentos no son muy originales, y se basan en su mayoría en homenajear o parodiar mangas o géneros clásicos. De este modo encontramos típicas comedias románticas, tipo harem, que nos hacen recordar elementos de sus máximos exponentes como Tenchi Muyô! o Love Hina, historias de béisbol con las características típicas de un breve spokon, una historieta de samuráis, una especie de intento de seinen que recuerda a Saw, una historia de aventuras a lo Indiana Jones, una típica comedia japonesa… Obras que leídas individualmente no te dicen mucho, pero que en su conjunto, unidas al prólogo, epílogo e interconexiones que provienen de las conversaciones entre los artistas y Yukiji, adquieren una dimensión mayor y logran tener un buen contexto a la hora de mostrar un pequeño homenaje a la producción y al duro trabajo que realizan los mangakas a la hora de crear.

Urasawa quiere mostrar aquí eso, la forma de trabajar de sus personajes, siendo capaz de darles unas señas de identidad propia y que parezca que el manga no lo ha elaborado él. Tiene muchas similitudes formales en esto con el Manga Michi original de Fujiko Fujio, ya que en esta obra también se intercalaban pequeñas o grandes muestras de las obras en las que trabajaban los protagonistas con momentos fuera de la creación que nos mostraba las interioridades de los artistas. Es decir, en ambas obras nos encontramos leyendo un manga que tiene dentro otro manga que también leemos, una suerte de «inception» del tebeo japonés llevado a su máxima expresión. Y la verdad es que es una gozada ver como se interrelaciona todo, si bien Urasawa no profundiza tanto en el concepto y su desarrollo como el Manga Michi original, Bakuman o incluso la propia Billy Bat de Urasawa, donde bebe mucho del concepto de este metamanga y lo mezcla con su estilo más reconocido.

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Lo bueno que hace Urasawa aquí, dentro de este concepto, es su enorme capacidad para modificar su estilo creativo, tanto en lo narrativo como en lo artístico, hasta el punto que la obra parece realmente creada por un autor aparte, por ese ficticio Ujiki Ujio que firma el volumen junto a Naoki. Sin embargo, al menos en cuestión del dibujo, esto tiene algo de truco, ya que si bien en los detalles, acabados y estilo de algunos fondos se observa bastante la mano del estudio de Urasawa, en el diseño de los personajes él no tiene nada que ver, sino que dejó el encargo en manos de sus ayudantes, de ahí el tremendo cambio que observamos. Es de esta manera un estilo mucho más clásico, más parecido a lo que se te viene a la mente cuando mencionas el manido concepto de “estilo manga” y que recuerda a obras típicas de los 70/80 y autores como Rumiko Takahashi o Yôichi Takahashi. Un estilo que se aleja del clásico de Urasawa y que va variando a lo largo del tomo, pero que es obligado para casar con el concepto que vertebra esta obra. No obstante, fuera de los capítulos cortos, los momentos de enlace con 20th Century Boys siguen el mismo estilo gráfico que el original, incluyendo la boina de los Ujiko Ujio, en eterno homenaje a la boina más famosa del manga, la de Osamu Tezuka.

En definitiva, Nijū Seiki Shōnen no wakiyaku: Ujiko Ujio Sakuhin-shū es una obra curiosa, ligera en su forma, pero muy trabajada en su fondo, y un gran homenaje de Urasawa a su profesión. Las historias que conforman el tomo no son la gran cosa individualmente, pero teniendo en cuenta todos esos elementos metalingüísticos que utiliza el autor, los homenajes al mundillo y su encaje dentro del universo contextual de 20th Century Boys hacen de este tomo único un producto bastante interesante, que está sobre todo enfocado a completistas y fanáticos del autor o de la obra original, o incluso a aquellos amantes del manga clásico de los autores homenajeados por Urasawa. En general es un tomo fresco y original, pero a la vez muy extraño y absurdo, una auténtica rareza dentro de la producción general del mundo del manga, pero al mismo tiempo también completamente prescindible si no perteneces a uno de los grupos que antes menciono. Además existe el hándicap enorme de que la obra no se ha publicado fuera de las fronteras niponas, y parece complicado a corto plazo debido a un problema de derechos de autor entre Fujiko Fujio y los herederos de Fujiko F. Fujio y la editorial Shôgakukan, que publicó los capítulos originalmente en la revista Big Comic Spirits en el 2009. Por ello es bastante complicado de encontrar, salvo algunos capítulos sueltos por la red, con una traducción que podemos calificar como “limitada”, siendo benevolentes. Pero aun así, si sois capaces de localizarlos o incluso de importar el tomo original, es una gran oportunidad de disfrutar de un rara avis dentro de la biblioteca de obras de Naoki Urasawa.

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