Manhole, de Tetsuya Tsutsui

 

Edición original: Manhole Vol. 1-3 JAP (Young Gangan / Square Enix, 2004-2006).
Edición nacional/ España: Planeta Cómic (2017).
Guión: Tetsuya Tsutsui.
Dibujo: Tetsuya Tsutsui.
Entintado: Tetsuya Tsutsui.
Formato: 2 Tomos manga rústica con sobrecubiertas de 312 y 320 páginas.
Traducción: Marc Bernabé.
Precio: 12,95€/u.

 

«Que sepáis que lo mío…
es pura bondad.»

El nuevo autor fetiche de Planeta Cómic se llama Tetsuya Tsutsui. Este mismo mes llega a las estanterías de nuestras tiendas de cómic Reset, un thriller psicológico suyo sobre hackers y juegos online mortales. Anteriormente, en el año 2015, Tsutsui debutó por estos lares con Prophecy, la historia de un terrorista virtual que a través de sus asesinatos intenta hacer pedagogía y justicia social. En los dos trabajos encontramos patrones, temáticas e intereses bastante similares. En ambos casos, un modelo de la historia de corte policíaco y suspense en las que se ha especializado este autor.

Este es también el caso de Manhole («alcantarilla» en inglés), título publicado originalmente entre 2004 y 2006 en la revista Young Gangan de Square Enix. Este trabajo se sitúa cronológicamente en la bibliografía de Tsutsui entre las mencionadas Reset y Prophecy. De su catálogo ya solo quedan por editarse en nuestro país su primer trabajo destacado Duds Hunt, la interesante Poison City, en la que nos habla sobre la cultura de lo políticamente correcto y la censura, y Prophecy: The Copycat, secuela de su obra más popular hasta la fecha.

¿Por qué merece nuestra atención este joven mangaka? Tetsuya Tsutsui es un autor de nueva generación, se evidencia en los temas que trata pero también en sus orígenes. Es un autor procedente del mundo del webcómic que comenzó a publicar sus primeras obras en el portal Studio221. La calidad de sus propuestas hizo que editoriales como Shūeisha y Square Enix se interesasen por su persona. Es un perfil afincado en las publicaciones seinen que no se ha embarcado por ahora en una cabecera de larga duración. Todas sus historias están pensadas para una extensión determinada, nunca más allá de los tres tomos. Los suficientes para que Tsutsui pueda plantear relatos directos, rápidos y efectivos. Con su planteamiento, nudo y, por supuesto, un desenlace pretendidamente epatante.

En parte, Manhole rompe las reglas, porque comienza de forma harto impactante con un hombre desnudo y enfermo caminando por una calle peatonal. Su muerte en extrañas circunstancias será un caso que tendrá que investigar el veterano detective Ken Mizoguchi y su joven compañera Nao Inoue. En un principio parece un indicidente rutinario por drogas, pero nada más lejos de la realidad. La autopsia al cadáver sirve para hallar en él un parásito, una mutación de filaria que se instala en el hipotálamo de la víctima alterando por completo su comportamiento. El miedo a una infección a gran escala, y a un posible ataque bioterrorista, dará lugar a una carrera contrarreloj por resolver el misterio y encontrar al culpable.

En la página de Planeta Cómic se promociona Manhole como un «seinen de suspense, tipo Parasyte o Resident Evil«. Pero para ser sinceros, la historia de Tetsuya Tsutsui nada tiene que ver con estos referentes, a parte de manejar clichés similares sobre epidemias y conspiraciones. La obra que tenemos entre manos apuesta por una dimensión más realista que estas comparaciones. Su principal valor es su atmósfera, cercana al género negro, que recaba influencias de mangas y películas como Monster, Oldboy, o la popular Seven. De la misma manera que estas, Manhole reflexiona sobre la maldad humana desde un contexto monopilizado por agentes de la ley lidiando con lo desconocido, víctimas sentenciadas de creativas maneras, y asesinos megalómanos con necesidad de trascender.

En Manhole también tenemos ese coqueteo con el terror, utilizado con inteligencia y a través de un apartado gráfico que le otorga un valor añadido. El dibujo de Tetsuya Tsutsui nos ayuda a permanecer en la historia, con un trazo limpio pero al mismo tiempo con profundidad. Sabe regatear la ausencia de fondos y exhibirse en los momentos claves. El manejo de la acción es notable y con él también el ritmo y la tensión. Los personajes no representan perfiles especialmente originales, pero Tsutsui sabe venderlos aun cuando apenas están esbozados. En cambio, la trama, y hasta cierto punto, puede presumir de no hacerse demasiado evidente. El lector está en todo momento pendiente de comprobar hasta dónde se atreverá a llevar sus planteamientos el autor, una cuestión que finalmente es la que le mantiene pegado a la obra.

En definitiva, Manhole no es una de esas obras de la que podamos decir que viene y/o pretende reinventar ningún género. En realidad, le rinde homenaje con todo lo que ello conlleva, utilizando la estructura clásica de este tipo de relatos como excusa para hablarnos de violencia. Y también de conceptos que muchas veces acaban siendo engendrados por esta, como la venganza, el odio y el miedo. El dicho ya lo conocéis: «Ojo por ojo y el mundo acabará ciego». Pues bien, se puede decir que Tetsuya Tsutsui nos ofrece una aproximación muy literal a ese supuesto. Pero, más allá de ninguna pretensión, Manhole es una buena propuesta. Es un manga que de devora con gusto y sin cargo de conciencia.