Marada: La mujer lobo

 

Edición original: Marada: The she-wolf, Titan Comics.
Edición nacional/ España: ECC Ediciones.
Guión: Chris Claremont.
Dibujo John Bolton.
Formato: Cartoné, 112 páginas.
Precio: 13, 50 €.

 

Marada es una guerrera de cabellos plateados cuyas aventuras transcurren alrededor del siglo I de nuestra era. Legendaria por su independencia, su carácter desafiante y su habilidad con la espada, nos encontramos sin embargo a la descendiente ilegítima de Cesar en su momento más bajo: ha sido capturada por el brujo Symion Karashnur, que tras someterla a una atroz experiencia, ha conseguido doblegarla, rompiendo su alma y convirtiéndola en una sumisa esclava. Ahora le toca hacer el papel de damisela en apuros a la que su aliado, el místico señor de la guerra Donal MacLlanllwyr deberá rescatar en una caravana que la lleva de Damasco a Roma. ¿Qué queda en esa muñeca rota de la llamada mujer lobo (no estamos en realidad ante ninguna licántropo, por si a alguien le había engañado el título) que juró que ningún hombre la tomaría contra su voluntad y que cuando eligiese un compañero, lo haría en sus propios términos? ¿Se enfrentará la antaño aguerrida Marada a sus miedos y recuperará la fe en sí misma ante el infierno que Karashnur va a desatar contra ella y quienes la han dado cobijo?

Marada: la mujer lobo es una sobresaliente obra que surge de extraños pericuetos con temas de ideas de artistas y problemas de índole editorial con personajes y licencias: a principios de los años ochenta, Chris Claremont y el dibujante británico John Bolton hicieron una propuesta a Marvel para una serie de historias sobre Red Sonja a publicar en la revista Bizarre Adventures. Sin embargo, las ideas de Claremont y Bolton quedaron truncadas ante el inminente estreno de la película basada en la hyrkania de cabellos rojos de la era hyboria; sí, aquella que protagonizase Brigitte Nielsen. Curiosamente, aunque el personaje de Sonja tal cual lo conocemos surgió por primera vez en los cómics de la casa de las ideas, su propiedad intelectual estaba ligada a los herederos de Robert E Howard, ya que estaba inspirado en otra heroína aparecida en uno de los relatos del escritor texano, La sombra del buitre. Y a pesar de que su versión en viñetas terminase siendo prácticamente un personaje distinto (para empezar sus historias pasaron a ser coetáneas de las de Conan, con el que a menudo se encontraba, mientras que su única aparición literaria transcurría durante el muy real asedio de Viena del siglo XVI) y sus características mas reconocibles e imagen icónica con el bikini de cota de malla fuesen debidas a la redefinición de Marvel, la editorial perdió los derechos para utilizarla en sus publicaciones algo antes del estreno de aquella mediocre cinta que aquí fue titulada como El guerrero Rojo. Por tanto, las veinte páginas en blanco y negro que Claremont y Bolton ya habían realizado (con minucioso trabajo, por cierto: Bolton usaba modelos de arcilla a los que iba variando su posición para tener referencias para las diferentes imágenes que iba a dibujar) eran impublicables como estaban.

En realidad todo esto terminó siendo muy afortunado, pues el entonces editor Jim Shooter, ante la insistencia de Claremont y Bolton, y la gran calidad de su proyecto, finalmente cedió y les propuso que hiciesen cambios sobre el trabajo ya hecho para que en lugar de por Sonja fuese protagonizado por un personaje de nuevo cuño, eliminar las referencias al entorno de la pelirroja versión femenina de Conan, y editarlo dentro del magazine Epic Illustrated. De ese modo, además, los creadores retendrían los derechos sobre estas aventuras de éste análogo de la Diablesa con espada.

Y así, Sonja pasó a ser llamada Marada, su pelo rojo se tornó blanco, Kulan Gath fue rebautizado como Simyon Karashnur, y éste en lugar de servir a los N’Garai rendía culto los Mabdhara. Y todas estas aventuras pasaban de transcurrir en la ficticia era hyboria de Robert E. Howard a un entorno supuestamente histórico de alrededor del siglo I de nuestra era, aunque con demonios y brujería. Esto no dejaba de tener cierta gracia, dados el origen literario de Sonja la roja: Así, la copia de la copia acabó recalando de vuelta a nuestro mundo, aunque lo cierto es que el rigor histórico tampoco estaba muy presente en Marada, y hubiese encajado sin problemas en cualquier mundo fantástico con equivalentes a Roma, África y fantasías arabescas.

De ese modo, las primeras historias de Marada fueron publicadas en blanco y negro en los números 10, 11 y 12 de Epic Illustrated, para volver con una nueva aventura a todo color en los 23 y 24. En 1986, Marvel publicó una novela gráfica que reeditaba el material que había aparecido blanco y negro con un espectacular coloreado aplicado también por el propio Bolton.

Lo importante de Marada no es toda esta sucesión de anécdotas. Por lo que es recomendable hacerse con este volumen, que traduce la recopilación de todas las aventuras del personaje lanzada en 2014 por Titan Comics, es por su extraordinaria calidad: para empezar estamos ante el mejor Claremont, en su momento más dulce, con todas sus señas de identidad habituales como escritor, antes de que se convirtiesen en repetitivos tics. Marada es la clásica mujer Claremontiana, fuerte, pero no por ello insensible, bella, pero lejos de ser un mero token sexual, como sin embargo sí suele ser percibido el molde original del personaje, Red Sonja. La narración, eso sí, no deja de aquejar los típicos problemas del patriarca mutante, sobreexponiendo en los textos lo que ya vemos en imágenes, pero no creo que eso le suponga ningún problema a su fans. Por otro lado, el comienzo de la historia es abrupto, y asume una familiaridad con el personaje que no puede existir ya que es su primera aparición. El impacto de cómo ha sido rota Marada se diluye y puede resultar artificioso para aquellos que ignoren que la historia estaba pensada para Red Sonja y conozcan las características de ésta. Por otra parte, hay que reconocer que la conclusión del último relato resulta algo tramposa y conveniente.

Sobre el aspecto gráfico de John Bolton sin embargo es imposible hacer ninguna enmienda: es para quedarnos boquiabiertos, apabullante. De verdad, de diez, maestría absoluta en lápices, tintas, color, narrativa, perspectiva, atmósferas, anatomía… todo es sobresaliente. Su preciosista arte evoca la ilustración clásica, a Alex Raymond por ejemplo, y quizás hubiese sido más palateable si el tamaño de esta edición hubiese sido algo superior al del comic-book, como lo era la Novela Gráfica Marvel que Forum publicó en los años noventa. Resulta lamentable, una oportunidad perdida, que ECC no haya imitado el tomo de Titan del que parte, que cuenta con incluso mayores dimensiones. No obstante, es justo recordar que este volumen viene en tapa dura e incluye material no visto en castellano hasta ahora, el que apareciese en Epic Illustrated 23 y 24, una larga historia con un atmósfera que evoca a la de Las mil y una noches, así que de una manera imperfecta, sigue teniendo interés para el lector hispanoparlante.

Marada: la mujer lobo es una historia imprescindible para los seguidores de Claremont, Bolton, Red Sonja, y en general la fantasía épica y el buen dibujo. Es complicado no caer en alguna de esas categorías y tener cierto gusto por el cómic.