Se ha especializado, desde su empresa Daruma Serveis Lingüístics, en la traducción de productos de entretenimiento en general, principalmente cómics y series de animación, del japonés al español y catalán.
A fecha de mayo de 2004, su experiencia ascendía a unos 500 volúmenes de cómic (el equivalente a 100.000 páginas traducidas), principalmente para las editoriales Ediciones Glénat y Planeta deAgostini Comics, y unos 400 episodios de animación (unas 170 horas de entretenimiento televisivo), principalmente para la distribuidora Luk Internacional y el canal de televisión catalán K3. En lo que se refiere a interpretación, destaca su colaboración en la Copa Mundial de la FIFA Corea/Japón 2002, y el asesoramiento e interpretación en viajes a Japón para el programa 3xl.net, de la televisión autonónomica catalana, y a España para la televisión japonesa TV Asahi.
Ganador de numerosos premios de oratoria japonesa y apasionado de la cultura de ese país, se ha convertido en un asesor referente para todo lo que tenga que ver con la posible exportación de material nipón de manga o anime a nuestro país e, incluso a cierto nivel, para Europa. Marc y su equipo son quienes dicen aquí y allí que es lo que tiene visos de ser trasvasado con éxito de una a otra cultura.
Todo esto viene a cuento porque conocí a Marc Bernabé hará unos ocho años, cuando él debía tener unos veinte y aún no había llegado dónde está ahora. Compartimos techo laboral durante unas breves semanas, en un hospital comarcal donde también trabaja su padre (abrazos y ánimos). Un buen día le vi mirándose un manga con los textos en japonés. La cosa entonces tenía su merito… y si hoy tiene menos, seguramente es en buena parte gracias a él. En ese momento yo era un perfecto ignorante por lo que respecta al cómic nipón. No ha sido hasta más tarde, también gracias a su labor para la Biblioteca Pachinko, que me enganché con Urasawa (Monster, 20th Century boys) y Taniguchi (El Almanaque de mi padre e incontables otros cómics en Ponent Món, Ivréa…).
Cuando comparo la imagen de aquel chico de veinte años con lo que ahora voy sabiendo de él a través de su admirado padre, siempre me da por pensar en las puertas que nos abre el cómic. Cómo condiciona nuestra vida. Cómo configura nuestra inteligencia, nuestra perspectiva de las cosas, nuestros intereses. Cómo un producto considerado de entretenimiento deja en muchos de nosotros esa impronta especial que nos lleva a pensar que sin ella, seguramente, no habríamos acabado de ser los mismos. Es esta tierra, el cómic, una tierra de sueños, de interculturalidad, de evasión y compromiso, de censuras y atrevimientos.