La Guerra Secreta de Nick Furia. Vengadores: Desunidos. Dinastía de M. Guerra Civil. Invasión Secreta. y…
Lo cierto es que durante la primera década del Siglo XXI, Marvel apostó fuerte por los eventos que unieran a casi la totalidad de héroes de su plantel, los cuales además afectaban enormemente al cosmos marvelita, dejándolo víctima de un aparente cambio radical con cada uno de ellos.
Todos estos eventos tienen también una cosa en común. Que en su mayoría fueron escritos por
Pero no estamos en el ZN Brian Michael Bendis Day, estamos en el ZN Olivier Coipel Day, el protagonista de este día y de la reseña que estáis leyendo. Es por ello que me voy a permitir cambiar el orden habitual de mis reseñas, hablando primero del dibujo y después del guión. Máxime cuando estamos ante Asedio, un evento relativamente reciente (que ya ha cumplido ocho años, pero que algunos recordamos como si hubiera tenido lugar ayer) cuyo argumento, que luego abordaremos, es conocido prácticamente por todo marvelita.
Sus personajes son musculados, sin la exageración de los años 90, pero sin el excesivo apego a la realidad de Alex Maleev, dejándonos claro que estamos ante personas que se salen del baremo marcado por la realidad que nos rodea, lo que determina que deban tener apolíneos físicos imposibles de alcanzar, sobre todo si hablamos de Dioses, los protagonistas de esta historia.
Hablamos de Asedio. Hablamos del evento Marvel de su año, 2010. Por tanto, no podemos conformarnos con un dibujante convencional. Y es que, no nos engañemos. El punto fuerte de los eventos, ya desde Vengadores Desunidos, son las batallas campales, a poder ser, entre héroes que deberían luchar juntos pero que por avatares del destino, son contrarios.
En ese sentido, Olivier Coipel da lo que promete y lo que el evento necesita. Seremos testigos del verdadero poder del Vigía, un ser omnipotente que emula al Superman de DC, pero con un fuerte trastorno mental que, afortunadamente, no se encuentra entre los defectos de Mr. Kent.
Nos sentiremos protagonistas de batallas como la que protagonizan Balder el Bravo y Ares, Dios Griego de la Guerra, encarnizada y brutal, como la mitología Asgardiana y Griega prometen.
Corre la sangre, se suceden las explosiones. Los supuestos héroes muestran sus verdaderos colores. Esto es un espectáculo de fuegos artificiales, queridos lectores de Zona Negativa, y Olivier Coipel es el maestro que está detrás de ellos.
Por su parte, si nos ceñimos al argumento, antes debemos de recordar al lector dónde se encontraba el Universo Marvel en ese momento. Pues bien, en plena Invasión Secreta, en la que los Skrull estuvieron a punto de conquistar el planeta tierra con su inmejorable arte del subterfugio y el disfraz, el entonces líder de los Thunderbolts, un supuestamente rehabilitado
Tal hazaña, unida al descrédito que ya venía sufriendo S.H.I.E.L.D. desde la Guerra Civil Superheroica, determina que las llaves de la protección del planeta y del control de los superpoderosos pasen a manos de Osborn. Sí, ¿increíble verdad? Bueno, en Estados Unidos todo es posible, hasta que este señor fuera elegido presidente (si no, que le pregunten al Universo DC cómo pudieron votar a Lex Luthor). Así, la otra denostada S.H.I.E.L.D. se extingue y nace la H.A.M.M.E.R. (martillo en inglés, instrumento de ataque, frente al defensivo escudo que era su predecesora), agencia cuyos soldados van vestidos de morado y verde (¿no os recuerda a los colores de cierto villano del trepamuros?) y se encargan bajo la batuta de Osborn, de proteger el planeta de cuantas amenazas surjan.
El problema era por supuesto, que quienes se encargaban de hacerse cargo de las amenazas de mayor nivel era un grupo de Vengadores de moralidad y heroicidad bastante cuestionable (Daken, Bulleye, Piedra Lunar, Venom, Ares, el propio Normie con la armadura de Iron Patriot, y un atribulado Vigía) y que, el catalogar o no algo como amenaza dependía única y exclusivamente del criterio de Norman Osborn.
Entre tanto, y como se iba mostrando en la colección de Thor, guionizada por JMS, y que mi compañero Luis Javier Capote Pérez ha reseñado en este mismo día tan especial, Asgard ya no se encontraba extramuros del planeta tierra, sino que había movido sus dependencias a la Tierra misma, concretamente a Bloxton, Oklahoma.
Ello suponía que Asgard ahora era una enorme ciudadela flotante bien fortificada que sobrevolaba dicho territorio, el cual pertenecía a los Estados Unidos. Evidentemente, esto disgusta a Osborn, que discutiría la cuestión asgardiana con Taskmaster, The Hood, Loki, El Dr. Doom, y otros de sus cuestionables asociados en la Cábala que el propio Osborn formó para regir los designios del mundo, encontrando la excusa perfecta cuando Volgstagg el Voluminoso causa enormes daños colaterales al impedir un robo.
Así pues, Osborn prepara a todas las fuerzas que tiene disponibles y lanza un encarnizado asedio contra Asgard, hogar de los Dioses Nórdicos que no se van a dejar invadir tan fácilmente, y que además cuentan con grandes amigos en la comunidad superheroica que están dispuestos a prestarles ayuda.
Con este buen caldo de cultivo, Brian Michael Bendis construye una historia que, como Invasión Secreta, prometía mucho más de lo que dio al final. Y es que, ya estábamos ante el Bendis cansado, ese Bendis que guionizaba demasiadas colecciones a la vez (no el Bendis de Alias o Daredevil) y que sentaba muy bien las bases de los eventos de los que se encargaba, pero no los desarrollaba con igual pericia, dándole a este Asedio, un final abrupto y poco original, que no spoilearé.
Sin embargo, no nos engañemos, el cómic es muy entretenido y merece la pena ser leído aunque sólo sea por el mangnífico dibujo de Coipel del que ya hemos hablado y por tener la oportunidad de ver a Asgard desatando todo su poder.
En fin, una pena que los ciudadanos de la tierra no se acordaran de cuando los asgardianos salvaron el planeta del ataque de Surtur allá por la etapa de Walter Simonson entre otras muchas proezas… pero la memoria en el Universo Marvel debe de ser como el Gen X, algo difícil de darse en todos los seres humanos.
Esta obra supondría un pequeño descanso en los eventos marvel y en los cambios en su universo, pues a partir de aquí se entraba de lleno en la Edad Heroica, en la que el Universo Marvel volvía más o menos a un Status Quo (luego roto por la Era de Ultron, Miedo Encarnado y Vengadores vs. X-Men) tras tanto enfrentamiento entre supuestos compañeros de armas que ya se hacía descafeinado por su repetición.
Una obra recomendable como una pieza más del complejo tapiz que se va tejiendo en la historia del Universo Marvel.
Guión - 6.4
Dibujo - 9
Interés - 8
7.8
Asgardiano
Brian Michael Bendis, Michael Lark y Olivier Coipel, nuestro protagonista de este ZNDay, conformaron el que sería el gran evento marvel del año 2010.
Releído este evento hace poco, en efecto, me entretuvo bastante, aunque lo que se contara fuera como el menú de plato combinado y poco más. Coipel muy bien, sobre todo al principio, de cara al final había algún que otro frenazo, pero muy potente de todas formas. Pena del coloreado, que me mataba la retina.
Una historia muy entretenida, sin pretensiones, pura acción superheroica con un estupendo dibujo. Francamente, mejor un evento así, que no pretenda ser la octava maravilla del mundo, que no algo como Invasión secreta, que parecía que iba a ser la hostia y luego se quedó en nada.
Es eso, este evento era el único que no prometía un «nada volverá a ser igual» (y sin embargo inició una de las etapas más longevas de lo que va de siglo con el relanzamiento de Vengadores & Co en la edad heroica).
Sólo una aventura de batallas mezclando personajes y encajando como un guante en todo lo contado en reinado oscuro. Lo recuerdo con mucho cariño y de hecho lo tengo en una edición tapa dura americana que es un gustazo