No hay mejor juez que el tiempo, y el paso de este será el que encumbre el trabajo de Ed Brubaker al frente del Capitán América, en la que desde ya podemos catalogarla como una de las mejores del personaje. Se podría decir que esta etapa ha sido un enorme continuará, cada nueva situación está perfectamente estudiada para dar pie a interesantes historias, en el fondo, evoluciones de los distintos personajes secundarios – y algunos no tanto – que han pasado por sus páginas. Tan importante ha sido Steve Rogers como Natasha Romanov, Sam Wilson o Bucky Barnes, me cuesta mucho llamarlos por su identidad superheróica porque si algo ha priorizado Brubaker es su desarrollo como personas, los lazos que les unen y porqué se comportan de la forma que lo hacen, y este volumen recopilatorio, el doceavo, es un buen ejemplo de ello. Resulta extraño encontrarse con guionistas que usen esas raíces, esas historias pasadas de forma sutil para hacernos entender determinadas situaciones y en eso es un maestro Brubaker.
Este volumen sirve para poner en jaque a Bucky Barnes quien asumió con naturalidad el manto de Capitán América después de que Steve Rogers supuestamente muriese tras Civil War. En los últimos meses hemos sido testigos de cómo se producía ese relevo generacional sin que chirríe, si alguien tenía que reemplazarlo ¿quien mejor que aquel que fue su compañero de mil batallas durante la segunda guerra mundial? El problema es que Bucky, como hemos visto a lo largo de toda esta etapa guarda muchos esqueletos en el armario de su época de Soldado de invierno donde a las órdenes del gobierno ruso y mediante manipulación mental se convirtió en el arma perfecta a la hora de ejecutar a los objetivos que estos creían oportunos para una vez concluída su misión ponerlo de nuevo en animación suspendida. Cuando Bucky se convirtió en el nuevo Capitán América todos dimos por sentado que aquellas acciones eran agua pasada, y que teníamos ante nosotros al gran héroe que estaba destinado a ser, y así habría sido por mucho tiempo con la gran mayoría de guionistas pero Ed Brubaker no es uno más, le gusta poner a sus personajes en situaciones complicadas aunque naturales, y claro está, el juicio a Bucky por sus delitos antes o después tenía que llegar. De esta forma, seremos testigos durante esta saga como poco a poco las piezas van encajando, como es Helmut Zemo, el que precipita los acontecimientos y será Pecado, la hija de Cráneo Rojo quien se erija como la némesis de Bucky en su camino hacia el purgatorio.
Estamos ante una historia cargada de simbolismos, y en la que en varios momentos viajamos al pasado para descubrir vivencias de Bucky ya sea sólo o en compañía de Steve, una historia emocionante de la primera a la última página y con la que guionista y dibujantes consiguen absorbernos como si estuviésemos ante una nueva película surgida del estudio de Marvel Comics. Tenemos vibrantes escenas de acción, fugas de prisión (sí, en plural), juegos de estrategia, secuestros y hasta un atentado que resulta sorprendente que un mercado tan puritano como el americano les dejase ejecutar. Al concluir el presente volumen nos encontramos con que de nuevo Brubaker ha vuelto a girar el tablero y ha posicionado de nuevo sus piezas en una nueva e interesante historia que llevará por título Gulag y que veremos en el próximo volumen de esta edición.
Si el trabajo de Brubaker raya el excelente, no menos importante es la labor que realizan los dibujantes Butch Guice, Mitch Breitweiser y Daniel Acuña, cada uno perfectamente reconocible por las características que tiene su trazo pero en el fondo, lo suficiente similares para darle un sentido homogéneo a la historia en lo que al apartado artístico se refiere. Con todo, y aun siendo fan del trabajo de Guice, hay que decir que las mejores páginas son las dibujadas por nuestro compatriota Daniel Acuña, bajo mi punto de vista uno de los mejores autores de la industria del cómic actual.
En resumidas cuentas, hablar del Capitán América de Ed Brubaker es hacerlo de uno de los mejores que se han publicado en sus más de 75 años de historia, ha sabido como pocos entender al personaje tras la máscara, sus motivaciones y los personajes que le envuelven, una etapa llena de aciertos y que merece la pena tener en un formato acorde a la calidad que atesora.
Me encanta esta etapa y Bucky como el capi
En cambio Sam Wilson me gusta como Halcón y no me está gustando nada como capihalcón, parece ser que sólo por llevar el escudo todos se cuadran ante él desde el primer momento