Marvel Deluxe. Lobezno y la Patrulla-X 1 – Empieza curso

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Edición original: Marvel Comics.
Edición nacional/ España: Panini Comics.
Guión: Jason Aaron.
Dibujo: Chris Bachalo, Nick Bradshaw.
Entintado: Tim Townsed.
Color: Chris Bachalo.
Formato: Libro en tapa dura. 208 páginas.
Precio: 19,95.

 

El arquetípico instituto Riverdale High que tan de moda está hoy en día (¡por fin!) gracias a la serie de televisión de The CW, la academia de Morning Glories con sus luces y sombras, el clásico Smallville High School con sus omnipresentes taquillas (y kryptonitas multicolores), la academia de la Legión de Superhéroes en DC Comics o la peligrosa Escuela Superior de Konoha donde los combates entre Naruto, Sasuke y compañía se suceden hasta el infinito dentro de sus puertas bajo un curioso programa escolar. Los casos de escuelas, institutos o incluso universidades a lo largo y ancho del noveno arte son incontables. Incluso en los tebeos de nuestro país tenemos numerosos ejemplos como el Paracuellos de Carlos Gimenez o la escuela de Zipi Zape, donde oscilamos entre el horror y la crudeza hasta los pillastres más graciosos. Por no hablar de todas las escuelas y universidades que pueblan el Universo Marvel, desde las clases futuristas de la Fundación Futuro hasta los pasillos donde Peter Parker recibía y/o daba clases. Pero ninguna (¡ninguna!) es más famosa que la Escuela Xavier para Jóvenes Superdotados, a la postre Instituto. O, también conocida por todos nosotros, la Mansión-X. Con más de cincuenta años, por sus pasillos han desfilado lo mejor (y lo peor) del universo mutante, aunque nunca ha estado más viva (casi literalmente) que durante la época de Jason Aaron en las series mutantes.

El desembarco de Jason Aaron en la franquicia mutante en realidad se produjo en el evento previo, Cisma. En esta miniserie de cinco números (con un capítulo dibujado por cinco súper-estrellas Marvel: Pacheco, Davis, Acuña, Cho y Kubert) el statu-quo de la franquicia mutante saltaba por los aires como en pocas ocasiones había sucedido. Concluido el gran arco argumental que comprende entre los eventos de Dinastia de M y Advenimiento y recuperado el futuro de la raza mutante, aún quedaban algunas subtramas en el aire (como el destino de Hope Summers, tal y como se vería un poco más tarde en Vengadores vs Patrulla-X) pero, exceptuando esos detalles, hacía falta un nuevo rumbo para la franquicia. Y el encargado de ello, elegido expresamente por el editor Axel Alonso, iba a ser Jason Aaron. Estamos hablando de un Jason Aaron (2011) cuyos trabajos más destacados en la Casa de las Ideas habían sido una interesante etapa en Ghost Rider, el ser capaz de mantener el tipo en el Punisher post-Ennis y unos números bastante destacados de Lobezno. Pero todavía no había brillado con sus distintos volúmenes de Thor, ni nos había encandilado con Weirdworld ni mucho menos Wolverine & X-Men. Era un talento en ascenso. Ascenso meteórico, por supuesto, pero todavía no era un rostro consolidado. Al menos, había dado el paso que tanto les está costando dar a los Al Ewing, Gerry Duggan, Jeff Lemire y compañía en la actualidad.

But I digress… En Cisma, Aaron anteponía las visiones de Cíclope y Lobezno ante el uso que debía darse a las nuevas generaciones de jóvenes mutantes. Por un lado, el de Cíclope, con un empleo más pro-militar, en base al «todo-vale» para la supervivencia y sin resquicio para disfrutar de la infancia. Por otro lado el de Lobezno, ex-Arma-X y habitual acumulador de sidekicks jóvenes y femeninas a lo largo de sus cuarenta años de existencia (de Kitty a Idie, pasando por Júbilo, Armadura, etc.), quien apuesta por apartar a las generaciones-X de la carrera militar contra la extinción. Y en medio, el nuevo Club del Fuego Infernal. Guerra Civil mutante, tablas y cada uno por su lado. Cíclope se quedó con su isla atrincherada y los pesos pesados mutantes mientras que Logan, su inseparable Kitty y algunos fieles (o desencantados con Cíclope) como Hank o Bobby ponían rumbo a la nueva Escuela Jean Grey de Enseñanzas Superiores. Y de ahí, a la gloria para todos los lectores.

Aaron entiende a Lobezno como nadie. Lo demostró en su primer one-shot con el personaje en 2007, acompañándose de Howard Chaykin, en uno de los mejores números autoconclusivos de Marvel Comics del presente siglo (y de su historia). Lo demostró en su primera mini-saga con Logan, en colaboración con con Garney. Brilló como nunca con Adam Kubert en una mini-aventura retrospectiva de dos números en 2009. Siempre potenciando facetas distintas del mutante canadiense. Como haría en la serie Wolverine: Weapon-X y en todo el volumen 4 de Lobezno. O en la desternillante miniserie que reunía su destino con el de Lobezno. Y aquí, vuelve a repetirlo. En Lobezno y la Patrulla-X, Aaron hace que Lobezno cierre el circulo que es su vida, ofreciendo a las nuevas generaciones las posibilidades que él no tuvo hasta que Xavier le acogió en su escuela. Un acercamiento que tiene su influencia en el largometraje de James Mangold (casi más que el propio Old Man Logan). Toda la vida buscando un lugar en el mundo y la única forma real de encontrar la paz consigo mismo, con su pasado y con todas las atrocidades que ha hecho o se ha visto obligado a hacer es salvando del mismo destino a toda una generación de jóvenes mutantes que, como Idie, podrían correr el mismo destino por culpa de par de decisiones mal tomadas.

Gracias, en gran parte, al trabajo e imaginación desbordante de Chris Bachalo, el primer arco argumental de la serie se convierte en una gran sucesión de momentos, todos ellos desde el respeto a la mitología mutante pero con un afán de encontrar un giro de tuerca novedoso y fresco al desgastado back-to-the-basics mutie. Desde un Hombre de Hielo completamente desatado como nunca habíamos visto hasta un Doop recuperado para la ocasión como recepcionista de la mansión, es tal la cantidad de momentos desternillantes que podríamos hacer un Top Ten en lugar de una reseña. Un coctail de conceptos bizarros donde todo cabe. Krakoa como guardián subterraneo (y fuente de ingresos) de la mansión, Saurons y Wendigos en medio del caos, un ejército de clones Frankensteins, un enjambre de Bamfs que darán que hablar, una Kitty Pryde embarazada, El Sapo como conserje y una clase de mutantes de lo más variopinta donde Aaron recoge a la última generación de chavales de la franquicia: el mencionado Quire, la desconcertante Idie, el nido Broo, Evan (el joven Apocalípsis) y un par de creaciones propias. Aaron es inteligente. Sabe que hoy en día, tal como funciona la industria, la creación de nuevos conceptos es un regalo casi sin nada a cambio a las editoriales. Por ello, en lugar de crear nuevos conceptos, recoge chavales de la franquicia creados por otros autores (Morrison, Remender, Gage, Fraction…) y les da un lustre magnifico, añadiendo ideas propias en las dosis justa. Como por ejemplo el nuevo Club del Fuego Infernal, que será el hilo de fondo de este volumen de W&XM, así como las visiones futuristas y apocalípticas que obligarán a los chavales a evitar un futuro que nadie quiere. El trabajo de Bachalo, y de su sucesor Nick Bradshaw, hace el resto.

Este esperadísimo primer tomo incluye los ocho primeros números del primer volumen (hubo un segundo, a cargo de Jason Latour, amigo personal de Aaron y colaborador en Paletos Cabrones). Más adelante, en Otoño, Panini Comics publicará un segundo tomo (Wolverine and the X-Men 9-11, 13-18 USA) con los números asociados al gran crossover Marvel de aquel año, Vengadores vs Patrulla-X, de forma que se cubriría casi la primera mitad del volumen (que cerró en el número 42). En paralelo, este verano se pondrá a la venta el ultimo tomo de Kieron Gillen (y Carlos Pacheco) en la cabecera paralela, Patrulla-X (incluye los números 12-20 del segundo volumen de Uncanny X-Men). El Equipo Extinción cierra sus puertas para dejar sitio a la llegada de Brian Michael Bendis a la franquicia mutante, algo que eclipsó ligeramente la etapa de Jason Aaron (entre otras cosas porque le «robó» a Chris Bachalo). Aunque para poder leer eso en la línea Marvel Deluxe todavía tendremos que esperar al 2018… Hasta el momento, disfrutemos de este Lobezno y la Patrulla-X de Jason Aaron.

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