Edición original: Marvel Comics – julio 1984
Edición España: Comics Forum – julio 1995
Guión: Barry Windsor Smith y otros
Dibujo: Barry Windsor Smith y otros
Entintado: Barry Windsor Smith y otros
Color: Barry Windsor Smith y otros
Portada: Barry Windsor Smith
Precio: 695 pesetas (tomo en format prestigio de 48 páginas)
La tercera entrega de la versión española de
El número principal en esta ocasión presenta un capítulo más en la larga historia de las relaciones entre la Cosa y la Antorcha Humana. Ben Grimm, el rocoso componente de los Cuatro Fantásticos, ha gozado siempre de mucha popularidad entre la afición lectora. Solo él –aunque fuera de anfitrión- mantuvo una colección durante cien números y siete especiales; solo a él se le ha concedido en repetidas ocasiones la oportunidad de contar con una cabecera propia. Su rocoso aspecto, su desenfado y su capacidad para ponerse el mundo por montera han hecho de la Cosa un personaje simpático, entrañable y querido. No demasiado que ver con lo que Stan Lee tenía pensado originalmente. Por su parte, la Antorcha Humana ha estado siempre en las antípodas de Grimm: allí donde Ben es físicamente poco agraciado, Johnny Storm ha ganado un poder que no entorpece su vida personal; allá donde el viaje espacial que cambios sus vidas obligó a uno a cambiar, el otro ha mantenido una actitud inmadura y adolescente (provocada en buena medida por los cansinos regresos a los orígenes realizados por no pocos autores cuando aterrizan en una serie con larga trayectoria). En un principio, la amargura de uno por la transformación chocaba constantemente con la inmadurez del otro; con los años, esta rivalidad se tornó en una larga sucesión de bromas y contra-bromas en la que Storm buscaba constantemente las cosquillas a Grimm. En un ejercicio de retro-continuidad un tanto burdo, Mark Waid intentó convencernos de que una de las bromas más largas y elaboradas de Johnny hacia su camarada había sido la banda de la calle Yancy. Una forma de unir dos de las sub-tramas anecdóticas más largas de la historia de la familia Richards.
El relato, narrado en su totalidad por el ilustrador británico, cuenta las desventuras de la Cosa en un día de los inocentes –o más correctamente, un día de las bromas- diabólicamente planificado por la Antorcha Humana para hacerle la pascua a su compañero de armas. Desde que se levanta, Ben no hace más que sufrir una trastada tras otra, de una forma y manera que recuerda poderosamente al slapstick. La sucesión de ruindades provoca un creciente cabreo en Grimm, el cual llega a su punto culminante cuando echa por fin mano al causante de todas sus desgracias matutinas. Un gracioso giro argumental demostrará el seso hueco de Johnny y abrirá las puertas a una maquinada venganza. Como pueden ustedes comprobar, se trata de una de esas historias en las que se pausa la acción habitual para presentar un interludio en el que se nos recuerda que el principal valor de estos personajes –sobre todo en aquellos días- era su credibilidad como personas. La sucesión de porrazos que padece la Cosa constituye una deliciosa narración que se disfruta doblemente por el hecho de que Windsor-Smith no sea únicamente guionista sino también ilustrador total. A los lápices, a las tintas o a la paleta, don Barry ha dejado siempre patente su impronta, su inimitable e irrepetible estilo y su valor como autor total.
Autor y personaje se reencontrarían poco tiempo después en el número especial del vigésimo quinto aniversario de la primera aparición de los Cuatro Fantásticos. La Cosa pasaba por una etapa particularmente amarga y la serie se enfrentaba a unos tiempos inciertos, tras la marcha de John Byrne. De forma casi inevitable, una y otra circunstancias –la ficticia y la real- se dieron la mano para que el resultado tuviera un marcado tono pesimista.
Qué pedazo de maestro Don Barry Smith. Ya no me acordaba de este tebeo. Gracias por traerlo de vuelta.