En España tenemos la enorme suerte de ver reeditadas con cierta asiduidad una gran cantidad de clásicos Marvel. Al fin y al cabo, las mejores historias en la larga trayectoria de la Casa de las Ideas bien merecen estar siempre disponibles en el mercado. Una de ellas es sin duda la primera gran saga galáctica diseñada por Jim Starlin en Marvel y que tardó más de tres años en terminarse, saltando de colección en colección, empezando en Strange Tales para pasar de ahí a la cabecera protagonizada por Warlock, finalizando en dos anuales (Vengadores y Marvel Two-In-One). Un tour de force que, aunque probablemente, no fuera cómo originalmente Starlin pensó en su publicación, al menos vio la luz bajo el control del guionista/dibujante nacido en Detroit.
Jim Starlin comenzó a trabajar en Marvel en 1972 y un año después, en 1973, ya dejó su huella en la editorial en apenas un par de números de Iron Man que incluían el debut de personajes tan incónicos como Thanos y Drax el destructor. No es de extrañar que Starlin fuera acreditado como coargumentista de estos números además de como dibujante. Rápidamente consiguió su primera asignación como dibujante regular en la serie del Capitán Marvel, de nuevo con Gary Friedrich (que ya le había acompañado en Iron Man). 10 números en total que expandieron las ideas de Starlin sobre la Marvel cósmica más allá del entorno kree de Mar-Vell. Con Friedrich, pero sobre todo gracias a Starlin, el Capitán Marvel se convirtió en un personaje más profundo y con matices que llamó la atención del público. Pero Starlin quería más.
Y de ahí llegamos a Warlock. Creado en 1967 por Stan Lee y Jack Kirby en 1967 y originalmente denominado “Él”, Adam Warlock era un “hombre perfecto” desarrollado por un grupo de científicos autodenominados como El Enclave. En 1971, Roy Thomas y Gil Kane harían “resucitar” a Warlock convertido en una figura mesiánica enfrentado al Alto Evolucionador en la ContraTierra. Al igual que con el Capitán Marvel, Starlin se encontró en 1975 con un personaje, Warlock, con un recorrido dentro del Universo Marvel pero fuera de los focos reservados para las grandes estrellas de la editorial. Podía, por tanto, utilizarlo casi como le viniera en gana.
Todo este contexto nos ayuda a entender un poco cómo este Marvel Gallery Edition 2: Warlock de Jim Starlin es la obra de un autor con enorme libertad para hablar de los temas que le obsesionan, para crear personajes y desarrollar conceptos que han moldeado la Marvel cósmica durante 50 años. Starlin crea a Gamora, definida como la mujer más letal de la galaxia; a Pip el Troll, tan sinverguenza como inteligente. No solo personajes. El guionista es responsable de darle sentido y forma a la Gema del Alma que posee Warlock, embrión de las futuras gemas del infinito. La Gema del Alma como ente simbiótico, casi parasitario, de/con Warlock es uno de los mejores conflictos desarrollados por Starlin en estos cómics, con varios momentos angustiosos e incluso con toques de terror.
Aunque suelo destripar la trama de los comics que reseño, me resisto a hacerlo aquí. Ojalá más gente pueda acercarse a estos cómics lo más “virgen” posible. Sin spoilear nada, el tomo lo dividiría en dos partes: la saga de Magus y la de Thanos. En la de Magus, para mí la mejor de las dos, Starlin confronta a Warlock con su doppleganger, el Magus, líder de la Iglesia de la Verdad Universal. Hablamos de una historia fantástica, repleta de giros pero sobre todo de ideas. ¿Ha sido Jim Starlin el guionista con la creatividad más desenfrenada en el mundo del cómic hasta la llegada de Grant Morrison? Yo diría que sí. La saga de Magus es una brillante reflexión sobre la inevitabilidad del destino pero también de los límites de la voluntad humana o “libre albedrío”. Los guiones de Starlin hacen una crítica de las religiones organizadas (sobre todo el catolicismo) sin caer en el sectarismo jugando con la idea de la dominación del universo no por la fuerza sino por la persuasión (religiosa o mística). Todas estas ideas serían retomadas por el guionista en futuros trabajos, desde la trilogía del infinito en los 90 hasta su obra más personal, Dreadstar, en los 80, pero el germen de todo está aquí.
La saga de Thanos es la que cierra el tomo y, siendo una aventura de lectura ágil y muy emocionante, considero que no llega a la altura de la historia anterior. Quizás porque el Thanos de la primera parte muestra signos de poder transicionar a anti-héroe, camino abortado al revelarse su plan de conquista del universo que debe ser detenido con la fuerza conjunta de varios héroes de la tierra además de Warlock y su “banda” de inadaptados. Eso sí, el final del Anual de Los Vengadores sigue siendo tan icónico como lo fue la primera vez que se publicó.
Starlin nunca adquirió el estatus de dibujante estrella pero en estos cómics está especialmente brillante, tanto en el diseño de personajes y tecnología, como en la narrativa de toda su space-opera (las escenas en el interior de la Gema del Alma son especialmente perturbadoras). Viendo algunos de sus páginas en blanco y negro en los extras del volumen, sorprende lo que gana su trabajo en ese estilo. El Starlin guionista es hijo de su época así que el lector puede esperar mucho texto pero defiendo que nunca se siente una forma de escribir verborreica, que aburre y desespera. De hecho, el lector quiere/quisiera saber más de los personajes, de las historias, del universo al que Starlin te arrastra.
La edición de Panini, sin ser yo fan del formato Absolute, más grande de lo habitual, hace justicia al material. Se incluyen varios extras, desde páginas de una historia inédita, artículos, así como múltiples portadas y anuncios de la época. Aparentemente, los Marvel Gallery Edition están teniendo periodicidad trimestral y ojalá la línea/formato tenga continuidad porque lo publicado hasta ahora (Arma X y Daredevil: Amor y Guerra+Elektra Asesina) son auténticos caramelos no solo para los coleccionistas de Marvel sino para los aficionados al cómic en general.
