Logan vuela en solitario
«La noche es mi momento favorito y esta es mi ciudad favorita»
La colección Marvel Héroes se afianza en la recopilación de cómics de los últimos años de la década de los 80 pero únicamente en lo que se refiere a los mutantes. Quienes seguís la actualidad de los clásicos Panini ya sabéis que Los Vengadores y Spiderman (próximamente el Hulk de Peter David) ya han llegado a los 90 en dicha colección. Los 90 será el punto de crisis para Panini en las colecciones incluidas en Marvel Héroes. La marcha de Claremont de la franquicia X, la saga del clon en Spiderman, o el cross-over la Encrucijada en las colecciones de los héroes más poderosos de la tierra. Estos últimos cómics acabarán reeditándose. Cómo es algo que aún está por ver.
Pero hasta que lleguemos a ese momento volvemos a 1988 y el génesis de la moda “Lobezno es ubicuo”. Nuestro querido Logan AKA James Howlett AKA Lobezno AKA Arma X AKA Parche, etc., se había convertido en uno de los personajes más famosos de Marvel gracias al trabajo (principal pero no únicamente) de Chris Claremont en La Patrulla X. En los 80, desde las altas instancias editoriales así como del Departamento de Marketing se difundía una idea constantemente: “hay que sacar más cómics de Lobezno”. Esto chocaba frontalmente con el deseo de Claremont de controlar con mano de hierro el destino de los mutantes. La expansión de la franquicia en esos mismos 80 con Los Nuevos Mutantes y Factor X fueron las primeras pruebas a la resiliencia y paciencia del escritor británico. Cada nueva serie o miniserie o especial o cualquier otra publicación de la oficina X suponía más agotamiento físico y mental en Claremont.
En 1982, los astros se alinearon y Claremont se juntó con Frank Miller para presentar una miniserie de 4 números, Lobezno: Honor, hoy en día considerado un pequeño gran clásico de Marvel. Dos años después, en 1984, se publica la segunda miniserie de Lobezno, en este caso acompañado por Kitty Pryde, serían 6 números y tendría una recepción crítica mucho más tibia; entre otras razones, cambiar a Miller por Al Milgrom es lo que tiene. Pero el control de Claremont no era completo. En 1987 se publicaría el especial Spiderman vs Lobezno (Christopher Priest y M.D. Bright) y a finales de los 80, Howard Chaykin entregaba su Lobezno/Nick Furia: Conexión Escorpio.
Marvel ya había decidido que habría una colección regular de Lobezno en el futuro inminente y así se le comunicó a Claremont poco después del lanzamiento de Excalibur. La serie iba a salir con o sin el británico y el guionista decidió tirarse a la piscina. Pero antes había que lidiar con otra decisión editorial que iba a afectar tanto a Lobezno como a Claremont: el debut de una nueva colección de historia cortas llamada Marvel Comics Presents.
Entre finales de los 70 y mediados de los 90, Marvel mostró una gran fijación por las series antológicas. Tuvimos Marvel Premiere, Marvel Spotlight y Marvel Comics Presents como principales ejemplos. La idea era tener una serie en la cual se pudieran leer “seriales” de personajes “famosos” junto con historias de personajes más secundarios. La clave, como siempre, sería quiénes serían los encargados de escribir esas historias. MCP acabó convertida en una colección de relleno y dedicada casi en exclusiva a que se foguearan nuevos talentos llegados a la casa de las ideas.
La idea inicial era que el héroe protagonista (en portada) de los números de MCP fuera un mutante, por aquello de ser La Patrulla X la colección más vendida de la editorial. Pero claro, no es lo mismo poner en la portada a Lobezno que a Cíclope debieron pensar en Marketing. Y durante años, MCP contuvo al menos una historia de 8 páginas protagonizada por Lobezno. Por resumir, es 1988 y MCP va a salir al mercado, y el gancho para los lectores como historia principal de los primeros 10 números es un serial de Lobezno escrito por Claremont y dibujado por John Buscema.
Las recurrentes comparaciones de estos cómics con Casablanca surgen de estos números de MCP más que los posteriores de su serie regular. Y decir Casablanca tampoco es exacto más allá de las similitudes temáticas de la ciudad norteafricana y Madripur, esa extraña ciudad-estado en el sudeste asiático (se supone que situada al sur de Singapur), y los guiños de Parche al personaje de Rick interpretado por Humphrey Bogart en la película de 1942. “Noches de Madripur” es una historia que mezcla hábilmente el noir con toques de aventura en un relato en el que Logan asume la identidad ¿civil? ¿secreta? de Parche, lo que teniendo en cuenta el peinado y la fuerte personalidad del héroe supone una suspensión de la incredulidad bastante grande. Tenemos jefes mafiosos crueles, mujeres fuertes al estilo Claremont, villanos sobreactuados como Razorfist, femmes-fatale un poco también al estilo Claremont la verdad, secuestros y un absolutamente espantoso nuevo traje para Logan con una redecilla negra cubriéndole los ojos. En definitiva, una aventura diferente de nuestro mutante con garras favorito a la que no le favorece nada el ritmo sincopado de tener que parar cada 8 páginas para hacer un recap de lo que ha pasado en el número anterior. Leído de seguido, hay momentos que se hacen un tanto pesados
Así llegamos a la serie regular de Lobezno, que continúa con Claremont y Buscema, y que mantiene un tono similar a lo visto en MCP añadiéndole unos toques de fantasía por el camino (fantasía que saltará por los aires en los números de Peter David con los vampiros que no son exactamente vampiros pero que son vampiros). En los primeros números, el tono noir ya no es tan dominante, con la acción y la aventura imponiéndose. El guionista se nota que disfruta mezclando piratas con supervillanos como el Samurai de Plata (#1-3) y sabe aprovechar los puntos fuertes de Buscema, haciendo varios guiños a su recordado trabajo con Conan el Bárbaro. Los principales secundarios son viejos conocidos del británico: Jessica Drew y la actriz Lindsay McCabe.
En los #4-8 tenemos una guerra de bandas en Madripur como consecuencia de lo visto en MCP entre la strong Woman Tyger Tiger y el general Nguyen Con. Apariciones especiales de Karma y Hulk en su forma de Mr. Fixit, nos quedamos con un Lobezno que ya aparece asentado en Madripur hasta el punto de que su identidad como Parche acaba siendo un chiste más que un elemento dramático del guion. En el #9 tenemos el debut de Peter David, acompañado a los lápices por Gene Colan, para contar un flashback sin mucha sustancia pero con un tono oscuro que le va como anillo al dedo al dibujante. Claremont se despide en el #10, otro número dedicado a un flashback, en este caso a un cumpleaños del pasado de Logan en el que se dio de tortas con Dientes de Sable.
El tomo termina con “La joya Gehenna” saga en 6 partes con Peter David sustituyendo a Claremont y en la que la serie abraza sin rubor un estilo de aventuras a lo Indiana Jones (o a lo Nathan Drake si sois menores de 25 años) con Lobezno luchando contra un Dios-demonio para evitar que encuentre las partes de la susodicha joya e impedir así que cree un ejército de vampiros. Todo lo pastoso que pueda ser el estilo del Claremont de la época -que para mí lo era y en ocasiones demasiado- queda borrado por el ritmo que imprime David al relato, lleno de acción y de humor. Ojo con el tema del humor porque si eres de los que les molesta que en las películas de Guardianes de la Galaxia haya un chiste cada dos minutos, vas a pensar que esta versión socarrona de Lobezno es poco menos que un sacrilegio.
A nivel de dibujo, este es un tomo que pertenece a John Buscema. Sin ser de sus mejores trabajos, el estilo de Buscema es inconfundible. De línea clara y narrativa impecable, el artista brilla sobre todo con las tintas de Al Williamson; mientras que la parte en la que le acompaña Bill Sienkiewicz puede no ser plato de buen gusto para algunos lectores.
Aunque hay un intento de mínima coordinación editorial con, bueno, con él mismo, Claremont decide olvidarse de la compleja cronología mutante y de los muchos problemas y cabos sueltos narrativos que él mismo ha ido dejando en la colección principal de los x-men, para centrarse en pasárselo bien y contar historias diferentes, con elementos superhéroicos pero que juegan a una hibridación de géneros muy inusual en la Marvel de la época.
El formato Marvel Gold sigue siendo tan sólido como siempre, incluyendo extras como anuncios, ilustraciones y textos de la época. Ojo, porque la reproducción del color en algunos momentos no es la óptima, algo que Panini ya explicó que se debía a los materiales originales aportados por Marvel. Aún así, es un lujo poder tener por primera vez en España una edición que recopile todo este material en tapa dura.
Lo mejor
• La mezcla de géneros por parte de Claremont y Buscema que dan como resultado historias con un toque diferente
Lo peor
• El horrible traje con redecilla. El concepto de Parche nunca se llega a explotar narrativamente