Los 90 están aquí. A falta de conocer los detalles del plan editorial de Panini para 2024, distintas recopilaciones de clásicos (Omnigold de La Patrulla X, Marvel Héroes de El Asombroso Spiderman) ya han alcanzado la temible década, los infaustos 10 años que pasan a ser recordados de padres a hijos como la gran catástrofe (olvidando los cómics buenos, que los hubo y muchos por aquel entonces). Con este quinto Omnigold, Los Nuevos Mutantes llegan a la furia noventera ¡y de qué manera! Este volumen recopila principalmente los #74-94 de la serie original más material de los Anuales #5-6 y otro contenido adicional. El cogollo del mismo, claro, es la llegada de Rob Liefeld como dibujante de la serie. Pero no nos adelantemos.
El tomo no es 100% Liefeld y está claramente dividido narrativa o mejor dicho estéticamente en dos partes. En primer lugar tenemos la despedida de Bret Blevins del título. Blevins había demostrado ser un dibujante bastante adecuado para el tono ligero que Louise Simonson había imprimido a las aventuras del grupo post-Claremont. Simonson escribía a unos Nuevos Mutantes como adolescentes bastante perdidos pero siempre tiernos y aventureros. Desgraciadamente, la escritora nunca supo muy bien qué hacer con Magneto, a quien Xavier había dejado al cargo de la Escuela que llevaba su nombre. Todo el periplo de Magneto pasando de villano a líder de los nuevos mutantes fue una historia bien desarrollada por Claremont pero cuyo resultado dejó a Erik como un personaje un tanto fuera de juego, como si hubiera perdido su carisma y autonomía. En el tomo anterior y en Inferno, habíamos visto cómo Magneto se asociaba con el Club Fuego Infernal pero ni siquiera esta alianza llega a ninguna parte.
Inferno había acabado para el grupo con Ylliana de nuevo convertida en una niña pequeña por lo que su continuidad con el resto de héroes no tenía mucho sentido. En el #74, además, Simonson aprovecha para deshacerse de Gosamyr, personaje muy criticado en las cartas de los lectores de la época. En el #75, número especial, los jóvenes se enfrentan dialécticamente con Magneto (después de una pelea entre este y Sebastian Shaw) en los escombros de la destruida mansión X. La historia cuenta como gran curiosidad con los lápices de nada menos que John Byrne. Recién vuelto a Marvel después de sus problemas con DC a cuenta de Superman, el británico/canadiense, es raro que una estrella de su calibre acepte dibujar un número suelto. Parece ser que a Byrne nunca le gustó que Magneto se rehabilitara como aliado de la Patrulla X y cuando el editor de la oficina X, Bob Harras, le ofreció dibujar el número donde Erik volvía oficialmente a ser un villano, el artista no se lo pensó dos veces. El amigo Byrne no perdía la oportunidad de chinchar a Claremont por aquella época (y durante unos pocos años más). No hay que olvidar que Magneto era parte importante de los planes de Byrne para el cross-over Actos de Venganza.
Los #77-85 (a excepción del 81, un fill-in intrascendente) corresponden a una saga que manda a los chicos de vuelta a Asgard. Una saga larguísima, ocho números, con múltiples dibujantes y narrativamente caótica. El origen de esta historia está en unas pesadillas que sufre Dani Moonstar/Espejismo, parte de un plan de Hela para usar a las valkirias y enfrentarse a Odin. Un Odin, por cierto, que se pasa toda la aventura en el sueño de Odín y no se entera de nada. Tampoco se entiende la inquina a Odin cuando Hela quiere venganza hacia Thor, no hacia su padre. En fin, digamos que las motivaciones de Hela son “mejorables”. Con los héroes en Asgard, hay muchas peleas, confusión, los chicos son hechos prisioneros por más de una facción asgardiana (como los enanos), no hay desarrollo de personajes, los héroes van como pollos sin cabeza de una localización a otra. En definitiva, un saga fallida a todos los niveles y que mostraba la falta de rumbo de la colección (una tónica de las colecciones mutantes de la época). Y ese cambio de rumbo llegó de la mano de un tipo muy “especial”.
Si lleváis en esto de los cómics el tiempo suficiente, Rob Liefeld no necesita demasiada presentación. Joven promesa de DC (Halcón y Paloma), pasó rápidamente a Marvel donde comenzaría dibujando dos anuales pertenecientes al cross-over Atlantis Ataca. Tras varios fill-ins, Liefeld conseguiría convertirse en el dibujante titular de Los Nuevos Mutantes, una oportunidad que no pensaba desaprovechar…
Liefeld llega a la serie en el #86, un tie-in con Actos de Venganza en el que Rusty y Desliza luchan contra el Buitre. Lo importante tiene lugar en las últimas dos paginas del cómic, donde se insinúa la presencia de un hombre con un brazo metálico. A partir del #87 la colección da un cambio drástico, no solo en lo visual. Apoyado por los editores, sobre todo Bob Harras, el joven dibujante, que afirma estar lleno de ideas nuevas para la colección, va introduciendo conceptos que pueden ser más o menos interesantes pero que se desarrollarán espantosamente mal. Según Fabian Nicieza, quien se uniría a Liefeld tras Proyecto Exterminio: “Rob tenía un millón de ideas pero sin filtro y sin la madurez para saber cómo introducir esas ideas. Él quería un cómic con mucho músculo y fuerza y Louise Simonson quería hacerlo sobre un grupo de críos creciendo. Ambas visiones eran difíciles de reconciliar”. Liefeld y Simonson nunca llegaron a congeniar, claro. Según Liefeld, él intentaba tener una relación sana y fluida con su guionista pero desde la oficina (editores) le decían que dejara de hacerlo. Según Simonson, el principal culpable de sus problemas en la serie era de Harras: “Él cambiaba argumentos y le echaba la culpa al dibujante. Él cambiaba diálogos y después te decía que lo sentía, que había intentado llamarte pero no te había podido localizar”. El resultado fueron cómics pobremente escritos y mal dibujados… PERO con cada vez más éxito, sobre todo entre los lectores más jóvenes.
Liefeld introduce al Frente de Liberación Mutante y a su líder, Discordia. Por supuesto, crea a Cable con quien Simonson no sabe muy bien qué hacer y se saca de la manga que es un veterano ex-militar que resulta es conocido por todos (Lobezno, Rictor, Mancha Solar). En los #87-88, lo importante no es lo que les ocurra a los Nuevos Mutantes sino cómo Cable entra y sale de prisión y es perseguido por la Fuerza de la Libertad. En el #89, todos estos personajes acaban peleando y Cable se queda con los chavales porque necesita “soldados para derrotar al FLM”.
En el #90, Cable, un completo desconocido recién llegado se convierte en el líder y tutor de los Nuevos Mutantes, aparentemente con la aquiescencia de Factor X (nunca mostrado en viñetas). El grupo se instala en los sótanos de la destruida mansión X y tienen aventuras completamente vacías de sentido y propósito narrativo pero llenas de acción y peleas en los túneles de los Morlocks contra Cáliban y Dientes de Sable (#91) o en Madripur contra y después con Lobezno (#93-94). Para entonces, los Nuevos Mutantes ya van lanzados hacia lo que sería X-Force. Todas las subtramas no relacionadas con Discordia y el FLM quedan eliminadas, el desarrollo de personajes parece prohibirse manu militari y los diálogos son capa vez peores.
¿Y qué decir del dibujo? El “arte” de ROB! es un completo desastre; en las proporciones, en las caras, en los genéricos y repetitivos diseños tanto de trajes como de nuevos personajes. La narrativa es atroz e intenta ser arreglada con cuadros de texto que a veces contradicen lo que aparece dibujado, los fondos son casi inexistentes especialmente en las peleas. Liefeld muestra energía (y una marcada costumbre de plagiar a compañeros y reciclar sus propias poses como las del héroe saltando hacia la acción) y entusiasmo. Su estilo es ser molón, dibujar cosas grandes, personajes moviéndose, acción sin sentido pero agotadora. Y las ventas subieron como la espuma.
Después de este tomo vendría el cross-over Proyecto Exterminio y el fin definitivo de la forma antigua de entender los cómics para dar lugar al triunfo del estilo (proto)Image. Nicieza, (que ya dialoga el #91)con una sensibilidad o un buen olfato para los negocios/oportunidades, reemplazaría a Simonson y de allí al #100 y el superventas X-Force #1. Este tomo es historia del Universo Marvel, sí, pero no por las razones que uno pensaría en llamar “históricas”. Los 90 ya estaban aquí y Liefeld sería el heraldo de la Edad Oscura en el cómic USA.
Lo mejor
• Por su importancia histórica, la creación de Cable. La edición, como casi siempre en esta colección, impecable
Lo peor
• Rob Liefeld y las pistolas sin gatillo.
Estos números ganaron el Eisner, no?
Extremadamente extremo los extremos de la extremisitud.
¿Alguien dijo EXTREMO?
Veo que sólo faltan 6 números para el fin de la colección. Tengo curiosidad por saber como piensa publicar Panini el fin de la colección. Un sexto tomo OmniGold con esos seis números y algún especial más (tal vez la mini de cable de JRJR)? O darán carpetazo a Los Nuevos Mutantes e incluir los que faltan en una nueva serie OG o similar de X-Force?
En cuanto a Liefeld, me sigue llamando la atención su constante involución. En la mini-serie de Halcón y Paloma, uno de sus primeros trabajos, me parece que está bastante bien para ser un dibujante primerizo y tiene un cierto aire a Arthur Adams. Desde ahí, sólo ha hecho que empeorar.