Deconstruyendo a Wanda Maximoff
«¿Y qué soy yo, querida Agatha, sino una vengadora?»
John Byrne tenía una idea. Bueno, en realidad tenía varias ideas, pero una de las más importantes estaba centrada en un personaje: la Bruja Escarlata. En una entrevista en 1988 ya afirmaba, al confirmarse como el nuevo autor completo de los Vengadores Costa Oeste, que Wanda Maximoff lo iba a pasar mal. ¿Podían imaginarse los lectores de aquella época lo fundamental que sería en años posteriores lo que Byrne iba a hacerle a la Bruja Escarlata?
Tras la caótica marcha de Steve Englehart del título, Marvel acogió con los brazos abiertos al hijo pródigo que había acabado a malas en DC tras el relanzamiento de Superman. John Byrne, en su vuelta a la Casa de las Ideas a finales de los 80 mantenía todavía casi intacta su aura de superestrella. Su primera tarea de peso sería hacerse cargo del destino de la franquicia vengadora, escribiendo la colección principal y ocupándose, como autor completo, de sus vecinos en la costa oeste. Y si las aventuras de los Vengadores en la costa este tenían un claro aroma clásico y continuista, Byrne iba a presentar un enfoque mucho más rompedor (para lo bueno y para lo malo) por lo que respectaba a las historias del grupo afincado en California. El plan de Byrne implicaba llevar al borde de la locura a la Bruja Escarlata. En el primer tomo de su etapa publicado por Panini, ya vimos cómo el marido de Wanda, Visión, era despiezado y su memoria borrada, convirtiéndose en un robot sin emociones. El tomo terminaba con el #50 americano y el retorno de la antorcha humana original, en un relato que enredaba de forma un tanto innecesaria el origen de la Visión.
Centrándonos en los números del volumen que aquí reseñamos, el #51 presenta la novedad de traer de vuelta a Iron Man (según Englehart, uno de los motivos de su despido de la colección fue su negativa a devolver al Hombre de Hierro a las filas del grupo), un Iron Man que se niega a desvelar su verdadera identidad tras lo ocurrido en su colección en la última etapa de Bob Layton y David Micheleine. Aparece Pandemonium, viejo conocido del grupo, y tiene lugar la batalla de rigor que, en realidad, era una distracción para que el villano secuestrara a los hijos de la Bruja Escarlata. Poco antes, Agatha Harkness (resucitada porque sí) explica que los niños, William y Thomas no son reales sino proyecciones creadas por la magia de Wanda. En el #52, Pandemonium absorbe las almas de los gemelos y Byrne enmaraña aún más la historia explicando que en realidad los trozos perdidos del alma de Pandemonium son los trozos perdidos del alma de Mefisto, desaparecidos tras ser derrotado por Franklin Richards en Los Cuatro Fantásticos #277. Agatha envía a la antorcha humana original a la dimensión de Pandemonium con lo que parecen los dos trozos de alma restantes y cuando el villano los absorbe, desaparece “tragado por sí mismo”. Por último, Agatha borra el recuerdo de los niños de la mente de Wanda (hasta que la Avispa cometa un pequeño desliz 15 años después que provocará Vengadores Desunidos).
Del #53 al #55, la colección se cruza con el cross-over Actos de Venganza, orquestado por el propio Byrne. Se trata de los números más entretenidos del tomo, con peleas contra los U-Foes, el hombre topo y Giganto, o Loki. Para no pisar la reseña del Marvel Héroes. Los Vengadores: Actos de Venganza, tan solo indicar que este cross-over parecía una idea bastante tontorrona, que acabo dando, en general, cómics bastante entretenidos y divertidos (a destacar los de Spiderman con los poderes del Capitán Universo) pero que carecían de una trama general mínimamente sólida. Al final, el plan de Loki era… ninguno. O peor, el de siempre.
Los #56 y 57 suponen la despedida de Byrne de la colección y es donde tendría lugar el grueso de su interrumpida saga de la Bruja Escarlata Oscura. Wanda tortura al Hombre Maravilla y mantiene cautivos a la Avispa y el USAgente hasta que Hank Pym y la antorcha humana original van a su rescate. Magneto y Mercurio se marchan con Wanda al asteroide M, donde rechazan el intento de los Vengadores de (de nuevo) rescatar a su compañera. La historia, tal y como la había imaginado Byrne, quedaría inconclusa. ¿Qué había pasado? Al parecer, en una reunión entre autores y editores, Byrne presentó, como posible historia de un futuro cross-over entre la mayoría de los títulos de Marvel (como Inferno o los mismos Actos de Venganza) su idea de cómo Inmortus, gracias a los poderes de la Bruja Escarlata, conseguía alterar la realidad. Al Editor en Jefe, Tom DeFalco no le gustó la idea y le dijo que la descartara por completo. Sin embargo, tanto Byrne como su editor en la serie, Howard Mackie, entendieron que la descartaban como idea para un cross-over, no como historia para los Vengadores Costa Oeste. Cuando DeFalco descubrió que la historia de la Bruja Escarlata e Inmortus seguía su curso en la serie, entró en cólera y se encaró con Byrne, quien contrariado abandonó su trabajo en ambas colecciones vengadoras.
Los #58 y 59 son sendos fill-ins no incluidos en este tomo que reseñamos ahora, pero que intentan enlazar con la trama general. En el primero de ellos, el villano Vibro provoca un terremoto en la costa oeste que justificará el “retraso” de los héroes a la hora de idear un nuevo plan para rescatar a Wanda. El segundo, aunque claramente es un número de relleno protagonizado más por Hidroman que por lo héroes titulares, merced a unos cambios en las dos últimas páginas, se revela como una de las realidades alternativas que Inmortus lleva borrando desde hace varios números.
Los encargados de sustituir a Byrne serán el guionista histórico de Marvel Roy Thomas acompañado de su mujer Dann, junto con el dibujante Paul Ryan. Los #60 a 62 servirán para cerrar la trama de Inmortus de manera bastante digna dada la delicada situación en la que Byrne había dejado la historia. Vuelve Ojo de Halcón mientras que Mercurio muestra que su maldad era fingida y se transporta junto con su familia, gracias a Mandíbulas, al lado oscuro de la luna donde los esperan los Vengadores. Luchan contra Magneto pero no contra Wanda, lo que es bastante raro dada la tortura a la que sometió a Simon hace nada. Magneto es derrotado y Wanda (por cuarta vez en año y medio) se queda catatónica. Aparece Inmortus, revelado como el hombre que movía los hilos detrás de toda la etapa Byrne y más allá puesto que también se declara responsable de la historia de Roger Stern en la que la Visión toma el control de todos los ordenadores del planeta. Los Vengadores son transportados al limbo y se enfrentan con una legión de no-vivos con gente que no se sabe cómo está muerta como en el caso de Arno Stark o Toro (al que se creía muerto pero cuyo estatus como cadaver estaba en entredicho tras lo narrado en Power Pack #56-62). Finalmente, los Vengadores derrotan a Inmortus y, tras la aparición de los guardianes del tiempo, retornan a su rancho con la Bruja Escarlata, a priori, plenamente recuperada.
A nivel superficial, los cómics que conforman este tomo son muy entretenidos. Aventuras escritas con oficio y presentadas con un dibujo atractivo. Si no eres seguidor de los personajes, hay mucho que disfrutar en estos cómics, especialmente en la sensación de imprevisibilidad que se tiene leyéndolos. Parece que cualquier cosa puede ocurrirle (casi nunca buena) a los héroes. Sin embargo, a poco que uno conozca a los personajes o les tenga algo de cariño, especialmente a la Bruja Escarlata, la cosa empieza a chirriar. Como comentábamos en la reseña del tomo anterior, el trabajo de John Byrne es, cuanto menos, controvertido. Su aproximación buscando epatar al lector con sorpresas del tipo “lo que tú pensabas que era cierto, no lo es” acaba siendo un recurso que, a fuerza de repetirlo, cansa. El escritor británico-canadiense se toma todas las licencias creativas que cree necesarias para justificar su historia-río de deconstrucción para Wanda Maximoff. Especialmente sangrante es la resurrección de Agatha Harkness sin explicación alguna cuando, tras su muerte, la propia Wanda se comunicó un par de veces con ella en el más allá. Otro detalle que Byrne ignora a sabiendas es que el Doctor Extraño certificó en el nacimiento de los gemelos que no había nada raro mágico con ellos. Tampoco hay explicación alguna a este respecto.
Hay mucho que discutir y criticar en el trabajo de Byrne, empezando (y terminando) por su forma de retratar a las mujeres en su etapa en Los Vengadores Costa Oeste. La Avispa parece un side-kick de Hank Pym y sus demostradas dotes de liderazgo brillan por su ausencia. Tigra es convertida en un felino sin conciencia humana y completamente abandonada argumentalmente. Pájaro Burlón traiciona a sus compañeros vengadores y olvida “mágicamente” su ruptura con Clint Barton. Y Wanda… Por donde empezar con Wanda. Lo primero es reconocer que la visión que de la Bruja Escarlata tiene Byrne es la que ha llegado hasta nuestros días, influyendo notablemente en guionistas posteriores, sobre todo en Fernando Michael Bendis, el Deseado (o, para otros, el Odiado). Byrne será quien primero se dará cuenta de que la Bruja Escarlata podría muy bien ser uno de los personajes más poderosos del universo Marvel cuando se conjugan sus poderes mutantes de alteración de probabilidades junto con sus habilidades mágicas.
Wanda es escrita como un personaje inestable e “histérico”, con muchas dificultades para controlar sus poderes, frágil y dependiente. Para cualquiera que hubiera leído algo del personaje en los años 70 u 80, esta descripción de la Bruja Escarlata sonaría absurda. El problema es que Byrne quiere repetir de nuevo el proceso de “maduración” que ya habían experimentado en el pasado a sus manos Jean Grey y Susan Storm pero esta vez no tiene una base sólida en la que apoyarse. Y no la tiene porque Wanda ya era un personaje maduro y adulto sin necesidad de traumatizarla de más. Tanto Roy Thomas como Steve Englehart habían mostrado cómo la relación de Wanda y Visión no era caprichosa, sino un símbolo de su fortaleza puesto que tenía que hacer frente a la incomprensión tanto de extraños como de su propia familia. Wanda se demostró a sí misma y a sus compañeros que podía ser una vengadora de pleno derecho y se liberó de la relación tóxica con su hermano. Pretender que era una mujer inestable que se “inventó” a sus propios hijos para no volverse loca es una lectura del personaje simplemente errónea. Y, en pleno siglo XXI, todavía se escribe a Wanda en muchas ocasiones como una mujer al borde de un ataque de nervios o simplemente de perder el control. En los últimos 30 años, solo Kurt Busiek y, en menor medida, Allan Heinberg en La Cruzada de los Niños, han intentado ir más allá de la pesada herencia dejada por Byrne.
Por otra parte, el punto más polémico de esta Bruja Escarlata Oscura tendría lugar en el #56 cuando Wanda tortura a Simon. Tal y como aparece dibujada la escena parece que ella está arañando al indefenso héroe pero tanto el texto como el subtexto hacen pensar en una aproximación incluso sexual. Al fin y al cabo, Byrne escribe a Wanda como una mujer, ahora sí, desinhibida. Después de la publicación del cómic, Byrne ha repetido muchas veces que el no pretendía dar lugar a una interpretación lujuriosa de la escena pero es difícil creerle, más aún cuando el Editor Len Kaminski confirmó que hubo que retocar esa página y la siguiente ya que los originales, en los que en los dos paneles cruciales no aparecía la cabeza de Wanda, podían ser interpretados como que le estaba practicando sexo oral al Hombre Maravilla. Como Byrne será muchas cosas pero tonto no es una de ellas, debemos concluir que debe pensar que los lectores son los tontos.
En los Vengadores Costa Oeste de John Byrne no hay tiempo para el descanso o la reflexión. Siempre pasan cosas pero sin la sensación de que el guionista tenga un plan para ningún personaje más allá de la Bruja Escarlata. Tampoco hay prácticamente villanos o aventuras clásicas; eso estaba pasando en los otros vengadores con Byrne solo a los guiones. ¿Para qué sirvió traer de vuelta a la antorcha humana original? ¿O introducir al USAgente como nuevo líder del grupo? ¿Tenía realmente alguna historia guardada para Tigra? Byrne afirmó, posteriormente, que su intención era volver a dejar todo como estaba y, si hacemos caso a su idea para finalizar la saga de la Bruja Escarlata Oscura, quizás podría haberlo conseguido. El final original nos mostraba a Inmortus utilizando los poderes de Wanda para alterar el pasado haciendo que Kang derrotara a los vengadores en su primer enfrentamiento, ocasionando una realidad paralela tipo la Era del Apocalipsis. El encargado de derrotar a Inmortus sería el Caballero Negro, con la ayuda de la misma Bruja Escarlata. Incluso con un posible reseteo soft tras esta realidad alternativa, es dudoso que Byrne trajera de vuelta a la Visión y a los gemelos.
Por lo que respecta al dibujo, el declive de Byrne es más acusado en este tomo que en el anterior. En muchos casos deja de dibujar fondos y en otros los lápices parecen apenas esbozados. Se nota cuando está dibujando algo que le gusta como se puede ver en las escenas de las realidades que Inmortus va eliminando o en el exquisito trazo con el que presenta a Magneto. Cierto es que en aquella época, Byrne se encargaba de Hulka además de las dos colecciones de los vengadores, una gran carga de trabajo, pero que no justifica otro de los aspectos más irritantes de su obra en los noventa: el exceso de texto. Sin llegar a ser tan exagerado como en su posterior Wonder Woman, Byrne abusa demasiado de paneles repletos de texto con personajes justificando sus tirabuzones argumentales.
El matrimonio Thomas hace un trabajo muy digno para salir de todo el follón organizado por Byrne, cerrando la historia como buenamente pudieron (o supieron). Se trata de una narración mucho más clásica (en muchos aspectos parece un cómic de los años 70) pero que al menos da un cierre más o menos lógico sin contradecirse con lo presentado por Byrne. El dibujo de Paul Ryan es funcional y se siente anticuado comparado con el de Byrne. Personalmente, sigo encontrando muy extraño que Ryan le dibuje dientes a Iron Man. Paul Ryan dejaría paso a David Ross, mientras que los Thomas se mantendrían hasta casi el final de la serie, en el #102. Será difícil ver reeditados estos cómics que, sin ser ninguna maravilla, acabarían siendo un digno complemento a los Vengadores de Bob Harras (incluyendo algunas historias francamente buenas como el enfrentamiento con Ultron). John Byrne llegó, puso todo patas arriba, y se marchó dando un portazo. Sus números serían el pico creativo de la serie y hoy en día siguen siendo recordados (o vilipendiados) por su trascendencia. La historia de amor de la Visión y la Bruja Escarlata nunca sería olvidada aunque tendría que esperar tres décadas y un salto de medio para poder continuar. Hay cosas que ni John Byrne puede borrar de la historia.
Lo mejor
• Su relevancia histórica
Lo peor
• Historia original dejada a la mitad
• La falta de rumbo en general de la colección
Guion - 6.5
Dibujo - 7.5
Interés - 8
7.3
Un coitus interruptus a los que Byrne ya nos empezaba a acostumbrar
La etapa de Byrne en los Costa Oeste me gustó mucho en su momento. Reencontrarme con ella ha sido alto decepcionante. No ha envejecido bien del todo. La recordaba mucho mejor.
Un tebeo aceptable, en cualquier caso.
Concuerdo.La he releído recientemente y me gusta más el primer tomo que el segundo. Por un lado pienso que no le beneficia el hecho de que Byrne deje la historia a medias, aunque por otro lado tampoco le estaba quedando una gran saga, no me gustó la caracterización de Magneto y me pareció un intento de hacer un remake de Fénix Oscura con resultado de saldo.
Eso sí,en comparación con la etapa Englehart-Milgrom este tramo final de Byrne es magistral.
Hombre, claro. Mejor que el Engleheart ochentero y Milgrom está claro que iba a ser siempre. No tiene mucho mérito eso. XD
No era difícil, ya no es que Englehart y Milgrom pusieran el listón muy bajo,es que ni siquiera llegaron a poner ningún listón,XD
Para mí, la etapa del matrimonio Thomas dibujada por David Ross con la llegada de Spiderwoman y el Rayo fue la mejor de toda la colección. La disfruté muchísimo.
Sí, yo también creo que los Thomas salieron bastante airosos del marrón que les dejó Byrne y acabaron marcándose una etapa bastante maja.
En cualquier caso, estas afirmaciones las hago con muchas reservas, pues no la he vuelto a leer y después de lo que me pasó con la de Byrne…
Un personaje que siempre me ha interesado, Wanda, y del cual nunca he leído nada en solitario, lejos de Vengadores o mutantes.
¿Recomendáis entonces esa etapa de James Robinson?
Yo sí la recomiendo,a pesar del baile de dibujantes que tiene. Optaron por que cada número lo hiciera un dibujante diferente y eso hace que no haya una unidad a nivel visual.
Robinson muy bien a nivel de guión sobrellevando bastante bien el marrón que le habían dejado con Axis. El único pero que le veo es la parte gráfica, dibujantes además de estilos muy diferentes.
No he tenido nunca oportunidad de leerla.Ojalá Panini la reedite en algún momento con algún Marvel Héroes.
No puedo valorar esta etapa en su contexto porque por aquella epoco no seguía ninguna colección de Vengadores, y rescaté esta etapa a posteriori solo por su autor.
Inconsistencias como Agatha Arkness resucitada sin explicación alguna no las juzgo simplemente porque en su momento, cuando la leí, no sabía que estaba muerta.
Dicho ésto, revisada de nuevo recientemente, esta etapa me provoca sentimientos econtrados. La idea de que Wanda se «sacase de la manga» un par de gemelos nunca me gustó. Partiendo de la base de que Visión, su marido, es un ser sintético, se me hace dificil aceptar que pueda tener descencendia. Por otro lado, el hecho de que Wada «torciese las probabilidades» para que pudiese tener descendencia de Visión, se me antoja un deux ex machina dificilmente digerible. Wanda, originalmente, podía «alterar probabilidades», no «alterar la realidad». Esto último permite que pueda hacer cualquier cosa en el universo Marvel (como crear el universo de Dinastia de M, o diezmar la población mutante con solo 3 palabras) y nunca me han gustado los personajes que rozan la omnipotencia porque le da al guionista la posibilidad de alterar cualquier statu quo sin justificación alguna.
Dejando de lado el tratamiento que Byrne hace del personaje, la explicación a sus poderes (Wanda puede hacer muchas cosas pero NO crear vida de la nada; sus hijos son una proyección de su psyque a partir de 2 fragmentos del alma de Mephisto capturados) me resulta francamente imaginativa.
Hay cosas que me gustan de su etapa (el nuevo status y aspecto de la Visión) y otras que no (rescatar a la Antorcha Humana original y revisar innecesariamente el origen de Visión; devolver a Magneto a su lado «villanesco» cuando en los X-Men era entonces un alidado). Otras simplemente las achaco a que no tuvo tiempo de desarrollarlas debido a su «espantá»: la presencia del USAgente, la involución de Tygra, el desvio de Wanda hacia su lado oscuro…
Aunque hay algunas ideas bastante buenas en su etapa, me molesta muchísimo la arrogancia que muestra Byrne en la mayoría de ocasiones, autoconvencido de que es el único heredero válido del legado de Lee/Kirby, pasando olimpicamente de resoluciones previas e imponiendo su criterio «porque él lo vale»
Se habla mucho de Wanda pero añado que Byrne aquí también empezó a retratar al USAgente con indicios de problemas psicológicos, ya que hablaba a solas con la foto de sus padres cuando (creía que) estaba a solas. Cosa que con su espantada habitual (de Byrne) no acabo por desarrollarse.
Pero vamos, que la mansión iba a quedar para hacer las delicias de un gabinete de psicólogos.
Bueno, el USAgente ya no llegaba muy cuerdo de la cole del Capi, que digamos…
Sí ciertamente ya tenia tendencia a que se le pirará la pinza un poco más de lo necesario, pero en la serie de Gruenwald “solo” lo veíamos en escenas de acción donde se pasaba de revoluciones (dejando aparte el ajusticiamiento de sus exsocios).
Lo que quiero decir es que quizá aquí Byrne nos lo hiciera ver lidiar con el estrés postraumatico en situaciones de calma por eso que dije del tipo con sus soliloquios con el retrato de sus padres.
“Sólo”, dices. XDD 😉
Sí, si está claro que ya era una bomba sin mecha.
Muy interesante artículo, se agradece.
El año pasado recién pude ponerme al día con todo lo clásico de los Vengadores editado por Panini hasta las etapas de Byrne en ambas costas, y tengo que decir que esta muy lejos del nivel mostrado en otras colecciones.
Es una pena porque algunas de las ideas planteadas tenian mucho potencial, como es el caso de Actos de Venganza, un villano manipulando al resto y generando dilemas podía haber sido explotada de varias formas inéditas que valian la pena y tirar dicha trama para varios años y no solo un evento de unos meses.
Respecto a los Vengadores Costa Oeste en general y Wanda en particular no me gusto nada lo que trato de hacer ahí, me pareció un desproposito, para colmo de males sigo sosteniendo que cuando hacen ese chiste de la deconstrucción de personajes en el 99 % de los casos sale muy mal el proyecto, y aquí no es la excepción.
Si ya en su momento lo de Vengadores Desunidos o House of M fue una reverenda tonteria esto sigue por ese camino sin dudas, aparte que viven cambiando su historia en formas cada vez más incongruentes.
Para colmo me pareció innecesario el camino que tomó al agarrar esa colección, siempre creí y lo sigo sosteniendo que ni él sabía bien para donde apuntaba con todo lo que iba desarrollando.
¡Qué mal quedan muchas historias con el paso del tiempo! De crío me lo pasé bomba con esta serie (Englehart y Byrne, incluidos); no me ponía a pensar en si esto tenía sentido o por qué pasaba aquello, simplemente lo disfrutaba como un enano (lo que era). Ahora las leo y, por nostalgia, sigo sin verlas tan malas; volver a leerlas y recordar lo que sentía entonces tapa muchos agujeros argumentales. Cada uno es hijo de su generación, yo no puedo con las primeras historias del genial Stan y compañía, aunque sé de su importancia, pero esos diálogos nunca me gustaron. Lo intenté cuando salieron las Bibliotecas Marvel (4 ó 5 colecciones probé), pero nada.
No quiero malinterpretaciones, ni polémicas, ni estoy comparando calidades, simplemente recalco la importancia de leer una historia en el momento oportuno.
P.D.: Gracias a los Marvel Premiere he podido leer los primeros números de Aaron. Madre mía, no he leído en la vida unos Vengadores menos Vengadores (ni Encrucijada, ni Heroes Reborn, ni Bendis). ¡Qué diálogos más absurdos e intercambiables!. En algún lugar, éstos serán los Vengadores que la nostalgia de alguien convertirá en «no tan malos» con el paso del tiempo.
Te entiendo perfectamente. Yo leí La Era de Apocalípsis siendo un crío y me flipo. Y se que es bastante regular, por no decir mala directamente. Pero ahora la releo y me vuelve a gustar inconscientemente. Nostalgia, el momento en que fue leída… todo influye. Aún sabiendo que es malo no puedes evitar tenerle cariño.
La nostalgia es un arma de destrucción masiva que arrasa con todo. Por eso cuando uno se encuentra con tebeos de su infancia que resisten perfectamente el paso del tiempo (y los hay, y no precisamente pocos) no puede evitar decir ¡Ole!
Un pequeño apunte: el matrimonio Thomas se encarga de estabilizar mentalmente a Wanda y que supere el trauma de la pérdida de sus hijos durante su etapa. No solo recuerda a sus hijos, si no que en su serie limitada hasta tiene sus más y sus menos contra el mismísimo Pandemonium. Es más, si no recuerdo mal (que los años van pasando) la convierten en líder de los Wackos. Papel que mantendrá en Fuerza de Choque. Si quieres ver algo original y el desarrollo del papel de líder de la mutante, te recomiendo leer esa serie. Abnett & Lanning nos brindan una no etapa de los Costa Oeste bastante interesante en cuanto a desarrollo de personajes. En especial el de SpiderWoman.
El objetivo principal de Byrne era eliminar a los gemelos del terreno de juego, y vaya si lo consiguió.
Lástima que el dibujo fuera tan lamentable.
Sí,La Bruja Escarlata sé que está editada. Tengo los tres tomos en rústica de 100%marvel.En este último comentario me refería a la etapa de Roy Thomas en Los Vengadores Costa Oeste, a ver si hay suerte y se reedita,porque además no la he leído
Efectivamente, de hecho hace ya bastante tiempo que tengo los tres tomos 100%marvel que conforman su serie.Después de que yo la adquiriera sacaron la edición integral en tapa dura. Además, no solo tengo los tebeos,también los he leído y me han gustado. Esos dos han sido los motivos principales por los que la he recomendado a varias personas,y tú en concreto has sido la primera puesto que preguntabas por una etapa de Wanda destacable.
Te equivocas.Hay una serie escrita por James Robinson con muy buena calidad
Lo mejor que se ha hecho con Wanda nunca. Y lo mejor que ha escrito Robinson en años.
Totalmente de acuerdo en lo segundo, y en lo primero prácticamente también sobre todo teniendo en cuenta que Wanda anteriormente nunca había tenido serie propia y que en Los Vengadores no siempre ha tenido la mejor de las caracterizaciones. Desde luego muchísimo mejor que lo hace Byrne aquí con ella.
O sea, que estás planteando eliminar todos los conflictos que existen en el universo Marvel y que conforman la idiosincrasia de sus personajes por arte de magia. Que Darededevil nunca se quede ciego, que Ben Grimm no sea la Cosa, que no muera el tío Ben.
¿Y a quien le interesa entonces esos personajes? Es como si los padres de Batman nunca mueren o Krypton nunca explota. ¿Existe entonces el Universo DC?
No te lo compro.
Dejando de lado el hecho de que planteas eliminar muchos conflictos que precisamente definen a los personajes, tanto a nivel conceptual como psicológico, convertir a Wanda en un «deux ex machina» viviente reduce a cero su interés como personaje.
Sus limitaciones y la forma en como un personaje se enfrenta a ellas es lo que, por un lado, lo hace humano, y por otro, le da interés dramático.
De todas formas, lo que tu planteas, ver que pasaría si Matt no se hubiese quedado ciego, o si no hubiese muerto el tio Ben, o si los 4F no hubiesen recibido los rayos cósmicos, ya se ha hecho. Se llama «What if…»
Yeah, Matt también recuperaba la vista gracias al Todopoderoso en Secret Wars II (le duraba un telediario la coña).