Marvel Graphic Novels. Daredevil: Amor y Guerra

Uno de los relatos más memorables de cuantos han usado a Kingpin.

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Edición original: Daredevil: Love & War (1986).
Edición nacional/ España: Marvel Graphic Novels. Daredevil: Amor y Guerra.
Guión: Frank Miller.
Dibujo: Bill Sienkiewicz.
Entintado: Bill Sienkiewicz.
Color: Bill Sienkiewicz.
Formato: Tomo cartoné de 72 página.
Precio: 9,95 €.

 

A mediados de la década de los ochenta, Frank Miller ya se había convertido en uno de los nombres más destacados de la industria. Había revolucionado la colección de Daredevil en Marvel y había publicado Ronin y El Regreso del Caballero Oscuro en DC. Su trabajo en esas historias, junto al de Alan Moore y Dave Gibbons en Watchmen, había conmocionado a los lectores y dejado una profunda huella en el mercado del cómic que determinaría su rumbo durante los años posteriores. Por su parte, Bill Sienkiewicz venía de reinventar por completo la estética de los Nuevos Mutantes, cuya serie mensual se había convertido en una obra de culto gracias a sus atrevidos experimentos visuales. Ambos autores comenzaron a trabajar juntos en lo que en principio iban a ser un par de entregas de la cabecera del Hombre Sin Miedo, aunque el proyecto pronto comenzó a crecer mucho más de lo esperado. Las imprentas de la época se quedaban cortas para reproducir las composiciones de Sienkiewicz en el tipo de papel que se usaba habitualmente, por lo que el por entonces editor Jim Shooter decidió que aquella colaboración acabase publicándose en la línea de novelas gráficas de la Casa de las Ideas, lanzadas directamente al mercado directo con un formato similar al de los álbumes europeos y con un papel de mayor calidad. De esta forma, Miller y Sienkiewicz darían a luz en 1986 a esa pequeña joya que conocemos como Daredevil: Amor y Guerra.

No obstante, aunque el justiciero de la Cocina del Infierno figure en el título, el protagonista de esta historia es otro. Una de las ideas más acertadas de Miller durante su primera estancia en la colección de Daredevil fue la de colocar el foco sobre los villanos, ya que un héroe se mide por la entidad y el peso dramático de sus antagonistas. Miller había utilizado con frecuencia a Kingpin, un líder criminal que había sido introducido años atrás en la cabecera del trepamuros, y lo había convertido en una amenaza mucho más insidiosa. Kingpin se había convertido en el gran manipulador, en el titiritero que movía los hilos de todo cuanto acontecía en su ciudad con gran inteligencia y sin un atisbo de compasión. Si Daredevil, pese a su apariencia, era en verdad un ángel protector, Kingpin se convirtió en un diablo que había construido su imperio en base a los pecados de los demás. Sin embargo, bajo su intimidante físico seguía habiendo un ser humano con debilidades humanas; un ser humano que amaba y deseaba ser amado. Así pues, el protagonista de Amor y Guerra no es otro que Wilson Fisk, Kingpin, de quien Miller y Sienkiewicz construyen uno de los retratos más apasionados y memorables que se recuerdan.

Aunque esta novela gráfica funciona perfectamente como obra autocontenida y puede leerse de forma aislada, se sitúa dentro de la continuidad. La esposa de Kingpin, Vanessa, ya había aparecido en la serie del Hombre sin Miedo como una mujer amnésica y mentalmente inestable y Miller recurrió a ella para convertirla en el catalizador que pone en marcha la historia de Amor y Guerra. Durante sus primeras páginas, los autores nos muestran que su estado había ido empeorando hasta el punto de quedar casi en estado vegetativo, incapaz de comunicarse y sumida en una especie de muerte en vida. Sin embargo, su problema no es orgánico y la causa que provoca su estado se le escapa al señor del crimen. Desesperado por volver a oír la voz de su amada, Kingpin decide recurrir a los servicios de un especialista, el Doctor Paul Mondat. Para asegurarse la cooperación del buen doctor y mantenerlo motivado durante la terapia de Vanessa, el villano contrata a un sicario para que secuestre a su esposa, una hermosa mujer ciega llamada Cheryl. De esta forma, Daredevil se lanza al rescate de Cheryl mientras el Doctor Mondat pone un marcha un peligroso y arriesgado juego con el que pretende derrotar a Kingpin en el campo de batalla más inesperado.

Es posible que el papel de Víctor, el enloquecido matón de aspecto simiesco que secuestra a Cheryl, estuviese pensado para otro personaje, pero en ese momento la continuidad impedía a los autores recurrir a Bullseye, otro de los villanos a los que Miller había encumbrado en su etapa. No obstante, esa circunstancia resultó ser beneficiosa para la obra. Puesto que Víctor no es un villano enmascarado, el tono de la historia se aleja del típico enfrentamiento entre superhombres en mallas y se sumerge en la parte más retorcida, sucia y enfermiza de la realidad cotidiana. Puede que Víctor sea un hombre normal y corriente, pero su estado mental se deteriora con rapidez a medida que progresa la historia. En parte por su propia psicosis y en parte por las drogas que consume, su monólogo interno se va fragmentando a un ritmo sorprendente, mientras que sus particulares obsesiones se van apoderando poco a poco de su consciencia. Este proceso de desintegración psicológica viene además amparado por el arrollador despliegue gráfico de Sienkiewicz, que utiliza diversos recursos para mostrar a Víctor como un perturbado. Si ya desde el principio se le presenta como una persona desaliñada y desagradable, durante sus arrebatos psicóticos el artista lo plasma como una masa amorfa sobre la que varios pares de ojos inyectados en sangre y varias bocas abiertas en un rictus malsano pugnan por imponerse. Se trata de un personaje que transmite incomodidad y desagrado al lector, pero que no llega a adentrarse en el terreno de la fantasía en el que medran los villanos superpoderosos. Bajo la locura de Víctor se intuye al hombre corriente que una vez fue y eso lo convierte en un personaje aún más perturbador.

En cierto sentido, Víctor es casi un personaje trágico. En sus delirios, Cheryl es una bella princesa y él es el noble caballero que la ha rescatado. No es consciente de que su papel en esa obra de teatro es otro muy distinto, puesto que el de caballero de brillante armadura lo ocupa Daredevil. No obstante, la fantasía que percibe Víctor otorga cierto aire onírico a la historia. Amor y Guerra tiene algo de obra de teatro, o quizá sería más apropiado considerar que se trata de un psicodrama, una escenificación orquestada de tal manera que sirva para dar rienda suelta a las pulsiones y emociones reprimidas de los implicados. La ingenua fantasía de cuento de hadas de Víctor contrasta con los repulsivos pensamientos que le inundan al final, cuando está dominado por el deseo y la violencia y un velo sangriento cubre sus ojos.

Al igual que Víctor, el papel del diablo guardián es secundario en este cómic. Tras el rescate de Cheryl y esa sugerente escena en la que ambos se balancean entre las azoteas de la ciudad en lo que parece una poco disimulada alusión al acto sexual, la importancia de Daredevil en el argumento se va diluyendo. Miller y Sienkiewicz incluso nos escatiman su encuentro final con Kingpin, algo que en cualquier otra obra habría sido el clímax narrativo. Esto es así porque, como ya apuntábamos antes, Daredevil no es el auténtico protagonista de Amor y Guerra, al igual que las calles de la Cocina del Infierno no son el auténtico campo de batalla en el que se narra el conflicto que nos plantean los autores. El secuestro de Cheryl no es más que una consecuencia colateral de la verdadera batalla, que se desarrolla en un espacio abstracto y sin palabras en el interior de dos personajes: Wilson Fisk y su esposa Vanessa.

Reza el viejo dicho que en el amor y en la guerra todo está permitido. Como un señor de la guerra moderno, Kingpin había ido aplastando a sus competidores hasta llegar a la cima, había amasado una considerable cantidad de poder y riqueza, contaba con innumerables siervos temerosos de él y dispuestos a cumplir su voluntad y además era virtualmente intocable. Luchaba una guerra en la que medía con meticulosidad cada uno de sus movimientos y no dejaba rastro alguno de sus acciones. No obstante, su suerte en el campo de batalla del corazón eran bien distinta. Vanessa se alejaba un poco más de él a cada día que pasaba, mientras se sumía en su aislamiento y en su estado de mutismo; Vanessa, que era la única persona hacia la que el taimado Kingpin se había permitido sentir amor; Vanessa, el único vínculo que le quedaba con su casi olvidada humanidad. Por eso esta novela gráfica se abre con el señor del crimen presa de la frustración y rogando a su esposa que le hable, que le brinde un mínimo atisbo del amor que había entre ellos y que le separaba de su vida consumida por la violencia y la amoralidad. Y si para conseguirlo debe llevar a cabo actos terribles, que así sea.

Siguiendo sus inquietudes impresionistas, Sienkiewicz dibuja a un Kingpin de proporciones descomunales, con un físico imponente que parece desbordar los límites de cada viñeta en la que aparece. Es un Kingpin imposiblemente enorme, un Kingpin más grande que la vida, como si fuese una fuerza de la naturaleza más que un ser humano. Pero al mismo tiempo también es un Kingpin vulnerable, frágil y frustrado por sentir que el amor de Vanessa se escurre entre sus dedos sin que pueda hacer nada para remediarlo. De esta forma, el villano adquiere también un matiz trágico con el que el lector puede empatizar con facilidad: incluso el temible señor del crimen ansía ser amado.

En efecto, en el amor y en la guerra todo está permitido, pero hay un matiz importante que marca la diferencia entre el uno y la otra. Kingpin está dispuesto a chantajear al Doctor Mondat y a hacer sufrir a Cheryl con tal de propiciar la mejora de su querida Vanessa, abordando el asunto como si fuese otro más de sus turbios negocios criminales. Sin embargo, el campo de batalla del corazón es el más traicionero de todos y eso es algo que el astuto doctor sabe bien. Una herida de amor es mucho más letal y dolorosa que una herida de guerra y en esta obra Kingpin recibe la peor herida imaginable.

En la extraordinaria página final de Amor y Guerra, ese Kingpin más grande que la vida ocupa todo el espacio disponible. Su figura rebasa los límites de la propia página y su rostro permanece inexpresivo. Una vez más, se presenta como una fuerza de la naturaleza, como un ser de maldad pura que se alimenta de pecado y crimen. Es el soberano de un imperio erigido sobre el sufrimiento ajeno. Posee innumerables siervos dispuestos a acatar todos sus caprichos. Es un vencedor. No hay lugar que escape a su influencia. No existe nada que no pueda conseguir… excepto lo único que alguna había deseado desde lo más profundo de su corazón. A ese hombre descomunal, a ese terrible señor del crimen que tantas guerras había ganado en el pasado, se le había negado el amor cuando más lo ansiaba.

Con esa última imagen, Miller y Sienkiewicz cerraron uno de los más extraordinarios relatos que han tenido a Kingpin como protagonista. La colaboración entre ambos autores había dado lugar a un cómic magistral. Para muchos lectores se trata de la historia definitiva e insuperable de Wilson Fisk, todo un referente y una vara de medir con la que comparar cualquier historia posterior. Después de tamaño logro con el antagonista del Hombre Sin Miedo, se podría decir que Miller ya había aportado todo lo que podía al microcosmos de Daredevil, pero nada más lejos de la realidad. Tan satisfactorio fue el proceso de creación de Amor y Guerra que guionista e ilustrador volverían a cruzar caminos poco después, siendo la imprescindible miniserie Elektra Asesina su segunda obra juntos, otro trabajo igualmente magistral y con el mismo grado de pasión. Y eso no es todo, puesto que un tiempo después Miller volvería a la colección del diablo guardián para ofrecer junto a David Mazzucchelli ese puñado de números que hoy conocemos como Born Again, otro de los grandes hitos del personaje. Amor y Guerra es un cómic con un magnífico apartado visual, una impresionante caracterización de personajes y una inusitada sensibilidad para plasmar el agitado mundo interior de Kingpin, pero al fin y al cabo no deja de ser una historia modesta en comparación con todo lo que vendría después.

  Edición original: Daredevil: Love & War (1986). Edición nacional/ España: Marvel Graphic Novels. Daredevil: Amor y Guerra. Guión: Frank Miller. Dibujo: Bill Sienkiewicz. Entintado: Bill Sienkiewicz. Color: Bill Sienkiewicz. Formato: Tomo cartoné de 72 página. Precio: 9,95 €.   A mediados de la década de los ochenta, Frank Miller…
Guión - 8
Dibujo - 9
Interés - 8.5

8.5

Apasionante

Una historia visualmente arrolladora que explora de forma sorprendente las agitadas emociones que se ocultan bajo la terrible apariencia de Kingpin.

Vosotros puntuáis: 9.32 ( 6 votos)
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Mr. Bloom
Mr. Bloom
Lector
14 diciembre, 2017 13:26

Este no lo he leído. Ojala Panini lo publique de nuevo dentro de su linea Colección Frank Miller.

Asturmix
Asturmix
Lector
En respuesta a  Mr. Bloom
14 diciembre, 2017 14:17

ya lo ha hecho

Mr. Bloom
Mr. Bloom
Lector
En respuesta a  Asturmix
14 diciembre, 2017 14:57

¿En que tomo esta incluida? En Junio de 2012 lo publicaron pero no me refiero a esa edición porque no pertenece a la linea Frank Miller actual donde lo están reeditando todo: Born Again, El hombre sin miedo, Elektra Lives Again, Honor…

Arturo Porras
En respuesta a  Mr. Bloom
14 diciembre, 2017 15:02

Universo Marvel, según Frank Miller. Un pupurri de historias cortas. La última, este Amor y Guerra

Mr. Bloom
Mr. Bloom
Lector
En respuesta a  Arturo Porras
14 diciembre, 2017 15:15

OK Gracias Creí que ese tomo era de cosas de Miller en Marvel no-Daredevil pero veo que lo entendí mal cuando Panini lo anuncio

Kaulso
Kaulso
Lector
En respuesta a  Mr. Bloom
14 diciembre, 2017 23:24

Es más, en el tomo se incluye los números #219 y 226 de Daredevil, siendo el primero con guión de Miller y el segundo co-guionizado por O’Neill y que es el número que precede a Born Again…

Save
Save
Lector
En respuesta a  Kaulso
15 diciembre, 2017 17:10

El 226 es un cómic infravaloradísimo en mi opinión. Habrá muchísima gente que se haya leído Born Again y ni siquiera conozca de su existencia, pero yo creo que se puede leer como una especie de prólogo a lo que viene después (de hecho, a mi me parece que lo lógico es incluirlo con Born Again como se hizo en la edición de Marvel Deluxe). Y es un cómic buenísimo, qué demonios.

El 219 tiene artículo en ZN:

https://www.zonanegativa.com/daredevil-ciudad-fantasma/

Kaulso
Kaulso
Lector
En respuesta a  Save
15 diciembre, 2017 17:57

A mi me gusta, pero no se si es por co-escribirlo con O’Neill, que Mazzuchelli no brilla tanto por el entintado que le dan, el traje que le ponen al Gladiador en la historia… que queda un resultado un poco «raro» y en comparación con el #219 pierde (y eso que siempre considero dicho número la historia de DD que no tiene nada de DD).

Pero estoy muy de acuerdo con que es el «prólogo-no oficial» de Born Again, es más, es muy interesante leerlo justo antes del mismo si te saltas la etapa de O’Neill ya que te deja en la situación que llevaba el personaje en dicho momento.

Gabriel300
Gabriel300
Lector
15 diciembre, 2017 16:05

A este ya le eche una mirada en la biblioteca, pronto me lo leo.

Save
Save
Lector
15 diciembre, 2017 17:17

Por lo que tengo entendido, éste iba a ser el proyecto gordo y Elektra Asesina el secundario, pero el segundo creció hasta acabar siendo una cosa más grande. La verdad es que siempre me ha parecido que el guión de Love and War iba destinado a un número de la colección normal, pero el dibujo de Sienki hizo que acabara siendo algo más.

Yo no creo que Miller pensara en ningún momento en Bullseye para esto, la verdad. A Bullseye lo deja bastante finiquitado con Ruleta y si lo recupera en Lives Again es porque, bueno, porque la cosa va de Elektra.