Marvel Héroes. Capitán América de Mark Gruenwald 2

Reseñamos el segundo Marvel Héroes de la etapa de Mark Gruenwald, donde se presenta a John Walker, personaje de gran relevancia en la serie de Falcon y el Soldado de Invierno

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Edición original: Captain America vol.1 #326-350, Marvel Fanfare #31 y 32 y Iron Man vol.1 #228 USA (Marvel Comics)
Edición nacional/España: Marvel Héroes 96. Capitán América de Mark Gruenwald 2: El Capitán (Panini Cómics, 2019)
Guion: Mark Gruenwald, J. M. DeMatteis
Dibujo: Kieron Dwyer, Paul Neary, Tom Morgan, Kerry Gammill, John Byrne
Entintado: John Beatty, Vince Colletta, Dave Hunt, Bob McLeod, Sam DeLarosa, Dennis Hanke, Al Milgrom, Tony DeZuñiga, José Marzan Jr.
Color: Gregory Wright, Bob Sharen, Ken Feduniewicz
Traducción: Gonzalo Quesada
Realización técnica: Estudio Fénix
Formato: Tapa Dura. 752 páginas. 49,95€

¿Qué significa ser el Capitán América?

«¿Quién se cree que es este Steve Rogers para decirnos que no puede trabajar con nosotros porque representa el sueño americano?¡Representa lo que nosotros digamos!»

La lectura de este volumen se torna imprescindible por dos motivos fundamentales, por un lado, el aniversario de El Capitán América y la reciente serie de Falcon y el Soldado de Invierno, donde aparece un personaje clave cuya relevancia en estas páginas es innegable.

El Capitán América no es el único superhéroe patriótico, pero es, con diferencia, el más más ampliamente reconocido en el mundo de las viñetas. Otra de las características intrínsecas en el centinela de la libertad es que ha sido representado por artistas y escritores para reflejar el estado de ánimo de la nación estadounidense. No solo eso, sino que incluso ha supuesto en determinadas ocasiones veladas críticas a los respectivos gobiernos de una nación compleja cuanto menos.

En marzo de 1941, los creadores del Capitán América, Joe Simon y Jack Kirby elaboraron un origen ciertamente imborrable, imperecedero y con una alta dosis de patriotismo, esperanza y lucha por los derechos y libertades del ser humano. Un jovencito, escuálido, endeble, poco dado al éxito con las mujeres, y con patologías que le impiden dar la vida por su patria se ofrece como conejillo de indias para un extraño experimento en que se hará uso de un suero de supersoldado. Tras ser inyectado el escuálido Steve Rogers se convierte en un robusto, musculado, atlético y guapetón rubio. Sumado a esto lucirá un pintoresco traje rojo, blanco y azul, junto con una máscara con alitas a cada lado y un extraño escudo con estrellas y barras. De esta guisa es lanzado como campeón de Estados Unidos ante las fuerzas del Eje en la Segunda Guerra Mundial. Tras morir Reinstein, genio detrás del suero, Rogers se une al ejército, junto con su inseparable Bucky Barnes y se embarca directo al frente en Europa contra los nazis.

Es importante tener en cuenta dos cuestiones muy vinculadas con el personaje. En primer lugar, Joe Simon y Jack Kirby establecieron claramente la identidad del Capitán América. Se trataba de un héroe que podía proteger el mundo libre de la amenaza de los nazis. Ambos autores eran judíos y sabedores que estábamos ante un conflicto armado a escala mundial, donde los Estados Unidos no podían apartar la mirada. Vaticinaron en la figura del Capitán América que los soldados estadounidenses pronto lucharían por su país. En este punto entramos en la simpleza de las aventuras y la clara identificación del mal: Cráneo Rojo, un nazi aparentemente invencible cuya cara era literalmente un cráneo carmesí.

El segundo aspecto es el más complejo. A lo largo de los años la figura del Capitán América se difuminó siendo absorbida no por los ideales que representaba, sino por la nación a la que idealizaba. Es decir, se convertía, sin querer, en un referente de una nación que tiene muchos claros oscuros en su historia. El problema se agravó respecto de la opinión sesgada de terceros que ni siquiera habían leído ni una página de este héroe.

A mediados de la década de 1970, Stan Lee abandonó la serie, y el joven guionista Steve Englehart llegó para regalarnos una de las etapas más memorables del personaje. Se atrevió a introducir al Capitán América en aguas profundas y oscuras, con un alto componente político. Tras un ejercicio de retrocontinuidad en el que se descubre que tanto el Capitán América como Bucky de los años 50 son versiones puestas por el Gobierno, entramos directos en una saga que supuso la renuncia de Steve al escudo asumiendo la identidad de El Nómada. En una larga historia, con influencias del famoso caso Watergate, se reveló la corrupción insidiosa del gobierno y las maquinaciones en la sobra del «Imperio Secreto».

La década de 1980 fue territorio de Mark Gruenwald. Fue en julio de 1985 cuando el escritor tomó las riendas del Capitán América, con diez años al frente de la colección. Gruenwald consiguió dotar de un trasfondo al personaje de mayor calado del que se cree. Su versión del Capitán América no es para nada una serie descafeinada. Además y no menos importante esta versión encarnaba confianza en la bondad de su causa, en su creencia en su país y en sus propias habilidades. El héroe de las barras y estrellas no dudaba en entrar en acción si era necesario, pero nunca imprudentemente, siendo caracterizado como una persona segura pero no impulsiva. Es a partir de aquí cuando entra en juego la figura de John Walker. Esta caracterización del Capitán como el paradigma de la confianza en sí mismo se percibe en el arco que contiene esta entrega entre Captain América vol. 1 #332-#350.

La serie Falcon y el Soldado de Invierno ha introducido al personaje de John Walker con una clara alusión a la etapa de Mark Gruenwald, bebiendo de su espíritu. Soy de la opinión que cualquier versión cinematográfica de un cómic, y de una obra literaria debe ser vista con amplias miras. Es difícil trasladar años de viñetas al cine o televisión. De momento lo visto en dicha serie me está gustando sin ser especialmente destacable. Pero debo hacer una pequeña precisión respecto al sustituto de Steve Rogers. Aquellos que tras esta serie de televisión se acerquen a la obra reseñada se van a encontrar una versión distinta de John Walker. Es importante señalarlo, aunque no es una crítica a su caracterización en la serie. La precisión obedece a comprender realmente lo que era este personaje y lo que Mark Gruenwald quería contarnos. De las escasas entregas de la serie de Disney John Walker es un héroe de guerra, condecorado y hasta la fecha seguro de sí mismo. Nada que ver con las páginas que nos ocupan.

En esta segunda entrega de Marvel Héroes Steve Rogers es convocado ante una comisión presidencial siendo informado que está sometido a los términos de un contrato con el Ejército de los Estados Unidos firmado durante la Segunda Guerra Mundial. Su uniforme, escudo e identidad del Capitán América son propiedad del gobierno de los Estados Unidos.

Dada la especial relación de Steve con el gobierno se le advierte que está obligado a acatar órdenes trabajando directamente para la comisión. Esta situación supone el primer punto de inflexión puesto que Mark Gruenwald quiere desligar la figura del Capitán América de lo que es ser dicho héroe. Es decir, ¿el Capitán América es Estados Unidos, o es algo más? Comienza la reflexión. ¿El Capitán América es lo que es por ser un símbolo o más bien es la persona que porta el escudo la que da contenido al mismo? Para poder analizar esta situación y llegar a una conclusión la metodología del guionista es sencilla, que un personaje diametralmente distinto sea el que vista el uniforme.


Cuando Steve Rogers deja de ser el Capitán América, la comisión elige un sustituto: John Walker, ex adversario conocido como el Superpatriota. Se trata de una persona patriótica hasta la desmesura. Walker y su compañero Lemar Hoskins son entrenados de manera intensiva por el Supervisor, se enfrentarán a mutantes oprimidos, a los Perros de la Guerra, a sus ex socios en una camino que llevará al nuevo Capitán a enfrentarse a un legado difícil de soportar. Walker pronto descubrirá que reemplazar una leyenda viviente está lejos de ser fácil.

Steve Rogers no nos abandona pese a su renuncia. Seguirá en los números mencionados en paralelo. La sorpresa será su nuevo uniforme. Éste es interesante desde un punto de vista simbólico. En lugar de su tradicional rojo, blanco y azul, Rogers viste uno similar rojo, blanco y negro. Predomina la oscuridad. Hay un diseño de bandera en la parte delantera, pero con una estrella negra sobre el pecho. Si bien por detrás la misma es de color blanco. Podría significar claramente un conflicto entre lo que siente y la traición del gobierno de los Estados Unidos. Muy probablemente sea un símbolo de sus creencias y de su corazón roto.

La serie diverge en dos historias separadas pero iguales, siguiendo las aventuras de Steve Rogers y sus socios (D-Man, Nómada y el Halcón), y el nuevo Capitán América y Bucky (después Estrella de Combate) en sus misiones para el gobierno. Como nota curiosa investigando un poquito para esta reseña descubrí que Lemar Hoskins, de raza negra, tuvo que cambiar de atuendo y de denominación puesto que “Buck” es despectivo para algunas regiones de Estados Unidos referente a los hombres de raza negra. Fue algo involuntario y Mark lo solucionó con total normalidad, dando a Lemar un nuevo uniforme y nombre como exigencia del mismo que iba evolucionado como un personaje confiando en sí mismo y más maduro.

Según va evolucionando la trama vamos percibiendo como John Walker entra en una espiral de violencia y locura que lo lleva a la oscuridad. Desde un primer momento percibimos como Walker hace gala de una insutada violencia en su intervenciones, llegando incluso a quitar la vida de Anthony Power (Profesor Poder). Poco a poco el nuevo Capitán América va distanciándose de la senda que había llevado Steve Rogers. Sin embargo, el detonante y explosión que supone un punto de no retorno se produce cuando los Perros Guardianes, conocedores de la identidad de éste, secuestraron a los padres de Walker, y amenazaron con matarlos si no se entregaba. El Capitán América acude a su cita con los Perros Guardianes, siendo maniatado y se le arrebata el escudo. Prisionero lo llevaron junto a sus padres, donde pretendían ahorcarlo. Walker intenta escapar, y uno de los Perros Guardianes mata a sus padres. John Walker enloquece, abalanzándose contra los Perros Guardianes, matando a varios e hiriendo de gravedad a otros. La escena final del comic es impactante con John completamente ido, abrazando los caídos cuerpos de sus padres. El camino hacia la oscuridad comienza aquí y siendo que su identidad es conocida a causa de que sus ex socios habían sido los que la habían divulgado, se dirige a buscarlos. Al encontrarlos y tras derrotarlos, los ató a un tanque de gasolina que hizo explotar dejándolos al borde de la muerte. El punto y final, y por tanto la pérdida de la confianza de la Comisión se produce tras su intervención en aprehender a los Resistentes, los cuales están en contra del Acta de Registro Mutante. A partir de aquí la trama se acelera camino de Captain America vol. 1 #350.

Lo que Gruenwald está logrando es definir al héroe mostrando lo que no es, despojándolo de su lugar legítimo, y reemplazándolo con un pretendiente que no da la talla. Para aquellos que veían al Capitán América como un héroe conservador, un boy-scout, un patriota, perciben que estaban en un error, puesto que todo ello lo es John Walker pero no lo es Steve Rogers. Llegamos por tanto al resultado deseado por el guionista: el Capitán América es la persona que viste el uniforme, pero no es el uniforme ni el escudo.

Los dos capitanes finalmente se reúnen en Captain America vol.1 #350, y descubriremos quién está detrás moviendo hilos. Si bien, han transcurrido muchos años, no voy a destripar su identidad para aquellas que accedan por primera vez. Debo decir que es una elección poco arriesgada y que hubiese sido mejor descubrir que es la comisión la directamente responsable, que lo es la corrupción intrínseca de una sistema que ha fracasado. Pero al final es más cómo colocar detrás, entre bambalinas, a un claro y definido enemigo.

Finalmente debo mencionar que la parte gráfica nunca acompañó en sentido favorable a Mark Gruenwald. En este caso, dentro de estas páginas tenemos que hacer una pequeña excepción y hablar positivamente, sin grandilocuencias, de un dibujo bastante correcto. Destaca Kieron Dwyer el cual lleva a cabo su labor en la parte que implica el peso del desarrollo y evolución de la trama principal que da nombre a este recopilatorio. Paul Neary es un artista de corte clásico que no lleva a cabo un mal trabajo. Neary entintó los dibujos de Alan Davis en The Uncanny X-Men y formó equipo con él en Excalibur, recibiendo en 1989 el Premio Eisner al mejor equipo artístico por su trabajo en esta serie. Neary se concentró en las labores de entintado, trabajando frecuentemente con el dibujante Bryan Hitch, con quien ganó el Eagle Award a la historia favorita de 2006 por The Ultimates vol. 2, escrita por Mark Millar. Lás páginas que desarrolla en el Capitán América (#292-329 y #331) no son merecedoras de reproche, puesto que se trata de un autor cumplidor, clásico y de trazo agradable, aunque sin ser espectacular.

Lo mejor

• El enfrentamiento entre ambos capitanes en Captain America vol. 1 #350.
• La pequeña historia con guiones de J.M. DeMatteis y lápices de John Byrne sobre la némesis en al sombra.

Lo peor

• La parte gráfica que sin ser mala, no es del todo lo mejor de estos números.

Edición original: Captain America vol.1 #326-350, Marvel Fanfare #31 y 32 y Iron Man vol.1 #228 USA (Marvel Comics) Edición nacional/España: Marvel Héroes 96. Capitán América de Mark Gruenwald 2: El Capitán (Panini Cómics, 2019) Guion: Mark Gruenwald, J. M. DeMatteis Dibujo: Kieron Dwyer, Paul Neary, Tom Morgan, Kerry Gammill,…
Guión - 7.5
Dibujo - 6
Interés - 8

7.2

No te lo puedes perder

Mark Gruenwald nos presentó a John Walker como sustituto de Steve Rogers. Un arco argumental con muchas implicaciones y significado para entender quién es el Capitán América.

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Pablo Sánchez-López
Autor
15 abril, 2021 19:19

Muy buena reseña, Juanjo. Y muy apropiada teniendo en cuenta lo que se está narrando en la serie de Disney+. Para mí, junto con las famosas sagas de Englehart de los 70, esta es la historia que mejor habla de lo que significa el Capi dentro de un contexto sociopolitico. El discurso cuando entrega el traje y el escudo sigue siendo increiblemente actual tantos años después

mespinpe
mespinpe
Lector
15 abril, 2021 19:37

De esta etapa leí únicamente números salteados en su momento. Salvo los números del Azote, no me terminó de entusiasmar. No me gustaba nada que Gruenwald se cargase todos los secundarios y el trasfondo que Stern y DeMatteis crearon alrededor de su identidad civil.

Pero releída completa y del tirón no hace demasiado, la verdad es que es una magnífica etapa. Gruewald planifica mucho a medio-largo plazo y es una gran historia. Compensa sus evidentes carencias como dialoguista demostrando que es un fabuloso argumentista.

Yo le hubiera dado algo más de nota. Y también al dibujo, si bien Neary es infumable, Dwyer realiza un trabajo muy sólido.