Otros vendrán que bueno me harán
¡Hay un nuevo tío del trueno en la ciudad!
Bien entrado el siglo XXI, Thor es uno de los personajes más importantes y conocidos del Universo Cinematográfico Marvel. El hijo de Odín es una de las “viejas” glorias de Marvel que se han convertido en iconos de fama mundial. Resulta chocante para ojos modernos recordar los muy oscuros tiempos que vivieron Thor, el Capitán América y Iron Man en los años 90. Años de malas historias, pésimos dibujantes y nula trascendencia editorial salvo algún golpe de efecto propio de la época.
Esta reseña se centra en el valor en sí mismos de los cómics incluidos en este Marvel Héroes El Poderoso Thor de Tom DeFalco y Ron Frenz #3. Y si quizás soy más comprensivo con el material de lo que debería ser, es porque conozco lo que vendría después para el dios del trueno, un erial creativo del que comentaré algo más al final de este texto. Los cómics originales del volumen incluyen The Mighty Thor #433-444, 447-459 y material de los Anuales #16 y 17. Los #445-446 forman parte de la macrosaga vengadora Operación: Tormenta Galáctica y se publicaron en tres Marvel Gold hace la friolera de 14 años. Estos números, salvo los del cross-over, habían permanecido hasta ahora inéditos en España y tras 30 años el lector tiene la oportunidad, al fin, de poder leer el final de esta etapa.
Por lo tanto, hablamos del tercer y último volumen dedicado a esta larga -más de 5 años- etapa comandada por DeFalco y Frenz en Thor. Una etapa que se presentaba en 1987 con un gran handicap: continuar una serie que despedía una de sus épocas más brillantes, la comandada por Walter Simonson. DeFalco y Frenz, recién salidos de El Asombroso Spiderman, querían continuar con lo que consideraban se les daba mejor, los héroes urbanos, y sustituir a Ann Nocenti en Daredevil. Pero el editor Ralph Macchio les convenció para darle una oportunidad a Thor… y ellos decidieron apostar por la serie de Odinson.
Ya hemos reseñado los primeros dos volúmenes de la línea Marvel Héroes (el último de ellos publicado en 2018. Fans de los Nuevos Guerreros de Nicieza, ¡no desesperéis!) dedicados a estos cómics por lo que aquí y ahora destacaremos el descomunal cliffhanger que daba término al tomo 2, la ejecución de Loki a manos de Thor y el consiguiente destierro del Dios del trueno. En la última viñeta de la historia conocida como “La Muerte de Loki”, el mortal Eric Masterson, quien había quedado unido a Thor al final del tomo 1, descubría que al golpear con su bastón en el suelo se convertía de nuevo en Thor pero manteniendo su personalidad humana, sin rastro de la mente del hijo de Odín. Se supone que uno de los puntos fuertes de este final de etapa es precisamente ver a un novato dentro del cuerpo de Thor, con todos sus poderes pero sin nada de su experiencia. Una oportunidad para contar historias de Thor desde otro punto de vista, teóricamente “fresco” y atractivo tanto para el lector de toda la vida como para uno nuevo. Y algo de esto hay sin duda en los guiones de DeFalco, pero la premisa nunca acaba de desarrollarse o si quiera de despegar.
Thor (o como aún hoy en día llaman en algún que otro foro USAmericano “Thoric”) tendrá que empezar a asumir que tiene que ejercer como un verdadero superhéroe ya desde su primer número, el 433, enfrentándose a Ulik. Los #434-435 presentan a un Thor viajando a Asgard -y siendo recibido a tortas por los asgardianos- y derrotando a Anhilius mientras Odín continúa inmerso en el, valga la redundancia, Sueño de Odín. En el #436 toca pelea contra el Hombre Absorbente y en el #437 contra Quasar. Los #438-441 se centran en la Guerra de los Thor, saga en la que todos los Thor sustitutos -Eric, Bill Rayos Beta y Dargo Ktor, el Thor del futuro- se enfrentan a Zarrko, el Hombre del Mañana. En el #442 parece “resucitar” Donald Blake y en el #443, un Eric sin poderes viaja al infierno para recuperar su bastón/martillo de las manos de Mefisto. Espíritu de fill-in en el #444 con un relato navideño en el que el “villano” es el Grinch. El Hombre Absorbente vuelve y esta vez junto con Titania en los #447-448 para cuyo enfrentamiento Eric se juntará con Spiderman. Los #449-456 se enfocan a la búsqueda del verdadero Thor, en el #457 el hijo de Odín por fin regresa y, como colofón, los #458-459 acabarán por determinar quién se quedará finalmente con Mjolnir así como el destino final de Thor y Eric.
Quien haya leído los tomos anteriores o sus correspondientes reseñas aquí en Zona Negativa, ya sabrá qué se va a encontrar en estos cómics. Un estilo un tanto retro y demodé en los guiones y los dibujos. Aventuras simplonas y una buena ración de melodrama. Diálogos acartonados y demasiadas subtramas misteriosas con resoluciones interesantes o en el peor de los casos, fallidas. Arrollado por la época de Jim Lee, Todd McFarlane y Rob Liefeld, DeFalco -que además por entonces era el Editor en Jefe de Marvel– convierte a Thor/Eric en un intento de héroe noventero, más agresivo y malhablado, menos preocupado por el particular código de caballería de los superhéroes clásicos. A veces se hace un tanto ridículo la manera de enfatizarlo en diálogos como “Son los 90, amigo. Esos días pasaron” o “¡No me puedo permitir seguir las reglas” este último mientras Thor dispara con un pistolón más grande que él mismo. Sin embargo, DeFalco no es Rob, ni siquiera Nicieza. Es un señor de más edad con una sensibilidad más Silver Age y suena como un padre contándole a su hijo adolescente cómo mola la Rosalía esa que ha escuchado en una entrevista en la Cadena Ser.
Por supuesto, la sustitución de Thor/Odinson por Thor/Eric no era algo precisamente novedoso en los 90. John Walker había sustituido a Steve Rogers como Capitán América, Jim Rhodes había hecho lo mismo con Tony Stark en Iron Man. Ambos personajes habían desarrollado identidades superheroicas propias, como el USAgente y Máquina de Guerra, PERO -y esto es fundamental- ni Steve ni Tony habían desaparecido de sus propios títulos. Odinson como Thor estaría prácticamente desaparecido como el personaje que los lectores reconocían como tal, aproximadamente 37 números (25 en la run de DeFalco-Frenz y 12 más del Thor enajenado de Starlin-Marz). Es sorprendente que el personaje pudiera sobrevivir a esto… y al Roy Thomas de los 90. Pero no nos adelantemos. Además, Eric Masterson es un personaje que, escrito por DeFalco, da bastante tirria. Es irresponsable, inmaduro, no demasiado inteligente aunque él cree que sí, orgulloso y cabezón. En definitiva, una joya. En las Guerras de Thor, clama al cielo cómo Bill Rayos Beta es el único Thor que se comporta como una persona adulta o con tres neuronas funcionales.
El tono de estos cómics se desmorona porque DeFalco no es capaz de mantenerlo coherente durante más de 3 meses seguidos. A veces es un drama de aventuras (Eric en los dominios de Mefisto), una comedia de enredo (Hércules y su ridículo plan de enfrentar a Eric y Quasar), a veces pretende ser realista (como cuando aparecen los policías de Código Azul) pero casi siempre acaba cayendo en lo camp (el puño gigante dorado que utiliza Annhilius para atacar a Thor). El guionista, además, abusa de tramas en las que las escenas de pelea son consecuencias de equívocos y malentendidos además de manipulaciones mentales: Hombre Absorbente, Quasar, Spiderman, Dargo e incluso Eric vs Thor. No hay apenas tiempo para desarrollar a Eric como héroe porque rápidamente hay que centrarse en la gran historia del tomo: recuperar al verdadero Thor de su exilio. Historia en la que se repiten por tropos de los cómics de Thor leídos un millón de veces como Odín poseído por el espíritu de un villano (algo ya hecho por DeFalco-Frenz al inicio de su etapa con el Odín/Surtur), Thor siendo incapaz de reconocer al verdadero villano hasta que es demasiado tarde, Loki revelándose como una de las mentes maestras tras todo esto…
Un inciso para hablar de Loki. Tras su muerte en el tomo anterior, se supone que es recuperado a través de un retruécano temporal (que provoca una paradoja nunca resuelta) por el que es sacado del pasado por El Hombre del Mañana y su alma acaba en posesión de Mefisto. Se tardaría más de una década en hacer algo decente con el personaje. Tenga en cuenta el amigo lector de Zona Negativa que el personaje estaría los siguiente años más conectado al Ultraverso que en Thor.
El último gran problema del trabajo de DeFalco es su forma de tratar las subtramas “misteriosas” como un Claremont de Hacendado. La dedicada a esa figura misteriosa en las sombras que parece perseguir a Eric tiene una resolución ciertamente lamentable. La creación de Hacha Sangrienta trae aparejado el misterio de su identidad y el clásico dilema de las historias de detectives donde hay varios sospechosos, todos secundarios amigos/familiares de Eric. El problema es que en este tomo esos personajes secundarios quedan completamente apartados de la historia. Sin spoilear nada, el personaje tras Hacha Sangrienta tiene, literalmente, tres líneas de diálogo en todo este tomo. Eric pierde su empleo como arquitecto, su casa queda destrozada y tiene que acabar mudándose a la mansión de los Vengadores; no solo ha perdido la custodia de su hijo sino que la nueva pareja de su mujer amaga con adoptarlo como hijo propio. DeFalco parece estar escribiendo a un Spiderman de segunda. Eric Masterson tiene peor suerte que Parker y no llega a ser jamás la mitad de gracioso.
¿Es todo criticable en el trabajo de DeFalco? Bueno, no todo todo. Aunque convierte a Hércules en un bufón, también lo escribe como un personaje entrañable y con un punto verdaderamente divertido. Aunque el falso triángulo amoroso Odinson/Sif/Eric nunca acaba de tener el suficiente empaque, la secuencia del enfrentamiento Eric-Sif en el infierno está muy bien desarrollado y alcanza una conclusión notable con Eric abandonando su poder de Thor para confrontar a la asgardiana. Por último, la revelación del secreto tras el regreso de Donald Blake es sorprendente o al menos a mí me pilló totalmente desprevenido.
El gran compañero de DeFalco en la etapa (y en los siguientes años) sería Ron Frenz, con créditos como co-argumentista y que, en este tomo, es entintado por otro conocido hombre de la casa como Al Milgrom. Prefiero con mucho el entintado de Milgrom que el de Sinnott -que pudimos ver sobre todo en la segunda mitad del primer volumen-. No es tan retro y consigue separarse de ese estilo copia de Jack Kirby pero mal que intenta el dibujante en el #400 USA y posteriores. Hay muchos momentos en los que Frenz recuerda a Sal Buscema, un tono clásico pero sin estridencias, buen narrador pero excesivamente conservador en su composición de página. Para dar descanso a Frenz, DeFalco ideó utilizar 5 páginas por número para recuperar Los Relatos de Asgard que, lejos de su intención original cuando fueron publicados en los años 60, aquí simplemente sirven para desarrollar tramas secundarias y dar descanso al dibujante.
El trío DeFalco-Frenz-Milgrom continuaría junto en su siguiente etapa como creadores: Thunderstrike, las aventuras de Eric Masterson como el Thor moderno de los 90. La serie fue publicada por Forum como maxiserie pero su final permanece inédito hoy en día y Julián M. Clemente insinúa en el texto introductorio de este volumen que se podría recuperar la serie completa dentro de la línea Marvel Héroes en un futuro.
Tras haber leído entera la etapa DeFalco-Frenz, este es para mí el más flojo de los tres volúmenes. Historias que suenan recicladas y un dibujo cada vez más acartonado. Para quien esto escribe, lo mejor de la pareja sigue siendo el enfrentamiento entre Thor y un celestial en los #387-389 allá por el tomo 1. La nota final es quizás no tan baja como se mereciera no por nostalgia sino porque estos cómics son casi excelentes si lo comparamos con lo que vendría después. Jim Starlin (que estaría unos pocos números) y Ron Marz apostarían por una aproximación cósmica en sus guiones que llevaría al cross-over Thor: Sangre y Truenos dividido en 13 partes, evento alargado hasta la nausea en la que el Dios del trueno se volvía loco y recaía en Adam Warlock y Estela Plateada (entre otros) el deber de pararlo y devolverle la cordura. El dibujo del olvidado Bruce Zick, un espanto, no ayudaba tampoco. Tras Marz, tomaría las riendas de la colección un Roy Thomas venido a menos, acompañado de M.C. Wyman, juntos presentando cómics aburridos e insustanciales que dejaron al personaje tocado pero no hundido. Solo la breve estancia de Warren Ellis en 1995 conseguiría sacar a Thor de la indiferencia editorial. Curiosamente, el relanzamiento en 1998 de Dan Jurgens y John Romita Jr. tendría el mismo espíritu que el de DeFalco-Frenz, volver a las esencias del personaje y al legado de Stan Lee y Jack Kirby.
Para completistas de Thor y los que, como yo, teníamos la espinita clavada de no haber podido leer el final de esta etapa en castellano. Y aún así, probablemente de los mejores cómics de Thor en los 90.
Lo mejor
• La pelea entre Thor/Eric y Sif
Lo peor
• El estrepitoso fracaso de DeFalco a la hora de mezclar las sensibilidades de la Silver Age con los cómics de los 90
«suena como un padre contándole a su hijo adolescente cómo mola la Rosalía esa que ha escuchado en una entrevista en la Cadena Ser»
jejeje
Por lo que veo, el tomo es de lo más prescindible. Pero la reseña me ha gustado mucho: qué entretenida y qué bien hecha está. ¡Buen trabajo!
Yo estos cómics no los he léido, pero creo que me quedaré con mi par de tomos de la etapa de Walter Simonson y no tendré prisa por completar más allá.