Muchos han sido los autores que han tenido el honor de encargarse del
La realidad es que los años 80 fueron una de las mejores décadas que ha tenido La Casa de las Ideas en toda su historia. Y es que entre Los Cuatro Fantásticos y el Poderoso Thor de Simonson, la obra objeto de nuestra presente reseña, el Spiderman de Roger Stern y otras muchas y magníficas etapas de diversos personajes, Marvel demostró que eran buenos tiempos para el cómic de superhéroes.
Bill Mantlo, decidió abordar la tragedia de Hulk volviendo al conflicto primigenio del personaje y afrontando éste con la madurez que un alma torturada como la de
Así, volvíamos a aquellas largas e incansables huídas de La Masa respecto del ejército, encarnado por un resiliente Glenn Talbot, a aquellos amaneceres en los que Bruce Banner no sabía lo que había ocurrido, tan sólo que tenía la ropa rota y que se despertaba en medio de una total y absoluta destrucción.
Pero sobre todo volvíamos a la incansable lucha de Banner por imponer su raciocinio a la desmesurada furia de Hulk, porque el hombre triunfara sobre la bestia. Así, esta etapa, cargada de imaginativos encuentros con villanos clásicos de La Masa como el Líder, o de apariciones de villanos prestados, como los U – Foes, más ligados a los Cuatro Fantásticos, e incluso de viajes al espacio exterior, se caracterizaría por la búsqueda por parte de Banner de poner remedio a Hulk, al que él siempre vería como una horrible maldición unida a su ser de forma indisoluble.
Por ello, presenciaríamos aquí por primera vez ese triunfo, pero no como extirpación del Virus Gamma, sino como la consagración de héroe que realmente es Banner, al conseguir que Hulk exista, pero manteniendo la mente de Banner. Mantlo, que escribía guiones de rebosada inteligencia para los que nos tenía acostumbrados el medio en la época, decidió aquí dar pie a la siguiente etapa en la complicada vida de Banner, la de ser un héroe. Y es que, resulta relativamente fácil culpar al monstruo que anida en tu interior de todo cuanto ocurre a tu alrededor relacionado con superpoderes, aún incluso cuando las acciones del Goliath Esmeralda eran buenas, pero cuando eres tú quien controla al coloso verde, ocurre que hay que decidir quién merece la ayuda de un héroe, por qué razón, y sin realmente estar nunca seguro de que se está tomando la decisión correcta. Aquella no era si no la manera de Bill Mantlo de explicarnos que Hulk podría estar redimido gracias al intelector de Banner, pero que el científico no dejaría nunca de afrontar una existencia amargada, quizás más marcada por su personalidad que por los complicados sucesos que impregnaban su vida.
En cuanto al dibujo, muchos son los ilustradores que pasan por esta etapa, siendo destacable el del incombustible Sal Buscema que nos presenta unas escenas de acción magníficas y una expresividad sobre todo en Hulk como pocas veces ha tenido el monstruo en la historia de Marvel.
Para aquellos que adoren a Hulk el cual no goza de tantas etapas dignas de mención, esta es una compra necesaria, que debe dotar de prestigio a su estantería.
Guión - 9
Dibujo - 9
Interés - 8.9
9
Increíble
Panini recupera una de las mejoras etapas del Goliath Esmeralda, la del magistral dueto formado por Bill Mantlo y Sal Buscema
Y lo mejor está por llegar en el siguiente tomo, la encrucijada
Esta etapa la disfruté a las 11 años y me resultaba genial. Y cuando Sal Buscema es entintado por Ernie Chan es la gloria
Para mi, este tomo, junto a los otros tres editados en Marvel Heroes, son la mejor etapa de Hulk jamas realizada.
Bill Mantlo y Sal Buscema en uno de sus mejores trabajos.
Si, luego llego John Byrne y Peter David.
Byrne estuvo a la altura, pero durante muy pocos numeros, y no le dio tiempo a desarrollar todo lo que planteo, y luego David manejo muy bien al personaje, sobre todo en su etapa del Panteon, pero el baile de dibujantes y otras circuntancias hicieron que no fuera una etapa perfecta, pero si con un gran nivel.
El Hulk de Sal Buscema, casi ‘na. De esta etapa la saga del micromundo de Jarella y el enfrentamiento en el Edén del Jardinero me parecen lo mejor de un Mantlo que, sin ser su mayor fan, parecía estar especialmente iluminado.
Y nadie ha dibujado a Hulk mejor que Sal Buscema, cuyas hostias como panes ™ adquirían especial consistencia a manos (abiertas) del piel verde.
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Mi galleta favorita de Sal Buscema aparece en estos tomos:
Decir que Sal Buscema es un dibujante de 9 sobre 10 es tremendamente generoso.
No es generoso. Es directamente un disparate como hay pocos.
Evidentemente, si uno se limita a valorar su dominio de la figura humana y todas esas cosas, no es un dibujante de 9. Sin embargo, la narrativa gráfica de un cómic es mucho más que eso, y en este caso yo creo que la subjetividad detrás de esa nota está justificada.
Sal Buscema siempre tuvo una habilidad para narrar en viñetas como pocos autores de superhéroes, es decir, para coger uno de esos plots raquíticos del ‘método Marvel’ y hacer avanzar la acción de forma ejemplar. Aparte, aunque no fuera un autor espectacular, analizando su dibujo se le pueden poner pocos peros en cuanto a su calidad, no como, por ejemplo, a un Herb Trimpe o un Don Perlin, con sus rarezas anatómicas.
Además, su estilo siempre tuvo un encanto infantil, muy alejado de lo que hoy se lleva, pero que en su época encajaba perfectamente con el target al que iban dirigidos los cómics Marvel. Por eso son tantos los lectores veteranos, entre los que me incluyo, que le tienen un cariño especial a ‘our pal Sal’.
Y sí, ese cariño viene por sus cualidades como autor, no porque dibujase esta u otra serie puntera. No creo que a nadie se le ocurriera puntuar con un 9 un cómic de Jim Mooney, Rick Buckler o Herb Trimpe por mucho que dibujasen personajes top como Spiderman, los 4F o Hulk.
Estos tomos sin lugar a dudas recopilan algunas de las mejores etapas del goliath esmeralda, tanto la historia como el dibujo son espectaculares, y los que siguen continúan esa senda.