Marvel Héroes. Pantera Negra de Christopher Priest 1

Reseñamos el primer tomo de la Pantera Negra de Christopher Priest. Un clásico fundamental para entender al personaje en el siglo XXI

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Edición original: Marvel Knights: Black Panther 1-25 y Deadpool v3, 44 USA (Marvel Comics, 1998-2000)
Edición nacional/España: Marvel Héroes. Pantera Negra de Christopher Priest 1 (Panini Cómics, 2018)
Guion: Christopher Priest
Dibujo: Mark Texeira, Joe Quesada, Alitha Martinez, Vince Evans, Joe Jusko, Amanda Conner, Mike Manley, Mark Bright, Sal Velluto, Kyle Hotz, Tomm Cocker, Jim Calafiore
Entintado: Jimmy Palmiotti, Nelson DeCastro, Bob Almond, Eric Powell, John Holdredge, Walden Wong
Color: Brian Haberlin, Avalon Studios, Drew Posada, Matt Yackey, Chris Sotomayor, Brad Vancata, Steve Oliff, Shannon Blanchard,
Traducción: Gonzalo Quesada
Realización técnica: Estudio Fénix
Formato: Tapa Dura. 632 páginas. 44,95€

Pantera Negra Redux

«¿Es usted…es usted un pirata?» «No. Soy el rey de un pequeño país africano»

Es 1990 y James C. Owsley se dispone a sacar adelante un nuevo día de trabajo. Lleva apenas seis meses como conductor de autobús en New Brunswick, Nueva Jersey. Quizás te preguntes cómo el editor de las series de Spiderman (hasta 1987) y guionista de Conan Rey (hasta 1989), ha acabado aquí. Pero me estoy adelantando.

Es 1996 y Marvel Comics decide dejar las colecciones de Los Vengadores, Los Cuatro Fantásticos, Iron Man y Capitán América en manos de Rob Liefeld, Jim Lee y sus correspondientes estudios. La jugada, muy criticada por fans y prensa especializada, sale mejor de lo esperado en lo que se refiere a las ventas de unas series que languidecían antes del cambio de manos. Bob Harras, en aquel momento editor en jefe de Marvel, busca repetir el éxito de este movimiento y contacta con Joe Quesada y Jimmy Palmiotti. Dueños fundadores de Event Comics y creadores de títulos como Painkiller Jane o Ash, a Quesada y Palmiotti les son encomendadas cuatro series a relanzar: Daredevil, El Castigador, Inhumanos y Pantera Negra. El ambiente en las oficinas de Marvel es propio de un funeral. Hay una sensación extraña en el ambiente. La amenaza de que la compañía externalice varios de sus títulos hasta llegar a convertirse en la norma y no en la excepción, es real. Quesada y Palmiotti se mudan a las oficinas de Marvel pero tienen total libertad para desarrollar las series que les han asignado. El nuevo sello en el que trabajarán se llamará Marvel Knights.

Es 1991 y James C. Owsley trabaja como miembro del staff editorial de DC, encargándose de las colecciones relacionadas con la licencia TSR, centrada en cosas como Dragones y Mazmorras o Dragonlance. No es un puesto de relumbrón, especialmente para alguien con su currículum. El primer editor afroamericano en Marvel y uno de los más jóvenes (22 años), escritor freelance a los 25 haciendo trabajos notables en series como Conan Rey. Un joven dibujante contacta con Owsley. Está intentando meter la cabeza en la industria del cómic. Owsley, impresionado por el portafolio que el chico le presenta, decide asígnale la portada de un número de Spelljammer. Al día siguiente, el chaval se presenta con la portada terminada. Mientras editor y promesa conversan en uno de los vestíbulos de las oficinas de DC, el dibujante regular de Spelljammer telefonea a Owsley con quien tiene una acalorada discusión que finaliza con su dimisión y abandono del título. Tras colgar, Owsley le dice al chico que si quiere el puesto, es suyo: “Recuerda, eres el tipo con más suerte de la industria”. El nombre del chico es Joe Quesada.

Es 1966 y Pantera Negra tiene su primera aparición en Los Cuatro Fantásticos #52 de la mano de Stan Lee y Jack Kirby. Pantera Negra es T’Challa, el rey de una ficticia nación africana, Wakanda, hogar del preciado metal vibranium que permite al país tener un nivel tecnológico que no solo emula sino que supera al de occidente. El personaje continuaría apareciendo episódicamente en otras colecciones Marvel como Los Vengadores, ayudando a los héroes en diferentes aventuras. Años más tarde, en 1973, en la cabecera Jungle Action, el guionista Don McGregor creó un puñado de historias que acabarían por definir al personaje, desarrollando la dualidad héroe-rey que nos es tan conocida hoy en día.

Es 1993 y James C. Owsley inicia los trámites legales para cambiarse de nombre. A partir de ese momento será Christopher Priest.

Es primavera de 1998, y Joe Quesada y Jimmy Palmiotti se encuentran en plena efervescencia creativa. Tienen libertad absoluta para desarrollar las cuatro series que Marvel les ha “prestado”. Los jóvenes autores no afrontan con miedo la tarea. Al contrario. “Queríamos demostrar a Marvel que podíamos hacer sus cómics mejor que ellos mismos” afirma Palmiotti. Pretenden mostrar a la editorial “cómo se deben hacer las cosas”. No solo en el apartado creativo sino también en el técnico. Insisten y consiguen que los cómics de Marvel Knights sean publicados en papel de mejor calidad y con especial mimo en la rotulación y el color. Para escribir Pantera Negra, Quesada se acuerda de su amigo Christopher Priest, pero este no está interesado en el encargo. Cuando escucha que Quesada quiere hablar con él sobre Marvel Knights, Priest está convencido de que le van a ofrecer Daredevil (incluso dedica semanas a empaparse de la etapa de Frank Miller con el personaje) y escuchar la oferta final es un jarro de agua fría. Aún así, para no desairar a su amigo, Priest presenta una propuesta para Pantera Negra; una inspirada en las historias escritas por McGregor en Jungle Action 25 años atrás. Quesada y Palmiotti descartan esa propuesta al instante. No es eso lo que quieren. Le recuerdan a Priest que tiene libertad absoluta. Como editores, le bombardean con ideas: “queremos que la serie tenga un tono urbano con historias más en EE.UU. que en la selva, que utilices una narrativa no-lineal, que haya humor también. ¿Por qué no creas un cuerpo de guardaespaldas para T’Challa conformado por chicas jóvenes y despampanantes? ¿Por qué no, más adelante, conviertes a una de estas guardaespaldas en villana?”. Y, por último, “¿por qué no haces por Pantera Negra lo que Frank Miller hizo por Daredevil?”.

Es otoño de 1998 y se publica el #1 del volumen 3 de Pantera Negra. El dibujante elegido para acompañar a Priest es el neoyorkino Mark Texeira. Texeira encaja perfectamente con el ambiente urbano que Quesada y Palmiotti buscan para la colección. Se trata de un autor con un estilo muy personal, que bordea la acuarela con sus manchas de color, reconocido por su capacidad de crear atmósferas no ya oscuras sino directamente tétricas como ha demostrado en su trabajo en El Motorista Fantasma. Por lo que respecta al debut de Priest y Texeira, nos encontramos con un cómic muy alejado del tono y la narrativa de lo que hasta ahora se había escrito sobre el personaje. T’Challa viaja a EE.UU. para investigar la muerte en extrañas circunstancias de una niña que había sido elegida para ser la cara visible de una campaña publicitaria de Wakanda en territorio americano. Las pesquisas del protagonista nos presentan a un Pantera Negra imponente, seco y duro; luciendo un cambio de look también solicitado por Quesada y Palmiotti: calvo y con perilla. Priest cumple lo que sus jefes le han solicitado incorporando el estilo que le ha traído el éxito en Valiant con la serie Quantum & Woody. En primer lugar, presenta la historia con una narrativa fragmentada que recuerda a películas como Pulp Fiction pero que Priest ha depurado hasta darle un nombre propio, blackout sketches. Cada transición entre escenas se muestra con una viñeta en negro con un “título” en color blanco. Además, el humor está presente desde la primera página, donde el agente del gobierno americano Everet K. Ross aparece en calzoncillos subido a la taza de un váter apuntando con una pistola a una rata. Ross es un funcionario de la oficina de protocolo, sin habilidades especiales (más allá de meterse en líos), que hace de narrador y una de las fuentes principales de comedia dentro de la colección. Como hemos mencionado, Priest crea a las Dora Milaje como guardaespaldas/novias de T’Challa, pero también a Zuri, el que fue su mentor a la muerte de su padre, el rey T’Chaka. El primer año de la colección es una redefinición absoluta del personaje no solo sin negar de su historia sino apoyándose en ella. Hablamos de 12 números repletos de acción y comedia, que probablemente alargan demasiado la historia inicial -el golpe de estado que da el siniestro Achebe- pero que mezclan realmente bien la trama de conspiración política con el clásico relato de superhéroes. Como digo, es cierto que la trama es excesivamente enrevesada, con demasiados personajes metidos en el complot contra T’Challa (Kraven, Mefisto, bandas callejeras, la mafia rusa e incluso el gobierno de EE.UU.). La narrativa fragmentada también nos juega malas pasadas como en el enfrentamiento contra Kraven, quien parece derrotar dos veces diferentes a T’Challa sin que la línea temporal quede nada clara. Pero, sin duda, el gran problema de este primer año es el baile de dibujantes. Texeira no era capaz desde el principio de mantener el ritmo mensual de la serie. Sus cuatro números (#1-4) fueron en buena medida terminados gracias a Alitha Martinez (fondos) y Joe Quesada (escenas de acción). Vince Evans y el ilustrador Joe Jusko (#5-8) hicieron un trabajo continuista, pero con mucha menos personalidad que la desplegada por Texeira. Sin embargo, para los #9-12, Quesada y Palmiotti querían un cambio de estilo para que la colección se pareciera más a la serie de animación de Batman de Bruce Timm y Paul Dini. De ahí que se contratara al dibujante Mike Manley con unos resultados deficientes. El cambio de estilo no pegaba nada con la historia de conspiración política que se nos había contado hasta ese momento, llegando a unos niveles absurdos cuando el gran villano, Achebe, que ya había empezado en números anteriores a hablar con una marioneta -al estilo Ventrílocuo/Scarface-, decide encerrar a T’Challa y a Ross en una gigantesca máquina de feria de esas en las que un gancho tiene que agarrar unas bolas de plástico con objetos dentro.

Es otoño de 1999 y se publica el #13 de Pantera Negra. A pesar de las malas previsiones, la colección ha sobrevivido a su primer año de publicación. Joe Quesada recuerda cómo, un año antes, le llegó un rumor que decía que Chris Claremont se paseaba por las oficinas de Marvel afirmando que Pantera Negra sería cancelada antes del #6. Se dice que, enfadado, Quesada se presentó en el despacho de Claremont y le plantó en su escritorio 1.000 dolares en efectivo desafiándole a que suscribiera con hechos (apostar su dinero) lo que tan ufanamente proclamaba de Pantera Negra. Claremont rehusó aceptar el desafío/apuesta y aparentemente, al poco tiempo se convirtió en un defensor a ultranza de la serie (al menos hasta que Tormenta se convirtió en parte fundamental de la trama a partir del tercer año). El #13 supuso también el abandono de la serie del sello Marvel Knights. Quesada y Palmiotti habían hecho su trabajo y dejaron la colección en manos del staff editorial de Marvel. El segundo año, afortunadamente, trajo un dibujante regular para el título, Sal Velluto. De origen italiano, Velluto ya había trabajado para Marvel en los 80, ilustrando Marc Spector: Caballero Luna, aunque durante los 90 había trabajo en DC con varios personajes como Flash o las distintas versiones de la Liga de la Justicia. Hablamos de un dibujante de un estilo más superheroico, de línea clara y gran dinamismo. Del #13 al #25, el tono oscuro se deja un poco de lado y se potencia el humor, sobre todo con la aparición de una nueva Dora Milaje de origen neoyorkino que da lugar a momentos descacharrantes como cuando intenta y consigue razonar con Hulk a través de un discurso a lo Social Justice Warrior. Priest aprovecha para hacer que T’Challa interactúe con otros héroes como Luke Cage, Puño de Hierro, el Halcón, Masacre o los Vengadores. En cuanto a las tramas, el villano de la primera mitad de este segundo año será Killmonger, una versión del antagonista que será la base del personaje interpretado por Michael B. Jordan en 2018. Posteriormente, se resolverán dos subtramas que se habían quedado colgadas desde el primer año: el destino de Achebe y la confrontación con los Vengadores. En conjunto, nos encontramos con un tomo de gran calidad, con historias enormemente entretenidas y que además fueron fundamentales para reposicionar a T’Challa dentro del Universo Marvel.

Es 2018 y en el Dolby Theatre de Los Angeles tiene lugar la premiere de Pantera Negra, la película de Ryan Coogler. Christopher Priest es uno de los invitados a la premiere. Él y Ta-Nehisi Coates esquivan los photo-calls y las entrevistas. Durante semanas ni siquiera habrá confirmación oficial de su asistencia. Priest se sienta en la butaca que tiene asignada en el gigantesco cine que sirve desde su creación como lugar donde se entregan los Oscars de Hollywood. El cine se llena. Las luces se apagan. El cómic cobra vida en la pantalla. Priest sonríe.

Lo mejor

• Los diálogos
• El ritmo, frenético pero con espacio para desarrollar historia y personajes

Lo peor

• El, bastante absurdo, intento de infantilizar el tono de la colección a finales de su primer año de publicación
• Que 3 años después de su publicación, no se haya publicado todavía el tomo Nº2

Edición original: Marvel Knights: Black Panther 1-25 y Deadpool v3, 44 USA (Marvel Comics, 1998-2000) Edición nacional/España: Marvel Héroes. Pantera Negra de Christopher Priest 1 (Panini Cómics, 2018) Guion: Christopher Priest Dibujo: Mark Texeira, Joe Quesada, Alitha Martinez, Vince Evans, Joe Jusko, Amanda Conner, Mike Manley, Mark Bright, Sal Velluto,…
Guion - 8.2
Dibujo - 7.1
Interés - 8.7

8

Trepidante

La reimaginación noventera de Pantera Negra que se convirtió en canon por derecho propio

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Ignacio
Ignacio
Lector
14 junio, 2021 9:51

No tenía ni idea de que Owsley era Priest. Nunca te acostarás sin saber algo más.

Tengo el tomo criando polvo en una de mis 27 estanterías de pendientes. A ver si me animo…

Grijaldo
Grijaldo
Lector
14 junio, 2021 13:36

Etapa mítica donde las haya, a años luz del truño sideral que vino después, del que solo se salvan los primeros números de Romita.

A ver cuándo cuando continúan está edición por cierto.