Marvel Integral. Ultimate Spiderman 1. Origen.

 

Edición original:Ultimate Spiderman 1-13 y 1/2.
Edición nacional/ España:Panini Comics.
Guión:Brian Michael Bendis.
Dibujo:Mark Bagley.
Formato:Tomo en tapa dura, 384 páginas.
Precio:35€.

 

Reseñar una obra de esta calidad no siempre es fácil. De acuerdo, no estoy hablando de un Watchmen o de un V de Vendetta, pero la grandeza de esta obra dentro del cómic de superhéroes más mainstream es ineludible. Esa dificultad aumenta si como es mi caso, y el de toda una generación de aficionados a los cómics, que en aquella capital entrada al nuevo siglo estábamos en plena preadolescencia, este cómic fue el que nos abrió la puerta del género superheroico, que convirtió una afición pasajera en un modo de vida.
Pues bien, vamos allá. Corría el año 2000 en Marvel, y La Casa de las Ideas, al igual que DC Cómics vivía una época difícil. La debacle de la década de los 90 acababa de finalizar, sus efectos todavía afectaban a las ventas de la compañía, y ésta había aprendido que los músculos, los aires metaleros y los puros de infinito prendido tenían su límite, y que los lectores buscaban otra cosa, pero era Marvel quien debía decidir qué era eso que los lectores querían y que no habían expresado.

Era la Marvel de un Joe Quesada que acababa de comenzar su andanza como Jefe Editorial y que si algo tenía claro, era que había grandes talentos en el mundo del cómic, talentos que estaban en lo más alto de la esfera independiente, talentos que tenían que inundar las oficinas de Marvel si la editorial quería ofrecer algo nuevo y rompedor.
De este modo, Quesada descolgó su teléfono y contactó con Brian Michael Bendis, un escritor que a día de hoy no necesita presentación alguna, pero que por aquel entonces, hace dieciocho largos años que a este redactar se le han pasado como un suspiro, empezaba a darse a conocer en la esfera independiente con obras como Jinx o Torso, adscritas al género negro. Bendis aceptó el reto, pues tenía ganas de aportar sus ideas al mundo superheroico de Marvel, estando dispuesto a hacer lo que le dieran, ya fuera guión o dibujo. Quesada tenía claro que necesitaba en sus filas al Bendis escritor y que prescindiría del dibujante, toda vez que serían otros artistas los que dibujaran los guiones del escritor.
Sin ahondar mucho más en el guionista de Cleveland, pues conocidas de sobra son sus aportaciones a La Casa de las Ideas, tanto las inolvidables como Alias o Daredevil, como aquellas que hubiéramos preferido que nunca se dieran como La Era de Ultron o sus controvertidos Guardianes de la Galaxia, os remito para todo lo demás a la segunda entrega de ZNPodscast en la que mis compañeros explican con todo lujo de detalles todo lo que supuso la estancia de Bendis en Marvel.

Así pues, y en aras de hacer algo nuevo, a Bendis se le encomendó darle el revulsivo a Spiderman que éste necesitaba, en un momento editorial en el que seguir la colección del arácnido era algo casi imposible para nuevos lectores dadas las constantes idas y venidas de la continuidad y la longevidad de la misma. Bendis propuso sus ideas, muchas ideas, y eran tan agresivas para el personaje que Marvel no podía permitirle que las llevara a cabo, no en el Universo Marvel convencional.
De este modo, Bendis creaba un Spiderman desde cero, un Spiderman para un nuevo universo, un Peter Parker que con 15 años, como el original, era mordido por una araña radiactiva que le otorgaba increíbles poderes, acabándose ahí casi todas las similitudes con el original. En este caso, Bendis no se limitaría a coger el primer número del trepamuros, ese hoy clásico Amazing Fantasy 15 y cambiar máquinas de escribir y teléfonos por ordenadores y teléfonos móviles del nuevo siglo, si no a hacer al personaje interesante para las nuevas generaciones, a conseguir que éstas se encariñaran con el personaje y se identificaran con él como lo hicieron aquellos que estaban en plena preadolescencia en la década de los 60.

De este modo, Ultimate Spiderman nos presentaba a Peter Parker, un muchacho quinceañero muy inteligente que no contaba con el aprecio de todos sus compañeros de instituto, pero que tampoco era un marginado social, vivía al lado de su vecina Mary Jane Watson, que lejos de ser la muchacha explosiva y alocada que nos presentaran Lee y Ditko entre sombras y misterios, era una nerd como Peter, cuya preocupación era aprobar sus exámenes y mantener a sus amigos. Esto es, los personajes eran adolescentes y, como tales, tenían los problemas típicos de la adolescencia, que pueden suponer un drama cuando te hayas inserto en esa franja de edad, y que como tales eran presentados a los lectores.
Peter era criado por sus tíos May y Ben, quienes eran más padres que tíos, ejerciendo Ben una influencia en Peter que duraría toda su vida, sobre todo desde la trágica muerte de éste a manos de un ladrón que un inexperto Parker, enfadado consigo mismo y con el injusto mundo que lo rodeaba había dejado escapar. Tal era el mimo que Bendis ponía en la construcción del personaje que Peter no se ponía su traje hasta el sexto número, construyéndose al héroe con tiento y paciencia, para que el lector comprendiera a la perfección qué era lo que llevaba a Parker a enfundarse unas mallas y peinar Nueva York en busca de malhechores.

Por supuesto, no tardaba en hacer aparición el clan de los Osborn, con un Norman culpable de los poderes de Peter, otorgados por una araña infectada con la fórmula que el patriarca de los Osborn desarrollaba como sustituto del perdido suero supersoldado y que terminaba por inyectarse en sí mismo, con nefastas consecuencias. Por su parte, Harry se presentaba aquí como un amigo de Peter de la adolescencia, que tras su sonrisa y descaro escondía un complejo paterno psicológicamente devastador, sintiéndose indigno de ser hijo de uno de los mayores magnates empresariales del país.

Con este caldo de cultivo Brian Michael Bendis construía una historia trepidamente, emotiva, de espíritu adolescente y de conexión y comprensión absoluta con el trepamuros que supondría el comienzo de todo un nuevo universo que en su tiempo, superaba en ventas al Universo Marvel convencional y que acabó por marcar el camino de éste, hasta que tuvo que desaparecer, fruto de la repetición y el hastío, al haberse implementado sus elementos característicos en la Tierra 616.

En cuanto al dibujo, éste era llevado a cabo por Mark Bagley, un dibujante al que no le era desconocido el trepamuros y que supo dotarle de gracilidad, de movimientos ágiles, y de una expresividad que todavía hoy se recuerda, si bien tenía el problema de hacer todos los rostros muy similares. No obstante, estamos ante un dibujante muy cumplidor, tan responsable con su trabajo que durante más de cien entregas estuvo en la colección, codo con codo con Bendis, superando el récord que hasta entonces sólo habían mantenido Stan Lee y Jack Kirby en Los Cuatro Fantásticos, desarrollándose una simbiosis entre guionista y dibujante pocas veces vista en el noveno arte.

En cuanto a las ediciones que Ultimate Spiderman ha tenido en nuestro país, a las primeras en formato grapa, hemos de sumar unas ediciones de bolsillo que surgieron poco después y que recopilaban algunos números, hasta que Panini reeditó todo el Universo Ultimate en un coleccionable quincenal que hasta el momento era la mejor forma de adquirir este material, puesto que este volumen recopila hasta 14 números americanos en un integral que hará las delicias de aquellos que no hayan tenido hasta ahora oportunidad de hacerse con una pieza imprescindible del cómic superheroico.