Marvel Limited Edition. Especial Los Invasores

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“Me voy Stan, no puedo más”. En estas impactantes palabras de Roy Thomas se halla el origen de la obra que vamos a analizar, los Invasores. En realidad, los matices son más complejos, y requieren su explicación. A mediados de los años setenta, el bueno de Roy distaba de ser aquel aficionado al noveno arte que entró a formar parte de la pequeña familia de Marvel Comics con una ilusión desbordante. No, Thomas ya no era aquel. Se había convertido, paso a paso, trabajo a trabajo, en el más apreciado empleado de la casa a ojos de Stan Lee. Su pupilo y, llegado el momento, su gran sucesor. Un engranaje más de la cadena editorial. Abrazó la tarea como buenamente pudo y tras dos años intensos en el puesto de Editor Jefe decidió abandonar. ¿Injerencias editoriales quizás? ¿Presiones por parte de Lee? Nada de eso. Thomas había caracterizado su mandato por ser una época abierta a todo tipo de ideas y experimentos, totalmente respaldado por su maestro Stan. No, las razones se localizaban en la mala praxis puramente empresarial. Era habitual entre los creadores del medio, que pasaban de Marvel a DC (y viceversa) de manera habitual, que se utilizara el truco de falsificar lo que se pagaba en la acera de enfrente y así lograr incrementos en la tarifas. Algo tan lógico y loable en los profesionales por aquellos entonces pues la carrera en el cómic no era un dechado de virtudes en cuanto a las pagas. Pero los mandamases editoriales, Stan Lee y Carmine Infantino, decidieron cortar de raíz esta práctica, estableciendo un pacto secreto por el que compartirían todo tipo de datos internos respecto a sueldos de guionistas y dibujantes. Pues bien, este hecho, tan aparentemente alejado de la vida creativa, es el detonante del intento de abandono de Thomas. Aquello pudo con él; no quería participar en un acto de colusión tan claro y evidente. Redactó un escrito donde denunciaba tal proceder, resuelto a abandonar la compañía.

No es difícil asimilar que ese fue un momento áspero en el contexto editorial. Nadie imaginaba a Thomas fuera de la Casa de las Ideas, y mucho menos su mentor, Stan Lee. Tras unos días de intensas negociaciones, Lee consiguió que Thomas no se marchara de casa, ofreciéndole una posición ciertamente ventajosa. Abandonaba el máximo sillón, que pasaba a desglosarse en dos, ocupado por Len Wein en el comic-book y Marv Wolfman en los magazines en blanco y negro. Gran descanso para Roy. Luego se encargaría de editar su propio material, libre de cualquier otra ocupación, y solo respondiendo ante Stan. Y para finalizar, The Man da luz verde para la publicación de una serie basada en personajes de la Golden Age, la aspiración de una vida para el guionista. Todo un regalo llamado Invasores del que Thomas sacaría partido durante los sucesivos años, dando lustre a la retrocontinuidad marca Marvel Comics de una manera ejemplar. Así pues, ya vemos que grandes crisis pueden traer trascendentes reconciliaciones. Y si no es por esta trifulca, nunca hubiéramos tenido la posibilidad de disfrutar de este equipo de luchadores por la libertad en la II Guerra Mundial.
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Tras la publicación de sendos Marvel Limited Edition en nuestro país, cortesía de Panini y SD, recopilando la etapa integra de Roy Thomas y Frank Robbins, ha llegado el momento idóneo para prestar una atención especial a este equipo, el germen de su creación y sus aventuras particulares. Para ello, hemos preparado un estudio, esperemos que acorde, donde pasamos a desglosar aspectos fundamentales para su comprensión. Y, consecuentemente, pensamos que si hablamos de unas historias ubicadas en la era Timely, es conveniente dar un somero repaso al panorama editorial de la Golden Age.

Timely. Viejos Tiempos, doradas aventuras

En el principio, antes de que existiera Marvel, no había nada, solo estaba Martin Goodman. Hijo de inmigrantes rusos y trabajador incansable, consiguió asentarse en el negocio editorial después de unos inicios bastante complicados. Tras hundirse su primer proyecto, Newsstand Publications, apostó el todo por el todo por el entorno de las revistas pulp de género. Con un instinto envidiable, consiguió asentar una modesta posición en la industria, aprovechado el tirón de las modas de cada momento. Así dio forma a Timely. Presto a asimilar cualquier novedad que despuntase en el panorama, pronto advirtió el impulso del recién creado comic-book americano. Su bajo precio y su fácil distribución en kioscos les hacían un producto atractivo y destinado a generar pingües beneficios. No hay más que observar el primoroso éxito de Superman, pionero en el terreno de los superhéroes y todo un fenómeno a partir de su salida en 1938. Hay que comentar que por aquellos entonces la industria todavía era muy precaria. Casi todas las editoriales se hacían con los servicios de determinados estudios que les proveían de material para rellenar las páginas de las recién creadas revistas de cómic. Para nuestra historia es necesario pararse en uno de esos estudios, ya que será la primera fuente para la editorial de Goodman. De esta forma entra en acción Lloyd Jacquet, antiguo asalariado de Centaur Comics, que se había emancipado para formar un estudio propio llamado Funnies Inc. De Centaur se trajo consigo, aparte de la experiencia en el medio, un par de jóvenes y hambrientos creadores dispuestos a acometer cualquier reto. Sus nombres, Carl Burgos y Bill Everett.

Martin Goodman, el visionario detrás de la idea
Martin Goodman, el visionario detrás de la idea

Temerarios, impacientes y bebedores compulsivos, rápidamente vieron posibilidades en el nuevo género de los supers, y ambos idearon sus primeras creaciones en base a sencillos conceptos contrapuestos, agua y fuego. Hablamos, claro está, de Namor y de la Antorcha Humana. El Príncipe Submarino fue el primero en saltar a la palestra al incluirse como cómic de regalo para una operación que buscaba atraer a las salas de cine a tiernos infantes ¿Y cómo llegaron la Antorcha y el Sub-Mariner al entorno de Timely? Los lazos en la industria a finales de los treinta hacen válida la teoría de los seis grados de separación. Resulta que el agente de ventas de Funny Inc. había hecho tratos previos con Goodman, lo que dio como resultado un propicio acuerdo con el estudio para publicar los personajes bajo el amparo de Timely y tendrían toda una nueva revista para lucirse, Marvel Comics#1 (fecha de portada octubre de 1939). En la misma tenemos el debut oficial del androide flamígero y del atlante, a lo que hay que sumar Ka-Zar (un remedo de Tarzán), el Ángel (nada que ver con el futuro pupilo del Profesor X) y un cowboy enmascarado. La primera tirada se vendió de forma primorosa y las ventas totales de la revista se estiman en torno a 800 mil ejemplares. El dueño de la editorial enseguida vio el potencial de los superhéroes y se propuso darle continuidad.
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El principal motor de la sección referente a comic-books era el estudio de Jacquet. Pero Goodman no se había hecho un nombre en el mundo empresarial sin aprender ciertas cosas: un intermediario encarece el producto. Sin renunciar al trabajo de Funny Inc., comienza a tantear otras vías. Uno de los colaboradores de Funny, Joe Simon, presentó un proyecto de superhéroe al mandamás de Timely y este quedó muy sorprendido. Pronto pasó de compaginar sus numerosos trabajos a aceptar la oferta exclusiva de Goodman, nada menos que como editor jefe. Uno de los aciertos de Simon fue descubrir el talento latente de un dibujante que había conocido en el estudio de Victor Fox. Jacob Kurtzberg es el nombre de la criatura pero seguro que es preferiblemente reconocido por su nombre artístico, Jack Kirby. El nuevo editor Timely consiguió convencer a Kutzberg para que trabajara a tiempo completo en la compañía, dando el pistoletazo de salida a una de las colaboraciones más fructíferas del mundo del noveno arte y propiciando que Goodman pudiese deshacerse de la mayor parte del trabajo del intermediario, exceptuando el obligatorio uso de la Antorcha y Namor. Desde ese instante, el gran jefe exigiría frecuentes e innecesarias correcciones al material de Funny para provocar la renuncia de los mismos.
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Simon+Kirby tenían grandes sueños y anhelos, convertirse en leyendas del cómic. Para ello debían trabajar duro y en Timely dieron sus primeros pasos en tal dirección. Red Raven, la Visión (la versión Golden Age) o Marvel Boy fueron algunas de sus primeras creaciones. Pero su gran éxito tiene mucho que ver con un acontecimiento histórico de gran calado, la II Guerra Mundial. La invasión de Polonia por parte de Adolf Hitler y la consiguiente escalada militar en el continente europeo propició un fenómeno que se trasladó a las viñetas. Las muestras patrióticas, como firme oposición al Eje formado por Alemania, Italia y Japón, poblaron el entonces infantil mundo de los superhéroes. Toda editorial que se precie debía disponer de su propio estandarte anti-nazi y el tándem Simon-Kirby compuso el más longevo e importante de todos ellos, el Capitán América. La historia que mostraba al gran público como el débil Steve Rogers se convertía en un súper-soldado estaba programada para salir al aire en una revista epónima, Captain America Comics#1 (fecha de portada marzo de 1941) y su éxito es algo incontestable. Recubierto de un aura casi mítica, el Capitán era un producto de la época y algo que sus creadores presuponían necesario. En palabras de Jack Kirby, “el capi fue creado en un tiempo que necesitaba de figuras nobles. Todavía no estabamos en guerra, pero todo el mundo sabía que íbamos a estarlo. América necesitaba un superpatriota”. Vaya si lo necesitaba. Más de un millón de copias vendidas no era algo baladí, por lo que Goodman se propuso rentabilizar todo ese caudal, otorgando luz verde a más proyectos relacionados con el Centinela de la Libertad gestionados por Simon: U.S.A. Comics, All Winners Comics y Young Allies, este último con protagonismo de los famosos sidekick de la época. Durante diez números, el equipo creativo original dio lustre a la colección; esa unión se terminó antes de tiempo debido a la temprana salida de Joe y Jack de la compañía por problemas contractuales con Goodman, dispuestos a obtener una posición acorde con su valía. Pero como es algo bien sabido en la actualidad, el símbolo de las barras y estrellas debía seguir luciendo por todo lo alto. Otro equipo tomó las riendas, con los nombres de Shyd Shores en el apartado gráfico y un tal Stan Lee, que hasta hace bien poco era un simple chico de los recados, en los guiones. La leyenda de “El Hombre” comienza a forjarse.
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Por lo narrado hasta ahora puede parecer que solo Timely se hizo eco del fenómeno patriótico surgido durante la conflagración mundial. Nada más lejos de la realidad. Como nuestro objetivo es hablar de los Invasores, con indudables raíces en la Golden Age, nos hemos detenido de forma pausada en los personajes surgidos de la editorial de Goodman. Pero es obligatorio resaltar que fue un fenómeno generalizado en todo el noveno arte americano, casi de forma obligada tras el incidente de Pearl Harbor en 1941. Las páginas de las series de National Periodical (la actual DC) se poblaron de villanos de ideología nazi o filo japoneses, destacando la firme oposición de Superman como adalid del espíritu americano. Otra editorial como MLJ (hoy conocida como Archie) creó un popular personaje llamado de The Shield, el primero de una abundante remesa que se extendió por la industria: Uncle Sam, Captain Flag, American Eagle, etc. Todo un movimiento que tenía marcada una clara fecha de caducidad, el fin del conflicto armado.
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El año 1945 supone el cierre oficial de la II Guerra Mundial. A pesar de que ciertos personajes se mantendrán en el candelero algo más de tiempo, tal como le ocurrió al Centinela de la Libertad, reconvertido en azote de comunistas, el género de los superhéroes, y no hablamos exclusivamente de los patrióticos, sufrió una caída generalizada de popularidad para el interés del lector medio. El terror y la ciencia ficción fueron las nuevas temáticas a seguir y dominaron la década de los cincuenta. Por lo menos, hasta que la ola de puritarismo intelectual arengada por el doctor Wertham hizo estragos en la industria, provocando una crisis sin parangón en el medio.
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Como herencia de la llamada Golden Age, tenemos la importante creación del Capitán América, que junto a Namor y la Antorcha Humana forman la llamada trinidad Timely, las caras más reconocibles de la editorial. Aunque no son los únicos. El Destructor, el Ángel, Toro, Bucky Barnes, Blue Diamond, Black Marvel y tantos otros son los nombres de los personajes cuyos servicios se dan por finiquitados. El tiempo de gloria parecía haber pasado para siempre…. hasta la llegada de los años sesenta. Stan Lee y Jack Kirby, dos veteranos en batallas que se remontan a la Edad Dorada de los cómics, ponen en marcha un nuevo universo de ficción con los superhéroes de nuevo como protagonistas y se cuidarán bien de rendir cuentas con las viejas glorias. La colección insignia de la Era Marvel, los 4 Fantásticos, nos propone de inicio un sosias de la Antorcha Humana, solo que ahora no es un androide sino un joven llamado Johnny Storm. Y la cosa no queda ahí, ya que en el número cuatro de la citada colección recuperan a un Namor amnésico, dispuesto a poner las cosas difíciles al cuarteto al advertir la devastación de su reino. Todavía quedaba otro gran golpe de efecto. Cerrando el círculo de manera insuperable, en Avengers#4 asistimos a la salida a la superficie del cuerpo congelado, se supone que desde el fin de la guerra, de Steve Rogers, además recuperado por el Príncipe Submarino (se dice, se comenta que esto es debido a la buena aceptación de la historia aparecida en Strange Tales#114, protagonizada por la joven Antorcha y un falso Capitán). Es innegable que son dos autores rindiendo el tributo necesario a una época a reivindicar.

El caso es que no eran los únicos. Un joven creador llamado Roy Thomas había crecido devorando esos cómics, asimilando los preceptos que los hacían grandes y pronto tendría la oportunidad de poder jugar con sus juguetes preferidos.
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Roy Thomas y los Invasores. La pasión por la Golden Age

Thomas aterriza en Marvel en el lejano año 1966, después de una activa carrera en el mundo de los incipientes fanzines y tras una breve estancia en DC como editor asistente. A la Casa de las Ideas llega como guionista-escritor, no como editor, aspecto que desarrollaba un Lee plenipotenciario en la editorial. Así que tocaba remangarse y ponerse manos a la obra, dejando pequeñas historias por aquí y por allí, hasta que se asienta en su primera cabecera como guionista titular, Sargeant Fury and his Howling Comandos. Curiosamente, una colección bélica que desarrollaba sus aventuras en la II Guerra Mundial. Tras esto, una carrera fulgurante que le llevará de los X Men a los Vengadores. Y en ese camino se ganó el corazón de Stan. Este comenzó a apreciarlo como su discípulo más aventajado y no tuvo mayor problema en cederle los encargos más suculentos. Como ya hemos dicho, los héroes más poderosos de la tierra se encuentran entre sus asignaciones y será allí donde nos deje un primer esbozo de lo que luego serán los Invasores.
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Nos encontramos en 1969, con el bueno de Roy ya bastante versado en las aventuras y desventuras de los Mighty Avengers. Planifica una serie de trilogías con los Vengadores, siendo la última de ellas la que nos interesa. La trama empieza en el #69 donde los héroes son reclutados por Kang, el amo del tiempo, ante el reto lanzado por un primigenio del universo, el Gran Maestro. Nuestros protagonistas deben luchar contra el Escuadrón Siniestro para asegurar el porvenir de la Tierra. Es bien sabido que este grupo es un trasunto de la Liga de la Justicia de la Distinguida Competencia. Este detalle obedece a un inocuo juego entre los dos guionistas titulares de ambas colecciones. En unos días de vino y rosas en la trastienda del noveno arte, los profesionales compartían ideas y fiestas. En una organizada por la mujer de Thomas, coincidieron dos conocidos como eran Roy y Denny O’Neil. La casualidad quiso que los dos fueran los máximos responsables de los Vengadores y la Liga, y fantaseaban con la posibilidad de hacer un crossover(algo impensable en aquellos tiempos; todavía no era la época propicia para Amalgam). De aquella reunión surgió la idea de hacerlo de forma encubierta; es decir, Thomas presentaría un grupo con personajes que recordaran sospechosamente a los integrantes de la Liga y Denny haría lo propio con el de los Vengadores. De tal forma, los dos creadores tendrían su “crossover”.

De esta trilogía lo más recordado es la creación del Escuadrón Siniestro pero en su segmento final tendríamos el debut de un grupo muy especial, de cuya esencia era un entregado fan el gran Roy Thomas. En Avengers#71, Pantera Negra, Chaqueta Amarilla y la Visión son trasladados al París ocupado por los alemanes en 1941. Es el lugar elegido para librar su batalla como parte del juego cósmico. Cuál es su sorpresa cuando al grito de “¡¡Muy bien, Eje… allá vamos!!” hacen acto de presencia la Antorcha Humana original, Namor y el Capitán América con su escudo triangular. Los héroes del presente rápidamente interpretaron la situación mientras que sus equivalentes de los cuarenta pensaron que se hallaban ante una nueva amenaza de corte nazi. El guionista pudo darse el lujazo de jugar con pedazos de historia Timely, mostrando formas y actitudes de una época pasada, pues hay que recordar que tanto el Capitán como el Atlante contaban con versiones actualizas en el discurrir editorial.

Lucha encarnizada en el París ocupado, obra de Sal Buscema
Lucha encarnizada en el París ocupado, obra de Sal Buscema

Para Thomas era una forma de dar salida a sus inquietudes sobre la Golden Age. De hecho, desde inicios de 1968 dio un paso adelante para ser el guionista titular de una renovada serie protagonizada por Namor, donde pudo actualizar la figura del Príncipe Submarino sin perder de vista su importante pasado. En la misma serie de los Vengadores se propuso traer de vuelta a la Visión, creado por Simon+Kirby como un ser extra dimensional. Stan sugirió que la nueva versión fuera un androide y John Buscema, respetando el material de origen, nos presentó al sintezoide de una manera tan icónica que hasta ahora ha sido insuperable. O también podemos recordar que puso voz a Ka-Zar, aunque sabemos que éste es una versión remozada de aquel personaje forjado en la Golden Age. Y siempre que pudo dedicó esfuerzos a incluir relatos de tiempos pretéritos, no hay más que recordar la Guerra Kree-Skrull, una saga legendaria con alto un componente cósmico resuelto por un Rick Jones capaz de convocar a la flor y nata de todos aquellos personajes que despuntaron en la era Timely. No es difícil identificar a ese Jones como un Thomas rodeado de aspectos “modernos” pero con una fe inquebrantable en los clásicos.

Rick Jones deja libre todo el poder de la Golden Age
Rick Jones deja libre todo el poder de la Golden Age

De esta guisa, siendo uno de los guionistas destacados de los años sesenta y setenta, llegamos al episodio de colusión de las dos grandes que hemos señalado en la introducción de la entrada. Tras arduas negociaciones entre Lee y Thomas, este último consigue un acuerdo ventajoso al obtener la libertad total en el plano editorial y la luz verde para la serie de Invasores. Recordamos que a estas alturas el guionista había ocupado el puesto de editor jefe, máximo responsable editorial, el segundo en Marvel tras el emérito Stan Lee. Pero eso no hizo que nuestro autor olvidase su lado fan ni por un momento. Tomando como base sus propias palabras, relata la creación de los Invasores como un sueño de infancia, el de aquel chiquillo que a los tiernos cuatro años tuvo su primer comic-book en las manos. Hablamos de 1945, de una época turbulenta, con una guerra que abarcaba a todo el globo y de la que pocos podían abstenerse, ni siquiera la chavalería norteamericana con el teatro de operaciones aparentemente alejado. Thomas recuerda la emoción de ver el team-up de Namor y la Antorcha en lucha contra la armada nazi; las aventuras del Capi con su clásico adlátere Bucky en la Europa ocupada; las peripecias de grupos efímeros como All Winners Squad….Todo aquello lo vivió el guionista con una pasión que le marcó, decididamente, en su futuro como profesional del medio. Aunque tuvo que adaptarse a la nueva era Marvel, siempre llevo impreso su amor por la Golden Age en sus adentros.
Declaración de intenciones. Dibujo de Frank Robbins
Declaración de intenciones: Dibujo de Frank Robbins

Con el abandono del puesto de editor jefe, tenía vía libre para iniciar su colección anhelada. Las conversaciones con Lee le hicieron recordar al legendario editor el nombre de Invasores. ¿Stan ya había tenido la idea de jugar con héroes Timely en su época? No, lo tiros no van por ahí. Resulta que The Man tuvo la intención de juntar a Namor y a Hulk, allá por 1966, en unos días donde ambos compartían el serial Tales To Astonish, bajo el título de Invasores. La idea no fructificó y finalmente los dos titanes mantuvieron sus carreras por separado, por lo menos hasta la llegada de los Defensores. Cuando Roy presentó su proyecto protagonizado por superhéroes de la Edad Dorada, Lee le propuso el nombre de Invasores; a pesar de ser radicalmente distinto al concepto inicial, el nombre estaba repleto de fuerza, algo que no se podía desaprovechar (se da el caso que en el “debut” en Avengers#71 tienen grito de guerra pero, a diferencia del Escuadrón Siniestro, carecen de nomenclatura).

Tenemos la idea y el guionista ideal para la colección. El siguiente paso era localizar el equipo encargado del aspecto gráfico. Aquí Thomas no tuvo dudas y buscó la colaboración de un gigante de la viñeta como era Frank Robbins. Graduado en la escuela de artes en tiempos de la Gran Depresión, desarrolló la típica carrera en el mundo publicitario hasta que entró de lleno en el mundo de las tiras de prensa a finales de los treinta. Scorchy Smith, una tira ideada por John Terry y de la que cogió el relevo en 1939, fue su primera obra relevante pero, sobre todo, es recordado por la inmensa y longeva labor en Johnny Hazard (1944-1977). En estas arquetípicas aventuras de héroe de época, Robbins conseguía que el lector empatizase con personajes carismáticos y coloridos, ácidos diálogos, repletos de ironía, y un tratamiento gráfico sobresaliente. En momentos en que con escasos paneles se tenían que trasladar las tramas, el bueno de Frank innova con unos encuadres que ahora definiríamos como cinematográficos. Heredero espiritual de Milton Caniff, podemos destacar como características básicas de su arte una sorprendente naturalidad, un testado equilibrio entre las masas de negros y blancos, y el ya citado tratamiento del encuadre. Es ese aspecto el que le hace sobresalir de la media pues, a diferencia de otros dibujantes que atraen por su preciosista trazo (un John Buscema, un Neal Adams o un Gil Kane, por poner ejemplos), la grandeza de Robbins se localiza en algo que no todo el mundo sabe apreciar, su capacidad como narrador gráfico, el llamado storytelling. Con una habilidad innata para dominar el espacio-tiempo narrativo y su innovadora fragmentación del movimiento lo posicionan como ejemplo para una generación de artistas. Es famoso el estudio por parte de una amplia escuela de creadores japoneses de su ralentización de la acción. Y entre sus seguidores podemos encontrar nombres tan rutilantes como Bernard Krigstein, Alex Toth o Hugo Pratt. También podríamos hablar de autores españoles que referencian a Robbins, tales como Carlos Giménez, Antonio Parras o Jordi Bernet. Como ven, toda una leyenda que se introdujo en el mundo del comic-book de manera tardía, ya en los setenta. Pasando por la editorial DC, donde nos legó impactantes imágenes de Batman o The Shadow, también recaló en la Casa de las Ideas, plasmando su arte en series como Capitán América o Ghost Rider. Thomas sabía que Robbins podía otorgarle un aire retro intencionado, por lo que fue su primera opción desde el principio. Para la tintas se contó con un veterano de la casa como era Vince Coletta, que no debía ocultar el estilo Golden Age deliberado, y Petra Goldberg fue asignada al color. Ya tenemos el equipo gráfico configurado.

Ejemplo del arte de Frank Robbins en Jhonny Hazard
Ejemplo del arte de Frank Robbins en Jonny Hazard

Roy Thomas aprovechó un fenómeno editorial reciente, el lanzamiento del formato Giant Size, para preparar la salida de Invaders al mercado. Este era un tipo de cómic especial, con un número mayor de páginas, que como editor jefe ayudó a desarrollar junto a Stan Lee. Por cincuenta centavos tendríamos casi setenta páginas de acción al estilo Marvel con un nuevo grupo que vive aventuras durante la II Guerra Mundial (además de incluir la primera historia de Namor a cargo de Bill Everett). Tal y como era costumbre, los distintos héroes empiezan por separado para converger ante la amenaza común. Comenzamos con un recordatorio del nacimiento del Capitán en el que participa un doctor apellidado Anderson como ayudante del Profesor Erskine. Un agente del F.B.I. comunica a Steve y a Bucky que ha sido atacado, y se encuentra en el hospital malherido. Allí el científico le cuenta al Centinela que fue raptado por efectivos nazis debido a sus conocimientos como parte del proyecto Supersoldado. Se está gestando un modelo alemán al que se ha bautizado con el pomposo nombre de Hombre Supremo. Solo la llegada de las Antorchas, la original y su sidekick Toro, consiguió dar al traste con los planes alemanes y salvar al doctor Anderson, aunque el Hombre Supremo se halla libre para atacar en suelo americano. En un ambiente de guerra declarada tras el ataque a Pearl Harbor, el equipo va cogiendo forma. Nos falta el elemento acuático, que aparece en la parte final de la historia, con el potenciado nazi atacando desde un submarino alemán en aguas estadounidenses. Así hace acto de aparición Namor en la trama, llamado directamente por un Winston Churchill presto a colaborar con Roosevelt para luchar contra el enemigo compartido. Es el premier inglés el que les bautiza como Invasores y el que les marca su misión, serán la avanzadilla aliada en el continente europeo, el último bastión ante el avance nazi. Con esto se consigue definir el objetivo del grupo y se pone el cierre a Giant Size Invaders#1 (fecha de portada 1975).
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Regresamos con un Giant Size#2…..que en realidad no lo es. De hecho, existe ese título pero data del año ¡¡2005!! nada menos. Thomas y Robbins estaban trabajando en el segundo número con el formato extendido cuando desde la editorial decidieron que el experimento había llegado a su fin. Todos los cómics debían pasarse al formato normal, al de veinticinco centavos y apenas veinte páginas. Tras tener 36 páginas ya terminadas, la historia pasaría a definir el nacimiento de la colección en Invaders#1 y #2, y nada mejor que tirar de mitología alemana pura, aunando dioses nórdicos y el ciclo wagneriano del Anillo de los Nibelungos. Con esta aventura en dos partes tenemos el modelo de las peripecias de los Invasores, con nuestros cinco héroes moviéndose con la aeronave atlante de Namor por el escenario europeo, desbaratando los planes nazis ya sean de simples gerifaltes del Tercer Reich o de potenciados como el Hombre-U (Untersee, submarino en alemán; en realidad, Meranno, un díscolo atlante contrario al proceder de su rey) o el Cráneo Rojo en persona. De todas formas, el guionista está preparado para sorprender al avezado lector, aspecto que incluía introducir nuevos miembros en el equipo o desconocidos grupos adyacentes, dispuestos a defender la justicia ante la ausencia de los Invasores. En una ocasional vuelta al suelo patrio, Thomas y Robbins nos presentan La Legión de la Libertad, un equipo que el autor tenía en la cabeza desde hacía ¡¡veinte años!! Nos cuenta el bueno de Roy el germen de la idea: “cuando era estudiante de instituto a principios de los años cincuenta, había creado, escrito y dibujado en folios, sin la ayuda de una regla, un comic-book de 68 páginas al que llamé The Liberty Legion. Estaba compuesto por personajes tan inigualables como Hombre Llama, Tornado, Acróbata, Catman y media docena más, y reflejaba mi eterna historia de amor con los grupos de superhéroes”. De manera consecuente, Thomas rescata el nombre únicamente y se apresura a seleccionar los integrantes por distintos rincones de la era Timely. Muchos de ellos eran decisiones cantadas desde la misma concepción. Por ejemplo, Cuervo Rojo, una rara avis que solo había aparecido en una historia en los cuarenta y que rescató para una trama en su estancia en X Men. Patriota y Miss América eran las contrapartidas del Capitán América que se hallaban en suelo americano; totalmente obligadas. El Zumbador había gozado de cierta popularidad en la era Timely, al ser un destacado miembro del Escuadrón de la Libertad. El Hombre Delgado era una debilidad personal de Thomas, ya que resultaba peculiar y divertido debido a sus extraños poderes. Jack Frost fue un homenaje velado a Stan Lee, no en vano es una de sus primeras creaciones originales, anterior a la Era Marvel. Fue en el séptimo integrante donde Roy tuvo más dudas: la Visión original, Retador, Mayor Libertad, Viuda Negra (versión Golden Age), Cráneo Llameante, el Destructor, la Aleta… hasta que se decidió por Diamante Azul, un personaje que añadía puro poder al equipo. Roy Thomas ya tenía formado su soñado dream team de juventud. Ahora había que lanzarlo al ruedo.

Los mitos wagnerianos chocan con los Invasores
Los mitos wagnerianos chocan con los Invasores

La trama comienza en Invaders#5, donde nuestro grupo retorna a EEUU para caer bajo el influjo de Cráneo Rojo. Solo el joven Bucky Barnes es capaz de sortear la maldad de Cráneo y consigue escapar, para verse ninguneado por las altas instancias del gobierno por su corta edad. Solo le queda una salida desesperada, tratar de reunir a todos los héroes disponibles para intentar liberar del influjo malvado a los Invasores. Fija su mirada en el Patriota, que se dedica a arengar al pueblo americano vía radiofónica. Bucky interrumpe el programa y logra convencer a Jeff Mace, nombre de pila del Patriota, para que se una a su cruzada. Acto seguido hace un llamamiento al que se van sumando los diversos integrantes de forma paulatina. Thomas da una lección de historia Timely al repasar las vicisitudes de todos y cada uno de los futuros miembros de la Legión, conformando en un estallido final el establecimiento como grupo oficial en los últimos estertores de Marvel Premiere#29. Roy esperaba un acogedor recibimiento por parte de la audiencia para poder lanzar otra colección con la Legión como protagonista pero en este caso el éxito no acompañó. Tras este número vendría un crossover con los Invasores donde se resuelve la trama de Cráneo Rojo y desaparecieron de la circulación (Invaders#6 y Marvel Premiere#30). Lo que es indudable es el buen de hacer del guionista, rebuscando en los armarios de la Era Timely, por lo que en puntos sucesivos hablaremos algo más en profundidad de estos personajes.
Legión de la Libertad. Portada obra de Jack Kirby
Legión de la Libertad. Portada obra de Jack Kirby

Thomas y Robbins no solo hacían gala de una sabiduría comiquera envidiable. Trufaban sus historias con personajes reales (por sus páginas pasean Churchill, Roosevelt, Stalin o Hitler), acontecimientos históricos, que casan más o menos con los de tipo fantástico, y armamento de la época. Recordemos que Robbins era un experto en aviación ya que su tira de Johnny Hazard consistía en la vida y milagros de un aviador en tiempos convulsos. Pero el equipo creativo fue un paso más allá en su siguiente objetivo, al llevar la retrocontinuidad del Universo Marvel a la I Guerra Mundial con la presentación de Union Jack. El nombre popular con que se conoce a la bandera del Reino Unido es el adoptado por Lord Falsworth, aristócrata a más señas, para luchar como agente secreto al servicio de su majestad contra los alemanes. Y no estaba solo; junto a otros cruzados enmascarados formaban Los Cinco de la Libertad: el Águila Fantasma (sí, el mismo del que Garth Ennis ha sacado petróleo en la Línea MAX y más recientemente en Secret Wars), el Caballero Carmesí, Sir Acero, el Escudero de Plata y nuestro Union Jack. Ahora es un venerable lord retirado al que los Invasores conocen en el curso de su investigación sobre el Barón Sangre. Un viejo enemigo del agente británico que ahora adopta la forma de vampiro pro-nazi y que va a provocar graves problemas en la Mansión Falsworth, hecho que sirve de excusa para que Union Jack vuelva a vestir sus galas una vez más, formando parte del grupo como si siempre hubiera sido parte de él. Desgraciadamente, el terrorífico vampiro traerá consecuencias ineludibles al viejo héroe de la Gran Guerra y dejará muy tocada a su hija, Jacqueline Falsworth. Ésta, mordida por el Barón, se debate entre la vida y la muerte, y solo una transfusión de sangre de la Antorcha Humana, visiblemente encariñado con Jacqueline, consigue salvarle la vida y otorgarle unos renovados poderes. Nace de forma sorpresiva Spitfire, la primera integrante femenina del grupo.
La llegada de Union Jack...
La llegada de Union Jack...

Tras episodios variados, entre los que podemos citar el debut de los Cruzados, otro equipo de héroes británicos (excepto el líder, Espíritu del 76, de origen norteamericano) que harán la competencia a los Invasores o colarnos un episodio de relleno con una vieja historia de los cuarenta (Captain America Comics#22 de Stan Lee y Al Avison; el equipo creativo no llegó a tiempo para entregar material original), Thomas nos presenta con alegría el primer anual de la colección. Un King Size que esperaba con algarabía desde la cancelación del formato Giant Size. Siguiendo sus palabras literales, “siempre había querido hacer un anual estilo antología, donde los superhéroes unen sus fuerzas al principio y al final, pero despliegan sus poderes especiales en capítulos separados en medio. Varios títulos de la Edad de Oro utilizaban este formato”. Para separar de forma efectiva esas tramas, cada una de ellas estaría dibujada por artistas distintos, dejando la entrada y la resolución para Frank Robbins y Frank Springer (que se había convertido en su entintador oficial tras la salida de Coletta). Los cinco protagonistas son convocados por la inteligencia británica para una misión muy particular. Tres expertos espías al servicio de la Alemania nazi (Hiena, Agente Eje y Tiburón) se encuentran sueltos y conspirando contra los aliados. Jim Hammond, el Capi y el Atlante se encargarán de buscar y reducir a estos espías, dejando a Toro y a Bucky en la reserva. La primera historia la protagoniza la Antorcha Humana, en busca del agente Hiena. Carl Burgos, su creador original, era el artista previsto para esas páginas, pero al final no pudo ser. Alex Schomburg, un dibujante versado en producción pulp, fue el responsable final. Para el Capitán América, en busca y captura del Agente Eje, estaba clara la elección, Jack Kirby. Pero de nuevo, una especial asignación de Jack, la realización de la novela gráfica sobre Estela Plateada, le impidió participar. Don Rico, un clásico de la era Timely, se hizo cargo de los lápices definitivos. Por último, para Namor y su pelea con Tiburón, con Everett fallecido años antes, se pensó en otro artista muy vinculado al Príncipe Submarino de la Golden Age, Carl Pfeuffer. Según Thomas, no hubo manera de localizarlo por lo que se optó por Lee Elias, responsable gráfico del Namor de posguerra. Los tres autores, cada uno en su estilo, consiguen que sus historias tengan un sabor genuino a Golden Age, a años cuarenta, algo que Roy disfrutó sobremanera. De todas formas, lo más relevante de este anual es que pudimos observar el reverso del famoso Avengers#71, el episodio de debut de los Invasores. Casi diez años después, somos testigos al fin de cómo fueron convocados por el Gran Maestro y cuáles fueron sus impresiones al enfrentarse a los Vengadores. Y es que la grandeza de Roy no le permitía dejar un cabo suelto sin atar.
...y la de Spitfire. Portadas a cargo del Rey Kirby
...y la de Spitfire. Portadas a cargo del Rey Kirby

Seguimos desgranando aventuras del grupo para observar de cerca un curioso experimento de carácter referencial. Un grupo de espías alemanes raptan a un soldado de los EEUU porque piensan que es ¡!un personaje de cómic!! La ficción y la realidad entretejen sus lazos de las formas más inverosímiles. El caso que agentes nazis ocultos en territorio americano advierten en las tiras del periódico oficial de las Fuerzas Armadas, Barras y Estrellas (dato verídico corroborado por el propio Roy), que el Mayor Victoria es azote incansable del Eje, por lo que creen ver su representación humana en la figura del soldado Biljo White, autor material de las citadas tiras. El Capi y su grupo se ven obligados a volver a la misma guarida del lobo en territorio alemán para salvar al desdichado recluta. Allí son reducidos por el Hombre Supremo, que aparece más fuerte que nunca con una fórmula mejorada (en su primera aparición, los poderes le abandonaron en el peor momento), presentando su triunfo al mismísimo Adolf Hitler (figura utilizada en la continuidad tradicional del Universo Marvel con forma de clon y autoproclamado como el Aborrecedor; aquí es el auténtico, certificado por Roy). Y no solo, eso. Una fraulein de armas tomar intenta sonsacar a White toda posible información cuando un conveniente accidente la convierte en la Mujer Guerrero. Sin comerlo ni beberlo, Hitler ya tiene a su pareja perfecta, dos ejemplares que representan el superhombre (y supermujer) nietzscheano que tanto gustaba al bueno de Adolf, un nuevo comienzo para la raza aria. Toda esta trama llega a su culmen con la adición de insospechados elementos como el rescate de la era Timely del Destructor, uno de los más destacados infiltrados en el frente alemán, o la vuelta de un nuevo Union Jack (Lord Falsworth se halla impedido en su Mansión británica). Los Invasores, incluida Spitfire, el Destructor, Union Jack, en definitiva, todos los efectivos aliados en un lucha titánica contra el mismo Führer en persona.
El cómic, el peor enemigo de los nazis
El cómic, el peor enemigo de los nazis

Invaders#22 tiene un protagonismo especial centrado en las Antorchas. El joven Toro sale malherido de su lucha con el Hombre Supremo y la Mujer Guerrero, lo que hace que Hammond se sienta responsable. Es el momento justo para contar a las nuevas generaciones el origen del muchacho, uno de los más inconsistentes de la Era Timely. Y de paso recuperamos una villana de la época, Lady Amianto, especialidad de la casa. Aunque no todos son malvados reciclados de la Golden Age. Thomas se saca de la manga el Escarabajo Escarlata como representación del Egipto más rancio y le da un nuevo uso al Agente Eje, que Robbins y él habían creado para el primer anual de la colección después de haber sido únicamente nombrado en el Tales of Suspense de Lee y Kirby. Lo más destacable de esta historia protagonizada por el malvado Agent Axis es mostrar una de las vergüenzas de la América en tiempos de guerra. Hablamos de los campos de reubicación de la población japonesa-americana. Hasta ahora, en un escenario idealizado, donde los EEUU son los “buenos” y el Eje representa a los “malos”, Thomas presta atención a la población de origen japonés residente en el país. Tras el ataque a Pearl Harbor, hubo una psicosis respecto al peligro amarillo y no se gastaron medias tintas. Todos aquellos con raíces japonesas, tuvieran o no la nacionalidad norteamericana, quedaron instalados en una suerte de campos de concentración bajo supervisión militar. No era una posición agradable para esas personas, muchas de ellas leales a su país de nacimiento. Bucky va en busca de un eminente doctor japonés encerrado en uno de estos centros, el único capaz de salvar la vida a Toro, y de paso el equipo creativo nos presenta Gwenny Lou Sabuki, una muchacha que tendrá su importancia en el futuro. El Agente Axis también busca al doctor Sabuki, raptando en el mismo paquete, como no podía ser de otra forma, a su hija, Gwenny, y al joven Bucky. De camino a su guarida, hacen una parada en el hospital donde descansa Toro para terminar de cerrar la operación llevándose consigo al ayudante de la Antorcha. La mala suerte de Davy Mitchell, un adolescente afroamericano que rinde pleitesía a los superhéroes, hace que sea víctima colateral de los hombres del Agente.
Escenas de acción en la cabecera, cortesía de Robbins
Escenas de acción en la cabecera, cortesía de Robbins

Todas estas casualidades son intencionadas pues Roy y Frank estaban a punto de montar un grupo de sidekicks a la manera Golden Age. El concepto de acompañante juvenil es una de las incongruencias más galopantes del género. Qué héroe con dos dedos de frente se llevaría consigo a pasar quien sabe que peligros a un chico/a que apenas ha comenzado a caminar en la vida. No tiene ni pies ni cabeza. Si se hace ya inverosímil que un recluta desaparezca de las misiones para convertirse en el Capitán América, resulta titánica la tarea de explicar cómo es aceptado en un batallón un niño de quince años. Así, por ejemplo, se decide que Bucky sea enviado a entrenamiento militar por su mal comportamiento y su incipiente carrera delictiva. La cuestión de fondo es que los sidekick son resultado de decisiones editoriales premeditadas. Los editores de la época, que sabían que su principal público era infantil-juvenil, pensaban que la aparición de esos jóvenes en viñetas ayudaba a vender ejemplares, ya que los chavales se sentían identificados con ellos. Stan Lee era uno de los detractores de la figura. Y cuando estableció el origen del Universo Marvel prohibió deliberadamente a los sidekick, con la excepción del recurrente Bucky y sus aventuras con el Capi. Y con tal parecer, promovió el héroe juvenil, con todas las de la ley (Spiderman es la mejor y más compacta representación). Roy Thomas, amante de la Eda Dorada, con sus defectos y aciertos, no era ajeno a la figura del sidekick. Y si en la continuidad tradicional no podía utilizarlos, en un marco alejado del presente, con la II Guerra Mundial de fondo, era algo hasta consecuente. Así, damas y caballeros, se presentan los Comandos Juveniles, formado, como no, por Bucky, Toro y dos refrescantes novatos. La joven Sabuki y el alegre Davy Mitchell obtienen poderes en su aventura con el Agente Eje, a los que conoceremos desde este momento como la Chica Dorada y la Peonza Humana. A partir de esta trama, la carrera de Barnes y Toro queda desvinculada de los Invasores de forma extraoficial (Invaders#28).
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Lo que sí es algo oficial es la salida de la colección de Frank Robbins. Tras veintiseis números (solo faltó en un par de ocasiónes a su cita, sustituido por Jim Mooney y Rich Buckler), un Giant Size, un anual y el legendario What If?#4, el mítico dibujante sale de la cabecera para no volver. Todavía dibujaría alguna cosa suelta para Marvel Comics, pero su intención era retirarse del comic-book para centrarse en la pintura. Moriría en 1994 sin haberse acercado al noveno arte desde finales de los años setenta. El sustituto asignado a la serie es Alan Kupperberg, uno de tantos discípulos de la escuela de Neal Adams, ayudado circunstancialmente por Don Heck. Con su entrada en la cabecera se recupera la línea clara, el trazo estético, los rostros cincelados y la narrativa estándar. Recordemos que Robbins no era de los artistas más apreciados por el fandom, puesto que su estilo tan personal hacía que las viñetas fueran más exigentes para el lector. Lo que es indudable es que se pierde en personalidad, se diluye una imagen clásica y arquetípica continuada durante casi tres años. Otro que se toma un descanso, pero este momentáneo, es Roy Thomas. Su puesto lo ocupará Don Glut, una suerte de artista en busca de sentido pues ha sido cineasta, escritor, guionista y paleontólogo, y ninguna faceta con especial éxito por su parte. Durante los setenta colaboró con Marvel en algunas asignaciones y los Invasores fue una de ellas.

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Así pues, tenemos nuevo equipo creativo en Invaders#29, con Glut y Kupperberg (continúa Springer a las tintas, aunque pronto será sustituido por Chic Stone) a los mandos. El equipo invasor ahora está formado por Namor, Steve Rogers, Jim Hammond, Spitfire y Union Jack. Rebuscando en la mitología germana nos trae la figura del Caballero Teutón. La Orden de los Caballeros Teutónicos fue una de tantas órdenes militares surgidas en la Edad Media para proteger los santos lugares del infiel musulmán. La organización todavía existe y se le considera un factor capital en la consolidación de la Prusia militarista del siglo XIX. Actualmente, no deja de ser un refugio para aristócratas alemanes. Glut toma prestado el nombre y nada más, ya que su modelo para la aventura es del corte Capitán Esvástica tan habitual de la Golden Age, para presentar a un correoso agente al servicio del Tercer Reich con intención de montar un aparato destructivo de ostentoso nombre, la Muerte Volante. Tras solventar el escollo, enfrenta a los Invasores contra Frankenstein porque sí, básicamente. El origen sintético de la criatura hace que la Antorcha tome conciencia sobre la propia existencia de los que no son humanos, de forma literal, tal como es su caso.
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Tras tres episodios de ausencia, vuelve Roy con un tema ya esbozado en la presentación del grupo. ¿Recuerdan el ciclo wagneriano de los Nibelungos? En Invaders#1 los dioses nórdicos fueron rivales de los Invasores, aunque se resuelve que no eran los auténticos. Y en el Universo Marvel solo hay un Donar/Thor que merezca ese apelativo. El Hijo de Odín es convocado por el Fürher mediante artes arcanas para que le resuelva un pequeño problema. El capi, la Antorcha y compañía se interpondrán entre Thor y su objetivo, un Yosef Stalin necesario para hacer piña frente al avance del Eje. Esta unión de presente y pasado marvelita marca el principio del fin para Roy en la colección que tanto le costó crear. En Invaders#35 hace retornar al equipo a suelo patrio para descubrir que su repuesto en EEUU, la Legión de la Libertad, ha sido derrotada a manos de Cruz de Hierro. Solo el Zumbador ha logrado escapar. Iron Cross es un alemán embutido en un traje tecnológico (un Iron Man germánico), aunque se declara no seguidor del Reich. Un científico exiliado de la Alemania nazi tiene la clave para perfeccionar su traje y no parará hasta conseguirlo.

Thor seducido por Hitler. Portada obra de Kirby
Thor seducido por Hitler. Portada obra de Kirby

El principio del fin. Invaders#36 es el último acreditado como guionista, reemplazado definitivamente por Don Glut, aunque seguirá figurando como editor hasta el mismo fin. Ni siquiera termina la lucha con Iron Cross. Se le reconoce como autor del plot de algunos de los episodios restantes, pero será Glut el que maneje el timón hasta la cancelación definitiva. Porque a esas alturas, la colección tenía los días contados. Estamos en 1979, en los inicios de la Era Shooter, y Big Jim se encargó de organizar la editorial de una forma industrial. Se acabaron las prebendas, los puestos de guionista-editor; ahora todo pasaba por el Editor Jefe. La serie cierra finalmente en el #41, con Glut sustituyendo en el grupo a Spitfire y Union Jack por el Zumbador y Miss América; presentando una nueva amenaza, Lady Loto, una japonesa con poderes psíquicos (el maldito peligro amarillo otra vez, relacionada con un personaje pulp como Garra Amarilla); le daría una última oportunidad a los Comandos Juveniles; y, finalmente, se plantea una lucha total contra los principales enemigos aparecidos en la colección tras la vuelta a la acción del Barón Sangre.
Iron Cross vs the Liberty Legion. Lápiz y tinta de Don Heck
Iron Cross vs the Liberty Legion. Lápiz y tinta de Don Heck

Fin de camino para Invasores. La serie que Thomas, en palabras de su creador, podía haber escrito indefinidamente. Probablemente, esa declaración debiera ir acompañada de la cláusula en sus propios términos. Roy, como buen chico de empresa, no hizo ruido cuando se canceló Invasores, ni cuando se fue quedando sin asignaciones en la editorial. Al final, sus continuas broncas con Shooter provocaron la salida de Marvel, algo contra lo que Stan Lee había luchado con todas sus fuerzas para que no ocurriera apenas diez años antes. En 1981 marchó rumbo a DC Comics para intentar reconducir su carrera. Volvería a Marvel, claro que sí, y entre sus trabajos no se olvidó de los Invasores, con una mini serie publicada en 1993. Pero esa etapa se recuerda como poco brillante. El viejo Roy parecía de verdad trasnochado, con ideas que no tenían ni el tirón ni la consistencia que requería la época. Así, su paso por colecciones que hizo señeras, como Thor o Doctor Extraño, se rememora con tristeza por parte del aficionado. Pero no se puede negar que logró implementar la idea de Invasores en el tejido editorial, del que se cada cierto tiempo se recupera el concepto (el más reciente en Marvel Now!, a cargo de James Robinson y Steve Pugh). Todo un prodigio de retrocontinuidad bien entendida, una confluencia entre pasado y presente para que puedan seguir existiendo historias para el futuro. Si algo llama la atención de ese caudal creativo es la cantidad de personajes que recuperó o que creó ex profeso para dotar a la Golden Age marvelita de un contexto superheroico más que respetable. Veamos un poco más en profundidad a los principales protagonistas de su historia.

Invaders, allá vamos. Galería de personajes

La característica más llamativa del primer volumen de Invasores es la incansable búsqueda de Thomas en el olvidado baúl de los recuerdos de la Era Timely. En una hábil mezcla de reciclaje y novedad, ante el totum revolutum que significa la tal cantidad de personajes que aparecen por sus páginas, se ha estimado hacer una pequeña rueda de reconocimiento para ubicar mínimamente al lector. Hay que decir que Roy deja bien hechos sus deberes y la información fundamental de muchos de ellos aparece reflejada en la misma historia. Pero, en aras de una mayor exhaustividad, vamos a ahondar un poco más en los entresijos de los caracteres más relevantes. Como la lógica impele, debemos empezar por el grupo que da nombre a la colección. El autor contó con unos protagonistas más o menos fijos en cuanto a la alineación titular, lo que no quiere decir que hubiera bajas y adhesiones por el camino. Veamos a los personajes que representan los Invasores.

 Capitán América: Cap
Primera aparición: Captain America Comics#1 (fecha de portada 1941)
En la Golden Age: Captain America Comics (1941-1949), USA Comics, Marvel Mistery Comics, The Human Torch, Sub-Mariner, Blonde Phantom Comics y Captain America Comics (1955).
¿Qué se puede decir a estas alturas de la creación de Joe Simon y Jack Kirby que no se haya dicho ya? Mito fundacional del noveno arte, la historia de cómo Steve Rogers pasó de ser un rechazado por el ejército a convertirse en el primer y único Supersoldado es ya parte de la cultura popular. Patriota, símbolo y adalid de la libertad frente a la tiranía nazi, se hacía pasar por un recluta más bien patoso para poder salvar la papeleta al final del día junto a su incombustible Bucky. Stan Lee escribió muchas de aquellas tramas y él mismo se preocupó de traerlo de vuelta a la recién creada Era Marvel, trabajando codo con codo con uno de sus creadores originales, el Rey Kirby. Solo que Lee tuvo que hacer correcciones en el camino; ya no funcionaba como aquel soldado abnegado y unidireccional, aspecto que quedó bien patente en su segundo intento de renacer en los años cincuenta, aquí travestido en azote contra los comunistas. Tenía que poseer un punto real, cercano, humano, algo que caracterizaba a las nuevas creaciones de la editorial. Así que se transformó en el arquetipo del “hombre fuera de su tiempo”. Steve es recuperado del fondo de los océanos por Namor, congelado en un bloque de hielo desde el final de la II Guerra Mundial. Entregado a los Vengadores, serán estos su principal ancla para con un mundo que ha cambiado mucho y al que se esforzará por pertenecer. Su instrucción castrense y su ausencia de lazos con el presente, harán que rápidamente se integre en la disciplina de los héroes más poderosos de la Tierra o en S.H.I.E.L.D., cuya cabeza visible, Nick Furia, es de los pocos que reconoce de épocas pasadas (esto se establece por retrocontinuidad ya que el espía no existía en la Golden Age).
Típico ejemplo del Hombre fuera de su tiempo
Típico ejemplo del Hombre fuera de su tiempo

Muchas preguntas quedaban por contestar pues en los viejos cómics nunca se habló del fin del Capitán América. Stan y Jack plantearon entonces el siguiente escenario. En busca de un gran enemigo para los Avengers idearon al Barón Zemo, un villano con un pasado nazi que hunde sus raíces en el conflicto armado. Además, resolvieron que el Barón fuese un activo al servicio de Cráneo Rojo. A inicios de 1945 se encontraba en pleno operativo hostil en la capital inglesa cuando Rogers y Barnes hacen acto de presencia para intentar desbaratar sus planes. Un avión cargado de explosivos será el último escollo a salvar por parte de los héroes. El Capi y su adlátere, Bucky Barnes, consiguen que no haya víctimas civiles pero no sin pagar un alto precio. Bucky muere (recuerden, no sidekicks) y Steve da con sus huesos en el fondo del océano, donde la mezcla del suero que corre por sus venas y el frío glacial provocan que entre en un estado de animación suspendida. Ya tenemos una explicación lógica para su ausencia durante todos estos años. El hombre fuera del tiempo tendrá oportunidad de recordar gran parte de sus aventuras en días más propicios, todo ello relatado en el serial Tales of Suspense. Muchos de esas peripecias eran meras puestas al día de lo narrado por Simon y Kirby, donde el tándem Lee-Kirby encontraría equilibrio al alternar unas historias en tiempo actual y otras durante la II Guerra Mundial.
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La cuestión de la continuidad era algo trascendente en el nuevo panorama. De hecho, Lee hizo una renovación de todos los integrantes de los Vengadores en la trascendental historia “El viejo orden cambia” debido a la dificultad de simultanear las peripecias individuales y las grupales de los principales espadas. Solo quedan en el equipo el Centinela de la Libertad, cuyas tramas en su serie propia giraban casi de continuo sobre la contienda bélica, y un puño de ex villanos redimidos. Una nueva era daba comienzo.

A pesar de contar con dos creadores fundamentales en su devenir, es decir, Lee y Kirby, ninguno de ellos se apercibió de un pequeño detalle. Este, en concreto, era que el Capi se mantuvo activo hasta 1949 e incluso disfrutó de un breve renacer en 1955 (Captain America Comics#76-78). O más bien se prefirió omitirlo pues no era una imagen muy halagüeña para el prestigio del personaje. Fue Steve Englehart el que se encargó de solucionar tal menester, y para ello volvió a recurrir a la bendita retrocontinuidad para arreglar el desaguisado. Presentamos a William Burnside, un profesor de historia obsesionado con el legado de los héroes, y más concretamente, con la figura del Capitán América. Uno de sus alumnos, Jack Monroe, compartía su pasión y de hecho se puso de apodo Bucky. Ambos se propusieron luchar por la libertad como justicieros y en aquellos días eran los “rojos” el objetivo a abatir. Para que todo fuera perfecto, se inocularon un suero que recordaba la fórmula del Supersoldado, obteniendo habilidades muy por encima del humano promedio. Burnside, en su locura particular, se hizo operaciones de estética y se cambió el nombre para ser el único Steve Rogers. Lo que no sabían los dos temerarios es que ese suero era imperfecto y terminaría arrebatándoles la cordura, hasta tal extremo que tuvieron que ser retirados de la circulación. Un espinoso problema quedaba solventado.

Nasland como el Capitán en lucha contra los androides de Adam II
Nasland como el Capitán en lucha contra los androides de Adam II

Burnside sabía que no había sido el primer reemplazo del Capitán. La cuestión del manto tras la caída de Steve Rogers se había llevado de forma secreta. Y cierto es que puede resultar un poco enrevesada. Vamos a simplificarla al máximo. Tras conocerse la desgraciada noticia del deceso del capi y de su socio en los altos estamentos de poder, el presidente Truman en persona convoca a William Nasland para ser el nuevo Capitán América. Más conocido como Espíritu del 76, llevaba luchando en el frente europeo desde 1942, entre otras cosas, como líder de los Cruzados, un grupo de filiación británica con el que los Invasores tuvieron sus más y sus menos. Un joven llamado Fred Davis Jr., al que reconocemos por su breve implicación en la trama de los Invasores dominados por Cráneo Rojo (Marvel Premiere#30), será el elegido para sustituir a Bucky. Como tales son presentados al resto del sorprendido equipo invasor, que deben seguir peleando a pesar de la terrible pérdida. Adam II, ni más ni menos que el segundo intento por parte del profesor Horton de crear un hombre sintético, está dispuesto a intervenir en el desarrollo político de los EEUU, acompañado de un ejército de androides. El grupo encabezado por el Capi se interpondrá en su camino, con terribles consecuencias para Nasland, que perdió la vida en el intento. Suerte que Jeff Mace, el Patriota, se encontraba en el área de batalla, la ciudad de Boston, siendo testigo de primera mano de la caída del símbolo por excelencia. Decidió vestir las ropas y continuar el legado, dejando al resto de compañeros en shock al revelar el destino del antiguo Espíritu del 76 (What If?#4, fecha de portada 1977). Mace se retiró del oficio de aventurero en 1950, retornando a su profesión de reportero; es partir de entonces cuando entra en acción Burnside, el cuarto portador del manto.
Steranko. Nuff said
Steranko. Nuff said

Los mejores autores han comprendido la especial situación de Steve, como hombre fuera de su tiempo, y a su vez han logrado amarrarlo al discurrir actual como un líder natural para los héroes del Universo Marvel, llegando incluso a despojarlo del halo de patrioterismo barato que puede conllevar vestir las barras y estrellas, como ocurrió en la etapa Englehart y su saga del Imperio Secreto. Para una mejor comprensión de la cuestión ideológica respecto al personaje les recomiendo el artículo publicado por Sergio Aguirre en esta casa. Sencillamente, sensacional.

Podríamos recitar casi de memoria a Stan Lee, Jim Steranko, el citado Englehart, Jack Kirby, J.M. Dematteis, Roger Stern o Mark Gruenwald como algunos de sus referentes autorales más importantes. En días más recientes no se puede negar el influjo de un guionista como Ed Brubaker, que supo otorgar un giro mezcla de géneros (noir, espionaje y superheroico), atrayendo una renovada audiencia a la colección. “Bru” dibujo el camino para una mediática muerte que dio la vuelta al mundo en titulares, con el consiguiente reemplazo bajo el traje de abanderado. De todas formas, la esperada resurrección se produjo pocos años después, dejando el statu quo como al principio de su llegada. Rick Remender se puso a las riendas durante el relanzamiento Marvel Now! Tras una épica saga en la Dimensión Z, la mayor aportación del guionista fue arrebatarle el suero del Supersoldado, dejando para la posteridad un Steve Rogers anciano. Como consecuencia de este desgraciado acontecimiento, un viejo colaborador del Centinela, Sam Wilson, ha tomado el escudo para cubrir el vacío. No dejen pasar esta serie, una de las mejores que publica Marvel a día de hoy. Y Ya sabemos que, como resultado del crossover Standoff, Steve va a recuperar su forma física, dejando un panorama hasta ahora nunca visto, con dos Capitanes América funcionando en paralelo en el panorama editorial.

La muerte del Capitán América
La muerte del Capitán América

El Capitán América de los Invasores es un tipo retro a sabiendas. Thomas sabía de los necesarios retoques conformados por Lee para insertar en la continuidad de los sesenta al personaje. El bueno de Roy borra todo rastro del hombre fuera de su tiempo y nos retrotrae a un Capitán patriótico, faro moral del equipo y con un espíritu inquebrantable en la batalla.
Dinámica entre Steve y Sam
Dinámica entre Steve y Sam
 Namor: Sub1
Primera aparición: Marvel Comics#1 (fecha de portada 1939)
En la Golden Age: Marvel Mistery Comics (1939-1949), Sub-Mariner comics (1941-1949), All Winner Comics (1941-1947), All Select Comics (1943-1946), The Human Torch (1940-1954), Captain America, Daring Mistery Comics, Blonde Phantom Comics, Namora y Kid Komix.
Creado por Bill Everett como parte de las primeras muestras del estudio Funny Inc. para la editorial de Goodman, ha sido, y continúa siendo, uno de los grandes en la historia de Marvel Comics. Híbrido entre ser submarino y humano de la superficie, la intrahistoria de su concepción hay que retrotraerla al año 1920. En unos tiempos donde la raza humana todavía tenía territorios por descubrir, nadie advertía la existencia de Atlantis. Con claros ecos de aquel continente perdido del que se hablaba desde los tiempos de la Grecia clásica, era una civilización muy avanzada situada en el fondo del océano. Un rompehielos con bandera estadounidense penetra en aguas del Antártico con intención de limpiar icebergs. Las cargas explosivas lanzadas por el barco son identificadas por el reino de Atlantis como un ataque directo, una declaración de guerra. El rey Atlante, Thakorr, pone al frente de la expedición que debe resolver el conflicto a su hija, Fen, que decide emprender la misión en solitario. Capturada por la tripulación del navío, el capitán, Leonard McKenzie, y la atlante terminaron enamorados pero su felicidad no podía durar. Efectivos del reino submarino atacaron el barco y el capitán pereció en el asalto. Lo que no sabía nadie es que Fen ya llevaba en sus entrañas el fruto de ese amor. Así, pudo criar a su hijo de piel sonrosada, un híbrido de humano con los poderes atlantes, al que llamó Namor. El abuelo se preocupó de que surgiera en el chico una animadversión natural hacia los habitantes de la superficie, preparándolo para convertirlo en un digno sucesor al trono. Enseguida el muchacho puso en práctica ese odio e hizo variadas incursiones en tierra firme, encontrando en tal terreno la enconada oposición de un androide flamígero, la Antorcha Humana. Ante el avance de los países que forman el Eje en los años cuarenta, que amenazaban con llevarse por delante su reino submarino, no tuvo más remedio que dejar aparte sus diferencias con la Antorcha y se asociaron para luchar contra el enemigo común.

Sub3
Las historias de Namor se publicaron de forma ininterrumpida desde 1939 hasta 1949. Después, como el Capi, gozó de un breve periodo de revival que, desgraciadamente, no funcionó en los cincuenta. Pero es indudable que fue uno de los estandartes de la Era Timely. Stan Lee y Jack Kirby estaban apercibidos de ese hecho por lo que, cuando tomaron conciencia de que la Era Marvel iba viento en popa, se preocuparon de incorporar la figura del Hijo Vengador. Fue en Fantastic Four#4 el momento elegido, propiciado por la llegada de la rejuvenecida Antorcha a un barrio de mala muerte intentando esconderse de la furia de la Cosa. Allí, un grupo de mendigos hablan de un espécimen amnésico y con una fuerza sin igual. Johnny Storm se acerca al extraño con una barba poblada para reconocer al Príncipe Submarino, eso sí, sin recordar nada de su vida en el pasado. Storm piensa que está fuera de su medio natural y que quizás la solución sea llevarlo al mar de nuevo. El joven no yerra en su apreciación, ya que Namor recupera la memoria pero, para su desesperación, el reino que tanto ama ha sido destruido y el atlante culpará de ello a los habitantes de la superficie. Así comienza su carrera como secundario recurrente en la cabecera, jugando al “friend or foe?” (¿amigo o enemigo?) con los 4 Fantásticos. Lo que era evidente es que la vuelta de uno de los estandartes de la Golden Age se celebró como un gran triunfo por parte de Marvel Comics. Se lanza al personaje a unas aventuras individuales en el serial Tales to Astonish, capitaneadas por Stan Lee en persona. Pero no es hasta la llegada de su título epónimo, donde Roy Thomas cogería las riendas, cuando el mundo de Namor podría tener la oportunidad de expandirse hasta nuevos niveles, gracias a la especial atención concedida por el bueno de Roy. Tras cuarenta números sería sustituido por Gerry Conway, al que seguirían autores tan variados como Steve Gerber, Marv Wolfman o el creador original, Bill Everett. Después de contar con la friolera de 72 números, la primera colección del Hombre Submarino en la Era Marvel cierra con un “crossover no oficial” con Aquaman. Durante el resto de los años setenta, sus más destacadas aventuras las localizamos en los Defensores y en una colección secundaria como era Super Villain Team-Up.
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No sería hasta 1984 cuando se le concedió otra nueva oportunidad como protagonista total, con una mini serie a cargo de J.M. DeMatteis, prólogo de otra maxi serie de doce números a cuyo mando se puso, oh! sorpresa, a Roy Thomas en 1988. Lleno de detalles referentes al pasado del personaje, se trata de un ejercicio nostálgico por parte de un autor acostumbrado a ese proceder. Con más suerte editorial contaría su siguiente intentona, pues se trata de la serie regular más larga del atlante en tiempos recientes. Comenzada por John Byrne en 1990 llegaría hasta 1994.

Lápiz y tinta de John Byrne
Lápiz y tinta de John Byrne

Tras esto, errático peregrinar en cuanto a sus colecciones, pues apenas cuenta con un par de volúmenes y alguna mini serie. Bill Jemas y Salvador Larroca nos presentaron un fallido experimento al mostrar las dificultades de un Namor adolescente en el inicio del presente siglo. Y seguimos con experimentos. Peter Milligan intentó darle un reverso tenebroso en una mini serie sin continuidad, con un enfoque muy cercano al terror. Y cuando el Atlante fue asociado a la franquicia mutante en 2010, se explotó su doble relación, rey submarino y miembro del cónclave de Cíclope, en Namor, el Primer Mutante, a cargo de Stuart Moore. Esa pertenencia al entorno X le permitió participar en un evento de gran calado, Avengers vs X Men, donde incluso fue uno de los afortunados que recibió la fuerza Fénix y donde se hizo patente la enemistad a muerte con Pantera Negra. Jonathan Hickman en Marvel Now! lo puso en la alineación titular de los Iluminatti y ha sido una pieza importante en Secret Wars. No ha tenido una buena acogida ocho meses después del cierre de las mismas ya que se le ha visto en la nueva serie de Escuadrón Supremo,

Aviso de Spoiler

Namor deathen realidad, hemos sido testigos de su aparente muerte, dejando para la posteridad un golpe de efecto que pronto, estamos seguros, será revertido.


El Hijo Vengador que aparece en los Invasores parece una versión domesticada del orgulloso e impredecible Namor. Thomas era partidario de una versión superheroica, más que la imagen de antihéroe que tenía en muchas de las historias de Everett, rescatada esta última por Stan y Jack en los inicios de 4 Fantásticos. A pesar que se hacen notar sus aparentes disensiones con la Antorcha Humana, con continuas pullas entre ambos, el personaje funciona como el elemento fuerza del grupo y siempre está dispuesto a ayudar a sus compañeros.

 Antorcha Humana Original:Jim1
Primera aparición: Marvel Comics#1 (fecha de portada 1939)
En la Golden Age: Marvel Mistery Comics (1939-1949), The Human Torch (1940-1954), All Select Comics (1943-1946), All Winners Comics, Captain America Comics, Mystic y Daring Mistery Comics.
Es duro ser diferente al resto de elementos que te rodea. Un ser artificial en un mundo que todavía no está preparado para comprenderte. Y si encima resultas tener un aspecto amenazador, combustionando en llamas a la mínima ocasión, apaga y vámonos. Para comprender mejor a este fenómeno debemos retrotraernos hasta la década de los treinta del pasado siglo. Phineas Horton era un estudioso de la inteligencia artificial y consiguió un logro de tal importancia que daría el pistoletazo de salida a la edad de los prodigios, el primer androide con vida autónoma. El problema es que las células que utilizó, llamadas en su nombre por su especial composición, hacían que al contacto con el oxígeno el ejemplar explotase en llamas. Ese fuego no le consumía, al contrario, lo vigorizaba, pero estaba claro que se iba a convertir en un problema. Sus colegas lo señalaron como peligro público y Horton no tuvo más remedio que sepultarlo en una cámara de acero y cemento. En ese espacio carente de oxígeno, el ser artificial fue educado por su creador, comprendiendo el mundo que se hallaba en el exterior de su cárcel de metal. El caso es que había un fallo en la cámara, siempre lo hay. Y poco a poco fue llenándose de oxígeno por lo que el androide pudo recuperar sus poderes y escapar de la prisión. Pero el profesor le había enseñado bien y tuvo un propósito noble desde el principio, a pesar del evidente rechazo causado en los que le rodean.
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La cuestión de la inteligencia artificial es uno de los grandes recursos de la ciencia ficción y el personaje de la Antorcha es santo y seña en esta materia. A pesar de ser consciente de su falta de humanidad, trató de ayudarnos en todo lo posible y para ello se tomó la licencia de hacerse con un sidekick, Thomas Raymond, más conocido como Toro. En apariencia, un joven artista de circo que, de forma súbita, descubrió sus poderes cuando entró en contacto con el androide. Toro se convertiría en su fiel ayudante y juntos lucharon contra la tiranía, la injusticia, Namor y los Nazis. La II Guerra Mundial propició una fuerte implicación del androide de la que pocos podían sospechar al ser un organismo artificial. La Antorcha se sintió con el deber de frenar el avance del Eje y para ello se alió, primero con el Príncipe Submarino, y luego con cualquier luchador por la libertad de Timely, destacando el Capitán América sobre todos. Eso implica su pertenencia a grupos como los Invasores o el All Winners Squad. A finales de los años cuarenta, cuando los ecos de la guerra parecían apagados, fue vencido por un criminal de tres al cuarto que sepultó su cuerpo sintético en el desierto de Nevada. Y éste aparenta ser el sino de nuestro Jim Hammond, nombre que había adoptado para integrarse en la comunidad humana. Desconectarse y volver a aparecer. A mediados de los cincuenta fue reactivado de nuevo debido a pruebas nucleares realizadas en la zona. Poco duró esa vuelta pues la buena Antorcha se dio cuenta que sus niveles de radiación eran demasiado elevados, por lo que no tuvo más remedio que desactivarse en lo profundo del desierto.
Antorcha contra Antorcha
Antorcha contra Antorcha

Metidos ya en la Era Marvel, Stan y Jack no dejaron pasar la oportunidad de reciclar el concepto y lo renovaron de una forma radical para Fantastic Four. Dentro del grupo aventurero tenemos a un joven llamado Johnny Storm, que obtiene poderes flamígeros en el accidente cósmico que da lugar a los Imaginautas. Es decir, mismos poderes, distinto portador. Ya no es un androide sintético sino un humano normal, un chaval alocado y apasionado por los coches. De todas formas, Lee y Kirby no quisieron hacerle el feo a Jim Hammond y lo trajeron de vuelta, de forma breve eso sí, en Fantastic Four Annual#4. El Pensador Loco, todo un sucesor del profesor Horton en materia de androides, consigue ensamblar de nuevo a la vieja Antorcha para que actúe bajo sus órdenes, lo que incluye ataque directo a los fantásticos. La batalla del siglo, antorcha vs antorcha. El equipo creativo le da la suficiente dignidad al encuentro y disculpa su comportamiento, al ser manipulada por el Pensador. Al acabar el especial, pasa a quedar enterrada en el recuerdo durante muchos años.
Antorcha conoce a la Visión
Antorcha conoce a la Visión

Aunque funcionara de manera retrocontinua en colecciones como Invasores, en el presente Marvel la Antorcha Humana original está muerta y enterrada. Lo que no quiere decir que se pierda su influjo en otras variantes. Hay que recordar que el mítico androide La Visión fue confeccionado por Ultrón con partes de la creación de Phineas Horton. Esto pudo dar su juego ya a finales de los años ochenta (nótese el salto) cuando en West Coast Avengers John Byrne la trajo de vuelta para indagar más sobre el origen del sintezoide. A partir de aquí, pareció estar un poco más presente en el panorama editorial, aunque nunca de una manera permanente. El mismo Byrne se sacó un retorno de los Invasores en la serie de Namor, a cuyo cargo estaba como autor completo. Pudimos verla en Héroes de Alquiler o formando parte de los New Invaders, obra de Chuck Austen, operando en la actualidad. Entre aparición y aparición, se da por entendido que se encuentra desactivada. Ed Brubaker supo jugar muy bien con los elementos del pasado en su etapa en Captain America (o en su más que notable Proyecto Marvels, toda una carta de amor a la Golden Age) y en ese paquete pudo entrar el androide flamígero. Finalmente logró conseguir un puesto fijo en los Vengadores Secretos, el grupo encubierto que había montado Steve Rogers en su vuelta a la vida. Aquí se asentó durante una buena temporada (Secret Avengers#23-37). La llegada de Marvel Now! fue el momento elegido por los editores para remozar unos “todo nuevos” Invasores, con la práctica totalidad de los miembros originales disponibles y con sus aventuras en tiempo presente. Quince números de duración no se pueden considerar poca cosa teniendo en cuenta la celeridad con la que se cierran colecciones en Marvel hoy día.
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El personaje de Jim Hammond ha sido el que menos predicamento ha tenido de la sagrada trinidad Timely. El hecho de contar como rival con Johnny Storm ha sido una losa insalvable para la Antorcha original. De todas formas, el dato fehaciente de que compartan los mismos poderes no los hace redundantes pues uno es un joven impetuoso y el otro un hombre sintético, con todas las variantes morales que se le suponen al respecto. Sin embargo, pocos han intentado algo con la cantidad de posibilidades disponibles. Si miramos bien su recorrido editorial, carece de ninguna serie que haya protagonizado en exclusiva. A pesar de que podamos localizar The Torch en el catálogo de la compañía, este proyecto era una mini protagonizada por un Toro sabedor de su destino fatal tras el cruce Vengadores/Invasores realizado bajo el auspicio del estudio de Alex Ross. La Antorcha original es una parte fundamental de la trama, analizando los lazos paternos filiales creados entre Jim y Thomas, pero es este último el verdadero y genuino interés de la historia. Por lo que, con un espíritu optimista, todavía pensamos que la gran historia en el Universo Marvel actual sobre la genial creación de Carl Burgos está pendiente de escribir. Algún día, seguro.
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Primera aparición: Captain America Comics#1 (fecha de portada 1941)
En la Golden Age: Captain America Comics (1941-1949), USA Comics, Marvel Mistery Comics, The Human Torch, Sub-Mariner, Blonde Phantom Comics, Young Allies y Captain America Comics (1955).
Nacido en 1925, la vida de James Buchanan Barnes dio un drástico giro cuando su padre murió en unas prácticas militares. Eso le llevó a tener una infancia complicada. Separado de su única familia, su hermana Rebecca, acabó recalando en Camp Leigh, la base donde falleció su padre, considerado como la mascota del lugar. No dejó pasar la oportunidad de empezar un entrenamiento militar, pese a su corta edad, y en este emplazamiento conoció al recluta Steve Rogers. Rogers vivía una doble vida como Capitán América y Bucky fue capaz de descubrirlo, lo que le convirtió en su acompañante juvenil, su sidekick. Junto al Centinela de la Libertad libró incontables batallas contra los nazis, pero, como vimos en retrocontinuidad en el Universo Marvel, fue declarado caído en combate tras su encuentro con el Barón Zemo.
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Bucky simbolizada la esencia de los sideckick de la era Timely, algo que Stan Lee no compartía. A pesar de haber sido juez y parte de esas historias, Lee no estaba interesado en explotar el fenómeno. De todas formas, como homenaje necesario, Bucky siempre estuvo en el recuerdo del Capi como hombre fuera de su tiempo. Una carga que atormentaba a Rogers pero que no le impidió tener algún que otro acompañante. Las reminiscencias de Barnes están muy presentes en muchas aventuras del abanderado, sobre todo las que discurrían en los tiempos de la II Guerra Mundial. Incluso se puede hablar de cierto legado, pues Fred Davis Jr. vistió el manto tras su caída en desgracia y Jack Monroe hizo lo propio cuando fue reclutado por William Burnside. Hasta el gran Jim Steranko tuvo la ocurrencia de vestir a Rick Jones como Bucky en plena Era Marvel. Pero una cosa debía quedar clara, James Barnes nunca regresaría al presente. Murió como un héroe y así era necesario mantenerlo. Uno de los pocos personajes Marvel, junto a Gwen Stacy (ja!) o el tío Ben, que permanecían bajo tierra pasase lo que pasase. Y en esas llegó Ed Brubaker.
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Uno de los nuevos valores en la Casa de las Ideas de principios de siglo, Brubaker fue asignado a la cabecera del Capi a finales del año 2004. Guionista con gran querencia por lo pulp, construyó en su cabeza un primer arco argumental que podía remover los cimientos de una comunidad que no podía imaginar lo que se le venía encima. Para ello requería la vuelta de un personaje que precisamente tenía vetado el retorno. Bru necesitaba de él y consiguió la luz verde para una sorprendente resurrección. La trama da inicio con un Cráneo Rojo trabajando con antiguos responsables del régimen soviético cuando nos presentan al Soldado de Invierno. Un asesino que se mantiene en hibernación y al que se le deja salir en momentos puntuales para cometer crímenes significativos. La sorpresa estaba a punto de estallar pues el citado asesino al servició ruso es nada menos que Bucky Barnes. El joven no murió en el incidente con Zemo. Perdió su brazo izquierdo pero fue reanimado por científicos de la URSS que lo convirtieron y lo adoctrinaron como mercenario. Desde entonces, ha trabajado en las sombras y se ha convertido en una especie de mito. La sorpresa del Capitán cuando descubre que su sidekick de la guerra todavía está con vida es proporcional al empeño que puso para que volvieran sus recuerdos. Todo un golpe de efecto que podía significar la genialidad más absoluta o la estupidez más evidente. El buen hacer del guionista consiguió que el fandom apreciara la vuelta de Bucky como un primer paso de algo más arriesgado. Barnes se situó como secundario en la cabecera, en un segundo plano, intentando asimilar su lugar en el mundo….cuando llega Civil War.

El enfrentamiento entre Iron Man y Steve Rogers a cuenta del Acta de Registro Superhumano terminó con la dramática muerte del abanderado. Un momento trascendental, también para el Soldado de Invierno, que buscó la venganza personal. Stark le tenía preparada una sorpresa. En su poder se halla una carta manuscrita del mismo Steve que lo recomienda como su continuador en la tarea de portar el manto. Bucky Barnes acepta lucir las barras y estrellas, pasando a ser de pleno derecho el nuevo Capitán América. Un ilusionante periplo da comienzo pues el antiguo sidekick debía ganarse a pulso tal responsabilidad y sus métodos podían resultar expeditivos en comparación con su predecesor; un ciclo que no está nada mal para un chico que comenzó como mascota de un destacamento.

Steve Rogers permaneció muerto el tiempo necesario para desarrollar a Buck, dotándolo de un trasfondo y de una personalidad, tanto en la colección propia, a cargo de Brubaker, como en los Vengadores de Bendis. Asistimos a la especial relación creada con la Viuda Negra, forjando unos lazos amorosos que ayudarían al personaje a asentarse en el panorama actual. Ni siquiera la resurrección de Steve propició una rápida vuelta a lo anterior, pues Rogers mantuvo a Barnes con el traje y el escudo mientras que él asumía un papel mucho más polémico en Vengadores Secretos.
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Ese papel le duró hasta Miedo Encarnado. En un encuentro singular con Skadi, o Pecado (la hija de Cráneo Rojo), el flamante Capitán América fue dado por muerto en plena batalla mitológica. Steve Rogers se vio obligado por las circunstancias a asumir de nuevo el rol que le pertenece por antonomasia. Pero Buck no murió en ese envite. Nick Furia le inoculó una de sus últimas muestras de la Formula Infinito para salvarle la vida. Este detalle es conocido por pocos efectivos, entre los que se encuentran Rogers, la Viuda Negra y el citado Furia. Para el Universo Marvel, Buck está muerto. Se produce una vuelta al uniforme de Soldado de Invierno y sus nuevas misiones serán asignaciones de incognito al servicio del viejo espía, el clandestino Nick furia.

Vuelta al uniforme de Soldado de Invieno
Vuelta al uniforme de Soldado de Invieno

La salida de la editorial de Ed Brubaker no significó que el personaje cayera en el olvido. A pesar de la pronta cancelación de la serie regular comenzada por Bru y continuada por Jason Latour, fue un activo fundamental en eventos como Pecado Original. La consecuencia que nos interesa de aquel crossover es que fue designado como sucesor de Nick Furia como el Hombre de la Muralla, una extraña figura que defendía la Tierra de invasiones extraterrestres, como cual llanero solitario. Para ahondar en esa particular misión, se le concedió un segundo volumen de aventuras como protagonista, esta vez con un tono cósmico y lisérgico, propiciado por el equipo creativo formado por Ales Kot y Marco Rudy. Acompañado de Daisy Johnson en tales menesteres, su principal enemigo sería un Calavera que poco tiene que ver con la versión canónica.
Bucky y Daisy por esos mundos perdidos
Bucky y Daisy por esos mundos perdidos

La breve duración de este volumen perteneciente a Marvel Now! no debe desalentarnos pues la preminencia del personaje en el Universo Cinemático le otorga un carácter preferencial en la editorial. Las noticias que tenemos para días venideros es que lo han puesto a cargo de unos remozados Thunderbolts, una clásica formación que representa la necesidad (o no) de redención por parte de los villanos. Lo cierto es que si Simon y Kirby levantaran la cabeza, se quedarían muy sorprendidos con el devenir de su creación. Aquel chaval problemático obligado a vivir según los preceptos de la vida castrense y alegre compañero de armas del Capitán América ha pasado por un infierno para llegar a aceptarse tal como es; asesino implacable o héroe circunstancial, Bucky está condenado a sobrevivir en un mundo que es no es el suyo. Mucho más agradable es la visión dejada por Thomas en Invasores, pues a pesar de su juventud, es motor en importantes tramas (recordamos que fue el único del equipo titular capaz de resistir a Cráneo) o el espíritu impulsor de los Comandos Juveniles o la Legión de la Libertad.
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Primera aparición: Human Torch Comics#2 (fecha de portada 1940)
En la Golden Age: : The Human Torch (1940-1954), All Select Comics (1943-1946), All Winners Comics, Captain America Comics y Young Allies.
El sidekick oficial de la Antorcha humana nació, no con su correspondiente modelo, sino de forma más tardía. Carl Burgos se vio obligado, tal y como era la moda de la época, a incluir a un joven con poderes flamígeros. En su natural discurrir, la Antorcha fue a parar a un espectáculo circense donde un adolescente traga fuegos se incendió de forma instantánea con su aparición. Aquello fue todo un shock y el androide absorbió la llama para descubrir a un asustado muchacho. El dueño de la troupe accedió a dejarlo marchar para empezar un entrenamiento con el objetivo de controlar sus recién descubiertos poderes. Así, el joven Toro tomó como figura paternal al androide y juntos pelearon contra la maldad y la injusticia.

Este es el origen canónico marcado por Burgos y que podía valer para la Golden Age. Otro cantar es si era realmente acertado en la flamante Era Marvel, donde todo tenía que contar con explicaciones más o menos pseudo científicas. Thomas sabía de la inconsistencia en cuanto al origen del personaje por lo que el autor lo remozó de manera más acorde en Invaders#22.
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Para empezar, sabemos de cómo el chico recaló en el circo. Un accidente de tren en pleno Grand Central de Nueva York involucra a una familia cuyo vástago parece inmune a las llamas. En ese tren viajaba su descubridor, y al ser consciente de la pérdida de sus padres, se alistó como «come fuego» profesional. Pero claro, ¿cómo era posible que el fuego no afectase al chico? Para conocer los detalles hay que recurrir al Profesor Horton y a su experiencia en el aspecto científico. Años antes de crear a la Antorcha, trabajó codo con codo con Fred Raymond como experto en el tema ignífugo. Los trabajos con el amianto le acabaron pasando factura, enfermando de manera crónica, por lo que decidió abandonar al Profesor. Intentó llevar una vida normal, a sabiendas de que él y su mujer estaban ya malditos, obligados a tomar una fuerte medicación ante la gravedad de la situación. Tuvieron un hijo al que llamaron Thomas, de forma cariñosa, Toro. En un mundo poblado de coloridos supervillanos, la familia Raymond fue atacada por Lady Amianto, en busca de los conocimientos del cabeza de familia. La Antorcha apreció para eliminar la amenaza y de paso conocer al hijo pequeño, inmune al fuego. Ahora sabemos que la villana fue la responsable del accidente de tren, de la desgracia de la familia y que el androide estaba conectado, de manera indirecta, con el muchacho. Origen mucho más acorde con la Era Marvel de los cómics.

Lady Amianto, un dolor de cabeza para Toro
Lady Amianto, un dolor de cabeza para Toro

Curioso es el dato que Thomas actualiza el origen del personaje en 1977 cuando unos años antes había puesto fin a su vida en tiempo actual. En Sub-Mariner#14 (fecha de portada 1969) tenemos a un Toro adulto, que se había mantenido alejado de la arena superheroica, controlado por el Pensador Loco. Le hizo un lavado de cerebro y le indujo a pensar que era la Antorcha Original. Su plan incluía un ataque a Namor y en la batalla recordó quien era en realidad. Ya no tenía la edad para ser sidekick, ni tampoco era la Antorcha Original, por lo que su destino era morir. Thomas en su búsqueda de inspiración por los territorios de la Golden Age, y todavía lejana la puesta a punto de los Invasores, se sacó de la manga esta vuelta a los orígenes, Namor contra la Antorcha, para el lector no familiarizado con ellos. Tras esto, sus escasas apariciones se ciñeron a la serie de los Invaders. Aunque en la colección de Power Pack en los ochenta surgió un tal Mr. Raymond, un personaje con poderes flamígeros e idéntico apellido al de Toro del que nunca más se supo. No sabemos si está conectado de alguna forma con él. Y a estas alturas, se duda que algún día se sepa.

Su papel más relevante en lo que va de siglo se circunscribe a su participación en la serie Vengadores/Invasores, a cargo de Alex Ross y Jim Krueger. El grupo original de la II Guerra Mundial recala en el presente y eso incluye al bueno de Thomas Raymond. Muchas contrapartidas actuales circulan en la colección, con el peligro de verse comprometido el futuro si no se hacen las cosas de forma correcta. Toro descubre que en algún punto de su futuro (para nosotros pasado) ha muerto en combate. Gracias a esta aventura, con la paradoja del espacio-tiempo como leit motiv, Toro se queda en la cronología Marvel actual. Y para seguir ahondando más en el personaje, la editorial publica una mini dedicada por entero a las Antorchas. The Torch analiza, desde la visión de Toro, diversos acontecimientos del pasado, tomando conciencia del presente con un viejo conocido, el Pensador Loco, para intentar localizar una identidad válida para el veterano sidekick.

Vengadores/Invasores. Toro vuelve a la actualidad
Vengadores/Invasores. Toro vuelve a la actualidad

Todavía nos queda una vuelta de tuerca importante con el tema de su auténtica filiación. En All New Invaders, James Robinson nos explica que los orígenes de los poderes de Toro no son de raíz mutante, o relacionados con los experimentos de su padre, las razones más consistentes hasta ahora esgrimidas. Debido a los sucesos en el evento Infinito, la Bomba Terrígena expandió las nieblas inhumanas por todo el globo. Todo aquel con el gen inhumano se vería sometido a una transformación; gracias a este fenómeno, Toro pasaría a estar adscrito a la legendaria raza surgida por experimentos krees. Pero una cuestión queda colgando en el aire, Thomas Raymond ya tenía poderes en la II Guerra Mundial, ¿cómo se explica ese pequeño detalle? Bien, el tema es, siempre siguiendo las tesis de Robinson, que la cercanía con la Antorcha activó antes de tiempo, sin necesidad de someterse a la terrigénesis, los poderes de su gen inhumano. Aun así, la expansión de las nieblas produjo en Toro la típica estancia en el caparazón de su raza. También se establece que Toro acepta ir a Attilan con el resto de sus congéneres, aspecto este que no se ha respetado por parte de la editorial. De hecho, es protagonista destacado en el entorno de la capital inhumana Johnny Storm como enlace con el resto del mundo, lo que deja la figura de Toro como algo redundante. Pero quien sabe si su momento está próximo a llegar.

La renovada imagen juvenil de estos últimos años nos retrotrae a su función de sidekick. Como ya hemos dicho, formó equipo con Bucky en la Era Timely en una colección llamada Jóvenes Aliados (Young Allies), a pesar de que por sus páginas no solo circulaban los acompañantes juveniles. Como dato curioso, debemos recordar que Marvel reutilizó el concepto en el presente siglo en una cabecera sobre adolescentes de escasa vida editorial. Un grupete de chicos con ganas de ser héroes y heroínas, entre los que podemos citar a Gravedad, Estrella de Fuego, Spidergirl, Toro y Bucky. Bien, hay truco en estos dos últimos personajes ya que este “Toro” no tiene nada que ver con Thomas Raymond; en realidad, es un muchacho hispano cuyos poderes se asemejan a la descripción de su apodo. Y Bucky proviene de otra realidad alternativa. Su nombre es Rebecca Barnes y hay que girar la vista hasta Heroes Reborn para comprender su naturaleza. Creada por Rob Liefeld como una colaboradora díscola y respondona de su capi con tetas, se perdió en el momento en que aquel universo de bolsillo fue disuelto. Hasta que Jeph Loeb se volvió a acordar de ella diez años después. En la saga conocida como Onsalught Reborn, Bucky se sacrificaba para salvar a los suyos, pero, en vez de morir, resulta que la chica apareció en la realidad 616. En un momento trascendente además, con Civil War recién terminada y con el Capitán América fuera de juego. En ese momento decide adoptar el sobrenombre de Nómada, un término con unas connotaciones muy marcadas. Tras la saga del Imperio Secreto fue el apodo escogido por Steve Rogers, al despojarse de las barras y estrellas. Luego sería recogido por un antiguo sidekick, Jack Monroe, que previamente había sido el Bucky del Capitán América de los cincuenta. Como ven, todo está conectado. Este grupo llegó a tener un crossover con los Vengadores Secretos pero lo cierto es que desde ese momento, de los Jóvenes Aliados ya nada más se supo.

Los Jóvenes Aliados de toda la vida
Los Jóvenes Aliados de toda la vida

Siguiendo con el tema sidekick, Toro junto a Bucky formaron en la cabecera clásica de los Invasores los llamados Comandos Juveniles, uniendo fuerzas con dos nuevos personajes creados por Roy Thomas, la Chica Dorada y la Peonza Humana. Estos dos muchachos no han tenido apenas recorrido editorial, más allá de su periplo en el primer volumen de Invasores y un breve arco argumental que surgió a consecuencia de Original Sin en All New Invaders. Hay que indicar que existió una Golden Girl en la Era Timely pero Thomas prefirió hacer cambios radicales para incluir una heroína de origen americano-japonés. Se sabe que murió a inicios de los años sesenta, pero el legado de Golden Woman (se supone que siguió luchando en su Japón de origen y superó su fase de “girl”) ha tenido continuación en dos nietas. Concretamente, Fabián Nicieza creó a Fuego Dorado en los Thunderbolts en el año 2000 (también muerta) y James Robinson a Fulgor en 2014, ambas con muy escaso bagaje. El pobre Davy Mitchell, la Peonza Humana, no ha corrido mejor suerte. Recientemente, lo hemos visto en un asilo para superhéroes cortesía de Nick Spencer en los “Últimos días de” Ant-Man.
Versión moderna del concepto Young Allies
Versión moderna del concepto Young Allies
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Primera Aparición: Invaders#7 (fecha de portada 1976)
En la Golden Age: No existe
Comenzamos con una de las adiciones más interesantes al grupo, obviando al quinteto que forma la base. Hablamos de un personaje que de forma hábil retrotrae la continuidad Marvel hasta la I Guerra Mundial. Lo primero que hay que decir es que es una creación de Roy Thomas y Frank Robbins, por lo que no lo encontrarán en ninguna colección anterior a Invaders. Dejando claro ese dato, vamos a fijarnos en un gran grupo de libertadores en el teatro europeo de primeros del siglo XX. Los Cinco de la Libertad son un puñado de agentes uniformados que empezaron la contienda por su cuenta pero a finales de la Gran Guerra decidieron unir fuerzas contra la armada alemana. El único de ellos que no era un caracter inventado del momento es el Águila Fantasma. Karl Kaufman fue creado por Gary Friedrich y Herb Trimpe como un habilidoso aviador en Marvel Super-Heroes#16 (fecha de portada 1968), totalmente alejado de cualquier concepto superheroico y más cercano al pulp que a otro género. Thomas decide ubicarlo en el grupo debido a su escasa vinculación con el resto del Universo Marvel. Los otros integrantes fueron presentados por Roy y Frank, con atuendos coloridos y nombres pomposos como Sir Acero, Caballero Carmesí o el Escudero de Plata. Quitando Kaufman y nuestro Union Jack, del resto no se ha hecho eco ningún autor a posteriori. Solo James Robinson volvió sobre los pasos de Thomas para narrar una aventura que involucraba al grupo en lucha contra marcianos de la Guerra de los Mundos. Como novedad añadió un Puño de Hierro (Orson Randall) y le dio la personalidad civil de Batroc al Caballero Carmesí o Escarlata, según traducción.
Brian Falsworth y su hermana Jacqueline
Brian Falsworth y su hermana Jacqueline

Union Jack comienza su vida como héroe en este singular grupo pero a la altura de los primeros años cuarenta está retirado del negocio. Establecido como Lord Montgomery Falsworth, asiste impotente a la vuelta de su peor enemigo, el Barón Sangre. Da comienzo una historia donde el legado, el apellido y el linaje Falsworth tienen una importancia fundamental. El maduro aristócrata decide vestir de nuevo el uniforme para ayudar a los Invasores contra Sangre, contrariando a su hija Jacqueline, que piensa que ya no está para pelear. Sangre consigue asestar unos golpes brutales a los miembros de la familia y se da el caso de que sabemos el porqué de ese odio visceral: él también es un destacado integrante de la misma, John Falsworth. Haciéndose pasar por un sobrino, este personaje es en realidad el hermano de Montgomery, celoso y traicionero, mordido por el Conde Drácula marvelita y convertido en un señor de la noche. El Barón Sangre es derrotado por el grupo de héroes no sin antes succionar la sangre de Jacqueline y dejar impedido a su odiado hermano.

Parecía que Union Jack había abandonado los servicios a la patria para siempre, ya que Lord Falsworth quedará minusválido en una silla de ruedas. La sorpresa salta en Invaders#19 cuando un potente cliffhanger nos devuelve al agente británico con sus habilidades potenciadas. ¿Montgomery Falsworth había recobrado la movilidad? No, en realidad el manto fue tomado por Brian, su hijo, que llevaba una temporada ejerciendo como el Destructor en tierras alemanas, un agente infiltrado tras las líneas enemigas. Al saber del estado de su padre, decidió convertirse en el segundo Union Jack y como tal funcionaría en los Invasores clásicos.

El legado de Union Jack
El legado de Union Jack

Ya en los años ochenta, el traje de Union Jack todavía necesitaría un nuevo portador, y por primera vez en años, no sería de sangre azul. Con Brian Falsworth muerto desde 1953, debido a un trágico accidente, un anciano Montgomery está convencido que el Barón Sangre ha regresado. Decide llamar al Capitán América para corroborar su teoría. Rogers se dirige a la mansión inglesa para encontrarse con viejos aliados y nuevos integrantes de la familia, como Kenneth Crichton, hijo de Jacqueline (la legendaria Spitfire), y su amigo Joey Chapman, un muchacho de clase obrera. Este Chapman fue un activo fundamental para detener el barón, lo que le hizo ganarse el derecho a vestir el traje de Union Jack, ocupación que ha venido desempeñando hasta el tiempo presente, paseando sus habilidades en los Caballeros de Pendragón o en los mismos Invasores. Si quieren ahondar un poco más en el trasfondo del mismo, hay un par de mini series interesantes sobre Union Jack. La primera, a cargo de Ben Raab y John Cassaday, de finales de los noventa, donde el equipo creativo aúna lo mejor de la tradición del personaje para actualizarlo de cara a los tiempos modernos. La segunda data de los años 2006-2007 y sus autores materiales son Christos Cage y Mike Perkins. Aquí observamos de cerca a un Chapman al servicio del gobierno británico, una suerte de agente secreto potenciado, base sobre la que se asienta su pertenencia al Universo Marvel (de esta guisa también es su colaboración con el MI-13, junto al Capitán Britania).
El renovado agente al servicio de su majestad
El renovado agente al servicio de su majestad
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Primera aparición: Invaders#7 (fecha de portada 1976)
En la Golden Age: no existe
Jacqueline Falswoth debuta en el séptimo número de la colección, cuando es salvada del ataque del Barón Sangre por la Antorcha Humana en persona. El androide acompaña a la muchacha a su casa para conocer al simpar Lord Falsworth, héroe de guerra en la I Guerra Mundial como Union Jack. De todas formas, ni todos los Invasores juntos pudieron impedir que el vampiro consiguiera finalmente su objetivo. Solo una transfusión de sangre de Jim Hammond logró salvarle la vida y algo más. La mezcla entre la sangre artificial y la maldición vampírica consiguió otorgarle poderes, una velocidad sin igual capaz de increíbles hazañas. Nace Spitfire en Invaders#12 y será acogida por el resto de integrantes como una más. Con el grupo se mantuvo hasta el final de la guerra, a pesar de que, debido a su permanencia en la capital inglesa, tanto ella como su hermano Union Jack tuvieron que ser sustituidos ocasionalmente por el Zumbador y Miss América.
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Con el paso de los años los poderes se fueron diluyendo. Así, en los años ochenta era una mujer normal, sin ningún tipo de atributo especial. Se casó con un aristócrata inglés, lord Crichton, y tuvo un hijo llamado Kenneth. Tras la muerte de su esposo, se instaló de nuevo en la vieja mansión Falsworth para cuidar de su padre impedido, justo a tiempo para el regreso del legendario Barón Sangre. John Byrne se acordó de ella, pues había trabajo con Roger Stern en la historia de regreso del vampiro nazi, y la hizo responsable de la nueva unión de los Invasores vista en las páginas de la serie del Príncipe Submarino (Namor The Sub-Mariner#12, fecha de portada 1991). Pero al no tener superpoderes cayó herida en el curso de la trama y una nueva transfusión de sangre de la Antorcha Original le salvó la vida, además de, sin comerlo ni beberlo, quitarle unos cuantos años de encima y retornarle los poderes. De repente, tenemos a una renovada y joven Spitfire. Así, pudo reemprender su vida amorosa con el moderno Union Jack, aspecto más que chocante pues, a pesar de su aspecto lozano, es una mujer con un indudable bagaje a sus espaldas. También se continuó explorando las consecuencias de su vampirismo, tal y como quedó patente en la cabecera del Capitán Britania y el MI-13.
Jacqueline y el vampirismo
Jacqueline y el vampirismo
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Primera aparición: Mystic Comics#6 (fecha de portada 1941)
En la Golden Age: Mystic Comics, All Winners Comics, Young Allies, USA, All Select Comics, Daring Comics y Kid Comics.
Creado por Stan Lee como el periodista norteamericano Kevin Marlow, este personaje no es un miembro oficial de los Invasores durante el primer volumen guionizado por Roy Thomas. Marlow tenía una misión complicada entre las líneas enemigas, pues compartía la doble función de informante y luchador por la libertad en plena Fortaleza Europa. El bueno de Roy tanteó incorporarlo a la Legión de la Libertad, pero su rol de infiltrado hacía difícil que casara con un grupo establecido en los EEUU. Aun así, el autor se las ingenió para darle su protagonismo en la serie, aunque no le fuese otorgado el carnet de Invasor. Para empezar, tenemos que abandonar la personalidad de “Keen” Marlow y buscamos a ciertos conocidos de apellido ilustre.

Brian Falsworth, junto a su mejor amigo Roger Aubrey, estaban infiltrados en suelo hostil. Su padre, el legendario Union Jack, pensaba que había perdido a su hijo para siempre, lo que estuvo a punto de suceder. Brian y Roger fueron capturados y puestos a buen recaudo por las autoridades del Reich. Aubrey era una pieza menor por lo que, con gran desdén, se le envió a Inglaterra como parte de una operación secreta llamada Proyecto Cruzado. Falsworth, en cambio, si podía servir para mayores fines. Solo que no contaban con el arrojo del aristócrata, que se fugó de la prisión, se hizo con un suero que mejoraba sus aptitudes físicas y se mantuvo en suelo alemán golpeando a sus enemigos como el enmascarado Destructor. Gracias a su ayuda, los Invasores pudieron iniciar una resistencia contra el Hombre Supremo y la Mujer Guerrero, que habían conseguido noquearlos. Como ya sabemos, en esa misión pudo reencontrarse con su padre y como homenaje necesario, dejó de lado el uniforme de Destructor para vestir el de Union Jack.
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El abandono por parte de Brian no va suponer que se pierda la tradición del Destructor. Roger Aubrey, que había sido convertido en Dinamita como parte del Proyecto Cruzado, será su correspondiente sucesor. El citado proyecto era una operación gestada por el Coronel Dietrich donde un puñado de héroes británicos había obtenido superpoderes cortesía de las investigaciones alemanas. Solo que ellos no lo sabían ya que se les había lavado el cerebro para que siguieran pensando que eran leales a la corona. Pero la realidad es que su objetivo era matar a su majestad. Como parte de esa trama, Aubrey es reducido de tamaño y adopta el nombre de Dinamita. Tras impedir que esto llegara a buen puerto, Aubrey recupera su memoria y recuerda sus lazos con los Falsworth, razón por la cual lo encontramos en el escenario principal de la acción. Recogería el manto de su amigo Brian, ya con su tamaño normal, y ha quedado para la historia Marvel como el último y definitivo Destructor, formando parte de las más recientes encarnaciones de Invasores.

El Destructor de Robert Kirkman y Cory Walker
El Destructor de Robert Kirkman y Cory Walker

Este dato no implica no se haya recordado la figura del primer Destructor. Por el setenta aniversario de Timely, John Arcudi le dedicó una muy acertada historia a Marlow en una antología que se publicó con motivo de tal conmemoración. E incluso una superestrella como Robert Kirkman se animó con una mini serie en la Línea MAX, presentando una versión anciana, muy tocada físicamente, pero con todo el espíritu necesario para acabar con sus enemigos ante su inevitable fin. Lo cierto es que Kirkman entregó una obra que quiere insinuar algo de legado pero que se queda en una oda a la casquería barata y denota que no entiende para nada lo que representa el personaje.

Tras presentar al elenco más relevante, vamos a observar el resto de grupos que presenta Thomas en la colección. De algunos ya hemos hablado, pues, en general, su importancia es más bien circunstancial, tal como es el caso de los Comandos Juveniles, los Cinco de la Libertad o los Cruzados (donde solo Dinamita y Espíritu del 76, por su implicación en la sucesión del Capitán América, merecen algo de mención). De todos ellos, hay un grupo en el que Thomas puso mucho cariño, la Legión de la Libertad. Como idea de juventud, tuvo esperanzas en que el concepto gustase. No fue así, y su influencia no salió de las páginas de los Invasores o de los dos números que se le dedicó en Marvel Premiere. Lo que es innegable es que Roy buscó en el baúl de la Era Timely, devolviendo a la vida a un puñado de héroes totalmente olvidados. Vamos a repasarlos de forma muy breve.

 Patriota:Patriota
Primera aparición: Human Torch Comics#3 (fecha de portada 1940)
Creado por Carl Burgos, este reportero llamado Jeff Mace decidió vestir las mallas ante la gran cantidad de crímenes de los que daba cuenta en su periódico. De manera retrocontinua, se estableció que fue inspirado por el Capitán América, que había crecido en la calle Yancy o que trabajó para el Daily Bugle. Todo en aras de interconectar su universo original con la Era Marvel. También sabemos que era la figura heroica más importante en suelo americano con la salida de los Invasores a territorio europeo y que ayudo a Bucky a montar la Legión de la Libertad. Su historia más importante tiene que ver con el legado del Capitán América, pues vistió de forma breve el traje de las barras y estrellas tras la muerte de William Nasland. En los años cincuenta volvió a su oficio de reportero para vivir una vida alejada de los superhéroes. Para saber un poco más de este personaje, Karl Kessel se encargó de dejar para la posteridad un par de tramas que nos sirven para comprender algo mejor al bueno de Mace. Una, en la antología propia dedicada al setenta aniversario de Timely; otra, algo más extensa pues se trata de una mini serie de cuatro números llamada Patriota (fecha de portada 2010) que, extrañamente, sí ha sido publicada en nuestro país. Un anciano Mace, después de conocer que tiene cáncer, pudo disfrutar de una última aventura junto a varios de los portadores del manto del Capitán (Captain America Annual#4, fecha de portada 1981). Una agria despedida para un luchador por la libertad que hizo sacrificios importantes por un bien mayor.

 Miss AméricaMiss
Primera aparición: Marvel Mistery Comics#49 (fecha de portada 1943)
Madeline Joyce es un personaje configurado por Otto Binder y Al Gabriele, una muchacha revestida de los colores de la bandera en una época convulsa. Pero ella no obtuvo los poderes, que consisten en superfuerza y capacidad de volar, con ningún programa gubernamental. Más bien fue producto del típico accidente. Siendo sobrina de un millonario que trataba con experimentos eléctricos, la chica terminó por caer en una confluencia de tormenta eléctrica natural y elementos artificiales diseñados por su tío. El resultado, una nueva heroína para luchar contra el avance nazi, aunque ella no saldría de su país. En EEUU se uniría a la Legión de la Libertad y su buen hacer, incluso, le abriría la puerta de los Invasores, donde también le acompañaría un Zumbador, que poco a poco, fue ganando su corazón. Con el fin de la guerra pasaron al All Winners Squad y poco después fueron agentes del gobierno americano. Ella abandonó la vida superheroica, para casarse y tener hijos junto al Zumbador. Precisamente murió al alumbrar al último de ellos, en las montañas de Wundagore, donde otra mujer estaba dando luz a dos bebés muy importantes para el futuro del Universo Marvel.

 Zumbador:Zum
Primera aparición: USA#1 (fecha de portada 1941)
La historia de Robert Frank, ideada por Al Avison, es una de esas con el encanto típico de la Golden Age. Hijo de un importante científico, Robert fue mordido por una cobra en un viaje a África. El padre del chico, como buena mente privilegiada, no se amilanó y probó un remedio revolucionario ante la gravedad de la situación: hacerle una transfusión de sangre de mangosta. Sin entender muy bien el porqué, el ardid dio resultado, otorgándole poderes de supervelocidad además de salvarle la vida. Se buscó una carrera como justiciero enmascarado contra el crimen y cuando se vislumbraba a los lejos el conflicto armado no dudó en proponerse como luchador en pos de la libertad. Su participación en la Legión de la Libertad, Invasores y Escuadrón de los Vencedores así lo atestiguan. La relación con Miss América fue asentándose hasta el punto de abandonar las mallas para dedicarse al más prestigioso oficio de agente gubernamental. En Giant Size Avengers#1 fue reintroducido en la actualidad del Universo Marvel debido a su progenie. Primero con el conflicto con Nuklo, hijo de la pareja que había sufrido las consecuencias nocivas de la radiación, y luego al insinuar que Mercurio y la Bruja Escarlata eran hijos suyos y de Madeline. Murió pensando que ese dato era un hecho probado, aunque sabemos que la filiación de los dos hermanos ha sido un problema editorial que no se ha resuelto hasta escasas fechas.

 Cuervo Rojo:red
Primera (y única) aparición: Red Raven#1 (fecha de portada 1940)
Red Raven es una creación del tándem Simon+Kirby para una revista epónima que no tuvo continuidad. Lo que sabemos de este personaje es que de muy pequeño, casi un bebé, iba en un vuelo con su familia cuando el avión se estrelló en la isla flotante de los Hombres-Pájaro. Este anómalo pueblo acogió al niño, único superviviente del accidente, y le construyó un traje específico para que fuera como uno más en la sociedad Pájaro. Llegado el momento, Cuervo Rojo decidió abandonar el nido para inspeccionar el mundo de los humanos, su mundo de origen, por lo que rápidamente advirtió que en tierra firme necesitaban ayuda con el crimen. Tras el origen y su aventura de presentación, el olvido.

En el año 1968 Roy Thomas se encontraba guionizando a los mutantes. En X Men#44, aprovechando una aventura con gran protagonismo del Ángel, Thomas se saca de la chistera al Red Raven original, al de la Golden Age, primero como amenaza, aunque el hombre X consigue convencerle para que vuelva al proceso de animación suspendida del que había salido. El guionista todavía lo utilizaría una vez más en Sub-Mariner#26, enfrentándolo en un duelo singular con Namor, lo que nos dejaba a las claras el interés del autor por el personaje.

Era un hecho más que cantado que si Roy montaba un grupo de luchadores por la libertad complementario en Invasores, el Cuervo Rojo iba a figurar en el mismo. De hecho, cada vez que se ha recuperado la Legión de la Libertad, allí ha estado él. Porque de otra forma, poco bagaje le queda al humano criado por Hombres-Pájaro. Hemos visto una versión femenina y juvenil en Avengers Arena, de la que no contamos que tenga relación estrecha con el original; o se ha recuperado en los recientes especiales surgidos al amparo de Inhuman Error, donde descubrimos la relación entre los Inhumanos y su pueblo de adopción. Un muy enfadado Cuervo Rojo por los efectos de las nieblas terrígenas en sus compatriotas pájaros lo lleva a enfrentarse de forma directa y descarnada con Attilan.

 Hombre Delgado:Thin
Primera aparición: Mystic Comics#4 (fecha de portada 1940)
Bruce Dickinson era un eminente científico deslumbrado por las historias que se contaban sobre el monte Kalpurthia, en pleno Himalaya. Ni corto ni perezoso emprendió tan tremendo viaje para arribar a su destino. Sus ojos no podían engañarle, había descubierto una sociedad utópica, con un desarrollo tecnológico sin igual, que se hacían llamar Kalahia. Agotado, cayó redondo nada más pisar terreno kalahiano. Cuando se despertó, su fisionomía había cambiado, podía hacerse delgado hasta niveles imposibles a voluntad.

Como se puede observar, el autor de la idea, un camaleónico Klaus Nordling, ya que utilizó gran cantidad de pseudónimos en la época, mezcla la ciencia ficción, el misticismo y la búsqueda de lugares ignotos para dar lugar a un relato cien por cien pulp. Thomas sentía predilección por el personaje; así lo ha manifestado en numerosas ocasiones. Así que no debe extrañar que lo incluyera en la Legión de la Libertad. Quitando esa filiación más que evidente con el grupo, también se le puede nombrar como miembro de pleno derecho de los New Invaders (en el año 2004), que lucharon en tiempo presente, y donde un grupo de viejas glorias se pusieron bajo el mando del USAgente para afrontar retos actuales.

 Jack Frostjack
Primera aparición: USA#1 (fecha de portada 1941)
Este misterio andante, pues nada se sabe de su origen, fue concebido por Stan Lee y Frank Giacoia. Lo único que reconocemos a ciencia cierta es que se considera a sí mismo un dios y que tiene poder sobre el frío y el hielo; a nosotros nos recuerda a un antepasado lejano del Hombre de Hielo de los X Men. De hecho, algunos han intentado conectar sus raíces con los Gigantes de Hielo de Asgard, pero nunca nadie ha logrado unir los hilos de forma satisfactoria.

Sus aventuras en los cuarenta son de lo más típicas, enfrentándose a ladrones y típicos hampones. Su participación en la Legión de la Libertad le hizo preocuparse por el común de los mortales. Este personaje ha pasado desapercibido en la editorial. Solo Mark Gruenwald en su larga etapa en el Capitán América lo rescató del ostracismo para presentar batalla junto a un viejo aliado contra el Gusano de Hielo asgardiano.

 Diamante Azul:blu
Primera aparición: Daryng Mistery Comics#7 (fecha de portada 1941)
De nuevo tenemos un relato que aúna ciencia y mitos, cortesía de Ben Thompson, creador del personaje. El doctor Elton Morrow, investigador en el Antártico, localiza un gigantesco diamante azul. Como buen científico, la curiosidad le hace recogerlo y llevarlo a los EEUU para su estudio. El barco que transportaba al doctor y la gema fue torpedeado por un submarino alemán, fragmentando el diamante en diminutos trozos que se fusionaron con el cuerpo de Elton. Esto provocó que obtuviera la fuerza de un diamante. Y cuando esto ocurre, lo natural es diseñarte un disfraz colorido y luchar contra el crimen, o contra los nazis, si procede.

Esto nos lleva a su inclusión en la Legión de la Libertad, en la que se mantuvo durante buena parte del conflicto armado. Lo que nos enteramos por vía retrocontinuidad es que Morrow formó parte de una unidad especial capitaneada por Steve Rogers en el teatro del Pacífico. Esta historia fue narrada por Paul Jenkins y Carmine Di Giandomenico en 2011 en una mini serie llamada All Winners Squad. Band of Heroes. Dejando estas apariciones de lado, alguna mención en el Capitán América de Ed Brubaker y poco más.

A modo de despedida, vamos a dedicar unas últimas palabras a los villanos, que también tuvieron la ocurrencia de formar su propio grupo, el Super Eje. Lady Loto convoca a los más importantes malvados de la serie, el Hombre U, Mujer Guerrero, Barón Sangre y el Hombre Supremo, para enfrentarse de una forma definitiva a los Invasores. Como ya ocurrió en el caso del Escuadrón Siniestro, no es difícil observar el juego referencial con personajes de la Distinguida Competencia. Desde el anfibio Meranno, que cualquiera puede identificar con Aquaman, como el Barón Sangre como un trasunto de Batman, hasta el Hombre Supremo como un Superman nazi y una Mujer Guerrero que ni su nombre ni su látigo (ni mucho menos, se pueden obviar las referencias sexuales de su traje bondage) pueden omitir las influencias de Wonder Woman. Y es que Thomas disfrutaba con esas pequeñas referencias, como cuando dio vida a los efímeros Cruzados, en los que no tuvo reparos en parodiar a los Freedom Fighters, personajes que DC Comics acababa de comprar para explotar en su línea editorial.

Marvel Limited Edition Los Invasores. Vol. 1 y 2
 
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Edición original:.Marvel Comics
Edición nacional/ España:. Panini y SD Distribuciones
Guión:.Roy Thomas, Don Glut y otros
Dibujo:.Frank Robbins, Alan Kupperberg y otros
Entintado:.Vince Coletta, Frank Springer y otros
Color:.V.V.A.A
Formato:.Tomo en tapa dura
Precio:.

44.95 y 47.95 euros

 

Ya tenemos entre manos la recopilación completa del primer volumen de Invasores, a cargo de Roy Thomas y Frank Robbins, principalmente, ya que también debemos acreditar a creadores como Jim Mooney, Rich Buckler, Don Glut o Alan Kupperberg. Conformada en dos volúmenes, se han añadido un puñado de historias adyacentes que completan las tramas originales de los años setenta, llenando distintas líneas cronológicas de los personajes a cargo de variados equipos creativos. Para simplificar, podemos dividir el material en la colección clásica y luego un cuerpo de complementos o extras.Comencemos por la primera, motivo real de algarabía por su publicación pues llevaba sin tener una edición acorde desde los tiempos de Vértice, lo que nos arroja a la friolera de más de treinta años.

Roy Thomas, a los guiones, y Frank Robbins, a los lápices, nos llevan de vuelta a los convulsos tiempos de la II Guerra Mundial. Y claro, para narrar historias en los años cuarenta necesitamos héroes que ya existieran en aquellos días, lo que hace girar nuestra atención a la Era Timely. El Capitán América, Namor, la Antorcha Humana original, Bucky y Toro serán los encargados de poner freno a la tiranía del Eje en el continente europeo. La gracia de este invento está en que Thomas va a crear su propio Teatro de Guerra, siempre con un exquisito respeto a los personajes, dentro de lo posible, porque los Invasores como tales son un invento moderno. Aquí el guionista se agarra a un elemento consustancial a la Era Marvel, la retrocontinuidad. A poco que conozcan un poco la compañía serán conscientes de que su universo de ficción ha mantenido una coherencia interna desde que se creó en 1961 hasta la actualidad; es lo que llamamos continuidad. Pero es también un hecho que semejante volumen de historias durante más de cincuenta años no admite una integridad inflexible. Hay muchos puntos muertos, actualizaciones de personajes que pasan por el concepto de retrocontinuidad. Alguno podía pensar que es algo relativamente actual, debido a la complejidad de dar cohesión al Universo Marvel. Nada más lejos de la realidad. Stan Lee y Jack Kirby crearon gran cantidad de sus renovados conceptos basándose en todo el material publicado durante la Golden Age. Resulta chocante, pero no menos cierto, decir que ya había una tía May o una Betty Ross en las publicaciones de Timely. Detalles nimios si quieren, pero la cosa cambia sí apuntamos que uno de los miembros de los 4 Fantásticos es una nueva versión del primer superhéroe creado en los tiempos de Goodman, la Antorcha Humana; o que el Capitán América que se recupera en los Vengadores dista mucho del que paseaba su escudo en los años cuarenta (no digamos en los cincuenta); o que Namor olvidase su gusto por inundar Nueva York debido a sus sentimientos por Susan Storm, pasando de villano a antihéroe en un abrir y cerrar de ojos. En realidad, la cuestión va más allá de detalles puntuales; lo que estaban haciendo Stan y Jack era legitimar toda una época, un periodo en el que ambos fueron más que importantes. Roy Thomas era un conocedor de la Golden Age, ya que creció leyendo sus tebeos. Pero fue todavía si cabe un mayor entusiasta de la Era Marvel, un tiempo de prodigios, de futuro, pero a la que no se le caían los anillos por mirar atrás. Con una carrera asentada dentro del organigrama editorial le llegó el tiempo para organizar el juego a su manera. Y sí, aunque Thomas no creó la retrocontinuidad como concepto en sí, a los Invasores se le puede considerar como la primera cabecera que sublima y expande la idea hasta niveles nunca vistos.

¿Qué hace el bueno de Roy para que la cosa funcione? Muy fácil. Un exquisito conocimiento de los personajes que pasean por sus páginas, ya sean fundamentales o simples secundarios, mezclado con acontecimientos y actores reales del drama de la guerra, junto con una estética y una narrativa que se esfuerza por emular la Edad Dorada de los cómics. Esto viene a decir, de una forma más simple, que Roy Thomas plantea una colección de carácter retro a sabiendas. Los años setenta en la Casa de las Ideas fue un periodo propicio para la experimentación, tanto a nivel argumental como gráfico. Las innovaciones fueron calando el mundo del cómic para hacerlo más atractivo a las nuevas generaciones. No era el caso de Thomas. Su objetivo era hacer una serie que pudieran sentir como suya los aficionados veteranos como él, y por qué no, quizás demostrar a esas nuevas generaciones los valores de una época ya pasada. A pesar de ese mimo y esa intención, el guionista no se libró de ciertos sectores que no aceptaban los cambios obligados en las tramas. Y su respuesta a este respecto siempre fue la misma, que mantenía la vigencia de las historias de los años cuarenta o cincuenta siempre y cuando no entrasen en colisión con lo narrado en la Era Marvel.
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Cuarenta y un números, un Giant Size y una anual para trasladar todo un mundo de peripecias protagonizadas por grandes conocidos de la editorial, repleto de homenajes y guiños, enemigos de corte pulp o terroríficamente reales, héroes de la I Guerra Mundial, militares de todo corte o condición y, sobre todo, muchos caracteres sacados directamente del baúl de los recuerdos de la Era Timely. Si bien es cierto que no guionizó la colección completa, sí que se le puede considerar el alma mater, ya que fue su editor hasta el final, y es fácil imaginar a Don Glut, su ocasional sustituto, rindiendo pleitesía a las ideas de Thomas.

Atención aparte merece el What If?#4, situado al final del segundo volumen por su difícil ubicación cronológica. Es una historia de Thomas y Robbins, pero ocurre en un periodo cronológico posterior a lo narrado en la serie regular. Vamos a tratar de explicar el porqué. Con la actualización de la figura del Capitán América quedaba un espinoso tema por arreglar, la pervivencia de sus historias a partir del fin de la guerra. Steve Englehart, como titular de la cabecera, y Roy Thomas hablaron de como solventar el problema. El caso es que a Englehart le parecía meterse en un jardín complicado y solo tuvo interés en ahondar en el portador del manto de los años cincuenta. Ese claro hijo del Macartismo, con el odio al comunismo por bandera, sí entraba en sus planes, por lo que montó la llamada trama del Capi loco. Thomas aceptó esa decisión pero todavía andaba muy escamado con como redondear la faena. Invasores le estaba dando oportunidad de rellenar huecos históricos pero claro, la cronología no casaba, por lo que al final se optó por lanzar la historia en un inclasificable What If? Hasta ahora, eran historias alternativas, posibles futuros del Universo Marvel. Pero este en concreto es un acontecimiento que sucedió en el universo 616, el cómo solventaron la papeleta de la muerte de Steve Rogers los altos estamentos gubernamentales, con la sustitución por William Nasland. Roy le añadió un punto más de tragedia al proponer que Nasland no pasó de su primera aventura, con la posterior continuación por Jeff Mace. Tiempos convulsos requieren de historias intensas.

En cuanto al aspecto gráfico de la colección clásica destaca un nombre sobremanera, Frank Robbins. Entintado por Vince Coletta o Frank Springer, no se puede dudar de la fuerte personalidad artística otorgada a la colección por el creador de Johnny Hazard. Tampoco vamos a decir que sea esta de sus mejores faenas. Se nota que Robbins acepta que es un trabajo de encargo por lo que su implicación dista mucho de ser la vista en su trabajo en tiras de prensa. Aun así, el bueno de Frank aporta muchas de sus mejores virtudes, con una narración fluida a base de sugerentes composiciones y unas escenas de acción de lo más dinámicas. No todo el mundo empatizaba con el trabajo de Robbins y de hecho tuvo muchos detractores en la época. El relevo de Alan Kupperberg recupera una línea más clara, un trazo clásico para todos aquellos que no gustaban de la imagen de los Invasores.
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En cuanto al segundo bloque, tenemos aquí la madre del cordero. El recurrente tema de los extras en los que nunca nos pondremos de acuerdo los aficionados. Unos pensarán que es relleno innecesario. Otros que enriquecen la lectura del principal atractivo de estos MLE, la serie clásica de los Invasores. Juzguen ustedes.

Tenemos más material a cargo de Roy Thomas con sus personajes predilectos. Parece mentira pero hasta el año 1993 no hubo un segundo volumen con el concepto de Invasores. Y en realidad es una mini serie de cuatro números en la que el bueno de Roy continúa en gran manera, como si no hubiera pasado tanto tiempo, lo contado en los años setenta. Vuelve a tirar del baúl de las esencias, rescatando personajes como la Visión original, Cráneo Llameante o el Escorpión de Plata, a parte de los clásicos invasores, claro está, para enfrentarlos al Eje de Batalla en 1942. Este grupo de villanos está montado con el mismo modus operandi que hemos en visto en su anterior proceder: personajes olvidados, solo que en este caso no se circunscribe solo a la editorial Timely. Ahora siendo claros, ninguno tiene mayor entidad para hablar en profundidad de ellos, si exceptuamos al Dr. Némesis. El singular personaje que ha despuntado en tiempos recientes en las cabeceras mutantes se nos presenta en su debut Marvel como un ayudante del profesor Horton. El dibujo corre a cargo de Dave Hoover, que directamente nos provoca un dilema cronológico. No es posible que las actitudes noventeras sean traspasadas a los simpar Invasores. Y eso es lo que tenemos, mucho músculo y dientes apretados que no pegan con la Golden Age.

Del año 2005 data el Giant Size Inavders#2, la última toma de contacto de Thomas con sus personajes. Con el dibujo de Steve Epting, que estaba dejando su buen hacer en el Capitán América, el autor nos deja una historia que viene a poner en contexto actual el tema de la guerra, embarcados en una lucha contra el terrorismo suicida en la que los Invasores temen que se llegue a dar algún día.

Roger Stern, otro de los grandes guionistas que sabe cómo y cuándo ubicar sus historias, publicó en 1998 una serie en tres partes con los Invasores de protagonistas(Marvel Universe#1-3). Namor, el capi y la Antorcha, con la valiosa ayuda de Robert Frank, deberán enfrentarse al líder supremo de Hydra, el Barón Von Strucker. También de Stern, en colaboración con John Byrne, es la trama de la serie de Steve Rogers en la que vimos la vuelta del Barón Sangre. Aquí observamos de cerca muchos de los viejos colaboradores de la guerra y como habían asumido sus vidas tras el conflicto. El retornó del vampiro va a permitir al equipo creativo dar un cierre de lujo (momentáneo, hay que decir) a la figura de Union Jack.

Por último, también se incluye el anual del Capitán América que nos trajo la despedida de Jeff Mace, con un claro homenaje a las historias del Rey Kirby (ese Míster Buda) y el episodio de los Vengadores donde Thomas alumbró el concepto de Invasores. Como se puede observar, material fácilmente localizable en otras colecciones recientemente publicadas.

Invasores, según Dave Hoover
Invasores, según Dave Hoover

A modo de conclusión, hay que decir que el primer volumen de los Invasores en esta línea Marvel Limited Edition es del todo recomendable. Se da la circunstancia que incluye completo el periplo de Robbins (Invaders#1-29, Giant Size#1 y Annual#1) y en el que a Roy se le nota más entonado. No es una obra maestra, ni siquiera una lectura que vaya a mostrar cambios trascendentales de la Era Marvel. Solo es un cómic hecho desde el cariño, que busca divertir y hacer disfrutar con esa herramienta llamada retrocontinuidad, entendiendo ésta como la posibilidad de arrojar luz y recuperar parte de una época, no para reescribir ni recontar las mismas historias una y otra vez. El segundo tomo, además de la salida de Robbins, con un Kupperberg más comercial, también nos trae la baja ocasional de Thomas, que suple Don Glut como puede. Por no hablar de la gran cantidad de material extra que incluye, lo que puede alejar bastante al lector solo interesado en la serie canónica. Esto nos hace más difícil su prescripción aunque un buen completista no puede dejar pasar la oportunidad de tener completa este canto a la Golden Age. Así que, llevamos ensayando esto unas cuantas décadas, procedamos a nuestro grito de guerra: ¡¡Muy bien, Eje… allá vamos!!

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Henro
Henro
Lector
7 abril, 2016 14:32

Qué pasada de artículo.
Las historias antiguas (Golden Age) combinadas con la retrocontinuidad bien cuidada dan una sensación espectacular de conjunto. Es como si todo hubiera estado ahí siempre, le da un aspecto de realidad. Uno lee un cómic de estos (o tu artículo) y es casi como estar haciendo arqueología y descubriendo cosas continuamente. Me encanta la sensación.

He leído parte del artículo pero no entero, así que para allá que voy otra vez.
Gran trabajo, de verdad.

mespinpe
mespinpe
Lector
7 abril, 2016 17:32

Pues le he echado un ojo, y al igual que con Tumba de Drácula, la calidad de reproducción me ha echado bastante para atrás. Colan y Robins se merecen algo un poquito mejor, al igual que nosotros al desenbolsar la talegada.
Yo no sé qué tipo de impresión usa Panini, pero los negros especialmente quedan raros cuando editan en papel clásico.

Por cierto, pedazo artículo.

Imparcial Enmascarado
Imparcial Enmascarado
Lector
7 abril, 2016 17:59

Madre mía, Arturo, eres un ‘ladrón de tiempo’; a ver de dónde saco yo el necesario para leer este texto con la atención y la calma que merece, porque echarle un vistazo ‘en diagonal’ y ponerse a comentar sería un pecado y una falta de respeto a tu trabajo y el sinfín de información que has reunido en él…

Laurel Kent
Laurel Kent
Lector
7 abril, 2016 18:17

El asunto de Namor es con el Escuadrón Supremo no con el Escuadrón Siniestro… http://marvel.wikia.com/wiki/Squadron_Supreme_Vol_4_1

thorback
thorback
Lector
En respuesta a  Laurel Kent
7 abril, 2016 21:24

Gran artículo, aunque no me lo he acabado de leer aún. Yo no veo tan mala la impresión de los tomos y le tenía muchas ganas de tenerlo todo recopilado en español. Tengo casi todo el selecciones Marvel de vertice de los invasores y también tengo los 4 tomitos de tapa blanda que sacó hace unos años Marvel, cuando tenga ocasión compararé estos con los Marvel limited edition de Panini/SD.

Dynamo
Dynamo
Lector
8 abril, 2016 11:38

Ganazas de leer el artículo, señor Porras. Lo que pasa es que con los turnos de 12 horas no encuentro tiempo. Y leérmelo a matacaballo no sería justo para el artículo. En cuanto pueda lo disfrutare con un aperitivo o algo.

Mimico
Lector
8 abril, 2016 22:10

Impresionante y completísimo artículo, sr. Porras. Y como de costumbre didáctico. Desconocía completamente personajes como el Diamante Azul, este Jack Frost marveliano o el Hombre Delgado (por cierto, no sabía que el frontman de Iron Maiden hubiese sido un superhéroe durante la 2ª Guerra Mundial… XD).

Durante su lectura además, me han entrado ganas de una relectura de Project Superpowers y de que alguna editorial nacional publique en castellano Über.

¡Gran trabajo! Chapeau, Artur!

Dynamo
Dynamo
Lector
9 abril, 2016 22:32

Bueno, pues ya me lo he leído. Y tras dos agradables horas he de decir que es un artículo extraordinario, como nos tiene acostumbrado. Excelente repaso a la trayectoria, poniendo piedra a piedra para acabar construyendo un sólido edificio, desde los inicios de la colección, a través de sus proyectos iniciales nos guía por toda la evolución de la idea hasta la plasmacion de la obra.
Recientemente he leído una historia sobre los jóvenes aliados que me sorprendió gratamente y Brubaker me sorprendió bastante con su trabajo sobre Bucky. Uno de mis primeros tebeos leídos fueron aquellos de los vengadores donde aparecía Zumbador. También recuerdo cuando Rick Jones hizo aparecer esos héroes de la Golden Age. También recuerdo a Unión Jack de mis primeras lecturas. En fin, se me ha mezclado buenos recuerdos recientes con nostalgias de tiempos pretéritos. Una auténtica gozada.

Levi000
Levi000
Lector
11 abril, 2016 0:40

Primero, felicidades. Casi nunca comento pero esta vez lo merece con mayúsculas. Además, lo hago tranquilamente a estas tardías horas delante del ordenador para pensar bien todas las palabras. Los Invasores siempre me han parecido algo lejano, algo ajeno. Acercarme a ellos a través de este artículo ha sido una revelación y una gozada. Lo he tenido que leer a ratos durante tres o cuatro días, pero es que así lo he disfrutado todavía más. Me encanta cuando me dais tantos detalles y la Era Timely es tan fascinante por eso que he leído en otro comentario sobre la arqueología… Dan ganas de escribir tu mismo sobre personajes como El Hombre Delgado o Union Jack xD. Y saber los orígenes reales de iconos como la Antorcha Humana original es difícil si no se tiene a gente como vosotros uniendo todos los hilos para placer del espectador. Ver cómo se ha forjado la continuidad actual que tanto amamos es de lo mejor de este mundillo. Seguid así. Gracias.

TheBaldRocker
TheBaldRocker
Lector
12 abril, 2016 6:51

Es que lo del Soldado de Invierno fue muy grande, sí sr. Un personaje muy bien construido y una trama genial y llevada de forma muy coherente durante toda esa etapa por el amigo Bru. El resultado y el premio es la importancia que le han dado al personaje en el UMC, pasando por delante de otras tramas y premisas mucho más longevas.
Por mi parte, he completado todos los tomos hasta el de Renacimiento. Y aunque reconozco que al final se me hace pelín pesada y excesivamente alargada, supongo que este año la continuaré con los dos recopilatorios que salieron el pasado 2015 y con los dos que han de salir este año. Habrá que completarla, no? 😉

Respecto al artículo, excelente Artur. Se ha hecho esperar hasta la salida del segundo tochal, pero ha valido la pena. Me encanta la forma en que lo has planificado esta vez, dejando para el final la reseña de los dos tomos, previa historia de la Golden Age; reconocimiento al gran Roy Thomas, sin olvidar al maestro Frank Robbins; desglose de personajes principales; también de secundarios.
De verdad, como siempre, me quito el tupé ante tu trabajo.

Tengo pendiente la lectura del segundo. Y, como te dije en su momento, también tiene episodios que tuve en grapas de Vértice. En este caso, los primeros del tomo. Con lo cual creo que llegué a tener practicamente todo lo que publicó esa editorial de estos personajes.

Para acabar, si me permites, recomendar yo también esas mini series de El patriota y Unión Jack. Gran trabajo de recuperación y reconocimiento del primero y de actualización y modernización del segundo. De verdad.

Hasta pronto.
Rockeros Saludos.