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Hay personajes que no sabes que necesitas hasta que te los plantan en la cara. Carismáticos, rompedores, sucedáneos…. Las variantes son diversas y muchas veces creados por motivos de lo más peregrinos. Lo importante no es que cómo nacen, sino cómo se desarrollan. La Salvaje Hulka surge por un accidente. No estaba planificada, ni tampoco era el deseo de algún miembro vivaracho del Bullpen. Fue una imposición editorial que ha terminado por convertirse en una de las féminas Marvel más apreciadas por el aficionado. Su primera serie regular, titulada con el impactante The Savage She-Hulk, llegó a contar con veinticinco ejemplares, que van de febrero de 1980 hasta febrero de 1982, en fechas de portada. No es un número muy elevado pero el personaje llegó a calar lo suficiente para que se mimetizase con el Universo Marvel, pasando a formar parte de agrupaciones tan selectas como los Vengadores o los 4 Fantásticos. Panini Cómics y SD Distribuciones nos ofrecen la primera parte de la recopilación íntegra de su volumen uno americano, a la que han apodado “La Saga Comienza”, aglutinando los catorce números iniciales de su andadura, datada a primeros de los ochenta. Puede ser que Hulka fuera una idea irrisoria en su concepción, pero ha terminado por confirmar aquella máxima que dice que no hay personaje malo, sino autor inadecuado para con el mismo.
Desde luego, lo tenía todo para ser rechazada por el fandom. Para empezar, protagonista femenina. No es que sobrasen cabeceras dominadas por mujeres en el cómic americano. Roy Thomas, en su papel de editor en jefe y en consonancia con los movimientos de liberación de la mujer, había tratado de instaurar un pequeño sector dentro de la editorial con personajes femeninos, totalmente originales, escritos por mujeres. Aquella iniciativa fue un fracaso, lo que llevó a los dueños de Marvel, el conglomerado Cadence Industries, a recelar de intentonas parecidas. Daba la sensación de que el tradicionalmente sector masculino de los superhéroes se enrocaba en sí mismo sin dejar espacio para nuevos aires. Lo único que obtuvo luz verde, en cuanto a superheroínas, fue el camino de los personajes derivados de otros, como Spider-Woman o Ms. Marvel. Las jugarretas y golpes bajos entre las diversas empresas no eran algo inusual (véase los casos de Wonder Man o Power Girl), pero Stan Lee siempre había renegado de esa clase de subterfugio. Los derivativos parecían, que los dioses nos perdonen, tan de DC, que Stan juraba y perjuraba que nunca se vería utilizando ese truco. Y ahí lo teníamos, actuando como Publisher y alentando la publicación de versiones femeninas de personajes masculinos consolidados, tal es el caso de nuestra She-Hulk, dado que estaría conectada, indefectiblemente, a las esencias del Coloso Esmeralda.
Aunque para ser precisos, no fue una disputa editorial por un copyright lo que dio lugar al nacimiento de Hulka. Fue algo más complejo. Y casi como consecuencia inesperada de un éxito de la casa. En 1978 se había comenzado a emitir en la cadena CBS un programa a imagen real que trasladaba, de aquella manera, las historias de Hulk, extraídas de los cómics. Bueno, tampoco es que fuera muy apegada a su material original. Su creador televisivo, Kenneth Johnson, no era muy partidario de lo que había ojeado en viñetas, por lo que optó por realizar cambios sobre la marcha para darle su toque personal. Stan Lee aplaudió esas modificaciones y la editorial apoyó la salida al aire del show con un cómic específico en magazines, The Rampaging Hulk. Todo en orden puesto que la serie se mantuvo en antena durante varias temporadas, cerrando en 1982. Es decir, hablamos de un completo éxito para tratarse de un personaje de cómic.
Ya hemos dicho que Johnson se movía con total libertad para incluir o modificar cuestiones sobre el Gigante de Jade. El único requisito era una comunicación fluida con Marvel; al menos una vía informativa, lo que era harto complicado con una serie de tal envergadura. El showrunner y productor tenía la total confianza de la cadena CBS. No en vano, su carrera le avalaba. El tremendo éxito de un programa como “El Hombre de los Seis Millones de Dólares” en la ABC le había convertido en una estrella televisiva. De esa misma serie supo capitalizar sus réditos al lanzar un spin off de la misma, protagonizada por una fémina, “La Mujer Biónica”. A inicios de 1980, a Stan le llega un rumor un tanto raro. Puede ser, se comenta, que Johnson haya pensado el repetir la jugada, con la posibilidad de añadir al elenco del show una versión femenina de Hulk, quizás como interés amoroso, a lo mejor como antagonista, quién sabe. De momento es solo un proyecto, un boceto de futuro; pero claro, en la Casa de las Ideas se encienden todas las alarmas. Qué pasaría si se creara una versión femenina de Hulk, sin que Marvel tuviera nada que decir, ni nada que ganar. Sería un completo desastre. Aquello no se podía permitir por lo que Stan se dirigió al Bullpen, recabó la ayuda de John Buscema y Chic Stone, y se pusieron a trabajar en su propia versión de She-Hulk, antes de que nadie se pudiese apropiar de esa idea. Como ven, un conveniente accidente, puesto que Kenneth Johnson no llegó a escribir a esa supuesta versión femenina y mucho menos llegó a verse en la pequeña pantalla. Pero Marvel sí lo hizo, en una nueva serie regular titulada The Savage She-Hulk.
La próxima salida del #1 se anunció con grandes fastos. El regreso a la escritura de Stan, dedicado casi exclusivamente a asuntos representativos en la compañía, y el talento de John Buscema, una de las grandes estrellas del medio, suponía que muchos lectores fijaran su radar en esta nueva Hulka. Veamos su historia de origen. Recogemos a Bruce Banner en un papel de fugitivo, habitual de la serie de tv o del magazine The Hulk!, aunque no en su título mensual. Se encuentra en Los Ángeles, solo, apesadumbrado, por lo que decide visitar a su prima Jennifer Walters. Ha pasado un largo tiempo desde la última vez que se vieron y la pequeña es ahora toda una abogada, con bufete propio. Bruce acude a su oficina y se sincera con su prima, relatando todo el horror que supone ser Hulk. No se crean que la vida de la joven Walters es plácida; en esos instantes tiene entre manos un caso importante que involucra a facciones de mafiosos, teniendo que relacionarse con elementos de baja estofa. Sin saberlo, Bruce y Jen están siendo observados por dos esbirros al servicio de Nick Trask, el jefe criminal de la zona. Cuando la ocasión es propicia, los malosos tirotean a nuestros protagonistas, cayendo la abogada gravemente herida. Banner, que afortunadamente no se transforma en el Coloso Esmeralda, consigue repeler a los villanos y pese a ello, la situación es crítica. Jen se muere y no hay tiempo que perder.
Estamos ante un origen de manual, de esos que se le daban de maravilla al bueno de Stan. Bruce sabe que no hay tiempo para reaccionar, el hilo de la vida de su prima se esfuma por segundos. La única opción es una transfusión de sangre inmediata, por lo menos hasta la llegada de los servicios sanitarios. Suerte que Banner sea ese tipo de científico que vale para todo, puesto que recuerda que comparten grupo sanguíneo y es capaz de montar el aparejo necesario para la transfusión. La solución de urgencia ha funcionado. Los paramédicos se llevan a Walters al hospital para la recuperación ordinaria y Bruce, fiel a su esencia de eterno fugitivo, desaparece de escena, para no regresar. Su cometido ha quedado cubierto.
Hay algo muy cierto en esos compases iniciales, como pueden imaginar: la sangre de Banner no es algo que podamos tildar como normal. Su flujo sanguíneo se encuentra repleto de energía gamma, por lo que Jennifer pronto será consciente de los cambios que le van a provocar el hecho de contar con sangre irradiada del mismo Hulk. Aún convaleciente en la habitación del hospital, recibe la vista de los matones, dispuestos a finalizar el encargo. Qué sorpresa se llevan cuando la indefensa Jennifer se convierta en la Salvaje Hulka. Ataviada con su característico corpiño blanco, hecho jirones, esencial durante esta primera etapa, She-Hulk recoge muchas de las actitudes primarias de su célebre primo: agresividad, poca capacidad silábica, escasez de tacto para con los de su alrededor….. La huella de su paso se puede decir que es bastante devastadora. Eso sí, a diferencia del infeliz doctor, Walters recuerda perfectamente su episodio, por lo que el lector infiere que Hulka tendrá una capacidad inferior de destrucción, con respecto a Hulk, y una mayor inteligencia.
Fin del episodio uno. El lanzamiento gustó, con ventas cercanas a un cuarto de millón de ejemplares. Lo que no está nada mal para un nuevo título de la época. Y a pesar de ello, la colección no es que tuviera el futuro asegurado. Stan no tenía intención de enrolarse en una cabecera mensual y Buscema tenía proyectos más importantes que acometer. De todas formas, en las altas instancias poco importaba si la serie se cancelaba de manera inmediata. Para ellos lo importante era asegurar el copyright de la propiedad, en lo referente a una versión femenina de Hulk. Objetivo cumplido. Por aquellos días, teníamos activo en el Bullpen a un guionista llamado David Anthony Kraft. Este escritor, que venía del periodismo musical, recaló en Marvel, a mediados de los setenta, en la función de editor de la revista FOOM, pasando al poco tiempo a la más reconfortante tarea de guionista freelance, tanto en DC como en la Casa de la Ideas. En ésta última es recordado por una larga etapa en Defensores o por su intento de reflotar el concepto de Man-Wolf, del que hablaremos algo más adelante.
Kraft se interesa por esta nueva versión de Hulk, en forma de mujer. Siguiendo sus propias palabras: “¿qué iba a diferenciar el concepto de Hulka para que no fuese simplemente un personaje derivado nacido de otro? Pedí ser yo el que escribiese los guiones de la serie para asegurarme de que Hulka no se convirtiese en una copia de su primo Hulk”. Ni mil palabras más. No creo que nadie en el staff tuviera interés en algo que sonaba a autoplagio tan descarado, que incluso llegó a generar cierta sorna en el correo del lector. Desde luego, Stan no estaba, ni se le esperaba. A Jim Shooter, máximo responsable de la compañía, y a Tom DeFalco, encargado de editar la cabecera, les vino de perlas un valiente como DAK. El guionista lo asumía como un reto sin igual: “así que vi en aquello mi oportunidad de crear un personaje importante, de los del núcleo duro de Marvel y casi desde la nada. Y decidí hacer exactamente eso…. No me dieron una biblia, ni notas, ni información de ninguna clase sobre el personaje, aparte de unas fotocopias del primer número. De hecho, me estaban dando tabula rasa para crear al personaje”.
El éxito (o el fracaso) de Savage She-Hulk no pertenecen a Lee o a Buscema, sino a Kraft y a Mike Vosburg, sucesor en las tareas artísticas de Big John. Solo un elemento se mantiene estable y ese son las tintas de Chic Stone. Con este equipo creativo echa a andar, en realidad, la serie, a partir de su #2. La tarea no es nada baladí; confeccionar una superheroína Marvel desde sus mismos cimientos. El ciclo de la transformación lo había dejado asentado el anterior equipo creativo, que al igual que su famoso familiar, tenía que ver con el nivel de tensión y estrés. La profesión de abogada también sería algo relevante para el nuevo guionista; le serviría para articular las primeras tramas. Además, nos situamos en Los Ángeles, entonces zona poco transitada por supers (¿alguien recuerda a Los Campeones?). Pero a She-Hulk le faltaban muchos aspectos por concretar. Lo primero que llamó la atención de Kraft fue la ausencia de secundarios relevantes. Toca montar un elenco de apoyo para Jennifer, en sus aventuras de diario como letrada y como monstruo gamma. Así nos presenta a Jill y a Zapper, dos de los mejores amigos de Walters, quedándose este último con el papel de enamorado de nuestra protagonista. Otra importante adición es la figura de Buck Bukowski, rival en los juzgados, amigo-enemigo y machista redomado. Y para darle un punto familiar tenemos a Morris Walters, abnegado padre de Jen, sheriff del condado y beligerante miembro de la liga anti-Hulka, sin saber que se trata de su propia hija. Entre todos ellos se va tejiendo una red de relaciones en la que, exceptuando a Zapper, nadie conoce el terrible secreto de la pequeña de los Walters, especialista en desaparecer de la escena cuando está presto el cambio a rabioso monstruo gamma.
Estableciendo un nutrido grupo de secundarios alejamos la posible imagen de Hulka como una solitaria e incomprendida criatura, algo que se asociaba a su versión masculina. Jennifer tiene una vida corriente, llena de casos judiciales, reuniones familiares, intentos de amoríos…..lo normal, hasta que la salvaje se asoma a la palestra. Kraft trataba de separarla, en gran medida, de lo que los aficionados pensaban como debía ser un Hulk en versión femenina. Otra característica importante es que durante su primer ciclo, que dura hasta el #5 de la colección, no vemos a supervillanos, ni a seres poderosos. Es She-Hulk, y su contrapartida humana, batallando contra un mafioso como Nick Trask, ya sea a nivel físico, convertida en una poderosa amazona de jade, o a nivel terrenal, buscando organizar un buen caso contra el correoso hampón. El lector Marvel se sentía imbuido de ese espíritu novedoso, donde podía obtener acción desenfrenada, dramas familiares, muertes, traiciones y algo de palabrería en la corte suprema de Los Ángeles. The Savage She-Hulk conseguía hacerse con una personalidad propia, alejando las más que evidentes dudas de un aficionado que no veía con buenos ojos un personaje derivado como este.
Las escenas de abogacía se mantienen en el #6 de la colección, donde Jennifer tiene previsto demandar a Tony Stark y a sus empresas por un caso de negligencia. La aparición estelar del Hombre de Hierro supone un cambio de rumbo intencionado, dado que el guionista decide que es el momento de imbricar a Jennifer por distintos puntos del Universo Marvel. Tras Stark, le toca el turno a Richard Rory. ¿Y quién es este sujeto?, podrán pensar muchos lectores. Se trata de una creación del guionista Steve Gerber que funcionaba como otra de las piezas del microcosmos montado por el autor alrededor del Man-Thing, el pantanoso oficial de la editorial. Kraft compartió mucho tiempo en el Bullpen con el genio de Misuri y ambos dos hicieron buenas migas, llegando a colaborar DAK en el episodio final de su saga. David le regala este homenaje, trayendo de nuevo al bueno de Richard, olvidado desde que su creador original se vio obligado a cerrar la colección. Rory fue utilizado por Gerber como la figura trágica, pero a la vez simpática y cercana, del perdedor. En una sociedad que solo aplaude al triunfador, Steve nos la jugaba con aquel entrañable don nadie para recordarnos que los seres grises, apocados y mediocres también existen.
En esta ocasión, parece que su legendaria mala suerte le ha abandonado. En un giro sorpresivo de los acontecimientos, se ha convertido en un nuevo rico forjado en los casinos de Las Vegas y ha llegado a los Ángeles para cruzarse, por simple azar, con Jennifer. Entre los dos jóvenes surge una bonita amistad, que termina traspasando los límites de la cortesía para transformarse en un romance. Rory la convence para que vaya a Florida, en calidad de abogada; busca su experiencia legal ya que quiere comprar los terrenos pantanosos de Citrusville. Nos desplazamos a la zona de influencia del Hombre-Cosa, zona de peligro puesto que ha sido designada como el nexo de las realidades y allí cualquier cosa rara puede ocurrir, como encontrarte una civilización de colonos españoles de hace 400 años. Por supuesto, el cara a cara entre los dos verdes tampoco se va a hacer esperar. Tras las escaramuzas de rigor, Rory y Walters separan sus destinos, cada uno de ellos con proyectos personales, pero no será la última vez que veamos en este tomo el rostro del simpático perdedor.
Kraft, por la narrativa habitual de la época, se veía obligado a trazar ciclos cortos, de un par de números a lo sumo, pese a que había comenzado con una saga río de seis números, nunca oficial, con el asunto de Trask y sus mafiosos. El siguiente asunto que se propone, con Jennifer de vuelta a Los Ángeles, es el tema de las sectas. Un excéntrico villano llamado La Palabra y su condicionada hija suponen el siguiente escollo. Como hemos dicho, un par de episodios, un poco de acción y drama judicial, y tenemos resuelta la papeleta. Pero David Kraft va introduciendo los elementos para lo que va a venir a continuación, como subtemas latentes. Llegado a un punto de la colección, al guionista no le gustaba el tema de la trasformación de Hulka; demasiado similar a la de su primo hermano Hulk. No casaba con la imagen que se pretendía trasladar del personaje. Así que toca remover las esencias instauradas por Stan Lee. DAK nos muestra a la abogada con un temperamento inestable, tendente al cambio a la mínima ocasión. Esto lleva a su buen amigo Zapper a preocuparse; algo raro ocurre en el interior de su organismo. Decide tomarle una muestra de sangre y llevarla a un reputado bioquímico de la UCLA. Preparativos para la siguiente trama a desentrañar.
El escritor continúa con su intento de conjuntar la idiosincrasia propia de She-Hulk con el resto del Universo Marvel. ¿Recuerdan al científico de la UCLA? Pues es nada menos que Michael Morbius, el vampiro viviente, en uno de esos procesos de redención habituales en su triste figura, tratando de mantener su esencia humana. Morbius concluye que la radiación gamma está matando a Jen, por lo que su cometido es inventar un suero que sea capaz de evitar el desgraciado suceso. Pero claro, la cuestión no va a ser tan sencilla como encerrarse en un laboratorio y trabajar. Con una sed de sangre persistente y un odio enconado hacia su persona, por parte de aquellos que han perdido un familiar a sus manos, la tensión en la UCLA va en aumento y Hulka no dispone de mucho tiempo. Además, la irrupción de un personaje llamado Géminis va a complicar y mucho el trabajo de Morbius. Este Géminis es una creación del propio DAK extraída de su etapa en The Defenders; un señuelo dotado de vida con una extraña dualidad, que nadie había vuelto a utilizar, hasta que su creador original le encontró una función en The Savage She-Hulk. La conclusión a este embrollo es que por fin la joven Walters puede controlar el cambio a su voluntad, propósito último del bueno de David.
La autoreferencialidad de los temas tratados en la cabecera llega a su máxima expresión con los últimos números incluidos en el volumen, que corresponden al #13 y #14 USA. Era una práctica habitual entre los autores de Marvel el finalizar tramas inconclusas o a medio cocinar, debido al cierre abrupto de series, y llevárselas a sus siguientes proyectos. Kraft se encargó de las aventuras de Man-Wolf durante el tramo final de Creatures on the Loose y la época de Marvel Premiere, girando hacia la space opera psicodélica más que hacia el terror, algo más asociado, en principio, a un personaje como el Hombre Lobo. Recordamos que hablamos de John Jameson, coronel condecorado y reconocido astronauta, hijo del editor del Daily Bugle, a la vez que monstruo de raíz mística debido a una extraña piedra espacial.
La saga del Otro Reino fue un proyecto en el que nuestro guionista trabajó con mucho cariño pero en el que apenas tuvo tiempo a desarrollar; solo pudo disponer de un par de ejemplares de Marvel Premiere. Estaba decidido a volver a introducir en el entorno compartido la problemática de este reino espacial, con el juego de crear un misterio alrededor del paradero del Hombre Lobo Jameson. Por supuesto, Hulka será un elemento fundamental para solventar la incógnita. Si ya esto es algo muy de la cosecha del guionista, imaginen incluir algún miembro de los Defensores, que en ese momento se encargaba de guionizar, de manera paralela. Así se introduce a la Gata Infernal, Patsy Walker, como otro elemento puesto en liza, junto a She-Hulk, los secundarios de Otro Reino y la recuperación de Richard Rory. Toda una combinación difícil de equilibrar. Destacamos el primer encuentro entre Jennifer y Patsy puesto que con el tiempo se convertirán en íntimas amigas, incluso socias, como bien se encargó de afianzar Charles Soule en su etapa durante el Marvel Now!
Hasta aquí los contenidos del tomo. Catorce números donde un guionista entusiasta trataba de dotar de personalidad propia a una colección donde Stan Lee había apuntado la línea a seguir. Con el paso de los números, Kraft supo hacerla suya, tanto en el tono como en los argumentos: “a pesar del título, La Salvaje Hulka, resolví darle un tono ligero y darle humor a ese Hulka para que contrastase más con su apelativo…… También hice que Jen retuviese su inteligencia y la consciencia de sí misma, algo que, en aquel momento, era cosa nueva y muy fresca. Era lo bastante lista como para poder soportarlo todo tranquilamente: su fuerza y su sexualidad”. Estaba claro que uno de los objetivos era que el público empatizara con una mujer de corte empoderado; una superheroína con la carga de salvar a su prójimo, a la vez que abogada de primer nivel, liberada y segura de sí misma. Lo que es el ABC de la Marvel clásica, donde solía primar la persona sobre el disfraz.
Desgraciadamente, a veces las intenciones no valen solo para sustentar un proyecto. Después de un sólido argumento de inicio a cargo de Stan, que el mismo David Kraft nos comenta que montó en un par días, la colección muestra algunas de sus mejores características, la imprevisibilidad. Cierto es que el nuevo guionista trata de innovar, de sorprender al lector, con el asunto de Trask y los mafiosos. No es la senda que uno esperaría ante un cómic protagonizado por un sucedáneo de Hulk. Pero también hay que apuntar que peca de resoluciones simplistas y relaciones estereotipadas. Y ese será un mal endémico de la colección. Mucho más triste cuando utiliza elementos prestados, caso de Richard Rory y el Hombre-Cosa, donde no llega ni siquiera a rozar la mala uva, la socarronería, la incisiva disección del alma humana que Steve Gerber supo insuflar en sus personajes. Invenciones propias como ese lamentable villano llamado La Palabra o rebuscadas sagas como la de Man-Wolf y el Otro reino, inverosímil y mal trazada, nos alejan de una sensación positiva cuando cerramos las páginas de este tomo. The Savage She-Hulk se compone de historias que van de lo mediocre a lo mínimamente aceptable, por lo que toca buscar otro tipo de aliciente para atraer al posible comprador.
Cuando hablamos del aspecto gráfico y vemos el nombre de John Buscema se produce un subidón importante en el lector. Pero debemos rebajar las expectativas, el bueno de John solo se encarga del número de debut. Con gran clase, pero algo apresurado, papeleta para el entintador Chic Stone (recordamos que Hulka surgió con urgencias), dejará su puesto en manos de Mike Vosburg. Este dibujante ya era un veterano a inicios de los ochenta, puesto que había comenzado en el negocio en los sesenta, en el mundo del underground, pasando a ser un artista de género durante los setenta. Suyos son los créditos en el resto de números de esta recopilación. Se trata de un artista cumplidor, que nunca ha destacado en demasía, capaz de los mejor y lo peor, con una buena concepción de la narrativa, aunque algo descuidado en el tratamiento de la figura humana. Hay que advertir que hay diferencias según el encargado de las tintas; mucho más efectivo el trabajo de Chic Stone, mientras que el de Frank Springer, que pretendidamente debía darle un aspecto más moderno, le sienta peor a sus lápices. Si esta cabecera hubiera sido dibujada por alguno de los responsables de las portadas (Marie Severin, Rich Buckler, o Michael Golden) su consideración hubiera subido como la espuma.
La edición sigue lo estipulado con respecto al resto de la línea Marvel Limited Edition. Tomo en tapa dura, robusto, con papel de óptimo gramaje y perfecta reproducción. Destacar en los extras, como casi siempre que nos lo regalan, la inclusión del correo del lector, una inmejorable herramienta para pulsar el estado de la colección. Aparte de esto, los típicos bocetos a lápiz, originales, páginas de guion y anuncios de aquellos días, situados convenientemente al final de la recopilación. Sin olvidar los textos aclaratorios, a cargo del propio David Anthony Kraft y del ya habitual Eduardo de Salazar.
Nos hallamos en el momento propicio para testar la popularidad de Hulka. Con el reciente anuncio de su próxima serie en Disney +, tengan ustedes por seguro de que le esperan grandes cosas a la buena de Jennifer. Este MLE (y su obligada continuación) representa el primer intento de instaurar al personaje. Quizás no sea el mejor punto para empezar, viendo el desarrollo que tuvo en los Vengadores de Roger Stern o bajo la batuta de John Byrne, tanto en los 4 Fantásticos como en su segunda serie regular. Allí probablemente se encuentren las mejores esencias, las características que hicieron a una generación caer rendido ante la amazona verde, y que autores capaces como Dan Slott, Peter David, Charles Soule o Mariko Tamaki han conseguido revitalizar cada vez que un nuevo volumen USA se ha asomado en las tiendas. Este MLE puede resultar curioso para completistas interesados en los orígenes de un icono, pero quedaría un poco abajo en las lecturas recomendadas para empezar a conocer a la adorable She-Hulk.
La Salvaje Hulka
Dibujo - 6.5
Guion - 5
Interés - 7
6.2
Valoración Global
Los primeros pasos de Hulka fueron bastante dubitativos, dejando una primera serie regular con unas calidades bastante justas. Para apasionados de la futura estrella del UCM.
Excelente reseña, sr. Porras. Como de costumbre. Lástima que, nuevamente, este material no se encuentre en mis expectativas de compra. Y por lo que usted mismo comenta, del personaje resulta mucho más atractiva la etapa de Byrne, por ejemplo. Y ya que cito al bueno de John, quizás me estrene por fin en esta línea MLE con otro tomo anunciado que recopila material suyo… ¡Un abrazo, caballero!
Gracias compañero, por sus palabras…. Y sí, recomendaría a cualquier interesado en el personaje la Hulka de Byrne o la de Slott, antes que sus aventuras iniciales. Son comícs muy justos de calidad.
Mira, te vas a estrenar con Los Años Perdidos y ese es uno que esté redactor tiene claro que no va a reseñar. Material que tengo en otras ediciones y me basta con ella. No me merece el gasto en MLE.
Saludos!!
Excelente análisis como siempre. Por lo que leo al menos El de la mayonesa puede sacar pecho por sentar bases del personaje, con el poder cambiar a voluntad como principal acierto a mi entender. Aunque para mí Hulka siempre será la de Byrne en los 4 Fantásticos. De lo más reciente que he leído es la etapa de Soule, que me ha parecido bastante por debajo de lo que de ella se hablaba. Saludos de nuevo y gracias por el trabajo.
Gratitud amigo Dynamo!! Un honor contar con sus palabras, ya lo sabe 😀
Respecto a Kraft (muy bueno lo de la mayonesa) hay que reconocerle que puso un gran empeño en que Hulka fuese algo distinto, no una copia barata de Hulk. Pero ya sabes, a veces es necesario algo más que buenas intenciones.
Saludos!!
Este es probablemente uno de los MLE que con más ilusión he comprado, y eso que sabía perfectamente qué me iba a encontrar dentro! Como bien comentas, Arturo, los guiones de DAK no pasan de lo aceptable, y eso siendo generosos! Y es una pena, porque a pesar de no ser una hija deseada, She-Hulk merecía mejor fortuna en sus primeros días en el Universo Marvel con un escriba mejor. Claremont, tan dado a los personajes femeninos en los 80’s habría hecho un trabajo sin duda brillante. ¡Por soñar! La elección de Mike Vosburg, no me disgusta, y viéndolo con mis mucho más tolerantes ojos de hoy día, me parece que hace un buen trabajo. Simplemente tuvo mala suerte de que el editor le asignara a Frank Springer como compañero de baile, el cual le dotó de un acabado sucio y descuidado. Joe Sinnott, Jim Mooney, por citar a algún clásicos, o Kim DeMulder le habrían dado un aspecto mucho más lustroso! Por cierto, no olvidemos que Vosburg, durante mucho tiempo, y en los años de Forum, fue uno de los dibujantes más vilipendiados por los lectores españoles a cuenta de su trabajo en esta serie, mano a mano con casi cualquier cosa que firmara Al Milgrom… Yo por entonces asentía tales afirmaciones, hoy admiro y me descubro ante ambos! Como apunte curioso, si alguno tiene la oportunidad de echar un ojo al trabajo de Vosburg en la serie Epic «The Sisterhood of Steel» se asombrará del gran trabajo que este autor hace, y de su dominio de la figura femenina. Otro apunte más: este MLE coincide casi al milímetro con los números que entre Vértice y Bruguera editaron del personaje, con lo que se convierte en la mejor versión de edición, traducción y rotulación que podamos encontrar en nuestro país de los 11 primeros números de esta amazona esmeralda. Forum publicó del 12 al 25, y tardó VEINTINUEVE números en completar la colección al tenerla como complemento de las aventuras de La Masa… En fin, que mi cuota de nostalgia se ha consumado este mes, y espero con ganas la edición del segundo y ultimo recopilatorio de La Mujer Masa 😉 Por cierto, y Spider-Woman pa cuando??
Gracias por su elaborado comentario, Antonio! Como bien comenta, ni DAK ni Vosburg entrarían en ningún dream team soñado para hacerse cargo de las variadas cabecera en los 80. Era un equipo B para un personaje que carecía de más importancia que el adjudicarse el nombre. Aunque como bien dices, el dibujante tenía registros, desde el underground hasta lo más variado en géneros. Pero en Marvel se quedó en una mala copia de un Buckler que a su vez copia a un Buscema.
A ver si tenemos suerte y vemos cuanto antes a Spider – Woman….
Saludos!
Pues a mí la reproducción de estos tomos de MLE me parece bastante mala, cada vez que hojeo uno me da la sensación de q no han usado las planchas originales, que son como fotocopias, y eso me echa mucho para atrás, y esta Hulka siempre me llamó la atención cuando era complemento de La Masa en Forum, pero es q el nivel de Vosburg, a pesar de la nostalgia deja bastante q desear, y me fastidia, porq ese primer número de Buscema en su línea y las portadas de Golden tan bonitas molan mucho, pero lo demás uff…
Captain Eo, el material reproducido en MLE lo catalogo de excelente. En este caso, parte de la remasterizacion que hizo Marvel en 2017 de Savage She-Hulk. Solo se han visto deficiencias en los magazines en blanco y negro, pero incluso en ese caso va a mejor….. Solo hay que observar los dos tomos de La Espada Salvaje de Conan.
pues sólo te digo q compares la reproducción de los Omnigolds con cualquier MLE, muchisimo mas nítida , negros q son negros de verdad y sin esa sensación leve de fotocopia, para mí no es tan excelente, pero cada cual tiene su baremo