Marvel Limited Edition. Sargento Furia. Siete contra los nazis

 

Edición original:.Marvel Comics. Sargeant Fury and his Howlings Comandos#1-23;Annual#1
Edición nacional/ España:.Panini/Sd Distribuciones
Guión:.Stan Lee
Dibujo:.Jack Kirby y Dick Ayers
Entintado:.Dick Ayers y otros
Color:.Stan Goldberg y otros
Formato:.Tomo en tapa dura
Precio:.

47.95 euros

 

Ya tenemos nuevo Marvel Limited Edition en las estanterías de nuestras librerías más cercanas y como es tradición, en esta vuestra página, procedemos a reseñarlo. Tras la recopilación de los Invasores de Roy Thomas y Frank Robbins, y los primeros números del magazine The Hulk!, toca aproximarnos al sugerente mundo del Sargento Furia y sus Comandos Aulladores. Surgida a inicios de 1963, se puede considerar una rareza en el catálogo marvelita de la época donde los antiguos géneros apenas asomaban en comparación con el boom de los superhéroes. Pues toca adscribir esta colección a la entonces escasa temática bélica. Hay que ser honestos también; en realidad es una serie de aventuras enmarcada en el teatro de operaciones de la II Guerra Mundial con los toques tan característicos que estaban haciendo a Marvel la editorial a seguir. Poco o nada tiene que ver con clásicos como Cadáver en el Imjim o Blazing Combat (esta algo posterior en el tiempo), donde se vivía de una forma muy cercana el drama de la guerra. No, más bien hablamos de tebeos Marvel…sin superpoderes. La intrahistoria de cómo llegó a publicarse esta colección en aquellos momentos tiene que ver con Stan Lee y su indómito carácter. Habiendo superado la difícil fase donde el viejo Stan se avergonzaba de su profesión, se encontraba en un momento dulce con respecto a la cuestión creativa: los 4 Fantásticos, Spiderman, Hulk, el Hombre Hormiga, Thor…todos éxitos en mayor o menor medida. La gente comenzaba a apreciarlo como un creador excepcional, exceptuando su jefe, Martin Goodman. No es que el fundador de Timely tuviera poca fe en su editor por antonomasia, no en vano lo puso a las riendas de la editorial a una edad bien temprana y le había permitido caminar por sendas libres de cualquier imposición. El descredito de Goodman venía por la poca consideración que le tenía al comic-book en general, y al género de los supers en particular. Martin pensaba que con una bonita portada y un nombre llamativo en los créditos ya estaba todo hecho. Ese aparente desapego a su trabajo llevaba loco al bueno de Stan, hasta que decidió retar al mandamás a una extraña apuesta. El editor se propuso demostrar que con un nombre horroroso en su portada pero con buenas historias en su interior se podían vender tebeos. De aquí nace Sargeant Fury and his Howling Comandos. Sobra decir que Lee ganó la apuesta personal pues fue una cabecera bastante longeva, sobreviviendo incluso al mandato de Goodman, demostrando una vez más que nuestro “Hombre” no iba nada desencaminado en sus intuiciones.

Stan, zorro viejo, supo jugar bien sus cartas y se trajo consigo a su colaborador más cercano y toda una leyenda del noveno arte, Jack Kirby. Conocedor del género en todas sus variantes, Kirby aceptó el envite y aportó su calidad gráfica hasta que el exceso de trabajo le impidió continuar. Dick Ayers sería su sustituto, primero ocasional y luego permanente, en labores gráficas. Este MLE contiene los primeros veintitrés números de la cabecera (que cubren los años 1963-65) y el primer anual, todos ellos guionizados por Lee y embellecidos por Kirby o por Ayers. El equipo creativo titular tenía la ardua tarea de presentar unos personajes carismáticos con los que el lector pudiera empatizar a la primera. Hay que decir que los tres creadores implicados en este inicio participaron en la contienda bélica en diversos destinos, por lo que no es complicado imaginar que tomarían referencias de aquí y de allá. El propio Lee nos habla en el prólogo de esta edición de una necesaria variedad en cuanto a caracteres, tal como ocurría en las fuerzas americanas de la época. Cierto es que el grupo de los siete elegidos como protagonistas responde en muchos casos a tópicos manidos, pero no es menos acertado decir también que cada uno de ellos tiene una voz propia. Recordamos que estamos ante el debut del primer personaje afroamericano relevante en una colección de la Casa de las Ideas, Gabe Jones, y que, de manera velada, se presentó al primigenio prototipo “gay” de la compañía, Percival “Pinky” Pinkerton (el británico no saldría de inicio, pero es una pieza fundamental en toda la obra).

Si entramos en materia con los personajes sería un completo dislate el no comenzar por el alma de la obra, Nicholas Fury, el vehemente y encallecido sargento de un pequeño escuadrón situado en la Europa ocupada. Desde allí, a las órdenes del Capitán “Happy” Sawyer, oficial en jefe de la Compañía Able, el aguerrido oficial entrena y envía a sus hombres a misiones imposibles, solo aptas para los más temerarios reclutas. Poco más sabemos en estos primeros compases acerca de su pasado o de su personalidad, más allá de su camaradería con Sawyer y su fama entre sus aliados o enemigos. El segundo al mando resulta ser un forzudo sacado directamente de un circo, el cabo “Dum Dum” Dugan, de origen irlandés y siempre dispuesto a estar lo más lejos posible de su parienta. Pero que serían los oficiales sin una tropa. Desfilando de manera sucinta, Gabe Jones, el negro del equipo, con un corazón de jazz y siempre tocando su alegre trompeta; Izzy Cohen, neoyorkino de pura cepa, que hasta ahora no había sobrepasado el puente de Brooklyn, y un artista con la mecánica; Robert “Rebelde” Ralston, el típico elemento sureño y exjockey a más señas; Jonathan “Junior” Janiper, el benjamín de la compañía; y Dino Manelli, un actor de rostro cincelado que antepuso el llamamiento a filas a su carrera en Hollywood. Como ya se ha apuntado, el fichaje del elegante caballero británico conocido cariñosamente como “Pinky” Pinkerton es un momento importante para el desarrollo del grupo y se integrará de forma orgánica como uno más de los Aulladores.

Esta peculiar alineación presenta el mismo modus operandi durante todo el tomo. Sawyer toca la fibra sensible de un Furia que no deja de repartir lindezas a sus soldados mientras que cumplen la misión de rigor. Traducido a lo simple, estos primeros episodios se basan en historias autoconclusivas, con su inicio, su nudo y su desenlace, y pasamos a la siguiente aventura. Existe una coherencia y una concatenación de los acontecimientos, los más relevantes causando consecuencias a largo plazo, pero no existe una trama rio en todo el volumen. Entrenar, luchar y vuelta a empezar.Básicamente, al no vislumbrarse un objetivo al final del camino, se disfruta del viaje, sin más. El escenario principal lo localizamos en Europa, ya sea en Inglaterra, los países ocupados por los alemanes o la misma guarida del lobo, lugar donde los Aulladores se infiltran repetidas veces en busca de horadar la maquinaria de guerra nazi. Pero eso no excluye alguna salida a la zona del Pacífico, con los japoneses como enconado enemigo, el desierto africano, en busca del general Rommel, o alguna aventura curiosa en una perdida jungla. Ante la ausencia de prodigios, el enemigo a abatir una y otra vez son oficiales y soldados del III Reich, revestidos de una actitud de superioridad realmente cargante, pero que luego se muestran de una torpeza y una simpleza bastante preocupante para el que se presupone rodillo de guerra más importante de la época. Entre los nombres a destacar en estos primeros ejemplares tenemos al Barón Strucker, un aristócrata alemán que tras sufrir una humillante derrota a manos de los Comandos, se propondrá crear su propio escuadrón de élite, el Bliztkrieg. El antagonista de Furia sería traspasado a la continuidad tradicional a posteriori, convirtiéndolo en el líder de la principal asociación subversiva del Universo Marvel, Hydra. También es necesario rememorar la aparición en un número del Barón Zemo, el primigenio, creado por Lee y Kirby por arte de retrocontinuidad en los Vengadores. Con esta aparición en una cabecera situada en los años cuarenta se daba legitimidad a todo su trasfondo con pasado nazi.

La unión de los elementos bélicos, donde el equipo creativo no escatima en lenguaje técnico militar, ni en logística y armamento de la época, junto con la aventura al estilo Marvel nos dan como resultado un cómic que funciona como un tiro, si permiten el símil, con un ritmo endiablado y que apenas deja respirar de un capítulo a otro. Hay que apuntar que, debido al Comics Code Autorithy, la crudeza de las batallas está reducida al mínimo. Como precursora de legendarias series televisivas como el Equipo A, donde se disparaban toneladas de balas que no mataban a nadie, este Sargeant Fury está plagado de situaciones irreales, que pueden sacar al lector de la historia fácilmente si no asumimos el tipo de obra al que nos enfrentamos. El mismo Lee es consciente de tal dato y pone en boca de Dugan, durante un intercambio de fuego, el siguiente diálogo que pone de manifiesto que el guionista no era ajeno a la falta de crudeza y realismo: “¡Tío! Me reía de escenas como esa en las películas porque nunca daban a nadie! (Sargeant Fury#16). De todas formas, de forma poco explicita se producen muertes en ambos bandos, alguna de ellas realmente trascendente para Nick Fury y el futuro del grupo. Había que consignar que estábamos ante la más devastadora guerra que había asolado nuestro planeta.

Nick Furia es el principal protagonista de la obra. El resto del batallón son personajes de un solo registro y los villanos ya hemos dicho que más estereotipados no pueden ser. Y con todo ese protagonismo tampoco es que se ahonde mucho en su personalidad. El sargento es un tipo hosco, que trata con aparente desdén a su tropa, pero del que pronto advertimos su buen corazón, sobre todo cuando entabla una relación amorosa con la bella Pamela Hawley. Por eso, sus hombres siempre le serán fieles aunque se vea sometido a duros consejos de guerra (alabar el talento de Lee en este magnífico episodio mezcla de intriga y drama judicial) y allá donde vaya el bueno de Nick, le seguirán sus Aulladores. El sargento chusquero tenía un gran potencial y pronto fue trasplantado a la cronología de la Era Marvel de los cómics como un agente al servicio de la CIA y luego director de la principal agencia de inteligencia del Universo Marvel, S.H.I.E.L.D. Un detalle importante acerca de la carrera del sargento lo tenemos en esta recopilación, más concretamente en el Annual#1. En él observamos una misión fuera de la II Guerra Mundial y somos testigos de una reunión de los Comandos en el conflicto de Corea, datado en los años cincuenta. De aquel envite Furia sacó, muy a su pesar, un merecido ascenso a teniente. En general, las referencias en estos números a la actualidad editorial es más bien escasa, quitando un encuentro con Reed Richards, el citado enfrentamiento con Zemo y un celebrado team up con el Capitán América y su sidekick Bucky Barnes.

En el apartado gráfico tenemos a dos dibujantes dando lo mejor de sí mismos. Qué podemos decir del Rey de los cómics, Jack Kirby. Pocos artistas pueden ofrecer un trazo tan personal y reconocible como nuestro Jack. Encuadres dinámicos, escenas frenéticas y batallas de todo pelaje encajan como anillo al dedo con los guiones de Lee, entregados a la acción y al melodrama. Desgraciadamente, Kirby era rápido pero no podía dibujarlo todo en la editorial por lo que en un momento dado, cuando la serie paso a publicarse de forma mensual (a la altura de 1964), no pudo aguantar el ritmo y tuvo que ser sustituido por Dick Ayers. Legendario artista con una carrera a sus espaldas desde los años cuarenta,se le recuerda por su labor de entintador y por su compromiso con esta serie. Podríamos definirle como el artista oficial de la misma ya que, una vez asentado, se mantendrá inmutable dando vida a las aventuras y desventuras de Furia y sus chicos. Ante el relevo de Kirby, Ayers no decepciona. Conocedor de sus mejores virtudes, ya que entintó al Rey en repetidas ocasiones, el bueno de Dick mantiene la potencia gráfica con escenas plenas de fuerza y saber hacer. Otros habituales de la casa como Frank Giacoia, George Roussos o Chic Stone se encargan de embellecer sus lápices. En el color tenemos un clásico como Stan Goldberg, que tuvo una pifia histórica que ha pasado a los anales. En la primera versión de la portada del número de debut de los Comandos Aulladores, Gabe Jones no fue coloreado como un afroamericano y su inapropiada tez caucásica se achaca a un fallo en el proceso de impresión. No pocos han querido ver algo intencionado por parte del colorista.

A modo de reflexión final, resaltar el carácter de divertimento ligero de la obra. Los autores suben el listón de la aventura a niveles frenéticos, episodio tras episodio, inasequibles al desaliento. Y lo cierto es que esa concepción de historias autoconclusivas hace que la lectura sea amena y que nunca te visite la sensación de aburrimiento o hastío. No hay tratamiento profundo de personajes, ni siquiera podemos hablar de historias muy elaboradas, y además la espinosa cuestión de la guerra, quitando algún detalle que otro, está tratada de una manera muy sui generis. Pero aquí hemos venido a divertirnos y a fe que el tomo consigue su objetivo, que pasemos un muy buen rato. Stan Lee en persona ha declarado que estas tramas se encuentran entre las mejores que ha escrito nunca y que muy pocos de sus nutridos fans se las recuerdan. Deseamos que con la recopilación de las andanzas de los Comandos Aulladores mucha más gente pueda apercibirse de la calidad de las mismas. Así pues, bienvenido Furia y compañía al mundo de los MLE. Aguardamos con ganas la continuación de las vivencias de Nick y sus chicos,algunas respuestas a interrogantes como el saber porque perdiste tu famoso ojo, o de donde viene ese carácter indomable. Y a buen seguro que Panini y SD han tomado nota al respecto. Sin más que decir….¡¡rompan filas!!