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Ya tenemos disponible el Marvel Limited Edition que corresponde al mes de julio y en un entorno tan caluroso los responsables del proyecto, Panini y SD Distribuciones, han pensado que nada mejor para subir aún más la temperatura estival que la continuación directa de las aventuras del Sargento Furia y su pintoresco pelotón de valientes soldados. Como ya hablamos de las singularidades de esta colección de corte bélico cuando reseñamos su primera parte, Siete contra los Nazis, vamos a saltarnos muchos de los preámbulos. Solo recordar al personal que se trata de aventuras situadas en plena II Guerra Mundial, en todo el centro del Teatro de Operaciones, donde un puñado de aguerridos reclutas norteamericanos colabora con las fuerzas europeas en pugna abierta con la Alemania Nazi de Adolf Hitler. Dentro de ese heterogéneo grupo, al mando del capitán “Happy Sam” Sawyer, destaca el escuadrón conocido como los Comandos Aulladores, dirigidos por el intrépido sargento Nick Furia. Y esto es todo una deferencia pues las fuerzas norteamericanas desplazadas en Europa eran designadas como Escuadras de Rangers, ya que el apelativo de Comando era exclusivo de las fuerzas británicas. No sabemos si Stan Lee, cuando otorgó el tan sonoro nombre a la serie, había calibrado tal dato o si fue intencionado de alguna forma, no en vano tanto Lee como Jack Kirby, sus creadores originales, habían participado en el conflicto armado. Lo cierto es que este pequeño detalle fue resuelto en Sgt. Fury and His Howling Commandos#44 (fecha de portada 1967), cuando se expuso que la misma Reina de Inglaterra, por los servicios prestados, había permitido que lucieran el nombre de Comandos. Un episodio, por cierto, que no se halla incluido en el volumen. Esta segunda parte, ¡En las Fauces de la Muerte!, va del #24 hasta el #43, más el segundo anual de la cabecera. Un periodo que servirá para consolidar a Furia y sus chicos, y que tendrá importantes relevos creativos por el camino.
Así pues, volvemos a traer a colación que fueron el tándem Lee-Kirby los que moldearon las bases de las historias de los Aulladores. Acción desenfrenada, parafernalia de guerra y personajes carismáticos, sobre todo el Sargento Furia, el que mayor atención recibe por parte de los creadores originales. Kirby cuenta con el apoyo de Dick Ayers en las tintas desde el comienzo de la colección y será este el designado para ser el sucesor cuando el bueno de Jack abandone el proyecto (aspecto que ya ocurrió en el tomo anterior), incapaz de mantener todas las colecciones que llevaba en danza. Por lo tanto, si hay un elemento fijo en todo este volumen es el arte de Ayers, entintado por Frank Giacoia, John Tartaglione (su principal colaborador) y Carl Hubbell. A los guiones continúa Stan The Man, con el modus operandi bien aprendido. Historias cortas, mayoritariamente autoconclusivas, donde insertar acción y algo de desarrollo de personajes (no mucho, que hay que dejar espacio para batallar). Así, nos podemos permitir el lujo y el placer de conocer a miembros de la familia de Gabe Jones, Izzy Cohen o Reb Ralston, en una ocasional vuelta a suelo patrio; asistiremos perplejos a una operación de suplantación pertrechada por un especialista que va a llamar la atención de más de un lector habituado al Universo Marvel; o sufriremos por las heridas producidas a los miembros de los Comandos Aulladores. A pesar de que la guerra se muestra de una forma muy light, es público y notorio que se producen muertes, y en el caso de nuestros protagonistas, alguna que otra herida que resulta ser una correosa piedra en el camino.
Entre toda la producción comandada por Stan y dibujada por Ayers en este segundo volumen vamos a destacar un par de episodios. Primero, Sgt. Fury and His Howling Commandos#26 pues en este número tenemos una trama de corte marítimo donde conocemos al “Capitán”, que será un recurrente colaborador de la gente de Furia. Con el tiempo, este oficial de submarino se transforma en el Capitán Savage y tendrá el honor de ser el titular del primer spin off surgido de esta cabecera, Captain Savage & His Leatherneck Raiders (que duro 19 números durante el periodo de 1968-70). En Marvel trataron de mantener en el candelero el género bélico gracias a la buena acogida del Sargento y aprovecharon su tirón para probar con otros personajes. La segunda intentona es algo posterior (1972-73) y se basa en la Docena Mortal de Dugan, una suerte de Aulladores con antecedentes cuando estos se hallaban imposibilitados para la batalla. Combat Kelly & The Deadly Dozen apenas duró nueve números pero sigue siendo una serie fiel al espíritu de la cabecera madre. Ambas dos son divertimentos de corte bélico que merecen su publicación para disfrute del aficionado a la temática.
El otro ejemplar es el #27 donde se descubre uno de los mayores enigmas del Universo Marvel, la razón de la pérdida del ojo izquierdo de Nick Fury. Esto tiene todo un trasfondo editorial que pasamos a simplificar (para ampliar información solo tienen que pinchar aquí). El bueno de Nick nace como parte de una iniciativa que buscaba concentrar las tramas en la II Guerra Mundial. Hasta aquí, todo claro. Pero con el paso de los números, tanto Jack como Stan se dieron cuenta de que el personaje de Furia tenía un gran potencial, por lo que lo introdujeron en continuidad Marvel actual (vamos, la de los años sesenta) en una aventura de los 4 Fantásticos como alto mando de la CIA. El experimento gustó, debido a lo cual, los autores decidieron ir más allá, otorgándole un segmento de Strange Tales con un serial que mezclaba el género de los espías y la narrativa superheroica. Lo teníamos como Director de SHIELD, la agencia gubernamental oficial de la compañía, y ataviado con un parche molón. Esto enseguida llamó la atención del agudo lector Marvel, que rápidamente dio el toque a los dos despreocupados autores. El hecho de que Nick hubiera perdido un ojo y nadie nos lo hubiera explicado era una grave afrenta. Así que toca paralizar las historias en curso para dar explicación a ese pequeño detalle. Era la forma de funcionar en la confección del Universo Marvel, nada quedaba sin explicación y todo tenía su razón de ser.
Tras el #28, Stan diría adiós para nunca más volver. Por lo que disfrutamos en este volumen con los últimos cinco números que dejó firmados con los Comandos Aulladores. Continuación directa de todo lo que había elaborado en el tomo anterior, el guionista tiene especial querencia por estas tramas, tanto que las ha calificado entre sus preferidas de todo lo que ha escrito en su amplia carrera. Lee encaró la cabecera como el epítome de la acción y la diversión; unos tebeos ambientados en el entorno de la guerra, pero cuya principal característica era ser una colección al estilo Marvel con personajes que carecían de superpoderes. Ni mucho menos podríamos decir que fuera realista, algo que los creadores originales rechazaban de plano, pero si hábilmente conjuntada con elementos que fueron auténticos. Uno no debe soprenderse ante la aparición de estrellas invitadas de la talla de Herman Goering o del mismo Hitler. De todas formas, no todo es tan evidente. Así, por ejemplo, en estos cinco ejemplares tenemos cuestiones como la
El sucesor en las tareas de guion sería Roy Thomas, uno de los nombres claves de la Casa de las Ideas a finales de los sesenta. Eso lo sabemos ahora pero para el bueno de Roy suceder a Stan fue todo un acontecimiento, ya que el mismo lo considera su primer encargo continuado en serie regular. Thomas lo explica de forma detallada en el prólogo de la obra. Recuerda como fue llegar a la compañía, sus inicios como editor adjunto, sus primeros trabajos (entre los que cabe citar Millie The Model o Doctor Strange) y como se vio un día en la oficina de Stan Lee con las veinte páginas de Sgt. Fury and His Howling Commandos#29 dibujadas por Dick Ayers. La orden del Editor Jefe estaba clara, debía poner voz a una historia que ya había sido perfilada por Lee y Ayers, que ponía fin al enfrentamiento con un clásico de la serie como el Barón Strucker, por lo que poco pudo aportar. El guionista declara que no era un seguidor de la cabecera, una de las pocas que no le había llamado la atención, pues siempre ha hecho alarde de ser seguidor irredento de los inicios del Universo Marvel. Tuvo que ponerse al día y pudo observar de cerca que la colección tenía sus méritos. No quedaba otra más que seguir los métodos de Stan The Man, por lo que trató de mimetizar al máximo su forma de escritura para que la transición fuese lo menos brusca posible. De hecho, sus primeros números eran revisados por el Editor Jefe, que reescribía gran parte de su texto. Mirado con la perspectiva del tiempo, no dejaba de ser Lee con su juguete y Thomas aceptaba resignado su papel. También es destacable la aportación del dibujante, veterano de guerra en el servicio de aviación, que proponía en muchas ocasiones las líneas principales de cada número.
En esa tesitura se encontraba Thomas. Entre dos fuerzas de la naturaleza, habituadas a comandar Sgt. Fury a su libre albedrío. Stan no tardó en confiar en su pupilo. A la altura del #31 le dejó volar solo. Y con Ayers tomó la mejor posición posible, ponerse a trabajar de manera conjunta en los argumentos. A pesar de que en la gran mayoría de su etapa consta como guionista en exclusividad, el bueno de Roy no le cuesta admitir los aportes de Ayers; y cuando estuvo lo suficientemente asentado en la cabecera, luchó por que se le incluyera como co-argumentista en los créditos de la obra (del #39 al #41). Thomas sigue las líneas maestras de Stan pero utiliza mucho más texto que su antecesor para narrar las historias, ya sea en los intercambios entre personajes, los habituales globos de pensamiento o en los recuadros de apoyo. Y es que eso es algo que ha caracterizado la carrera de nuestro flamante guionista titular, una gran capacidad de investigación y un deseo de bucear en todos los aspectos tratados en los cómics bajo su supervisión. Thomas supo hacerse un hueco como afinado cronista, buscando los agujeros a rellenar o ampliando tramas a medio hacer. Y su trabajo en Sargento Furia no es una excepción. Se puede rastrear su buena posición documentada respecto a la II Guerra Mundial en todos los episodios firmados por él en este tomo. Ya fuera ubicando diversas peripecias en distintos territorios con su propia idiosincrasia (Grecia, Francia o el Norte de África), incluir de soslayo la problemática de los americano-japoneses y su injusto tratamiento (que retomó en Invasores), o adaptar una versión propia del Día D protagonizada por los Aulladores en el segundo Anual de la colección. Se notaba un mimo especial por parte del equipo creativo, que llegado a un punto, trabajaban en una inmejorable consonancia.
De la etapa Thomas-Ayers (#29–41) nos vamos a quedar con dos episodios que nos interesan, al salirse de la tónica habitual. El #34 nos hace partícipe del origen de los Comandos Aulladores; el cómo Furia y su gente acabó conformando tan singular equipo. Stan y Jack nos presentaron a la tropa ya asentada. Sus relaciones, sus personalidades, los tics de Furia…. Todos sus atributos ensamblados y en perfecto funcionamiento. A Thomas se le ocurrió indagar un poco más y dio salida a un número donde, desde la perspectiva de Happy Sawyer, observábamos los primeros pasos de Nick en territorio europeo y , como no, celebrar algunos encuentros por el camino. Al final del episodio, los Aulladores originales (lo que incluía recuperar a un personaje trágicamente fallecido) se concentraban por primera vez bajo el mando del Sargento Furia. Sin duda, el mejor adalid de la retrocontinuidad realiza un trabajo fino con algunos de los personajes habituales. El otro es el #35, donde conocemos a Eric Koenig, un teutón de pura cepa que decide colaborar con las fuerzas norteamericanas contra Hitler y que se convertirá en miembro de los Aulladores con todas las de la ley. La razón de este sorpresivo personaje está implícita en la dinámica de la colección. Hasta ahora, los germanos aparecían dibujados como unos torpes enemigos que eran incapaces de derrotar a los valientes luchadores por la libertad. Una visión simplista y básicamente negativa impropia de finales de los sesenta, todavía más si cabe en un país como Estados Unidos, formado por un crisol de razas y nacionalidades. El propio Roy Thomas confirma su ascendencia germana, puesto que su familia proviene de alemanes asentados en América en el S.XIX. El guionista comenta que de forma ocasional se recibían misivas quejándose del trato ofrecido a los citados alemanes, vulgarmente señalados como el enemigo sin más profundidad, y mostrados como, literalmente, “bufones malvados”. De todas ellas, una le llamó la atención, ya que sonaba bastante sincera y provenía de lo que el escritor consideraba un vecino, debido a que en esa época estaba instalado en Yorkville. Thomas pidió incluso al remitente una reunión para hablar del tema, intercambiar pareceres, en aras de una mejor comprensión mutua, aunque nunca recibió respuesta. De todas maneras, Roy tomó nota y buscó la forma de incluir un alemán «bueno» en el elenco. En el #27, Stan Lee se había servido de un disidente llamado simplemente Eric para servir de ayuda a la huida de un Nick Furia metido en pleno Nido del Águila. Roy decidió coger esa buena acción y ya que nadie parecía acordarse de él, pasó a formar parte activa de la trama en el #35, obteniendo su entrada en los Aulladores al final del mismo. Era evidente que este caracter tenía la función de valer de contrapunto, intentando abrir el campo de visión a los lectores e indicando el hecho irrefutable de que hubo alemanes que fueron contrarios a Hitler.
A la altura de 1967, Roy comenzaba a cargarse con un excesivo volumen de trabajo. No se puede negar que era el más apreciado pupilo de Stan, lo que le llevaba a recoger gran parte de las series que el Hombre abandonaba, y necesitaba aligerar su carga. Sobra decir que esta serie se encontró entre las damnificadas. Para designar al siguiente guionista, Thomas se basó en criterios de cercanía. Recién ingresado en la compañía, proveniente de Charlton Comics, tenemos a Gary Friedrich, al que conocía desde su adolescencia ya que ambos eran originarios de Jackson, Misuri. Sería Friedrich el elegido para desempeñar las tareas literarias mientras que Dick Ayers continúa incombustible a los lápices. El nuevo guionista tenía el aval de que conocía bien las historias de la II Guerra Mundial, ya que su padre fue veterano de la misma y Gary se pasó la infancia escuchando todo tipo de anécdotas. Por otro lado, Ayers funcionaba muy bien como apoyo en cuanto a ideas a desarrollar. No en vano, su primer número conjunto, el #42, lleva la autoría de ambos en el argumento.
Con la llegada de Gary Friedrich y el ya habitual arte de Dick Ayers se conforma el equipo creativo más longevo que dispondrá el Sargento Furia y sus Comandos Aulladores. Un tándem que dará lustre a la cabecera hasta bien entrados los años setenta y del que, desgraciadamente, todo aparenta que no lo vamos a disfrutar a corto plazo. Exceptuando el par de números incluidos en este MLE, parece que la recopilación de Sgt. Fury de Friedrich-Ayers se acaba aquí. No existen nuevas remasterizaciones de este material en USA y Panini ya avanzó que iban a acomodar la publicación de esta serie a la salida del material en Masterworks, que tiene pinta que está parada sine die. No se quiere pensar en una mano negra, pero el hecho de que sea material pergeñado por Friedrich, que recientemente tuvo un importante litigio con la Casa de las Ideas por los derechos del Ghost Rider (del que, pese a su importancia, incluida a nivel audiovisual, tampoco se consigue que se reedite su cabecera clásica), da para reflexionar. Sea como fuere, toca decir adiós a Furia y sus chicos, dándoles las gracias por los servicios prestados.
A modo de resumen, podemos recomendar la vida y milagros de Nick Furia a todos aquellos que gusten del cómic de acción sin más pretensiones; es una cabecera que ofrece una alta calidad como producto de evasión. Los autores suelen jugar con un trasfondo realista, pero no es cómic bélico al uso; más bien, un tebeo al estilo Marvel situado en la II Guerra Mundial, aunque tanto Thomas como Friedrich cada vez le meten más cargas de profundidad a las tramas. El dibujo de Ayers, deudor del estilo de Kirby, es más que correcto. Destaca sobre todo su representación de objetos característicos de la guerra: vehículos, armas, uniformes… Sus figuras, heredadas del colosalismo que hacía gala el Rey al comienzo de la colección, son bastantes rígidas, casi cuadradas, al igual que le falta un cierto grado de variantes en cuanto a expresividad para dotar a los personajes de mayores registros (por no hablar de la tendencia a colocar los ojos en extrañas posiciones). Pero en general, su narrativa es tremendamente sólida, aportando una especial consistencia en las escenas de acción, que suelen comportar gran parte de cada número. En definitiva, si te gustó el primer tomo, huelga decir que no debes dejarlo pasar. Y sí lo dejaste correr en su momento…. te estás perdiendo una colección que tiene mucho que ofrecer: acción, diversión y pura adrenalina.¡¡ Por el ojo sano de Nick Furia!! que no se diga que no se ha avisado.
¡En las Fauces de la Muerte!
Guion - 7
Dibujo - 7
Interés - 6.6
6.9
Valoración Global
Continuación que se mantiene a la altura de lo esperado. Stan Lee, Roy Thomas, Gary Friedrich y, sobre todo, Dick Ayers, cumplen con el objetivo primordial de todo cómic Marvel, entretener a toda su audiencia
Siempre es un golpe que te dejen colgada una etapa, pero un buen atracón de Furia ya está servido.
Pues ahí te doy la razón. 43 números son ya más de lo que esperaba del sargento gruñón hace unos pocos años, por lo que bienvenidos sean. Lo cierto es que hubiera sido lo correcto poder completar la etapa hasta su conclusión, añadiendo los spin off (Captain Savage y Combat kelly); además, con un Friedrich que cada vez se va entonando más y se propone acercar la narrativa a la del cómic bélico, lo que no está nada mal tampoco. Pero bueno, tengamos esperanza en que Marvel decida ir publicando este material y que Panini recoja el testigo, aunque de forma muy probable ya no sea en MLE.
Gracias por su habitual comentario y un saludo
Otro gran porrazo. ¡Enhorabuena, Arturo! A final de mes me llega el tomo.
Gracias Reve por comentar!!!! En fin, no te digo nada y te lo digo todo… que lo vas a disfrutar y lo sabes 😉
Y de paso, te lanzo el guante para que des cuenta de tus impresiones del Sgt. Furia (cuando termines su lectura, claro) en tu flamante blog (Globos de Pensamiento, para el que no lo conozca) e intercambiar pareceres….
Pinky Pinkterton for life!!!
Gracias por la promo, pero no la digas muy alto. Aunque ahora que lo pienso, sería más complicado prohibir el nombre xD Anyway, en cuanto tenga una racha buena por delante me leeré los 4 Furias clásicos (dos Sargentos y dos Agentes) y el «epílogo» bélico de Fury Max, que están todos en casa.
Pero antes que eso quiero viajar a las selvas de Wakanda para mi próximo macroproyecto. En cualquier caso, a ti se te lee con gusto sea donde s… ¡que alguien llame al Señor Lobo, por favor!
Material dispar, respecto a Furia… Estos MLE pura diversión de corte bélico-aventurero. El primer OG de SHIELD una mezcla de acción superheroica y espías al estilo Marvel durante su primera parte. Luego llega Steranko y lo revoluciona todo, convirtiendo la cabecera en avanzadilla, en vanguardia, sobre todo en el aspecto gráfico. Luego el segundo OG es un bajón en picado muy difícil de recomendar 🙁 . No consigue mantener ni siquiera un mínimo del nivel anterior. Y el MAX de Ennis es una maravilla; guerra y realidad en su estadio más puro. Mientras que se no te ocurra juntarlo con aquello de Original Sin…
Ahh y suerte con Wakanda!!!
Bueno, a Original Sin le tengo cariño por haber hecho cierto seguimiento del evento, y tengo el recopilatorio USA como puente entre Dios y Diosa del Trueno. Puede ser un despropósito, pero uno divertidísimo y no me disgusta su Furia y las consecuencias (aunque las hayan desaprovechado; a vet si vuelve). Pero ya conozco tu profunda admiración por Aaron 😛
Tomo nota respecto a tus anotaciones. Y peores tebeos que ese segundo OG ya habré leído. Probablemente para cuando me ponga con Furia añada sus aventuras entre Agente y MAX (le tengo ganas a los Guerreros Secretos, por ejemplo). Le prometo que sabrá usted de mis impresiones 😉 ¡Un abrazo!
Como es habitual, genial artículo, sr. Porras. Con usted siempre se aprende algo nuevo. Como ese spinoff con Dum Dum Dugan de protagonista y con un título (y temática, por lo que comenta) que es un ¿homenaje? ¿plagio? a una de las mejores películas de la WWII de la época, Los Doce del Patíbulo (The Dirty Dozen).
P.D.: «Los Comandos de visita en Italia.» Jijiji
Gracias Mimico, un placer siempre verle por aquí. Y bien sabes que en el mundo del cómic no se habla de plagios, sino de inspiración 😉 y sobre eso podríamos hablar largo y tendido….
Saludos
Y bueno, tengo que precisar que el Spin off está protagonizado por Combat Kelly y los doce soldados ( con alguna mujer) que reunió Dugan en la serie regular. Cuando se dió luz verde a otra serie, Dum Dum se quedó en Sgt. Fury mientas Kelly hereda la Docena Mortal