El verde era gris
A principios de siglo, Jeph Loeb y Tim Sale entregaron varias obras con dos elementos. Uno, estaban protagonizadas por un gran héroe de Marvel. Y dos, llevaban por título e historia un color asociado. Para Hulk, en lugar de responder con el verde, quisieron regresar a su génesis: el gris. No el que luego tendría en la memorable etapa de Peter David, sino el que se le quiso dar en un comienzo.
Jeph Loeb es un autor que funciona mejor en obras de estas características, en las que no entra en juego la continuidad clásica. Desprendido del poder de la historia, de la trayectoria, equivocada o no, de otros escritores, sabe dar valor a lo que le interesa de un héroe. Este modo de perfeccionar sus guiones ha tenido mayor impacto en DC Comics, donde al lado del propio Sale, dejó su impronta con El largo Halloween y Las cuatro estaciones.
Su estilo a la hora de abordar los diálogos se complementa con el apabullante dibujo del segundo. En esta ocasión, por personaje, escenarios y enfoque, todavía más.
Como sucediera en la primera de las mencionadas protagonizada por el murciélago de Gotham, Sale recupera el sabor del cine negro, la estética desfasada y los personajes grises que malviven sin encontrar una oportunidad. La primera escena es protagonizada por Bruce en terapia con Samson. El desarrollo de esta sesión lleva ambos al pasado, al origen de todo para Hulk.
Es significativo como el dibujante caracteriza la parte humana. Su Banner es feo, débil, con un rostro alargado y un cuerpo delgado y enfermizo. En contraposición a su infinito Hulk, terrorífico y villanesco. El primero es secundario en el relato, ya que lo que de verdad le interesa a sus autores es la relación entre el monstruo y Betty.
El lector, de esta manera, asiste al nacimiento. Y a la primera partida de caza al gigante.
Loeb se ve menos inspirado a la hora de gestionar las emociones de Ross y Betty. Los diálogos sobrecargan de información las viñetas, sin interés en el contexto global de la obra.
Si bien es complicado en apenas seis números definir el odio que el primero tiene por Hulk y Banner, no se nos demuestra una capacidad real por trasladar emociones fuertes al enfrentamiento. De tal manera que el clímax termina por ser descafeinado.
En el extremo positivo, está la aparición de Iron Man. No solo por cómo con su armadura dorada ya remite a una época perdida en la que se encuadra este tebeo, sino también por cómo permite demostrar la rudeza del protagonista en batalla.
Sale convence en su propuesta. Arrancando la violencia de lo habitual, definiendo al personaje en el proceso. Desde el punto de vista formal, no abusa de las páginas de viñeta completa, prefiriendo que el dinamismo se consiga a partir de construcciones encadenadas.
El corazón del tebeo reside entre los números cuatro y cinco, en los que reúne a Hulk, captor, con Betty. En contraposición a lo comentado en párrafos anteriores, aquí sí que se aprecia el talento de Loeb. Su capacidad para sintetizar ideas que en principio parecieran muy complicadas de ser tratadas. La segunda no para de repetir que se quiere ir, que la presencia del gran gigante gris le incomoda. No hay concesiones en esto. Sin embargo, Hulk no lo entiende.
Antes se ha hecho referencia al lado salvaje y perverso del protagonista. Aparte de esto, Sale también sabe responder en el arte a su lado infantil y humano. Sus ojos, profundos, reflejan esta incomprensión que solo puede entenderse si hablamos de un niño.
Matt Hollinsworth realiza un trabajo apabullante con el color. Desde la explosión del gris al comienzo, el blanco y negro para las escenas de la actualidad, hasta los vivos tonos del enfrentamiento final. No se queda la superficie de lo que podía haber sido un mero trabajo alimenticio, bajo cuatro simples parámetros de las obras cromáticas de Marvel, sino que va mucho más allá y regala momentos sobresalientes, como son los comentados entre Hulk y Betty en la lluvia, en los que él y Sale elevan la calidad del cómic.
En definitiva, un trabajo notable, del que podemos destacar su apartado artístico. Una miniserie que es además un buen punto de entrada para el personaje. Dentro del grueso de obras que hicieron ambos para Marvel, esta se encuentra entre las que presentan mayor interés y las que mejor entienden las posibilidades de la historia.
Lo mejor
• Es una obra completa. Sencilla y atractiva de cara al nuevo lector.
Lo peor
• La caracterización de varios personajes y diálogos.
Notable
Guión - 6
Dibujo - 8.5
Interés - 7
7.2
Una obra sencilla, que sirve de presentación para un personaje histórico como es Hulk para una generación de lectores.