La Aventura Definitiva de los Jóvenes Vengadores
«¿Qué puedes decirme de los Jóvenes Vengadores, concretamente de los llamados Wiccan y Veloz? Puedo decirte, que no son tus nietos»
Por fin está aquí. Tras muchos años deseando una reedición de la que para muchos es una de las mejores colecciones de la primera década del presente siglo en Marvel Comics, los Jóvenes Vengadores de Allan Heinberg y Jim Cheung finalizan su corta pero potente trayectoria en este tercer tomo Marvel Must Have.
Mucho hemos hablado de este carismático y característico grupo marvelita en reseñas como ésta y esta otra, y es que, no cabe duda, de que la inclusión de estos adolescentes con superpoderes dentro del canon de la Casa de las Ideas supuso un antes y un después para quienes leíamos en aquella época los cómics de una editorial que, tras una década anterior muy cuestionable, había entrado en el Siglo XXI pisando con fuerza.
La idea de legado, que siempre caló tan fuerte dentro de DC Comics, a menudo ha sido esquiva en Marvel Comics, que se resiste, a pesar de sus muchos intentos por lograr lo contrario, a que sus grandes figuras sean sustituidas o sucedidas durante mucho tiempo por personajes de nuevo cuño.
De hecho estos Jóvenes Vengadores, en la composición que definieron Heinberg y Cheung no volverían jamás a ser vistos como grupo, siendo sucedidos por la corta pero también magnífica etapa de Kieron Gillen y Jamie McKelvie que rescataba a algunos miembros pero dejaba a otros en el banquillo.
Sin embargo, sus personajes, individualmente, o al menos la mayoría de ellos, sí que han calado dentro de Marvel, y casi veinte años después, no podemos entender este universo que tanto queremos y amamos sin personajes como Wiccan, Kate Bishop o Hulkling, no habiendo conquistado tanto los corazones de los lectores otros tan merecedores de ello como Veloz, Patriota, Estatura y el resto de sus compañeros.
A un guion muy bien perjeñado y un dibujo espectacular, repleto de splash pages de las que quitan el aliento, se sumaba en esta colección, un saber hacer magnífico en lo que se refería a moverse por los sucesos Marvel que en aquel momento estaban ocurriendo en la historia ficcional de la editorial y en los que, en mayor o menor medida, siempre estaban envueltos los Jóvenes Vengadores a pesar de ser unos recién nacidos editoriales.
Lo que en muchas ocasiones, suele ser un error, coartar la libertad de los autores, obligándoles a introducir en las mismas referencias y cruces con eventos editoriales, aquí fue todo un acierto. Y es que, ese despertar que supone la adolescencia, y el querer hacer de tu mundo un lugar mejor cuando sus supuestos héroes no lo consiguen, no se entendería sin unos Vengadores Desunidos, una diezma mutante o una Guerra Civil que dividió al Universo Marvel por entero.
Con todo este caldo de cultivo, a una primera saga en la que se presentaba a los personajes, y a una serie de números especiales en las que se ahondaba un poco más en la historia individual de cada uno de los miembros del joven grupo, llegaba el momento de volver a reunir a todos en lo que sin duda tenía que ocurrir: La búsqueda de la Bruja Escarlata.
Y es que, Wanda, demonizada como villana como nunca antes lo había sido, ni siquiera mientras perteneció a la Hermandad de Mutantes Diabólicos, se había revelado como la madre de Billy y Tommy, de Wiccan y Veloz, aquellos dos Jóvenes Vengadores que, nacidos en familias humanas distintas, habían resultado ser el receptáculo de las almas de los perdidos hijos de Wanda y Vision, y de hecho, físicamente no solo eran idénticos entre ellos (esto de los mellizos se suele repetir y hacer eco entre generaciones) sino que calcaban los poderes de la propia Wanda y de Mercurio, el tío de estos peculiares muchachos.
La Cruzada de los Niños se orquesta pues, como esa suerte de evento que con los Jóvenes Vengadores en el Ojo del Huracán, enfrentará a estos con Los Vengadores, La Patrulla X e incluso el Doctor Muerte en la búsqueda de su madre por unos niños no tan niños que serán acompañados en la misma por sus compañeros de equipo.
Por otro lado, esta colección sirve también para redimir a Wanda. Y es que, desde que unos años antes, en Vengadores Desunidos, Wanda llevara al Universo Marvel por completo a una realidad que no era la habitual, en la que la Dinastía de su padre Magneto gobernaba el planeta, para después “solucionar” aquello diezmando a todos los mutantes, no era precisamente el personaje más querido, ni por sus antiguos amigos en la ficción, ni por aquellos lectores de nuevo cuño que, entonces, no conocían el complejo background del personaje.
En esta colección se explicará como llegó Wanda a cometer tales tropelías y por qué razones, y qué papel tuvieron en ello tanto Víctor Von Doom como ciertas entidades demoniacas.
Olvidando el hecho de si había o no que redimir a Wanda de una forma tan “deus ex machina”, o de si el evento conseguía precisamente cumplir con dicha premisa, la realidad es que como obra, La Cruzada de los Niños es un cierre perfecto a la magnífica y corta etapa de Allan Heinberg y Jim Cheung a bordo de unos Jóvenes Vengadores hasta hacía pocos años inexistentes en la Casa de las Ideas y a la vez un cómic plagado de acción y escenas épicas que se lee en un suspiro, puesto que no deja respirar al lector en ninguna de sus páginas.
A ello ayuda muchísimo, por supuesto, el dibujo de un Jim Cheung que aquí está espectacular, regalándonos algunas de las batallas superheroicas más explosivas de la época y completamente desatado, haciendo en cada momento lo que quiere hacer sin ningún tipo de atadura artística o editorial.
Si a esto le sumamos la incorporación al plantel de dibujantes de un peso pesado como Olivier Coipel, responsable de eventos como Asedio que se había publicado ese mismo año 2010, o de Alan Davis, uno de esos valores fundamentales no de Marvel Comics, sino del cómic USA en general el resultado es, simplemente, impecable.
Por supuesto que esta Cruzada de los Niños no es una obra imprescindible para cualquier lector de cómic superheroico. No es un Daredevil Born Again ni un Regreso del Caballero Oscuro, pero sí que se trata de un cómic muy entretenido que no debería faltar en las estanterías de todo fan de estos Jóvenes muchachos que un buen día, tuvieron la genial osadía de llamarse a sí mismos, Jóvenes Vengadores.
Lo mejor
• El dibujo de Jim Cheung.
• Un argumento que atrapa al lector desde su comienzo hasta su final.
Lo peor
• Que como siempre en el cómic superheroico mainstream, haya que deshacer sucesos potentes para mantener un status quo que termina por resultar un tanto cargante.
Guión - 7.5
Dibujo - 8
Interés - 7
7.5
Recomendable
Allan Heinberg, Jim Cheung, con la inestimable participación de Alan Davis y Olivier Coipel, llevan a los Jóvenes Vengadores a la que sin duda es su aventura definitoria y definitiva.
Gracias por la reseña.
Creo que con este comic le dieron un cierre muy bueno a todo lo que venían haciendo este equipo creativo.
INcluso por más criticas que tuvo en su momento la explicación de Wanda, me parece correcta ya que hay que recordar que la justificación de Bendis en Vengadores Desunidos era cuanto menos un horror.