Y LA RUEDA VUELVE A GIRAR
«Dios.¿Qué está ocurriendo?»
La llegada de un nuevo Marvel Must-Have nos trae de vuelta al pasado, aunque esta vez no es necesario echar mucho la vista atrás. Y es que Exterminio es una obra de 2018, un periodo poco reseñable en la historia mutante y cuya proximidad al relanzamiento posterior encabezado por Jonathan Hickman ha acabado por introducirla más en el olvido. En este contexto la miniserie que nos ocupa, habiendo sido rescatada en este volumen, parece destacar por su importancia editorial aunque quizá no tanto por su calidad. Sin más dilación nos adentramos en la miniserie que devolvió a la Patrulla-X original al pasado.
Retomemos este último punto, ¿Cómo que mandar a la Patrulla-X original al pasado? En 2012 un Brian Michael Bendis post-vengadores y con la tranquilidad y paz mental que otorga bajarse del trono de arquitecto del universo Marvel decidió darle una vuelta de tuerca a uno de los tópicos mutantes más empleados. La Patrulla-X original, es decir, Jean Grey, Cíclope, Hombre de Hielo, Ángel y Bestia, tendría que viajar a un futuro distópico donde la Patrulla-X ha perdido el rumbo y los mutantes no son aceptados en la sociedad con el objetivo de evitar que tuviera lugar. El giro está en que ese futuro no era nada menos que nuestro presente. Una idea interesante y razonadamente simple que no terminó de dar frutos. Bendis abandono el barco a medio camino y como adelantaban las menciones de fechas el asunto acabó por extenderse unos seis años. En ese tiempo toda simpleza se quedó por el camino, los personajes empezaron a cambiar y a evolucionar y esto generaba problemas para el inevitable regreso. Esta nunca mejor llamada vuelta a los orígenes debía por tanto esclarecer el potencial barullo temporal que había resultado y que de alguna manera casi inexplicable sobrevivió a las Secret Wars (qué mejor oportunidad para quitarte algo de encima que cuando todo muere).
El objetivo estaba claro y se escogió como encargados al guionista Ed Brisson y al dibujante español Pepe Larraz, que ya se había dejado ver en algún número de Los Venagdores y Los Imposibles Vengadores. ¿Cumplieron con su cometido? Pues sí y no. La Patrulla-X original regresó a su tiempo pero la manera de resolver el barullo temporal pasó por enmarañar más el asunto hasta que el lector deje de sentir la necesidad de desenredar y con varios golpes de efecto de por medio que caen entre lo previsible y lo anodino. La trama se complica en exceso, el concepto de futuro apocalíptico que se ha de evitar regresa por enésima vez pero ahora sin vuelta de tuerca interesante y los personajes pasan demasiado tiempo explicándose la trama unos a otros como para que al final resulte que había malentendidos -en una ocasión un personaje A le explica algo a un personaje B para que en el siguiente número B repita la misma explicación, de nuevo, al personaje A -. Hay momentos en los que personajes individuales logran brillar pero están rodeados de tanto ruido que es difícil de apreciar. El mayor fallo de la historia sin embargo, es dejar de lado a los que deberían haber sido sus absolutos protagonistas. La miniserie tendría que haber servido como colofón final de aquella idea que empezó en 2012, con los personajes mirando atrás y valorando hasta dónde habían llegado con sus ideales y en vez de eso los cinco originales son tan sólo un personaje más en un amplísimo plantel mutante teniendo algunos un papel considerablemente menor.
En lo gráfico nos topamos con lo que esperábamos encontrar, Pepe Larraz y su fiel colorista Marte Gracia están, como el nombre indica, en estado de gracia. Con un dibujo que supera los máximos estándares en el que el madrileño hace gala de su estilo, fluido, con personajes expresivos y un gran sentido de la anatomía superheroica que le ha convertido en uno de los más importantes e influyentes artistas de la editorial. Los colores saturados e intensos de Gracia, como siempre, funcionan a la perfección con el dibujo y lo llenan de textura. Sin embargo, en el cuarto número tenemos un cambio y Pepe Larraz se encarga únicamente de los bocetos para que después Ario Anindito, Dexter Vines y Erick Arciniega se encarguen de los lápices, tintas y colores respectivamente. El resultado, aunque se esfuerza por no romper con la estética que había sido establecida, es sin duda un bajón respecto al arte del resto del tomo. Anindito presenta un estilo de línea mucho más fina que sufre en las viñetas que muestran muchas figuras y el entintado de Vines no abraza de igual manera las tintas sólidas que caracterizan el trabajo del español.
En definitiva, un cómic que cuenta con interés dentro de la historia del universo Marvel pero que fuera de él no presenta motivos suficientes para considerarse un Must-Have. El trabajo de y con los mutantes es exquisito, pero y una vez más con Potencias de X y Dinastía de X habiendo sido publicados tan solo un año más tarde, ni siquiera eso es razón suficiente para revisitar la obra. Al final hay pocas sorpresas y todo vuelve a su sitio, la Patrulla-X original vuelve al pasado al que pertenecen dejando atrás todo desarrollo, relación o evolución que hayan podido experimentar y la rueda vuelve a girar una vez más.
Lo mejor
• El dibujo de Pepe Larraz.
Lo peor
• La historia no acompaña el buen hacer del dibujo.
Bonito
Guión - 5.5
Dibujo - 7.5
Interés - 6.5
6.5
Una obra cuya historia innecesariamente intrincada no está a la altura de un apartado artístico excelente.