El Titán de siempre, el de entonces, el de ahora
«Los reyes no suplican»
Thanos es, sin duda, uno de los villanos más relevantes no solo del siglo XXI para Marvel, con el impulso lógico debido al implacable paso de la popularidad de la versión cinematográfica, sino de la historia. Desde los primeros números, recopiladas en Marvel Gold, a las grandes sagas del infinito, se ha ido trazando la psicología de un personaje complejo, distinto.
Esto requiere un esfuerzo extra la hora de acometer una serie protagonizada por él. La dificultad de hallar la forma de trasladar su peculiaridad maldad a la viñeta sin caer en lo paródico, de construir su universo sin agotar al lector con lugares comunes. Por suerte para la editorial, Donny Cates parecía estar en el lugar adecuado, en el momento más oportuno. Con un compañero excepcional, Geoff Shaw, al dibujo.
Jeff Lemire, a lo largo de doce números, divididos en dos arcos, había profundizado en el drama familiar, una constante para el Titán, adentrándose en el conflicto entre padre e hijo. Una vez avanzada en esta idea, tras abandonar la colección, deja un futuro abierto para que Cates pueda adaptar el mensaje a su estilo.
Thanos vence, ha vencido, vencerá. Las tres en el mismo momento o en uno muy distinto. Todo a la vez, debiendo ocurrir en otro tiempo.
A partir de un concepto mínimo muy trabajado en la literatura de ciencia ficción, ese hombre (en este caso titán) que se encuentra a su versión futura, se va a desarrollar una nueva e interesante empresa vital cósmica para ambos, o para uno.
Antes de comenzar, es necesario destacar que los autores parten de una historia de Jim Starlin, Los hermanos del infinito. Sin adentrarnos en la polémica ahora, es digno destacar el nombre del autor a la hora de hablar de la obra que nos ocupa, aunque no se le acredite como parte.
Uno de los principales atractivos de la obra está en la aparición del Motorista Fantasma Cósmico, un personaje que, con la publicación de esta obra y su miniserie única (con el propio Cates a los mandos), alcanzó una enorme popularidad que hoy en día, a pesar de no haber transcurrido demasiados años desde su gestación, nos resulta lejana. Su atractivo principal se debe al diseño de Geoff Shaw. Con un punto macarra, colorido, en perfecta sintonía dentro del espacio infinito en el que se sitúa el cómic.
Asimismo, aparte de lo evidente del gusto de su apariencia, el autor se siente muy cómodo en sus diálogos, con ese punto mordaz que siempre tiene y ha de tener un personaje de Cates. La revelación de su identidad ha de ser entendida dentro de su contexto. En el momento en el que se dio fue todo un tema de conversación en redes. Aunque seguramente el lector que se acerque ahora a esta conozca el secreto, no deja de ser un punto a destacar en la valoración global del arco.
El humor de Cates es fresco, personal, en clara sintonía con su protagonista. Consigue tratar de un modo renovado a Thanos, relajando el tono de sus historias sin cambiar lo terrible de sus acciones, añadiendo nuevas capas de profundidad necesarias para la supervivencia en la nueva Marvel, sin quedarse anclado en los motivos o situaciones de siempre.
Es destacable, como ocurre en sus mejores obras, tanto en Marvel como en otras editoriales, el modo que tiene de pasar de un extremo a otro, combinando lo mejor de cada género, desde el drama a la comedia. En este sentido, consigue llevar más allá a Thanos de lo que ya hiciera Lemire, sin desmerecer en absoluto lo que este consiguió en un año al mando del personaje. Es el de Cates donde confluyen plenamente la idea primaria de Starlin, su desarrollo posterior, de nuevo a cargo de este, y las nuevas situaciones que pueden dar vida a lo que vendrá.
Por su parte, sorprende como avanzado, el dibujo de Shaw. Capaz de cautivar tanto en las escenas de introspección, con ese enfoque tan shakespeariano que es una constante para Thanos, como en aquellas de acción desenfrenada. El color de Antonio Favela también ha de ser destacado como parte fundamental en la construcción del personaje.
Sus composiciones se sienten fuertes, repletas de detalles, entendiendo que un tebeo de ciencia ficción no es nada sin que su dibujante sepa cómo aprovechar cada viñeta, cada página, para añadir complejidad a un universo infinito.
Para finalizar el tomo, como ya ocurriera en su día en la publicación del 100% Marvel HC, contamos con el primer anual, un homenaje sin mucho contenido real a la vida y obra del personaje. Como tantos números especiales de esta índole resulta tan entretenido como olvidable.
En conclusión, se trata de una obra notable. Fundamental a la hora de cimentar tanto la carrera de su autor, Donny Cates, como la trayectoria moderna del personaje de Thanos. Sin demasiado ruido, con una contención a la hora de profundizar en las aportaciones que le sienta a la perfección a la obra, se abre un nuevo, viejo, camino para el villano.
Lo mejor
• Es una obra perfecta para acercarse al personaje y cuenta con importantes aspectos de interés como el Motorista Fantasma Cósmico.
Lo peor
• El punto de partida no es novedoso, como hemos mencionado.
NOTABLE
Guión - 7.5
Dibujo - 7
Interés - 7.5
7.3
Una obra muy atractiva, ideal para acercarse a la etapa moderna del personaje.
