USA (Marvel Comics, 2011)
Nuevo agente en la oficina
«Dios bendiga al capitalismo»
Después de años de renqueante trayectoria, Marvel, con Stephen Wacker como editor, daba una apuesta decidida por el personaje de Veneno en 2011, trayendo además para su consolidación a un secundario de oro de Spiderman, Flash Thompson. Tomando nota de todo lo que había funcionado en Reinado Oscuro y el reivindicable arco Nuevas formas de morir, de Dan Slott y John Romita Jr con Mac Gargan de protagonista, acompañando a Eddie Brock en el segundo, se iba a llevar al otrora némesis arácnido al escenario de la práctica superheroica.
Al respecto, resulta imprescindible consultar la guía de lectura de mi compañero Juanjo Carrascón.
Para este proyecto, se contaba con Rick Remender, un autor que en la actualidad no requiere de demasiada presentación, habida cuenta del calado que han tenido obras suyas como Clase letal o Una sed de venganza justificada, amén de sus Imposibles Vengadores. Pero que entonces trataba de establecerse como nombre propio en el negocio del cómic, redefinido en la primera década del nuevo milenio.
A su lado, estaba Tony Moore, el dibujante del primer arco de Los muertos vivientes, entre otras obras como la reividicable The exterminators, para Vértigo, que dan cuenta de su gusto por el terror y las distintas composiciones de la violencia y la muerte.
Ambos nos presentan al Agente Veneno, al servicio del ejército de los Estados Unidos de América, interviniendo en Europa del Este en una misión especial. En este experimental uso del simbionte, Flash Thompson toma, por tiempo muy limitado, cargo del mismo para aprovechar, en el uso de la fuerza militar, las bondades de un arma tan poderosa. Mientras su carrera despunta, trata de recuperar la dirección de su vida, debiendo afrontar su discapacidad, al haber perdido las piernas en la guerra, tratando de recuperar vínculos afectivos con Betty Brant.
Un factor fundamental en la construcción del arco se encuentra en el enfoque del alcoholismo de Flash. Remender utiliza el trastorno de su protagonista para acerarse a su dualidad con el simbionte. Una constante en la vida editorial de Veneno es, precisamente, cómo Eddie, incluso en los mejores momentos, guarda una relación tóxica, con su compañero. Lo mismo ocurre con Thompson, aportando nuevas capas como la duración máxima en la que puede hacer uso de este, antes de perder el control. Pero principalmente en la oscuridad que tiene su relación con la bebida y el modo en el que esta ha destrozado sus relaciones. “¿Cómo te voy a creer” le pregunta Betty en un momento fundamental del arco. Es una pregunta descorazonadora, seca y real. Del mismo modo que Flash debe aprender de su relación con el alcohol y los peligros y problemas del adicto, también ha de hacerlo como recipiente del simbionte.
Asimismo, es imprescindible destacar el apartado artístico. A pesar de que tengamos un número en el que el dibujante no es Moore, sino Tom Fowler, que mantiene bien el pulso inicial, el primero sabe aportar un carácter distintivo a la colección y que, con su precipitada marcha, apenas se recuperaría plenamente con posterioridad. Caracteriza bien los personajes, debiendo completar momentos muy dramáticos, sin adscribirse a un único modo de narrar. Es muy detallado en el terror, dentro de las posibilidades de una historia Marvel y resulta espectacular cuando se desata el poder de Veneno, aprovechando de un modo sobresaliente las características que te da tener un personaje así, tan infinito a la hora de presentar escenas muy distintas en la página.
La galería de secundarios es lo mejor del arco. El titulo Agente Veneno y la escena inicial podían hacer pensar al lector que se trata de una historia más, en la estela de las aproximaciones noventeras, cargadas de acción desenfrenada y poco o nada de reflexión. Sin embargo, Moore y Remender van mucho más allá. Se esfuerzan por dar soporte a una aventura más profunda, en la que las relaciones de los personajes ocupan un lugar central. Con el enredo clásico de identidades y superhéroes, al que se le da una vuelta con el dúo Flash-Peter, y las posibilidades de cambio y curación, incluso para un matón de instituto.
Remender no se destapa todo lo que podía como el gran escritor de diálogo político que es y ha demostrado en su carrera. No obstante, sí atina cuando lo social toma protagonismo y prepara varios momentos muy identificables para el lector que sea seguidor de su obra fuera de Marvel.
También es destacable la selección de villano. Jack O´Lantern. En primer lugar, desde el punto de vista estético, en el arte de Tony Moore, ya que funciona a perfección en la viñeta con Veneno, por la combinación de colores y características físicas cercanas al terror. En segundo, por el modo que tiene Remender de hacer participe a un nivel superior en los horrores del protagonista de su nueva némesis.
En conclusión, se trata de un primer arco notable, al que sienta bien esta recopilación en Marvel Must-Have por parte de Panini Cómics. Si bien, queda la sensación de que un modelo habitual de seis números le hubiera sentado mejor para desarrollar tantas ideas, está a la altura de la categoría y nombre de sus autores, que llevarían a Veneno a una nueva y saludable segunda vida.
Lo mejor
• El modo que tiene Remender de redefinir el personaje, a partir de lo mejor de ambos mundos, el de Veneno y el de Flash.
Lo peor
• Cierta precipitación a la hora de cerrar el arco.
Brillante
Guión - 8
Dibujo - 7.5
Interés - 8.5
8
Un comienzo prometedor, que da vida al nuevo paso para la vida del simbionte
Pues Remender me gusta muchísimo, pero el personaje de Veneno me ha dado una pereza terrible desde que lo quemaron después de Larsen y McFarlane.
Hay demasiadas cosas que prefiero leer antes de darle una oportunidad a esto.