Infinito. Rabum Alal. Constructores. Iluminati. Vengadores Mundiales. Incursiones. El Puente. La Ciudad de los Muertos de Wakanda. Mundo de Vengadores. Ex Nihilo. Marca Estelar. El Martillo. Personajes y conceptos todos ellos que no son si no una escasa muestra de la cantidad de los mismos que utilizó Jonathan Hickman (a veces como creador de los mismos, en otras ocasiones como magnífico desarrollador de ideas ajenas) en su extensa etapa en Vengadores, que discurrió por las series de Vengadores, Nuevos Vengadores, el evento Infinito y Vengadores Mundiales, (no escrita por él pero sí coordinada por el prolífico escritor), sin olvidarnos de Secret Wars, que dejamos como es lógico, para un artículo a parte.
Una etapa muy larga en cuanto a su duración, pues hablamos de una cincuentena aproximada de grapas en las que son necesarios frecuentemente los esquemas (facilitados por el propio autor así como por Marvel y por Panini) y un orden de lectura adecuado que evite que nos perdamos entre tantos conceptos de ciencia ficción que se superponen con el cómic superheroico que nos es más familiar y que aquí brilla por su ausencia, sin que eso sea ni mucho menos, algo malo.
Y es que, los Vengadores de Hickman son los personajes que conocemos, no cabe duda, pero si hay que desdibujarlos o derribarlos para reconstruirlos porque la trama lo exige, se hace, puesto que así es Jonathan Hickman, un destructor que si bien antes de derribar apuntala para evitar accidentes desagradables, derriba igualmente con la precisión arquitectónica que le caracteriza.
Pues bien, su etapa en Vengadores llega a su fin en su recopilación en tomo, con esta segunda parte de El Tiempo se Acaba, el último gran arco argumental de Hickman al frente de los Héroes Más Poderosos de la Tierra, en el que si algo percibimos, es pérdida.
Y es que Hickman nos lo deja claro. Rabum Alal ha llegado. Los Todopoderosos (magnífica la utilización que Hickman hace de un concepto añejo llegado de las Secret Wars originales que en su momento Jim Shooter tan solo diseño como la excusa obligada para la venta de muñecos por la que se llevó a cabo la serie) han llegado. Las últimas incursiones entre universos se han producido, y solo quedan vivos el Universo Ultimate, o Tierra 1610 y el Universo clásico o Tierra 616. No hay nada que nuestros héroes puedan hacer, y aún así, no dejan de intentarlo.
Porque este es quizás el tomo más dramático de los que componen la etapa de Hickman, pero ello no supone que nuestros personajes dejen de ser los héroes que son, ya que no se rinden en ningún momento, aún cuando llegan a comprender que todo está perdido en no pocas ocasiones, algo que nunca admitirían frente a nadie, ni mucho menos frente a sí mismos.
Resulta inteligente y muy curioso el uso que hace Hickman del Universo Ultimate, que se circunscribe más o menos a continuar aquello que ya inició en su etapa en la colección Ultimates en la que vimos al Hacedor, el gran villano de este universo y uno de los mejores antagonistas que nos ha dado la Marvel Comics de este Siglo.
Así mismo, no deja de ser sorprendente que en tantas décadas de cómic superheroico, sean pocos los productos en los que los héroes luchan hasta su último aliento para acabar perdiendo, pero éste es uno de ellos y protagonizado por Los Vengadores, nada más y nada menos que aquel grupo de héroes Marvel formado por los mejores de entre todos ellos para encarar en conjunto las amenazas que por sí solos no podían afrontar.
Al dibujo, tenemos a grandes estrellas como Stefano Caselli y Mike Deodato, así como Kev Walker, viejos conocidos de la etapa que llevan la espectacularidad cinematográfica a cualquier rincón de cada página, haciendo que parezca que estamos ante una película de Marvel Studios de las que cierran fase.
Pero no podemos terminar sin antes hablar de cómo, en medio de la destrucción absoluta, dos hombres, dos héroes, dos semidioses, luchan entre sí por cuestiones ideológicas mientras el multiverso entero se derrumba a sus pies. Porque Hickman no olvida las relaciones humanas entre tanta trama cósmica y de ciencia ficción. Hickman no olvida que Los Vengadores en cierta manera, comenzaron con Namor rescatando al Capitán América del Hielo.
No olvida, que no hace tanto (en tiempo Marvel) el buen Capitán y Iron Man llevaron a sus amigos y hermanos a la guerra por sus opiniones en torno a una Ley. No olvida que hay diferencias que son insalvables, y que a veces, pese al heroísmo que debería impregnar todas las acciones de estos seres que se elevan por encima de nosotros, nuestros queridos héroes Marvel con pies de barro no pueden evitar resolver sus problemas internos a golpes.
Y es que los Vengadores de Jonathan Hickman es la historia de las incursiones, no cabe duda, y de otros muchos conceptos innovadores y fantásticos, pero es también la historia de Tony y Steve, del Hombre de Hierro futurista para el que el fin siempre justifica los medios, y del Soldado fuera del tiempo para el que la verdad y las buenas acciones pesan más que todo, aunque ello suponga la destrucción de todo cuanto ama y conoce.
Sin embargo, no estamos ante una gran final para esta etapa, y es que la misma llegaría en forma de evento en Secret Wars (las de 2015) por lo que si se pretende leer estos tomos sin continuar y terminar por dicho evento la lectura se queda coja, siendo eso quizás lo peor que se pueda achacar a Hickman (o más bien a Marvel), que los eventos que nacen de su etapa no son de lectura opcional si no obligada para entender la misma.
Pero el tomo deja alguna sorpresa inesperada. Así, al final del mismo, y cuando ya termina la etapa en Vengadores en sí, se incluyen dos historias especiales.
La primera, publicada en 2009 la cabecera por entonces marginal cabecera, Astonishing Tales cuenta una historia protagonizada por Bala de Cañón y Mancha Solar en Mundo Mojo donde los antiguos Nuevos Mutantes se convierten en productores de películas para el megalómano Mojo, y cuenta con el dibujo de Nick Pitarra (y del propio Hickman, que colabora en mismo, al igual que con las labores de entintado).
La segunda, en blanco y negro, tuvo lugar en el año 2009 en un One Shot de Shang Chi, Master of Kung Fu, en el que el popular artista marcial se enfrenta a Masacre y otros balas perdidas en una carrera a muerte por el desierto, dibujada por Kody Chamberlin.
Dos historias muy distintas a lo que el autor nos tiene acostumbrados, en las que se nota que Hickman era primerizo en el mundo del cómic superheroico y en las que ya trataba de hacer lo que gustaba con los personajes que se le daban (en este caso, hacer reir y no construir ninguna epopeya cósmica o multiversal), y que suponen la primera colaboración del autor con Marvel y con personajes como Bala de Cañón, Mancha Solar o Shang Chi que más tarde se convertirían en capitales para su etapa vengativa.
Un tomo imprescindible para los fans del escritor que pone fin (aunque no del todo) a una de las mejores etapas de Los Vengadores en el presente Siglo.
Guión - 8
Dibujo - 8.5
Interés - 8
8.2
Must Have
Jonathan Hickman pone el broche final a su extensa etapa en Los Vengadores.
Justo lo que viene detrás del final de este tomo, el primer número de Secret Wars, me parece uno de los
mejores cómics de Marvel escritos y dibujados en los últimos años. Se retrata perfectamente a los dos bandos (la Tierra 616 y la Ultimate), la desesperación de los líderes de ambos ante lo inevitable y, al final, en la Balsa, la sensación de pérdida de uno de los protagonistas ante lo que allí sucede.
Por si alguien aún no lo ha leído, lo recomiendo vivamente.